Llegar al ministerio el lunes fue una de esas travesías por las cuales no quiero volver a pasar. Estuvieron haciendo investigaciones y entrevistando por tandas a cada uno de los funcionarios, de modo que tuve que dar las gracias de que el sujeto que trabajó conmigo no parecía tener mucha voluntad y sus preguntas fueron bastante escuetas. Eso no quiere decir que no he tenido un ataque de nervios que me ha hecho terminar aquí, tirada en la cama de Mimi con las piernas apoyadas a lo largo de la pared y la cabeza colgando por el borde opuesto. Mi cabello ha llegado incluso a tocar el suelo — … Y entonces me preguntaron si alguna vez había estado en el Departamento de Misterios. ¡Tenía un veritaserum, Mimi! No lo usaron de pura suerte y sé que no existe grabación que me coloque en la escena del crimen, pero… Ufff… Pude ver mi vida pasar delante de mis ojos —  que después nadie me diga que no me juego por la causa.

Me he enterado de poco en estos días, pero tengo bien en claro que han perdido a la chica esta, Delilah Looper, de la cual no tengo ninguna novedad; para compensar, han sido capaces de conseguir unas cuantas runas. Una buena noticia en semanas de un montón de estrés, tanto que no me importa que el sol aún no se haya ocultado, estoy segura de que en cualquier momento voy a pedirle el empezar a beber algo, lo que sea. Estiro la cabeza hacia atrás, en un intento de enfocarla mejor — ¿Tú cómo te sientes con todo esto? ¿Puedes manejarlo o necesitas salir de fiesta para olvidarte del drama por un momento? — no puedo evitarlo y sonrío con malicia — Quizá deberías dejar a un lado tus clases particulares y enseñarle a James cómo manejar otra clase de códigos, si quieres mi opinión — si ella no lo hace, le robaré la oportunidad un día de estos, que los demás son bastante pequeños o están tomados como para poder fijarme en ellos para calmar mis nervios.

Su exclamación acerca del veritaserum hace que casi pierda el balance de la silla en la que estoy sentada. No es que esté usando la silla muy correctamente que digamos si considero que estoy abrazada al respaldo y balanceándome sobre las dos patas traseras, pero estoy inquieta y el estado general de Holly no ayuda. - Por lo que me dices no sé si sentirme asombrada o aliviada de que ese sea el nivel de seguridad que tengan. - Que lo mínimo de lo mínimo sería el veritaserum, con la tecnología que tenían en ese lugar bien podrían haber metido a todos dentro de las puertas de la sala de misterios y sentarse a mirar lo que recordaban. - Igual no me habría gustado estar en tu lugar. Incluso aunque hubiese pensado mil formas de cómo decir la verdad sin decirla no quiero estar sentada delante de un funcionario nunca más. - Bajo la vista y lo recuerdo. - Sin ofender, sabes a lo que me refiero… - A esos que te interrogaban con la acusación en la mirada y se creían los amos y señores del mundo por tener un puesto que les daba algo de superioridad por encima de los demás.

Enderezo la silla y me incorporo hasta dejarme caer a un costado del colchón que ocupa, trato de ser delicada cuando bajo mi cabeza hasta usar su vientre de almohada y fijo mi vista en el techo. - Más que fiesta necesito ahogarme en tequila. Es eso o ver a un psicólogo. Uno que no sea el tío de Syv quien, al parecer, era uno de los inefables. - Nada mejor que caer en su consultorio a pedirle que me ayude a superar traumas del pasado que revivieron gracias a lo que sea que fuese el aparato que tenían adentro. - Pensándolo bien lo de la fiesta no es mala opción. ¿Sabes que todavía no me entero si hay boliches por aquí? Sí me encontré un par de bares, pero no es lo mismo. - Me levanto sobre mis codos cuando hace el comentario de Jim y, cuando me dejo caer nuevamente esta vez no intento demostrar ni un atisbo de cuidado. - No voy a tratar de llevarme a la cama a una persona con la que terminaré trabajando. Me cae lo suficientemente bien como para que me termine gustando, y eso acabará mal, así que me niego. - No quería pasar por el estrés que eso me generaría, y tampoco quería poner en una situación incómoda a Jim quien, sorprendentemente era bastante bueno con la tecnología. Entendía rápido y tenía una buena intuición para manejar el sistema de vigilancia. Si seguía así al final sí acabaría mostrándole como codificar, o al menos como hacer consultas a la base de datos. - Que hablando de eso… me topé a tu suegra allí dentro. - Es obvio que es una burla y que no va a entenderlo, así que me explico mejor. - Si bien la muy yegua me dejó atada, te agradará saber que dejé knock out al insoportable de Romanov. - Ya saben, esa persona a la que jamás había visto en mi vida antes de aquel encuentro, pero a quien odiaba solo por haber incomodado a mi amiga.

