Mayo

No voy a negar ni afirmar que me siento un personaje de Fiendfyre explorando nuevos mundos y a la espera de que una nueva raza alienígena decida hacer contacto con la humanidad. La verdad es que la mochila repleta de materiales y la ropa de scout que me ofrecieron los cazadores no ayuda para nada, de verdad siento que debería tener un sable de luz en lugar de una varita pero es lo que hay, sobre todo porque nuestros alienígenas son un par de quimeras o al menos eso lo parece dados los daños que han dejado a nuestra última antena. Lo único que arruina esta aventura es mi compañero. Sería un gran episodio porque cuando juntan a los personajes que se odian es de lo más entretenido, pero ésta es la vida real y tener justamente a Colin Weynart de compañero no me agrada para nada ¡Habiendo tantos cazadores, justo él!

No dije nada cuando la jefa de cazadoras lo asignó a la misión, si bien no he superado completamente lo que me dijo, creo que ya no soy ese hombre que él conoció así que solo tengo que ser yo mismo para que lo note y confiar en que el prejuicio no le impedirá ver la evolución que he tenido desde que me conoció... Que en realidad no pasó tanto tiempo, pero a mí me pasaron muchas cosas, toda una vida.

- Mira ésto - le digo al cazador cuando encuentro un tubo de una antena log periódica en el suelo doblado por la mitad ¡Esto es prehistórico! ¿De verdad dependemos de éstas cosas en le norte? Entiendo que los mejores recursos se los lleva el Capitolio pero un poco de distribución equitativa no nos vendría mal. Quizás así no tendríamos tantos blancos fáciles por los cuales podrían entrar los rebeldes y así más gente quedaría protegida. En fin, políticas que no son mi asunto, yo estoy aquí para reconstruir la antena - Parece que la ha ido masticando en pedazos - y dejando lo que no le agradó como migajas.

De verdad no estoy seguro de qué tan inteligentes son las quimeras, pero de repente tengo miedo de que estemos cayendo en una especie de trampa y que mi vida dependerá absolutamente de Weynart por ser el cazador. En realidad creo que podría hacer algo, para eso estuve entrenando ¿No? Y sería una buena forma de demostrarle que he madurado también - Tenemos que seguir adelante, aún faltan piezas.

Si es cierto que se trató de una quimera, la orden es simple. Arreglamos la antena, reactivamos la señal y nos desaparecemos a un sitio más seguro, el problema es que el uso de la magia es incluso riesgoso en estos territorios cercanos a la frontera en que suelen haber barreras invisibles, puestas por quién sabe quién. Cuanto más cerca estamos de la frontera, mayores son las incógnitas que surgen en cuanto a quienes viven por estos territorios y que tan peligrosos son. Sostengo el arco con presión en mis dedos, siento el peso del carcaj en mi espalda. Detesto usar las gafas que suelen darnos como parte del uniforme para detectar los movimientos, confío en mis propios ojos y me ayuda a estar más alerta, a no moverme cómodamente por el territorio.

Kavalier, así es su apellido. Tengo un vago recuerdo con él de una de esas pruebas que se hacían de los proyectos experimentales para equipar a seguridad nacional, si no me equivoco, fue una charla concreta donde le di mis criticas oportunas. No me molesta tener que acompañarlo porque me saca un poco de los terrenos que me había tocado explorar estos meses, acercándome un poco más al límite invisible de Neopanem, y no puedo mentir al decir, que ese límite me llama. En el Capitolio casi no lo percibo, es cuanto más me alejo del bullicio, más me interno en las colinas o los bosques, hay algo llamándome. Y de pronto lo que escucho es la voz de Kavalier haciéndome volver sobre lo que ya sabíamos que íbamos a encontrar. —Fue hecho con mucha saña— coincido con él, pero yo no me refiero a la quimera.

Por las dudas, reajusto mi sujeción del arco y giro sobre mis pies para inspeccionar alrededor. Lo miro con recelo cuando dice que debemos continuar, al final cedo con un asentimiento de cabeza. Noto que sus pisadas son bastantes pesadas, propias de alguien que no acostumbra a caminar por los bosques y es un poco tarde para instruirlo en algunas reglas básicas de supervivencia. Suspiro, para eso estoy aquí. Para encargarme de que el científico no vuelva hecho pedazos así como la antena. — ¿Alguna vez anduviste por el norte, Kavalier?— pregunto, no pierdo nada con preguntar, y esta vez, sólo esta vez, no me animo a suponer que simplemente este hombre nunca vio el cielo más allá de los edificios. Afino mi oído a los ruidos del ambiente, recuerdo que hace un tiempo Jess desapareció en un reconocimiento para aparecer poco después, aquí solo somos dos y no conviene perder de vista al otro. — No parecen daños hechos por bestias— le confieso, mejor que lo sepa.

