Recuerdo del primer mensaje :

48 horas.

48 eternas horas, en las cuales el mundo exterior fue un completo misterio. La noche cayó silenciosa sobre la Isla de los Vencedores y, como ha sucedido en los últimos días desde la caía de los Black, todos se encuentran encerrados en sus casas. Rozan las dos de la mañana; la mayoría duerme, mientras que por las calles unos pocos agentes de la paz patrullan en busca de actitudes sospechosas y rogando que sus comunicadores les informen en algún momento que no todo está perdido. La noche es helada. A pesar de que el invierno ya se encuentra avanzado y no falta ni un mes para el otoño, la nieve brilla en todas direcciones bajo la luz de una intimidante luna llena.

Dos jóvenes agentes de la paz vagan por la zona central de las residencias, chequeando que nadie haya abandonado su hogar, cuando s ven obligados a detenerse. Por un instante, sufren el pánico de creer que se acerca un temblor; el ruido sordo recorre la isla, haciendo eco en la oscuridad, pero todo se encuentra en su sitio. ¿Fue eso un cambio en el aire? Con tan solo alzar la vista, pueden notar como algunos brillos azules en el cielo indican algo que hasta ese instante, todo el mundo creía imposible: el campo de fuerza que protegía la isla se ha ido. Están expuestos.Uno de los jóvenes se apresura a tomar su comunicador, pero entonces comienza el caos.

La explosión del hospital se puede ver a lo lejos, más allá del camino más largo en el terreno elevado; los escombros y cuerpos del personal médico y algunos pacientes vuelan por los aires y la nube del humo se eleva hacia el cielo, iluminando la noche. Los gritos de pánico inundan la isla, pero entre las voces se pueden distinguir algunos sonidos bastante particulares. Apariciones, aquí y allá de hombres y mujeres desconocidos que ahora tienen pase al único lugar en el país que parecía ser completamente seguro. Los pocos agentes de la paz comienzan a correr hacia ellos, dispuestos a quitarlos del medio, pero  poco se demoran en comenzar a caer sin vida. Las primeras casas de los vencedores comienzan a ser saqueadas; las ventanas se rompen, las puertas se tiran abajo y muchos de ellos son sacados a las rastras de la cama, hasta ser llevados al exterior. El mentor más anciano de todos, un pobre hombre algo desquiciado, recibe una bala en la sien apenas toca el césped. Las zonas verdes, el polideportivo, todo se encuentra en llamas. Y los que intentan huir, comienzan a pisotear los cadáveres que comienzan a quedar atrás y que deben esquivar para encontrar una salida.

Porque ellos están allí para liquidar a aquellos humanos que han vivido como reyes y con las manos manchadas de sangre mágica.

* Esta trama es obligatoria para vencedores activos, ya que a partir de aquí van a empezar a tomar caminos separados sus tramas personales. Los rebeldes que quieran participar como atacantes tienen hasta el viernes para entrar. Solo se permiten mentores y rebeldes; los agentes del bando de los Black serán personajes no jugables, al igual que los mentores que no existen como una cuenta activa, a quienes se los da por muertos.
* El primer post que deben hacer, es de mera ambientación para sus personajes. Deberán relatar dónde se encontraban cuando comenzaron los ataques; en cuanto a los rebeldes, han llegado a la isla mediante trasladores o apariciones.
* El objetivo de esta trama es simple: los rebeldes han llegado con la misión de capturar a los humanos con mayor poder en el país, mientras que estos deberán encontrar la forma de escapar. Cuando pase la primera ronda de ingreso, se les dará instrucciones.

El miembro 'Derian Castle' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Defensa' :


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#2 'Ataque' :

Después de dejar a aquel agente inconsciente una Shirley asustada se me acercó y comenzó a gritarme que teníamos que ayudar a Derian y a Arianne. - Lo sé, Shir - le dije en un tono bajito, para que solo pudiera escucharlo ella, pero parecía que el agente que la cogió por la espalda tenía otras intenciones. - ¡Eh! ¡Déjala en paz! - le grité al hombre mientras me abalanzaba sobre él, mientras Shirley hacía lo mismo. Parecía que salían agentes por todos lados, cada vez que me daba la vuelta tenía a uno que intentaba pegarme un puñetazo o peor, un tiro en la cabeza. Gruñí cuando otro apareció por nosotras y no dudé en utilizar la primera cosa que encontré en el suelo contra él. No era nada comparado con la pistola o varita que el hombre podía llevar encima, pero podía darme una pequeña ventaja de algunos segundos, así como una distracción para preparar mi siguiente ataque.

