OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Febrero, 2470
Se me dificulta la entrada al coche teniendo las manos ocupadas con las palomitas, y las bebidas. Por eso es que aguardo parado frente a la puerta cerrada por unos segundos hasta que logro maniobrar para poner los botes sobre el techo y poder ingresar a dónde Denya está esperando ya desde hace no sé cuántos minutos - Lo siento, lo siento... De verdad había olvidado lo que es hacer una fila para comprar algo - me disculpo por la espera con una sonrisa pues, aunque detesté tener que estar parado con los brazos cruzados y el dinero en la mano... También lo disfruté un poco. En ningún momento en mis años de fugitivo disfruté de tener que robar algo, realmente lo hacía por necesidad, así que es lindo un cambio para variar.
Le entrego un bote de palomitas y luego me siento en el asiento del conductor mirando hacia adelante haciendo fuerza con las mejillas para no sonreír. Puede que tener un auto de alquiler para la ocasión no sea el sueño americano, pero de verdad creí que ya no tendría la oportunidad de conducir uno... Y es uno bastante bueno, dentro de mi escaso presupuesto de momento, pero que tiene ese encanto de los coches antiguos.
-Y tengo otra mala noticia... - comienzo con una mueca girando mi rostro para verla de frente - Al parecer se trabó la cinta de la película de terror así que pondrán una que habla de bodas y funerales - la vuelta al cine no está saliendo como esperaba. Pude resolver con el autocine el hecho de que ya no hubiesen entradas en las salas convencionales cuando quise sacarlas, pero... ya no puedo hacer nada contra la película que quieren obligarnos a ver, es esto o nada y me niego a dejar ir la oportunidad de ver una peli en pantalla grande después de casi veinte años - Pero ¡Hey! Es cine - intento animar la situación metiendo la primera palomita en mi boca. Al menos están deliciosas.
Se me dificulta la entrada al coche teniendo las manos ocupadas con las palomitas, y las bebidas. Por eso es que aguardo parado frente a la puerta cerrada por unos segundos hasta que logro maniobrar para poner los botes sobre el techo y poder ingresar a dónde Denya está esperando ya desde hace no sé cuántos minutos - Lo siento, lo siento... De verdad había olvidado lo que es hacer una fila para comprar algo - me disculpo por la espera con una sonrisa pues, aunque detesté tener que estar parado con los brazos cruzados y el dinero en la mano... También lo disfruté un poco. En ningún momento en mis años de fugitivo disfruté de tener que robar algo, realmente lo hacía por necesidad, así que es lindo un cambio para variar.
Le entrego un bote de palomitas y luego me siento en el asiento del conductor mirando hacia adelante haciendo fuerza con las mejillas para no sonreír. Puede que tener un auto de alquiler para la ocasión no sea el sueño americano, pero de verdad creí que ya no tendría la oportunidad de conducir uno... Y es uno bastante bueno, dentro de mi escaso presupuesto de momento, pero que tiene ese encanto de los coches antiguos.
-Y tengo otra mala noticia... - comienzo con una mueca girando mi rostro para verla de frente - Al parecer se trabó la cinta de la película de terror así que pondrán una que habla de bodas y funerales - la vuelta al cine no está saliendo como esperaba. Pude resolver con el autocine el hecho de que ya no hubiesen entradas en las salas convencionales cuando quise sacarlas, pero... ya no puedo hacer nada contra la película que quieren obligarnos a ver, es esto o nada y me niego a dejar ir la oportunidad de ver una peli en pantalla grande después de casi veinte años - Pero ¡Hey! Es cine - intento animar la situación metiendo la primera palomita en mi boca. Al menos están deliciosas.
Trasteó un poco más con el nuevo teléfono que le habían entregado en la plantación. Lo cierto era que, aunque entendía un poco las razones por la que confiaban en ella en aquel aspecto, no entendía demasiado bien como se volcaban tan rápido en otra persona. Arrugó un poquito los labios, levantando la mirada en dirección a la ventanilla contraria cuando un ruidito acabó llamando su atención, percatándose entonces de los malabares que había tenido que hacer Dressler. — No tienes que disculparte, ni siquiera te he ayudado a abrir la puerta, lo siento mucho — habló inclinándose en su dirección en un intento de ayudarlo aunque solo fuera a… no sé, sujetar las cosas mientras conseguía sentarse.
Sostuvo uno de los botes de palomitas sobre sus piernas, esbozando una diminuta sonrisa que quiso retirar carraspeando un poco, girando el rostro en su dirección y observando su perfil apenas el instante que duró antes de que él se girara hacia ella. — ¿Qué? — parpadeó confusa. Frunció un poquito la nariz. — Creo que estoy gafada — soltó resoplando. — Primero perdí la oportunidad de tenerte en una sala oscura y ahora de pellizcarte si me asusto — se quejó con tono jocoso, esbozó una sonrisa divertida con la mirada fija el frente pero con sus dedos tamborileando contra el bote. No tenía la menor idea de cómo sería una película que incluyera bodas y funerales como premisa principal, pero sonaba a algo divertido, y ella era de las que se reía demasiado alto.
Respiró profundamente por la nariz y dejó ir un largo suspiro, mirándolo de reojo antes de robarle una de las bebidas y apoyar la cañita en sus labios en lo que bebía a la espera de que en la pantalla apareciera… lo que quisiera, en realidad solo esperaba que algo lo hiciera.
Sostuvo uno de los botes de palomitas sobre sus piernas, esbozando una diminuta sonrisa que quiso retirar carraspeando un poco, girando el rostro en su dirección y observando su perfil apenas el instante que duró antes de que él se girara hacia ella. — ¿Qué? — parpadeó confusa. Frunció un poquito la nariz. — Creo que estoy gafada — soltó resoplando. — Primero perdí la oportunidad de tenerte en una sala oscura y ahora de pellizcarte si me asusto — se quejó con tono jocoso, esbozó una sonrisa divertida con la mirada fija el frente pero con sus dedos tamborileando contra el bote. No tenía la menor idea de cómo sería una película que incluyera bodas y funerales como premisa principal, pero sonaba a algo divertido, y ella era de las que se reía demasiado alto.
