No llevamos mucho tiempo entrenando pero creo que mis músculos van a explotar. Bueno no, no realmente. Aunque la sensación de tener la panza llena y el estar haciendo ejercicio como si fuera cosa de mi día a día sí que es extraña. Generalmente solía caminar bastante, por el cinco, correr solo cuando era necesario y bueno, de la comida mejor ni comento nada. Pero ahora es distinto y todo esto me desagrada. Por claras razones.

Como sea, después de entrenar un poco con el chico de mi distrito, no me queda más que seguir avanzando por las estaciones, a ver qué puedo aprender. Porque sí, ya me decidí a que no puedo dejar a Arthur solo, ni hablar. Tengo que esforzarme por más doloroso, pesado, e imposible que parezca. Por él.

Aunque creo que seguiré alternando etapas en este proceso de aceptar donde estoy ahora, por mientras me permito ser positiva para acercarme a la chica del once con una sonrisa más natural en comparación a las que he estado mostrando últimamente. — Hola, me llamo Kaila — Me presento primero, que la cordialidad es buena. Supongo, depende de en dónde estemos. Ahora no es como que importe mucho — Soy del cinco — Bien, ya que ya cubrí el terreno de decir mi nombre y distrito supongo que puedo continuar con el resto — Aún no me he pasado por esta estación, ¿Quieres que entrenemos juntas? —

Turno de entrada.

— La verdad es que no creo que por mucho — Respondo a Anya tras ver sus pulgares arriba. Conforme avanzo el terreno cambia, ahora hay subidas y bajabas, y también es más difícil correr. Siento mi respiración agitada y un dolor en las costillas que antes no, ¿Será por hablar y correr al mismo tiempo? — Nada que ver con el norte, eh — Le grito a Anya. Si a caso ahí corríamos por supervivencia. Aquí es más o menos lo mismo, pero vamos, se entiende mi punto.

Dado: Acierto, 2
Carrera: 23/50

Al menos la vocecita de Anya sirve para que el entrenamiento sea más ameno. Puedo notar a uno de los instructores con los ojos pendientes de por dónde pasamos. En el caso de Anya, más atrás que yo, la pista está normal, en mi caso, combina algunas irregularidades en el terreno que me hacen entorpecer mi paso cuando hay que subir, y tener que medir mi velocidad, al bajar. Que lo que menos quiero es darme de trompa en el piso otra vez. — ¡Tú igual puedes! — La animo a la lejanía.

Dado: Fallo
Carrera: 23/50

Debo ser muy buena apoyando o algo, porque Anya grita de vuelta y empieza a acelerar. En cuanto a mí, no hay mucho que pueda hacer, le llevo ventaja y quizá en otro momento la esperaría, pero las palabras de Arty retumban en mi cabeza cada vez que pienso algo similar. — ¡Vamos ANya! — Ya parezco coach.

Dado:
Carrera: 23/50

Ya sé que no debería sonreírle porque por fin está dando carrera para alcanzarme, pero no puedo evitar hacerlo y levantarle el pulgar — Tú también — Respondo, ¿Cómo se supone que me enfrente a todas estas personas cuando no me han desagradado al menos tres de aquí? ¡Es un fiasco!

Dado:
Carrera: 23/50

La verdad es que el dolor de las costillas solo empeora cuando le contesto. Estoy convencida de que no sé respirar, incluso creo que el instructor grita algo del estilo, pero yo solo puedo levantar la mano como para indicarle que voy bien. Aunque ya no tanto, porque si fuera bien, Anya no me estaría alcanzando con tanta facilidad.  — Parece que ya le agarraste el truco, pero cuidado con las subidas — Le indico, señalando el camino que voy dejando a mi paso.

Dado: Acierto
Carrera: 25/50