Con Shirley

El miembro 'Sidney M. Morgan' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Armas' :

No puedo evitar soltar una carcajada con lo que dice y, después, niego con la cabeza mientras le observo con una mirada cargada de odio y rabia por dignarse a decirme lo que acaba de soltar. — ¿Enserio te crees que puedes conmigo? — gruño mientras vuelvo a intentar bloquearle en el suelo. — Tú, un hombre que se ha tirado toda su vida en esta maldita isla, escondido como una rata mientras los demás luchaban por un mundo mejor — añado entre dientes, aún con esa mirada que deja claro todo lo que le profeso por hacer las cosas más difíciles de lo que ya son de por sí. — A diferencia de ti, yo he estado toda mi vida en una constante guerra mientras que tú disfrutabas de una riqueza inmensa y de todo lo que querías — le espeto finalmente para notar segundos después un puñetazo en mi cara seguido de otro pequeño corte, esta vez en la mano, pero que no tiene nada de profundidad; es como un simple arañazo. Opto por no responder nada respecto a lo que dice sobre los rebeldes porque una pequeña parte de mí sí que le da la razón con ese tema, más que nada porque si Alec hubiera salido con vida de la arena, ahora mismo estaría dentro de esa masacre, intentando salvar su vida de los ataques de la gente con la que creció.

Esta vez soy yo quien la arrea un puñetazo, concretamente en el estómago. Odio a la gente que opone resistencia; sin embargo, yo también lo haría si fuera él. Sea como sea, no puedo permitirme dejarle libre porque nuestra misión es capturarlos a todos ellos e incluso matarlos. Es por eso por lo que esta vez saco la pistola que le cogí al mismo Agente de la Paz de las esposas en el Capitolio, esa con la que he dejado inconsciente a la chica de antes, y le apunto con ella a la cabeza. — Un cuchillo no sirve de nada contra esto — me mofo mientras llevo lentamente el dado al gatillo, disfrutando y saboreando el momento. Segundos después, cambio el rumbo y le disparo en el hombro derecho; no quiero matarlo, simplemente llevármelo de prisionero para que le hagan lo que se les antoje.

Me defiendo de Derian y le ataco.

El miembro 'Aaron D. Weynart' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Defensa' :


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#2 'Ataque' :

He llegado a un punto en el que el riesgo que corra mi vida me da realmente igual y que lo único que mi importa es cómo esté André, quien ahora mismo puede ser mi único ser querido vivo. Quién sabe si mis padres no estarán muertos; puede que atacaran a los Edificios de la Justicia también, a la gente que vivía allí, y teniendo en cuenta que mis progenitores siempre han sido de ideas capitolianas, las cuales fueron perdiendo un poco, aunque no del todo, después de que me tocara ir a la arena, puede que tuvieran mala suerte y ahora estén muertos, como otros cientos de personas. Shirley es otra de las personas por las que me preocupo, pues siempre ha sido como una hermana pequeña para mí, la que por desgracia nunca tuve, desde el día en que llegó a la Isla siendo tan... tan joven e inocente. La simple idea de que todos puedan estar muertos provoca que aparezca de nuevo ese escozor en los ojos que me indica que de aquí a pocos segundos, si no me controlo, las lágrimas caerán por las mejillas, dejándome aún más devastada de lo que ya estoy. Esto es como la arena, y lo único que me trae es recuerdos de lo que perdí, ya no sólo al que fue un gran amigo, sino también a que nunca he vuelto a ser la misma desde que entré en ese maldito sitio; una parte de mí murió ahí, junto con todas las personas que no tuve más remedido que asesinar.