Respiró profundamente por la nariz y dejó ir un largo suspiro, mirándolo de reojo antes de robarle una de las bebidas y apoyar la cañita en sus labios en lo que bebía a la espera de que en la pantalla apareciera… lo que quisiera, en realidad solo esperaba que algo lo hiciera.
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Niego con la cabeza con una sonrisa pues si hay alguien de los dos que tiene mala suerte, soy yo. Creo que la vida me lo ha dejado en claro en innumerables ocasiones y por supuesto que no me iba a dejar tener una cita perfecta con Denya. Pero no voy a dejar que ésto me detenga, si la vida te da limones hay que hacer limonada, y si te da una película romántica en medio de una noche de invierno a la intemperie... - Pero me tienes en un auto a solas con una temperatura que merece acurrucarse - veo el lado positivo del asunto encogiéndome de hombros.
Dejo que tome una de las bebidas y aprovecho por fin tener las manos libres para poder acomodar todo de la manera más cómoda, con las palomitas a la derecha y la bebida a la izquierda, todo sobre el volante - De hecho creo que lo prefiero así - confieso mientras la secuencia de apertura empieza a verse en la pantalla ¿Podemos hablar sobre la película, cierto? No es que vayamos a perdernos una gran obra maestra - Antes de todo ésto era de los que iban a las funciones trasnoche a ver películas subtituladas o documentales - agrego luego con una mueca algo avergonzado - Así que creo que es hora de ir a un autocine como un adolescente a ver una película de... ¿CGI Jerek Grimm? - pregunto con el ceño fruncido - ¿Qué demonios significa eso? ¿Ya ni siquiera usan actores de verdad? - pregunto pues hasta dónde tengo entendido esa tecnología era usada para completar escenas de actores que fallecen en el rodaje pero de ahí a poner al protagonista de esa forma... La industria del cine ya no tiene códigos.
Niego con la cabeza y me meto alguna palomitas en la boca para pasar el mal trago que probablemente será ésta película y vuelvo a concentrarme en la rubia - ¿Tuviste una boda? ¿Como esa? - pregunto curioso señalando con un dedo la primera escena en la que hay una celebración bastante clásica, con damas de honor, padrinos y un cachorro llevando los anillos.
Dejo que tome una de las bebidas y aprovecho por fin tener las manos libres para poder acomodar todo de la manera más cómoda, con las palomitas a la derecha y la bebida a la izquierda, todo sobre el volante - De hecho creo que lo prefiero así - confieso mientras la secuencia de apertura empieza a verse en la pantalla ¿Podemos hablar sobre la película, cierto? No es que vayamos a perdernos una gran obra maestra - Antes de todo ésto era de los que iban a las funciones trasnoche a ver películas subtituladas o documentales - agrego luego con una mueca algo avergonzado - Así que creo que es hora de ir a un autocine como un adolescente a ver una película de... ¿CGI Jerek Grimm? - pregunto con el ceño fruncido - ¿Qué demonios significa eso? ¿Ya ni siquiera usan actores de verdad? - pregunto pues hasta dónde tengo entendido esa tecnología era usada para completar escenas de actores que fallecen en el rodaje pero de ahí a poner al protagonista de esa forma... La industria del cine ya no tiene códigos.
Niego con la cabeza y me meto alguna palomitas en la boca para pasar el mal trago que probablemente será ésta película y vuelvo a concentrarme en la rubia - ¿Tuviste una boda? ¿Como esa? - pregunto curioso señalando con un dedo la primera escena en la que hay una celebración bastante clásica, con damas de honor, padrinos y un cachorro llevando los anillos.
Prensó los labios en un intento de no ser demasiado evidente con la sonrisa que parecía querer elevar las comisuras de sus labios más de lo debido. Pero no pudo evitar que una socarrona sonrisa asomara. — ¿Qué está insinuando, señor Moon? — se burló, metiéndose un par de palomitas en la boca y alcanzando la cañita de su bebida. — Si tienes frío puedo sacrificarme un poquito… y acurrucarme a tu lado para darte algo de calor — lo miró de reojo, arrugando la nariz cuando sonrió, pero viéndose sorprendida por el repentino sonido de la película.
Acomodó todo sobre sus piernas, sosteniéndolos con ambas manos y con la mirada fija en el ir y venir de las figuras en la amplia pantalla. Y se quedó completamente absorta, meneando la cabeza en el momento que la voz de su compañía la alcanzó. — Documentales — mencionó tratando de no reír. De verdad, ¿qué era lo que hacía aquel hombre en su juventud? ¿Ir a ver documentales? Esperaba que solo fuera una excusa para… llevar a alguien. Porque es lo que la rubia habría hecho. Volvió la vista a la pantalla, tratando de saber a qué actor se refería concretamente. — ¿Jerek Grimm? — preguntó —, perdona pero me sacas de los clásicos que ahora deben… tener sobre 50 años y me pierdo — aseguró llevándose algunas palomitas a la boca. Buscó al que parecía más ‘irreal’ de todos, dando con un joven rubito. ¿Ese? Entrecerró los ojos. — ¿Ese? — lo señaló con un dedo antes de que desapareciera de escena. — Seguro que tiene hordas de seguidoras. Cuando vivía en el dos estaba totalmente enamorada de un actor… Josh Hartmon, sí. Era una fan absoluta — siguió hablando. De las que lo esperaban en la puerta con cartelitos de ánimo, tenía empapelada la habitación con sus fotografías y fantaseaba con casarse con él. Bajó la mirada con una diminuta sonrisa, aquellos tiempos… sentía como si se tratara de la vida de otra persona.
Lo miró a él y luego a la pantalla. Insinuar acurrucarse y luego preguntarle si tuvo una boda. — Me casé en el norte así que no tuve una boda como tal — comentó. — Ni siquiera era legal así que no es como si… bueno, hubiera algún tipo de documento tampoco — se mordisqueó el labio inferior. Aunque ella incluso se cambió el apellido al de él. — Aunque sí tuve noche de bodas — comentó de súbito, divertida y fijando la mirada en las imágenes que iban venían en la pantalla. — ¿Tuviste una boda en condiciones? — le devolvió entonces la pregunta, girándose en su dirección con ambas manos apoyadas en el borde del bote de palomitas.
