Las sacudidas de Ben me marean, pero al menos me ayudan a despertarme un poco después de ese golpe y le hago caso solo porque sé que luchará a nuestro favor. En cuanto me deja libre y tiene sus armas, solo asiento a su orden y trato de correr, esquivando a Bev  — ¡Ahora no, solo corre!  — me aferro a mi varita como un loco, pasando junto a Ava, quien me toma del brazo  — ¿Qué…?  — me tardo un momento en comprender lo que me pide y, sin poder tener tiempo de quejarme, vuelvo a efectuar el accio. A su vez, el hechizo que la arroja al suelo me hace saltar en otra dirección, notando como una casa parece tener un enorme agujero en su pared. Veo a Cale a lo lejos, con sus manos desnudas y, muy a mi pesar, sacudo la varita desde mi postura para que el rifle que ha quedado en mi casa, a pocos metros, venga hacia mí y pueda lanzárselo. Quiero llegar a Ava y preguntarle si está bien, por lo que me arrastro por el suelo, sintiendo el aroma del polvo y el fuego.

Intento ponerme de pie, pero puedo sentir el tirón en mis pies y se me escapa un grito mientras intento aferrarme al suelo. Es como un látigo invisible, que pronto me lanza a un lado y me hace escupir sangre al chocar contra una roca.

Termino de cara al suelo gracias al impacto, pero no tardo demasiado en incorporarme, puteando a diestra y siniestra en lo que corro hasta donde cayeron las armas que hizo volar Kendrick en mi dirección. - ¡Amber! - Puedo ver de reojo como un auror le apunta, per logra esquivarlo justo en el segundo en el que me lanzo hacia el rifle que cayó no muy lejos de allí.

Pegando un salto con el arma en mano, levanto el rifle y apunto a uno de nuestros atacantes, pero no puedo hacer nada porque un nuevo hechizo me roza el brazo y me provoca un corte que termina haciendo que desvíe mi tiro. Rápidamente me agacho y busco estar a cubierto cuando noto que Ken está caído no muy lejos de ahí. - Con un demonio, ¿estás bien? - Pregunta estúpida para hacer en esos momentos, pero no parecía en buen estado y mi mente no tarda en formar mil escenarios. - Ponte a cubierto, maldita sea.

Encima que me preocupo por él, me grita, ¡maldito y sensual Ken! Bueno, si quería jugar al soldadito el solo, a su suerte.

La segui arrastrando conmigo a la pobre de Delilah mientras seguía a la mayoria al establo, ojala estuvieran todos bien, no podía enfocar a nadie con todo este caos. La unica que sabía que estaba bien era mi madre, una vez que escuche su grito de guerra, algo en lo profundo de mi reconoció ese grito y sabía que la mujer estaba haciendo parir a estos aurores.

Arg maldición, no puedo dejar a Ken solo, es mi principe al fin y al cabo. Me giro y tiro el primer hechizo que se me ocurre en dirección al maldito que sigue disparandole.

Dados
Azar: acierto
Alto riesgo: menos 1
Destreza: 5
Aurores: 196/250

Un tiro hizo que un auror que venía hacia Derian para atacarlo, cayese fulminado a unos metros de él. Sonrió girando el rostro hacia donde estaba Alice, pero un auror la abordó y la atacó. El hombre gruñó y sacó la ballesta para tirarle un virote hacia la cabeza, con tal fuerza que se clavó en la pared, dejándolo colgado de esta. La mandíbula de Derian se tensó de una manera casi dolorosa mientras corría hacia ella para ayudarla a levantarse.

- ¿Dódne está Murphy -Miró a Alice e intentó ayudarla con la pierna -¿Puedes levantarte?

Alcanzo a escuchar que Amber grita mi nombre, igual que el de Kendrick y el de Delilah, diciendo que saquemos a los más pequeños de aquí. Pero no. Primero, no puedo salir de aquí porque mire a donde mire, veo a demasiados aurores; y segundo, me niego a no ser de utilidad. Ahora mismo necesitamos toda la ayuda posible, y aunque quizá no sea de la misma utilidad que un adulto, algo puedo hacer, aunque sea distraer y ser un cebo. No me importa el daño que me hagan, porque este es nuestro hogar y si nos lo quitan, ya no nos quedará nada y a saber qué harán con nosotros. Además, probablemente acabaría muerto o preso si eso pasase, así que qué más da lo que me pase ahora mientras podamos intentar evitar un peligro mayor.

Puede que no tenga el mismo entrenamiento que otros de los más jóvenes porque llevo menos tiempo aquí pero, aun así, en cuanto me cruzo con otro auror alzo la varita, esta vez intentando apuntar mejor para hacer algo más útil antes de que me dé él a mí. Sin embargo, aunque intento apresurarme, acaba siendo más rápido que yo y me lanza por los aires.

En cuanto mi espalda y mi hombro, sobre todo el último, se estampa contra el suelo, no puedo evitar soltar un quejido de dolor más fuerte de lo que pretendía mientras aprieto los dientes con todas mis fuerzas.

No tenía ni idea de que la idiotez de Sean hablando con Ben fuera a funcionar, pero cuando llegó a nuestro cuarto a decirme que había conseguido un arreglo, lo miré sin creérmelo. La ubicación del distrito 14 era algo que llevaba persiguiendo tanto tiempo, por eso se frustró cuando Sean dijo que el trato no me incluía a mi, ni información sobre ese distrito realmente; y que solo era para intentar traer a Seth de vuelta. No iba a renunciar al 14 teniéndolo tan cerca, pero si no aceptaba las condiciones de mi marido, no tendría siquiera la oportunidad, si quiera, de oler ese distrito. — Está bien, Sean. Está bien. Tráelo a casa. Solo quiero que lo traiga a casa — Mi voz sonaba tan sincera que el crédulo de Sean confió.

