La historia de Ivy no tiene mucho misterio, tampoco es una que se precie a contar por entretenimiento. Nació como segunda hija de un matrimonio muggle y pobre de las afueras del distrito trece, su padre se relacionaba con criminales y esa era la forma en la que llegaba algo de dinero a la casa, donde su madre Maya se encargaba de cuidar de ella y su hermano Niko. Es entonces que se puede decir que Olivia no ha conocido en su vida mucho más allá del robo y trapicheo para mantener una vida decente.

Se quejó muchas veces de vivir en la miseria siendo niña, quizá por esa razón siempre mantuvo un espíritu independiente dentro de sus ideas, que ninguna recogía que su futuro fuera idéntico a su presente, tenía claro desde pequeña que podía aspirar a mucho más de lo que tenían en su casa. Por lo que nunca prestó demasiada atención a lo que ocurría dentro de ella, ni a las parejas que pudo tener su madre después de que enviaran a su padre a la cárcel tras un “malentendido” con algunos de sus compañeros mafiosos.

Tenía poco más de diez años cuando tuvo lugar el cambio de gobierno, su hermano había discutido con su madre no mucho antes de aquello, de manera que, sin ninguna manera de demostrar que poseía sangre mágica, las dos fueron arrastradas hacia el mercado de esclavos. Así fue como la obligaron a separarse de Maya, a quien no ha visto desde entonces. Pasaron muchos años en los que no se movió del mercado, ningún mago jamás la compró y a día de hoy no sabe decir si es algo que agradece o por lo que se lamenta. Recuerda mucho de su tiempo allí, pero lo que más la marcó fue cuando consiguió huir, no tendría mucho más de diecinueve años y ella y un grupo de esclavos habían decidido que no pasarían una sola noche más allí dentro. Le costó la vida a algunos, salvo a los afortunados como Ivy que tuvieron la suerte de poder bordear la seguridad, hasta llegar a las lindes de los distritos más pobres del norte. Por primera vez en mucho tiempo, regresar a casa no se sentía tan bien.

Allí comenzó de nuevo su vida, la que conocía, una vida de crímenes y robo que la llevó, además, a descubrir que poseía habilidades mágicas, que se habían permanecido ocultas durante todo ese tiempo, porque su cuerpo jamás estuvo preparado para guardar magia. Al principio se sintió entusiasmada por ello, odió a las personas que la habían aprisionado incluso cuando era como ellos, pero luego de algunos años entendió que su talento para la magia era el mismo que el de un pez viviendo fuera del agua. Decidida a no dejar que eso pusiera un freno a sus planes, aprendió de nuevo a moverse por el norte, donde se reencontró con su hermano hasta que, estúpidamente, lo llevaron a cometer los mismos errores que su padre y murió.

En el norte es donde empezó a escuchar sobre Richter, también sobre los logros de la gente que procedía de un distrito que había permanecido oculto, pero sus consideraciones políticas no tuvieron mucho peso hasta que se hicieron cada vez más presentes con los años. Se considera pro-muggle por las mismas razones que la llevaron a huir del mercado, también por su madre y porque siempre se ha sentido traicionada por la que se supone que era su gente, pero nunca diría que no a una oportunidad provechosa y es por eso que en la actualidad se mueve tanto por el distrito nueve como por los distritos más pobres, siempre atenta a lo que se cuece por ahí.