Son todas esas razones las que me llevan a decidir que lo mejor es rendirme, que no vale la pena estar peleando porque puede que mi vida sea peor si opongo resistencia, a fin de cuentas, ¿a dónde iría si consigo escapar? Ahora son los rebeldes los que gobiernan NeoPanem, y también son ellos los que han empezado la masacre en la Isla. — ¡Me rindo! — le grito al joven rebelde justo cuando creo que se dispone a volver al ataque. Giro mi cabeza automáticamente hacia André, quien está peleando contra el que supongo que es otro rebelde con un simple candelabro y que, al parecer, le está yendo bastante bien con él. Sin embargo, no puedo arriesgarme a que se nos acabe la "buena suerte" que estamos teniendo ahora mismo; ya he perdido a demasiadas personas y me niego a perderle a él. Al final acabo parpadeando y noto cómo las lágrimas que asomaban con salir caen en mis manos y dejo de mirar al que durante tantos años ha sido mi mejor amigo.

Sin volver a girarme hacia André, digo unas palabras en un tono bajo pero que espero con toda mi alma que haya alcanzado a escuchar porque es lo mejor para los dos; somos jóvenes y es mejor un futuro malo que ninguno... supongo. — André, ríndete, por favor... — Otra nueva oleada de lágrimas caen por mis mejillas mientras intento calmarme, aunque en vano. Después de tantos años, he vuelto a matar para salvar mi vida de un futuro aún peor.

Me rindo.

¿De verdad? ¿Estaba soltando todas esas mierdas de su jodida boca? Yo, Derian Castle, ¿había apoyado a estos inútiles? ¿A un grupo de personas que escondían la verdad y que daban unas esperanzas que ahora se estaban transformando en muerte y sangre? El esperpento más grande de toda la tierra estaba esa noche, aquí, en la isla de los vencedores. Toda una vida odiando al capitolio, odiando a los Black, deseando que cambiara todo y ahora todo mi mundo que había girado en torno a ellos se estaba desmoronando. Todo había sido una maldita mentira. Todo.

Me deshago con rapidez de su agarre, propinándole otra estocada en el costado encendiéndome con cada de una de sus palabras y retirándome cuando veo como saca el arma, quedándome un poco estático y recibiendo un balazo en el hombro.- ¡Hijo de puta!- grité con todas mis fuerzas y me llevé la mano que sujetaba el cuchillo a esa zona herida que no dejaba de emanar sangre. Apreté la mandíbula y lo miré.- Yo, un hombre que fue soltado a una Arena por voluntad de otros. Yo, un hombre que tuvo que matar para sobrevivir en un juego liderado por titanes.- mi voz se alzaba, cortándole la mano para que soltase el arma y lo cogí por el cuello.- ¡¡No sabéis nada de nosotros!! ¡¡No sabeis lo que es ser esclavos de una niña caprichosa que enjaula a sus ratas en una isla para mantenerlos controlados. Una isla donde no puedes salir ni para ver a quienes quieres!! Una prisión donde si hacías lo que no lo le gustaba te mataba.- di un rodillazo a su entrepierna y lo miré a los ojos.-¿Has anhelado ver a alguien alguna vez y que no podías verla? ¿Has echado de menos tu hogar? Yo no he tenido nada de eso, desde que entré aquí.- me separé de él, cogiendo de nuevo el cuchillo.- Yo hubiera dado toda esta riqueza, ¡¡TODA!! por ser libre.- aguanté el dolor, aguanté ese dolor inmenso de mi hombro y seguí luchando.

Aaron

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#1 'Defensa' :


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#2 'Ataque' :

