No sé de quién fiarme cuando se trata de colocar a un culpable en el mapa sobre lo que ha sucedido en el nueve, y honestamente, haya sido Magnar Aminoff o Hermann Richter ahora mismo me da igual, porque ninguno de esos nombres va a servir de nada cuando el daño ya está hecho. Lo único que puedo hacer y que viene siendo lo que llevo haciendo por los últimos días, es tratar a los enfermos, cuando no estoy haciendo eso ando recopilando toda la información que puedo sobre este virus que se ha apropiado de ellos. Pero no es fácil, no cuando no tenemos nada sobre lo que basarnos y parece que la enfermedad se ha derrochado con la función de matarnos a todos. No es la primera vez que veo esto, ni que lo vivo tampoco, recuerdo cuando los Black hicieron lo mismo con el once hace lo que parece ya una eternidad. Deduzco que a quien sea que nos envió esto, le gusta eso de repetir historia. Sigo viéndolo como un movimiento del ministerio que como algo que harían un grupo de humanos, si voy a ser completamente honesta, que no me sorprendería nada que Magnar quisiera reutilizar recursos del pasado a su favor, y no es como si no tuviera el material y las personas como para hacerlo posible.

En resumidas cuentas, hemos llegado a la conclusión con los síntomas del grupo que se reduce a una gripe corriente, solo que triplicada y que si hubiera infectado a todo el distrito, probablemente los recursos médicos hubieran colapsado y aquí se habría desatado el desastre. Sobra decir que en ello se incluye la muerte y destrucción de todo por lo que hemos luchado. A nuestro favor tenemos que decir que actuamos rápido, aislando a todos los enfermos en una misma planta del hospital para evitar que el virus se expanda y contagien a más personas, así que me he ganado más de una mala cara durante los primeros días que pasaron ahí dentro por no poder salir al exterior. Me queda esperar que lo entiendan, en el fondo sé que lo hacen, pero tampoco los puedo culpar por estar perdiendo la paciencia de a poco, siendo que nadie sabe realmente cómo funciona la enfermedad y no tenemos los medios como para desarrollar una vacuna. La opción que nos queda es tratar los síntomas y esperar a que cedan, no hay más.

— ¿Cómo te encuentras? — le pregunto a Ken, a quién visito en su habitación porque de alguna manera tiene que estar informado de lo que ocurre fuera de estas paredes. — No tienes el mejor de los aspectos, pero te ha bajado la temperatura — comunico al desprenderle del termómetro y lo aparto hacia un lado. Todo da señales de que está mejorando de a poco, así que pese a su cuerpo escombro, es una buena noticia. — Supongo que ya escuchaste el anuncio del ministerio — digo una obviedad, que el que no lo haya hecho habrá sido porque vive debajo de una roca. — Te seré honesta, no sé lo que pensar de eso, no es la primera vez que el gobierno culpa a otro de su mierda — ¿y los inferis? No me parece que sea del estilo de Richter, y eso que no conozco al tipo en persona.

Me siento mucho mejor. Mi cuerpo se parece mucho más a lo que solía ser hace días y las alucinaciones son cada vez menos frecuentes, lo que significa que puedo empezar a dormir de manera algo más profunda y empiezo a ahorrarme la vergüenza y el terror de las pesadillas. De todos modos, parece que aún no es suficiente para los médicos y eso significa que todavía no puedo volver a mi casa. Es una suerte que Hero ha accedido el cuidar del señor Popplewell, porque sino habría fallado monumentalmente como dueño de ese bendito erizo; solo espero que cuando regrese, no tenga un moño rosado y glitter por todos lados. Como si fuese a ganar un premio de buen comportamiento en forma de dejarme salir antes, me quedo quieto en lo que ella me toma la temperatura — Bueno, aún no soporto bien los mocos, pero creo que estoy mejor. He dejado de creer que hasta la silla quiere matarme y logré dormir al menos siete horas seguidas — sé que la fiebre me agota como para noquearme, pero los malos sueños hacían todo mucho más difícil y no es algo que sea compatible.

