The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Agosto

Synnove Lackberg me ha traído de regalo una planta. A mí. Una planta. Es de esas plantas de hojas largas y finas que se colocan en el interior de las casas, no necesitan demasiado sol, ni demasiada sombra, es… solo una planta. Me quedo sosteniendo la maceta con mis manos debajo de esta y espero a que la plática de media hora en la que repasa todos los nombres de personas en común, también me da su propia versión de lo ocurrido con los inferis, acabe para preguntarle sin más si está necesitando algo. No es que esté seguro de que así sea. Primero, que nadie aquí tiene fama de andar aprovechándose de nadie, es una de las primeras diferencias que noté con el mismo ministerio. Segundo, que hay pocas cosas que una persona pueda necesitar de mí. Y tercero y cuarto, que así como Synnove se nota que podría hablarle a las piedras por horas, no es muy errado decir que ofrezco la misma charla que un guijarro.

En nada estamos frente a lo que todavía sigue abierto como el zoológico en el distrito, lo hubiera dicho sin tantas vueltas, que no me cuesta nada venir a echar un vistazo a las criaturas que están aquí y de paso me aseguro que el kneazle que hace guardia sobre la casilla de entrada sigue teniendo comida en su plato. Por lo visto, la chica rubia le ha pedido a su amiga que venga directamente al zoológico y se ve un poco más joven que ella cuando la veo llegar, más cercana a la edad de mi sobrina. El trato con mis sobrinos hizo que siempre se me hiciera más cómodo estar con ellos, que participar de las reuniones que congregaban a los Weynart que se dedicaban a hablar de sus labores en el ministerio y las disputas políticas, les prestaba mis dos oídos, pero no era mucho lo que decía.

Pero en este distrito los menores tienen en ocasiones más temple que muchos adultos, están tan abocados a responsabilidades que exceden su edad, que se me hace raro volver estudiar desde toda mi estatura a una muchacha de pies a cabeza para poder anticiparme a su carácter. —Me ha dicho Synnove que te interesan las criaturas mágicas— le digo, la aludida ha desaparecido luego de hacer las presentaciones correspondientes para dejarnos solos y le muestro el camino a Desiree hacia los distintos ambientes encantados con magia dentro del zoologico. —¿Qué de todo? ¿Investigación? ¿Experimentación? ¿Sanación? Synnove me ha dicho que también trabajas en el hospital…— pregunto, así sabré a donde llevarla, no porque este establecimiento tenga esos departamentos bien divididos como los había en el subsuelo del ministerio, sino porque distintas criaturas sirven para ilustrar las distintas opciones.
Anonymous
Desireé Adragón
Eres pésima cocinera. — Porque estos hotcakes parecen tortillas. No es que yo sea la mejor cocinando ni que pueda quejarme mucho, pero... Bueno, a mamá nunca se le ha dado mucho esto de la cocina. Ella sólo se ríe poniendo al mismo tiempo una cara que indica que debo acabarme lo que está en el plato, así que sin rechistar ni una vez más, lo hago. Han pasado varios días desde que se calmaron las cosas en el hospital. Aún hay personas infectadas, pero la mayoría se encuentra fuera de peligro, y gracias a eso se necesitan menos manos. Hasta ahora había estado ayudando como si trabajara turnos completos, pero con la recuperación de muchos miembros del área de salud eso se ha vuelto cada vez menos necesario. Sigo yendo al hospital, pero regresé a mis horarios anteriores así que tengo más tiempo libre para hacer... Lo que sea que hago a diario a parte de ir al curso de verano.

En particular hoy he quedado con Syv de ir a visitar a Colin Weynart. Se supone que me ayudará con orientación vocacional en criaturas mágicas porque era cazador, pero a decir verdad estoy algo nerviosa. Es decir, no conozco de nada al sujeto y no quisiera comprometerlo a escuchar a una adolescente ni mucho menos. Pero Syv me ha dicho que está bien así que he practicado mi mejor sonrisa toda la mañana. Tanto que ya siento entumidos los cachetes. Espero causar una buena impresión. Me la paso un rato revisando la hora en el celular y dando vueltas por la casa hasta que llega la hora de marchar y me despido de mi madre para llegar al zoológico. Aún tengo problemas apareciéndome así que no utilizo ese método de viaje, pero igual creo que he llegado a tiempo. Synnove me espera en la entrada y me lleva hasta donde está el ex-cazador. Es bastante más joven de lo que esperaba.

