OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Holly A. Callahan
M. Meerah Powell
James G. Byrne
Hero N. Niniadis
Simon Lackberg
Kendrick O. Black
10 participantes
20 de octubre, 22 hs
—Dame un minuto— pido a través de la puerta cerrada del baño y vuelvo a inclinarme sobre el retrete para descargar las dos gotas de alcohol que se han vuelto un vomito ininterrumpido durante los últimos cinco minutos, en los que vengo repitiendo esa petición de un minuto más. Esto es asqueroso, así como vil. Traté de organizar todo en la fábrica para que no faltara jugo de limón fresco en el barril con hielo - que nos sirve para compensar la falta de refrigerador - y a cierta rubia se le ocurre darme una supuesta bebida frutal infiltrada entre las otras, que me tiene aquí tomando posesión exclusiva del baño.
Le estoy quitando a Synnove su escondite al darse cuenta que ha venido a nada más y nada menos que la fiesta de cumpleaños de Ken, pero que se joda. ¿Quién lo manda a cortar con él en el verdadero cumpleaños, eh? Me gustaría poder decir que me abrazo al retrete para no darle el espacio, cuando lo cierto es que no puedo irme más allá de un centímetro de la puerta sin ensuciar el suelo de la fábrica con más vómito. Soy la ironía del hijo de un hombre llamado Patrick que hizo honor a su nombre en cada fiesta, mi hígado está destinado a limpiar el karma que heredé de él y se declara abstemio. —¡Otro minuto!— ruego al sentir una nueva arcada ardiendo por todo el trayecto de la garganta.
Limpio el sudor de mi frente al escuchar la música lo suficientemente alta como para alarmarme de que pueda oírse fuera de la fábrica, hasta que recuerdo toda la protección que hay en el lugar y puedo tranquilizarme como para continuar con mi martirio personal. Mierda, ¿qué tan patético es estar vomitando con una balada lenta de fondo? No, un momento, es aún más patético vomitar cuando a alguien se le ocurre iniciar la ronda de karaoke y arrastrar hasta a la muerte a las primeras melodías. Espera, ¿es Ken? Demonios, como perro afinaría mejor. La próxima arcada es cortesía de mis oídos, supongo. Me estoy replanteando qué tan buena fue esta idea de no dejar pasar así como si nada algo como un cumpleaños, cuando todo lo que se necesita es un galpón abandonado, amigos y un poco de música, y por supuesto, refresco sin alcohol. Trato de ponerme de pie para impedir que a Bev se le ocurra sacar drogas y fallo, tengo que sentarme sobre la tapa del inodoro a tomar respiraciones que devuelvan mi hígado a su lugar.
- Tonterías que leer:
- · El cumpleaños de Ken es una excusa para armar un grupal con todos los adolescentes que estén viviendo en el norte (o sean habitues)
· Hay karaoke, jugo de limón y alcoholy drogas si las trae Bev.
· No hay turno para postear, lo único que se pide es que sean post cortitos y al pie.
·Estúpido y sensual, Ken, me debes cien galeones por esto.
PARTICIPANTES BOTELLITA
- Bev
- Hero
- Holly
- Jim
- Ken
- Meerah
- Mimi
- Sage
- Simon
- Syv
- Cómo jugar:
La forma de juego es la siguiente:
En el apartado de tirada de dados se deberán tirar dos dados Participantes. Esas son las dos personas que salen en la botella después de que la misma es girada dos veces. En caso de que salgan números repetidos, se tomará como válido el siguiente.
Ej: si sale 3 - 3. Se dirá que la botella apuntó a 4 como segundo número. En caso de que el número repetido sea 10, el siguiente será el 1.
En el post de respuesta, alguno de los dos participantes que sale deberá ser el que tire los dados en el apartado para determinar la próxima pareja.
Sorry por lo formal del asunto, es la costumbre(?
No sé por qué estoy haciendo esto ni quien tuvo la idea, pero puedo comprender que es una excusa para olvidarnos que afuera es todo una mierda y para subir los ánimos generales, porque sé muy bien que no soy el único que ha estado por el suelo. Lo que no comprendo es por qué la música tiene que estar tan fuerte cuando voy por la tercera lata de cerveza ni tampoco sé de dónde sacaron esta botella de licor de noséquécosa, pero que Jim dice que vio una en la casa de su antiguo amo y asegura que el sujeto se daba unas buenas sesiones de borrachera bebiendo esa cosa. Bueno, oler huele mal, así que de seguro es demasiado fuerte como para tolerarlo. Lo empujo porque no estoy seguro de poder soportarlo, al menos no de momento. No quiero vomitar cuando Synnove ha aparecido junto a Mimi, que lo último que me falta es quedar como un blando frente a la chica a la cual debería estar demostrándole lo bien que estoy sin ella y que su rompimiento no me ha afectado en lo más mínimo.
Obvio que ese plan se me va al caño cuando a alguien se le ocurre pasar a hacer karaoke y puedo sentir los empujones para que sea el primero en hacer el ridículo. Como no tenemos tanto presupuesto para micrófono, me balanceo agarrado a mi varita que sirve como amplificador de voz en lo que empieza una canción que no reconozco, así que tengo que fruncir el ceño en lo que intento leer la letra en el cacharro que utilizamos como pantalla; a juzgar por la indignación de Hero, debe ser alguna balada demasiado popular que estoy insultando al desconocer. ¿Y por qué habla de decepcionar a alguien? ¿Por qué me dieron la canción que focaliza en todas las cosas que pudiste hacer o no hacer en una relación fallida? Para cuando llego al estribillo melancólico ya estoy gritando a los cuatro vientos las frases que despiden a una amiga y a una amante, subiéndome a un sofá cuyo cojín se hunde bajo mi peso — You havee beeeen the one for… naaadie, porquenotelomereceeess… — no me entero si es la nota correcta o no, pero no me importa porque me sale tan del alma que no llego a analizarlo demasiado — ¿Por qué la gente siquiera se gasta en escribir estas letras? Si te hicieron mierda, no deberían siquiera hacerles sentir especial con una canción. ¿O es porque quieren demostrar que su basura ahora les hace ganar millones? — es una buena reflexión entre lo que la música sube en busca de un puente final que no sé cómo enganchar y estiro la mano a ver si alguien me pasa alguna botella.
Obvio que ese plan se me va al caño cuando a alguien se le ocurre pasar a hacer karaoke y puedo sentir los empujones para que sea el primero en hacer el ridículo. Como no tenemos tanto presupuesto para micrófono, me balanceo agarrado a mi varita que sirve como amplificador de voz en lo que empieza una canción que no reconozco, así que tengo que fruncir el ceño en lo que intento leer la letra en el cacharro que utilizamos como pantalla; a juzgar por la indignación de Hero, debe ser alguna balada demasiado popular que estoy insultando al desconocer. ¿Y por qué habla de decepcionar a alguien? ¿Por qué me dieron la canción que focaliza en todas las cosas que pudiste hacer o no hacer en una relación fallida? Para cuando llego al estribillo melancólico ya estoy gritando a los cuatro vientos las frases que despiden a una amiga y a una amante, subiéndome a un sofá cuyo cojín se hunde bajo mi peso — You havee beeeen the one for… naaadie, porquenotelomereceeess… — no me entero si es la nota correcta o no, pero no me importa porque me sale tan del alma que no llego a analizarlo demasiado — ¿Por qué la gente siquiera se gasta en escribir estas letras? Si te hicieron mierda, no deberían siquiera hacerles sentir especial con una canción. ¿O es porque quieren demostrar que su basura ahora les hace ganar millones? — es una buena reflexión entre lo que la música sube en busca de un puente final que no sé cómo enganchar y estiro la mano a ver si alguien me pasa alguna botella.
-Gracias- murmuro a Bev cuando me tiende lo que pedí y enciendo con la varita el cigarrillo entre mis labios, porque necesitaré sus flores y muchas cosas más para tolerar lo que está ocurriendo. Es un cumpleaños y debería estar festejando, pero la mejor manera para sobrellevarlo es esconderme detrás de la pantalla de mi computadora mientras reviso los perfiles de algunos de los amigos de Moira. Lo hago de mal humor pues no encuentro nada. Lo que me faltaba para agregar a mi lista de problemas, ahora tengo una hermana perdida y la única ayuda con la que cuento es un montón de adolescentes borrachos y, al parecer, cantantes. Definitivamente puedo resolverlo mejor solo.