No me toma por sorpresa que saque el tema del ministerio, que parece que no se ha hablado de nada más por días, pero no estoy seguro de que sea algo de lo que quiera hablar en estas condiciones. Aún así, sé que sigue siendo mi trabajo y no puedo ignorarlo solo porque estoy aislado del resto del mundo — Miro las noticias todos los días. No es como que tengo mucho más que hacer — me entretengo con tareas escolares o me mantengo al tanto de las novedades gracias a las pantallas, es lo mínimo que puedo hacer si no tengo cómo seguir siendo de utilidad en medio de un distrito repentinamente expuesto — No lo sé… Hermann ya jugó la carta de enloquecer gente. ¿Recuerdas? — le digo, que salió en todas partes gracias a que fue en medio de un evento tan televisado como lo fue el funeral de Jamie Niniadis — Está claro que no tiene problemas en usar la magia y esas imágenes del tren no parecen alteradas. Aún así, tampoco me sorprendería que sea cosa del ministerio. ¿Quieres que te sea sincero? — es obvio que sí, por algo me ha preguntado mi opinión — Creo que estamos solos en esto. Sea del norte o desde el Capitolio… No es como que podamos confiar en ninguno de ellos.

No estoy diciendo nada que sea nuevo. Aquí no importa quien lo haya hecho, porque todo el mundo tiene motivos para hacerlo y nosotros tenemos que encontrar el modo de superarlo. Dejo mis pies descalzos colgando de la cama en lo que me fijo en la ventana, mordisqueando el interior de mi mejilla — ¿Por cuánto tiempo más crees que debamos estar encerrados? — pregunto — No es como que pueda quejarme mucho, pero los dos sabemos que no soy muy útil aquí encerrado. Creo que deberíamos ver cómo responder a todas las cosas que andan diciendo de nosotros, motivar a la gente a seguir viniendo — que nos han dado mala fama, pero podemos con eso.

No puedo evitarlo, se me escapa una sonrisa por el comentario de la silla a pesar de saber que no ha debido ser agradable para él, para ninguno de los que está sufriendo alucinaciones de este tipo. — Está genial que puedas dormir seguido, sé que es difícil por los terrores nocturnos, pero mi consejo es que aproveches para descansar también de todo lo que no has podido hasta ahora — no quiero sonar demasiado madre, en especial porque mi trabajo es como médica y no ejercer como una, pero no es algo que pueda resistir decirle cuando hasta el momento no lo he visto prescindir de sus labores prácticamente nunca. Que sé que también tienen sus cosas y maneras de relajar tensiones con los demás, solo que no puede negarme que entre el colegio, el trabajo en la alcaldía y el estrés añadido, no está sufriendo de una presión que para mi gusto, es demasiado para un adolescente de su edad. Con toda la medicación que están tomando todos los enfermos, sumado al cansancio de estar combatiendo un virus, dormir debería ser pan comido.

Mi mirada se va hacia el televisor cuando lo menciona hasta volver a dejarla caer sobre su figura magullada, así tengo tiempo para pensar mi respuesta en lo que asiento con la cabeza. Fue un espectáculo interesante el del funeral de Niniadis, en especial porque resultó la primera vez que el foco de una revuelta no se centraba en nosotros y verlo por las noticias se sintió realmente extraño. — No, sé que no tiene problema en utilizar la magia, lo cual considero que es lo más hipócrita del universo considerando las creencias que tiene — no es un comentario relevante en esta conversación, pero sí me hace mover las cejas hacia arriba con cierta incredulidad — Pero... no estoy segura, tampoco sería la primera vez que alguien utiliza un virus para infestar un distrito y, no es por sonar pesimista, pero es muy fácil atacar a tu enemigo cuando lo ves venir hacia ti, ¿pero esto? Los inferis es una cosa, me preocupa lo que puedan sacar de ahí, venga de quién venga — ¿guerra biológica? No hace falta ni que le dedique una mirada, sabe tan bien como yo que no tenemos los medios ni estamos preparados para batallar algo así, me queda resoplar un poco ante su conclusión final por ser una que comparto. — Me cuesta creer que, teniendo a su hijo dentro del gobierno de Magnar, haya querido desperdiciar sus estrategias con nosotros, eso es todo. Sé que estamos solos en esto, pero también creía que su guerra iba más con ellos que con nosotros, con esto ya veo que es más bien un ir todos en contra de todos — por algo no soy la encargada de organizar estrategias o batallas, a mí me va mejor en lugares como este, o yendo detrás de los heridos. ¿Y ahora tenemos que defendernos de dos bandos? ¿Cómo, exactamente? Si apenas y podemos con Aminoff y sus ministros.

