OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Madrugada del 1 de enero, 2470
Año nuevo, vida nueva. Desde la llegada del anillo de Ava como paquete navideño de Aminoff mi humor no ha sido el mejor y sé que he sumado una preocupación a aquellos adultos que obtuvieron la noticia, así que he decidido tomar la excusa de este festejo para pensar en lo que sea, menos en la que irónicamente, en esta fecha, es la cumplañera. ¿Ella nos querría amargados por ahí? Pues no, Ava sería la primera en decirnos que nos emborrachemos hasta poder encontrar la solución. Son casi las dos de la mañana cuando los adultos se marchan, las chicas se van a la casa de Syv a hacer vaya a saber qué y yo me quedo con los chicos, haciendo lo que parece ser un fuerte cargado de botellas que he ido encontrando por la mansión del ex alcalde. Es una lástima que afuera la nieve sea tan espesa, porque hacer un fogón era una excelente idea. Al menos, aquí dentro nos quedan los videojuegos.
— ¿Quieren jugar a la botellita entre nosotros? — bromeo en lo que paso por encima del respaldo del sillón con un salto, el cual me deja rebotando al caer sentado y así puedo alcanzar los snack de la mesita que tengo delante. Mi mano se hunde como una garra entre las papas fritas y me llevo unas cuantas a la boca, en lo que me debato en si empezar con las sobras del champagne que usamos para el brindis de medianoche o si es momento de darle a cosas más fuerte como el vodka. ¡O podemos hacer ronda de tequila! James ya se está haciendo con uno de los controles para el juego de carreras, el televisor se encuentra encendido y me dispongo a ver quién aplasta a quien, hundiéndome entre los almohadones — ¿Qué creen que hagan las chicas sin nosotros? — es una curiosidad estúpida, pero no puedo evitar pensarlo mientras me meto papa tras papa entre los dientes — No se juntarán a hablar mal de nosotros… ¿No? — que creo que aquí todos nos hemos enrollado con alguna y el simple pensamiento de que puedan andar contándose intimidades da un poco de pánico.
Cualquier orden, cualquier bardo (?)
Desde que mamá no está, convencer a papá de que me deje hacer cosas es mucho más fácil que antes. No tengo que rogar demasiado, y parece reconocer que ya no soy tan pequeño como antes. Fue un año intenso sin verlo, pero ya estaba más acostumbrado a hacer las cosas por mi cuenta y había dejado de lado la mayoría de mis caprichos. No todos, no era idiota y sabía como aprovecharme de ciertas circunstancias, así que cuando los mayores se retiran a dormir, puedo quedarme en la casa de Ken sin inconveniente. Sabía que los humores no eran los de siempre, pero últimamente ¿cuántas veces pasaba más de un par de meses sin que lo fueran? Al menos esta vez no teníamos que vivir escondidos.
Tomo el otro control de la consola y me dejo caer en el piso en pose india, lo suficientemente cerca de la mesita de snacks para justificar tener la boca llena cuando Ken hace su primera sugerencia. Es idiota, así que lo ignoro y me pongo a seleccionar mi auto favorito. Esperaba que James hubiera seleccionado la pista difícil, porque la fácil era tan aburrida que le ganaría con casi dos segundos enteros de diferencia. - Claro que se juntan a eso. Mimi le preguntó a Syv el otro día qué tan grande la tenías. Holly piensa que la mitad son unos lentos. Y todavía no me entero si es James o Kyle el que tiene los mejores rulos. - Las configuraciones en la pantalla las puedo hacer sin ver, así que aprovecho para voltear y mirar de reojo la patética postura en la que está Kendrick. - Uno pensaría que tienen mejores cosas de las que hablar. Al parecer ahora tu categoría es “no-novio”. - Le aclaro antes de volver a voltear hacia la pantalla.
Tomo el otro control de la consola y me dejo caer en el piso en pose india, lo suficientemente cerca de la mesita de snacks para justificar tener la boca llena cuando Ken hace su primera sugerencia. Es idiota, así que lo ignoro y me pongo a seleccionar mi auto favorito. Esperaba que James hubiera seleccionado la pista difícil, porque la fácil era tan aburrida que le ganaría con casi dos segundos enteros de diferencia. - Claro que se juntan a eso. Mimi le preguntó a Syv el otro día qué tan grande la tenías. Holly piensa que la mitad son unos lentos. Y todavía no me entero si es James o Kyle el que tiene los mejores rulos. - Las configuraciones en la pantalla las puedo hacer sin ver, así que aprovecho para voltear y mirar de reojo la patética postura en la que está Kendrick. - Uno pensaría que tienen mejores cosas de las que hablar. Al parecer ahora tu categoría es “no-novio”. - Le aclaro antes de volver a voltear hacia la pantalla.
Estas son mis primeras fiestas como una persona libre y, en consecuencia, una que puede empezar un año con demasiado alcohol en las venas como para ser considerado un ser funcional. No quiero ponerme sentimental, pero es realmente agradable poder pasar un tiempo con estos idiotas, sin otra preocupación por esta noche que la de hablar tonterías, consumir mierda y ser solo… bueno, nosotros. Tengo una lata de cerveza a mi lado en lo que me acomodo para jugar a las carreras, sin molestarme porque mi contrincante sea Jared; siendo honesto, el mocoso me agrada. Es pequeño, pero no me siento mal teniendo la lengua floja a su lado y, para poner el ejemplo, él mismo se encarga de solucionar las dudas de Ken con una sinceridad que me hace escupir algo de la cerveza que estoy bebiendo, casi ahogándome con mi risa — Puedo ceder el mérito de los rulos — comento con gracia en lo que me limpio con el dorso de la mano y dejo la cerveza una vez más, acomodándome para ver mejor la pantalla — Nadie aquí me gana en mandíbula. O en altura — que son todos unos hobbits.
Como si quisiera remarcarlo, apoyo mejor mi espalda contra el sofá y estiro mis piernas por el suelo, seleccionando una pista espacial que tiene demasiadas explosiones como para hacerlo interesante — Aunque no sé bien qué es lo que juzgan. Serán muy atractivas, pero he visto más tetas en las vacas de los graneros que en ellas — me muerdo la lengua para poder lookear mi coche, antes de darle al botón de inicio — Aunque admito que hay algunos otros atributos que remarcar. He descubierto con todo esto que las mujeres que saben usar armas o tienen trucos bajo la manga me pueden. ¿Y qué mejor un poco de cerebro con buenas piernas? Sin ofender — le aclaro a Sage, que Hero es bonita pero además de ser su novia, es un tapón — ¿A quién se ligarían? Los dos tortolitos que tienen pareja aquí, pueden cerrar la boca… o hablar bajo su propio riesgo.
Como si quisiera remarcarlo, apoyo mejor mi espalda contra el sofá y estiro mis piernas por el suelo, seleccionando una pista espacial que tiene demasiadas explosiones como para hacerlo interesante — Aunque no sé bien qué es lo que juzgan. Serán muy atractivas, pero he visto más tetas en las vacas de los graneros que en ellas — me muerdo la lengua para poder lookear mi coche, antes de darle al botón de inicio — Aunque admito que hay algunos otros atributos que remarcar. He descubierto con todo esto que las mujeres que saben usar armas o tienen trucos bajo la manga me pueden. ¿Y qué mejor un poco de cerebro con buenas piernas? Sin ofender — le aclaro a Sage, que Hero es bonita pero además de ser su novia, es un tapón — ¿A quién se ligarían? Los dos tortolitos que tienen pareja aquí, pueden cerrar la boca… o hablar bajo su propio riesgo.
