Llego a la zona de entrenamiento porque, sinceramente, es lo más entretenido que se puede hacer en este lugar, y miro a mi alrededor pensando en qué me apetece hacer ahora. Mi estilista no para de decirme que trate de hacer amigos, que todo eso que me llevo. Pero, ¿para qué querría yo hacer amigos? Vamos a morir todo. Sí es cierto, sin embargo, que hay gente que me cae mejor y gente que me cae peor. Por su apariencia, claro, tampoco es que les conozca ni nada.

Es entonces cuando se me acerca la tributo del cinco. Tiene una sonrisa agradable, que hace que me remueva un poco en mi lugar —Yo soy Anya. Del once— digo, sintiendo como mis orejas se ponen un poco rojas. Es una de las chicas mayores. Visto desde fuera, pensarías que es de las que tienen más posibilidades de ganar. O eso opino yo.

Miro la estación que señala y luego a ella de nuevo. ¿Quiere entrenar conmigo? ¿Ella? Me aclaro la garganta y asiento, un poco nerviosa —Claro. Claro. Me gustaría— asiento con rapidez y me seco las palmas de las manos contra la ropa. Tal vez está estudiando contra quién tiene más posibilidades de ganar. La opción fácil siempre es quitarse a los pequeños del medio primero. Me acerco al inicio del circuito de obstáculos y la miro —Aviso, no sé si se me va a dar muy bien esto— lo dejo claro desde un inicio. No quiero que piense que se está entrenando con alguien muy ágil. Soy bajita y un poco bruta, no destaco por saber moverme bien.

Turno de entrada.

Sonrío ante sus palabras, referentes a juntarnos las personas del norte, y asiento con la cabeza —Sí. No quiero tener nada que ver con los engreídos del centro— afirmo. ¿Los tributos del uno y del dos? Daban miedo. La única persona que, por ahora, puedo tolerar de esos distritos es Marco, pero seguramente porque es enano y es majo.

—Ya. Correr tampoco es lo mío, estoy segura. Solamente corro cuando me tengo que escapar del orfanato o esconderme de las cuidadoras— reconozco, sintiendo que si ella se ha abierto un poco con su situación yo puedo hacer lo propio. Nos colocamos en el punto de salida y asiento ante su pregunta, diligente —Lista— afirmo.

Claro que ella empieza a correr cuando yo apenas estoy analizando el recorrido que vamos a hacer. Primero es un tramo de carrera recta, luego se vuelve irregular... Y al final no atino a ver lo que hay, pero seguro que no nos lo ponen fácil.

Dado: fallo :')
Carrera: 0/50

La miro con una pequeña sonrisa, porque está claro que los del norte siempre terminamos teniendo más problemas que nadie. Asiento con la cabeza, porque aunque no tenga hermanos -por lo menos no en el orfanato, a saber si mis padres tuvieron más hijos o murieron o qué hicieron- sé lo que es no haberte podido criar con tus padres.

Realmente el recorrido no parece difícil, pero algo en mí se ha removido demasiado con estos pensamientos —Voy, voy— le aseguro, mientras empiezo a avanzar.

Dado: acierto
Carrera: 2/50

Es, naturalmente, mucho más rápida que yo, pero también me pasa que me noto un poco distraída. No sé por qué. La miro cuando se gira y levanto las cejas cuando menciona que se vuelve más complicado. Me lleva algo de ventaja, pero no quiero ni imaginar qué es "más complicado" —¿Más?— pregunto. He visto el tramo con los obstáculos, pero sé que probablemente en la distancia aguarden cosas más bestias. Esta gente no tiene ningún tipo de consideración.

Dado:
Carrera: 2/50

Trato de hacerle caso, pero la verdad es que cuando se cae al suelo la miro, alarmada —¿Estás bien?— pregunto, tratando de correr hacia ella, pero notando un pinchazo en la parte inferior de la barriga. ¿Qué es esto? ¿He bebido demasiado antes de empezar a correr? El agua fría está demasiado bien aquí como para no tomarla, pero tal vez no ha sido la mejor idea llenarme la barriga de líquido, viéndolo ahora.

Dado:
Carrera: 2/50