- Úsalo de terapia, Ken, no te quejes - recomiendo sin apartar los ojos de la pantalla con el ceño fruncido. Quizás no soy el más empático de la habitación pero no hace falta darse un genio para darse cuenta de que algo le ocurrió en su vida personal ¿Qué puede ocurrirle a un perro que planea una revolución?
Dejo de teclear un segundo para pensar en otra alternativa para encontrar a Moira pero lo mejor que se me ocurre es ir yo mismo a la base de seguridad y revisar celda por celda a ver si se encuentra allí... No, no me lo creo. Seguramente los dementores intentaron llevarla pero luego de dos minutos de charla decidieron dejarla ir porque llegaron a la conclusión de que no valía la pena aguantar sus palabras. Así que cierro la laptop con cuidado y la dejo a un lado del sofá en el que estoy tirado, si alguien más tiene intenciones de sentarse pues... Vamos a tener que resolverlo de alguna manera pues no pienso moverme.
-¿Cuándo llegan las papas fritas?
- Úsalo de terapia, Ken, no te quejes - recomiendo sin apartar los ojos de la pantalla con el ceño fruncido. Quizás no soy el más empático de la habitación pero no hace falta darse un genio para darse cuenta de que algo le ocurrió en su vida personal ¿Qué puede ocurrirle a un perro que planea una revolución?
Dejo de teclear un segundo para pensar en otra alternativa para encontrar a Moira pero lo mejor que se me ocurre es ir yo mismo a la base de seguridad y revisar celda por celda a ver si se encuentra allí... No, no me lo creo. Seguramente los dementores intentaron llevarla pero luego de dos minutos de charla decidieron dejarla ir porque llegaron a la conclusión de que no valía la pena aguantar sus palabras. Así que cierro la laptop con cuidado y la dejo a un lado del sofá en el que estoy tirado, si alguien más tiene intenciones de sentarse pues... Vamos a tener que resolverlo de alguna manera pues no pienso moverme.
-¿Cuándo llegan las papas fritas?
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— Debes estar tranquila. Absolutamente nadie va a juzgarte — que si empiezan a apuntarla con el dedo solo por ser hija de un ministro, voy a empezar a acusarlos de hipócritas. ¿No que aquí no importa de dónde venga, sino a dónde vayas? Aún así, intento mostrarme lo más tranquila posible en lo que termino de pintar los labios de Meerah de un suave color rosado, el cual le otorga un brillo que se luce encantador con su color de piel y su cabello rubio. Kitty la hizo aparecer en mi cuarto así que, cuando bajemos las escaleras hacia la zona compartida desde la cual se oye la música, tendré que presentarla. O no, si todos se encuentran demasiado ebrios como para fijarse en su presencia — Solo nos divertiremos. Todo el mundo necesita divertirse y volverás a tu casa antes de que alguien sospeche de dónde te metiste. ¿Qué excusa pusiste esta vez? — Maeve ya debe sospechar que algo está mal si le ha pedido varias veces que la cubra y estoy segura de que Hans no es tan idiota como para no percatarse de que su hija repentinamente pasa mucho tiempo fuera de casa. Bueno, Meerah me ha dicho que las cosas no están muy bien por allá, así que puede ser una buena excusa.
Para cuando bajamos tomadas de la mano y nos adentramos en un espacio sin vigilancia adulta y que apesta a marihuana, ya estoy arrugando la nariz en un gesto de desaprobación — Bueno… — chasqueo la lengua en señal de censura — Esto es el corazón de la revolución, Meerah — con el flamante y buscado Kendrick Black trepado al sofá desentonando un himno de los corazones rotos como si le estuvieran rompiendo las cuerdas vocales. Suspiro con fuerza y resignación, buscando a Sage con la mirada, segura de que debe estar en algún lugar — Solo quédate conmigo hasta que pueda presentarte como corresponde y no dudes en tomar lo que quieras.
Para cuando bajamos tomadas de la mano y nos adentramos en un espacio sin vigilancia adulta y que apesta a marihuana, ya estoy arrugando la nariz en un gesto de desaprobación — Bueno… — chasqueo la lengua en señal de censura — Esto es el corazón de la revolución, Meerah — con el flamante y buscado Kendrick Black trepado al sofá desentonando un himno de los corazones rotos como si le estuvieran rompiendo las cuerdas vocales. Suspiro con fuerza y resignación, buscando a Sage con la mirada, segura de que debe estar en algún lugar — Solo quédate conmigo hasta que pueda presentarte como corresponde y no dudes en tomar lo que quieras.
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Puede que le haya advertido a los demás que este licor verde es demasiado potente, pero aún así puede que me lo haya apropiado para mi propio uso personal porque con solo un par de minutos ya sé que lo voy a necesitar para sobrevivir a una noche que pinta ser demasiado deprimente como para considerarse sano. Hacer un festejo es la perfecta excusa para que todo el mundo aquí beba y haga el ridículo tras haber pasado unos días cargados de mierda, de esos que nadie podría tolerar si no fuera porque nos dan excusas para hacerlo. Ellos perdieron amigos, yo perdí uno y todos sabemos que no podemos hacer nada salvo escuchar mucha música bazofia y consumir… ¿Es eso marihuana?
Estoy sentado en un sofá viejo que decora uno de los rincones de la habitación, con la botella de licor entre las rodillas y aferrada con una mano en el pico, concentrado en el espectáculo patético de Kendrick. Sería más entretenido si no fuese por el pensamiento recurrente que me recuerda que vine aquí por ayuda y he acabado viendo… bueno, esto. Doy un trago solo para esconder la vaga sonrisa divertida que me pinta la boca y tengo que inclinarme un poco en dirección a Sage para que pueda oírme — Ahí viene tu dueña — me mofo y le sacudo la botella adelante a ver si eso le ayuda a soportar el rato — Aún no puedo comprender cómo es que sales con Hero Niniadis. ¿Acaso no tienes siquiera un mínimo de or…? — mi voz se va apagando, porque creo reconocer la cabellera rubia que acompaña a la pelirroja y por un momento, tengo que bajar la vista a la botella — ¿Ya estoy tan ebrio? — apunto a mi nariz con un dedo y no, no veo doble, así que deduzco que en definitiva, Meerah Powell está en la fábrica.
Por alguna razón, busco esconderme detrás de la figura de Sage en lo que me hundo en el sofá, pero no sirve de mucho cuando en obviedad, la pelirroja llega a nosotros en busca de su compañero de besuqueos. Así que, antes de soportar ser la tercera rueda (una actividad que he soportado las últimas semanas y se vuelve molesta cuando los silencios se basan en estar ahí mientras ellos se entretienen) asomo mis rulos por debajo del brazo de Sage para fijarme en la enana blonda — ¿Acaso te perdiste yendo a la escuela, princesa? — estoy seguro de que no soy el único que no voy a necesitar el trago, así que esta vez ofrezco la botella para cualquiera de nosotros.
Estoy sentado en un sofá viejo que decora uno de los rincones de la habitación, con la botella de licor entre las rodillas y aferrada con una mano en el pico, concentrado en el espectáculo patético de Kendrick. Sería más entretenido si no fuese por el pensamiento recurrente que me recuerda que vine aquí por ayuda y he acabado viendo… bueno, esto. Doy un trago solo para esconder la vaga sonrisa divertida que me pinta la boca y tengo que inclinarme un poco en dirección a Sage para que pueda oírme — Ahí viene tu dueña — me mofo y le sacudo la botella adelante a ver si eso le ayuda a soportar el rato — Aún no puedo comprender cómo es que sales con Hero Niniadis. ¿Acaso no tienes siquiera un mínimo de or…? — mi voz se va apagando, porque creo reconocer la cabellera rubia que acompaña a la pelirroja y por un momento, tengo que bajar la vista a la botella — ¿Ya estoy tan ebrio? — apunto a mi nariz con un dedo y no, no veo doble, así que deduzco que en definitiva, Meerah Powell está en la fábrica.
