Recuerdo del primer mensaje :

Me quito el pelo de la cara con un manotazo, recordándome una vez más que debería cortarlo cuando tenga oportunidad, en lugar de dejar que siga siendo la cortina que me cubre la visión y la cual tironeo cuando estoy nerviosa, como ahora. Creo que nadie se ha dado cuenta, todos aquí parecen sumidos en su propio mundo nocturno como para fijarse en lo que acaba de pasar, que duró solo un segundo pero que de todos modos podría habernos condenado a todos. Las cosas que te cambian la vida son así, suceden en esa fracción mínima de tiempo, no existe la palabra “instantáneo” porque sino serían cosas efímeras que no sentiríamos. Y por estúpida ahora soy cómplice de un delito gigante, el cual deberé fingir por todos lados que no sucedió y que me obligará a mentir en caso de que alguien me haga preguntas en el trabajo. ¡Y yo solo quería divertirme! ¿Por qué siempre me meto en problemas? ¡Ahí se va la inocente Holly!

El camino hacia los baños es un pasillo oscuro, iluminado solamente por alguna que otra luz de neón que transforma a los grupos de amigos o ligues de una noche en pequeñas sombras que hablan, se manosean y ríen en los rincones. Miro sobre mi cabeza para chequear que, en efecto, Dave continúa detrás de mí y eso me da la libertad de tomar su mano para acercalo, colándonos en una de las esquinas oscuras en donde me apoyo contra la pared. Sí, tomo el cuello de su camisa y lo tiro hacia mí, pero con intenciones muy diferentes a las que tiene la pareja de unos metros más allá — ¿Vas a decirme por qué eres amigo de Kendrick Duane y qué demonios hace en el Capitolio? — la música es suficiente como para que solo él me escuche, si gritase algo como esto afuera los dos terminaríamos en problemas. Solo necesito un par de respuestas y ya podré irme a casa — Quizá no te fijaste en las imágenes que pasan constantemente en las pantallas del Ministerio, pero resulta que tu amiguito vale una pila de galeones y un par de condenas altas que te ponen a ti como un traidor en caso de que se sepa lo que acaba de pasar — dudo mucho que le interese pasar el resto de su vida en prisión o, peor, ser ejecutado delante de todo el mundo.

Aflojo un poco el agarre de su camisa y miro hacia abajo cuando un grupito pasa por nuestro lado a carcajada limpia, aprovecho esos segundos para masajearme las sienes y tratar de calmarme. ¡No, no, no! Tengo derecho a estar un poco histérica — No creí que fueses tan idiota, Dave. ¡Y ahora yo lo sé! ¿Y qué si alguien nos vio? ¡No quiero terminar la noche besada por un dementor, que tenía fichado al chico de la barra para esa tarea! — creo que hay una enorme diferencia entre una criatura putrefacta y un camión de brazos enormes y ojos verdes. ¡Maldita sea mi suerte!

¿Qué sentido tiene no sentir? Es una buena frase, porque en especial la gente tiene la manía de cerrarse a las emociones y eso, al fin de cuentas, te hace sentir algo, posiblemente negativo. Si no hubiera sentimientos, no habría vida. Abro la boca para contestarle eso, hasta tomo una buena bocanada de aire, pero vuelvo a cerrarla porque siento que no puedo contestarlo como me gustaría. Me lo anoto mentalmente para otra ocasión, una donde tal vez tenga más alcohol en las venas. Suerte para mí, su comentario sobre Kendrick Duane hace que sonría suavemente y busque algo de humor en todo esto — Es una pena, harían una bonita pareja. Y yo que quería a alguien para que me acompañe a ir de compras y conquistar chicos los viernes en la noche — lo suelto con mi máximo tono de soñadora, hasta largo un suspiro dramático y todo, hasta fruncir la boca en un puchero exagerado — Pero no podrá ser. Patricia y Tom seguirán ocupando ese puesto.

No quiero darle más vueltas mentales a lo que ha dicho sobre la confianza porque siento que volveremos a pelear por ello, me veo obligada a sacudir la cabeza para que lo olvide; puedo entender parte de sus razones, no por eso debo compartirlas — Creo que yo fui quien te arrastró y no se percató de traer alcohol, mala mía — aunque creo que hay un poco de licor aún guardado en la alacena, creo que no lo he terminado la última vez que se me dio por ponerme a beber a solas en casa cuando vi una de las series en las cuales moría la protagonista de una forma muy trágica, haciendo que me vuelva una llorona por horas. Patético — te cobraré las palmadas en otro momento, de verdad. Solo… olvídalo. Todos necesitamos escupir mierda de vez en cuando — si no nos queda adentro y nadie quiere ser un montón de porquería.

Espero que, además de los gritos, puedan escuchar la risa que se me escapa cuando me pongo de pie para acompañarlo — Han oído cosas peores — es lo único que afirmo con un movimiento de mis hombros y suavizo mi expresión en una sonrisa ladina — No te preocupes, estoy acostumbrada. Él fue hasta tierno, lo cual es mi aprobación a que tengan una relación. Y si tu amiga aprende un poco más de modales y a beber mejor… — me acerco para acomodarle el cuello de la camisa, el cual se le ve terrible a estas horas — quizá deberías considerar el darle una oportunidad, se ve linda — con una palmadita en el pecho, me aparto para regresar a la puerta y abrirla con mucha más gentileza que antes. Me apoyo en el marco, sin eliminar la sonrisa — Ya saldremos en otra ocasión, sin dramas, solo diversión. Que tengas buenas noches, Dave.