El salto de Ken por encima del sillón me hace aferrarme a la lata que tengo en las manos para evitar verterla sin querer sobre la cabeza de James. Es una reacción normal cuando de la nada alguien salta casi que por encima de tu cabeza y rebota como una pelota antes de apoyar el culo a pocos centímetros, pero para estas alturas debería estar acostumbrado. Ken era un maldito mono cuando se lo proponía, aunque ahora hubiese adoptado la pose de un perezoso. - Creo que esas cosas no cuentan cuando eres un escarbadientes. - Le aseguro al señor alto y de mandíbula prominente.
- ¡Hey! - Estiro la rodilla para golpear el costado de la cabeza de Jim y me quejo ante su acusación. - Me dices a mí y luego eres tú el que pasó toda una noche besándose con Meerah. - Le espeto. Que si va a criticar, que se mire al espejo primero. No me gustaba cosificar a las chicas, y mucho menos por algo tan sin sentido como lo eran un par de tetas, o el largo de sus piernas. Elijo callar a su siguiente pregunta de todas maneras, no porque mi respuesta me metería en problemas, sino que seguiría eligiendo a Hero aunque el resto de las muchachas no fuesen feas y eso me haría ganar unas cuantas burlas que no estaba en humor de soportar. - Luego son ellas las que andan hablando de nosotros…
- ¡Hey! - Estiro la rodilla para golpear el costado de la cabeza de Jim y me quejo ante su acusación. - Me dices a mí y luego eres tú el que pasó toda una noche besándose con Meerah. - Le espeto. Que si va a criticar, que se mire al espejo primero. No me gustaba cosificar a las chicas, y mucho menos por algo tan sin sentido como lo eran un par de tetas, o el largo de sus piernas. Elijo callar a su siguiente pregunta de todas maneras, no porque mi respuesta me metería en problemas, sino que seguiría eligiendo a Hero aunque el resto de las muchachas no fuesen feas y eso me haría ganar unas cuantas burlas que no estaba en humor de soportar. - Luego son ellas las que andan hablando de nosotros…
Mis padres deberían sospechar cuando les digo que a los amigos que iré a ver, un par que no conocen, les caerían bien. Quizá lo sospechan, si no dicen nada es porque les tranquiliza saber que tengo amigos. Estas fechas son sensibles para todos en la mesa de casa, que cada año suma más sillas vacías, por esta misma razón me quedo ocupando la mía hasta una hora en la que puedo retirarme con esta excusa y dar una vuelta que me deje en el distrito nueve, acomodado en la sala de la que ahora es la casa de Ken, con el resto de los chicos, esperando mi turno para jugar con Jared. Mi mirada sobre Ken al escuchar su pregunta es de alguien que no se puede creer que tenga esa duda, el chico que está a cargo de un distrito, ¿le preocupa que su novia y sus amigas estén…? Pongo los ojos en blanco porque el niño de la sala pone en palabras lo que seguro son los miedos de Ken.
—Hay algo muy gracioso aunque no consigo reírme de que no estemos hablando de las chicas en todo caso, sino de lo que puedan estar hablando las chicas…— hablo para mí, no creo que alguno esté escuchando, metidos como están de pronto en hacer comentarios hacia ellas que hace que James se consiga que lo mire con el ceño fruncido. Una cosa es que un niño de diez se pase de lengua, otra es que lo haga un tipo que tiene casi mi edad. —¿Te das cuenta que estás hablando de nuestras amigas y que antes que nada son mujeres, no? No hables como un idiota— digo, creo que con mi tono mucho más endurecido de lo que suelo emplear al dirigirme a cualquiera de ellos.
Mi actitud desaprobadora hacia el chico es nada en comparación a la indignación que me surge luego como fuego del estómago cuando escucho lo que dice Sage. —Espera, ¿qué?— pregunto, incluso levanto mi mano en el aire pidiendo que por un segundo nadie diga nada, ni siquiera Jared. — ¿Qué estuviste qué con Meerah?— repito lo que fueron las palabras del otro chico. Sin pensarlo me encuentro de pie, mirándolo desde arriba. ¿Puede verse cuanto me desagrada que el tipo que nos está preguntando en general a cuál de las chicas nos ligaríamos como si fuera cosa de plática haya estado besando «toda la noche» con Meerah. —¿Es cierto?—. Busco una confirmación en cualquiera de los otros chicos, no la necesito, ya veo rojo.
Tiro de su hombro para ponerlo de pie y que suelte la maldita jugada. —¡¿Qué clase de imbécil eres?!— le grito en la cara, unos pocos centímetros más de estatura hacen que pueda empujarlo con fuerza hacía atrás. —¡¿Qué carajos te pasa para meterte con Meerah?!— ya me sacó, tengo las manos tensas a punto de querer golpearlo. —Vete con tus putas vacas de establos si estás buscando con quien liarte, ¡tiene catorce años, imbécil! ¡Es la hija de un ministro! ¿Sabes lo que le pasará si se enteran que siquiera le tocaste un pelo?— imaginarlo basta para que vaya sobre él y lo agarre del frente. —¡¿Sabes lo que le pasará?! ¿Cómo puedes ser tan idiota con ella? ¡Hay otras chicas si no te la puedes dejar metida dentro de los pantalones! ¿Te parece divertido jugar con la hija de un ministro? ¿Es eso? ¿La quieres joder?— tengo mis dedos cerrados con tanta fuerza alrededor del cuello de su ropa que cuando lo suelto lo hago con la fuerza para echarlo al suelo. —Antes de que se te ocurra hacerlo, te voy a quitar todas las ganas a golpes. Con Meerah no, ¿me escuchas?
—Hay algo muy gracioso aunque no consigo reírme de que no estemos hablando de las chicas en todo caso, sino de lo que puedan estar hablando las chicas…— hablo para mí, no creo que alguno esté escuchando, metidos como están de pronto en hacer comentarios hacia ellas que hace que James se consiga que lo mire con el ceño fruncido. Una cosa es que un niño de diez se pase de lengua, otra es que lo haga un tipo que tiene casi mi edad. —¿Te das cuenta que estás hablando de nuestras amigas y que antes que nada son mujeres, no? No hables como un idiota— digo, creo que con mi tono mucho más endurecido de lo que suelo emplear al dirigirme a cualquiera de ellos.
Mi actitud desaprobadora hacia el chico es nada en comparación a la indignación que me surge luego como fuego del estómago cuando escucho lo que dice Sage. —Espera, ¿qué?— pregunto, incluso levanto mi mano en el aire pidiendo que por un segundo nadie diga nada, ni siquiera Jared. — ¿Qué estuviste qué con Meerah?— repito lo que fueron las palabras del otro chico. Sin pensarlo me encuentro de pie, mirándolo desde arriba. ¿Puede verse cuanto me desagrada que el tipo que nos está preguntando en general a cuál de las chicas nos ligaríamos como si fuera cosa de plática haya estado besando «toda la noche» con Meerah. —¿Es cierto?—. Busco una confirmación en cualquiera de los otros chicos, no la necesito, ya veo rojo.