Acomodó todo sobre sus piernas, sosteniéndolos con ambas manos y con la mirada fija en el ir y venir de las figuras en la amplia pantalla. Y se quedó completamente absorta, meneando la cabeza en el momento que la voz de su compañía la alcanzó. — Documentales — mencionó tratando de no reír. De verdad, ¿qué era lo que hacía aquel hombre en su juventud? ¿Ir a ver documentales? Esperaba que solo fuera una excusa para… llevar a alguien. Porque es lo que la rubia habría hecho. Volvió la vista a la pantalla, tratando de saber a qué actor se refería concretamente. — ¿Jerek Grimm? — preguntó —, perdona pero me sacas de los clásicos que ahora deben… tener sobre 50 años y me pierdo — aseguró llevándose algunas palomitas a la boca. Buscó al que parecía más ‘irreal’ de todos, dando con un joven rubito. ¿Ese? Entrecerró los ojos. — ¿Ese? — lo señaló con un dedo antes de que desapareciera de escena. — Seguro que tiene hordas de seguidoras. Cuando vivía en el dos estaba totalmente enamorada de un actor… Josh Hartmon, sí. Era una fan absoluta — siguió hablando. De las que lo esperaban en la puerta con cartelitos de ánimo, tenía empapelada la habitación con sus fotografías y fantaseaba con casarse con él. Bajó la mirada con una diminuta sonrisa, aquellos tiempos… sentía como si se tratara de la vida de otra persona.
Lo miró a él y luego a la pantalla. Insinuar acurrucarse y luego preguntarle si tuvo una boda. — Me casé en el norte así que no tuve una boda como tal — comentó. — Ni siquiera era legal así que no es como si… bueno, hubiera algún tipo de documento tampoco — se mordisqueó el labio inferior. Aunque ella incluso se cambió el apellido al de él. — Aunque sí tuve noche de bodas — comentó de súbito, divertida y fijando la mirada en las imágenes que iban venían en la pantalla. — ¿Tuviste una boda en condiciones? — le devolvió entonces la pregunta, girándose en su dirección con ambas manos apoyadas en el borde del bote de palomitas.
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Sonrío pues hace tiempo que no escucho que alguien me llame señor Moon. Antes no el título era de mi padre y en el norte realmente no hay lugar para las formalidades, más allá de que pocos conocían mi verdadero nombre. Es increíble como algunos nos hemos convertido en verdaderos adultos durante todo éste período horrible de marginalidad. Aunque adultos algo disfuncionales pues si bien yo he lanzado la piedra, mi primer instinto es esconder la mano en el coqueteo. Pero no lo hago, solo tomo unas respiraciones tranquilas y extiendo mi brazo para que se acerque si gusta hacerlo - Esto habría sido mucho mejor con una película de terror, tienes razón - digo al final pues teniendo una comedia romántica en frente... es algo extraño.
Río por lo bajo y me rasco la nuca pues debo admitir que estoy algo avergonzado por conocer la farándula de éstos días. Pero supongo que es lo que te ganas cuando tienes una hija adolescente que esperas encontrar algún día - Lo siento, es que me gusta investigar éstas cosas para cuando llegue el momento... tener algo de hablar con ella - admito con una mueca - Es solo uno de esos actores que vuelven locas a las adolescentes... Pero hace un tiempo que no se sabe nada de él, y sigue sin saberse por lo que veo - sino no veo razón para que usen una versión digital de él.
Sonrío con su declaración e intento hacer memoria de ese John Hartmon, creo que lo conozco - ¿Era el de la película con la rubia que pateaba traseros, cierto? ¿Que eran un equipo y al final ella lo traiciona? - pregunto recordando aquello con una sonrisa tonta. Puede que yo también haya tenido un crush en la adolescencia, pero claramente por la otra parte de esa película - Gran película, mucho... contenido - claro que no, eran puros golpes y escenas románticas pero ¿A quién le interesa?
Llevo unas cuantas palomitas a mi boca mientras escucho y alzo las cejas pues tiene sentido. No he asistido a muchas bodas durante mi tiempo en el norte, aunque quizás aquí haya una nueva oportunidad para atarme la corbata a la cabeza y volver a casa con los zapatos colgando del cuello - Si hubo dos personas que se amaban y noche de bodas... Fue real - respondo encogiéndome de hombros. La pompa y la falsedad se la pueden quedar los del Capitolio - Sí y no... Bueno... Dejé embarazada a Sigrid y poco después hubo cambio de gobierno así que... No podría decir que fue "En condiciones" - en circunstancias diferentes me sentiría incómodo pero creo que la vida me ha dado cosas peores de las cuales avergonzarme - Pero lo prefiero a tener que ponerme un traje como ese - me burlo del novio que aparece en pantalla con un traje con bolados, una capa y colores que estoy seguro de que el ojo humano aún no aprende a interpretar - Lo que al final importa es el matrimonio, no la boda ¿Cierto?
Río por lo bajo y me rasco la nuca pues debo admitir que estoy algo avergonzado por conocer la farándula de éstos días. Pero supongo que es lo que te ganas cuando tienes una hija adolescente que esperas encontrar algún día - Lo siento, es que me gusta investigar éstas cosas para cuando llegue el momento... tener algo de hablar con ella - admito con una mueca - Es solo uno de esos actores que vuelven locas a las adolescentes... Pero hace un tiempo que no se sabe nada de él, y sigue sin saberse por lo que veo - sino no veo razón para que usen una versión digital de él.
Sonrío con su declaración e intento hacer memoria de ese John Hartmon, creo que lo conozco - ¿Era el de la película con la rubia que pateaba traseros, cierto? ¿Que eran un equipo y al final ella lo traiciona? - pregunto recordando aquello con una sonrisa tonta. Puede que yo también haya tenido un crush en la adolescencia, pero claramente por la otra parte de esa película - Gran película, mucho... contenido - claro que no, eran puros golpes y escenas románticas pero ¿A quién le interesa?