No es mi primera vez en el distrito 12. Hubo una vez hace muchos años en que llegué con el tren tambaleándome, la abstinencia me estaba matando y como única solución encontré ir yo mismo por los suplementos que mi dealer no estaba llevando. Recuerdo poco del asunto ya que estaba más cerca de ser una cosa que Riley Kavalier, pero técnicamente no es mi primera vez. Sin embargo no puedo decirle ésto y de todas formas no creo que importe ya que no fui más allá del mercado y luego de vuelta para mi casa en el tres. Los bosques son un nuevo desafío para mí, no solo por pertenecer al sitio más peligroso de Neopanem, sino porque durante toda mi vida me mantuve lo más alejado posible de ellos... Hasta hace poco era una persona de ciudad, ahora podría considerarse que también soy de campo pero los bosques y territorio salvaje siguen siendo algo desconocido.

- No, es la primera vez. Pero estuve entrenando, así que si algo surge creo que podré defenderme. - respondo al final con voz tranquila. Desvío su vista hacia su posición y hago una mueca al ver el arco pues si necesita eso en lugar de una varita será porque los palillos de madera son inútiles frente a lo que podemos llegar a enfrentarnos. Eso baja un poco mi nivel de confianza frente a la situación, así que carraspeo en un intento de ocultar mi repentino nerviosismo. De todas formas me acerco a él porque mejor con el orgullo aplastado que muerto, y menos mal que lo hago porque su siguiente comentario hace todo menos tranquilizarme.

- ¿Rebeldes? ¿Humanos? - pregunto sujetando mi varita con fuerza mientras sigo el camino que marcan los trozos de antena. La verdad es que no aún no me preparé psicológicamente para enfrentarme al hacker que tiene Hermann entre sus filas, pero si tiene que aparecer alguien más vale que sea él o ella - Mejor nos apresuramos entonces, no es que no confíe en tus habilidades contra personas pero preferiría estar acompañado por un auror - expongo mi preocupación con una mueca. Espero que no se ofenda, que ya me ha mostrado que es bastante... intenso cuando se enfada.

Por las dudas me alejo unos metros de él apresurando el paso y detrás de un tronco caído encuentro otro trozo del rompecabezas. Me agacho para recogerlo y me quedo en cuclillas por un momento, analizando e intentando descubrir si, efectivamente, fue destruido por algo más que quimeras. No encuentro nada, creo que me faltan tres temporadas más de CSMI para convertirme en un forense experto - ¿Qué te dice ésto? - pregunto desde mi posición lanzando el objeto.

Mis ojos que lo barren de abajo para arriba evalúan que tan cierto es que se haya entrenado, se ve alto y con algo de músculo, ¿sabrá cómo usar eso a su favor? Esa es cuestión principal. No sirve de nada que se vea como un semigigante dentro de un traje de expedición porque sigue siendo un científico de laboratorios y no quiero ser prejuicioso, pero lo soy. —Espero que hayas leído también algunos manuales de supervivencia a base de alimentarte con bayas y raíces, porque si me matan, estás por tu cuenta. Tendrás que esperar a que encuentren y, malas noticias, no hay señal por esta zona…—, estamos aquí por eso mismo, ¿no? Porque algo que no me creo que haya sido una bestia se ensañó con la antena. Hablar de mi posible muerte no es algo que me inquieta, es una realidad en mi trabajo y pocas veces me he preocupado por quien me acompaña, casi siempre son cazadores preparados para estas faenas. Siento que en estos momentos estoy a cargo de un niño explorador curioso y quiero saber qué opina Hanna cuando se lo cuente, solo espero que no me pida un paseo similar.

—Asesinos— se lo resumo bastante bien, más allá de que sean humanos o rebeldes, no estamos en una zona donde seamos especialmente populares si nos identificamos como empleados del ministerio de magia. Hace un largo trecho pasamos ese límite de lo seguro para meternos en el terreno de los que podrían nuestra cabeza en una pica. ¿Si exagero? No, se ha dicho más de una vez que estamos en guerra, yo por mi parte no dudaría en lanzar una flecha a la primera cara que vea entre la maleza si no lleva una placa que lo identifique como parte de Seguridad Nacional. Me ofende un poco que desprecie mis habilidades en comparación con los aurores, no lo niego, me queda en la piel como una picazón molesta. —Si es lo que prefieres, puedes esperarme aquí e iré a buscar uno— se lo digo como una broma, pese a lo serio que me muestro, que le estoy cuidando la espalda y tendría que ser un poco más agradecido.

Examino los restos de la antena con ojo crítico al esquivarla para que caiga al suelo, no la quiero tocar con mis manos. —¿Tienes guantes de látex? Guárdala dentro de una bolsa, nos la llevaremos y en laboratorio podrán buscar las huellas a partir de registros—, si es que la tocaron, porque parece ser blanco del filo de distintas armas muggles, por la manera dentada en que están hechos los cortes. —Avancemos— le indico, a donde tengamos que avanzar, por un momento he perdido el norte y tengo que volver a checar el radar que trajimos con nosotros para que vaya mostrarnos el mapa a seguir y con la mano libre que uso para agarrarla, toco un botón que me va mostrando los niveles de temperatura que me muestran que no somos el único cuerpo que irradia calor en este radio. —Kavalier, no tan rápido, acércate un poco. No tanto, respeta mi espacio personal— se lo digo por si las dudas. —¿Qué armas aprendiste a usar en tu entrenamiento?— pregunto en un tono más bajo, espero que no venga a decirme que le enseñaron a usar una katana porque eso no nos sirve de nada.