No puedo contenerme, tengo que llevarme una mano a los labios para que la carcajada no suene tan fuerte como creo que lo haría de no opacarla. ¿Por qué no me sorprende? NeoPanem es inmenso, aún así nos esforzamos en toparnos a familiares y conocidos como nuestros enemigos naturales — ¿Synnove no piensa aclarar tantos con su familia? Me sorprende no haberme enterado de que hayan tratado de psicoanalizarla con todo esto — que su cara bonita es algo que veo todos los días cuando voy a trabajar, en esos carteles que nos recuerdan cuánto debemos odiar a las personas con quienes yo me embriago de vez en cuanto. Voy a confesarlo, la adrenalina es tentadora. Si no me río más fuerte, es porque me compadezco de que se encuentre usando mi vientre como almohada — Podemos hacer una inspección de discotecas. Me sacrifico como tu conejillo de indias para tantear el terreno y asegurarme que la mercancía del distrito se encuentra en buenas condiciones — comento, con toda la solemnidad que soy capaz de poseer.

Lo que no me espero es que su negativa venga siendo plantada por ese lado y, aunque suene muy lógica, me hago la que lo pienso que me toqueteo el mentón antes de quebrarme con una risa muda cuando se la agarra con mi abdomen — ¿No será que te gusta y tienes miedo de que todo se te vaya de las manos? — el retintín de mi voz evidencia que estoy metiéndome con ella, lo cual sería genial que siguiera sucediendo porque casi que me da un infarto cuando me pone una suegra. ¿Yo, con títulos? ¿Acaso ahora con qué se ha confundido…? ¡Ah, ahí tiene sentido! — Si hay magos desagradables… — arrugo la nariz, aunque es evidente que sonrío con sorna al sonreírle al techo — A veces pienso que me pasé un poco al besarlo, pero… Ugh. ¿Cómo es posible que existan personas tan detestables, Mimi? ¿Cómo pueden tener mentalidades tan cuadradas y son capaces de llevarlas con orgullo? Se merecen que los dejes fuera de juego más seguido — aunque en un principio palmeo sus rulos como madre orgullosa, pronto estoy acariciándolos de manera distraída — ¿Por qué los hombres siempre creen que pueden usarme para sus tonterías? ¿Realmente doy esa imagen? — que sé que no todos me toman en serio y yo tampoco lo hago con ellos, pero a veces parece un abuso.

Puedo entender de dónde sale su risa, pero a estas alturas yo estaba más cerca del llanto. - No te olvides que también estaban el tío y la madrastra de Meerah. - Que aunque siguiera sin entender del todo su presencia aquí, había terminado por caerme bien. - Creo que la inefable a la que nos tocó enfrentar con Ken y Syv no era pariente de nadie, pero a estas alturas ya no sé. - Resoplo con fuerza y trato de no analizar demasiado los árboles genealógicos de la gente, que con la suerte que teníamos había sido una casualidad tremenda no tener que enfrentarnos a Ben ahora que andaba teniendo que hacer de soldado del otro bando. - Es Syv, a su tío lo conozco de vista nada más, pero no me sorprendería que ella lo termine psicoanalizando a él. - Me encojo de hombros sabiendo que la situación es completamente posible.