Al igual que antes, suelto otra risotada, notando cómo esa ira interior crece desmesuradamente, cómo las ganas de clavarle mi cuchilla incrementan, deseando acabar con él de una santa vez. Mi paciencia tiene un límite, y aunque mi idea es dejarle inconsciente como a la otra chica, no sé cuánto más tiempo voy a poder controlarme para no cerrar su maldita boca eternamente. Gruño un puñado de palabrotas en cuanto noto el rodillazo que me propina en la entrepierna, además del cuchillazo, e intento con todas mis fuerzas acabar de bloquearle en el suelo. — ¡Y tú tampoco sabes nada sobre mí, estúpido vago rico! — le espeto, haciendo referencia a que él no movió ni un dedo para contribuir a la guerra, para acabar con todo de una vez, sino que siguió desde el sofá viendo cómo morían los jóvenes a los que había condenado. Y fue alguien como él quien condenó a Alec, quien sacó su nombre para mandarle a una muerte segura; no obstante, también soy consciente de que probablemente el sistema estaba amañado para que mi hermano acabara allí dentro. — ¡Un imbécil como tú mató a mi hermano, un estúpido tributo cuando él no había hecho daño a nadie! — grito apretando sus brazos contra el suelo, intentando golpearle pero sin éxito por culpa de los nervios y la tensión que no paran de hacerse aún mayores. — Si tanto hubieras dado por acabar con esto, haberte escapado en una de las visitas mensuales — le recrimino. — No habrías sido el primero — ¿No huyó aquella chica, la tal Jolene Yorkey, la chica que asesinó al vicepresidente, a su padre?

— He anhelado ver a muchas personas, incluso he creído que éstas estaban muertas durante años. ¿Sabes tú lo que es eso? ¿Sabes lo que es creer que la persona que más quieres está muerta? — Ruedo los ojos y me río entre dientes, sintiéndome, en parte, mejor por poder soltar todas estas cosas en voz alta, cosas que durante siglos me han estado haciendo daño, consumiéndome interiormente. He tenido que hacer cosas despreciables, odiosas, a lo largo de mi vida para que ahora venga uno y me recrimine mis actuales actos cuando él no es mejor que yo. A diferencia de él, mis razones no son egoístas, pues yo siempre he actuado, actúo y actuaré, por el bien de mi familia, no por salvar mi propio pellejo. — Y mucho menos no sabes lo que es vivir en el exilio, temiendo el momento en el que te mate un ataque de esa a la que llamas niña caprichosa. — Le vuelvo a dar otro puñetazo en el estómago, esperando hacerle más daño que la vez anterior y, segundos después, disparo en el otro hombro, en el izquierdo con esa mirada que deja ver claramente la rabia y el odio.

Me defiendo de Derian y le ataco.

El miembro 'Aaron D. Weynart' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Defensa' :


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#2 'Ataque' :

El miembro 'Shirley W. Sparks' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Armas' :

Alcé la mirada.- Pues si ninguno sabe uno del otro, cállate ya y deja de decir estupideces. Incompetente de mierda.- escupo sangre.- Pareces un puto crío con un berrinche, porque la sarta de gilipolleces que estás soltando por esa boca no se la cree nadie, inútil.- cargué de nuevo contra él, incrementando la sangre que caía por mi hombro, ya inutilizado. El brazo estaba caído, como un peso muerto y ya tan solo me movía por instinto. Sus últimas palabras me hicieron recordar la guerra del once y en Abbey. Claro que sabía lo que era pensar que una persona que querías estaba muerta, que ahora mismo no sabía donde podría estar Kira, no saber si los distritos habían sido también atacados o no. Esa niña se había ganado mi cariño sin saber muy bien porqué, pero lo había hecho. Mi cuerpo aguantaba la falta de sangre, el calor del fuego y el cansancio, tenía resistencia, incluso resistí el puñetazo que me había metido en el estómago, quedándome en mi sitio. ¿Elle estaría metida en todo esto? Me sentí decepcionado, herido e incluso traicionado.

Otro disparo se escuchó en la noche y otro dolor agudo sentí en el otro brazo. Reí irónicamente.- Armas de fuego, que valentía...- solté el cuchillo, con los dos brazos muertos, sin poder moverlos, pegándole un cabezazo para que me diese tiempo a recomponerme y caí de rodillas mirando a Arianne tendida en el suelo y a Sidney y Shirley siendo atrapada por agentes. Todo había terminado, ya no podía hacer nada más por defenderlas o defenderme. ¿Cómo iba a escapar herido, con los dos brazos inutilizables? Solo quedaba la rendición y esperar la muerte.- Larga vida al capitolio y a Jamie Niniadis, la nueva Stephanie Black o peor.- sonreí con la sonrisa mas irónica que podía sacar y con el tono más irónico que pude en mi situación, pero no iba a perder el conocimiento, me negaba a hacerlo por lo que me levanté como pude y me planté ante él.- Aquí me tienes.- sentencié con los ojos llameando odio.