Llevo unas cuantas palomitas a mi boca mientras escucho y alzo las cejas pues tiene sentido. No he asistido a muchas bodas durante mi tiempo en el norte, aunque quizás aquí haya una nueva oportunidad para atarme la corbata a la cabeza y volver a casa con los zapatos colgando del cuello - Si hubo dos personas que se amaban y noche de bodas... Fue real - respondo encogiéndome de hombros. La pompa y la falsedad se la pueden quedar los del Capitolio - Sí y no... Bueno... Dejé embarazada a Sigrid y poco después hubo cambio de gobierno así que... No podría decir que fue "En condiciones" - en circunstancias diferentes me sentiría incómodo pero creo que la vida me ha dado cosas peores de las cuales avergonzarme - Pero lo prefiero a tener que ponerme un traje como ese - me burlo del novio que aparece en pantalla con un traje con bolados, una capa y colores que estoy seguro de que el ojo humano aún no aprende a interpretar - Lo que al final importa es el matrimonio, no la boda ¿Cierto?
Una divertida sonrisa asomó en los labios de la rubia que acabó por mordisquearse el labio inferior. Susurró un ‘mmh’ poco convencida, acabando por inclinarse, con cuidado de no tirar nada en el camino, hacia su lado. Apoyó la mejilla en su hombro y estirando el brazo izquierdo para tomar el brazo que él había extendido, entrelazando sus dedos con los de él y obligándolo a que sus manos reposaran sobre el hombro derecho de la rubia. — Y sin tener en medio una palanca de cambio de marchas también — susurró en aquella posición, sonriendo en lo que trataba de buscar su rostro con la mirada, no prestándole demasiada atención a las imágenes que se sucedían frente a sus ojos. La verdad es que la película era lo de menos, ni siquiera estaba muy interesada en la misma… pero se obligaba a sí misma a mirar a la pantalla, en vez de observar su perfil, cuando comentaba algo sobre la misma.
Asintió, leve, con la cabeza ante la información sobre el joven actor que parecía tener enamoradas a todas las adolescentes bajo el Gobierno. ¿A Sam le habría gustado aquel chico de haber podido vivir una vida en condiciones? Parpadeó un par de veces por el mero pensamiento. Siempre había preferido no tener aquel tipo de ideas, permanecer constantemente en la realidad que los rodeaba; no jugar con los ‘y si…’. — Es muy dulce de tu parte aprenderte todas esas cosas. — fue lo que pronunció después de un par de segundos en los que permaneció en completo silencio con sus ojos yendo y viniendo entre las figuras que se proyectaban en la pantalla gigante. — ¡Ese mismo! — exclamó cuando lo reconoció, apoyando, efusiva, su mano libre sobre la pierna de él. — No era el hombre más guapo del mundo pero tenía ese punto que te atraía como un imán. Aunque para mí era el hombre más guapo del mundo. — se rió por lo bajo, dejando la mano allí en lo que acomodaba mejor sus dedos entre los de él. — Hacía mucho tiempo que no pensaba en todas esas cosas. — reconoció cerrando los ojos un instante.
Lo escuchó, prestándole especial atención, incluso separándose un poco de él para poder verlo mientras hablaba. Prensó los labios. — Las cosas se complicaban demasiado si se trataba de una relación entre alguien con sangre mágica y un humano. Lo siento. — contestó con sumo cuidado. Ella tuvo suerte en ese sentido, se enamoró de un humano cuando ya estaban fuera del sistema, sin nada que les prohibiera poder vivir su amor como les diera la gana… dentro de ciertas limitaciones. — Me gustan las bodas innovadoras. Creo que las de blanco, en una iglesia y unos niños tirando pétalos de flores son demasiado comunes. — dijo. — ¿Qué tal una en la que los novios lleguen a caballo? O hagan su entrada saltando de un avión. — sonrió por sus intentos por alejar la conversación de algo tan serio como eran los matrimonios, las bodas y demás. Porque estaban allí, sentado el uno al lado del otro, a oscuras en un cine al aire libre mientras hablaban de sus antiguos matrimonios.
Asintió, leve, con la cabeza ante la información sobre el joven actor que parecía tener enamoradas a todas las adolescentes bajo el Gobierno. ¿A Sam le habría gustado aquel chico de haber podido vivir una vida en condiciones? Parpadeó un par de veces por el mero pensamiento. Siempre había preferido no tener aquel tipo de ideas, permanecer constantemente en la realidad que los rodeaba; no jugar con los ‘y si…’. — Es muy dulce de tu parte aprenderte todas esas cosas. — fue lo que pronunció después de un par de segundos en los que permaneció en completo silencio con sus ojos yendo y viniendo entre las figuras que se proyectaban en la pantalla gigante. — ¡Ese mismo! — exclamó cuando lo reconoció, apoyando, efusiva, su mano libre sobre la pierna de él. — No era el hombre más guapo del mundo pero tenía ese punto que te atraía como un imán. Aunque para mí era el hombre más guapo del mundo. — se rió por lo bajo, dejando la mano allí en lo que acomodaba mejor sus dedos entre los de él. — Hacía mucho tiempo que no pensaba en todas esas cosas. — reconoció cerrando los ojos un instante.
Lo escuchó, prestándole especial atención, incluso separándose un poco de él para poder verlo mientras hablaba. Prensó los labios. — Las cosas se complicaban demasiado si se trataba de una relación entre alguien con sangre mágica y un humano. Lo siento. — contestó con sumo cuidado. Ella tuvo suerte en ese sentido, se enamoró de un humano cuando ya estaban fuera del sistema, sin nada que les prohibiera poder vivir su amor como les diera la gana… dentro de ciertas limitaciones. — Me gustan las bodas innovadoras. Creo que las de blanco, en una iglesia y unos niños tirando pétalos de flores son demasiado comunes. — dijo. — ¿Qué tal una en la que los novios lleguen a caballo? O hagan su entrada saltando de un avión. — sonrió por sus intentos por alejar la conversación de algo tan serio como eran los matrimonios, las bodas y demás. Porque estaban allí, sentado el uno al lado del otro, a oscuras en un cine al aire libre mientras hablaban de sus antiguos matrimonios.