- ¡Oh. pero qué gran sacrificio de tu parte! - Primero intenta ser una burla, pero luego lo medito mejor. - Aunque si consideramos que mi cara ahora ya no es un secreto para el mundo no creo que sea conveniente, ni siquiera aquí adentro. - Que la seguridad seguía intacta, pero había cosas que era mejor no arriesgar. - No llegué a ese punto todavía, así que mejor dejarlo así. Que no lastimo ni me ato a nadie. - ¿Fobia al compromiso? Podía ser. Probablemente tuviese más que ver con la cobardía, pero prefería mi comodidad actual al menos en ese aspecto de mi vida. - Mira quien gobierna el país y luego dime si eso no responde tu pregunta. E incluso aunque no fuera el caso… no lo sé. Llega un punto en el que no me cuestiono el por qué. Si esas personas tienen otro propósito en la vida además de ser un fastidio para los demás, no estaría viendo cuál es. - Sus caricias en mi cabello me relajan y me sorprende que sus manos no se enreden entre toda la maraña que tengo allí. - Eres bonita, tengo entendido que ese es el único requisito para que muchos crean somos una especie de objeto del que pueden disponer a voluntad. Claro que también eres alguien sociable y agradable con la capacidad de soportar más de tres minutos de charla banal. - Yo era una especie de ogro en ese aspecto. - Me preocupa la generalización igual, ¿acaso tenemos que golpear a alguien y no me he enterado? Mira que no tengo inconvenientes en volver a hechizar a Romanov.

Resoplo, que no puedo creer que salir con mis amigos a discotecas se ha resumido a las personas aburridas del Capitolio solo porque el resto son delincuentes. Tampoco voy a decirle que se descontrole si no quiere hacerlo, así que solamente le doy una palmadita en la cabeza porque, en definitiva, es ella quien se lo pierde y allá ella con sus decisiones, que a mí no me corresponden — Es un buen punto.  A veces veo a Magnar Aminoff… — admito, lo cual no es novedad porque trabajo en el Ministerio, pero tampoco es como que el presidente haga muchas visitas a mi departamento — Hay algo en todo su aura que me da escalofríos. Es como… puedes verlo como una persona atractiva y encantadora, pero aún no decido si es una serpiente de cascabel o una planta carnívora — no sé si va a comprender mi punto, pero yo entiendo el suyo. Nada bueno puede salir de un país que sigue las ideas de un hombre como aquel.

No puede verme, pero mis ojos hacen un ruedo que me deja vizca por un momento. He oído muchas veces la excusa de mi apariencia para las actitudes que desapruebo, incluso antes de ser una veela. Muchos sujetos encuentran en tu cuerpo una excusa, un permiso que nadie les ha dado y si, para colmo, pueden culparte por una condición que te sobrepasa… las cosas pueden ponerse muy feas — No… — digo de forma pensativa — Bah, eso depende, si él se regala como representación de la especie masculina, pero no. Es solo… A veces siento que mi vida se ha basado en personas que me creyeron una prostituta y personas que me juzgaron en base a esas creencias. Y ahí es cuando digo… ¡Que se jodan! Si quiero acostarme con cien tipos, lo voy a hacer y nadie puede decirme nada al respecto. Pero… ¡Ah, no, Holly Callahan es una veela y solo los engatusa! Y así es como nunca nadie me toma en serio, ni siquiera ahora que la ley incluso está pidiendo que lo hagan — que sé que es por conveniencia política, pero eso no importa. Resoplo y enrosco mi dedo en uno de sus rulos, tratando de hacerlo un poco más perfecto — Lo que pasó con los Romanov es solo un ejemplo, me han ocurrido cosas peores y, aún así, sigue doliendo. Es… humillante. No te sientes de cerca una persona, sino una cosa que ellos pueden apuntar y difamar. Por eso me gusta pasar tiempo con ustedes — admito, a riesgo de que sé que voy a sonar cursi — Es fácil olvidarse de todas esas cosas cuando los que te rodean lo hacen.

- Oh, una serpiente en definitiva. Aspecto peligroso, escamas llamativas, sangre fría… No podría ver a ese hombre como una planta jamás. - Las plantas carnívoras eran silenciosas y mortíferas, pero carecían del encanto que podía tener una serpiente. Ese encanto majestuoso que podía llevar a la perdición a presas mucho más grandes de la que uno esperaba. Podía ver a Magnar inmovilizando a sus víctimas con veneno, deleitándose en enroscarlas hasta poder asfixiarlas con cautela… y eso que no conocía al tipo en persona, no quería imaginar lo que sería mi opinión de tenerlo enfrente, hablando de par a par.


