Todo ocurre demasiado rápido y aunque la niña se pone de pie para continuar luego del ataque del auror, nuevamente se detiene entre el humo, cuando Cale aparece frente a ella. —¡Cale!— Exclamó con alivio y no tardó en abrazarlo, sintiéndose aún algo mareada. —¿Dónde está mamá y Ava? Tampoco he visto a papá.— Le comentó, justo antes de que el mayor le explicara el plan—No...no te vayas. Pero fue en vano, como llegó, desapareció.

La siguiente escena entre la profesora Sophia y Jared, sólo hacen que Zenda empiece a llorar. Estaba muy cansada y quería ver a su familia.
Como la nube negra le impedía tener una buena visualización, transformó sus ojos a los de un animal y así, entre ataques de tos y sollozos, trató de mantener el ritmo junto a Ben y los demás.

Cuando por su lado izquierdo alcanzó a notar un auror que levantaba la varita, sin poder evitar el ataque de pánico, empezó a correr hacia el otro extremo de la granja para prevenir el ser golpeada otra vez por un hechizo. Como consecuencia de esto, perdió el contacto visual con el grupo que se estaba formando y se encontró otra vez sola.

Tropezó y continuó la carrera, hasta llegar al claro de entrenamiento donde pasaban la mayor parte del día...pero eso era antes.
Ya no sabía hacia dónde ir o qué hacer, así terminó sentada sobre el suelo, abrazando sus piernas contra el pecho y apoyando la espalda contra el enorme tronco caído. En ningún momento soltó la varita. —¿Mamá?— Preguntó cuando notó una silueta acercándose.

No sé que me hiela más, si el modo de gritar de Ava o su reaccionar. Me aferro a ella con un cuerpo mucho más débil, tratando de que el rifle no se me patine de las manos. No fue un impacto grave, pero aún así siento las piernas de gelatina y hago todo lo posible por mantenerme cerca de ella, con una mueca en respuesta a sus palabras — Dime que viste a tus hermanos — le ruego. Mi corazón se estruja al pensar en Elioh y Ben, pero me es imposible no poner a mis hijos primero. ¿Y que hay de Echo y Ken? ¿Dónde están todos? Solo puedo ver fuego, cenizas y las sombras de aurores que, corriendo en otras direcciones, no reparan en nosotras — No podemos ir por allí… — susurro, soltándola para inclinarme y tratar de ir por otras de las calles, donde las llamas no son tan altas y, agazapadas, quizá podamos movernos — Ven, Avy, con cuidado y sin bajar la vista...

Los ojos me pican y no sé si me cuesta respirar a causa de la agitación o del humo que se siente cada vez más espeso a nuestro alrededor. Lo único que tengo seguro en estos momentos es el agarre de mi rifle en una mano, la ballesta que sigue colgada en mi hombro contra todo pronóstico, y mi madre a un lado. - Antes de encontrarme contigo. - Le respondo. En estos momentos no puedo ver casi nada y mucho menos a mis hermanos, pero al menos tenía la satisfacción de haberlos enviados lejos de este tumulto. - Zenda estaba encaminándose a los establos, y Cale fue tras ella

La sigo por unos momentos, tratando de acallar mis pensamientos, pero no puedo y termino frenando en seco. - Lo siento ma, si nos separamos cubriremos más terreno. Tenemos que encontrarlos y buscar un lugar seguro. - Sé que no querrá, pero temo que alguien esté metido en problemas entre lo que queda de las viviendas, y no puedo dejar a nadie atrás. - Luego te alcanzo, estaré bien.

Despedirme de Zenda es doloroso pero tengo que encontrar a  Ava y decirles donde están los demás, decirles que están bien.  Además, sé que Benedict no va a dejar que nada malo le pase a nuestra hermana ni va a dejar que se vaya por su lado. Avanzo con cautela, hay demasiado humo y gente corriendo en todas direcciones. - ¡AVA! ¡MAMÁ! - Grito con la esperanza de que me respondan pero sin mucho éxito.

Disparo hacia un auror desprevenido y sigo avanzando, ¿Dónde pueden estar? Camino despacio como intentando regresar a la zona de las casas, teniendo cuidado de no acercarme demasiado a la escena por las llamas. Por aquí fue la última vez que vi a Ava. Maldición, ¿Dónde se metieron? Entrecierro los ojos y veo lo que parece un cabello rubio que podría distinguir donde sea, pero antes de que pueda acercarme ya no está.

Corro en dirección a donde me pareció verlas pero no las encuentro así que me voy de regreso por donde vine y doblo para ir por el arroyo. - ¿Mamá? - Pregunto mientras veo una silueta frente a mí. Tiene que ser ella, no puede ser alguien más. Llego hasta donde está y la tomo por el brazo. ¡Mamá! - La abrazo y me separo en el momento en que noto que está sola, ¿Y Ava? ¿No se suponía que iba a ir a buscarla?

Comprendo lo que quiere decir porque a cada paso que damos, el humano es más denso. Lo primero que hago es llevarme la mano a la boca, porque aunque no termina de ser exageradamente molesto, puedo notar el típico quemazón por mi garganta, y tampoco tengo ganas de tragar cenizas si puedo intentar evitarlo.