No toma mucho tiempo hacer las presentaciones necesarias cuando Syv ya ha desaparecido. Creí que se quedaría con nosotros y eso me mantenía más tranquila pero aparentemente ese no es el caso, así que intento sonreirle amistosamente a Colin mientras asiento con la cabeza. — Sí, mmm... Hasta ahora he estado trabajando en el hospital pero aún estoy indecisa sobre tomar la especialidad de ciencias o de criaturas mágicas. — En parte porque me gustan, en parte porque mi madre es lican y así podría conocer algunos hechizos o pociones que ayuden. — Me interesa más la sanación. — Tanto el cuidado de las criaturas como la curación de heridas generadas por ellas. — Nunca he cuidado a ninguna criatura, sólo conocí algunas en la escuela, pero me parece muy interesante. — Porque no es como que tuviéramos demasiado dinero para conseguir alguna. — Creo que aprender sobre varias criaturas puede servirme para conocer cómo curar heridas generadas por ellas, o a ellas. — De algún modo estar nerviosa me hace hablar algo rápido así que volteo a ver a Colin sonriendo nuevamente esperando que no piense que soy rara.
Desireé Adragón
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Invitado
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¿Cuántos años tienes?— pregunto al saber de su dilema, algo me había comentado Synnove, pero no soy muy partidario de hablar sobre una persona con alguien más, cuando puedo hacerle las preguntas a quien corresponde. Es una cuestión básica de respeto. —Son las primeras decisiones importantes que tomamos, es para pensarlo bien— es mi manera de decirle que me parece bien que quiera tomar esto como un paseo de orientación vocacional, con la apertura de la nueva escuela supongo que entre los cursos introductorios, también estarán brindando asesorías o bien podría preguntárselo a Dressler, pero a mí no me molesta tener una excusa para mostrarle animales a alguien que puede compartir el interés. —Pero no te eches presión, ni lo sobrepienses, las respuestas más importantes también surgen del instinto, ese que te dice «aquí es»— digo, echando a andar para que me siga.

Rodeo el edificio principal del zoológico, para que vayamos a los ambientes periféricos, esos que están acondicionados con magia para que simulen el hábitat natural de las criaturas y en algunos casos con un hechizo de expansión para que las criaturas tengan más espacio por recorrer. —Comprendo— reconozco que soy escueto al contestar, —si combinas ambas cosas podrías dedicarte a la medimagia, pero especializándote en la curación de heridas. ¿Lo entendí bien?— es la conclusión que puedo sacar de las ideas que está considerando a futuro. —Pensaba llevarte a ver criaturas que en sí mismas poseen propiedades curativas, si lo que te interesan son aquellas que pueden causar daño… tendremos que salirnos del camino— sigo avanzando contra la pared del edificio, en lo estrecho de la acera que lo circunda, para tirar de la primera puerta lateral que encuentro para entrar. —Fui cazador, creo que Synnove te había dicho. Cazábamos las criaturas que podían suponer un daño para los magos, algunas se han vuelto soldados a las órdenes de Magnar Aminoff…—  le lanzo una sonrisa sobre lo irónico de esto. —Cuando a los magos les preguntas cuál es la criatura más peligrosa de todas, ¿cuál crees que responden que es? — mierda, esto me recuerda demasiado a mis propias charlas siendo educado por Riorden de niño, o a las charlas que luego tuve con mis sobrinos, con la misma Hanna.
Anonymous
Desireé Adragón
Tengo 16 años, pero ya casi cumpliré los 17. — No sé por qué añado esa última parte, como si fuera un instinto para recalcar que no soy tan pequeña, como cuando tienes 11 años y quieres dejar en claro que próximamente tendrás 12 y ya no serás una niña chica. Algo un poco torpe, pero que aún así sale de mi boca. Asiento con lo que dice, mirándolo seriamente, no cualquiera cede su tiempo para asesorar a una adolescente así que debo ser formal al respecto. — Tiene sentido. Eso fue lo que me pasó al llegar al distrito y decidir que quería aprender en el hospital, fue algo natural. — Me encojo de hombros, algo así le había mencionado a Syv antes. — Pero igual dudo un poco al respecto, sobretodo con lo que pasó hace poco. Quise ser ayuda y creo que hice lo mejor que pude, pero no sé si eso sea suficiente o si esté hecha para ello. — Tal vez sería más fácil trabajar con criaturas mágicas que con humanos. Pero no estoy segura sobre ello, igual quiero ser buena en esto y si pudiera especializarme sería de mucha más ayuda para todo el mundo.

Avanzo junto a él mirando embelesada los hábitat que recorremos. De cierta forma da lástima ver a las criaturas así, encerradas, pero también están bien cuidadas y tiene más que suficiente espacio para moverse, generando incluso un espectáculo para la vista. No sé por qué no había venido antes. — Sí, medimagia especializada, creo que es algo importante que no todos los medimagos manejan. — Al menos no aquí en el distrito, pero supongo que en lugares más sofisticados como el Capitolio sí. Igual no es el único motivo detrás de mis intenciones, quisiera aprender más acerca de los licántropos y los hechizos y pócimas para ayudarlos a mantener todo bajo control. — ¿Podemos visitar ambas? — Le digo rápido pero enseguida me ruborizo un poco y niego con las manos, eso sería abusar de su tiempo. — Creo que eso fue algo desconsiderado, lo siento, sigamos el recorrido que habías planeado. — Trato de sonreír pero desvío un poco la mirada, usualmente no me comporto así, creo que me gustaba más mi yo a la que le costaba trabajo socializar.

