OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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04 de diciembre
Tomó aire por la nariz, portando un pequeño bolso y caminando con tranquilidad por las calles. Tuvo que ralentizar sus pasos en un par de ocasiones, acostumbrada a caminar siempre sola e inmersa en sus pensamientos, no era consciente de los pasos que la seguían a su lado. La presencia se hacía consciente cuando giraba el rostro o escuchaba unos pasos junto a los suyos. Esbozó una amable sonrisa a la joven. No solamente estaba con Ben en aquella casa, Beverly también estaba junto a ellos y, aunque era obvio que no le molestaba su presencia, le era algo extraño poder encontrársela cuando menos se lo esperaba.
Entrelazó las manos al frente, tomando el asa del bolso con ambas, y mordisqueándose el labio inferior. La veela no era demasiado sociable con los adultos, al menos no con los que no conocía, y los infantes eran… demasiado complicados. Había avanzado en su problema a pasos agigantados ya que, anteriormente, ni siquiera era capaz de hablar con los adultos que le agradaban con total naturalidad. — Entonces… vamos a comprar juntas — anunció después de haber caminado un par de metros desde que cerraron la puerta tras de sí. — Después, si quieres, podemos cocinar algo juntas — siguió con tono conciliador —. Siempre me gustó la cocina, pero nunca tuve el tiempo suficiente. Lo tenía como una especie de hobbie — explicó. Carraspeó un poco, no sabiendo si estaba hablando demasiado. Beverly era la que hablaba mucho, siempre la escuchaba hablando de unas cosas y de otras, y también encontrándose con sus sobrinos, especialmente con Kyle.
— ¿Te… enseñaron a cocinar? ¿Te gusta? — preguntó volviendo el rostro ligeramente hacia ella, inclinando un poco la cabeza hacia la derecha. No había ninguna razón escondida en sus intentos por llevarse bien con ella, por conocerla y poder tener una buena relación. Su intención era conseguir una pacífica y ordenada convivencia. Mordisqueó su labio inferior, rascando con el pulgar la tela que recubría el asa del bolso.
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Considerando que ahora viviamos juntas y seguro sería importante para Ben, estaba dispuesta generar una relación con Arianne. Se que las cosas no habían empezado del todo bien con lo que había pasado en el 14, pero tampoco era su culpa y me había salvado de aquella mala auror, además era la tía de Kyle así que no podía ser mala.
Además tampoco podía solo tratarla siendo que la veía en el desayuno y cena, me sentía rara no teniendo algo más que Ben en común, necesitaba que nos llevaramos bien y nuestro propio código. Mi naturaleza sociable lo exigía. Así que había estado acosandola un poco para encontrar una oportunidad de estar solas, y al fin tenían aquel día y esa salida de compras.
- Si, vamos a comprar - le respondo - No que no crea que puedes con las bolsas, pero desde que llegue a Neopanem he descubierto que me gusta comprar - el unico problema solía ser la falta de dinero pero me había vuelto una experta en ofertas, las amaba - No soy fan de la cocina - le digo un poco con verguenza siendo que ella me esta contanto cuanto le gusta - Pero me encataría cocinar contigo.
Creo que esta era la conversación más larga que habíamos tenido, pero era muy básica, tal vez necesitaba poner un poco de personal en ello.
- En el 14 no me dejaban cocinar mucho, Ben sobretodo solo porque queme la cena una vez - levanto un dedo para enfatizar más mis palabras, tenía derecho a cometer errores pero para el señor cascarrabias no era valido - En la fabrica ya lo hacía más, sobretodo cuando nos quedabamos solos y alguien tenía que evitar que siguieramos comiendo de las latas - creo que había hecho un trabajo descente y nadie se había quejado de algo quemado, no que se hubieran fijado claro - Mi secreto para darle un sabor extra a todo es el cardomomo, tiene un sabor agridulce y propiedades curativas como antinflamatorio, pero sobretodo se ha utilizado como afrodisíaco - le cuento - Si alguna vez tienes problemas con Ben solo dime, aunque supongo que al tener un lado animal no falla en ese ambiente.
Además tampoco podía solo tratarla siendo que la veía en el desayuno y cena, me sentía rara no teniendo algo más que Ben en común, necesitaba que nos llevaramos bien y nuestro propio código. Mi naturaleza sociable lo exigía. Así que había estado acosandola un poco para encontrar una oportunidad de estar solas, y al fin tenían aquel día y esa salida de compras.