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Cuando me hace rodear sus hombros con mi brazo y siento su mejilla en mi hombro, caigo en la cuenta de que llevaba varios segundos conteniendo la respiración. Sonrío y apoyo mi mejilla en su coronilla solo para ocultar el sonrojo de mi rostro por un momento, antes de volver a enderezarme. No puedo creer lo nervioso que estoy por esto, antes, hace muchos años atrás, se me daba de forma natural. La falta de práctica es evidente y los cuarenta se están haciendo notar - Bueno, es algo temprano para invitarte al asiento de atrás ¿Cierto? - bromeo poniendo el freno de mano solo por si acaso.
El hecho de que me diga dulce me deja suspendido en una nube por un momento, tanto que cuando siento su mano sobre mi pierna doy un respingo y enderezo mi espalda contra el respaldo del asiento. No puedo ser tan idiota, por favor... Sí, quizás es la primera vez en casi veinte años que estoy en esta posición con una mujer que de verdad me interesa pero ¿Eso es excusa para ser un adolescente de nuevo? No, claro que no, porque yo soy ese tipo quizás no tan guapo que tiene un imán y voy a demostrarlo, maldita sea - Desearía tener una reflexión así sobre el magnetismo de las personas pero... lo cierto es que supongo que tengo algo con las rubias - admito entre risas acariciando su brazo distraidamente - Bueno, ahora podemos tomarnos los fines de semana para relajarnos y pensar tonterías como todo el mundo - charlas simples, solo para reír y pasar el tiempo con el otro sin miedo a que llegue una patrulla a meterte en el mercado.
Me encojo de hombros cuando reacciona a mi historia y le resto importancia con un ademán pues lo cierto es que es algo que ya pasó hace tiempo y no quiero pensar más al respecto. No digo que me arrepiento pues de hacerlo no existirían ni Jen ni Brian, así que solo lo acepto como algo que debía pasar de esa manera y ya... Supongo que el futuro terminará mostrándome el propósito de tanto sufrimiento en el pasado - Me gusta como piensas - comento con una sonrisa traviesa - Aunque lo del salto del avión lo haría en la propuesta... Yo de traje, saltando de un avión y que justo cuando se abra mi paracaídas también lo haga el del anillo - imagino aquello como si fuese una especie de agente secreto europeo en lugar de un profesor de un distrito en construcción - Un momento, sé dónde podría hacerse una boda original - recuerdo tomando el espacio justo para poner el auto en marcha y comenzar a conducir fuera del autocine, no estábamos viendo la película de todas formas.
-Hay un lago cerca de aquí que hace unas semanas estaba congelado y había peces brillantes nadando - comento recordando la bonita imagen que me crucé de casualidad al visitar a Adam - ¿Quién quiere una pista de baile con luces cuando tienes eso? - pregunto estirando mi mano fuera del volante para tomar la suya.
El hecho de que me diga dulce me deja suspendido en una nube por un momento, tanto que cuando siento su mano sobre mi pierna doy un respingo y enderezo mi espalda contra el respaldo del asiento. No puedo ser tan idiota, por favor... Sí, quizás es la primera vez en casi veinte años que estoy en esta posición con una mujer que de verdad me interesa pero ¿Eso es excusa para ser un adolescente de nuevo? No, claro que no, porque yo soy ese tipo quizás no tan guapo que tiene un imán y voy a demostrarlo, maldita sea - Desearía tener una reflexión así sobre el magnetismo de las personas pero... lo cierto es que supongo que tengo algo con las rubias - admito entre risas acariciando su brazo distraidamente - Bueno, ahora podemos tomarnos los fines de semana para relajarnos y pensar tonterías como todo el mundo - charlas simples, solo para reír y pasar el tiempo con el otro sin miedo a que llegue una patrulla a meterte en el mercado.
Me encojo de hombros cuando reacciona a mi historia y le resto importancia con un ademán pues lo cierto es que es algo que ya pasó hace tiempo y no quiero pensar más al respecto. No digo que me arrepiento pues de hacerlo no existirían ni Jen ni Brian, así que solo lo acepto como algo que debía pasar de esa manera y ya... Supongo que el futuro terminará mostrándome el propósito de tanto sufrimiento en el pasado - Me gusta como piensas - comento con una sonrisa traviesa - Aunque lo del salto del avión lo haría en la propuesta... Yo de traje, saltando de un avión y que justo cuando se abra mi paracaídas también lo haga el del anillo - imagino aquello como si fuese una especie de agente secreto europeo en lugar de un profesor de un distrito en construcción - Un momento, sé dónde podría hacerse una boda original - recuerdo tomando el espacio justo para poner el auto en marcha y comenzar a conducir fuera del autocine, no estábamos viendo la película de todas formas.
-Hay un lago cerca de aquí que hace unas semanas estaba congelado y había peces brillantes nadando - comento recordando la bonita imagen que me crucé de casualidad al visitar a Adam - ¿Quién quiere una pista de baile con luces cuando tienes eso? - pregunto estirando mi mano fuera del volante para tomar la suya.
Trató de ahogar una carcajada que, aún así, escapó de entre sus labios, sonando más como una especie de pedorreta que como una escapista riaa8. Carraspeó un par de veces, intentando recomponerse como buenamente pudo. Acabando por esbozar una fugaz sonrisa con el rostro apoyado cómodamente contra el hombro de Dressler. — ¿Me has pedido venir al cine para llevarme a la parte de atrás del coche? — preguntó moviendo las cejas hacia arriba y con tono insinuoso. — ¿Qué habría pasado si hubiéramos estado en una sala de cine con otras personas? — sonrió divertida, dejando la mano sobre su pierna y propinándole un leve apretón. — ¿Dónde me habrías propuesto ir? — siseo. Porque así era ella, siempre le había gustado jugar y los comentarios con dobles sentidos.