Trago grueso cuando vuelve a hablar y no puedo evitar no mirarlo. Sabía que algo así podía pasar tomando en cuenta que era cazador, pero eso no quiere decir que estaba preparada. — Mmm... ¿Los licántropos? — Pregunto con voz quedita, sé que muchos no les tienen estima, y de hecho es fue de los problemas más grandes por los que pasamos mamá y yo al vivir en el 12. Ahora que lo pienso, ¿Estaremos hablando de lo mismo? ¿O simplemente estoy sugestionada a esta conversación acerca de licanes? — ¿Tal vez alguna otra criatura?
Desireé Adragón
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Invitado
Invitado
Los dieciseis— digo, —casi diecisiete— agrego, como ella lo hizo, —son las edades de las preguntas, más que de las respuestas— le comparto lo que yo recuerdo de ese entonces, por marcado que hubiera tenido mi camino como auror, había otras cosas que sí me hacían dudar y en lo posible trataba de mantenerme en lo conocido, creía que una decisión rápida y luego firme sobre ciertas cuestiones, ayudaba a no dejarse influenciar por tantas dudas. Pero las tenía, no tan trascendentales como las del último año que como desenlace me trajeron a este distrito. Hay dudas que se dan en ciertas etapas de la vida, otras que tienen que ver con la vida misma. Y puesto que sé sobre ellas, puedo darle mi opinión al respecto. —Son necesarias— es mi comentario escueto. —Las dudas son necesarias luego de una decisión para que puedas reafirmarte en ella, sobre todo si en principio lo tomaste siguiendo tu instinto, generalmente esa suele ser la respuesta. La mente de lo que se encarga es cuestionártelo de todos los frentes…— sí sabré de esto… —pero cuando logras darle una respuesta convincente en cada frente, es porque era lo que debía ser—, como estar en el distrito nueve con rebeldes, si lo estoy es porque logré encontrar las buenas razones que me hacen permanecer.

No, tiene razón, no muchos sanadores suelen interesarse por esa especialidad, aunque por mi trabajo tuve que tratar con más de uno alguna vez y es bueno saber que podríamos contar con alguien que posea esos conocimientos de este lado, por el motivo que ya dije. —Puesto que entre las personas a las que nos enfrentamos hay criaturas, sí, una medimaga especializada sería de mucha ayuda…— comento, y no llego a sonreír porque no suele ser un gesto fácil en mí, lo que hago es dirigirle una mirada amable cuando su pregunta demuestra su entusiasmo por las criaturas. —Claro, si es por mí pasaría horas en este lugar— es mi trabajo actual el que me hace estar en otros, con tareas de seguridad que se corresponden más a lo que veía que hacían los aurores, a lo que un cazador pudiera encargarse, pero me las apaño. —Hasta ahora no había conocido a nadie en el distrito que se interesa por criaturas, o al menos, no coincidimos. Es bueno tener con quien compartirlo, era algo que teníamos en común con mi hermano y trataba de disfrutarlo también con mis sobrinos, luego con mi hija…— y en ese punto mi voz se apaga, nunca vinimos al zoológico, pero con ella que le gustaba pintar redescubrí que se me daba bien dibujar animales fantásticos.

Y la pregunta que le hago a Desiree es la que le haría a cualquiera de ellos, solo por ponerlos a prueba. —Sí, esa es la respuesta que darían muchos. Tenía un profesor incluso que me desestimó un examen porque para él también los licántropos eran las criaturas más peligrosas. Pero no lo son, lo son los nundus, los felinos de África… solo que es un continente que en esta época parece inexistente, ¿no? Y los peligros lejanos, son menos peligrosos que aquellos que se han vuelto una amenaza de todos los días— explico, —como lo es el escuadrón licántropo—. Espero que me siga al interior de una sala más pequeña que las otras que ilumino con algunos interruptores al lado de la puerta, no hace falta que use mi varita, y las paredes se muestran cubiertas de cuadros y mapas lunares que explican la transformación de hombres y mujeres en criaturas irracionales. —Si te vuelves medimaga especializada, ellos serán los causantes de las principales heridas que deberás atender. Los dementores te dejan poco que sanar, las veelas… hasta ahora no escuché que se apuntaran a la batalla— aunque nosotros tenemos a Arianne y no quiero decirlo en voz alta, pero es bueno saber que la contamos de este lado. —¿Hay alguna criatura por la que sientas algún miedo en especial?— consulto.
Anonymous
Desireé Adragón
Sonrío algo apenada cuando repite mis palabras, escuchando con calma lo que tiene para decir. Me siento un poco extraña porque no es todos los días que recibes consejos de gente más grande que tú así como así. Es decir, sí, los escucho de mamá, y probablemente también de la señora Nakamura que vive frente a nosotras y que resulta ser una viejita de lo más adorable cuando no está diciéndome cómo vestir. Pero no es lo mismo. Nunca voy por ahí buscando consejos. Tampoco es que piense en Colin como alguien anciano ni nada, pero... me entienden. Asiento con la cabeza cuando termina de hablar y sonrío. — Gracias. — Le respondo deseando tener algo más genial para decir pero mi mente parece haberse quedado en blanco. — Espero descubrir pronto qué es lo que quiero hacer. — Y cuando digo "descubrir" me refiero a terminar de entenderme a mí misma. Sé que quiero seguir trabajando con medicina, pero también sé que quiero hacer algo más y esto podría ser la respuesta.