Por un momento, solo por un momento, siento como el pánico empieza a subir por mi cuerpo al escuchar ese escenario tan probable en el que yo no tendría más que mi mochila e ingenio para sobrevivir en territorio hostil. Pero por suerte logro reaccionar rápido y puedo dedicarle una mirada de desaprobación por intentar asustarme de esa manera - O podría aparecerme en la ciudad más cercana... Y si eso no funciona siempre puedo usarte de alimento ¿No? El canibalismo está justificado en situaciones extremas - le respondo el golpe con una sonrisa que le quita todo lo amenazante al comentario. Puaj, preferiría morir a comer músculo de Colin... Músculo de cualquier humano en realidad. Aunque ví en una serie de televisión en donde el caníbal decía que el estado de ánimo de la persona le daba sabores distintos a su carne. Ahora mismo tengo a un Colin medio ofendido y haciendo comentarios sarcásticos así que eso no puede saber muy bien. No digo nada, solo pongo los ojos en blanco.

Alzo las manos cuando deja pasar lo que le lanzo y espero una explicación con las cejas en alto pues, desde mi punto de vista, lo único que quiere hacer es hacerme correr de un lado a otro haciendo todo el trabajo - Tengo la tecnología para aislar nuestras propias huellas, Weynart - digo de mala gana mientras voy pisando fuerte el piso para tomar el trozo de antena y guardarlo en la bendita bolsa que termina en mi mochila agrandada con magia - También podríamos hacer un rastreo de magia para descartar un grupo o el otro - sugiero pero la verdad es que nunca lo hice así que no sabría por dónde empezar.

Respiro profundo cuando me llama y solo me quedo parado en el lugar para que él me alcance. Entiendo que está a cargo de la seguridad pero ¿Tiene que ser tan mandón? O quizás mi prejuicio hacia él hace que tome todo lo que dice de mala manera... Sí, esa es una opción - ¿Ahí está bien o te quito el aire? - pregunto caminando a unos centímetros de distancia - Y más que nada mejoré mi estado físico - que antes era deplorable, no hace falta aclararlo - Oh, y ésto - agrego levantando mi dedo índice para picarle el brazo y darle una pequeña descarga con media sonrisa - ¿Crees que servirá?

Dado acierto

—Tienes que tener cuidado con las apariciones, estamos en territorios en que hay barreras mágicas y…— digo, deteniéndome al darme cuenta de lo idiota que es poner en sobre aviso a un hombre que si es tan inteligente como se supone que Riley Kavalier lo es, ya lo habrá considerado, estoy gastando saliva en darle consejos de supervivencia, subestimándolo. Mi preocupación es inadecuada hacia quien ya está pensando alimentarse de mi carne si me muero. Ruedo los ojos para mandarme a callar, como es lo que tiendo a hacer, suelo a moverme en absoluto silencio y debe ser que vivir con una niña de diez años me ha vuelto un poco más charlatán, un poco. Muevo mi mano hacia la antena que acaba de guardar dentro de la bolsa y me digo que no hacen falta más indicaciones, la poca conversación se vuelve espina con cada palabra. —Has lo que mejor te parezca— cedo, que estoy acompañándolo, pero no está entre mis actividades habituales buscar evidencia en laboratorios, lo mío son las huellas en la tierra que pisamos y no veo ninguna, pero el radar sí percibe que contamos con otra presencia en una posición en el espacio que me descoloca un poco.

No tanto como la descarga eléctrica que recibo en el brazo. —¡¿Qué demonios ha sido eso?!— me quejo, frotándome con una mano la zona donde sigo sintiendo el cosquilleo. —Gracias por la demostración gratis, no hacía falta— refunfuño. Yo no ando mostrándole a la gente que tan certero soy con una flecha haciéndola blanco. —¿Puedes hacer descargas a distancia o dependes de que la persona esté cerca? Porque lamento decirte que no siempre los tendrás al alcance, los humanos sobre todo son buenos con las armas a distancia, échale la culpa a estar enfrentándose desde hace años con una varita— seamos honestos en cuanto a esto, no creo que tengamos que solapar la verdad de las circunstancias en la que nos encontramos, ni de los rivales a los que nos enfrentamos.

Bajo mi mirada a la pantalla del radar otra vez y arrugo mi ceño al ver que la figura roja se va desplazando en dirección contraria a nosotros, así que vuelvo a alzar mis ojos hacia la espesura que tenemos por delante, avanzo esperando que el científico haga lo mismo. Pero me detengo a dos pasos. Pongo una mano en alto para que no camine ni un centímetro más. Saco mi varita para apuntar al suelo cubierto de hojas húmedas y maleza para murmurar un hechizo que hace que se desmorone la superficie, no hay un estallido de polvo, ni nada. La presión ejercida fue la de una bota humana y lo que se revela el hueco de lo que parece una entrada al ser retirada la falsa alfombra que la escondía. —¿Te gustaría hacer una visita al hogar de la quimera?— le pregunto volteando la mitad de mi rostro hacia él, y espero que entienda que no estoy hablando de una bestia real.