Me salgo de encima de ella y me giro  para verla cuando comienza a desahogarse. No me gusta que esa sea la opinión que tiene de sí misma, no cuando todo depende de gente estúpida que no sabe valorarla. - No es olvidarse en sí, es no darle importancia a cosas que no la tienen. Creo que nadie de nosotros va juzgarte jamás por ser una veela, a Jim por ser un humano, a Ken por venir de la familia que viene… - Entrecruzo las piernas y me inclino hacia adelante en lo que busco tomarle la mano. - No creo que podamos controlar jamás las opiniones que puedan tener el resto de nosotros, por eso ni me molesto en intentarlo. Tal vez sea evasión o negación o quién sabe el nombre que tenga, pero no voy a tratar de demostrar mi valor a gente que solo te mide por títulos, familia, o sangre. - ¿Acaso tenía algún sentido el tratar de hacerlo? Porque a mi parecer era gente que no valía la pena. - Las personas son estúpidas, deberían respetarte aún más tan solo por el hecho de que tuviste los huevos para atravesar por algo terrible y aún así volver. ¿Y si quieres acostarte con cien, doscientos o cuantos quieras? pues aún así tienes mucha más integridad que la mitad de las personas que se encuentran trabajando allí. No… no pienses menos de tí solo por cómo te ven personas que son miopes por naturaleza. ¿No hay un dicho que dice que para apuntar a alguien con un dedo, hay otros tres dedos que te señalan a tí?

Le sonrío, que sé muy bien que sus intenciones son las mejores y que ninguno aquí va a decir nada en mi contra, ese es mi punto. Aprieto sus dedos en cuanto toman los míos, los acaricio con el cariño del apoyo incondicional, después de todos estos años y las vueltas de la vida que me hacen creer que somos mucho más viejas de lo que en realidad somos — Por cosas así, es que me caes tan bien, Mimi — le digo con el tonito más meloso y burlón que se me ocurre, como si de esa manera pudiera cortar un poco con tanta dulzura. Tengo que recargarme en mis codos para poder tomar asiento, no solo porque empieza a molestarme la sangre en mi cabeza, sino también porque necesito estar más cómoda para hablar con ella sin sentir que estoy escupiéndole verdades al techo. Tal vez es una tontería, pero hay ciertas cosas en los momentos de honestidad absoluta que son necesarias, como el poder mirar las expresiones de la otra persona.

— Sé que no debería afectarme y tengo bien en claro que esas personas son mucho menos que yo, pero aún así es bastante desagradable el saber que eres el blanco de sus burlas. ¿Cómo podemos hacer de este un mundo más equitativo, cuando sabemos que hay gente que tiene esa manera de pensar? No desaparecen de la noche a la mañana ni tampoco son fáciles de transformar — ya estoy empezando a sonar entre desesperada e indignada. Desarmo mi postura con un suspiro que hunde mis hombros y soy consciente de que mis labios están puchereando — Ya, me estoy quejando por deporte. ¿Vas a contarme las caras de esos idiotas cuando se dieron cuenta de que pudieron colarse en el Ministerio? Obviemos que fue gracias a la más mejor, o sea… yo — sacudo mi cabello con un divertido dejo egocéntrico y me río entre dientes — No voy a preguntar qué es lo que tienen planeado para esas runas, pero… ¿Crees que vaya a tener resultado? No veo la hora de que esto se termine… Empieza a volverse agotador el tener que fingir en el ministerio todos los días — apoyo las manos en el borde de la cama, recargando allí el peso de mi torso para poder verla mejor, echándome hacia atrás — Si te sirve como dato consuelo, a veces veo a Ben. Se lo ve bien. Amargado, pero el traje recogido y el uniforme le sientan de maravilla — intento molestarla para ponerle humor al asunto, que sé que dar esta clase de novedades jamás es tema de alegrías.