Mientras vamos avanzando Colin habla y yo lo escucho mirando a mi alrededor, sorprendida por todo lo que guarda este zoológico. He estado aquí menos de media hora pero ya he decidido que traeré después a mi madre, seguro le encanta. Me siento satisfecha cuando dice que hacen falta medimagos especializados y ese sentimiento se expande cuando responde de forma afirmativa a mi pregunta, que bueno que no lo ahuyenté con eso. — Yo tampoco tenía a alguien a quién preguntarle. — Le digo viéndolo con agradecimiento y preguntándome por qué su mirada se extingue junto con sus palabras, pero sin mencionar nada al respecto. Cuando estudiaba en el Prince tenía compañeros a los que les gustaba los mismos temas que a mí pero no es lo mismo. Y mi mamá... Bueno, ella sabe mucho de medicina y hechizos, pero no tanto de criaturas mágicas, más que de los licanes por obvias razones.

Suelto un suspiro cuando habla de los nundus y el alivio me inunda de nuevo, sólo era yo traumada con los licántropos, aunque luego eso cambia con su comentario y sólo logro asentir. Entiendo por qué les tienen miedo a los hombres lobo, pero en serio, mi madre es un amor cuando no hay luna llena, incluso entonces lo tiene todo controlado con pociones recetadas para esto. Pero... Bueno, lo comprendo. — ¿Has tenido que combatir muchos... licántropos? — Pregunto con una calma falsa mientras lo sigo a otra sección del zoológico, una que trata sobre las personas como mi madre. Trago grueso y veo los cuadros con atención. — Es impresionante cómo se transforman, ¿No? — Pregunto estirando el brazo hacia uno de los cuadros pero sin llegar a tocarlo por respeto a la exhibición. Nunca he visto a mi madre en ese estado, no me lo permite, pero siempre he tenido curiosidad, ¿Sentiría miedo? Probablemente no, sólo sería mi mamá quien se escondería detrás de todo eso. — Pero hay licántropos en ambos bandos, ¿Eso no es una ventaja? No estamos a la deriva por completo. Aún así sería un buen momento para comenzar a aprender. — Sólo que es una especialidad que más que meses me tomaría años dominar, porque primero debo entender todo acerca de medimagia general y luego pensar en especializarme.

— ¿Se puede hacer algo contra una veela? — Pregunto antes de cambiar de tema. Sé que los hombres caen bajo sus encantos y en general son seres peligrosas al transformarse, pero no sé qué se haría para curar a alguien que se ha enfrentado a una.  Cuando vuelve a preguntarme algo me quedo parada aún viendo lo que tienen para mostrar las paredes algo dudativa pero por fin consigo asentir con la cabeza y voltear a verlo. — Definitivamente las acromántulas, y los dementores. — He escuchado las peores historias acerca de los dementores, muchas personas del 9 tuvieron que enfrentarlos. Incluso yo al vivir en el 12 estaba acostumbrada a verlos de vez en cuando, cuando buscaban fugitivos. Nada atractivo para la vista, ni para el corazón.
Desireé Adragón
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Invitado
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No, no tantos— contesto, tomando como referencia el actual escuadrón de licántropos que los ha convocado en una misma unidad, en la que se mueven a la par como fuerza de pelea, cuando antes eran amenazas aisladas que de vez en cuando algún mago o bruja denunciaba, así que debíamos encargarnos de limpiar los terrenos del distrito en cuestión para que nadie debería temer un ataque inesperado, de por sí la transformación es una maldición, también implicaba en su momento aceptar una condición de repudiado por algo sobre lo que no habían tenido poder de decisión. Me limitaba a hacer mi trabajo como cazador, lo que nunca hice en mis años de servicio en el ministerio fue preguntarme por la persona que estaba del otro y ayuda que se siga siendo extraños si luego debemos encontrarnos en pelea. Los licántropos están ahora usando los uniformes que yo también usaba y me distrae la ironía de esto.

Es peligroso como se transforman— comento, cambiando lo de impresionante por lo peligrosa que puede tornarse una persona que sufre esta metamorfosis y pierde su consciencia racional para responder a sus instintos de caza. —Quizás lo tenemos, pero no como están organizándose ellos. Magnar Aminoff le devolvió sus derechos a las criaturas mágicas, está reuniéndolos de esa manera para que peleen bajo sus órdenes. Es posible que algunos sigan en este distrito o en el norte por no creer en él, pero se están asentando como un cuerpo de guerra en el ministerio y eso les da ventaja— hablo de una estructura militar, que no digo que falte aquí porque Pearson hace un buen trabajo, pero los licántropos se han vuelto un tercer pilar del ministerio.

Hago memoria de lo que conozco de las veelas. —Nunca hacerlas enojar, eso está bien para comenzar— pienso en voz alta, —yo trataría de capturarla e inmovilizarla, no responder a su ataque con la misma furia porque eso la alentaría a ser más agresiva y por mucha confianza que tenga en mis habilidades, no empujaría a una criatura tan buena para la pelea a cruzar sus propios límites— trato de responderlo desde el respeto mismo que me inspiran como guerreras, no así como bellezas manipuladoras, prejuicio por el cual quizás no tuve un buen inicio en mi trato con Arianne. —¿Te refieres a curar heridas causadas por veelas? Tendrás que aprender un par de ungüentos para quemaduras graves y también pociones para evitar el desangre si llegan a recibir arañazos— me detengo un momento, son consejos generales, pero siendo más específico sobre daños posibles de veelas…