— Esperaremos a que desaparezcan los síntomas para que podáis ir a casa, y seguiremos manteniendo medidas durante un tiempo, por pura prevención, no queremos que otros se contagien, mucho menos cuando no tenemos la menor idea de como funciona — no voy a decirle que tengo miedo de que pueda propagarse incluso cuando hayan mejorado físicamente, lo cual no quiere decir que no puedan seguir infectando al resto. Es obvio que esto lo crearon con intención de acabar con unos cuantos, no planeo tomarlo a la ligera después de la invasión de los inferis. — ¿Cómo planeas hacer eso? ¿Hacer una especie de grabación y televisarlo, o algo así? — pregunto con la curiosidad picándome bajo la piel, que no es nada que no pueda conseguir Mimi pinchando los canales de la televisión nacional, pero quizá está pensando en algo menos invasivo como un mensaje de voz o simplemente un escrito.

No quiere sonar pesimista, pero todo lo que sale de su boca me hace sentir que no tengo la menor idea de lo que estoy haciendo y no me creo preparado para enfrentar una amenaza como esta. No cuando está claro que las personas que están luchando esta guerra se encuentran formados, son adultos con los pies en la tierra y los brazos en el cielo y no tienen ningún problema en ensuciarse las manos e incluso los codos. ¿Cómo vamos a ganar esto, cuando incluso planificar un asalto hace que pongamos malas caras? A mí personalmente me da pavor el pensar en que todo puede salir mal y que acabaré muriendo como alguien que no soy. Me quedo callado como el tarado que puedo ser, hasta que Alice pone en palabras algo que me ha dado vueltas por la cabeza desde que empecé a recobrar el conocimiento — Creo de por sí que la guerra ha sido todos contra todos desde un principio — es obvio que lo opino con timidez — La idea que tiene Hermann sobre la supremacía muggle choca con la nuestra, así que también debemos suponer una amenaza para él. Aunque también el gobierno ha conseguido aislarnos para que nadie se asome por aquí… — lo último suena más a pregunta, porque siento que estoy tirando un montón de cartas al suelo para tratar de adivinar cuál es la adecuada.

Se me escupa un gruñido porque eso significa que todavía no puedo ir a mi casa. Pongo una mano en mi nuca, esa que he sentido hervir en los últimos días y confirmo que, en definitiva, no está tan caliente como la recuerdo — ¿Crees que faltan muchos más días como para eso? — sé que estoy sonando insistente, pero no puedo evitarlo. No cuando hay tanto por hacer y que, para colmo, las paredes blancas de este lugar empiezan a hacerme sentir encerrado — Aún no lo sé. Quiero debatirlo con todos en cuanto podamos — admito, que sé que esto es un trabajo grupal y no voy a dar la cara por nadie sin que nos pongamos de acuerdo. Incluso he pensado en pedirle a Amber que me suplante, pero al final de cuentas sé que no puedo hacer eso — Pero no podemos… Si no actuamos rápido, lo más probable es que la gente crea que seguimos enfermos y que somos una amenaza en lugar de una ayuda. No quiero que las personas que están aquí se sientan inseguras y tampoco podemos perder el apoyo del norte… — suena a que necesito un plan, pero no tengo uno — Alice… ¿Tú qué harías frente a una situación así?

Conozco de sobra la idea que tiene Hermann en la cabeza, porque es la misma que intentó plasmar mi hermano cuando se presentó en mi casa, lo que me hace dudar de los propósitos que tiene con respecto a su estadía en este distrito. Tomo nota mental de hacerle una visita al mismo para cuando termine con mis tareas en el trabajo, sin falta. — Supongo que la cuestión no es quién lo hizo, las consecuencias siguen siendo las mismas y todo lo que podemos sacar de esto es que tenemos más de un frente que cubrir — resoplo, porque no tengo ni idea de como vamos a hacerle frente a eso, cuando ya perdimos a Ava y Ben y sí, sé que en contraste con todas las personas que se sumaron muchas personas dirían que la pérdida no es grande, pero tanto Ken como yo sabemos que eso no es así, que los necesitamos tanto como pudimos hacerlo antes.