- Si, vamos a comprar - le respondo - No que no crea que puedes con las bolsas, pero desde que llegue a Neopanem he descubierto que me gusta comprar - el unico problema solía ser la falta de dinero pero me había vuelto una experta en ofertas, las amaba - No soy fan de la cocina - le digo un poco con verguenza siendo que ella me esta contanto cuanto le gusta - Pero me encataría cocinar contigo.
Creo que esta era la conversación más larga que habíamos tenido, pero era muy básica, tal vez necesitaba poner un poco de personal en ello.
- En el 14 no me dejaban cocinar mucho, Ben sobretodo solo porque queme la cena una vez - levanto un dedo para enfatizar más mis palabras, tenía derecho a cometer errores pero para el señor cascarrabias no era valido - En la fabrica ya lo hacía más, sobretodo cuando nos quedabamos solos y alguien tenía que evitar que siguieramos comiendo de las latas - creo que había hecho un trabajo descente y nadie se había quejado de algo quemado, no que se hubieran fijado claro - Mi secreto para darle un sabor extra a todo es el cardomomo, tiene un sabor agridulce y propiedades curativas como antinflamatorio, pero sobretodo se ha utilizado como afrodisíaco - le cuento - Si alguna vez tienes problemas con Ben solo dime, aunque supongo que al tener un lado animal no falla en ese ambiente.
¿Cómo se entablaba una conversación con alguien tan joven? Ni siquiera tenía la menor idea de las cosas que le gustaban o se le daban bien, tampoco pensaba que la joven tuviera la menor idea de las que le gustaran a la veela. Y por ello trató de empatizar con ella. Encontrando la primera diferencia, en gustos, entre ambas. Esbozó una pequeña sonrisa. — Haremos algo sencillo entonces — aseguró con amabilidad, siguiendo con su caminar en dirección al mercado. Estaba entre sus obligaciones saber dónde se encontraba todo allí e ir a hacer compras de tanto en tanto para que nunca faltara nada. Haber recuperado la mayor parte de su dinero era un privilegio; el dinero por el que había trabajado durante tantos años. — Seguro que podemos encontrar algún recetario en la casa… o inventar algo juntas —. Esbozó una pequeña sonrisa ante la idea de ponerse imaginativas y mezclar aquello que creyeran podría combinar.
Alternó la mirada entre ella y el frente, no queriendo equivocarse de cruce y tener que regresar sobre sus pasos. Giró hacia la derecha, pudiendo ver al frente el edificio que contenía el mercado de productor recién recolectados. Lo cierto era que los prefería a las grandes superficies. Sonrió divertida a sus anécdotas sobre cocina y como fue apartada por quemar algo. Todo el mundo había quemado algo alguna vez en su vida. — ¿Entonces eras la que los cuidaba? — preguntó en relación a las comidas que llevó a cabo cuando se encontraban en la fábrica del distrito cinco. — Ya estamos lleg — comenzó a hablar, viéndose interrumpida por su truco usando el cardamomo para proporcionar más sabor a sus comidas. Pero no siendo aquello lo que realmente cortó sus palabras, sino el comentario sobre las propiedades del mismo… y en apuntamiento que hizo.
— ¿Eh? — preguntó con algo de confusión, parpadeando un par de veces sin saber dónde meterse o que contestar a aquello. Por lo que no pudo más que dejar ir una liviana risa nerviosa. — Nosotros no… es decir, sí, pero… — prefirió mirar al frente, tragando saliva — No tenemos ningún problema… creo —. No lo había, ¿no? Sería demasiado vergonzoso preguntárselo, prefería no volver a tener ningún tipo de contacto antes que preguntar. — ¿Crees que… el lado animal influye? — preguntó antes de pensarlo demasiado. Cesando en su caminar y clavando los pies en el suelo. — Mejor no contestes a esa pregunta, con tu edad no… deberías preocuparte por eso —. Y ahí estaba su lado clásico y enclaustrado. ¿Cómo había avanzado la juventud en los últimos años? Incluso escuchar sus comentarios ya habían conseguido pararla en seco.
Alternó la mirada entre ella y el frente, no queriendo equivocarse de cruce y tener que regresar sobre sus pasos. Giró hacia la derecha, pudiendo ver al frente el edificio que contenía el mercado de productor recién recolectados. Lo cierto era que los prefería a las grandes superficies. Sonrió divertida a sus anécdotas sobre cocina y como fue apartada por quemar algo. Todo el mundo había quemado algo alguna vez en su vida. — ¿Entonces eras la que los cuidaba? — preguntó en relación a las comidas que llevó a cabo cuando se encontraban en la fábrica del distrito cinco. — Ya estamos lleg — comenzó a hablar, viéndose interrumpida por su truco usando el cardamomo para proporcionar más sabor a sus comidas. Pero no siendo aquello lo que realmente cortó sus palabras, sino el comentario sobre las propiedades del mismo… y en apuntamiento que hizo.