Tiro de su hombro para ponerlo de pie y que suelte la maldita jugada. —¡¿Qué clase de imbécil eres?!— le grito en la cara, unos pocos centímetros más de estatura hacen que pueda empujarlo con fuerza hacía atrás. —¡¿Qué carajos te pasa para meterte con Meerah?!— ya me sacó, tengo las manos tensas a punto de querer golpearlo. —Vete con tus putas vacas de establos si estás buscando con quien liarte, ¡tiene catorce años, imbécil! ¡Es la hija de un ministro! ¿Sabes lo que le pasará si se enteran que siquiera le tocaste un pelo?— imaginarlo basta para que vaya sobre él y lo agarre del frente. —¡¿Sabes lo que le pasará?! ¿Cómo puedes ser tan idiota con ella? ¡Hay otras chicas si no te la puedes dejar metida dentro de los pantalones! ¿Te parece divertido jugar con la hija de un ministro? ¿Es eso? ¿La quieres joder?— tengo mis dedos cerrados con tanta fuerza alrededor del cuello de su ropa que cuando lo suelto lo hago con la fuerza para echarlo al suelo. —Antes de que se te ocurra hacerlo, te voy a quitar todas las ganas a golpes. Con Meerah no, ¿me escuchas?
Ruedo un poco los ojos, a pesar de que mi atención no se despega de la pantalla — No te lo tomes tan en serio, David — comento con aire distraído — Ellas hablan babosadas de nosotros y, al final, ninguno acaba siendo fiel a sus palabras porque acaban sin tener importancia — ellas son chicas que gustan preguntar tonterías sobre la intimidad de sus amigas y que ninguno se me venga a hacer el santo aquí, que a más de uno lo he visto pispear escotes. ¿Y eso qué? No acaba por eliminar el cariño o el respeto que podamos tenernos, más allá de las hormonas. Parece que este sujeto es un poco amargado o chapado a la antigua, no sé con cual de las dos quedarme.
Bufo en respuesta a las palabras de Sage y estoy por decirle algo al respecto, cuando Meyer vuelve a aparecer con tanta indignación que me distrae, haciendo que lo mire y, en consecuencia, mi auto choca y se desvía de su ruta. Por la manera en la que se le crispan los ojos, los míos se abren de par en par y hasta siento que tengo que reprocharle a mi amigo por mandarle al frente — Fue solo un… — no llego siquiera a explicar lo que ha sucedido que el tirón me hace soltar el control, el cual cae al suelo con tanta fuerza que se desparraman las baterías. Creo que se me escapa un “¡hey!”, pero su voz cubre la mía en lo que me encuentro con sus gritos sobre mi cara, haciendo que la confusión vaya mutando a enojo. ¿De verdad me está diciendo esto? ¿De verdad se cree que tiene siquiera el derecho a tratarme como se le dé la gana?
Consigo mantenerme sobre los pies a pesar de su empujón, pero son mis manos las que le dan uno de regreso — ¡¿A ti que mierda te sucede?! ¿Acaso eres su niñero? — que no tengo idea de dónde le nació la vena paternal, llevo mis manos hacia la suya en lo que trato de zafarme de su agarre, sintiendo como me crujen los dientes. ¿Está mal si le doy un cabezazo en toda su cara de idiota? — ¿Es eso lo que crees? ¿De verdad? — le escupo, tengo que sostenerme de la mesa en cuanto me suelta para no irme de culo al suelo. No me importa, porque puedo sentir la vena en el cuello — ¡Sé muy bien quién es Meerah y los años que tiene! Fueron solo unos besos, nada pasó. Si tú tienes intenciones reprimidas y frustradas con ella, no te la agarres conmigo. Yo jamás la tocaría si ella no lo quisiera y no tenía intenciones de meterla en problemas — sé que es unos pocos centímetros más alto y unos muchos kilos más pesado, pero aún así tengo la bronca suficiente como para avanzar hacia él y empujarlo de lleno en el pecho — Meerah es lo suficientemente lista como para no necesitar que seas su chaperón, David. ¿O acaso qué te molesta? ¿Que es la hija de tu jefe y no puedes besarla porque sería triplemente inmoral y yo sí lo he hecho? No seas imbécil, no estoy tan enfermo.
Bufo en respuesta a las palabras de Sage y estoy por decirle algo al respecto, cuando Meyer vuelve a aparecer con tanta indignación que me distrae, haciendo que lo mire y, en consecuencia, mi auto choca y se desvía de su ruta. Por la manera en la que se le crispan los ojos, los míos se abren de par en par y hasta siento que tengo que reprocharle a mi amigo por mandarle al frente — Fue solo un… — no llego siquiera a explicar lo que ha sucedido que el tirón me hace soltar el control, el cual cae al suelo con tanta fuerza que se desparraman las baterías. Creo que se me escapa un “¡hey!”, pero su voz cubre la mía en lo que me encuentro con sus gritos sobre mi cara, haciendo que la confusión vaya mutando a enojo. ¿De verdad me está diciendo esto? ¿De verdad se cree que tiene siquiera el derecho a tratarme como se le dé la gana?
Consigo mantenerme sobre los pies a pesar de su empujón, pero son mis manos las que le dan uno de regreso — ¡¿A ti que mierda te sucede?! ¿Acaso eres su niñero? — que no tengo idea de dónde le nació la vena paternal, llevo mis manos hacia la suya en lo que trato de zafarme de su agarre, sintiendo como me crujen los dientes. ¿Está mal si le doy un cabezazo en toda su cara de idiota? — ¿Es eso lo que crees? ¿De verdad? — le escupo, tengo que sostenerme de la mesa en cuanto me suelta para no irme de culo al suelo. No me importa, porque puedo sentir la vena en el cuello — ¡Sé muy bien quién es Meerah y los años que tiene! Fueron solo unos besos, nada pasó. Si tú tienes intenciones reprimidas y frustradas con ella, no te la agarres conmigo. Yo jamás la tocaría si ella no lo quisiera y no tenía intenciones de meterla en problemas — sé que es unos pocos centímetros más alto y unos muchos kilos más pesado, pero aún así tengo la bronca suficiente como para avanzar hacia él y empujarlo de lleno en el pecho — Meerah es lo suficientemente lista como para no necesitar que seas su chaperón, David. ¿O acaso qué te molesta? ¿Que es la hija de tu jefe y no puedes besarla porque sería triplemente inmoral y yo sí lo he hecho? No seas imbécil, no estoy tan enfermo.