Sonrió de medio lado ante la información dada. Bueno, ella era rubia, así que tenía un punto a su favor. Bueno, lo cierto era que tenía muchos puntos a su favor pero no se conocían lo suficiente el uno del otro como para saberlos... ya que sólo estaban teniendo aquello por algún extraño tipo de atracción que la rubia no había planeado en absoluto; ya que, si lo pensaba, se podía convertir en un verdadero problema. — ¿Un anillo con paracaídas independiente? ¿Y si se pierde? Entonces no habría propuesta, ni boda... porque el anillo es importante, incluso aunque solo sea un aro de cebolla — explicó con diversión acomodándose contra su hombro hasta que se vió obligada a separarse. Sólo consiguió separarse un poquito de él, recorriendo la oscura carretera con la mirada, distrayendose cuando algunos campos se dejaron ver al otro lado de la ventanilla.
— No sabía que el distrito nueve tuviera un lago — fue su primera respuesta a sus palabras. Porque no quería dudar de la existencia de peces brillantes, ya que la magia estaba en todas partes y quizás era otro de los trucos de los magos. Asintió con la cabeza. Sonrió, débil, entrelazando sus dedos entre los de él. — Si alguien te escuchara hablar pensaría que estás apunto de proponerte o algo parecido — se burló dándole un apretón, y comiéndose un par de palomitas mientras él seguía conduciendo a saber dónde, porque quizás la estaba llevando a un pajar y ella estaba emocionada por ver peces brillantes.
Cuando llegaron al lugar no tardó demasiado en dejar todo a un lado y abandonar como un remolino el coche, mirando todo lo que había a su alrededor. — Espero que lleves una lin — comenzó a hablar, claramente metiéndose con él, hasta que un ligero brillo llamó la atención de la rubia. Consiguiendo que caminara en su dirección como si se tratara de un mosquito atraído por una luz muy potente. Se giró en su dirección, tomandolo por el antebrazo y tirando de él en dirección a las tenues luces. Aceleró sus pasos, teniendo que frenar en seco cuando se encontró con la fina capa de hielo de la orilla del lago. ¿Inestable? — No sé si será una buena idea pisar el hielo — comentó algo dubitativa en lo que pisaba ligeramente la orilla y ejercía un poco de presión.
Sonrió de medio lado ante la información dada. Bueno, ella era rubia, así que tenía un punto a su favor. Bueno, lo cierto era que tenía muchos puntos a su favor pero no se conocían lo suficiente el uno del otro como para saberlos... ya que sólo estaban teniendo aquello por algún extraño tipo de atracción que la rubia no había planeado en absoluto; ya que, si lo pensaba, se podía convertir en un verdadero problema. — ¿Un anillo con paracaídas independiente? ¿Y si se pierde? Entonces no habría propuesta, ni boda... porque el anillo es importante, incluso aunque solo sea un aro de cebolla — explicó con diversión acomodándose contra su hombro hasta que se vió obligada a separarse. Sólo consiguió separarse un poquito de él, recorriendo la oscura carretera con la mirada, distrayendose cuando algunos campos se dejaron ver al otro lado de la ventanilla.
— No sabía que el distrito nueve tuviera un lago — fue su primera respuesta a sus palabras. Porque no quería dudar de la existencia de peces brillantes, ya que la magia estaba en todas partes y quizás era otro de los trucos de los magos. Asintió con la cabeza. Sonrió, débil, entrelazando sus dedos entre los de él. — Si alguien te escuchara hablar pensaría que estás apunto de proponerte o algo parecido — se burló dándole un apretón, y comiéndose un par de palomitas mientras él seguía conduciendo a saber dónde, porque quizás la estaba llevando a un pajar y ella estaba emocionada por ver peces brillantes.
Cuando llegaron al lugar no tardó demasiado en dejar todo a un lado y abandonar como un remolino el coche, mirando todo lo que había a su alrededor. — Espero que lleves una lin — comenzó a hablar, claramente metiéndose con él, hasta que un ligero brillo llamó la atención de la rubia. Consiguiendo que caminara en su dirección como si se tratara de un mosquito atraído por una luz muy potente. Se giró en su dirección, tomandolo por el antebrazo y tirando de él en dirección a las tenues luces. Aceleró sus pasos, teniendo que frenar en seco cuando se encontró con la fina capa de hielo de la orilla del lago. ¿Inestable? — No sé si será una buena idea pisar el hielo — comentó algo dubitativa en lo que pisaba ligeramente la orilla y ejercía un poco de presión.
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Respiro profundo y finjo estar sumergido en un pensamiento profundo luego de su pregunta, pero lo cierto es que de solo imaginarlo se me encienden las mejillas. Lo bueno de ser moreno, es que no se nota demasiado - Bueno ese depende de qué tan atrevida te sientas, podríamos ir a los asientos superiores de la esquina, ahí donde nadie ve nada - comienzo con el ceño fruncido como si estuviese hablando de un plan serio y no de una travesura que probablemente no me habría animado a concretar de todas formas - O los baños, poco elegante pero siempre efectivo - termino ya son poder contener la risa encogiéndome de hombros - Solo bromeo... Me río de esos idiotas pero lo cierto es que soy bastante cursi, así que probablemente habría ideado algo un poco más elaborado - admito al final apartando la vista para tomar algunas palomitas y llenarme la boca.
Vuelvo a reír mientras manejo al escuchar todas las cosas que podrían salir mal con mi plan y debo admitir que tiene razón. Eso podría solucionarlo un mago con facilidad pero nosotros... Tenemos que esforzarnos de verdad - ¿Uno a control remoto? - intento solucionarlo con una mueca en el rostro. Hubo un tiempo en el que podíamos acceder a éste tipo de tecnología ¿Qué tal uno de esos drones? Deberían usarse para algo más que el espionaje y la guerra - Una vez hice una propuesta con un anillo de golosinas... Pero ella me dijo que no, me rompió el corazón - cuento una historia que es totalmente cierta - La primaria fue muy dura, las niñas de 8 años eran crueles con los niños como yo - agrego entre risas. Era un niño enamoradizo y mis padres tenían cierta tendencia a animarme a hacer todas las locura que se me cruzaban por la cabeza.
