The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Seth K. Niniadis
Fugitivo
Para que lo dejaran en paz, usaba constantemente la excusa de esta suficientemente ocupado cuidando de Jared ahora que su madre no estaba, pero lo cierto era que el 50% del tiempo no sabía ni donde se metía. Me pasaba el rato fingiendo que si, especialmente delante de la vecina chismosa que se metía en mis asuntos con más ahínco desde que nos habíamos mudado al distrito 9 ¾ y estaba muy empeñada en ayudarme a superar la muerte de Sophia y conseguirme una esposa nueva que creía que me hacía falta con urgencia; pero la verdad era que había fracaso en miles de cosas en mi vida, y criar a Jared era una de esas. Después de que llegar apestando a alcohol en año nuevo, quizá debería haberle dicho algo, pero ¿con qué cara? yo no fui exactamente un modelo de hijo, de sobrino, ni de nada, y probablemente haya empezado a beber mucho antes de lo que lo hizo él; sería hipócrita corregir un comportamiento que seguramente le heredé. Esa era la razón por la que Soph se encargaba de la disciplina. Aunque ella siempre fue una bala perdida, sabía disimularlo mejor.

Y ese, era mi día a día. Pensar en lo mal que lo estaba haciendo con Jared, y acabar, inevitablemente, pensando en Sophia.

Pasaba mucho tiempo en el exterior de la casa, hiciera el tiempo que hiciera, agradecido de que tuviera un jardín enorme y que la tienda hortera a la que había ido un día, hubiera tenido esa silla de playa plegable que tenía siempre fuera. Después de un año en el bosque sobreviviendo como había podido, era difícil volver a acostumbrarse a estar entre cuatro paredes, así que si podía dejar pasar los días mientras tomaba el sol en el jardín en vez estando dentro, mejor; y con algo de cerveza doblemente mejor. Mucha, mucha cerveza. Nunca me había gustado, eso era lo raro; pero ya ni siquiera recordaba cuando había empezado a beberla.

El invierno aún no había terminado, pero no hacía tan mal tiempo como a principios del año. Se podía estar fuera solo con un jersey encima sin morir de hipotermia, y si me quedaba dormido con la cerveza en la mano, se mantenía fría. Si alguien me preguntaba, esa era la mejor época del año para no hacer anda con mi vida, lo cual había dado a otras personas la impresión errónea de que necesitaba ayuda para reconducir mi existencia y centrarme de nuevo, lo cual había ocasionado que intentaran convencerme de que lo mejor (para el dolor de haber perdido a Sophia, otra vez, algo que nadie mencionaba en voz alta por si acaso) sería si me centrara en mi antiguo trabajo, o en otro si la sanación ya no me gustaba, o en la jardinería porque siempre era buen momento para aprender a plantar pimientos, o en la repostería porque nunca era tarde para empezar un nuevo hobby, o en cualquier cosa desesperada que inventaron sobre la marcha... cualquier cosa que no fuera dar la espalda a Kendrick y a sus ideales cuando más lo necesitaba. — Hey, si es la señorita consejera — La vi desde la distancia, y aunque parecía un saludo que le das a alguien que no te ha visto, estaba claramente seguro de que venía a buscarme a mi. Sobretodo con la mirada de desaprobación que traía en su cara. — He hecho tortitas para desayunar. Si Jared no se las ha comido todas antes de ir con Del, puedes comértelas
Seth K. Niniadis
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Hero N. Niniadis
Fugitivo
Jamás pensé que llegaría este día, pero estoy genuinamente preocupada por mi hermano. No, no hablo del sujeto creepy que está gobernando NeoPanem después de culparnos de un crimen que no recordamos, sino del pobre de Seth. No solo ha perdido a su mujer cuando los dementores nos hicieron perder el rastro de Sophia y los demás, sino que hace dos semanas que Ben se marchó al Capitolio para salvar a Ava y lo ha dejado solo en medio de todo este cambio inmenso que, sinceramente, no sé si podrá soportarlo. Es mi deber como hermana y tía de Jared el asegurarme de que esa casa no sea un descontrol y, sobre todas las cosas, evitar que caiga en profunda depresión. ¿No que somos la única familia que nos queda?

Antes de mi reunión matutina con Kendrick, he decidido pasarme a ver cómo se encuentra el susodicho y me lo encuentro, véase nomas, bebiendo al aire libre como si fuese pleno julio a las tres de la tarde. Para cuando oigo su voz, ya tengo el entrecejo fruncido y el reproche plasmado en mi manera de crispar la nariz — Recuérdame una vez más cómo es que seas mi hermano — mi saludo no es tan soberbio como esperaba, pero mi mala cara a su cerveza deja bien en claro hacia donde va mi reproche — Unas tortitas está bien, pero adentro. ¿No tienes frío?.