— ¿Que Mimi preguntó qué cosa? — me horrorizo — ¿Y Syv qué respondió? — ¿Quiero saberlo o estoy siendo masoquista? Creo que da un poco igual, porque la conversación continúa, me encuentro pasando la mirada de uno al otro y ni siquiera llego a formular un pensamiento sobre quién me parece atractiva además de Synnove, que los gritos de David hacen que me achicharre contra el sofá. ¡Y mi control, desarman mi control nuevo! — Chicos… — mi voz suena como una advertencia a la cual nadie le presta atención y mis ojos van con desesperación hacia Sage, porque… ¿Se están peleando por Meerah Powell o yo estoy delirando? ¿O acaso es defender el honor de una persona que no pidió nada de eso?
Obvio que James no puede quedarse callado y devuelve los empujones. Lanzo las papas que me quedaban dentro del bol y me pongo de pie, a sabiendas de que ambos son mucho más altos que yo y no tengo idea de dónde he dejado mi varita — ¡HEY! — busco llamar su atención, poniendo un brazo entre ambos en lo que busco empujar a James hacia atrás con cuidado, con el conocimiento de que es más delgado — ¿Podemos no hacer esto? ¡Es estúpido! Nadie debería estar peleando por un beso… — ¿Es eso, no? Me giro de uno al otro, tratando de no meterme tan en el medio por si vuela un golpe — Es año nuevo — pésima excusa, pero es la mejor que tengo. ¡Que deberíamos estar bebiendo y riendo, no jugando al caballero de noble armadura!
Obvio que James no puede quedarse callado y devuelve los empujones. Lanzo las papas que me quedaban dentro del bol y me pongo de pie, a sabiendas de que ambos son mucho más altos que yo y no tengo idea de dónde he dejado mi varita — ¡HEY! — busco llamar su atención, poniendo un brazo entre ambos en lo que busco empujar a James hacia atrás con cuidado, con el conocimiento de que es más delgado — ¿Podemos no hacer esto? ¡Es estúpido! Nadie debería estar peleando por un beso… — ¿Es eso, no? Me giro de uno al otro, tratando de no meterme tan en el medio por si vuela un golpe — Es año nuevo — pésima excusa, pero es la mejor que tengo. ¡Que deberíamos estar bebiendo y riendo, no jugando al caballero de noble armadura!
No pierdo un segundo en decirle a Ken que se quede fuera de esto, descargo con fuerza un puñetazo en la nariz del imbécil de James y me importa un carajo que sea año nuevo, no voy a festejar nada con este tipo. —¡Enfermo estás si piensas que quiero meterme con ella! No todos tienen mierda en la cabeza como tu— le escupo. Podemos reunirnos en casa de Ken a pasar un rato como amigos, pero un idiota nunca será mi amigo y eso es lo que es por todas las estupideces que salen de su boca cada vez que la abre, alguien se la tiene que cerrar. Lo tomo de la ropa para acercarlo y se me ponen los nudillos blancos por la rabia que siento. —Lo que para ti fueron solo besos, a ella podrían significarle que su padre la repudie. ¿Crees que el ministro Powell no lo haría?— quiero creer que no, he visto como ese hombre mira a sus hijas, he visto la fotografía en su escritorio, y también vi a Phoebe en el sillón de su casa llorando porque su hermano le dio la espalda por un error.
—Si se entera que anda dando vueltas por el nueve ya sería un problema, no hace falta sumarle que un chico que mide tetas y piernas juegue con ella. Escúchame bien, por toda la basura que sale de tu boca, no mereces ni siquiera respirarle cerca— vuelvo a echarlo hacia atrás. —Si crees que es una chica con la que puedes pasar el rato y hacer a un lado porque no te significa nada, déjame decirte que Meerah Powell te queda grande, idiota—. No, no es mi intención soltarlo y que caiga sobre su culo. Mi puño vuelve a chocar con su cara. —¡Espera a que te bajen los huevos primeros antes de volver a acercarte a ella!
—Si se entera que anda dando vueltas por el nueve ya sería un problema, no hace falta sumarle que un chico que mide tetas y piernas juegue con ella. Escúchame bien, por toda la basura que sale de tu boca, no mereces ni siquiera respirarle cerca— vuelvo a echarlo hacia atrás. —Si crees que es una chica con la que puedes pasar el rato y hacer a un lado porque no te significa nada, déjame decirte que Meerah Powell te queda grande, idiota—. No, no es mi intención soltarlo y que caiga sobre su culo. Mi puño vuelve a chocar con su cara. —¡Espera a que te bajen los huevos primeros antes de volver a acercarte a ella!
Tengo momentos en los que tardo en darme cuenta que la he cagado, lo malo es que este no es uno de esos pero ya no puedo volver mis palabras para atrás ¿Pero Dave no había estado el otro día en la fiesta? No es por maldad, pero creía que eso de los besos era de público conocimiento, o cuando menos no era un tema tan sensible. ¿Qué estaba pasando? Ni siquiera sabía que David y Meerah fueran tan amigos, que si iba al caso tendría sentido siendo quien es el jefe y... Estaba perdido.
Es Kendrick el que se levanta primero mientras que yo quiero echarme para atrás en el sillón para no terminar en medio de toda la faena. Lo malo es que mientras que Jim siempre tendrá actitud, Meyer tiene casi el doble de su tamaño y eso no pinta bien para mi amigo. Me paro con cuidado de dejar la lata antes en el piso, y esquivo a Jared quien se queja de que interrumpen su juego. - Ya, ya. Estamos grandes para andar pelean… - Auch Mi cara se comprime en una mueca de dolor que no siento, pero que sí puedo ver cuando Dave suelta el primer puñetazo. ¿Debería meterme? - Cálmate ya, Dave. A Meerah le gusta Jim, el idiota solo le siguió el juego, nada más. - Trato de imponer algo de calma ofreciendo la contraparte de alguien que no está. Era cierto, ¿no? Hero me había dicho que ese era el caso.
Es Kendrick el que se levanta primero mientras que yo quiero echarme para atrás en el sillón para no terminar en medio de toda la faena. Lo malo es que mientras que Jim siempre tendrá actitud, Meyer tiene casi el doble de su tamaño y eso no pinta bien para mi amigo. Me paro con cuidado de dejar la lata antes en el piso, y esquivo a Jared quien se queja de que interrumpen su juego. - Ya, ya. Estamos grandes para andar pelean… - Auch Mi cara se comprime en una mueca de dolor que no siento, pero que sí puedo ver cuando Dave suelta el primer puñetazo. ¿Debería meterme? - Cálmate ya, Dave. A Meerah le gusta Jim, el idiota solo le siguió el juego, nada más. - Trato de imponer algo de calma ofreciendo la contraparte de alguien que no está. Era cierto, ¿no? Hero me había dicho que ese era el caso.
Nadie puede decir que Ken no tiene la mejor de las intenciones, pero es muy fácil ignorarlo cuando Meyer decide que es momento de irse a los golpes. Mal para mí, porque eso hace que mi cabeza rebote hacia atrás con el dolor agudo de mi nariz, la cual no tarda en comenzar a sangrar y tengo que llevarme los nudillos a la cara, tratando de contener la hemorragia — ¡Conozco bien a su familia y no tienen por qué enterarse! ¿O qué? ¿Tú vas a ir a contarles? — éramos muy pocas personas ese día, si la gente no se calla la boca no es mi problema. Me limpio, por suerte no es un enorme sangrado y me pregunto dónde mierda debe haber algo de algodón en esta casa. Ni llego a pensarlo, porque de nuevo me encuentro cerca de su rostro y contengo la respiración, a pesar de que mis ojos no se desvían de los suyos — ¿Te crees que así es como la veo? Escúchame bien. Si hubiera tenido otras intenciones con ella, lo habría dejado bien en claro. Estábamos ebrios y ella quiso besarme. ¿Te crees que no me importa su seguridad? — ¡Que hasta intenté ocultarla de su amiga maniática y todo!