No sé exactamente hacia dónde camino, ni si el resto sigue a mi lado. Realmente ni siquiera sé de quiénes son las pisadas que escucho por todas partes, tanto por delante, como por detrás o los laterales. Por suerte, en un momento consigo volver a Ben un poco por delante de mí, haciendo señas para que nos apresuremos. También puedo ver algunas siluetas más acercándose, pero no alcanzo a distinguir quiénes son.

La densa humareda y el fuego provocan que acabe tosiendo, pero tengo que parar con tal de no perder el equilibrio y que Kendrick y yo acabemos en el suelo de nuevo. El maldito hombro no me deja sujetarle todo lo que quisiera porque duele, así que si toso, pierdo todavía más fuerzas. Eso y que creo que tengo varios moratones por las costillas, así que el simple gesto de toser me hace ver las estrellas por el dolor.

No sé ni qué responder a su pregunta de hacia dónde vamos, ya no solo porque apenas consigo distinguir hacia dónde estamos yendo, sino porque hace un rato que he perdido a los adultos de vista y ahora mismo necesitaría consejo de ellos. — Te sigo — le digo cuando se suelta, algo aliviado de ver que al menos ahora puede mantenerse en pie por sí solo. Kendrick conoce mejor todo el 14, así que me fío de que, aunque apenas veamos, sabrá mejor hacia dónde ir que yo.

Cuando salvo a Ken quiero echarle en cara que es un idiota por gritarme, pero después de que lo veo escupir sangre solo puedo sentirme preocupada. Al final nos dice que sigamos sin él, y sale corriendo cual héroe trágico tras su futuro amor gay, lo se, ese es mi camino igual que mamá.

Ava y Cale también me dicen que corra y van en busqueda del resto de su familia, pero yo no tengo tiempo de ponerme en plan salvadora, hay mucho humo, muchos ataques volando y si algo he aprendido con todas las desgracias que hemos pasado es: primero ponerte a salvo y a quienes tengas cerca. Así que, haciendo tripas corazón, tomo la mano de Delilah y me enfoco en sacarnos de allí.

En el camino veo la cabellera rubia de mi madre que corretea de aquí por allá y nos impulso hacía ella, al fin un adulto responsable.

- ¡Mama! - le grito mientras la abrazo - ¡Es tan bueno verte! Sabia que estarías bien pero no podía dejar de preocuparme - igual que del resto, pero prefería enfocarme en quien podía ver primero.

Ella nos guió entre la humareda, como la experta que era en cuanto a lugares con humo. En un momento se dejo de escuchar los gritos de pelea, y solo quedaron los lamentos de quienes sufrían. Mis ojos estaban llenos de lagrimas y la angustia me retorcía las tripas con cada paso que dábamos en ese desastre, pero no podía ponerme a curar a nadie, no podía ni verlos y no sabría quienes eran nuestros, solo podía rezar que mi familia estuviera bien y quienes estaban tirados allí murieran rápido.

Reconozco una de las voces que grita, suena algo lejos, pero si puede llegar hasta acá significa que sus pulmones funcionan.

- ¡Es Cale! - les digo a mamá y Delilah, nunca había estado tan feliz de escuchar a mi padre número 3, ¿quien diría que gracias a sus retos podría reconocer su voz en la distancia? - Vamos - incito a mis compañeras.

Solo no espero perderme, y que lo que me guía es un eco.

La voz de Alice lo sacó de su estado de alerta, mirando en la dirección que ella le indicaba para ver a Ben más allá. Su interior dio un vuelco, pero su rostro no reflejó lo que su corazón había sentido. No tenía tiempo de hablar con él, ni tampoco quería en ese preciso instante, estaba demasiado ocupado en matar al problema que había causado y ver como todo se desmoronaba.

Comenzó a toser y el humo comenzó a espesarse más haciendo que Derian perdiera de vista a Zenda, Alice y Ben. Se agachó hacia un auror para rajarle la tela del uniforme y crear una máscara para el humo. ¿De verás solo  había aurores? ¿No  habían traído a medimagos con ellos? ¿Por qué mierda pensaba eso ahora? Movió la cabeza, histérico y se llevó por delante a unos cuantos más hasta que el número se redujo considerablemente.

Se dejó caer en el suelo, agotado, mientras se miraba las heridas superficiales que tenía. Nada por lo que preocuparse, pero si el estado de su familia, por lo que comenzó a buscar hasta que vio a algunos heridos y se paró para ayudarlos y acompañarlos hacia un sitio seguro.

Dejo a todos atrás en un abri y cerrar de ojos, ya ni siquiera logro distinguirlos bien por todo el humo que hay. Me rompe le corazón que mi pequeñito se haya quedado sin mí pero es lo mejor por ahora y cuando encuentre a Seth podremos reunirnos los tres y todo estará mejor que ahora. Sí, eso es. Además, sé que Ben cuidará de él.

Camino lentamente y disparo ocasionalmente cuando logro distinguir a algún auror, se escucha menos bullicio que antes y tal vez es porque todos buscaron la forma de alejarse... o están muertos. Sacudo cualquier pensamiento negativo de mi cabeza y cuando veo una persona acercarse, un hombre de cabello negro empiezo a gritar. - SETH, SETH, ¿ERES TÚ? - Pero no lo es y tengo que dispararle a otro auror.

¿Por dónde iré? No se distingue mucho pero creo que si voy por este camino puedo llegar al arroyo, y si Seth logró salir tal vez también esté por ahí buscándonos.