— ¿Quieres la respuesta honesta o la mentira? Porque lo cierto es que no tengo la menor idea. Si nos regimos por una gripe un poco más grave, hasta que la fiebre cese y recobres energías — no hace falta un vistazo muy largo para darse cuenta de que parece que le ha arrollado un camión por encima — Pero tengo miedo de que esto sea solo el principio, así que es bueno que empieces a encontrarte mejor, reduce mis sospechas de que pueda ser algo más — aunque sigo dudando de que esto lo haya hecho un grupo de humanos, no quiero apuntar con el dedo cuando claramente nos están lanzando señales de que fueron los seguidores de Powell los que infestaron el distrito. Asiento con la cabeza, que entiendo de dónde vienen sus miedos y preocupaciones, especialmente porque las comparto, a su duda, no obstante... — No podemos engañar a la gente, estaríamos cayendo en las mismas maneras que el resto, y se supone que es lo que nos diferencia de ellos, somos honestos, si vas a hacer llegar un mensaje, eso es lo que tienen que escuchar. Podemos esperar a que todos los que fuisteis infectados os recuperéis, lo diremos después, no creo que nadie nos dé problemas y será solo por un tiempo. Estimo que un par de semanas para estar seguros, no va a estallar una batalla en ese tiempo, podemos tomarlo como un descanso — incluso cuando soy consciente de que no nos lo podemos permitir, lo sé bien.

Lo que digo después lo hago después de dedicarle una mirada silenciosa, la cual utilizo para cargar mis pulmones de aire antes de expulsarlo. — Quiero hablar con Ben — no espero a que reaccione de más que ya estoy hablando de nuevo — No a través de nadie, sé que Holly está tratando de hacer algo con los chips de seguimiento de Ava — o algo así escuché — Pero quién sabe cuanto tardarán en hacerlo y... creo que, por mucho que suene a locura, no es lo mismo escucharlo de boca de alguien que de nosotros mismos — después de todo, somos los que nos pasamos aquí dentro las veinticuatro horas del día y, de a poco, el nueve, con todo lo que le está azotando últimamente, empieza a parecerse a una jaula. Necesitamos sentir que tenemos el control de nuevo.

Intento tomármelo de manera positiva, porque si empiezo a creer que esto es la mejora antes de morirme, mejor ya arranco con un testamento. Asiento porque parece que Alice no lo ve tan trágico, lo que significa que con un poco de suerte en unos días o semanas estaré de regreso en casa, envuelto en un montón de actividades que al menos me mantendrán ocupado. Me importa más la parte de su opinión, una que puedo comprender porque también se me ha cruzado por la cabeza en más de una ocasión — Creo que esperar a estas recuperados sería estirarlo. Quiero decir… Tú misma lo dijiste, no sabemos cuánto más tiempo va a tomar y no podemos pretender que el resto del mundo simplemente asuma cosas mientras guardamos silencio — me mordisqueo el labio, hasta que enderezo mi espalda como si hubiera tenido una especie de revelación de última hora — Tenemos que mostrarnos fuertes. Que se den cuenta, no importa quién haya sido, de que no podrán pararnos ni con un montón de inferis infectados — quizá estoy pecando de orgulloso, pero no voy a permitir que pisoteen nuestro ego, no de nuevo.

Lo que no me espero es la petición directa que tiene de hablar con Benedict y creo que me le quedo mirando como el idiota que puedo llegar a ser, hasta que creo que consigo reaccionar — ¿Para qué quieres hablar con Ben? — porque no puedo comprender qué es lo que necesita oír de él, salvo la confirmación que se encuentran bien. Holly puede pasarnos informes de tanto en tanto, pero es todo lo que conseguimos sin tener un momento de riesgo — Alice, si encuentran cualquier rastro de comunicación entre ellos o nosotros, no les darán una segunda chance y ni hablemos de que si averiguan cómo… — me froto la frente, como si de esa manera pudiera acomodar las ideas — ¿Te parece…? ¿Crees que un espejo comunicador sea arriesgado? Podemos enviar a alguien a conseguir uno en el mercado negro. Es lo único que podemos intentar que ellos no pueden rastrear — aunque debería ser un intercambio bien cuidado y no confío en que nuestros enemigos tengan ojos en todas partes — ¿Quieres que le envíe un mensaje o algo así? Holly puede hacérselo llegar, si es urgente.