No puedo defenderme, el segundo golpe hace que me vaya hacia atrás y me sostengo del brazo de Sage, quien decide que es momento de hacer su aparición. Y aún estoy parpadeando del dolor cuando me doy cuenta de lo que está diciendo — ¿A Meerah le gusto? — quiero reírme porque es absurdo, pero el dolor me tiene los ojos llorosos y me distrae de mis intenciones — Meerah no es una persona con la cual solo quiera pasar el rato. Sucedió y murió ahí… ¿De acuerdo? Somos amigos y creo que la respeté lo suficiente como para que las cosas no se arruinaran entre nosotros — me hago paso por detrás de Sage justo para atraer a David hacia mí, tirando de su camisa hasta que mi nariz choca la suya — Nunca jamás vuelvas a juzgarme en base a delirios de nobleza, porque no tienes ni la más puta idea de nada. Me importa su seguridad y jamás cosificaría a alguien como tú piensas, deberías salir de tu nube de mente cuadrada. Y antes de volver a golpearme, asegúrate de que sea a ti a quien le bajaron las bolas — presiono un poco su cuello, antes de darle un último empujón.
No puedo defenderme, el segundo golpe hace que me vaya hacia atrás y me sostengo del brazo de Sage, quien decide que es momento de hacer su aparición. Y aún estoy parpadeando del dolor cuando me doy cuenta de lo que está diciendo — ¿A Meerah le gusto? — quiero reírme porque es absurdo, pero el dolor me tiene los ojos llorosos y me distrae de mis intenciones — Meerah no es una persona con la cual solo quiera pasar el rato. Sucedió y murió ahí… ¿De acuerdo? Somos amigos y creo que la respeté lo suficiente como para que las cosas no se arruinaran entre nosotros — me hago paso por detrás de Sage justo para atraer a David hacia mí, tirando de su camisa hasta que mi nariz choca la suya — Nunca jamás vuelvas a juzgarme en base a delirios de nobleza, porque no tienes ni la más puta idea de nada. Me importa su seguridad y jamás cosificaría a alguien como tú piensas, deberías salir de tu nube de mente cuadrada. Y antes de volver a golpearme, asegúrate de que sea a ti a quien le bajaron las bolas — presiono un poco su cuello, antes de darle un último empujón.
Hay algo que me enerva por dentro y es un cobarde que desliga responsabilidad en la chica, con el implícito de “ella lo buscó”. No está convenciéndome de que esto pasó porque Meerah así lo que quería, sigue tratándose de él, de un tipo que es más grande y si tuviera las pelotas que está claro que le faltan, se hubiera sabido mantener a distancia. Su amigo con su pobre intervención solo logra recibir una mirada con el mismo reproche, no me sirve su argumento que pretende salvar el cuello del idiota, lo hace peor. No por lo que Meerah pueda sentir, sino porque lo hagan parte de todo esto y el sujeto tenga la cara de hacerse el sorprendido, me jode que justifique sus acciones y no tenga idea de lo que pueda sentir ella. Podría dejarlo pasar, por una fracción de segundo creo que podría dejarlo pasar, por su amago de que son amigos y que algo de respeto tiene hacia ella.
Si no lo dejo pasar es porque vuelve hacia mí y hace por segunda vez eso de echarme mierda para limpiarse él. —Límpiate la mugre de tus oídos y escúchate al hablar. Si yo hablo con mente cuadrada, a ti hace nada se te escuchaba hablando con la polla— mastico las palabras entre mis dientes, que conmigo no va a venir a fingir con su nobleza repentina que lo hagan santo en esta situación. Tengo bien en claro que Meerah no es una niña, por eso mismo creo que merece como mínimo que si un chico ve su oportunidad con ella, aunque no haya pasado a mayores como jura este tipo, tenga lo que a este le hace falta para cuidarla, y eso también quiere decir negarse a lo que ve como una oportunidad, porque de tipos que se van sirviendo un poco de cada vez que pueden y luego muestras sus palmas con inocencia, estoy hasta las pelotas como para soportarlos en lo que se supone que es un grupo de amigos. Hay líneas invisibles que no se cruzan, sobre todo no con las chicas que están con nosotros y son amigas. —Las tengo bien puestas así que no vuelvas a darme un motivo por el que termine de romperte la cara— golpeo su pecho con mi palma para que se aparte, que solo necesito que dé un paso y en menos de un segundo cumplo mis palabras anteriores.
—Vuelve a jugar— muevo mi barbilla para indicarle su sitio al lado del niño, —yo me voy. Y no voy a contar nada, no haré nada que perjudique a Meerah. Procura hacer lo mismo— levanto mi dedo índice hasta casi chocar su nariz. —No, no procures nada. No hagas nada que perjudique a Meerah— lo amenazo, y si partirle la cara es por meterse con ella, no quiere saber lo que haría si pasa algo peor.—Y aunque no tendría que explicarle nada a tu mente enferma, no sé dónde sacas que le traigo ganas a la hija de mi jefe— solo decirlo me provoca querer repetir el puñetazo anterior. —Tener huevos también se trata de poder querer a una chica que bien podría ser mi hermana y cuidarla de quien creo que puede ser un imbécil— mi manera lo juzga, confirma que eso es lo que creo de él. —Y ojalá me equivoque, pero no voy a disculparme por golpearte, que la advertencia te sirva— echo un vistazo al resto y empiezo a andar fuera de la sala.
Si no lo dejo pasar es porque vuelve hacia mí y hace por segunda vez eso de echarme mierda para limpiarse él. —Límpiate la mugre de tus oídos y escúchate al hablar. Si yo hablo con mente cuadrada, a ti hace nada se te escuchaba hablando con la polla— mastico las palabras entre mis dientes, que conmigo no va a venir a fingir con su nobleza repentina que lo hagan santo en esta situación. Tengo bien en claro que Meerah no es una niña, por eso mismo creo que merece como mínimo que si un chico ve su oportunidad con ella, aunque no haya pasado a mayores como jura este tipo, tenga lo que a este le hace falta para cuidarla, y eso también quiere decir negarse a lo que ve como una oportunidad, porque de tipos que se van sirviendo un poco de cada vez que pueden y luego muestras sus palmas con inocencia, estoy hasta las pelotas como para soportarlos en lo que se supone que es un grupo de amigos. Hay líneas invisibles que no se cruzan, sobre todo no con las chicas que están con nosotros y son amigas. —Las tengo bien puestas así que no vuelvas a darme un motivo por el que termine de romperte la cara— golpeo su pecho con mi palma para que se aparte, que solo necesito que dé un paso y en menos de un segundo cumplo mis palabras anteriores.