-...y no queremos que llegue al distrito 3 con dos brazos menos y la nariz en la nuca ¿Cierto? - completo lo que deja a la mitad con una de mis comisuras haciendo fuerza para elevarse. Inútil es gastar saliva con ésta clase de suposiciones, hasta ahora no hemos encontrado nada amenazante más que un montón de piezas destruidas y realmente es justo lo que hemos venido a buscar ¿Cuáles son las chances de que nos topemos con criaturas o enemigos en la zona? ¿Cuáles son las chances de que no podamos defendernos frente a ellos? Porque pude aguantar bastante contra el ministro de defensa así que creo que podría defenderme contra cualquier rebelde de poca monta.

Intento contener la risa luego de darle la descarga pero su reacción es tan satisfactoria que no puedo. Se siente ridículamente bien, quizás estoy siendo un poco infantil pero de verdad ahora siento que estamos a mano. El rencor que sentía por lo que me dijo aquel día y él probablemente no recuerda se desvaneció con la descarga... Ahora ya estoy listo para seguir adelante pues creo que le he dejado en claro que soy mucho más... funcional de lo que era en ese entonces.

- Tú lo dijiste, fue solo una muestra, podría haber parado tu corazón, Weynart - aclaro encogiéndome de hombros. No lo haría ni con él ni con nadie, hasta ahora no he pasado de pequeñas quemaduras pues estoy  seguro de que si usara la electricidad para generar más daño que eso terminaría usándola de nuevo para intentar revertirlo - Puedo hacerlo a distancia también, no voy a hacerte una demostración porque llamaría demasiado la atención y no queremos visitas indeseadas - respondo mirando hacia ambos lados en busca de intrusos - De todas formas sigo aprendiendo a controlarlo, era una habilidad que tenía dormida... La comencé a entrenar hace pocos meses - ya casi un año, en realidad. El tiempo vuela.

Sigo su paso a poca distancia y casi me choco con su mano cuando me indica que nos detengamos. No dice una sola palabra, simplemente desencadena una serie de acciones que termina con el suelo desmoronándose y dejando paso a una entrada que quien sabe a dónde conduce. Lo miro con desconfianza y dudo en responder... ¿Es seguro meternos ahí adentro sin saber si hay otra salida? No quiero quedar como un cobarde pero hay muchas variables que no está teniendo en cuenta - Espero que solo sea el hogar de una quimera - respondo al final con una mueca y doy un paso atrás - Creo que tendré que pasar de ésta, no me agrada la idea de... ¡AAAHHH! - exclamo cuando el piso cede bajo mis pies.

Sí, al parecer estoy con una persona inteligente que sabe de los riesgos de estar caminando por un terreno con hechizos suficientes como para hacer que vuelva a casa en pedazos, hace que me quite aligere de los hombros el peso de estar velando por su integridad. Por muy poco que le importe la mía, porque su advertencia de que podría haber parado mi corazón hace que le lance una mirada funesta. Retiro mi opinión de segundos antes de que parece inteligente, sería idiota de su parte hacerle daño a quien pusieron a cargo de que lo cuide, si se cree capaz de noquear hasta a un cazador, yo no sé por qué pierdo mi tiempo en guiarlo por estos bosques. ¡Ah! Ya ha quedado claro por qué, porque el imbécil se cae en otro pozo salido de la nada.

Me acuclillo sobre el borde, con toda la tranquilidad que no debería sentir si es que acaso se rompió el cuello en la caída. —¡Kavalier! ¿Estás bien? ¿Te rompiste algo?— pregunto sin llegar a gritar y ladeo una sonrisa al saber que no puede verme. —Acaban de llamarme del escuadrón por una emergencia, así que tendré que dejarte ahí por unas horas. Trata de iluminarte con algunas chispitas de electricidad…— me mofo, porque también puedo hacerlo y creo que se lo ha ganado por pasarse de listo conmigo electrocutándome. Mientras lo digo estoy encaminándome hacia la entrada que se reveló primero, la bajada no se ve tan empinada, sino como una escalera natural. Me decido a bajar por ahí, ayudándome con algunas rocas salientes hasta que mis pies van encontrando las raíces que sirven de peldaños. Sacudo la mugre de mis palmas al bajar y con la varita echo luz al pasadizo subterráneo. —¿Kavalier?— vuelvo a preguntar, girando sobre mis pies hasta poder verlo.

La caída no dura ni dos segundos, ni siquiera me desestabiliza como para caer de trasero, no. Simplemente me hundo en la tierra y caigo de pie en un sitio que carece de luz pero por la falta de aire me doy cuenta de que no es demasiado amplio. Entrecierro los ojos y busco la varita en mis bolsillos, pero desgraciadamente se ha caído en algún lugar así que no me queda más remedio que tantear a ciegas hasta que doy con ella. Mientras tanto, ignoro las preguntas de Weynart pues ya se está pasando... Mi broma del canibalismo fue teniéndolo de pie frente a mí, seguro de que estaba a salvo ¿Cómo se atreve a bromear sin saber si en realidad estoy bien? Idiota.

No digo nada hasta que baja y solo cuando me ilumina con su varita enciendo la mía. Como esperaba, no es un sitio demasiado grande, no pueden entrar más que dos o tres personas pero... Se ve que es posesión de solo una - Es una... guarida - remarco lo obvio mientras doy algunos pasos hacia donde hay un colchón pequeño tirado en el suelo. También hay fotografías de dos niños pegadas en las paredes, algunos cuchillos y ¿Latas de comida?