Derian se rinde

Nos alejamos del bullicio lo más rápido que mis piernas y las de Jolene van. Alex empieza a quedarse atrás, jadeando mientras pide una espera que la rubia no está dispuesta a darle. Intento pensar en otra cosa, no en que apenas puedo respirar, o en que me duelen las piernas, o en que algunas de las plantas están rasguñandome la piel. Cuando caen sobre piel que no está herida duele, pero duele tres veces más cuando rozan las heridas que me hicieron los cristales que estallaron conta la primera explosión. Hay un momento donde ni siquiera veo por donde voy porque apenas puedo respirar y cuando estoy a punto de doblarme choco con alguien. Son tres segundos de paz completa donde creo que Jole se ha detenido y ha decidido darnos un segundo, pero entonces mi hermana grita y cuando levanto mi mirada ya es demasiado tarde. Tenemos encima a los agentes de la paz y al apoyar los pies en el suelo para levantarme y correr, uno de ellos ya me ha agarrado de la camisa y arrastrado de vuelta al centro de todo el meollo. El camino de vuelta me es ligeramente más largo, seguramente porque mientras me arrastran de malas formas puedo ver a la gente de mi alrededor, gente que son mis vecinos, muertos en el suelo, o siendo torturados por agentes de la paz sin ningún tipo de remordimientos. Muchos de ellos son agentes de la paz ¿no se supone que ellos cuidaban de nosotros? igual no puedo pensar mucho en ello ni reconocer que diablos pasa porque hay varios cuerpos de agentes en el suelo lo cual me confunde. Mis rodillas se recienten al caer y por un momento dejo de respirar cuando me apuntan con el arma. Las voces me llegan lejanas, en ese momento hay mucho ruido. No es solo por Jolene y Alex quienes gritan que corra, sino por todos los demás. La gente que huye del fuego, la gente que sufre por los que se quemaron en él, los que están luchando, los que se están rindiendo. En esos momentos se detiene el tiempo y cuando sé que voy a morir me limito a cerrar los ojos con fuerza. ¿Va a doler? seguro que no, no recuerdo lo que fue estar a punto de morir la última vez.

Miento, sí lo recuerdo. Recuerdo el cuerpo de Jeremy siendo arrastrado por un muto hacia el bosque mientras gritaba pidiendo ayuda y sus manos se rasguñaban en el intento de cogerse de alguna parte para dejar de alejarse de nosotros. El cuerpo de Ryan partirse por la mitad como si hubiera sido de gelatina. La lluvia que nos acompañaba teñida de sangre, los charcos del suelo, el barro en el que Jolene y yo resbalábamos. La flecha que me atravesó el esternon y el hacha que dio contra ella. Luego la canción. Por un segundo morir no me parece tan malo y entonces suena el disparo. Por mi cabeza pasan miles de imagenes a una velocidad que apenas me permite reconocer la mitad. Mi hija es la primera imagen de mi cabeza, los picnis de jole y jer, Katie leyendo mis diarios, los ordenadores que Jole rompió, los celos, los enfados, los miedos de tanto tiempo. Todo pasa por mi cuerpo mientras caigo. Me duelen las costillas aunque desconozco el motivo y un poco también la cabeza. Además, me pesa el cuerpo y apenas puedo respirar. Incluso escucho voces aún.