—Vuelve a jugar— muevo mi barbilla para indicarle su sitio al lado del niño, —yo me voy. Y no voy a contar nada, no haré nada que perjudique a Meerah. Procura hacer lo mismo— levanto mi dedo índice hasta casi chocar su nariz. —No, no procures nada. No hagas nada que perjudique a Meerah— lo amenazo, y si partirle la cara es por meterse con ella, no quiere saber lo que haría si pasa algo peor.—Y aunque no tendría que explicarle nada a tu mente enferma, no sé dónde sacas que le traigo ganas a la hija de mi jefe— solo decirlo me provoca querer repetir el puñetazo anterior. —Tener huevos también se trata de poder querer a una chica que bien podría ser mi hermana y cuidarla de quien creo que puede ser un imbécil— mi manera lo juzga, confirma que eso es lo que creo de él. —Y ojalá me equivoque, pero no voy a disculparme por golpearte, que la advertencia te sirva— echo un vistazo al resto y empiezo a andar fuera de la sala.
Tomo demasiado aire y suspiro con fuerza, porque si algo he aprendido con la gente como David Meyer, es que escucharán lo que quieren escuchar y no tiene sentido tratar de hacerle ver nada desde otro punto de vista. Arqueo una de mis cejas como mera respuesta, que si él cree que tener bolas es actuar como un sacado improvisado, allá él. Yo sé la verdad, sé que no la he usado ni tuve segundas intenciones y creo que eso me basta, como también sé que no ando buscando ni metiéndome con todas las demás, como lo hace parecer. Me limpio el pecho de inmediato, usando mi mano para apartar la suya, que no tiene derecho a tocarme o amenazarme. Magos del Capitolio, siempre creyéndose tan superiores que me dan asco…
Me pongo bizco para observar su dedo — No eres nadie para advertirme de absolutamente nada — que si se va a marchar, algunas cosas las voy a dejar en claro. Soy terco, no podría ser para menos — Al menos no fui yo quien fue a los golpes sin siquiera escuchar explicaciones y solo basándose en sus propias resoluciones apresuradas. Si he ofendido a alguien, lo escucharé de esa persona, no de ti — me muevo para poder bordear el sofá, alejándome unos cuantos pasos en lo que su figura se acerca a la entrada de la sala. Estoy aún pasando un puño por debajo de mi nariz para limpiarme, cuando me freno y me volteo — Tener huevos significa poder reconocer errores. Tú no estuviste allí. Y no tienes idea de lo que compartimos o dejamos de compartir, como para venir a señalar con el dedo. Meerah no es tu hermana y no te necesita — hago una mueca despectiva que me recuerda el dolor y empujo la puerta del baño más pequeño, en busca de un poco de algodón. Que se joda.
Me pongo bizco para observar su dedo — No eres nadie para advertirme de absolutamente nada — que si se va a marchar, algunas cosas las voy a dejar en claro. Soy terco, no podría ser para menos — Al menos no fui yo quien fue a los golpes sin siquiera escuchar explicaciones y solo basándose en sus propias resoluciones apresuradas. Si he ofendido a alguien, lo escucharé de esa persona, no de ti — me muevo para poder bordear el sofá, alejándome unos cuantos pasos en lo que su figura se acerca a la entrada de la sala. Estoy aún pasando un puño por debajo de mi nariz para limpiarme, cuando me freno y me volteo — Tener huevos significa poder reconocer errores. Tú no estuviste allí. Y no tienes idea de lo que compartimos o dejamos de compartir, como para venir a señalar con el dedo. Meerah no es tu hermana y no te necesita — hago una mueca despectiva que me recuerda el dolor y empujo la puerta del baño más pequeño, en busca de un poco de algodón. Que se joda.
Mis ojos van de uno al otro como si fuera un partido de ping pong y no sé cómo meterme en el medio sin terminar con la cara partida. Puedo comprender que a Dave le moleste lo de Meerah, pero también comprendo que Jim no estaba en realidad haciendo nada extraño cuando habló de las chicas o que su beso con Powell había sido consentido. ¿Y no debería ser algo que tendrían que arreglar entre ellos? Aún así, no puedo salir en defensa de nadie y cuando creo que todo ha terminado, los dos se están marchando en diferentes direcciones y siento que todo esto es un desastre, porque se suponía que… bueno, íbamos a pasarla bien.
— Dave, no te vayas… — parece que estoy suplicando, lo cual no está muy alejado de la realidad — Fue todo un malentendido de malas expresiones y malos conceptos. ¿Podemos…? Todos estamos teniendo semanas de mierda, no tenemos por qué terminar así hoy — me siento un poco patético, así que me inclino a juntar lo que ha quedado de mi control nuevo y busco las baterías que se cayeron al piso, a ver si puedo arreglarlo — Ambos son buenas personas y tienen sus puntos a favor o en contra, pero creo que están hablando en nombre de alguien más. Si Meerah quiere besar a Jim y a él no le molesta… ¿Por qué oponernos? Prefiero eso a que se estén matando en un bombardeo. Es decir… ¡Él era esclavo y ella es hija de un ministro! — ¿Acaso no ven la clase de milagro es que esos dos se besen y no otra cosa? Suspiro con fuerza, incorporándome en lo que trato de colocar las baterías — Son dos idiotas. ¡Que era nuevo! — finalizo, hay que cortar un poco con el hippismo.
— Dave, no te vayas… — parece que estoy suplicando, lo cual no está muy alejado de la realidad — Fue todo un malentendido de malas expresiones y malos conceptos. ¿Podemos…? Todos estamos teniendo semanas de mierda, no tenemos por qué terminar así hoy — me siento un poco patético, así que me inclino a juntar lo que ha quedado de mi control nuevo y busco las baterías que se cayeron al piso, a ver si puedo arreglarlo — Ambos son buenas personas y tienen sus puntos a favor o en contra, pero creo que están hablando en nombre de alguien más. Si Meerah quiere besar a Jim y a él no le molesta… ¿Por qué oponernos? Prefiero eso a que se estén matando en un bombardeo. Es decir… ¡Él era esclavo y ella es hija de un ministro! — ¿Acaso no ven la clase de milagro es que esos dos se besen y no otra cosa? Suspiro con fuerza, incorporándome en lo que trato de colocar las baterías — Son dos idiotas. ¡Que era nuevo! — finalizo, hay que cortar un poco con el hippismo.
Puedo seguir caminando hasta la salida porque nada de lo que dice hace mérito para que vuelva sobre mis pasos, es lo último que necesita escupir antes de irse a limpiar la sangre en el baño. Si algo me detiene es la voz de Kendrick, pese a lo mucho que ha madurado en un corto tiempo, lo veo como lo que es él y solo un chico que trata de mantener a sus amigos juntos, así que no puedo tratarlo con la misma dureza que el otro idiota. Esta vez sí siento que soy quien abandona la fiesta del cumpleañero, con la ironía de que ya lo hice entonces y es un poco triste darse cuenta que la verdad hace mucho no hay lugar donde sientas que realmente encajas, amigos con los que en verdad encajas.