»Sobre el efecto que tiene en los hombres, no sabría decirte con precisión si una poción agudizadora funcionaría, sí que hay distintos tipos grados de resistencia a ese efecto— explico lo que alcanzo a recordar, para luego pasar a sus miedos. —¿Alguna experiencia personal con ellos?— consulto para saber. —Con los dementores sabes que no hay mucho que hacer una vez que han besado a la víctima, en caso de alcanzar a impedirlo, lo primero es chocolate, mucho chocolate. Y con las acrumantulas, si se salva a sus víctimas del estrangulamiento con su telaraña, es bueno también tener un antídoto a mano por el veneno que suelen expulsar—. En medio de la sala hay un banco de concreto al que me dirijo para que podamos sentarnos por unos minutos. —Es raro estar hablando así con una persona, en decir, con alguien más joven… ¿puedo preguntarte si tu interés por la especialización también puede deberse a una experiencia personal? Habiendo otras…
Anonymous
Desireé Adragón
Asiento un poco avergonzada cuando me corrige. Crecer con mi mamá, quien es amorosa y sobreprotectora en muchas ocasiones, me ha hecho obviar un rasgo importante de los licántropos, y es que no todos son como ella y muchos no se molestan en tomar medias los días de transformación. Ese nunca fue su caso, siempre hizo todo lo que pudo para que nos mantuviéramos juntas a pesar de las adversidades que eso representaba. Se esforzó el doble para que la gente no hiciera preguntas de más en el 12 y trabajó más que nunca siempre buscando mi seguridad. A diferencia de mis primos, cuya madre consideró que la mejor medida que podía tomar era alejarse de ellos. Desvío mis recuerdos para escucharlo con atención y me quedo pensando un momento. — Bueno, eso es cierto, no tenemos un escuadrón de licántropos aquí como lo tienen ellos. — Pero tampoco sé si me gustaría que lo hubiera. — Y tal vez no vaya a organizarse uno. — Después de pasar tanto tiempo oprimidos, no sé qué tanto les agradaría esa idea. Pero nunca se sabe.

Me quedo mirando a Colin mientras habla y sonrío un poco. Es muy interesante hablar con alguien que sabe tanto, porque en el Prince aprendí algunas cosas pero no llegué a tomar los cursos más avanzados de especialización, así que me falta mucho por aprender. Tengo que agradecerle a Syv por presentármelo. — Sí, a heridas. —  Contesto de inmediato y sigo escuchándolo asintiendo con la cabeza. Ungüentos sé hacer pero siempre pueden perfeccionarse. Pero eso no me preocupa tanto, sé que las velas son rápidas, fuertes y pueden controlar algunos elementos, cosa que las hace letales, pero creo que su mayor ventaja al luchar es el poder que tienen sobre los hombres. — Nunca he visto en persona qué tan fuerte es su efecto en los hombres, pero creo que sería bueno saber cómo contrarrestarlo, más que saber cómo enfrentarlas. No estoy segura cuánto aguantaría en batalla, no soy muy fuerte. — Comento desviando la mirada con un poco de amargura, que se va casi al instante. Nunca he tenido muchos reflejos para combatir, pero como médico puedo ser de bastante ayuda. Algo que me resulta curioso es que no me había preocupado mucho por esto, pero últimamente quiero hacerme más fuerte para ayudar, supongo que es el efecto de este distrito en mí, esta guerra consideraba ajena ya no lo es.

Niego con la cabeza como respuesta a su pregunta. — He visto dementores en el norte, toda la vida viví en el distrito 12, pero nunca tuve que enfrentar alguno. Aún así, me dan miedo. — Comento con honestidad. Me tocó ver su efecto devastador en las personas pero antes sólo me alejaba preocupándome solo por mi pequeña familia. Las acromántulas son otra historia, sólo las he visto en libros pero aún así, si me dan miedo insectos de ese tipo en miniatura, no quiero imaginarme una del tamaño de un auto. — Nunca he aprendido a hacer pociones para venenos. Sé que un bezoar puede salvarte la mayoría de las ocasiones, pero pócimas para venenos particulares no conozco. — Comento algo enterrada en mis pensamientos mientras voy caminando hacia el banco de concreto frente a nosotros. Creo que llegaré a casa a leer.