- ¿Por cosas así? Y yo que creí que era por mi único sentido del humor y mi encantadora personalidad. - Trato de imitar su tono al hablar, pero más que dulzón me sale puramente sarcástico. No ayuda que haga un ademán al llevar mi pelo hacia atrás con el dorso de mi mano, pero el punto está. No me gustaba ver que dudase de sí misma por culpa de otras personas, así que si podía entremezclar el humor con la total honestidad… no lo de mi personalidad, sino con las palabras con las que le explico mi punto de vista. Ese que me hace sentirme menos culpable por haber volado el ministerio no tanto tiempo atrás. Claro que ese impulso dura solo unos momentos, porque acabo por sentirme culpable de todas formas y tengo que recordarme que no estamos hablando de mí, sino que de ella y de los inútiles con los que trabaja.

- Creo que el punto es ese, que no podemos. No podemos llegar a todo el mundo y cambiar la forma que tienen de pensar. Pero tal vez podamos llegar a una mayoría, esa que va a saber valorar los ideales por los cuáles hacemos lo que hacemos. Muchos seguirán juzgando, pero la gente se mueve en sociedad, y si de a poco todos ven que no hay nada terrible con ser diferente… No lo sé, suena muy idealista de mi parte, pero en un principio me contento con que no se condene a nadie por cosas estúpidas como sangre o raza. - No es quejarse por nada, es estar preocupada por cosas con las que tiene que lidiar toda su vida.

- Creo que voy a decepcionarte. No fue una experiencia en la que tuve tiempo para ver sus reacciones, estaba más preocupada en salvar mi trasero luego de vivir una experiencia de lo más traumante. Así que sigues siendo la mejor, solo que deberás ir con Syv para ese tipo de preguntas. - Que era cierto, la única expresión que podía recordar era la de la madre de Romanov, y tampoco fue la primera. - Y no sé si con las runas se termine todo, pero espero que al menos estemos más cerca. - O esperaba que lo estuviésemos. No era la única a la que le gustaría ponerle un fin a todo, consecuencias aparte. - ¿Podrías no opinar así sobre él? Es mi primo, es como que… no. - Que por favor, éramos pajeras por naturaleza, pero ni las condiciones ni el aspecto de Ben eran cosas con las que me sentía cómoda al hablar. No cuando para empezar no éramos muy cercanos, y a sabiendas de que estaba obligado a estar allí.

Hago un movimiento de desagrado con la nariz, que sé muy bien que el gran dilema de la sociedad es que el ser humano, por regla general, jamás va a ponerse de acuerdo. La tolerancia no es algo que muchos adopten o sepan controlar, en especial cuando desde la cuna les enseñan a ser completamente despreciables con cualquier cosa que sea diferente a ellos, como si de esa manera pudieran catalogar lo que está bien o lo que está mal. Si hay algo que he aprendido, es que cuanto más purista seas, más idiota y contaminado estás — Eso espero… — es lo único que consigo murmurar.

Hago un puchero en cuanto me deja sin el chisme de los aurores y me anoto mentalmente en hacerle algunas preguntas a Syv en cuanto la vea — Pero tienen una idea… ¿No es así? — insisto, quizá con demasiado énfasis en mi impaciencia; que yo no arriesgué mi culo por nada y estoy segura de que ellos tampoco — No sé qué es lo que están planeando ahí dentro, Mimi, pero a veces creo que hay que empezar a dejar la nobleza de lado. Ellos no tendrían problema en cobrarse las vidas de absolutamente ninguno de nosotros… Tampoco voy a decir que se muestren como los salvajes que ellos intentan mostrar, pero sí quizá… No sé… Jugar un poco más sucio… — sé que estoy diciendo algo polémico, pero creo que ella va a entender mi punto.

Me disculpo con una ligera expresión y, aunque mis manos dudan un momento, acaban por posarse sobre sus rodillas a modo de cariñoso apretón — Lo lamento — aseguro e intento, de verdad, que se note a donde quiero llegar con esto — Sé que es una situación delicada y hay cosas que no voy a saber comprender. Pero si necesitas hacerle llegar un mensaje, cualquier cosa… Ya sabes que me he ofrecido como intermediaria — lo que me hace alzar una ceja — ¿Hay planes de sacarlos de allí o aún no llegamos a ese punto?