Entonces me doy cuenta de que no estoy muerto, y cuando abro uno de mis ojos, sí uno solo, lenta y quizá torturantemente, todo cobra sentido. El cuerpo del agente de la paz que disparó, no fue quien disparó. Está en el suelo muerto y su cuerpo sangra descomunalmente. La sangre se esparce por el asfalto hacia mi pierna y hacia la de. - KATIE LO ESTAS AHOGANDO! - Es la voz de Jeremy. Katie es el peso de mi estómago y lo que no me deja respirar porque está aferrada a mi ropa desesperada mientras llora sin control. Cuando intento levantarme parece tan feliz que entonces se lanza contra mi cuello lo que empeora lo de respirar. - ¿Que es lo que ha pasado? El disparo... el incendio... los mentores... esta muerto el señor Walley - Ahogo mi voz en algunos puntos porque intento asimilarlo todo y muchas cosas ni siquiera las estoy preguntando porque las presencié en mi propia piel, solo intento organizar los sucesos en mi cabeza y encontrar un por qué. Paul se acerca para levantar a Katie que cuando vio al agente de la paz dispuesto a dispararme se abalanzó contra mi para quitarme de en medio; básicamente me atropelló lo cual me hizo acabar en suelo; Jeremy me levanta a mi de otro tirón. Yo estoy demasiado confundido como para negarme o para asimilarlo y tampoco creo que puedan explicármelo porque empezamos a correr. Alguien me arrastra los primeros metros pero luego solo tengo que seguirlo, miles de instrucciones llegan de golpe mientras Jer y Paul hablan entre ellos avanzando más rápido que los demás.

Katie empieza a cansarse y reduce la velocidad, cuando estoy por delante de ella unos cuatros metros me paro en seco. - Tienes que correr, no puedes quedarte! - Murmura el nombre de nuestra hija y sacudo la cabeza. - Sebastian - No necesita más palabras, se va dispuesta  a seguir en marcha y yo hago lo mismo. No he dado más de tres pasos cuando escucho su grito ahogado. Cuando me giro para ver donde está, veo su cuerpo desaparecer. - KATIE!! - Corro hacia el lugar donde estaba su cuerpo segundos antes y ahora es el grito de Jeremy el que llega a lo lejos acompañado de insultos. Demasiado lejos como para que pueda verlo. Voy a socorrerlo pero por mas que cruzo árboles y plantas, me resulta imposible dar con él, y después, un disparo seguramente del arma de Paul, más lejos aún. ¿A que hora nos distanciamos tanto? Empiezo a hiperventilar completamente solo en el bosque que cada vez me parece más grande y más frondoso pero por más que sigo los ruidos que ahora son solo recuerdos, no encuentro a nadie.

Me mantengo en marcha solo porque Jolene lo hace, pero llega mi turno de desaprecer y ya sé lo que pasa. Un hombre se materializa detrás de mi y sus manos sobre mi boca me impiden gritar. El grito se queda en mi garganta mientras me arrastra a un claro donde cualquiera que intente ayudarme sea visto desde una distancia que le permita reaccionar y matarlo. - Ríndete. - Sacudo la cabeza, y me tira al suelo con tal fuerza que me hago daño en las ya resentidas costillas. - RINDETE! - Instite apuntando con su arma otra vez a mi cuerpo. Es la segunda vez hoy. - ¿Donde está Katie?... ¿jer? ¿Paul? - Avanza hacia mi y me golpea, lo cual me deja groggy el tiempo suficiente como para que acabe sentado sobre mi y me agarre de la ropa levantando ligeramente mi cuerpo del suelo. Mientras pongo mis manos contra sus muñecas siento la sangre de la frente caerme por la sien. No sé cuantas veces me repite que me rinda y me sacude cuando respondo, ni tampoco cuantas veces me golpea; mis respuestas siguen siendo "no" hasta que me da miedo responder porque cada respuesta incluye un nuevo golpe y me veo incapaz de soportar uno sólo más. Parece que mi silencio le vale para lo que quiere, así que me arrastra hacia la plaza nuevamente donde intento buscar a alguno de mis amigos pero no me lo permite, un solo gesto de su mano contra mi nuca empujándome la cara hacia el suelo me hace quedarme ahí respirando de impotencia.