Froto mis manos entre sí, que quizá la nieve ya no se luce en todas direcciones pero todavía siendo el aire gélido — Quería hablar contigo — anuncio, que jamás he sido de dar muchas vueltas al momento de querer decir algo de importancia —Sobre... bueno, todo. En especial porque sin Sophia y sin Ben, eres un desparpajo y no puedes seguir... bueno... así lo señalo entero con la mano, que es claro que estoy hablando de todo él. No puedo creer que aparte de manejar a Kendrick Black, tengo que solucionar su vida.
Hero N. Niniadis
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Seth K. Niniadis
Fugitivo
Oh, no. Tengo esa conversación pendiente con Jared y no pienso tenerla también contigo — Bromee, reincorporándome de aquella butaca para quedarme erguido en esta mientras terminaba de llegar hasta donde estaba. Cuando miraba a Hero no podía evitar pensar en Jamie, y en la forma en la que había muerto. Ninguno de nosotros recordaba lo que había pasado, pero eso no quitaba que yo estuviera seguro de haberla matado. Era lo que Magnar decía, al fin y al cabo, y aunque sabía que podía ser una treta para lavarse las manos, siendo sinceros, yo tenía más motivos (y ganas) de matarla a ella que él. Había mantenido la versión de Hero cuando me había enterado de lo que sabían los demás, pero eso no significaba que me la creyera. — No. Puede que un poco. — Mentí, porque por alguna razón pensé que contestar mal a esa pregunta podría ocasionarme otra conversación acerca de mi estado. Sentía muchas cosas, pero frío no era una de ellas. Mi tolerancia a las temperaturas extremas había mejorado mucho durante mis excursiones al bosque, y definitivamente era todavía mejor desde que había reencontrado el camino a casa. ¿Y para qué? Para encontrarla medio vacía.

Ahí iba de nuevo Sophia hacia mis pensamientos, de una forma tan sutil que ni siquiera me di cuenta hasta que puse un pie en el interior de casa y fui consciente de nuevo del vacío que ella había dejado allí. Porque nunca fue la casa; nunca fue el lugar donde pasamos nuestra vida, era ella y su capacidad para convertir cualquier cosa en un hogar.

Sí quedaban algunas tortitas en la cocina, más de las que me esperaba para que Jared hubiera estado molestando esa mañana con comerlas. Tomé una del plato y le tendí las demás, llevandomela a la boca para luego ir a la nevera por algo de beber. Me comuniqué por gestos básicamente todo el proceso, ¿leche? levantaba el brick de leche, ¿zumo? aún quedaba un poco en una jarra. Asomarlos por el lateral de la nevera fue suficiente para darle a escoger entre tres cosas más. La tercera, leche con chocolate. — ¿Así como? — Me defendí, con la voz un tono ligeramente más agudo. Era increíble pero Hero acababa de conseguir que me sintiera, de repente, como el hermano menor en esa conversación. — Estoy bien — Sabía que no iba a creerme, porque llevaba repitiendo esa frase tanto tiempo que ya ni siquiera yo mismo me la creía. — Que no quiera meterme en un despacho a curar gripes y limpiar mocos no significa que me pase algo. — Intenté usar ese tono de voz de adulto responsable, pero ¿saben qué? ya no recordaba mucho como era. — Estoy ocupado con Jared — Lo usaba de excusa, pero su hijo era más resistente de lo que lo pintaba, si pensabas en todo lo que le había ocurrido los últimos dos años, siempre sin su padre, sin su madre, e incluso con temporadas sin ninguno de los dos. — Y tú ocupada con Kendrick. Así que no te eches encima mierda que no te corresponde. — A veces no sabía como tratar a Hero, con esa actitud que le recordaba a un adulto y otras veces a un niño inexperto; pero sí tenía claro algo: no quería preocuparla. — Anda, come. Y deja de intentar arreglarme la vida. Estoy bien, para eso no me hacen falta ni Sophia, ni Ben. — Aquello habría sonado mucho más creíble si sus nombres no se me hubieran atragantado.
Seth K. Niniadis
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Hero N. Niniadis
Fugitivo
No me queda otra opción que seguir los pasos de mi hermano dentro de su casa y no puedo con mi genio, me pongo a revisar con la mirada a ver si no hay nada fuera de lugar que me haga pensar que debo llamar a servicios sociales o algo así. Bueno, no le haría eso, pero quizá tenga que dejar de lado algunas de mis tareas para pasarme por esta casa y poner algo de orden y espíritu femenino. Jared es un pequeño diablillo y se me hace que su padre le daría lo que sea para mantenerlo contento, así que tal vez no es lo mejor el dejarlo solo. Me muevo hasta detenerme en la entrada de la cocina, viendo como saca una cosa tras otra y acabo señalando el zumo de naranja, el cual siempre es una buena opción. ¿Y de verdad quiere que le diga “así cómo”? — Sí, se nota — contesto, que no se ve bien en lo absoluto. No nos conocemos demasiado, pero el instinto de hermana parece que nunca falla — Hay muchas otras para hacer, además de curar mocos — Alice es una excelente médica y me encanta verla trabajar, en este lugar el abanico de posibilidades se ha abierto y, tal vez, Seth consiga algo que lo saque de este estado penoso en el cual se ha sumido en los últimos meses.