Con Ken es diferente, así que fijo mi mirada en él. —Lo siento, por hacer pasar un mal rato al resto—. No por golpear a Jim, eso no. —Vendré a visitarte otro día— se lo prometo, supongo cuando esté solo, si es que su trabajo le deja y el mío también, lo que es muy loco cuando lo pienso así. Apenas si puedo mirar al resto cuando me voy, que no tienen nada que ver con lo que ocurrió, se siente como que irme y dejarlos a sus anchas es lo más idóneo, me ha ganado reputación a pulso de ser aguafiestas así que mejor mantenerme alejado de estas y de los ánimos generales de festejar lo que sea.
Con Ken es diferente, así que fijo mi mirada en él. —Lo siento, por hacer pasar un mal rato al resto—. No por golpear a Jim, eso no. —Vendré a visitarte otro día— se lo prometo, supongo cuando esté solo, si es que su trabajo le deja y el mío también, lo que es muy loco cuando lo pienso así. Apenas si puedo mirar al resto cuando me voy, que no tienen nada que ver con lo que ocurrió, se siente como que irme y dejarlos a sus anchas es lo más idóneo, me ha ganado reputación a pulso de ser aguafiestas así que mejor mantenerme alejado de estas y de los ánimos generales de festejar lo que sea.
Cuando las chicas se van a casa de Syv, aprovecho para encerrarme delante de un espejo y tratar de hacer algo con mi pelo. Ahora que ha llegado el invierno, al menos no me da tanto calor como antes, pero resulta molesto igual. Sé que necesito un corte porque lo tengo por debajo de los hombros ya, pero no sé a quién pedírselo. Chloe lleva semanas insistiendo en que le deje cortármelo, pero seguro que me pasaría una maquinilla y ya porque desde que nos reencontramos en su momento, se ha estado burlando de mis rizos. Así que, de mientras, cuando no puedo aguantar más el pelo en la cara, me lo recojo en una coleta. Me tomo mi tiempo para ello, intentando hacer el recogido lo mejor posible, y me cuesta varios intentos porque no estoy acostumbrado a estas cosas. Durante toda mi vida lo único que he hecho ha sido echarme un poco de agua, pasar el peine y ya. No sé hacer estas cosas, ni entiendo cómo las chicas son capaces de hacerse ciertos peinados.
— ¿Cómo se hacen las chicas una cole... — Ni siquiera termino la frase cuando me asomo a la estancia porque la imagen con la que me encuentro no tiene nada que ver con la de hace unos minutos, cuando me marché. ¿He tardado minutos, o he tardado horas? Desde luego, tengo el don para perderme las cosas últimamente. — ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tenéis esas caras tan serias? — pregunto, y voy mirando a todos, como si sus caras fueran a responderme. Obviamente este no es el ambiente que esperaba en una fiesta navideña. ¿No se supone que tiene que haber alegría? Que las cosas ya tendrán tiempo de ser una mierda otro día, y que encima es nuestra primera Navidad en el 9.
— ¿Cómo se hacen las chicas una cole... — Ni siquiera termino la frase cuando me asomo a la estancia porque la imagen con la que me encuentro no tiene nada que ver con la de hace unos minutos, cuando me marché. ¿He tardado minutos, o he tardado horas? Desde luego, tengo el don para perderme las cosas últimamente. — ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tenéis esas caras tan serias? — pregunto, y voy mirando a todos, como si sus caras fueran a responderme. Obviamente este no es el ambiente que esperaba en una fiesta navideña. ¿No se supone que tiene que haber alegría? Que las cosas ya tendrán tiempo de ser una mierda otro día, y que encima es nuestra primera Navidad en el 9.
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En un inicio ignoro las acusaciones que se hacen ya que la carrera comienza y no quiero distraerme con tanta cháchara sin sentido. Es mi pista favorita y no voy a dejar que Jim me gane. Claro que al parecer alguien más tiene la misma idea porque antes de que vayamos siquiera un minuto de carrera, su auto choca, y el control de Jim estalla contra el piso. ¿Pero qué? ¿Qué no podían respetar un juego? ¡Uno solo! Pero no, tenían que ponerse a discutir, y por mi prima nada más y nada menos.
Ya que. Dejo el control sobre la mesa, tomo unos snacks y la lata de cerveza que Jim dejó abandonada y voy a sentarme en el apoyabrazos del sillón, esperando que los idiotas terminen de pelear. No iba a meterme a morder o hechizar a nadie cuando los dos me caían relativamente bien, así que aprovecho para tomar sorbos de la bebida y hago una apuesta mental para ver quien termina con el ojo morado. Por las pintas que llevan va a ser Jim, pero uno nunca sabe.
La llegada de Kyle sin entender nada me hace reír y me apresuro a ser yo quien de el resumen porque no quiero que se vuelvan a poner a discutir como los llorones que son. - Al parecer las vacas tienen más tetas que las chicas, mi prima quiere que la toquen y se pelearon Jim y Dave por ver quién lo hacía. Algo de huevos y seguridad, y terminaron por arruinarme la partida. - Sé que estoy contando mal la historia, pero me preocupa más terminarme la lata y el que Ken repare su control remoto. Jugar de a uno no tenía gracia. - ¿Todavía funciona? Porque si se la van a pasar aburridos prefiero ir a ver qué hacen las chicas. - Aseguro aplastando el alumnio con las palmas y levantándome para tirarlo al cesto de basura.
Ya que. Dejo el control sobre la mesa, tomo unos snacks y la lata de cerveza que Jim dejó abandonada y voy a sentarme en el apoyabrazos del sillón, esperando que los idiotas terminen de pelear. No iba a meterme a morder o hechizar a nadie cuando los dos me caían relativamente bien, así que aprovecho para tomar sorbos de la bebida y hago una apuesta mental para ver quien termina con el ojo morado. Por las pintas que llevan va a ser Jim, pero uno nunca sabe.
La llegada de Kyle sin entender nada me hace reír y me apresuro a ser yo quien de el resumen porque no quiero que se vuelvan a poner a discutir como los llorones que son. - Al parecer las vacas tienen más tetas que las chicas, mi prima quiere que la toquen y se pelearon Jim y Dave por ver quién lo hacía. Algo de huevos y seguridad, y terminaron por arruinarme la partida. - Sé que estoy contando mal la historia, pero me preocupa más terminarme la lata y el que Ken repare su control remoto. Jugar de a uno no tenía gracia. - ¿Todavía funciona? Porque si se la van a pasar aburridos prefiero ir a ver qué hacen las chicas. - Aseguro aplastando el alumnio con las palmas y levantándome para tirarlo al cesto de basura.
Y vuelvo a hablar de más sin darme cuenta, o más bien dándome cuenta pero queriendo salvar una situación que claramente es insalvable. Yo no era el adecuado para hablar de meterme con alguien que no debía o que fuese un par de años menor, así que me mantengo al margen cuando James decide ignorar mi presencia para volver a enfrentarse a David. ¿En qué momento las cosas tomaron este rumbo? No podía creer que era el primer año nuevo que pasaba sin ser un esclavo, o sin estar huyendo de nadie, y así se ponían las cosas.