Después de tantos años junto a mi, debería haberlo visto venir.

Las posibilidades de que aquello salieran mal eran infinitas, por eso, cuando lo hizo, disfruté cada segundo. Extendí mis brazos hacia arriba como quien recibe la lluvia como una vieja amiga, y tras dar la orden de ataque, dejé que los gritos invadieran mis oídos como si fueran música.

Avancé entre el grupo de aurores, aún protegida por la mayoría, cuando vi una cabellera negra que creí que era la de Seth. Después de años sin verle, iba a ciegas buscándole. Levanté mi varita y atrapé su tobillo con un levicorpus, atrayéndolo hacia mi. Pero no era más que un pobre escuincle desvalido sin los ojos característicos de mi hijo. — Tú no eres Seth. — Antes de que pudiera si quiera gritar, le había roto el cuello con otro hechizo. Murió en el acto. Desvanecí el efecto de mi varita en el cuerpo que cayó al suelo y luego le pasé por encima como si fuera una tapicería cualquiera, vagando con mi mirada alrededor cuando alguien me llamó. Tardé en enfocar a Sean, pero nada más verlo le sonreí. — ¡eh! Tranquilo. Sean... Sean shhh — Le hablaba con el mismo tono que le hablaría a un niño histérico para intentar calmarlo, llevando mis manos a su rostro cuando lo tuve delante. — ¿De qué familia estás hablando? ¡nosotros somos su familia! Esto no es real. Lo que él ha vivido aquí no es real. Se ha pasado 15 años jugando a las casitas, tiene que volver a casa, al mundo real, con nosotros. —

Echo apareció de la nada con armas nuevas y tuve en mis manos una antes de procesar que eso significaba que iba a tener que usarla. Estaba completamente aterrada. No era así como esperaba pasar mi cumpleaños, disparando a diestro y siniestro contra aurores que convertían en realidad todas nuestras pesadillas. Los adultos empezaron a gritarnos que debíamos ir hacia alguna parte, señalaron los establos y Beverly nos arrastró a las dos hacia allí. Dios mio, me está arrastrando Beverly a salvo. Algo no esta bien aquí. — ¡Bev! ¡Espera, que haces! — La vi detenerse en seco para defender a Ken, que se había quedado atrás, y no pude evitar ayudarla. Levanté la ballesta y disparé.

Le acerté a uno de ellos en el hombro lo cual le hizo retroceder y desviar un hechizo hacia otra parte y acabó impactando en uno de los edificios ahora en llamas.

Me acerqué a Ken y Ava con la intención de ayudarlos a retroceder cuando el cuerpo de Peter se alzó sobre el resto. Incluso con el barullo de aurores y adultos a nuestro alrededor, su cuerpo era visible. — ¿Peter? — Mi voz de desconcierto se transformo en una de horror cuando su cabeza hizo un juro brusco que le rompió el cuello de inmediato. Su cabeza quedó colgando de una forma muy grotesca. — ¡¡¡PETER!!! — Casi me desgarré la garganta con el grito de terror que emanó de mi, al ver al chico morir en un instante.

Todo estaba pasando demasiado rápido, tan sólo 5 minutos antes pensaba en pasar el día nadando y jugando con su madre, ahora estaba corriendo tratando de evitar cualquier hechizo posible.

A su alrededor, varios familiares y amigos luchaban, caían y se ponían de pie para continuar, eso la motivó para empezar a correr nuevamente, hasta que Echo la arrastró. -¡No...no sé dónde está mamá!- Chilló temblando y tartamudeando por los nervios y adrenalina.

De pronto se encontró junto a Ken y Del, pero un nuevo pensamiento surgió y no podía irse. -¡MI PAPÁ ESTÁ EN CASA!- Chilló y aferrándose a ambas varitas, empezó a correr con dirección a su casa.

Al llegar casi a la puerta, un auror le impidió el paso y sin siquiera pensarlo, volvió a conjurar. -¡Reducto! Éxito de nuevo, pero su momento de orgullo terminó cuando vio los hogares arder.
Su padre seguro ya había escapado, sin embargo no dudó en conjurar otra vez y traer hasta si, la mochila con sus armas y algo de abrigo.
No tardó en empezar correr hacia los establos, antes que el autor se volviera a levantar.

No entiende, es obvio que no lo hace. No comprende que los gritos y las llamas a nuestro alrededor pueden guiarnos a muchos caminos, porque comportarnos como salvajes solo responderá con peores intenciones. Niego con la cabeza una y otra vez, esquivando a un auror en mi intento de llegar a ella — ¡Esto es real, Jamie! — exclamo con desesperación, pausando las palabras para que le queden grabadas en la retina — ¡Esta gente muriendo es real y no tiene por qué ser así! ¡Todo el mundo merece un juicio justo en el país que tú buscaste forjar! — no puedo evitarlo, porque cuando veo el maleficio de un auror en dirección a donde quedó la familia de Seth, sacudo la varita con un protego que se extiende, rebota el maleficio y desaparece por culpa del impacto. Y no pienso demasiado, cuando mi mano firme pero nerviosa se alza en dirección de mi esposa — Solo quiero que lo llevemos a casa. Tú también lo deseas y lo sé. Déjame solucionarlo — como lo he intentado durante todos estos años. Ella puede hacerlo conmigo, tiene el poder suficiente para lograrlo.