Lo del regreso brusco a la isla no me gusta en absoluto, pero las cosas van de mal en peor después de eso. Repentinamente ni siquiera necesitan que los médicos acudan al hospital, y en menos de 10 horas estoy encerrado en casa con mis padres que están como si hubieran decidido que vamos a acampar las próximas semanas. Suspiro con algo de aburrimiento cuando mi madre sugiere que tras perder otra partida de scrabble contra mi, quiere volver a jugar. Mi padre se ha rendido hace rato así que han hecho un equipo que intenta machacarme una vez para vengar las otras 100 donde cayeron. - En serio mamá, no es trampa; es que sois muy obvios y vais de culo en vocabulario. - Insisto. Así pasan dios sabe cuantas horas más hasta que me quedo dormido en el sofá mientras espero un eterno turno en el que maquinan la super palabra que les dará la victoria. O eso se piensan ellos. Empiezo a plantearme dejarles ganar cuando explota algo.

Me despierto de golpe completamente confuso creyendo por un momento seguir en el sofá donde lo dejamos, pero llevándome un buen tortazo en la parte delantera de la pierna que choca contra la mesilla de noche de mi cuarto. - ¡MAMA! - Le chillo como reclamo desde mi cuarto porque lo ha vuelto a hacer, eso de meterme en mi cama cada vez que me quedo dormido en otro sitio, como si todavía tuviese 5 años. Voy cojeando hasta la puerta cuando suena una nueva explosión y el que mi madre me metiera en la cama ya no me parece un problema. Cuando abro la puerta veo a mi padre pasar con un arma en la mano que mide al menos la mitad de su cuerpo, y a mamá detrás cargando con otras más manejables pero armas al fin y al cabo. -  ¿Qué rayos os pasa? - La imagen de mis padres llevando armas me desequilibra, jamás vi sus juegos porque ellos no quisieron, así que es la primera vez en mi vida que veo un lado de ellos que desconocía.

Mi madre me estampa un arma contra el pecho y entonces sé que la cosa es grave, porque si hay algo que mi madre nunca haría dado mi historial, es darme un arma. Ni siquiera tengo idea de como cogerla mientras avanzo, así que la llevo como si mis manos fueran una bandeja y ella las hubiera dejando encima. Más de una vez estoy por darme de narices contra el suelo bajando las escaleras hasta que mi padre me agarra, de una forma no muy delicada, para ponerme el arma en las manos como se supone que debe ir y enseñarme a disparar. Son indicaciones muy escuetas, pero tampoco tiene tiempo de más. Un grupo de agentes de la paz invade nuestra casa. El primero pierde su cabeza nada más entrar, y los tres siguientes salen heridos en el jaleo que se monta. Yo estoy plantado en mi sitio en el salón, mirando todo el desastre que se crea en cuestión de segundos.

Cuando consiguen hacerlos retroceder lo suficiente, mi padre vuelve a cerrar la puerta y en tres segundos estamos todos en el suelo porque miles de balas están rozando nuestras cabezas. - ¡¿Porqué has disparado?! Nosotros no somos así. Papá! - Siento las manos de mi madre entre mi cara y por un instante me siento un crío, esa es una facultad que ella ha tenido desde que tengo uso de razón. Con solo mirarme, es capaz de hacerme sentir como si jamás hubiera crecido, como si siguiera siendo ese niño pequeño que echó a llorar cuando lo mandaron con sus abuelos. Me explica miles de cosas que no entiendo, no solo porque habla muy rápido, ni por el ruido del exterior, es porque son demasiadas cosas para memorizar al mismo tiempo. Solo entiendo que esas personas que antes eran agentes de la paz y defendían a los mentores, ahora no lo hacen.

Las últimas palabras que escucho de la boca de mi madre son "haz lo que tengas que hacer", y entonces una de las luces que se disparan entre las rendijas de las ventanas le da en toda la cabeza dejándola KO en el suelo. Mi padre pierde el control sobre si mismo y se levanta del suelo para vengarla, pero ellos son demasiados y él está expuesto. En cuestión de segundos veo a mis padres morir y después, a diez armas apuntarme a la cabeza mientras todavía intento asimilar que diablos ha pasado. Escucho las voces de los agentes lejanas, como si ni siquiera se dirigieran a mi. No soy consciente de cuando el arma deja de estar en mis manos, ni de cuando mi cuerpo está contra el suelo mientras unas manos desconocidas buscan entre mis atuendos más armas con las cuales pueda defenderme. Durante un instante, veo la cara de mi madre inerte delante de la mía antes de que alguien me levante y arrastre al exterior donde varios mentores más están de rodillas en el suelo y otros tantos, reacios a rendirse, muertos en el suelo a nuestro alrededor.