— ¿Eh? — preguntó con algo de confusión, parpadeando un par de veces sin saber dónde meterse o que contestar a aquello. Por lo que no pudo más que dejar ir una liviana risa nerviosa. — Nosotros no… es decir, sí, pero… — prefirió mirar al frente, tragando saliva — No tenemos ningún problema… creo —. No lo había, ¿no? Sería demasiado vergonzoso preguntárselo, prefería no volver a tener ningún tipo de contacto antes que preguntar. — ¿Crees que… el lado animal influye? — preguntó antes de pensarlo demasiado. Cesando en su caminar y clavando los pies en el suelo. — Mejor no contestes a esa pregunta, con tu edad no… deberías preocuparte por eso —. Y ahí estaba su lado clásico y enclaustrado. ¿Cómo había avanzado la juventud en los últimos años? Incluso escuchar sus comentarios ya habían conseguido pararla en seco.
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Me hace sentir comoda cuando dice de preparar algo sensillo y me sonrie, me da la idea de que ella también quiere que esta relación vaya bien, lo cual es un buen paso, así que le devolví la sonrisa.
- Inventé casi todas las recetas que probamos cuando estuvimos con los chicos del 14, estabamos bastante muertos de hambre así que no puedo decir si estaban bien o mal - le explico cuando menciona lo de experimentar, no que me niego pero Ben era criticón y no quería darle más razones para decirme que no podía hacer algo - Pero si tu sabes guiarte con eso, estoy en tus manos.
Le estaba por explicar mi rol como madre sustituta cuando llegamos al mercado y quedé enamorada de tan bello lugar. Había visto algo parecido en los distritos 5 y 11, y un borron de como era en el Capitolio, pero aquel lugar, uff, me quitaba el aliento. Con el invierno los árboles no tenían hojas, pero estaban decorados con lucecitas como si fueran estrellas, los puestos tenian decoraciones navideñas y todo era tan colorido y alegre.
Mi atención volvió a Arianne cuando se detuvo y trate de recordar que era lo que me estaba diciendo, así que me paré a su lado y le sonreí con tranquilidad.
- Realmente no es problema, mi mamá me explicó todo lo que se necesita saber, Alice me esta enseñando medicina y ya tuve sexo, hm, supongo que ahora si puedo decir que soy guru del sexo/consejera amorosa - me preguntaba si debería hacerme tarjetas de presentación - También mamá me contó de sus veces con Ben y dijo que nunca la decepcionó, así que siempre asumí que su lado lobo era el que lo ayudaba en ese aspecto - digo el hombre también había estado con Ava y Alice, tenía aguante, pero no iba a decirle eso a la pobre Ari - Pero si alguna vez tienes problemas, no dudes en consultarme - volví a concentrarme en el mercado que me llamaba como el canto de una sirena - ¿Podemos ir a ese puesto primero? ¡Se ve tan lindo!
Estaba pensando todas las telas, dulces, plantas y adornos que podría comprar y realmente ibamos a tener que ponernos serios con el negocio con Kyle.
- Inventé casi todas las recetas que probamos cuando estuvimos con los chicos del 14, estabamos bastante muertos de hambre así que no puedo decir si estaban bien o mal - le explico cuando menciona lo de experimentar, no que me niego pero Ben era criticón y no quería darle más razones para decirme que no podía hacer algo - Pero si tu sabes guiarte con eso, estoy en tus manos.
Le estaba por explicar mi rol como madre sustituta cuando llegamos al mercado y quedé enamorada de tan bello lugar. Había visto algo parecido en los distritos 5 y 11, y un borron de como era en el Capitolio, pero aquel lugar, uff, me quitaba el aliento. Con el invierno los árboles no tenían hojas, pero estaban decorados con lucecitas como si fueran estrellas, los puestos tenian decoraciones navideñas y todo era tan colorido y alegre.
Mi atención volvió a Arianne cuando se detuvo y trate de recordar que era lo que me estaba diciendo, así que me paré a su lado y le sonreí con tranquilidad.
- Realmente no es problema, mi mamá me explicó todo lo que se necesita saber, Alice me esta enseñando medicina y ya tuve sexo, hm, supongo que ahora si puedo decir que soy guru del sexo/consejera amorosa - me preguntaba si debería hacerme tarjetas de presentación - También mamá me contó de sus veces con Ben y dijo que nunca la decepcionó, así que siempre asumí que su lado lobo era el que lo ayudaba en ese aspecto - digo el hombre también había estado con Ava y Alice, tenía aguante, pero no iba a decirle eso a la pobre Ari - Pero si alguna vez tienes problemas, no dudes en consultarme - volví a concentrarme en el mercado que me llamaba como el canto de una sirena - ¿Podemos ir a ese puesto primero? ¡Se ve tan lindo!