Me muerdo la mejilla interna como manía propia al pararme a escuchar sus palabras en silencio, una costumbre que he adoptado con el paso de los años para lidiar con el nerviosismo y el estrés que pueden causar situaciones como esta. No es beneficiosa, lo reconozco, pero al menos no dura mucho el tiempo que paso con la boca cerrada. — Supongo que no, pero también sabemos como funciona el mundo y con declaración o sin ella, la gente va a seguir hablando e inventando de lo que no tiene idea solo por crear morbo — nada nuevo entre nosotros, ahora mismo los distritos cercanos podrán estar dialogando sobre como una manada de dragones atacó el distrito y no tendrían problema en creérselo. — El mensaje será claro, entonces, contarle a la población lo que ha ocurrido sin dejarse ningún detalle en el camino, ¿no? Incluso cuando no tenemos ni idea de quién fue el encargado de esparcir el virus — curvo mis cejas en su dirección, en vista de que actúo como una especie de mensajera estos días. — ¿Quieres que se lo comunique a los que quedamos del consejo para ir pensando en ideas o prefieres que lo escuchen de ti? — no tendría nada en su contra de escogerlo, él es quien después de todo tiene más voz que todos nosotros, no porque se muestre autoritario ni nada por el estilo, sino porque es a quien escuchan.

Suelto un suspiro pesado, no por lo que dice en sí que ya esperaba esa respuesta porque viene siendo lo mismo en lo que estaba pensando, sino en la propia situación. — No, tienes razón, es arriesgarse demasiado, solo… A veces se hace extraño que no estén ni Ava ni Ben alrededor, como que nunca se perdieron de estas cosas, por muy mal que suene eso, no hubiera esperado que después de tanta mierda terminaran en el bando contrario — resoplo, aunque me asalta el pensamiento de que quizá no debería estar soltándole mis frustraciones personales a Kendrick, cuando ya tiene suficiente con lo que le cae a diario y empezando por que todavía se están recuperando. Meneo suavemente la cabeza de un lado a otro, pero es más un gesto para mí misma, cuando la mención de Holly me hace pensar en voz alta — ¿Sabe algo Holly de lo que se escucha por el ministerio? — no es desconocida la capacidad que tiene la veela para averiguar lo que se necesita, lo hizo para colarnos en el departamento de Misterios, que con suerte eso no supuso nada serio para ella más allá de un par de entrevistas por lo que me enteré de que se las hicieron a muchos de los funcionarios que trabajan allí.

— Sí, ser sinceros es nuestra mejor opción. No queremos vernos como el Ministerio, así que prefiero que nos vean humanos a hacerles creer que no somos vulnerables o que no nos tomamos esto en serio — aseguro, con más convicción de la que hubiese creído que soy capaz de expresar — No quiero que seamos una élite intocable — la franqueza siempre me ha parecido importante, en especial después de haber crecido sin tener idea de nada. Cuando era un niño, el Consejo del Catorce conversaba todo de puertas para adentro y nunca supe qué era lo que se traían entre manos, en especial porque nadie me decía nada. El Ministerio es mucho más turbio y ni hablemos de Richter, a quien jamás he visto en persona y no estoy seguro de querer hacerlo. Como sea, aún no me acostumbro que personas como Alice, a quien siempre vi como una adulta a quien respetar, me pida permiso para ciertas cosas como si yo fuese un superior, cuando la verdad es que siempre creo que soy yo el que debe estar haciendo las preguntas — Puedes encargarte tú, de verdad. Al fin y al cabo, la idea es la misma y no importa de quien venga. Somos un consejo unido, no un gobierno con escalones. ¿No? — al menos, es lo que me gusta creer.