- Es… - Bien, estando en el consejo tenía una idea más clara de lo que querían hacer. No estaba segura de comprender del todo cómo funcionaban las runas, pero conocía el objetivo para el cuál querían usarlas y estaba bastante de acuerdo con eso. Ya por mi parte tenía trabajo, y si bien no quería meterme con un tipo de magia que no comprendía, si tenía que trabajar alrededor de la parte tecnológica del asunto. - No va a ser noble, y probablemente se arriesgue demasiado; pero si sale bien, que espero que salga bien, será un golpe del que no podrán reponerse con tanta facilidad. - Arriesgaríamos más que demasiado, desde la reputación que podíamos tener, hasta nuestras vidas, pero si todo salía bien habría valido la pena.

Me gustaría poder sincerarme del todo con Holly, poder contarle de verdad todo lo que se estaba planeando, o al menos hasta donde sabía para poder demostrarle que no pensábamos quedarnos quietos y seguros dentro de un distrito que no era más que una pequeña isla de contención. Claro que por todo eso de los controles que tenían en el ministerio, y a sabiendas de que podían manejar la magia mental… pues ahora era mejor prevenir que lamentar. Mantenernos al margen hasta que fuera el momento oportuno para poder evitar dar información de más.

- Si tengo que ser sincera, no me he vuelto una persona muy cercana a mi primo. No sabría qué mensaje mandarle y no me gustaría que te arriesgues por nada. - Había que respetar los contactos y tratar de no hacer obvio algún tipo de relaciones. Ella de por sí ya corría demasiado riesgo como para que encima la vinculen a Ben. - Y no es que no haya intenciones de liberarlos, lo que no tenemos es un plan para hacerlo. También está el tema de Delilah y no sé, es el dilema constante de ver hasta qué punto estamos tratando de ayudar o si estamos siendo simplemente suicidas… No has oído nada de ella, ¿no? o de Ava. A Ken si le vendría bien el poder saber algo de ellas.

Nadie espera nobleza, no a estas alturas. No cuando las cartas se han echado sobre la mesa y hay un montón de personas tratando de ser más rápidas que sus oponentes, como en una estresante carrera que vaya a saber cuándo fue que comenzó. Me es extraño el mirar hacia atrás y ver lo que era NeoPanem hace unos dos años, no quiero ni imaginarme lo que debe ser para las personas ya adultas que tienen memoria sobre un montón de eventos sobre los cuales yo solamente he oído. Solo por eso asiento con la cabeza, mi sonrisa no es más que una señal de apoyo hacia mi amiga y le doy una suave palmadita sobre la rodilla — Pues entonces, le rezaré a todas las religiones habidas y por haber por que les duela en el culo y en el orgullo cuando den el golpe — aseguro con solemnidad, a pesar de mi sonrisa picarona.

Aunque separo mis labios vuelvo a cerrarlos pronto, que dudo mucho que a Mimi le guste escuchar que a mí no me molestaría volverme cercana a su primo — Cierto, ella… — que apenas y sé un poco de la existencia de la muchacha, no diré que es una persona que me caiga bien puesto que sus pocas ganas de socializar siempre la han dejado al margen de nuestras juntadas. Hago vibrar mis labios — No, nada. De Delilah ni siquiera se habla y, si no fuera por ustedes, ni siquiera sabría que la tienen. Sobre Ava… Sé que ingresa al ministerio algunas veces a la semana y luego la envía de regreso a su prisión domiciliaria, pero salvo eso… — me encojo de hombros, gesto que reemplaza mi “ni idea” — La he visto a lo lejos y se ve muy delgada, pero es todo lo que tengo. Mi puesto no me conecta con ella y tampoco puedo hacerle preguntas íntimas a Ben cuando asoma su nariz por el área de las criaturas.

Sé que no es mucho, pero es mejor que nada. Una barrida visual a su postura me hace chasquear la lengua, me remuevo en mi lugar hasta mover mis piernas y acabo poniéndome de pie a gran velocidad — Ven, vayamos a hacer algo, lo que sea. Si seguimos así, terminaremos tomando alcohol para deprimirnos y es lo último que necesitamos — insisto. Tomo ambas de sus manos y tiro de ella, tratando de incorporarla — Cuéntame las últimas novedades. ¿Hero se ha dignado a acostarse con Sage o todavía siguen dándole vueltas al asunto? — porque ser dos personas jóvenes que hablan de tonterías es algo que aún, por suerte, no nos han quitado.