Estaba pensando todas las telas, dulces, plantas y adornos que podría comprar y realmente ibamos a tener que ponernos serios con el negocio con Kyle.
— Seguro que entre ambas hacemos algo bueno, y si alguien no quiere comer… que vaya a la despensa — contestó con diversión guiñándole un ojo mientras seguía andando. Cuando trabajaba en el Wizengamot siempre acababa comiendo en restaurantes por falta de tiempo y, quizás por ello, no le había dedicado todo el tiempo que le hubiera gustado a la cocina; mas nadie de los que habían conseguido probar su comida podía negar que fuera buena en ello. O al menos lo era cuando tenía los alimentos correctos… cosa que se había vuelto terriblemente complicado desde que su vida cambió por completo. Con suerte se contentaba con comida enlatada. Arrugó los labios, molesta consigo misma por haber dejado que algo como eso pudiera pasar.
Aunque la frustración desapareció cuando los pies de ambas pisaron el coqueto mercado del distrito nueve. La economía de aquel distrito se había elevado con la llegada del gobierno Niniadis, y se notaba en cada lugar al que miraban. Y, aunque no era del todo capaz de quitarse de la cabeza las palabras de Beverly, la decoración consiguió abstraerla momentáneamente. Una paz que duró apenas un suspiro. — Oh… — susurró sin tener muy claro como continuar o qué más agregar. ¿De verdad tenía que hablar de aquello? Es decir, no se trataba de un tema tabú que hubiera que censurar, pero tampoco uno del que hablar como el que hablaba del tiempo. — Me alegro que hablaras con ella de todos estos temas y que… tengas cuidado, porque… supongo que lo tienes — consiguió articular, acabando por arquear una ceja. ¿Cuántos años le había dicho Benedict que tenía? Meneó la cabeza y trató de sonreír con naturalidad, asintiendo como quien no quería la cosa y encaminándose hacia una de los puestos.
Caminó frente a algunos puestos, percatándose de la emoción de Beverly por todo la que la rodeaba y, entonces, sonrió con ternura. — ¿Quieres que compremos algún adorno para decorar la casa? ¿Un árbol quizás? — cuestionó acercándose hasta un puesto y tomando entre sus dedos una fina pulsera plateada de cuyo extremo colgaba un cuarto de luna parecido al collar que ella siempre llevaba puesto; lo giró entre sus manos y acabó por dejarlo con un largo suspiro. — Iré a mirar los puestos de comida — anunció colocándose correctamente el bolso sobre el hombro. No estaría mal comprar algo de verdura y carne… puede que incluso pan y, si Beverly quería, agregar algún dulce a la lista.
Aunque la frustración desapareció cuando los pies de ambas pisaron el coqueto mercado del distrito nueve. La economía de aquel distrito se había elevado con la llegada del gobierno Niniadis, y se notaba en cada lugar al que miraban. Y, aunque no era del todo capaz de quitarse de la cabeza las palabras de Beverly, la decoración consiguió abstraerla momentáneamente. Una paz que duró apenas un suspiro. — Oh… — susurró sin tener muy claro como continuar o qué más agregar. ¿De verdad tenía que hablar de aquello? Es decir, no se trataba de un tema tabú que hubiera que censurar, pero tampoco uno del que hablar como el que hablaba del tiempo. — Me alegro que hablaras con ella de todos estos temas y que… tengas cuidado, porque… supongo que lo tienes — consiguió articular, acabando por arquear una ceja. ¿Cuántos años le había dicho Benedict que tenía? Meneó la cabeza y trató de sonreír con naturalidad, asintiendo como quien no quería la cosa y encaminándose hacia una de los puestos.
Caminó frente a algunos puestos, percatándose de la emoción de Beverly por todo la que la rodeaba y, entonces, sonrió con ternura. — ¿Quieres que compremos algún adorno para decorar la casa? ¿Un árbol quizás? — cuestionó acercándose hasta un puesto y tomando entre sus dedos una fina pulsera plateada de cuyo extremo colgaba un cuarto de luna parecido al collar que ella siempre llevaba puesto; lo giró entre sus manos y acabó por dejarlo con un largo suspiro. — Iré a mirar los puestos de comida — anunció colocándose correctamente el bolso sobre el hombro. No estaría mal comprar algo de verdura y carne… puede que incluso pan y, si Beverly quería, agregar algún dulce a la lista.
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