Su siguiente pregunta me hace desviar la mirada unos segundos con nerviosismo antes de regresarla sonriendo a medias. — Desde pequeña mi mamá intentó enseñarme lo que sabía de medicina, ella se dedicó a ello la mayor parte de su vida, por eso me interesa la especialización en ciencias. — Mi voz se mantiene tranquila porque esa primera parte es sencilla de explicar. — En cuanto a las criaturas mágicas... — Dudo un poco. No todos ven bien a los licántropos, no imagino lo que un cazador podría pensar. — Supongo que es mera curiosidad. — Acabo mintiendo intentando no mirarlo mucho. Aunque en seguida me siento culpable. No nos conocemos de nada pero en este pequeño rato hay algo en él que me inspira confianza, además del hecho que tomó tiempo para explicarme todo esto. — Bueno, la verdad es que conozco a un lican, y su vida nunca fue sencilla, pero es una persona increíble incapaz de lastimar a alguien... Excepto bueno cuando... ya sabes... — Aunque hay pociones para regresar a sus sentidos a los licántropos transformados, pero no es lo mismo. — Supongo que en parte ese es el motivo principal. — Mi cara ha enrojecido un poco y estoy encogida en mi asiento con los labios apretados, pero me siento mejor después de decirlo en voz alta. No es secreto que mi madre es lican, tuvimos que decirlo al cuando llegamos al 9, pero es un distrito grande, no todo el mundo lo sabe.
Desireé Adragón
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Invitado
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Tampoco creo que vaya a organizar un escuadrón similar al de los licántropos en el ministerio, porque he entendido que manejamos una estructura distinta, no es que sepa mucho y me haya involucrado en pormenores, salvo mis charlas con Pearson para que sepa que puede confiar en mí, independientemente de mi apellido, me mantengo haciendo lo que es mi trabajo y si me salgo un poco de la línea es para visitar lugares como este, en el que conservo el contacto con lo viejo conocido que siempre fueron para mí las criaturas mágicas. —No creo, porque aquí nadie está obligado a enlistarse y luchar. Lo hacemos por elección o para proteger al distrito, cuando así se requiere…— el ejemplo más cercano en el tiempo es lo sucedido en la estación de trenes, suelen acudir a ayudar jóvenes que me acostumbré a verlos pelear conmigo, aunque el resto de los días, sus funciones sean otras. —Ninguna criatura está comprometida a pelear por poder disponer de derechos, así como ninguno humano. Supongo que es otra de las cosas que nos diferencian del ministerio…— murmuro, es un comentario hecho con cuidado, no vine a este distrito porque un día me desperté en oposición al ministerio, sino porque empatizar con personas que viven aquí me lleva al lugar de oponerme al ministerio.

Todo lo que pude aprender en mi formación y desempeño como cazador es algo que pongo a disposición, en su momento a Pearson, ahora también a una chica que decide participar de esta guerra desde uno de los lugares que considero más importantes si queremos que la ideología de igualdad que se sostiene en este distrito, se pueda volver una realidad en los otros. Los que pelean somos nada, sino no están los que sanan. Y así como ya hubo redadas de dementores en el norte en alguna ocasión, por las cuales desaparecieron personas que de a poco van acercándose al distrito, no dudo que el ministerio vuelva a lanzarnos sus tropas más feroces, así que está bien que se interese por ese ámbito. —Nadie nace fuerte para las batallas— digo, recuerdo cuando a los diez años me tropezaba con mis pies, —nos hacemos fuertes en batalla— repito lo que me inculcaron cuando me enseñaron a pelear dentro de mi casa.

Lo cierto es que es muy poco lo que sé sobre medimagia, lo que aprendí fue por mi experiencia o la de mis compañeros, siempre del lado de los que debíamos acudir a un sanador para que nos den respuestas. —El bezoar sirve para muchos venenos, pero no todos. Piensa que el veneno de la acromántula es una secreción del animal, no es un veneno de una poción elaborada, así que no sé qué tan efectivo sea un bezoar cuando también es un veneno con el que la acromántula embadurna a su presa, no es que la víctima lo ingiera y… esto deberíamos buscarlo en fuentes más confiables— decido finalmente, que a todo lo que me dice sobre las bestias, lo que se lleva mi atención absoluta es lo que dice sobre los licántropos. Creo en su palabra cuando me asegura que su interés se debe a simple curiosidad, así que no me espero la aclaración que viene después sobre que su motivo se debe a un licántropo que conoce.

La escucho y dejo pasar unos segundos de silencio antes de aclararme la garganta para hablar. —Hay una única cuestión que siempre, siempre debes tener presente con los licántropos, la única que importa— digo, desde el conocimiento que tengo de ellos, no por haber formado un vínculo con alguno, carezco de esa experiencia. —La persona que conoces, es real. La persona que son todos los días del mes mientras no haya luna llena, existe, es real, encontrarás a esa persona siempre que la busques en cualquiera de esos días. Pero nunca te ciegues cuando se han transformado, no busques a esa persona en ese momento, no la hallarás— extiendo mi brazo hacia ella para sujetarla de su brazo en un apretón suave, —y te digo esto por tu seguridad, porque ese era mi trabajo como cazador, impedir que una bestia lastime a un mago— quizás no tenga amistad con ningún licántropo, pero a ella la conozco y saber que es amiga de uno me obliga a darle este consejo. —Si algún día debes hacer frente a un licántropo transformado, ataca. No importa quien sea, no guardes la esperanza de que no te atacará. En ese caso, atacar es lo único que podría mantenerlo incluso a los dos. ¿Sabes que hay un hechizo para devolverlos a su forma humana, no? Pero es muy complejo, también hay otros, simplemente para inmovilizarlos. Es lo mejor, a veces atacar es lo mejor. Nunca dudes en hacerlo, no estamos en tiempos en los que puedas confiar que la otra persona o criatura será quien de un paso atrás.
Anonymous
Desireé Adragón
Tienes razón. — Me limito a contestar cuando me explica el porqué de la falta de escuadrón de licántropos en el 9. Lo cierto es que si nos hubiésemos quedado con el gobierno actual probablemente mamá sería parte de dicho equipo, pero aquí es libre de elegir lo que quiere hacer, y creo que no le gustaría desempeñarse en dicha actividad. Demasiado peligrosa y violenta, no puedo imaginarla de esa forma. Y ni siquiera sé si hay más licántropos en el distrito, mucho menos si estarían dispuestos a trabajar en algo así.