Por alguna razón, busco esconderme detrás de la figura de Sage en lo que me hundo en el sofá, pero no sirve de mucho cuando en obviedad, la pelirroja llega a nosotros en busca de su compañero de besuqueos. Así que, antes de soportar ser la tercera rueda (una actividad que he soportado las últimas semanas y se vuelve molesta cuando los silencios se basan en estar ahí mientras ellos se entretienen) asomo mis rulos por debajo del brazo de Sage para fijarme en la enana blonda — ¿Acaso te perdiste yendo a la escuela, princesa? — estoy seguro de que no soy el único que no voy a necesitar el trago, así que esta vez ofrezco la botella para cualquiera de nosotros.
¿Por qué le estaba haciendo caso a Hero? De verdad, ¿por qué? Una cosa era aceptar las invitaciones clandestinas a donde fuese que se estuviese quedando, o que fuese de contrabando a mi habitación en aquellas noches en las que estaba segura que no nos escucharían. ¿Pero meterme de lleno en una reunión? Ni todo el maquillaje del mundo ayudaría a ocultar mi rostro, y pese a que no era tan conocida como mi tía, no podía asegurar que nadie fuese a reconocerme. Claramente no tenía una pizca de sentido común en todo mi cuerpo, pero al mismo tiempo… Me mataba la curiosidad por conocer la gente con la que se estaba quedando. Sabía que estaría Kendrick Black, pero quería ponerle rostro a algunas de las personas que nombraba. - Confían más en Maeve ahora que es la niñera de Tilly, así que pseudo aprueban mi amistad con ella y tratan de darme cierta libertad para que no vaya con otros planteos. - O básicamente, habíamos llegado al acuerdo tácito de que si yo no mencionaba a Phoebe, ellos tampoco lo hacían, y todo estaba bien. También ayudaba el que pudiera compartimentar las cosas y me centrase en estar feliz por ellos y su boda. Que lo estaba, de verdad, solo que no mostraba mi descontento en otras áreas. - Y Maeve… Creo que piensa que tengo un novio secreto o algo así, pero no me dice nada para que yo no bromee con respecto a Oliver. - Que ya no sabía cuántas veces le tendría que decir que hacían linda pareja, pero no me hacía caso y solo aseguraba que eran amigos. Ajá.
Al final decide que estoy lista y bajamos con toda la cautela y seguridad que no siento. O no sentía, porque en el momento en el que me encuentro con el panorama que se ve y se respira en la habitación, lo primero que puedo pensar es que mi padre está perdiendo su tiempo. En serio, ¿qué tan difícil era hacerle llegar una grabación anónima de esto? Y… ¿Eso era “Goodbye my lover”? ¿Cómo alguien podía destruír tanto una canción tan icónica? - ¿El corazón de la revolución? Con ese consumo de alcohol me alegro de que no sean el hígado… - Incluso por encima de la música se podía escuchar a alguien vomitando en algún lado. ¿En qué clase de lugar estaba viviendo Hero?
No puedo dejar de escuchar los alaridos espantosos que salen de la boca de Black, y creo que estoy por taparme los oídos y dar la vuelta hasta que una voz me toma tan por sorpresa que pego un salto y me suelto de un tirón de la mano de Hero. - ¿Pero qué demonios? - En serio, ¿qué?. Incluso si mi vista no me engañaba había una sola persona que me llamaba de esa forma. Una persona a la que de verdad creía que no volvería a ver, y que en definitiva no esperaba encontrarme aquí. Y tengo ese extraño cosquilleo que me genera el impulso de abrazarlo, pero no lo hago y opto por tomar la botella de su mano y dar un trago. - Esto es asqueroso, así que definitivamente no estoy alucinando. - La bebida quema y si no toso es porque contengo el impulso para no parecer una niña que no sabe beber. - ¿Qué haces aquí? No, espera. Mejor que estés aquí y no con Hermann, pero una sorpresa a la vez. Todavía no entiendo… nada en realidad. Pero lamento lo de tu amigo. - Es un sentimiento sincero que me había prometido expresar cuando lo viese, y si bien no me parecía el momento adecuado, necesitaba sacármelo de encima.
Al final decide que estoy lista y bajamos con toda la cautela y seguridad que no siento. O no sentía, porque en el momento en el que me encuentro con el panorama que se ve y se respira en la habitación, lo primero que puedo pensar es que mi padre está perdiendo su tiempo. En serio, ¿qué tan difícil era hacerle llegar una grabación anónima de esto? Y… ¿Eso era “Goodbye my lover”? ¿Cómo alguien podía destruír tanto una canción tan icónica? - ¿El corazón de la revolución? Con ese consumo de alcohol me alegro de que no sean el hígado… - Incluso por encima de la música se podía escuchar a alguien vomitando en algún lado. ¿En qué clase de lugar estaba viviendo Hero?
No puedo dejar de escuchar los alaridos espantosos que salen de la boca de Black, y creo que estoy por taparme los oídos y dar la vuelta hasta que una voz me toma tan por sorpresa que pego un salto y me suelto de un tirón de la mano de Hero. - ¿Pero qué demonios? - En serio, ¿qué?. Incluso si mi vista no me engañaba había una sola persona que me llamaba de esa forma. Una persona a la que de verdad creía que no volvería a ver, y que en definitiva no esperaba encontrarme aquí. Y tengo ese extraño cosquilleo que me genera el impulso de abrazarlo, pero no lo hago y opto por tomar la botella de su mano y dar un trago. - Esto es asqueroso, así que definitivamente no estoy alucinando. - La bebida quema y si no toso es porque contengo el impulso para no parecer una niña que no sabe beber. - ¿Qué haces aquí? No, espera. Mejor que estés aquí y no con Hermann, pero una sorpresa a la vez. Todavía no entiendo… nada en realidad. Pero lamento lo de tu amigo. - Es un sentimiento sincero que me había prometido expresar cuando lo viese, y si bien no me parecía el momento adecuado, necesitaba sacármelo de encima.
Los días simplemente pasan para mí y no es algo que me agrade, me gustaría recuperar esa sensación de que estoy yendo a algún lugar. Por eso debe ser que no pongo reparos, ni hago preguntas, cuando Mimi y Holly dicen que iremos un rato a la fábrica a beber con los otros chicos. Tengo el impulso de meterme en el baño apenas me doy cuenta que estamos aquí para festejar el cumpleaños de Ken, uno que podría compensar el de hace unos días. No es que lo esté evitando, doy por hecho que nos seguiremos encontrando, y cuando antes pasemos el trago amargo de vernos a la cara con la posibilidad de tener un montón de gente que lo haga menos incómodo, mejor. Pero sí que el trago de cerveza sabe horrible en mi garganta al oírle esa despedida tan desafinada de «goood byeee mi frieend» y que cambie la letra a lo último, destruyendo una de mis canciones favoritas, un clásico de todas las románticas. ¡Lo ha hecho adrede! Estúpido, Ken. ¿Para… nadie? ¿Qué no lo merezco?
Desde mi lugar en el suelo al lado de mis amigas, lo sigo con la mirada fulminante cuando abandona su intento de cantar para hacer un comentario que tira por abajo la letra que es un himno, y porque todo me molesta, le contesto: —Pues sí, la basura romántica siempre vende y es porque en el fondo, esa persona le sigue importando por más que se comporte como si nada—. Tal vez eso sea lo que molesta. Coloco la botella a mi lado con un golpe brusco y me pongo de pie mientras busco mi varita para también usarlo de micrófono. Si a Ken le permiten destruir canciones, yo también puedo hacerlo con un suave tarareo antes de empezar. —He said the way my blue eyes shined…—. Tampoco es que vaya a cantarla toda, que no la recuerdo, solo la parte importante que es la del estribillo, con el leve cambio de decir que el vestido era blanco y no negro, y es al llegar a la línea final del estribillo, que apunto con mi dedo índice a la nada. —But when you think Tim McGraw... I hope you think of me—, lo malo es que no lo termino con el mismo tono meloso de la cantante, sino como una verdad que no puede contradecir.