Formo círculos con mi pulgar en el dorso de su mano mientras sigo manejando y me dejo invadir por la sensación que ésto genera, una cotidianidad que creí que había perdido para siempre hace muchos años... De verdad se siente bien y no quiero despegarme de ella así como así - Hay lago, colinas, comida... No podrían haber elegido un sitio mejor para atacar - comento con una sonrisa de lado pues no me incluyo en el grupo, yo nada más escuché el plan, encontré un motivo y me uní a la lucha - ¿Propuesta? Oh no, querida, si quieres casarte conmigo tú tendrás que montar todo el circo para lograr que diga que sí - bromeo con un guiño antes de estacionar en el lugar.
Bajo con las manos en los bolsillos y camino hasta el capó del auto para apoyarme allí, pero Denya me arrastra hasta el borde para ver los peces que se encuentran no tan activos como la última vez que los ví, pero sí lo suficientemente brillantes como para verse a través de la cama de hielo - Nadie dijo nada sobre pisar el hielo ahora... - respondo mirándola de reojo - Te lo dije, soy un romántico... Solo quería hacer esto - comento antes de tomarla suavemente por la nuca y dar un beso en sus labios a la luz de la luna con los peces brillando a nuestro lado.
Vuelvo a reír mientras manejo al escuchar todas las cosas que podrían salir mal con mi plan y debo admitir que tiene razón. Eso podría solucionarlo un mago con facilidad pero nosotros... Tenemos que esforzarnos de verdad - ¿Uno a control remoto? - intento solucionarlo con una mueca en el rostro. Hubo un tiempo en el que podíamos acceder a éste tipo de tecnología ¿Qué tal uno de esos drones? Deberían usarse para algo más que el espionaje y la guerra - Una vez hice una propuesta con un anillo de golosinas... Pero ella me dijo que no, me rompió el corazón - cuento una historia que es totalmente cierta - La primaria fue muy dura, las niñas de 8 años eran crueles con los niños como yo - agrego entre risas. Era un niño enamoradizo y mis padres tenían cierta tendencia a animarme a hacer todas las locura que se me cruzaban por la cabeza.
Formo círculos con mi pulgar en el dorso de su mano mientras sigo manejando y me dejo invadir por la sensación que ésto genera, una cotidianidad que creí que había perdido para siempre hace muchos años... De verdad se siente bien y no quiero despegarme de ella así como así - Hay lago, colinas, comida... No podrían haber elegido un sitio mejor para atacar - comento con una sonrisa de lado pues no me incluyo en el grupo, yo nada más escuché el plan, encontré un motivo y me uní a la lucha - ¿Propuesta? Oh no, querida, si quieres casarte conmigo tú tendrás que montar todo el circo para lograr que diga que sí - bromeo con un guiño antes de estacionar en el lugar.
Bajo con las manos en los bolsillos y camino hasta el capó del auto para apoyarme allí, pero Denya me arrastra hasta el borde para ver los peces que se encuentran no tan activos como la última vez que los ví, pero sí lo suficientemente brillantes como para verse a través de la cama de hielo - Nadie dijo nada sobre pisar el hielo ahora... - respondo mirándola de reojo - Te lo dije, soy un romántico... Solo quería hacer esto - comento antes de tomarla suavemente por la nuca y dar un beso en sus labios a la luz de la luna con los peces brillando a nuestro lado.
Se obligó a prensar los labios, asintiendo levemente con la cabeza a sus palabras. Él era un poco cursi, y ella… bueno, la rubia sabía que existían momentos para todo. Momentos en los que ser cursi, sensible, suave… y momentos en lo que poco importaban los modales y solo había que dejar que sus cuerpos hablaran por ellos. En su época joven siempre pensó que los mejores eran los segundos, con el paso del tiempo comprendió que la vida se creaba en torno a los primeros. Y fue por ello por lo que solo sonrió brevemente, buscando con su mano la contraria y acabando por entrelazar sus dedos con lo de él. — ¿Con los niños como tú? Estoy casi segura de que con ocho años eras un encanto de pelo castaño. Aunque solo proponerte con un anillo de golosina es demasiado…. Triste. ¿No llevaste la bolsa entera? Como dote y tal — bromeó soltando una liviana risa que se dejó oír dentro del coche, desapareciendo poco a poco conforme se acercaban al lugar del que él había hablado.
— Espera, ¿ahora vas a hacerte el difícil? — lo acusó pellizcándole ligeramente en el costado con la mano libre, teniendo sumo cuidado porque él estaba conduciendo. Proposiciones… lo cierto que ni siquiera habían aclarado que pasaba entre ellos dos, sólo tenían aquella conexión que pareció surgir desde el primer momento en el que se vieron; incrementándose con el paso de los días y la frecuencia con la que los encuentros entre ambos se daban. Tanto como para buscar a alguien para que cuidara a Isi durante unos horas y poder despejarse un rato a un lado; tanto como para bromear con comentarios picantes que hacía demasiado tiempo que no exteriorizaba. Dejándola ser durante un pequeño espacio de tiempo una mujer de verdad. Real.
Los pasos de la rubia se volvieron algo acelerados ante el cercano resplandor de los peces, no perdiendo demasiado tiempo antes de tomar la mano de Dressler y arrastrarlo tras ella. Cuando hubieron llegado lo soltó, pisando con cierta indecisión el borde de hielo, y frunciendo el ceño no muy segura de cuán seguro podía ser aquello. Lo observó de reojo, arqueando ambas cejas con sorpresa; una que se incrementó cuando eliminó toda distancia entre ambos, no resistiéndose cuando la arrastró a su lado e hizo que los labios de ambos se encontraran en algún punto.
La sorpresa inicial hizo que sus manos se crisparan, poniéndose tensas apenas unos instantes. Aquellos en los que su corazón se aceleró ligeramente y su cerebro quiso volver a tomar el mando de lo que estaba sucediendo. Las manos de la rubia se apoyaron en la espalda contraria y ascendieron por la misma hasta tomar sus hombros por detrás. Dio un paso al frente para acortar aún más el espacio que pretendía interponerse entre ambos, profundizando en un beso que no quería terminar aunque comenzara a quedarse sin aire. — Como te lo has currado trataré de ser algo cursi también — masculló contra sus labios. Porque él era un romántico y ella sentía su cuerpo arder; y parecía que aquellos dos puntos estaban demasiado distantes. No alejó demasiado su boca de la contraria, disfrutando de los segundos en los que respiraban el mismo aire, con las manos afianzadas con fuerza en sus hombros dispuestas a cualquier cosa que se presentara. —Nunca pensé que volvería a estar en una situación así. Me gusta — aseguró. Ella era mucho más lanzada, y puede que aquel siempre hubiera sido su principal error.