Sus siguientes comentarios logran sacarme una sonrisa, y en parte, hacerme sentir como una niña pequeña. — Gracias, lo tendré en cuenta. — Porque siempre he querido proteger a las personas importantes para mí pero creo que nunca he sido capaz de ello. —Sigo creyendo que mi lugar no es en el campo de batalla, sino en la retaguardia, con los médicos. Pero no está de más aprender a defenderme. — Al final no puedo pedirle a nadie que se arriesgue por mí, y yo tengo que mantenerme intacta si deseo ayudar a los que resulten heridos.

Sí, hay venenos que no pueden ser tratados con un bezoar, pero creo que me falta llevar más cursos de pociones para llegar a conocer los antídotos. — Si tomo la especialidad en ciencias o si sigo por este camino seguro los aprenderé. Y entonces seré más útil. Aunque ser sanadora especializada me llevará muchos años, ni siquiera conozco tantos hechizos para tratar heridas, me falta aún mucho ya que suelen ser complicados y toman bastante concentración. Espero algún día dominarlos todos, pero por mientras, no me traumo, con saberlo en teoría es suficiente. Creo. Bah. Ya lograré hacerme notar, supongo que siempre puedo pedirle a alguien en el hospital que me enseñe, o en la escuela, cuando me toquen más cursos que sólo los básicos que llevan todos.

Pero todos esos pensamientos no importan mucho al seguir la conversación por el camino de los licántropos. Mis mejillas siguen coloradas y no logro enfocar la vista mas que en mis pies. ¿Por qué me siento así? Logro regresar la mirada a sus ojos cuando habla, sintiéndome un poco aliviada pero a la vez cohibida. — Nunca la he visto transformada. — Le confieso. Si de algo se ha encargado mi madre es de este pequeño gran detalle. — No sé qué sentiría al verla, pero... No creo que me lastime, tiene cuidado de beber pócimas especiales para ayudarle con esto. Aún así, mi ma... amiga, siempre ha sido cuidadosa de alejarse cuando está así.Por poco Des, por poco. Trago grueso atragantándome cuando menciona lo de atacar. Carraspeo un poco antes de volver a hablar. — No sé si sería capaz... Pero creo que es buena idea aprender ese hechizo, por si a caso. — Me encojo de hombros. Me siento un poco incómoda con el tema, no puedo imaginar una situación así y saber que Colin fue cazador me hace sentir extraña, ¿Pensará que estoy loca por esto? No lo sé.  — Peeeero bueno. Esa es la razón. Si te soy honesta no es secreto, pero no lo digo muy a menudo, me sentí algo aliviada al decírtelo.
Desireé Adragón
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The dragonfly it ran away, but it came back with a story to say · Desireé IqWaPzg
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Nunca está de más— coincido con ella, —sobre todo en estos días—. Tiendo a ser insistente con remarcar la situación que estamos atravesando en el presente para que nadie baje la guardia o se confíe en la protección que pueda brindarles el distrito, cosas como el vagón a rebosar de inferis son atentados que pueden volver a repetirse de un modo distinto, y si la primera línea de defensa se quiebra, son cosas que pueden llegar a abarcar el distrito, obligando también a los civiles a empuñar sus varitas para atacar. La guerra tiene eso, se vuelve una cuestión de vida o muerte, incluso para muchas personas que eligen no pelear al frente. No hace falta repetir lo esenciales que son los médicos y los sanadores, sus vidas valen el doble que un soldado si hay que hacer cálculos, así que si espera formarse y desempeñarse en ese rol, aprender un par de técnicas no le vendría mal.

Sobre todo, cuando me habla de la cercanía con un licántropo, procuro apartarme de la vieja postura de señalar algo como un peligro y que eso justifique un actuar violento. Saber que se trata en realidad de una mujer me hace pensar en la lealtad que surgen en ciertas amistades, quizás sea alguien de su edad y de ahí la creencia ingenua de que se puede apelar al lado humano de una criatura transformada, el cariño ciega. —Entonces es alguien responsable— opino, —alguien que está tratando de cuidarte, así que trata de no exponerte, ni exponerlas a ambas a situaciones que podrían lamentar— murmuro, mis ojos cubriéndose con una sombra al fijar mi vista en su rostro. Desde una herida, hasta una mordida, incluso algo fatal como la muerte, no por nada los licántropos son confundidos con las bestias más peligrosas del mundo, es bueno ser conscientes de los riesgos, porque el que sean conocidas como peligrosas muchas veces puede deberse a la falta de conciencia del daño real que pueden causar.

