Hijo menor, de la hija menor, del linaje Helmuth. Sigrid Helmuth, famosa oveja negra de su familia, se casó con Dressler Moon, profesor de historia y squib. No se podría precisar cuál de esas dos cosas fue un agravio mayor para el honor de la familia, si el que no tuviera magia o que fuera pobre. Como toda historia de romances prohibidos, el matrimonio resistió un par de años, los suficientes como para tener dos hijos, Jenna y Brian.


Pero como toda historia de romances prohibidos, este también terminó en tragedia. No tan tragedia. Dressler tuvo que irse al norte a vivir como repudiado, pobre y muerto de hambre, mientras Sigrid se hacía cargo de la farmacia de los Helmuth y triunfaba como empresaria. Jenna, mientras tanto, resolvía sus primeras ecuaciones de matemáticas avanzadas mientras el resto de los niños aprendían a leer. 

 

Él también es bueno en matemáticas, muy bueno. No ve que sus primos sean tan buenos en matemáticas como él y Jenna así que es los hace “especiales” a su parecer, y por eso mismo, su prima favorita y mejor amiga es la futura alquimista Kitty, la hija menor de su tíanarizfruncida Ingrid. Hermanos menores unidos, jamás serán vencidos. Oliver también le cae bien, pero al ser hijo único no es mayor, ni menor, así que su permiso de entrada al club depende de sus méritos y cuánto juegue con ellos.

Estudia en el Royal, aunque no entiende para qué, las clases lo aburren y tiene un cuaderno donde se pasa haciendo dibujos que no le ayudan a aprobar las materias. Ha decidido que cuando sea grande va a construir edificios, casas modernas, torres asombrosas, por el momento se distrae explorando lugares y saliéndose un poco del camino de vuelta a casa en ocasiones.