— Lo sé — ni siquiera dudo al contestar, hasta creo que lo hago demasiado rápido — Yo también los extraño. Hay muchas cosas que no sé… No tengo idea de cómo solucionarlas y creo que ellos tendrían la respuesta. Es como que nos falta un brazo o una pierna — siempre nos movimos como una familia unida y, a pesar de que se nos han ido sumando personas nuevas, cada vez me es más sencillo el sentir que nos estamos perdiendo poco a poco, hasta tener el miedo quizá incoherente de que acabemos siendo solo un puñado de personas y, alguna vez, terminaré solo. Creo que ese es uno de esos miedos que tengo incorporados en el inconsciente y que no dejo que nadie toque: la soledad. Ver que el mundo se vuelve ceniza y no tener una mano a la cual aferrarme me da pánico. Acomodo mis pies para poder cubrirme mejor con las mantas, como si de esa manera pudiera protegerme de algo tan simple como un mal pensamiento — No que yo sepa… — admito — Supongo que será cosa de darle tiempo al tiempo — ah, miren, puedo ser alguien paciente cuando me lo propongo — ¿Qué importa de dónde venga la amenaza, si no podemos controlarla? Quizá deberíamos encontrar el modo de hablar con Richter. ¿Crees que…? — tomo algo de aire e inflo las mejillas, porque no puedo creer que voy a decir esto — ¿Crees que acepte hablar conmigo si colgamos un mensaje? Así sabemos contra qué nos estamos enfrentando.

Entiendo lo que quiere decir, formar una política elitista nunca fue nuestro estilo y, aunque he de reconocer que en los últimos meses hemos adoptado una dinámica que puede hacer parecer que el Consejo es una fuerza por encima de otros de ojos para fuera, no creo que haya una sola persona dentro de este distrito que crea que no puede acercarse a cualquiera de nosotros en búsqueda de ayuda por cualquiera que sean sus preocupaciones. Eso es lo que nos diferencia, pero aun así me veo obligada a decir: — Lo sé, pero sigues siendo tú la razón por la que la gente se está uniendo a la causa, sea por tu apellido o por lo que estás haciendo con él, a las personas les da una esperanza. Tú le das esperanza — aseguro, no tiene nada que ver con escalones dentro de un gobierno. La reacción del público no hubiera sido la misma si alguien como yo, Arianne o Amber incluso hubiéramos iniciado una guerra contra el ministerio. Los nombres mueven personas, esto está más que demostrado y quien no crea en su poder se está engañando a sí mismo. No hay más que ver cómo ha trascendido la figura de Richter desde que se supo que es el padre de uno de los ministros adorados del país.

Asiento con la cabeza por la reflexión que ambos compartimos sobre la situación con Ben y Ava, me consuela saber que alguien está intentando hacer por ellos lo que nosotros no podemos desde aquí. Por personas como Holly es que no me resulta un riesgo tan grande el tener a alguien infiltrado en el ministerio, no creo que sea alguien capaz de delatarnos después de esto. Me quedo en silencio un momento, es el tiempo que necesito para cambiar de chip al venir con una propuesta que no me es tan desconocida. — Supongo que a nosotros no nos influye, no, y no debería preocuparme tanto la opinión que puedan tener los que no viven aquí, siendo que no les afecta, pero al público siempre le interesa conocer la verdad. — me encojo de hombros, que es gracias a la audiencia que podemos tener cierta influencia en sus pensamientos diarios, si no fuera por ella, estaríamos más que sepultados bajo tierra hace ya bastante tiempo. — Y en cuanto a Richter... Una vez le propuse a Ben algo como eso, pero no era el momento, quizá ese momento ha llegado ahora. — digo sin pensármelo — No coincidimos en absolutamente nada más que en querer ver a Magnar fuera de su trono, pero tampoco sabemos contra qué nos estamos enfrentando si puede hacer cosas como meter un grupo de inferis en el distrito para infectarlo de una enfermedad — murmuro lo obvio, lo sé, ¿pero qué más puede tener preparado? — El problema aquí sería la seguridad, todo lo que ha hecho hasta ahora no son más que ejemplos para saber que no es una persona de fiar.

Sé que debería tomar lo que me dice como una especie de elogio, pero no puedo evitar hacer una sonrisa que se parece más a una mueca forzada y efímera en lo que me tomo el estómago con una mano, que pronto lo siento revolverse. No me siento la esperanza de nadie, ni siquiera para mí mismo y aún no sé cómo se supone que debo reaccionar cuando me dicen esas cosas. Vamos, que ser un apellido no es mi idea en lo absoluto y me gusta pensar que podemos ser un equipo, que es lo que nos separa principalmente del gobierno. Yo puedo dar la cara, pero las decisiones se toman y evalúan entre todos — El público — murmuro con desgano — Creo que algo que estoy aprendiendo es que no puedes mantener a todo el mundo contento cuando se trata de mantener un distrito, no quiero ni pensar lo que debe ser manejar todo un país. Ahora deberíamos centrarnos en los nuestros y, los que quieran creernos, bienvenidos sean.