Desde mi lugar en el suelo al lado de mis amigas, lo sigo con la mirada fulminante cuando abandona su intento de cantar para hacer un comentario que tira por abajo la letra que es un himno, y porque todo me molesta, le contesto: —Pues sí, la basura romántica siempre vende y es porque en el fondo, esa persona le sigue importando por más que se comporte como si nada—. Tal vez eso sea lo que molesta. Coloco la botella a mi lado con un golpe brusco y me pongo de pie mientras busco mi varita para también usarlo de micrófono. Si a Ken le permiten destruir canciones, yo también puedo hacerlo con un suave tarareo antes de empezar. —He said the way my blue eyes shined…—. Tampoco es que vaya a cantarla toda, que no la recuerdo, solo la parte importante que es la del estribillo, con el leve cambio de decir que el vestido era blanco y no negro, y es al llegar a la línea final del estribillo, que apunto con mi dedo índice a la nada. —But when you think Tim McGraw... I hope you think of me—, lo malo es que no lo termino con el mismo tono meloso de la cantante, sino como una verdad que no puede contradecir.
— Esto es algo que tengo que ver — pellizco el codo de Mimi porque creo que la emoción se me ha pintado en la cara y no sé cómo contenerla o disimularla. Lo que parecía ser una celebración consuelo para los tiempos complicados que corren se transformó en una reunión desastre en la que hay marihuana, muchachos desconocidos y atractivos y el ex de Synnove totalmente borracho cantando una canción de despecho. La cosa se pone mejor cuando Syv decide contraatacar, se levanta y nos da un show mucho más meláncolico que Kendrick, así que tomo un poco más de vodka con tal de soportar la humillación ajena, a pesar de que sé que se lo recordaré mañana para burlarme. ¿Dónde se ha metido David? Debería fastidiarlo y decirle que le están robando el novio, pero la última vez que lo vi parecía que iba a vomitarme encima si me acercaba demasiado.
La única razón por la que estoy aquí es porque Mimi me invitó y necesitaba romper un poco la rutina de trabajo y estudio. Me he puesto poco maquillaje, pero la falda corta es suficiente como para demostrar que he venido con intenciones de tomar esto como una fiesta y no un mar de lamentos — ¿Quieres apostar a que se terminan acostando por despecho o que lo harán con otras personas con tal de darse celos el uno al otro? — le pregunto a Mimi, en lo que le paso la botella de vodka y giro la cabeza para ver al niño amargo del rincón que se está fumando lo que parece ser un porro — Ey, tú… — le llamo, ensanchando mi sonrisa — ¿No vas a hacerlo girar? Que no eres el único que necesita de eso — ¿Es muy temprano para sugerir el jugar a la botellita?
La única razón por la que estoy aquí es porque Mimi me invitó y necesitaba romper un poco la rutina de trabajo y estudio. Me he puesto poco maquillaje, pero la falda corta es suficiente como para demostrar que he venido con intenciones de tomar esto como una fiesta y no un mar de lamentos — ¿Quieres apostar a que se terminan acostando por despecho o que lo harán con otras personas con tal de darse celos el uno al otro? — le pregunto a Mimi, en lo que le paso la botella de vodka y giro la cabeza para ver al niño amargo del rincón que se está fumando lo que parece ser un porro — Ey, tú… — le llamo, ensanchando mi sonrisa — ¿No vas a hacerlo girar? Que no eres el único que necesita de eso — ¿Es muy temprano para sugerir el jugar a la botellita?
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Me aferro a la lata de cerveza como una especie de escudo contra el licor que Jim quiere que ingiramos, un trago bastó para saber que es algo que no quiero tener dentro de mi cuerpo si todavía deseo mantener la consciencia así que prefiero ir por lo seguro y tomar del alcohol que conozco en una mayor medida. Y es horrible, porque la lata ya se está calentando, pero me sigo refugiando en ella de a pequeños sorbos que son totalmente asquerosos. - Ya dejó de ser gracioso. - Golpeo su hombro casi sin fuerza y me reclino contra el respaldo del sillón, balanceando mi peso para no caerme del apoyabrazos. No tengo por qué justificar mis acciones ante James, y eso es lo que estoy por decirle hasta que veo quién acompaña a Hero. Bien… la van a matar. A menos que Jim logre hacer que se acabe su botella y que nadie se de cuenta que la hija de un ministro hace acto de presencia en una pseudo reunión llena de gente ilegal.
Que entendía a la pelirroja y su necesidad de tener una parte de su viejo mundo, me parecía excelente que pudiese haber retomado el contacto con la rubia… ¿pero traerla? Casi que no noto el movimiento de Jim a mi costado, y no entiendo de qué va la cosa hasta que habla. “¿Princesa?”, modulo con intriga en dirección a Hero en lo que estiro mi brazo y busco atraerla a mi lado. No entiendo de qué va la interacción de los otros dos, y espero que mi antigua dueña tuviese la situación más clara de su parte. James no era el tipo de personas que pudiese considerarse precisamente amigable con los magos. -No soy el único que está perdido, ¿no? - Al menos ha cambiado la música de fondo, y ya no se sienten los alaridos que recordaban a una banshee.
Que entendía a la pelirroja y su necesidad de tener una parte de su viejo mundo, me parecía excelente que pudiese haber retomado el contacto con la rubia… ¿pero traerla? Casi que no noto el movimiento de Jim a mi costado, y no entiendo de qué va la cosa hasta que habla. “¿Princesa?”, modulo con intriga en dirección a Hero en lo que estiro mi brazo y busco atraerla a mi lado. No entiendo de qué va la interacción de los otros dos, y espero que mi antigua dueña tuviese la situación más clara de su parte. James no era el tipo de personas que pudiese considerarse precisamente amigable con los magos. -No soy el único que está perdido, ¿no? - Al menos ha cambiado la música de fondo, y ya no se sienten los alaridos que recordaban a una banshee.
— No es tan sencillo tomarlo como terapia — no puedo decirle a Simon abiertamente que es todo culpa de su hermana, pero parece que ésta ha podido leer mi mente porque se mete en la conversación como si alguien le hubiera dado vela en este entierro. Cometo la infantil acción de mirar hacia todos lados como si estuviera buscando de dónde sale el sonido incluso cuando sé muy bien dónde se encuentra sentada hasta que no me contengo y le lanzo una sonrisa cargada de sarcasmo, mofándome de la tontería que está diciendo — Esa persona debería entender que si te importa alguien debes demostrarlo, porque solo decirlo no vale la pena — ¿Cómo va a saberlo el otro si es un secreto dentro de su cabeza? ¡Sus acciones dejaron bien en claro que no le importo!
Lo que me toma por sorpresa es que use la música como contraataque. ¡Ah, eso fue un golpe bajo! Me mantengo con los brazos cruzados y aferro la varita con tanta fuerza que temo el romperla, hasta que su canción finaliza y me lanzo de lleno a elegir el próximo tema. No conozco casi ninguno, pero me hago con el título que recuerdo de una de sus películas melosas de viernes por la noche. Sí, esas que todavía me quedaron en la memoria, incluso cuando solo quiero gruñir cada vez que me permito el dejar que se asome en pensamientos que no vienen al caso. El instrumental suena, pero no tiene nada que ver con la mirada furiosa y orgullosa que le lanzo por un momento — ¡David, sal del baño y ven a cantar conmigo! — le grito con mi varita amplificando mi voz por encima de la música, que es demasiado aguda incluso para mi tono de voz. Me vuelvo a trepar al sofá como si ese fuese mi lugar para llevar a cabo mi presentación y sé que me pierdo la mitad de las frases, pero el estribillo es algo que canto a los gritos — Stay, hey, all you had to do was stay, had me in the palm of your hand, then why'd you had to go and lock me out when I let you in… ¡Beverly, los coros! — le grito, interrumpiendo para agitarle un brazo a la rubia en un intento de que se sume — Let me remind you this was what you wanted oohhhh you ended it, you were all I wanted … BUTNOTLIKETHISS… — muevo las manos en busca de que los demás se me sumen, hasta veo a Holly balanceándose al ritmo de la música y alzando el vodka cantando por detrás — ¡Allá, al fondo! — intento llamar la atención del grupo de Jim, Sage y compañía, aunque no me detengo en ellos para acabar la canción. Poco me falta para sacarle la lengua a mi ex, pero no estoy tan ebrio como para acabar de perder la dignidad de esa forma.