Si te sirvió de algo contarlo, por mí está bien. Es bueno ser honestos sobre las razones que nos llevan a tomar decisiones importantes y poder serlos con otros…— murmuro, apoyo la palma de mi mano sobre su coronilla como el viejo gesto que solía tener con mis sobrinos para remarcarles sus estaturas. —Puedo enseñarte algunos hechizos o a defenderte al menos— le propongo, se parece demasiado a estar hablando con cualquiera de los hijos de mi hermano, los que crecieron bajo mis ojos cuando creía que nunca cumpliría una función distinta a ser tío, para luego encontrarme con una niña a la que ya no tengo la oportunidad de decirle mientras crezca, lo que le digo a Desireé. —Porque en este distrito no estás obligada a disparar, no tiene que ser una pelea con el otro. Si esa licántropo es una amiga tuya, no tienen por qué pelear, no están obligadas a ello. Pero es importante que sepas defenderte y que cuando las situaciones te obliguen a pelear, siempre veas otras posibilidades, no solo disparar— a matar.
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Desireé Adragón
Su voz es quedita pero mis oídos logran captar la mayor parte de las palabras, logrando así hilar una oración con sentido en mi cabeza. — Sí, supongo que le da miedo que acabe como ella... o peor. — Me encojo de hombros tímidamente. Pensar en que es mamá me hace creer que todo estará bien siempre, después de todo, su protección ha estado durante toda mi vida. Pero la verdad es que no sé si sentiría lo mismo viéndola transformada. Tampoco quiero averiguarlo, sería imprudente por ambos lados. Claro que he tenido curiosidad muchísimas veces, pero después de ver a la mujer enojada una deja de preguntar cosas o insistir con algunos temas. — En parte creo que si aprendo hechizos o pociones útiles que tengan que ver con criaturas mágicas, podría ser de más ayuda y ella no tendría que preocuparse tanto. — Aunque puedo ir adelantando que probablemente no sea el caso.

El calor empieza a irse de mis mejillas y una sonrisa se asoma por mis labios cuando vuelve a hablar. Definitivamente me siento más aliviada, pero me sigue pareciendo un poco extraño tocar el tema de mi "amiga" licántropo con un ex-cazador. Sentimiento que se esfuma cuando el peso de su mano cae con suavidad sobre mi cabeza. El gesto me sorprende un poco pero al contrario de lo que hubiera creído antes, no me molesta ni mi incomoda, en cambio, me produce calidez. — Gracias Colin.

Escucho con atención sus siguientes palabras y asiento, poniendo ahora una expresión más seria. — Si está bien contigo creo que te tomaré la palabra con eso. No quiero ser alguien que dependa siempre de los demás para defenderse. — Sólo necesito conocer un par de hechizos básicos, tal vez incluso defensa personal, y entonces creo que estaré bien. — Solía pensar que mientras me mantuviera alejada de los problemas no tenía que preocuparme mucho. Incluso veía esta guerra como algo ajeno, pero desde que llegué aquí la gente me ha hecho querer cambiar eso, querer defenderlos cuando pasan cosas como la del otro día. — Le digo haciendo referencia al ataque de los inferis. — Gracias por la oferta, y por enseñarme el lugar. Creo que tengo una mejor idea de qué quiero hacer. — Probablemente siga por el área de la medicina pero me especialice más tarde... Aunque — No descarto la idea de trabajar con criaturas mágicas aún, tal vez pueda empezar adoptando una y viendo qué tan bien me va, podría cuidarlas y ser sanadora, ¿No? — Nop, sigo teniendo muchas dudas.
Desireé Adragón
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Invitado
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Sigo con mi atención puesta en ella, se lo dejo saber al no apartar mi mirada de su rostro en ningún momento, asimilando lo que me dice para hacer mi propia interpretación sobre la situación que está pasando con una persona a la que se siente vinculada y tiene en ella la influencia como para que se replantee el rumbo que está tomando, mentiría si dijera que no entiendo algo como eso. Por eso logro identificar esa línea que me dice que cualquier comentario de mi parte es redundante, todavía estoy familiarizado con el hábito de guardar silencio y escuchar a la otra persona, así que eso es lo que hago, respondo a su agradecimiento con una sonrisa vaga, la que conservo cuando sigue hablando. —Es para tu protección, de esas cosas que es mejor saberlas que ignorarlas, te será útil para ti sea en este tiempo o cualquier otro— le aseguro, como le he dicho, nadie está obligado a pelear, son las circunstancias las que a veces obligan como el ejemplo que da. —Te cuidas a ti misma, a partir de ahí cuidas a otros— murmuro, como un consejo que nada tiene que ver conmigo, es para ella, que se pone una misión como esa a la corta edad que tiene, con el mundo en contra y mucho trabajo por delante.  

Me pongo de pie cuando me agradece el paseo por el lugar, aunque esta sea la primera sala que vimos y quedan todas las criaturas del exterior por visitar. —Puedes ser sanadora, la especialización pensarla más adelante. Una cosa no quita a la otra. Puedes ser sanadora, saber defenderte, también cuidar criaturas, tampoco tienes por qué centrarte en una única opción y esperar llegar a una resolución tan pronto— es mi recomendación para que tenga paciencia, lo veo en los otros chicos del distrito, la guerra los está alentando a crecer a prisa y a tomar elecciones para las que se podría esperar unos años más, ¿qué nos queda a nosotros entonces? —Las respuestas por lo general llegan al final del camino, querer dar un gran salto hacia ellas, te quitará todo lo que puedes explorar y conocer en el camino, así que no te apresures. Tener una mascota puede ser parte de eso, ¿conoces a los jarveys? Son mascotas simpáticas y si tu paciencia puede con ellos, también podrás con hipogrifos y dragones— digo al colocar mi mano sobre su hombro para ejercer una ligera presión que sea un gesto de apoyo, no por lo del jarvey, sino todo lo demás. —Vamos, te mostraré los demiguise, si es que se dejan ver.
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