Nada de lo que está diciendo Alice es algo que no sepa, pero me consuela el saber que no ve como una locura el querer hablar con Hermann. No cuando no sabemos si es amigo, enemigo o alguien a quien solo debemos tenerle respeto y cuidado, puesto que no lo conocemos. Sabemos cómo actúa el Ministerio, podemos enumerar y hacer una lista detallada de sus miembros más importantes, pero cuando se trata del grupo de muggles que tanto le molesta a Magnar… Es una enorme incógnita — Puedo enviarle un patronus para pedirle una reunión, el encantamiento lo encontrará sin importar donde se encuentre — sopeso en lo que acomodo mis mantas — ¿Quieres comentárselo al resto del consejo? No creo que deba ser una reunión pública, pero necesitamos sacarnos unas cuantas dudas. No estamos para sumar enemigos y si Hermann tiene esos recursos… Alice, tengo miedo de que lo que tengamos no sea suficiente — podemos tener gente dispuesta, pero no creo que ninguno de nosotros se atreva a hacer un movimiento como el intentar enfermar un distrito. Los planes que estamos trazando hoy solo apuntan a un determinado grupo de personas… ¿Cómo haremos sino el jugar tan sucio como ellos? — Podemos ofrecer un sitio neutral para encontrarnos, nadie me reconocería si voy en forma de animago y siempre tenemos la capa de Ben. Si chequeamos el perímetro y somos cuidadosos… — lo dejo en el aire, que creo que no hace falta que termine la oración — Con un poco de suerte… el enemigo de mi enemigo es nuestro amigo.

— No, desde luego que no, todos pensamos y reaccionamos de maneras distintas, no podemos esperar complacer a todo el mundo, solo que sí a una gran mayoría — porque los necesitamos tanto como muchos de ellos pueden necesitarnos a nosotros. ¿Y qué mejor que la transparencia para conseguir eso? La audiencia siempre ha apreciado un voto honesto, en especial en estos tiempos que corren dónde las verdades son a medias y las mentiras pasan de boca a boca sin que haya problema en agrandarlas con exageraciones y chismes del vecino. — Lo haré, y volveré con una respuesta, aunque creo que es algo que tiene que hacerse y no motivo de discusión, hemos corrido muchos riegos en el último tiempo, no podemos quedarnos parados a esperar a la próxima vez que ataquen con algo parecido — o peor, completamente distinto, como nadie se hubiera esperado que Hermann Richter iniciara una batalla contra nosotros. Yo también tengo miedo de lo que se pueda traer entre manos, nos concentramos tanto en el enemigo visible, que nos olvidamos que en los callejones más oscuros de los distritos del norte también se acumulan caras ocultas, no necesariamente de las amigables.

Lo del sitio neutral suena razonable, pero me veo obligada a señalar ciertas condiciones que a estas alturas deberían ser más que obvias. — Será un sitio neutral, no demasiado expuesto, pero tiene que ser un lugar en el que tu seguridad no se encuentre comprometida. Puede que lleves el apellido Black en tu nombre, pero algo me dice que no eres el heredero legítimo que busca Powell para liderar — tendremos que ser más que cuidadosos, establecer unas normas que bajo ningún aspecto deben ser quebrantadas, en caso de que algo salga mal. Tenemos experiencia en intercambios fallidos, así que no deberíamos tener problema con imaginar unos cuantos escenarios en los que Richter no siga las reglas. Al fin y al cabo, de la única palabra de la que nos podemos fiar es de la nuestra, y ya casi que ni eso. — Con un poco de suerte — repito, así como él hace con un dicho que me es más que conocido por habérselo propuesto a Ben una vez, el mismo día que le llevó a contarme su planes de futuro para rescatar a Ava. Con un poco de suerte, tener a Hermann de nuestro lado podría acercarnos un poco a hacer lo mismo por ellos.