Me pongo en cuclillas para examinar el rincón en donde hay algunas cosas acumuladas y me encuentro con una mochila que guarda una muda de ropa, una linterna y más fotografías - Puedo escanear las fotos con mi teléfono y hacer una búsqueda rápida de éstos niños en Internet pero... ¿A quién demonios pertenece ésto? - pregunto levantando la cabeza para ubicar a mi irritante compañero - Y lo más importante... ¿Qué nos asegura que no vendrá dentro de poco? No parece un sitio abandonado.

—Eso puedo ver— es todo lo que murmuro cuando mi vista se acostumbra a la oscuridad y así puedo definir el contorno de lo que parece un colchón sucio en el suelo, si fuera el de una quimera lo habrían destrozado por completo, y tenemos nuestra confirmación de que quien rompió las antenas fue una persona, porque la asociación es inmediata, no la pongo en duda. Se pueden tomar muestras de todo para conocer sus características, su identidad misma a partir de estas, lo que simplificaría todo el camino y supongo que tenemos la tecnología para esto. Casi que espero que Kavalier saque de su mochila un ordenador para ponerse a trabajar.

Son las fotografías en la pared lo que me distrae, así como veo que ocurre con el científico. Se me revuelve el estómago, tengo que admitirlo. —Espero que no se trate de un asqueroso acosador— muerdo entre dientes, tengo una hija en casa ahora y me causaría una impresión peor saber que alguien tiene fotografías de ella en su muro. No llego a pensar que podría haber otra razón, he catalogo a este tipo como sospechoso y tengo una condena sobre su cabeza con solo poner un pie dentro de su mugrosa guarida. Saco una de las fotografías para mirarla de cerca y me sorprende la calidad de la misma, el paisaje que ve detrás de los niños.

—Elige la que más te gusta— apruebo que quiera rastrearlos, porque tienen toda la pinta de ser chicos del Capitolio. La mía me la guardo en el bolsillo en el momento en que escucho sobre nuestras cabezas algunos ruidos del follaje. —Si viene pronto, somos dos y sabes lanzar rayos, ¿no?—. Dejo mi varita a la vista para hacer levitar todas las cosas que están a la vista, tal vez tenga algo escondido bajo el colchón. Mis ojos brillan al ver una laptop vieja, hasta diría que no funciona a juzgar por el modelo tan antiguo, pero… — Todo tuyo si quieres echar un vistazo— indico, —tal vez así nos enteremos por qué pretende interferir con las señales

Me apresuro a sacar mi teléfono del bolsillo y escaneo primero la fotografía de la niña pues es más grande y me parece más probable que esté sumergida en las redes sociales. El niño me hace creer que podría encontrarlo entre las listas de jugadores de mis videojuegos pero en ese mundo tenemos asumido que somos todos horrorosos en persona y por eso utilizamos avatares, nada de fotos reales. No tardo en encontrar a la jovencita, justo cuando Colin hace un comentario de lo más desagradable y tengo que hacer una mueca para no darle mi opinión al respecto ¿Por qué tenemos que pensar lo peor?

- Se llama Jenna Helmuth - comento lanzándole el celular para que él mismo pueda ver el perfil de la niña - ¿Cómo el ministro de salud? ¿Tendrá pensado extorsionarlo de alguna forma con sus... ¿Qué son? ¿Hijos? ¿Sobrinos? ¿Nietos? - pregunto porque de verdad no tengo idea de cómo es el árbol genealógico de los ministros. Lo único que sé del tipo es que es el padrino de Ariadna y eso es todo.

Asiento mientras mueve las cosas y voy cargando en mi mochila lo que creo que será útil. No me agrada la idea de quedarme investigando aquí, por más que seamos dos y yo pueda lanzar rayos - Entonces... - digo fingiendo estar distraído mientras sigo con mi tarea - ¿Admites que soy más fuerte por lanzar rayos? - lo pongo a prueba intentando contener una risa que lucha por salir. Sé que no lo dijo con esa intención, pero es suficiente para mí, con eso puedo volver a la paz que sus palabras hirientes me arrebataron hace ya tantos meses atrás - No te preocupes, Weynart, no voy a dejar que nada te ocurra - sigo con la broma poniéndome de pie y dándole una palmada en el hombro. Fuerte y muy duro hombro... ¿Qué demonios tengo que hacer para quedar así?

No sé quiénes carajos serán estos tipos, no me agrada que estén hurgando entre las cosas de Dressler y que agarren las fotografías de sus hijos. Puedo asumir por la ropa que llevan que son de los grupos de expedición del ministerio, miembros de seguridad, y por eso me ando con cuidado cuando avanzo con pasos silenciosos para salir del hueco entre muros donde me escondí al escuchar que bajaban, el primero de una manera bastante ruidosa. Es en el momento en que ambos me dan la espalda, uno de ellos colocando una mano sobre el hombro del otro, que levanto la escopeta para que acabe con la poca distancia entre nosotros y el cañón se coloque en la nuca del moreno. —Un solo movimiento y disparo— susurro, tengo mis dedos en el gatillo así que es algo tan simple de cumplir. No me tiembla el pulso tampoco para hacerlo, creo que eso se refleja en mi voz.