Suspiro resignado cuando las aguas calman, y busco una lata o botella fría que pueda servir a modo de compresa. - Ten. - Se la entrego a Jim cuando lo sigo a ver si neecesita ayuda, y me quedo apoyado contra el pasillo en lo que observo como se lava. - Lo lamento por hablar de más. No creí que Meyer iba a ponerse así. - Y lo dejo ahí, porque él también podría haberse moderado un poco, pero no voy a opinar en su contra.
Suspiro resignado cuando las aguas calman, y busco una lata o botella fría que pueda servir a modo de compresa. - Ten. - Se la entrego a Jim cuando lo sigo a ver si neecesita ayuda, y me quedo apoyado contra el pasillo en lo que observo como se lava. - Lo lamento por hablar de más. No creí que Meyer iba a ponerse así. - Y lo dejo ahí, porque él también podría haberse moderado un poco, pero no voy a opinar en su contra.
Abro cajón tras cajón hasta que doy con los algodones, en lo que escucho la voz de Kyle apareciendo en escena. Ni siquiera me molesto en contestar desde mi lugar, estoy más ocupado en inclinarme sobre el lavabo así puedo quitarme los restos de sangre que me quedan picando en la nariz, cuando oigo que Sage ha aparecido a mi lado. Me enderezo en lo que me seco y coloco algo de algodón en mi nariz, mirándolo por el reflejo del espejo — No te disculpes, no es culpa tuya de que sea un idiota con problemas de ira y aires de nobleza — farfullo. Con una mueca, me giro hacia él y tomo la lata, llevándola a mi nariz. A decir verdad, se siente bastante bien.
Me apoyo en el marco de la puerta, rodando los ojos ante la explicación ridícula de Jared. Creo que si no le digo nada, es porque me recuerdo que tiene doce años — ¿Estoy muy equivocado? — me atrevo a preguntar, bajando el tono de mi voz para que solo Sage pueda escucharme — No veo a las chicas como trozos de carne, de verdad. Y con respecto a Meerah… — resoplo, acomodando la lata — Jamás lo he visto como un abuso de la situación, incluso le puse su límite y ella fue lo suficientemente lista como marcarme los suyos. No creo que haya de qué preocuparse… ¿No? — que según él hay una parte de la historia que me estoy perdiendo.
Me apoyo en el marco de la puerta, rodando los ojos ante la explicación ridícula de Jared. Creo que si no le digo nada, es porque me recuerdo que tiene doce años — ¿Estoy muy equivocado? — me atrevo a preguntar, bajando el tono de mi voz para que solo Sage pueda escucharme — No veo a las chicas como trozos de carne, de verdad. Y con respecto a Meerah… — resoplo, acomodando la lata — Jamás lo he visto como un abuso de la situación, incluso le puse su límite y ella fue lo suficientemente lista como marcarme los suyos. No creo que haya de qué preocuparse… ¿No? — que según él hay una parte de la historia que me estoy perdiendo.
Ni siquiera llego a despedirme, así que bufo con obvio fastidio, dejo el control y la batería sobre la mesa y me pongo a buscar la varita entre los almohadones, que no debería estar lejos — No fue tan así — le contesto a Kyle, asomándome por encima del sofá y viendo como, a lo lejos, Jim y Sage se encargan de cuchichear entre ellos en la puerta de uno de los baños — Dave se tomó a mal un par de comentarios y acusó a Jim de básicamente abusar de la edad de Meerah para meterse con ella. Temas de moral, algo así — cosas que me parecen bastante estúpidas, a decir verdad. Lanzo una exclamación de alegría cuando encuentro la varita, así que me giro, toco el control con un reparo y pronto se encuentra como nuevo — ¿Ves, Jared? No es necesario que te vayas a molestar con las chicas — le comento — Al menos que tú quieras, claro. ¿Es porque vino Holly y quieres ver si te regala dulces otra vez? — me mofo, poniéndole trompita en lo que me siento de nuevo.
Pasado el mal humor, subo los pies al sofá y me hago con una de las botellas, de la cual bebo con total impunidad — ¿Tú qué opinas, Kyle? ¿Nos quedamos aquí entre machos o vamos a verlas? Con un poco de suerte no nos expulsaran… aunque dudo de que los ánimos estén para eso — tonto Dave, no era necesario el reaccionar de esa manera. Supongo que tendré que hablar con él luego, para chequear que todo esto no sea por otro tipo de preocupaciones.
Pasado el mal humor, subo los pies al sofá y me hago con una de las botellas, de la cual bebo con total impunidad — ¿Tú qué opinas, Kyle? ¿Nos quedamos aquí entre machos o vamos a verlas? Con un poco de suerte no nos expulsaran… aunque dudo de que los ánimos estén para eso — tonto Dave, no era necesario el reaccionar de esa manera. Supongo que tendré que hablar con él luego, para chequear que todo esto no sea por otro tipo de preocupaciones.
- Deberías pedirle a alguno de los chicos que te de una mano con eso - Señalo su nariz con el dedo y frunzo la mía en reflejo al imaginar lo mucho que puede dolerle. - No querrás que te quede roja e hinchada como un pimiento, la cerveza es alivio momentáneo. - Y que luego habría que volver a enfriar para que no quede intomable al entibiarse con su calor corporal. - Ya, pero si no hubiera dicho nada habría podido burlarme de cómo el enano te destroza en las carreras. - Trato de ponerle algo de humor a la situación.
- No es que estuvieras equivocado. Pero tienes que admitir que el comentario de las vacas no sonó muy bien. - Al menos a mí no me había gustado, pero supongo que yo era más susceptible a esas cosas que el resto. Ni siquiera en el mercado me gustaban algunos tratos, y luego de convivir desde hace cuatro años con Hero, podía asegurar que mi tolerancia se había reducido todavía más. ¿Tal vez a Dave le pasaba lo mismo? Si en verdad veía a Meerah como una hermana tendría sentido. - Ya, lo sé. Si ese fuera el caso nunca fuiste de los que se mata de hambre a propósito. Sé que no las ves así. - No terminaba de entender del todo la visión de él con respecto a las razas, pero sabía que era respetuoso con el sexo ajeno aunque no lo pareciera. - Si tu no vez nada preocupante, no debería haberlo. David ya dijo que no diría nada, ¿no? - Más que eso, no se me ocurría ningún otro problema.
- No es que estuvieras equivocado. Pero tienes que admitir que el comentario de las vacas no sonó muy bien. - Al menos a mí no me había gustado, pero supongo que yo era más susceptible a esas cosas que el resto. Ni siquiera en el mercado me gustaban algunos tratos, y luego de convivir desde hace cuatro años con Hero, podía asegurar que mi tolerancia se había reducido todavía más. ¿Tal vez a Dave le pasaba lo mismo? Si en verdad veía a Meerah como una hermana tendría sentido. - Ya, lo sé. Si ese fuera el caso nunca fuiste de los que se mata de hambre a propósito. Sé que no las ves así. - No terminaba de entender del todo la visión de él con respecto a las razas, pero sabía que era respetuoso con el sexo ajeno aunque no lo pareciera. - Si tu no vez nada preocupante, no debería haberlo. David ya dijo que no diría nada, ¿no? - Más que eso, no se me ocurría ningún otro problema.
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