Lo que me toma por sorpresa es que use la música como contraataque. ¡Ah, eso fue un golpe bajo! Me mantengo con los brazos cruzados y aferro la varita con tanta fuerza que temo el romperla, hasta que su canción finaliza y me lanzo de lleno a elegir el próximo tema. No conozco casi ninguno, pero me hago con el título que recuerdo de una de sus películas melosas de viernes por la noche. Sí, esas que todavía me quedaron en la memoria, incluso cuando solo quiero gruñir cada vez que me permito el dejar que se asome en pensamientos que no vienen al caso. El instrumental suena, pero no tiene nada que ver con la mirada furiosa y orgullosa que le lanzo por un momento — ¡David, sal del baño y ven a cantar conmigo! — le grito con mi varita amplificando mi voz por encima de la música, que es demasiado aguda incluso para mi tono de voz. Me vuelvo a trepar al sofá como si ese fuese mi lugar para llevar a cabo mi presentación y sé que me pierdo la mitad de las frases, pero el estribillo es algo que canto a los gritos — Stay, hey, all you had to do was stay, had me in the palm of your hand, then why'd you had to go and lock me out when I let you in… ¡Beverly, los coros! — le grito, interrumpiendo para agitarle un brazo a la rubia en un intento de que se sume — Let me remind you this was what you wanted oohhhh you ended it, you were all I wanted … BUTNOTLIKETHISS… — muevo las manos en busca de que los demás se me sumen, hasta veo a Holly balanceándose al ritmo de la música y alzando el vodka cantando por detrás — ¡Allá, al fondo! — intento llamar la atención del grupo de Jim, Sage y compañía, aunque no me detengo en ellos para acabar la canción. Poco me falta para sacarle la lengua a mi ex, pero no estoy tan ebrio como para acabar de perder la dignidad de esa forma.
Dejo caer mi frente contra el hombro de Holly mientras me debato entre saber si lo que siento es vergüenza ajena o exceso de vodka. Que para lo joven que es la noche esperaba que fuese lo primero, me negaba a seguir el ejemplo de Dave y terminar rogándole al dios de los inodoros que acabe con mi sufrimiento. Sacrificaría mi sentido de la decencia, pero jamás el contenido de mi estómago. - ¿Apostar? A estas alturas quiero rogar por alguna de esas opciones. - Que podía entender a Albi y sus razones, pero ver a la rubia tan melancólica y vacía dolía. ¡Y sabía que no era solo por un chico! Pero igual… La prefería arrepentida o avergonzada antes que dolida.
Al menos demuestra que tiene la entereza y el coraje suficiente para animarse a cantar, y mientras que la aplaudo cuando termina, no me espero que Kendrick de pronto se crea la nueva estrella pop de Neopanem. - ¿Para cantar? ¡Meyer! ¿Dónde dejaste tu cámara? - Me descruzo de piernas y me levanto dejando la botella a un lado, mientras Holly se encarga de rescatar el porro de las manos de Simon. La fábrica es grande, pero el baño está cerca y no dudo en aporrear la puerta para apurarlo. - Vamos, ¡nos estamos perdiendo la mejor parte! - Porque el espectáculo al parecer era interactivo ahora, y tenía muchas ganas de capturar todo antes de olvidarlo con la llegada de una terrible resaca al día siguiente.
Al menos demuestra que tiene la entereza y el coraje suficiente para animarse a cantar, y mientras que la aplaudo cuando termina, no me espero que Kendrick de pronto se crea la nueva estrella pop de Neopanem. - ¿Para cantar? ¡Meyer! ¿Dónde dejaste tu cámara? - Me descruzo de piernas y me levanto dejando la botella a un lado, mientras Holly se encarga de rescatar el porro de las manos de Simon. La fábrica es grande, pero el baño está cerca y no dudo en aporrear la puerta para apurarlo. - Vamos, ¡nos estamos perdiendo la mejor parte! - Porque el espectáculo al parecer era interactivo ahora, y tenía muchas ganas de capturar todo antes de olvidarlo con la llegada de una terrible resaca al día siguiente.
Me olvido que estoy con Meerah y que ella jamás me ha visto con Sage cuando éste me ofrece su mano, aferrándome a él y pasando mis brazos por su cintura en lo que uso parte de mi cuerpo para darle calor al suyo. Estoy por besar su mentón cuando la conversación a nuestro lado me llega a mis oídos y tengo que mirar a James, a Meerah y luego me fijo en la pregunta de Sage cuando, poco a poco, el rompecabezas empieza a tomar forma dentro de mi cerebro. ¡OHPORMORGANA! ¡Esto es el destino, que yo lo sabía! Suerte que estoy aferrada a Sage porque sino me caería al suelo, pero creo que lo pellizco un poco cuando lo aprieto por culpa de la emoción — ¡Así que James es tu Jim! — ¡Claro que todo cuadra! Él trabajaba en la isla, Meerah dijo que era el esclavo de su vecina… ¡Todo cuadra! ¿No es un poco mayor para ella? ¡Pero Meerah se pone nerviosa! LE GUSTA, que lo sé yo.
Y esto es una fiesta, hay cientos de lugares oscuros y no hay nada mejor que las reuniones para formar parejas. Puedo conseguir que algo suceda, solo tengo que encontrar el modo disimulado de pedirle a Sage que los dejemos solos para que el alcohol y la seguridad de estar relajados haga el resto. Estoy por sugerirlo con gestitos cuando los gritos de Kendrick llegan a nosotros, por lo que me detengo con las cejas arqueadas fijándome en tan penosa imagen — Vaya, lo que un corazón roto puede hacer… — me lamento por el pobre, cuando recobre la consciencia va a querer morirse. Sacudo la cabeza y me giro hacia Sage con el gesto de alguien que ha decidido que el espectáculo no vale la pena — ¿Quieres ir a buscar algo para beber que no sea cerveza? Jim puede cuidar a Meerah de los aullidos de Ken por cinco minutos — menos disimulado, imposible. ¡Que ser obvio a veces también es bueno!
Y esto es una fiesta, hay cientos de lugares oscuros y no hay nada mejor que las reuniones para formar parejas. Puedo conseguir que algo suceda, solo tengo que encontrar el modo disimulado de pedirle a Sage que los dejemos solos para que el alcohol y la seguridad de estar relajados haga el resto. Estoy por sugerirlo con gestitos cuando los gritos de Kendrick llegan a nosotros, por lo que me detengo con las cejas arqueadas fijándome en tan penosa imagen — Vaya, lo que un corazón roto puede hacer… — me lamento por el pobre, cuando recobre la consciencia va a querer morirse. Sacudo la cabeza y me giro hacia Sage con el gesto de alguien que ha decidido que el espectáculo no vale la pena — ¿Quieres ir a buscar algo para beber que no sea cerveza? Jim puede cuidar a Meerah de los aullidos de Ken por cinco minutos — menos disimulado, imposible. ¡Que ser obvio a veces también es bueno!
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Creo que he hecho bien en no esconderme, porque los tortolitos pronto están acurrucados y mi completa atención la tiene la expresión de desconcierto y asco de Powell, a quien le sonrío con algo de burla — No tienes tanta imaginación como para imaginarme — bromeo, estirando el brazo para recuperar la botella. Se me patina la expresión como un hielo derretido porque no me esperaba las disculpas ni la mención de Andrew, esa que me obliga a beber un poco más del licor — No hace falta — que sé que ella lo vio desde el palco, quedó al descubierto gracias a las imágenes en televisión que la colocaron junto a su padre y Lara, justo detrás del presidente. No quiero pensar en esas cosas, no esta noche.