Pero no lo hago, el segundo que a ellos le toma entender que no están solos, lo uso para descargar con toda fuerza el cañón de la escopeta en el punto donde sé que el cazador quedará inmediatamente noqueado. Ser un ermitaño que vive tan cerca de la frontera te obliga a aprender estas cosas para tratar tanto con agentes de seguridad, como con otros repudiados poco simpáticos. —Ni un movimiento— se lo recuerdo al otro hombre que todavía queda en pie, —pude matarlo y no lo hice, no me obligues a ser menos amable contigo— hablo con enfado para ver si puedo mantenerlo a raya, —son ustedes los que están pisando propiedad privada. ¿Quiénes se creen para meterse aquí? Quiero ver su maldita orden judicial para que estén hurgando entre las cosas de mi amigo— le exijo.

No hay tiempo para una respuesta, tampoco para seguir con las risas que habían comenzado a subir por mi estómago pues Colin cae al suelo por un golpe que sale quien sabe de dónde y lo próximo que noto es que tengo a un tipo apuntándome con una escopeta. No voy a decir que es mi culpa, pero debería haber notado la presencia de alguien más en el lugar... O al menos haber hecho un homenum revelio para quedarme tranquilo en lugar de distraer al cazador con bromas. Ahora no tengo idea de qué voy a hacer, solo siento mi corazón latiendo con fuerza y amenazando con subir por mi garganta ¿Orden? No tenemos ninguna. Además ¿Qué demonios sé yo sobre ésta clase de protocolos si solo soy un científico?

- Ha knockeado a la persona con la que debería discutir sobre órdenes - respondo con los ojos bien abiertos como si eso fuese a ayudarme a ver un posible ataque con tiempo suficiente para esquivarlo - Su amigo tiene fotos de niños habitantes del Capitolio pegadas en la pared y nuestro trabajo es brindar seguridad a los habitantes de Neopanem... Así que actuaremos frente a lo que parezca una amenaza y esto, ciertamente, lo parece - ¿QUÉ DEMONIOS ESTOY HACIENDO? ¿ACASO LE ESTOY DANDO A ENTENDER QUE SOY UN AUROR O ALGO ASÍ? No puedo permitir que sepa que soy un científico... Es la regla número uno cuando te enfrentas a un animal: No te muestres débil.

Trago saliva y miro rápido al suelo en dónde se encuentra Colin para que se despierte ¿Qué tal si le doy un choque para traerlo al mundo de los conscientes? De todas formas si le erro podría darle al intruso y eso serviría de todas formas. Pero cualquier ataque de mi parte despertará una reacción del rubio y la verdad es que no tengo ganas de morir en una guarida subterránea de la que nadie conoce su existencia.

- Voy a pedirle identificación y que por favor deje a mi compañero, él le mostrará la orden - miento lo más convincente que puedo.

Escucho hasta el punto en que me doy cuento que esta no es una charla de negociación, sino que el hombre alto ha tomado una decisión en base a lo que le sucedió a su amigo y a la razón por la que se encuentran aquí. —¿Y si en vez de hacer suposiciones se preocupara mínimamente por saber quién es mi amigo y quiénes son esos niños? Bastardos, no hacen más que abusar de su autoridad— escupo hacia ellos, y soy un imbécil por estar hablando con miembros de seguridad nacional, como no me cabe duda que son por lo poco que escuché y la fisonomía de cada uno, está claro que se entrenan para esto, para aplacar amenazas. —¿Así que actuará?— pregunto y disparo sin más*, no le concedo ni un segundo para que pueda llevar a cabo su bendita acción.

La bala se incrusta contra una de las paredes del refugio de Dressler, lo lamento más por él que trata de dar calidez a esta pocilga con un par de fotografías, que por el hombre que tienen un rasguño de bala en el brazo. —Usted es un mago, puede acabar conmigo en nada, así que no dudaré en volver a disparar. Hagamos esto por las buenas, díganme qué demonios están buscando y veré si los puedo ayudar. Si no hay nada aquí que les sirva, dejaré que cargue a su compañero y se lo lleve— digo, todo lo conciliador que puedo con el arma todavía temblando en mis manos hasta que logro controlar mi pulso, no me gusta hacer esto, me he parado en una posición distinta desde hace años y si otra fuera la situación, atendería a su rasguño. —Hagamoslo por las buenas— insisto.

*Sorry, Riley

¿Acaso no es lo que estamos haciendo? Hasta que él llegó yo estaba muy bien investigando sobre los niños y según mi búsqueda rápida se trata de habitantes respetables relacionados con uno de los ministros del gobierno ¿Qué podrían tener que ver con un perdido del norte? Claramente es una treta por parte de la persona que vive aquí, que además de estar rompiendo antenas para que nuestra tecnología no funcione, ha buscado otras formas de sacar ventaja del asunto - ¿Perdón? Este es un refugio no autorizado que hemos encontrado en un control ¿Abuso de autoridad dice? - vaya, ésto de improvisar se me está dando bien... O quizás solo estoy poniendo más empeño del necesario para impresionar al tipo inconsciente.