No encontré nada en los bolsillos del la persona que había atacado con el candelabro, la verdad era que hacía bastante tiempo que no atacaba a una persona de verdad y la cosa era que sentía algo dentro de mi, algo bastante raro que no sentía desde hacía bastantes años. El hecho de estar encerrado en la Isla me había afectado, más de lo que me podía imaginar. Cada vez me estaba estresando más y más ya que no tenía nada con lo que poder defender a Astrid, simplemente un estúpido candelabro que no me servía en absoluto si el chico que nos había 'atacado' tenía unos cuchillos como armas.. No podía permitir que hiciese daño a Astrid, no podía consentirlo. Tendría que atacarlo con el candelabro, era lo único útil que había visto por ahora. Me giré para entrar en la habitación con el candelabro en alto y la escena que vi en la habitación me heló la sangre. Vi a Astrid de rodillas en el suelo, rindiendose.. si nos rendíamos podría pasarnos cualquier cosa pero ella me estaba suplicando que me rindiese con ella y no podía hacer nada, tampoco quería salir herido de aquel lugar. No dije ninguna palabra, deje caer el candelabro de mis manos y me arrodillé en el suelo, con las manos detrás de la cabeza.

Me rindo.

No me doy cuenta de qué pasa a mi alrededor, y la verdad no me siento con fuerzas de pensar mucho en ello, sólo en concentrarme, en recuperar al menos un poco de destreza con armas, porque entonces así podré quitar una pistola y defender a Trevor. Tampoco sé qué hago o cómo muevo el cuchillo, pero cuando menos me doy cuenta tengo la pistola en mi mano en lugar del cuchillo y un agente yace en el suelo. Muerto. Está muerto. Miro con detenimiento mi mano, que sostiene el arma de fuego, la misma que usé para, de algún modo, matar a ese agente. Es como si regresara catorce años atrás. Suelto un chillido ante la persona muerta y me pego a la pared sin soltar del todo el arma, mirando a un espacio en el vacío. Un ruido junto a mí me alarma de nuevo y regreso a la normalidad, si robé esta arma e hice todo esto fue para proteger a Trevor. Entonces aprieto de nuevo el arma y lo volteo a ver. - No nos podemos quedar aquí por mucho tiempo, debemos... - Entonces unas pisadas se detienen frente a nosotros, y aunque no me atrevo a mirar del todo, sé que hay alguien ahí. Me pongo a la defensiva en cuanto escucho un conjuro dirigido a mí y sin pensarlo mucho suelto el gatillo. Sólo tengo un pensamiento en mente cuando lo hago, o bueno, tal vez dos: No quiero morir y desde luego no quiero ver morir a Trevor.

Me defiendo y ataco a Riorden.

El miembro 'Genevieve A. Fellon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Ataque' :


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#2 'Defensa' :

Todo es muy confuso, tanto que me cuesta seguir el ritmo de Amelie. No me quejo en ningún momento porque no me da la gana que reduzca la velocidad, ni mucho menos que me suelte alguno de esos comentarios mordaces que tan fácil se le forman en la cabeza. Me limito a seguirla intentando no mirar alrededor, no quiero encontrarme con desconocidos muertos, ni conocidos muertos, ni nada. Gigi va casi más rápido que la pelirroja, y cuando cruzamos una esquina estoy temporalmente fuera de combate. El golpe que Anderson me mete con la sartén hace que me sangre la nariz, y además me sacude el cerebro de forma tan brusca que me olvido de que estamos haciendo.

Siento la mano de Amelie tirar de mi cuando el mentor del seis se marcha, y por fin tengo ánimos de quejarme cuando nos aborda un agente de la paz. - Cuidado, Amy! - Le advierto empujándola y sacándola de en medio cuando un hechizo nos roza, haciendo una herida en su pierna que por un momento nos deja bloqueados. Más agentes vienen, y solo tenemos una opción. - Corre! -