Para mi buena suerte o mi desgracia, no me decido cual, Hero dice algo que no comprendo en lo absoluto y tengo que arrugar el ceño por debajo de mi flequillo despeinado — ¿Su Jim? — pregunto, pasando de una a la otra — ¿Le hablaste de mí? — no sé si sueno más sorprendido o burlón, espero que sea algo equitativo. Estoy tentado a preguntarle qué es lo que le ha dicho, pero la voz de Kendrick me obliga a girar la cabeza. Es demasiado penoso para su propio bien, pero aún así levanto el licor en su dirección para apoyarlo en su noche de despecho. Entonces oigo a Hero… ¿Acaso no pueden estar cinco minutos sin meterse mano? — Si por fin van a hacerlo, háganle un favor al mundo y usen condón. No queremos a nadie más chillando por las noches — mascullo, señalando con la cabeza al ebrio del sofá grande y, aunque el mío no es de dos plazas, asumo que es lo suficientemente ancho como para abarcar a dos palos escuálidos como somos Meerah y yo para darles intimidad a los otros dos — Solo apresúrense, no prometo que no se ponga ebria a cantar con Ken — para remarcarlo, le paso la botella una vez más. Creo que todos necesitamos unos cuantos tragos para soportar esto.
Para mi buena suerte o mi desgracia, no me decido cual, Hero dice algo que no comprendo en lo absoluto y tengo que arrugar el ceño por debajo de mi flequillo despeinado — ¿Su Jim? — pregunto, pasando de una a la otra — ¿Le hablaste de mí? — no sé si sueno más sorprendido o burlón, espero que sea algo equitativo. Estoy tentado a preguntarle qué es lo que le ha dicho, pero la voz de Kendrick me obliga a girar la cabeza. Es demasiado penoso para su propio bien, pero aún así levanto el licor en su dirección para apoyarlo en su noche de despecho. Entonces oigo a Hero… ¿Acaso no pueden estar cinco minutos sin meterse mano? — Si por fin van a hacerlo, háganle un favor al mundo y usen condón. No queremos a nadie más chillando por las noches — mascullo, señalando con la cabeza al ebrio del sofá grande y, aunque el mío no es de dos plazas, asumo que es lo suficientemente ancho como para abarcar a dos palos escuálidos como somos Meerah y yo para darles intimidad a los otros dos — Solo apresúrense, no prometo que no se ponga ebria a cantar con Ken — para remarcarlo, le paso la botella una vez más. Creo que todos necesitamos unos cuantos tragos para soportar esto.
Me había pasado la tarde preparandome para aquella fiesta pero todo parecía estar como lo había planeado:
- Vestido con escote y corpiño push up, chequeado y me veía divina.
- porros hechos, chequeado.
- Snacks para poder compenzar el hambre que vendría después, chequeado.
- Y principalmente, la bebida que reduciría al único chaperon de la noche a una bola en el baño de sudor y vómito, chequeado y entregada. Sorry Dave, pero esta vez no iba a permitir que interfirieras. Esta noche era para relajar, descontracturarse y si yo tenía algo que decir, amar.
Una vez no hubo hombres que asumían el rol de hermano mayor en la costa, le entregue el porro a Simon y me permití palmearlo un poco al fijarme que estaba buscando.
- Estoy segura que esta bien, estamos hablando de una chica que metió un jacuzzi en un monoambiente y desnudo a dos chicos - trate de animarlo pero no sabía que más decir, me sentía rara cada vez que lo veía por lo que había contado de su mamá asi que solo le pase los snacks también y me reprimí mentalmente por no poder hacer más.
Me decidí enfocar en algo más y paseando por el improvisado salon mire un poco con pena a Ken cantando, porque supongo que nunca podríamos entonar correctamente al no tener la voz maravillosa como yo, pero también porque Syv estaba allí, y aun no había podido hablar con él y ver si podía ayudarlo a sentirse mejor de saber que todo era culpa del creepy fantasma acosador.
Cuando Syv se puso a cantar supuse que los dejaría ser un poco para que se lo sacaran del sistema mientras no arruinaran demasiado el ambiente, entonces noté que Hero había caido con una amiga, que según mis investigaciones en las revistas de chismes era la hija de un ministro. Oh my! Dos niñas bien acompañadas de bellos jovenes rebeldes, de Hero y Sage ya sabía, pero podía ver la tensión entre la nueva y Jim. Mi instinto cupido se desperto y les lleve a las parejas unos chocolates especiales que había preparado por si notaba que debía hacer mi trabajo.
- Tomen muchachos - les ofrecí a las parejitas mientras les guiñaba un ojo y me iba ante el llamado de Ken - Tal vez sea hora de que cambiemos un poco las melodias, ¿les parece? - me puse entre los ex amantes que se dedicaban miradas como si quisieran acercarse y maldecirse a la vez, ah, que pesado es el manto de ser buena anfitriona y cupido - Half past twelve and Im watching the late show in my flat all alone - empiezo a entonar mientras envió un hechizo al equipo de música para cambiar la cancion
- Vestido con escote y corpiño push up, chequeado y me veía divina.
- porros hechos, chequeado.
- Snacks para poder compenzar el hambre que vendría después, chequeado.
- Y principalmente, la bebida que reduciría al único chaperon de la noche a una bola en el baño de sudor y vómito, chequeado y entregada. Sorry Dave, pero esta vez no iba a permitir que interfirieras. Esta noche era para relajar, descontracturarse y si yo tenía algo que decir, amar.
Una vez no hubo hombres que asumían el rol de hermano mayor en la costa, le entregue el porro a Simon y me permití palmearlo un poco al fijarme que estaba buscando.
- Estoy segura que esta bien, estamos hablando de una chica que metió un jacuzzi en un monoambiente y desnudo a dos chicos - trate de animarlo pero no sabía que más decir, me sentía rara cada vez que lo veía por lo que había contado de su mamá asi que solo le pase los snacks también y me reprimí mentalmente por no poder hacer más.
Me decidí enfocar en algo más y paseando por el improvisado salon mire un poco con pena a Ken cantando, porque supongo que nunca podríamos entonar correctamente al no tener la voz maravillosa como yo, pero también porque Syv estaba allí, y aun no había podido hablar con él y ver si podía ayudarlo a sentirse mejor de saber que todo era culpa del creepy fantasma acosador.
Cuando Syv se puso a cantar supuse que los dejaría ser un poco para que se lo sacaran del sistema mientras no arruinaran demasiado el ambiente, entonces noté que Hero había caido con una amiga, que según mis investigaciones en las revistas de chismes era la hija de un ministro. Oh my! Dos niñas bien acompañadas de bellos jovenes rebeldes, de Hero y Sage ya sabía, pero podía ver la tensión entre la nueva y Jim. Mi instinto cupido se desperto y les lleve a las parejas unos chocolates especiales que había preparado por si notaba que debía hacer mi trabajo.
- Tomen muchachos - les ofrecí a las parejitas mientras les guiñaba un ojo y me iba ante el llamado de Ken - Tal vez sea hora de que cambiemos un poco las melodias, ¿les parece? - me puse entre los ex amantes que se dedicaban miradas como si quisieran acercarse y maldecirse a la vez, ah, que pesado es el manto de ser buena anfitriona y cupido - Half past twelve and Im watching the late show in my flat all alone - empiezo a entonar mientras envió un hechizo al equipo de música para cambiar la cancion
¿Qué no basta con decirlo? Fui clara, honesta con él. ¿Demostrar qué? ¡Y si pide ayuda ajena no se vale! Ahora anima a otros que se unan a su himno de resentimiento. Permanezco de pie viendo como monta todo su show sobre el sillón como espectadora en primera fila. Lo siento un poco como una traición que Holly se una a la canción y solo por eso voy para quitarle de la mano el vodka que usa para solidarizarse con Ken, y quiero creer que si Mimi fue al baño a buscar a Dave no sea para que se una a esto, sino para quedarse allí. Hago una mueca por el cambio de bebida al tomar de la botella de Holly y es solo un paréntesis mientras pienso en alguna otra canción entre las que conozco.