— Espera, ¿ahora vas a hacerte el difícil? — lo acusó pellizcándole ligeramente en el costado con la mano libre, teniendo sumo cuidado porque él estaba conduciendo. Proposiciones… lo cierto que ni siquiera habían aclarado que pasaba entre ellos dos, sólo tenían aquella conexión que pareció surgir desde el primer momento en el que se vieron; incrementándose con el paso de los días y la frecuencia con la que los encuentros entre ambos se daban. Tanto como para buscar a alguien para que cuidara a Isi durante unos horas y poder despejarse un rato a un lado; tanto como para bromear con comentarios picantes que hacía demasiado tiempo que no exteriorizaba. Dejándola ser durante un pequeño espacio de tiempo una mujer de verdad. Real.
Los pasos de la rubia se volvieron algo acelerados ante el cercano resplandor de los peces, no perdiendo demasiado tiempo antes de tomar la mano de Dressler y arrastrarlo tras ella. Cuando hubieron llegado lo soltó, pisando con cierta indecisión el borde de hielo, y frunciendo el ceño no muy segura de cuán seguro podía ser aquello. Lo observó de reojo, arqueando ambas cejas con sorpresa; una que se incrementó cuando eliminó toda distancia entre ambos, no resistiéndose cuando la arrastró a su lado e hizo que los labios de ambos se encontraran en algún punto.
La sorpresa inicial hizo que sus manos se crisparan, poniéndose tensas apenas unos instantes. Aquellos en los que su corazón se aceleró ligeramente y su cerebro quiso volver a tomar el mando de lo que estaba sucediendo. Las manos de la rubia se apoyaron en la espalda contraria y ascendieron por la misma hasta tomar sus hombros por detrás. Dio un paso al frente para acortar aún más el espacio que pretendía interponerse entre ambos, profundizando en un beso que no quería terminar aunque comenzara a quedarse sin aire. — Como te lo has currado trataré de ser algo cursi también — masculló contra sus labios. Porque él era un romántico y ella sentía su cuerpo arder; y parecía que aquellos dos puntos estaban demasiado distantes. No alejó demasiado su boca de la contraria, disfrutando de los segundos en los que respiraban el mismo aire, con las manos afianzadas con fuerza en sus hombros dispuestas a cualquier cosa que se presentara. —Nunca pensé que volvería a estar en una situación así. Me gusta — aseguró. Ella era mucho más lanzada, y puede que aquel siempre hubiera sido su principal error.
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Sigo riendo pensando en ese niño de ocho años, ajeno al mundo que creía que tendría la oportunidad de crecer como una persona normal... Nunca creí que a mis veintipocos estaría huyendo por mi vida y tendría que dejar atrás cualquier sueño de la infancia sin cumplir - Disculpa pero elegí el anillo golosina más bonito que pude comprar con el dinero del almuerzo - me defiendo con las cejas en alto, la seriedad no me dura demasiado - Lo que sí, no me atreví a pedirle su mano al padre... Era agente de la paz en ese entonces, me ponía los pelos de punta - explico sacudiendo mi cuerpo pues me recorre un escalofríos de solo recordarlo.
Sonrío de nuevo y la miro de lado encogiéndome de hombros. No sé si hacerme el difícil pero quiero... disfrutarlo. Poder bromear de ésta forma sin preocuparme de que probablemente no habrá un mañana, sin temer que desaparezca al día siguiente porque vive justo al lado de mi casa. Cosas que no me habían ocurrido en mucho tiempo, que creí que serían imposibles y ahora están ocurriendo gracias a una batalla que viene librándose desde hace años pero que al fin empieza a dar sus frutos - Tendrás trabajo, Brewster - bromeo con ella y vuelvo los ojos a la carretera.
Rodeo su cintura con mis brazos mientras intensifica el beso, sintiendo como el frío del invierno desaparece de repente. Me quedo con los labios a mitad de camino cuando rompe el beso y sonrío sin apartarme mucho de ella - No hace falta que me recites un poema, ésto está perfecto - bromeo volviendo a besarla, pero ésta vez de forma suave solo para saborear su labios pro un momento - Entonces... ¿Debo tomar ésto como que tendremos otra cita? - pregunto buscando sus ojos con una mirada traviesa, sin soltar el agarre pues se siente demasiado bien la cercanía - No tengo nada en contra de la pare trasera del auto, ve por ello - agrego luego haciendo referencia a la conversación anterior.
Sonrío de nuevo y la miro de lado encogiéndome de hombros. No sé si hacerme el difícil pero quiero... disfrutarlo. Poder bromear de ésta forma sin preocuparme de que probablemente no habrá un mañana, sin temer que desaparezca al día siguiente porque vive justo al lado de mi casa. Cosas que no me habían ocurrido en mucho tiempo, que creí que serían imposibles y ahora están ocurriendo gracias a una batalla que viene librándose desde hace años pero que al fin empieza a dar sus frutos - Tendrás trabajo, Brewster - bromeo con ella y vuelvo los ojos a la carretera.
Rodeo su cintura con mis brazos mientras intensifica el beso, sintiendo como el frío del invierno desaparece de repente. Me quedo con los labios a mitad de camino cuando rompe el beso y sonrío sin apartarme mucho de ella - No hace falta que me recites un poema, ésto está perfecto - bromeo volviendo a besarla, pero ésta vez de forma suave solo para saborear su labios pro un momento - Entonces... ¿Debo tomar ésto como que tendremos otra cita? - pregunto buscando sus ojos con una mirada traviesa, sin soltar el agarre pues se siente demasiado bien la cercanía - No tengo nada en contra de la pare trasera del auto, ve por ello - agrego luego haciendo referencia a la conversación anterior.
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