Acomodo las tortiras sobre la mesa de la cocina y me hago lugar en una de las sillas, por muy enfrascado que parezca en querer sacarme del medio — Ayudo a Kendrick porque es un bien común, pero a ti te quiero ayudar porque eres mi familia — sale de mí sin siquiera pensarlo, que no puedo decir que seamos el par de hermanos más unidos y hasta me es extraño verlo de esta manera. Por mucho tiempo, cuando nos conocimos, culpé a Seth de todos los males que habían inundado mi hogar. Lo culpé de que mi madre lo amase más que a mí y jamás me mirase dos veces, lo culpé de la obsesión de mi padre por encontrarlo para hacer feliz a Jamie y pataleé, millones de veces, porque lo veía como la persona que ocasionó la muerte de Sean al hacerle ir en busca del catorce. No sé qué sucedió ahí ni quien acabó con la vida de papá, pero intento no pensar en eso, no cuando tengo que aprender que la guerra nos empuja a luchar contra los demás por el simple hecho de que nos encontramos en sendas opuestas. Hoy, Seth es mi hermano y es lo único que me queda de los Niniadis como tal. Meerah y Jared pueden ser mis sobrinos, pero no es lo mismo. Seth y yo compartimos padres y, de alguna extraña manera, también compartimos historia.

Lo miro con pena, corto un trozo de la tortita pero no me la llevo a la boca — No sabemos qué ha sucedido con Sophia, si te sirve de consuelo — sé que no soy la primera que se lo dice, pensar que pudo escapar es lo mejor que nos queda — Y en cuanto a Ben… se marchó para salvar a alguien que le importa — lo suficiente como para abandonar su relación con Arianne y a sus amigos, lo cual se me hace un poco poético pero no me voy a poner novelesca con algo tan serio. Mastico el borde de la tortita, la cual sabe bastante bien aunque no lo parezca — No planeo arreglarte la vida, Seth, pero quiero dejarte en claro que no estás solo y, si necesitas ayuda, estoy aquí para ti. Sé que no empezamos bien y no fui la mejor hermana del mundo, pero estoy tratando de arreglarlo. De verdad — no soy la niñata que muchos recuerdan, los dieciséis se acercan y yo me siento toda una señorita puesta en un tablero completamente nuevo. Bebo algo del zumo y me relamo con toda la pulcritud que soy capaz de poseer — ¿Siquiera tienes un plan? ¿Algo que te gustaría hacer? Lo que sea — al menos, para ir tachando posibilidades.
Hero N. Niniadis
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Seth K. Niniadis
Fugitivo
No iba a comer, pero acabé haciéndolo. Cualquier cosa era mejor que intentar contestar algo en lo que Hero tenía razón. Su sarcasmo no pasaba desapercibido y tampoco estaba ciego, me veía al espejo a diario y no había día en la que pudiera ver un reflejo de alguien a quien conociera. Pero ¿no habíamos cambiado todos? Solo había que mirar a mi alrededor. Sophia ya no estaba, Jared estaba creciendo, demasiado rápido para mi gusto; Hero... hero estaba ayudando a Kendrick por un bien común. Ignoré deliberadamente que curar mocos era el único trabajo de un centro médico y me encogí de hombros sin darle importancia. Estaba decidido a no volver a ejercer esa profesión después de más de un año sin haberme encargado de otra persona que no fuera yo mismo, o Jared. Probablemente ya hubiera olvidado todo lo que Arleth me había enseñado. Ser médico no era como montar en bicicleta y... sinceramente, no tenía ánimos para nada. — Cuidar de Jared es un trabajo a tiempo completo. — ¿Cuantas veces había soltado esa parafernalia? — ¿Sabes que se emborrachó en navidad? — Si, culpa mía por no saber donde mierda estaba, eso para empezar. Y segundo, culpa mía por no ser exactamente el ejemplo de padre a seguir. Ni el mejor padre. ¿Con qué cara le iba a reclamar nada cuando a su edad yo también había bebido?