Muevo mi varita para que la música del equipo vuelva a cambiar, corta con el modo propuesto por Beverly, para regresar a la rueda de despecho que abrió Ken. —I used to think one day we'd tell the story of us— canto, no hace falta que use ningún sillón porque claramente no estoy cantando para todos, sino para el chico que me acusa de no haberme quedado, por eso avanzo en la canción y solo la doy por terminada, de golpe, al llegar a la parte de: —But you held your pride like you should have held me—. Aparto mi varita para acercar el vodka a mis labios y darle la espalda al ir hacia Holly para dejarme caer a su lado.
Muevo mi varita para que la música del equipo vuelva a cambiar, corta con el modo propuesto por Beverly, para regresar a la rueda de despecho que abrió Ken. —I used to think one day we'd tell the story of us— canto, no hace falta que use ningún sillón porque claramente no estoy cantando para todos, sino para el chico que me acusa de no haberme quedado, por eso avanzo en la canción y solo la doy por terminada, de golpe, al llegar a la parte de: —But you held your pride like you should have held me—. Aparto mi varita para acercar el vodka a mis labios y darle la espalda al ir hacia Holly para dejarme caer a su lado.
—Se ven tan patéticos que creo que volveré a vomitar— murmuro para Mimi al caminar hacia la ronda con un brazo alrededor de sus hombros para sostenerme, que está lejos de ser un gesto cariñoso, es la obvia necesidad de tener que agarrarme a alguien mientras mi estómago encuentra la manera de quedarse en su sitio. Tomo una respiración profundo al soltarla, porque mi honor familiar me obliga a salvar la canción de Beverly de la guerra de ex en la que están metidos Ken y Synnove. Mi madre jamás me perdonaría si no rescato algunas canciones de esta banda que fue ícono, lo sé bien, crecí escuchándolas. —Creo que puedo solo— le indico a Mimi al encaminarme hacía Bev para tomarla de la mano y llevarla hasta el sillón que Ken mostró que podía servir de escenario. La ayudo a subir, por las dudas no me arriesgo a caminar sobre los bordes por si vuelven los mareos. —¿Conoces la que dice…When you were lonely, you needed a man ?— canturreo.
Miro con miedo el suelo que no está tan lejos, creo que me haré mierda de un momento a otro, así que me agarro de su mano y levanto nuestros brazos para animarla a dar una vuelta ella que sí puede mantener el equilibrio. Las líneas que no me acuerdo bien la tarareo, tengo mejor memoria del estribillo. —But why did it have to be me?—. Cuando mi pie casi pisa el vacío me calmo y hago que nos sentemos en el borde del sillón. —Bev, ¿¿Simon está fumando?? — la música sigue sonando cuando se lo pregunto en un tono desconcertado. —¡Él es el menor menor de edad en este lugar!—. No me lo puedo creer, en tanto su hermana y el ex se lanzan indirectas musicalizadas. —¡¿Y QUÉ DEMONIOS HACE MEERAH AQUÍ?!
Miro con miedo el suelo que no está tan lejos, creo que me haré mierda de un momento a otro, así que me agarro de su mano y levanto nuestros brazos para animarla a dar una vuelta ella que sí puede mantener el equilibrio. Las líneas que no me acuerdo bien la tarareo, tengo mejor memoria del estribillo. —But why did it have to be me?—. Cuando mi pie casi pisa el vacío me calmo y hago que nos sentemos en el borde del sillón. —Bev, ¿¿Simon está fumando?? — la música sigue sonando cuando se lo pregunto en un tono desconcertado. —¡Él es el menor menor de edad en este lugar!—. No me lo puedo creer, en tanto su hermana y el ex se lanzan indirectas musicalizadas. —¡¿Y QUÉ DEMONIOS HACE MEERAH AQUÍ?!
Toda la ternura que podían generarme Sage y Hero al verse completamente adorables juntos, se evapora en el mismo instante en el que mi tía decide que es el momento oportuno para abrir su gran bocota. No puedo evitarlo, se me escapa un ”cállate” entre dientes que no queda para nada sútil y tengo que morderme la lengua para no remarcar que no es MI Jim. - ¿Hay algún problema con eso? Cómo no iba a relatarle aquel fatídico día en el que perdí a mi adorado Argie. - Exagero a propósito y trato de disimular mi incomodidad trayendo a colación un tema que si bien es sensible, ya he superado. Y claro, también le regalo una mirada amenazante a Hero para que no se le ocurra plantear ninguno de sus delirios de romance que ya suficiente me cuesta esquivar a mí.
Y noto sus intenciones incluso antes de que pueda decirlas en voz alta, pero prefiero eso a que empiece insinuar cosas que no existen. Al menos Jim no se entera de nada, y me río mientras trato de no hacer un comentario desubicado con eso de los chillidos. No quería esas imágenes mentales, y no me daría la cara para ser tan vulgar en frente de nadie. Ni siquiera del esclavo que jamás tuvo problema en insultarme. - Yo cantaría, no sé qué es lo que está haciendo él además de destruir clásicos de maneras espantosas. - Doy otro trago de la botella que me pasa, y esta vez sí toso mientras una mueca de disgusto se me pinta en el rostro. - En serio ¿qué es esto?- Al menos una rubia que no reconozco comparte algo más decente, y pese a que mi ”gracias” queda flotando en el aire, no dudo en tomar uno de los chocolates y llevármelo a la boca. El sabor dulce y la textura suave son un alivio para mi garganta que segundos atrás parecía querer gritar.
Me llevo a la boca un segundo chocolate, y por poco no me atraganto con él cuando noto que el cantante sobre el improvisado escenario cambia a una voz y un rostro que puedo reconocer. - ¡Jim, escóndeme! - Mi voz suena al menos una octava más aguda de lo que debería y me aferro a su brazo como un pulpo, sin saber a dónde meterme y en definitiva sin entender que Jim es tan escuálido como yo y por ende, imposible de servirme de escudo. Y claro que Dave tenía que gritar mi presencia ante todo el mundo, así que solamente puedo rogar que el resto esté lo suficientemente ebrios como para no… un segundo. ¿Qué hacía él aquí? - ¿Seguro que mi imaginación no es tan buena? Porque esto es demasiado bizarro para ser real. - Y no me muevo. Si tengo suerte la mayoría ignorará a Dave, o me despertaré de una pesadilla en mi cómoda cama.
Y noto sus intenciones incluso antes de que pueda decirlas en voz alta, pero prefiero eso a que empiece insinuar cosas que no existen. Al menos Jim no se entera de nada, y me río mientras trato de no hacer un comentario desubicado con eso de los chillidos. No quería esas imágenes mentales, y no me daría la cara para ser tan vulgar en frente de nadie. Ni siquiera del esclavo que jamás tuvo problema en insultarme. - Yo cantaría, no sé qué es lo que está haciendo él además de destruir clásicos de maneras espantosas. - Doy otro trago de la botella que me pasa, y esta vez sí toso mientras una mueca de disgusto se me pinta en el rostro. - En serio ¿qué es esto?- Al menos una rubia que no reconozco comparte algo más decente, y pese a que mi ”gracias” queda flotando en el aire, no dudo en tomar uno de los chocolates y llevármelo a la boca. El sabor dulce y la textura suave son un alivio para mi garganta que segundos atrás parecía querer gritar.
Me llevo a la boca un segundo chocolate, y por poco no me atraganto con él cuando noto que el cantante sobre el improvisado escenario cambia a una voz y un rostro que puedo reconocer. - ¡Jim, escóndeme! - Mi voz suena al menos una octava más aguda de lo que debería y me aferro a su brazo como un pulpo, sin saber a dónde meterme y en definitiva sin entender que Jim es tan escuálido como yo y por ende, imposible de servirme de escudo. Y claro que Dave tenía que gritar mi presencia ante todo el mundo, así que solamente puedo rogar que el resto esté lo suficientemente ebrios como para no… un segundo. ¿Qué hacía él aquí? - ¿Seguro que mi imaginación no es tan buena? Porque esto es demasiado bizarro para ser real. - Y no me muevo. Si tengo suerte la mayoría ignorará a Dave, o me despertaré de una pesadilla en mi cómoda cama.
