Nació en una gran casa en el distrito trece, donde su madre trabajaba a tiempo completo. La vida de esa mujer era lo bastante buena como para no preocuparse económicamente por nada, hasta que se enredó con el hombre de la casa y la esposa de éste descubrió la aventura debido al embarazo. Fue echada de su hogar, despedida de su trabajo y enviada a las calles a malvivir.

Cuando Jules se quedó huérfano, no tenía más de 10 años.  Desde entonces, tuvo que ser autosuficiente, robando en los mercados para poder comer, y estafando turistas para sobrevivir. Se le dan muy bien los trucos con las manos y es bastante sigiloso. Es un niño que creció pensando que no podía ser visto, ni oído, especialmente cuando se hizo demasiado mayor para la piedad y la gente empezó a castigarlo severamente por sus delitos. Sabe que necesita pasar desapercibido y por eso, mantiene un perfil bajo siempre que puede. Eso no impidió que algunas personas lo descubrieran y denunciaran a las autoridades, lo que le costó que su nombre entrara en la cosecha desde los doce años, sin excepción.

Es bastante paciente y lleno de malas costumbres. Después de reincidir robando en un local en el que ya había tenido una muy mala experiencia y casi morir, escapó del distrito trece bajo la amenaza de ser asesinado si volvían a verlo por las calles que le habían visto crecer. Tomó el primer barco carguero en el que se pudo colar y viajó de polizón hasta el distrito seis en octubre del 2473, con la esperanza de que aquel lugar le tratara mejor. Llegó en bastante mal estado debido a la paliza que le habían dado y al viaje en barco, que nunca había hecho antes. Se enfermó hasta el punto de colapsar en el suelo.

Era carne perfecta para la parca, pero el destino tenía otros planes para él.

La familia Iacono le rescató de las calles, le dio cobijo, comida, refugio y el hogar cálido que nunca tuvo. Le costó mucho acostumbrarse. Eran una pareja con dos hijos de su edad, buenas personas a las que él tuvo miedo de decirles la verdad de su procedencia. Por eso se inventó una historia menos cruel que su realidad, para que ellos nunca supieran que no era más que un ladrón. Allí conoció a Tamara, la que perfectamente podría ser el amor de su vida; y al hermano de esta, quien se transformó en su primer amigo y el mejor que jamás tuvo en dieciséis años. Por ellos quiso cambiar; quiso ser mejor persona; pero era un animal de costumbres y cuando vio una joya hermosa traída del distrito uno, que pensó que luciría perfecta en la muñeca de la chica a la que amaba, la robó.

Gran error. No solo porque los Iacono descubrieron quien era en realidad, sino porque el padre de estos le salvó, pensando que de esa forma, haciendo uso de su nombre y su puesto como alcalde, podría librar a Jules del mayor terror de cualquier padre en el siglo actual: que el nombre de sus hijos acabara en la cosecha. Por desgracia, eso solo manchó su impecable reputación. Con su imagen totalmente corrupta por el incidente, el nombre de sus hijos acabó entrando en la urna de los siguientes juegos y su puesto de trabajo en entredicho.

Jules le rogó que no lo hiciera, porque una mancha más en su historial no haría para él ninguna diferencia; pero el hombre se hizo cargo de la situación de todos modos y puso en riesgo a su familia, por culpa del chico.

Así fue como ganó la lotería y también como la perdió. Su mejor amigo nunca le perdonó que los pusiera en riesgo por mentiroso; y ella… la chica de la que se había enamorado, ahora lo miraba como si fuera una persona que no conocía.

Y lo era. Porque la persona de la que ella se había enamorado, era una persona que Jules había inventado, con una vida difícil, que no se asemejaba en lo más mínimo a la cruda realidad a la que se enfrentó toda su vida.