Y lo que sigue de verdad no me lo esperaba. Dispara sin más y me da en el brazo por lo que caigo y lágrimas de dolor empiezan a llenar mis ojos - ¡¿QUÉ DEMONIOS?! - me quejo apuntándolo con la varita pero la oscuridad y el mareo que siento por la caída me impiden conjurar algo decente. Maldita sea, Colin, despierta, despierta...

- Creí que estábamos haciéndolo por las buenas, viejo loco - me quejo dando por sentado que me incrustará otra bala antes de que pueda sacar una chispa de mis manos. Además... Es muggle, así que mostrar magia que va más allá del mago promedio probablemente solo logre asustarlo más y que se ponga más violento-  Encontramos antenas rotas por ésta zona, solo buscábamos el posible origen del daño cuando nos topamos con el refugio de su... amigo.

—Somos repudiados, imbécil. No sé en qué parte del Capitolio vive, pero aquí no ponemos un buzón para las cartas en la entrada— replico, que según a su criterio, lo poco que es un hogar para Dressler, a él se le ocurre llamar «refugio no autorizado». No está de bromas, tiene toda la intención de hacer algo al respecto por considerarnos amenazas y nunca vacilaré ante un mago que es más diestro que yo si le doy la chance de dos segundos para que reaccione. El disparo logra impresionarlo lo suficiente como para tenerlo aturdido por unos momentos, dudo de sí responderá por instinto, como tienden a hacerlo los de seguridad debido a su entrenamiento. Me agacho un poco cuando algo explota por encima de mi cabeza y caen algunos guijarros, nada demasiado grande como para dejarme inconsciente. —Esto sigue siendo por las buenas— contesto a su insulto, ¿quiere que nos pongamos de malas y apunte a matar? —Fue solo un rasguño de nada— le quito importancia a la quemazón de la bala en su piel, se habrá enfrentado a cosas peores en su trabajo.

Maldito, estúpido Dressler, por andar jugando con los sistemas de la base de seguridad. ¿Ahora también rompe antenas? Muerdo mis dientes para reprimir un par de insultos sobre su nombre, y como es mi amigo, lo defiendo hasta la última instancia. —No sé de qué está hablando, el hombre que vive aquí es un tipo decente que lo único que hace es buscarse qué comer cada día para no morirse de hambre. Dejen de buscar terroristas solo para tener la excusa de seguir asesinando a mansalva y tener un cadáver que arrojar en la plaza pública para así decir que trabajan por la seguridad de su país— escupo lo que tengo atragantado por décadas, que a mí me pesa ese crimen y ellos con impunidad lo cometen todos los días, pensar que mi hija forma parte de sus filas, me lleva a cuestionar lo equivocado que se ha vuelto todo en esta guerra. —Asesinos con uniforme, eso es lo que son —. Tengo la escopeta puesta sobre él, no tengo intenciones de volver a disparar, salvo que insiste en prolongar su visita y como doy por hecho que su amigo tendrá que ser sacado de aquí cargado sobre sus hombros, no me fijo en él como para darme cuenta que, de todo su cuerpo tieso, la muñeca se mueve para conjurar un hechizo que me golpea en la costilla. Siento la punzada, pierdo el peso del arma en mis manos y caigo de cara al suelo.

*Dado acierto: así que Colin reacciona y vuelve, Adam out. Y preparaos para el DRA MA.

Oh vamos que éste refugio es sospechoso hasta para unos repudiados. Lo normal sería vivir en la parte de la ciudad, donde al menos hay departamentos sucios y edificios que pueden tomar como hogar pero ¿Esto? Me huele a trampa o sitio para dormir de emergencia luego de una campaña larga... Lo sé porque en mis videojuegos de campaña tengo de éstos sitios en lugares estratégicos y nunca por buenas intenciones - ¡Está bajo tierra! - me quejo remarcando lo obvio - Y estaba oculto, caí por casualidad - vuelvo a decir.

Que ésto sea las buenas para él es una clara señal de que no tengo nada que hacer contra la gente del norte, o quizás sí pero debería ser un poco más agresivo si no quiero que me coma vivo en los próximos segundos. Ni siquiera estoy siendo descortés... Cualquier agente real le habría dicho algo mucho peor que "Viejo loco" - No estoy diciendo que haya sido él - me apresuro a decir de mala gana, ya está inventando cosas - Y de todas formas sigue sin decirme el nombre de su amigo o el suyo, si son inocentes no tendrán problemas en dárnoslos - remarco frunciendo el ceño.

Lleno de aire mis pulmones y abro la boca con indignación ¿Acaso se está escuchando? - ¿Quién ha sido el que ha disparado aquí? - pregunto justo antes de que el rubio caiga de cara contra el suelo y mi cuerpo se llene de alivio al ver como Colin reacciona luego de su larga pausa. Me dejo caer sobre el colchón y por fin dedico un poco de atención a la lesión sangrante que tengo en mi brazo. No voy a morirme por ésto, pero de todas formas tendría que controlarlo para no desangrarme o infectarme - Ya te estabas tardando - reprocho al cazador - ¿Seguro que no hay nadie más escondido entre las sombras?