Definitivamente era el único que estaba perdido y sin entender nada, pero tampoco era una sensación a la que no estuviese acostumbrado. Dejo que la pelirroja hable y puedo sacar solito la conclusión de que James y Meerah se conocen. No me sorprende, la casa del ministro Powell era vecina de la de Leblanc, e incluso aunque los terrenos fueran enormes, no me sorprendería que se hubiesen cruzado en alguna ocasión. El por qué hablaban ya era otro tema, pero me sorprendía más de Jim que de la rubia. Me hago una anotación mental para burlarme por eso de “princesa” luego, pero me dejo arrastrar por la pelirroja y su antojo de otra bebida. No me quejo, mi cerveza ya está intomable e incluso algo de jugo de limón sería mucho más apetecible.
Claro que antes de levantarme le regalo un golpe en la nuca a James por su comentario de mal gusto. No por mí, sus bromas me daban igual, pero no me gustaba que insinuase nada a Hero que la pudiese hacer sentir incómoda o intimidada de alguna manera. - Ignora a ese idiota, por favor. - Le pido a la muchacha en lo que me inclino hacia el barril que contiene las bebidas más inofensivas. - ¿Quieres jugo de naranja o de…? - La miro de reojo por el rabillo del ojo, pero noto que no me está prestando ni un mínimo de atención. La conozco desde hace al menos cuatro años, puedo reconocer su expresión y sus gestos contenidos. - ¿Qué estás tramando? - Trata de no mostrarse interesada en su sobrina y se nota. Hasta que David grita y expone la presencia de la rubia ante todo el mundo. - Mierda. ¿Debemos hacer algo? ¿Quieres llamar a Kitty? - Tal vez la elfina pudiera sacarla con rapidez y no se generarían problemas, ¿no?
Claro que antes de levantarme le regalo un golpe en la nuca a James por su comentario de mal gusto. No por mí, sus bromas me daban igual, pero no me gustaba que insinuase nada a Hero que la pudiese hacer sentir incómoda o intimidada de alguna manera. - Ignora a ese idiota, por favor. - Le pido a la muchacha en lo que me inclino hacia el barril que contiene las bebidas más inofensivas. - ¿Quieres jugo de naranja o de…? - La miro de reojo por el rabillo del ojo, pero noto que no me está prestando ni un mínimo de atención. La conozco desde hace al menos cuatro años, puedo reconocer su expresión y sus gestos contenidos. - ¿Qué estás tramando? - Trata de no mostrarse interesada en su sobrina y se nota. Hasta que David grita y expone la presencia de la rubia ante todo el mundo. - Mierda. ¿Debemos hacer algo? ¿Quieres llamar a Kitty? - Tal vez la elfina pudiera sacarla con rapidez y no se generarían problemas, ¿no?
Tengo que darle las gracias a Beverly por tomar mi lugar, porque creo que estoy empezando a quedarme sin garganta por culpa de mi actuación. Aún así, lo único que puedo hacer durante la canción es mirar por encima de la cabeza blonda de Redford en dirección a Synnove, que parece estar masticando la bronca en lo que se bebe una botella de vodka sin siquiera reparar en ello. Lo que no me espero es que cambie la música tan de repente para ni siquiera terminar la canción, aún me mantengo de pie en el sofá en lo que la veo ir hacia Holly y David decide hacer acto de presencia siguiendo la temática de Bev. ¿Cómo es que pasan tantas cosas en solo unos minutos? ¿O soy yo que estoy más lento de lo normal?
Me estoy preguntando mentalmente cómo se llamaba la canción de la serie esa de los adolescentes millonarios y cachondos cuando el griterío hace que me aferre al hombro de Beverly para no irme de boca al suelo — Pst, no seas aguafiestas… ¿No prefieres que pruebe drogas aquí y no en un boliche? — que ya lo vi arruinando una vez más un momento de diversión, como esa noche en la cual Syv y yo nos besamos por primera vez… Maldición. ¿Y quién demonios es Meerah? Tengo que seguir la mirada de mi amigo para poder fijarme en la chica que ni había visto y que se me hace vagamente familiar, pero no tengo idea de dónde — ¿Es que aquí la gente se va sumando y ni nos enteramos? — me bajo con un tropiezo, así que tengo que estirar los brazos para no irme de culo al suelo — Tú — señalo a la nueva — Yo te conozco. ¿De dónde? ¿Quieres cantar una canción? Tengo unas ideas muy buenas… ¿Te gusta “Nine crimes”?
Me estoy preguntando mentalmente cómo se llamaba la canción de la serie esa de los adolescentes millonarios y cachondos cuando el griterío hace que me aferre al hombro de Beverly para no irme de boca al suelo — Pst, no seas aguafiestas… ¿No prefieres que pruebe drogas aquí y no en un boliche? — que ya lo vi arruinando una vez más un momento de diversión, como esa noche en la cual Syv y yo nos besamos por primera vez… Maldición. ¿Y quién demonios es Meerah? Tengo que seguir la mirada de mi amigo para poder fijarme en la chica que ni había visto y que se me hace vagamente familiar, pero no tengo idea de dónde — ¿Es que aquí la gente se va sumando y ni nos enteramos? — me bajo con un tropiezo, así que tengo que estirar los brazos para no irme de culo al suelo — Tú — señalo a la nueva — Yo te conozco. ¿De dónde? ¿Quieres cantar una canción? Tengo unas ideas muy buenas… ¿Te gusta “Nine crimes”?
Poco me importa el golpe que me da Sage, nada me saca la satisfacción de haberme burlado y todavía me estoy riendo entre dientes cuando Meerah me llama la atención ahogándose con la bebida — Licor, pero no quieres saber de qué… — ni yo lo sé, creo que me ha preocupado más el saber su graduación alcohólica. Ni siquiera me doy cuenta de que Beverly está junto a nosotros hasta que veo aparecer su mano con algo que reconozco como un dulce (¿es brownie?) y, por inercia, lo olfateo antes de darle un mordisco. Tengo toda la intención de ignorar el espectáculo de despecho musical preguntándole a Meerah qué hace aquí en realidad, cuando el griterío nos saca del anonimato y yo me quedo con el chocolate entre los dientes, inmóvil, pasando los ojos de los unos a los otros en lo que Powell intenta usarme de escudo. Ah no, que se haga cargo de sus decisiones.
— ¡Tranquilo! — le digo a Dave en lo que decido ponerme de pie para hacer de mediador, aunque aprovecho lo mismo para picar la cintura de Meerah y obligarla a dar un paso hacia delante — Es de fiar. Meerah no me delató jamás y creo que tiene varias cosas con las cuales podría acusarme, incluyendo el escapar — rompo un trozo del supuesto brownie y me lo llevo a la boca, inflando una de mis mejillas al seguir hablando con la boca llena — Aunque me da curiosidad… ¿De dónde se conocen? — me chupeteo algunas migajas del pulgar con un gesto aburrido y me volteo hacia la rubia, señalando al resto con un movimiento de la cabeza — Ve, haz orgulloso a tu padre y canta una canción romántica y deprimente con Kendrick Black.
— ¡Tranquilo! — le digo a Dave en lo que decido ponerme de pie para hacer de mediador, aunque aprovecho lo mismo para picar la cintura de Meerah y obligarla a dar un paso hacia delante — Es de fiar. Meerah no me delató jamás y creo que tiene varias cosas con las cuales podría acusarme, incluyendo el escapar — rompo un trozo del supuesto brownie y me lo llevo a la boca, inflando una de mis mejillas al seguir hablando con la boca llena — Aunque me da curiosidad… ¿De dónde se conocen? — me chupeteo algunas migajas del pulgar con un gesto aburrido y me volteo hacia la rubia, señalando al resto con un movimiento de la cabeza — Ve, haz orgulloso a tu padre y canta una canción romántica y deprimente con Kendrick Black.
+6
Holly A. Callahan
M. Meerah Powell
James G. Byrne
Hero N. Niniadis
Simon Lackberg
Kendrick O. Black
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