Estaba a la deriva en eso de la paternidad, para lo que nunca había tenido instrucciones, pero con Sophia y los demás a su lado, Arleth y Echo sobretodo, había parecido soberanamente fácil. — Sinceramente, sabiendo como están las cosas, está mejor muerta — Balbuceo las palabras, sin definirlas de todo; era un pensamiento que ya había tenido en otras ocasiones pero nunca había sido capaz de expresar en voz alta. Pensar en Sophia sufriendo en una cárcel era mucho peor que el que hubiera pasado a mejor vida. — Yo tampoco lo fui. Te dejé sola cuando más falta te hacía. — Esos era algo que me perseguía desde hace tiempo. — Aunque lo hiciste bien sin mi — Estaba bastante sorprendido de la persona en la que ella se había convertido; y aunque por mucho tiempo la había creído muerta, fue un alivio ver que no, que había conseguido llegar dios sabe como hasta un lugar seguro, que ahora defendía a costa de todo. — Y no tienes que compensarme nada. Podemos empezar de cero porque ambos hemos cometido errores y creo que, estamos empatados en eso de ser pésimos hermanos el uno con el otro...

La idea de Hero en la resistencia era bastante inverosímil, y la sola idea de que Jamie pudiera verlo, desde el infierno en el que estaba, aún me hacía reír. — ¿Cocinar? — Respondí por inercia. No era a lo que quería dedicar mi vida, pero si tuviera que pensar en alguna habilidad que me vendría bastante mejor a mi auto-impuesta labor de ser el mejor padre de la historia, esa sería la primera de la lista. — Jared empieza a estar harto de comer pastas demasiado a menudo — Me llevé un poco de zumo a la boca mientras pensaba en otra posibilidad. Solo quería hacer el esfuerzo de dejar de preocupar a los demás y esa parecía una buena manera de empezar: un trabajo a medio tiempo. — Si saco tiempo para hacer algo más que cuidar de Jared ¿te sientes menos mala hermana? — pregunté, jugando con el contenido del vaso para mantener los ojos fijos en el. — Creo que si con eso dejas de estresarte un poco, puedo hacer un esfuerzo. A Jared le hace falta recuperar un poco de disciplina... — Era algo que podía hacer de vez en cuando, y que le ayudaría a tener a Jared algo más controlado. — Supongo que nunca sobran entrenadores
Seth K. Niniadis
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Hero N. Niniadis
Fugitivo
Debería sentirme culpable, pero no tengo ningún problema en señalarle su error, ya que… — Fue en año nuevo… — le aclaro, que yo estaba presente cuando Jared empezó a meterse bebidas y no me sorprende que haya hecho lo mismo cuando se encontraba a solas con los chicos — Y no estaba tan bebido, nada que los demás no puedan controlar. Jared disfruta de pasar el tiempo con los que ya conoce desde hace años y es obvio que es momento en el cual empieza a hacerse notar la brecha de edad, pero tampoco se anda descontrolando. He visto niños de su edad que hacen cosas mucho peores — vamos, tampoco voy a ponerme a decir que a los doce ya podías ser escogido como tributo para los juegos hace todos esos años, porque me parece un extremo muy grande, pero creo que entiende a dónde voy.

Desayunar lento hace que pueda concentrarme en lo que está diciendo sin atragantarme. Arrugo el entrecejo, porque me parece un completo despropósito — Así que decidiste que vas a sentarte aquí a sentir pena por ti mismo en lugar de hacer algo al respecto, muy bien — intento sonar severa para que me tome en serio, pero hay cierto dejo de dulzura en mi voz que va de la mano con la compasión — Dudo mucho que tu mujer quisiera que te tires abajo, cuando aún queda tanto por hacer… — hemos perdido personas, de esas que son activas y que el resto respeta, como para tenerlo a él llorando por los rincones. Le sonrío con suavidad, demorándome en contestar al estar tragando — Me parece bien. Hola, soy Hero, mucho gusto. Seré un incordio para ti por unos cuantos años más — bromeo, pinchando una tortita mientras me llevo algo de bebida a los labios.

¿Por qué todos los hombres que tengo cerca tienen algo con cocinar? No lo juzgo, solo alzo las cejas porque no me esperaba que esté tratando de hacerlo su profesión, no cuando lo único que hace es preparar comidas para que su demonio preadolescente no se muera de hambre — Si solo le cocinas pastas, eso quiere decir que no te apasiona demasiado — intento burlarme con inocencia y raspo un poco el borde de mi plato. Estoy saboreando cuando asiento con la cabeza, alzando los ojos en su dirección — ¿Quieres que lo lleve conmigo a trabajar? Quizá le entusiasme el pasar rato con Kendrick y puede ayudar a… organizar papeles — no es como que haya mucho para hacer para un niño de su edad, pero yo tampoco le llevo tanto y el enano ama a Ken, así que no veo por qué no — ¿No pensaste en preguntarle a Amber en qué puedes ayudar? Sé que Ben era más de las armas que tú, pero quizá… retomar el ritmo no viene mal — y le hace sentir un poco mejor consigo mismo.
Hero N. Niniadis
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