—De nada, Kavalier. No, por favor, no me agradezcas el que te haya salvado la vida, solo estaba haciendo mi trabajo— me mofo del científico al incorporarme del suelo para quedar sentado y me froto con fuerza la nuca, allí donde sigo notando el músculo lastimado por el golpe del hombre. Sacudo ligeramente mi ropa al ponerme de pie para sacarme el polvo, mera costumbre porque tengo otra cosa en mente y no tardo en ponerme a ello, quien sabe cuándo el viejo reaccionará del desmayo. Kavalier sabrá qué hacer con sus heridas, no tengo que estar cuidándolo por algo tan simple, ni que fuera a desangrarse y me preocupa más que el propietario de este refugio aparezca de buenas a primeras. Apunto mi varita a la espalda del hombre inconsciente, sus dedos están tiesos sobre la culata de la escopeta y la pateo lejos de su agarre. —Este tipo iba a matarnos si tenía que hacerlo— murmuro, —no te puedes fiar de ninguno de ellos. ¿Por qué demonios no lanzaste tus supuestos rayos? Tanta demostración para nada— resoplo, más enfadado porque podría haber terminado muerto por no actuar.

Suspiro tan hondo que vuelvo a masajear mi nuca, cuento para mí mismo los segundos que necesito para que la muñeca que sostiene mi varita quede firme. —Acabemos esto rápido, no nos quedaremos más tiempo para que nos sorprenda alguien más. Llevate todo lo que crea que pueda servir, más tarde o más temprano tendremos la identidad del tipo que está interfiriendo las señales— digo, mi semblante se endurece para no transparentar mis pensamientos cuando me volteo hacia el científico y trato de ver más allá de sus ojos. —O matas o mueres, Kavalier— murmuro, —esa es la única máxima que necesitas cuando estás en guerra. ¿Puedes entenderla? Ahora, puedes adelantarte con las cosas y esperarme arriba o te quedas, pero no apartes la vista.


*Dado acierto: para que Colin se pueda defender de quien quiera detenerlo con maneras poco amables.

Solo pongo los ojos en blanco y me arrepiento de inmediato por haber visto como algo positivo que vuelva a estar conciente. Espero no tener que verlo más luego de ésto sino va a hacer que me arrepienta de no haber pedido al anciano que me asesine aquí mismo - Porque lanzar rayos en un sitio cerrado en donde ambos estamos atrapados es la mejor idea del mundo - me burlo ésta vez yo de él mientras tomo algunas cosas de mi mochila para encargarme de mi herida. No tardo mucho, no es algo complicado, así que pronto ya estoy listo para ponerme de pie.

Guardo la computadora y todo aquello que creo que podrá servirle al equipo de científica para sacar información sobre éste hombre. En realidad guardo un par de cosas más solo para mantenerme distraído mientras Colin me da su discurso, el cual escucho apretando la mandíbula pues sé que es así... Solo que no estoy listo. Kenna misma ha quedado destruida luego de asesinar a alguien y ella es una auror ¿Qué me queda a mí? Nunca pensé que me vería en la posición de tener que hacerlo - Ese tipo estaba a punto de matarnos basado en un gran malentendido... No me parece razón para matar - logro responder al fin antes de caminar hacia el hueco de salida.

Apunto con mi varita al cielo y lanzo un hechizo que me impulsa hacia arriba. Caigo sobre mis pies en el borde de la entrada al refugio pero lo que me recibe no es nada agradable. No llego a apuntar que el tipo ya estampa lo que sea que tiene en las manos contra mi cara y hace que caiga una vez más bajo la tierra. Mareado y sin comprender bien lo que pasa busco a Colin con la mirada pero no llego a advertirle antes de perder el conocimiento.

Me tomo unos segundos para esconder todo aquello que puede llegar a ser robado porque no puedo darme el lujo de perder la mercancía. Algo ocurre en mi refugio del doce pero no tengo idea de qué es. Lo sé porque la trampa de la superficie fue activada y señal del árbol a unos metros de la ubicación está apuntando hacia arriba. Recuerdo que en su momento creí que era una exageración en la seguridad pero ¡Hey! La paranoia sirve en ocasiones. Al menos ahora puedo ir preparado con una rama bastante gruesa entre mis manos y una pistola con unas pocas balas bien sujeta a mi pantalón.

Me acerco con cuidado al borde justo cuando un tipo sale disparado desde adentro. Más por reflejo que por verdaderas ganas de hacerle daño, termino dándole como si fuera una piñata en la cara y cae como bolsa de papas. Preocupado por haberle causado una contusión o algo, me acerco para ver cómo está pero en lugar de ver solo su cuerpo también veo el de Adam, lo cual es señal suficiente para que tome mi arma y apunte sin dudar.

De acuerdo ¿Hay alguien más aparte del que acabo de knockear? ¿Está Adam vivo? ¿Tendré que matar a alguien luego de ésto? Porque que hayan hecho daño al tipo que es como un padre para mí no me hace ni pizca de gracia... Y lo noto cuando la sangre comienza a correr con más intensidad por mi cuerpo y todos mis músculos se tensan - Tengo un arma y puedes apostar a que ni bien asomes tu cabeza capitolense por ese agujero te la voy a volar si asesinaron a mi amigo - advierto entre dientes con la mandíbula bien apretada - Quiero que lentamente lo suban hacia mí con esas estúpidas varitas que tienen. - si hay otro, debe ser un segundo scout como el que acaba de caer.