Diciembre ha llegado con una oleada de frío que no me ayuda a relajar el mal humor. He tenido suficiente con los lamentos de mis compañeros y los comentarios sobre todo lo que habrían hecho o dejado de hacer si hubieran tenido la oportunidad de estar en el distrito nueve el día del ataque, porque no son más que estupideces. Sebastian Lewis incluso tuvo el descaro de ponerse a presumir delante de un montón de veelas lo fácil que hubiera sido reducir a los rebeldes si se hubiera utilizado una de sus tácticas de combate, las cuales tienen una enorme falla porque parece que el muy idiota se olvida de que el enemigo jamás está quieto esperando a recibir una paliza. ¿Qué decir? Nos vieron la cara, se rieron de nosotros y ahora todo el mundo se encuentra con un extraño pánico, asegurando que nos quedaremos sin comida y el próximo golpe será directo al Capitolio. ¿Por qué ser tan fatalista y dar la guerra por perdida, así como así? Yo voto porque Weynart sea despedido o renuncie con la poca dignidad que le queda, pero ese es otro tema.

Es cuando Lewis va por su tercera técnica ficticia que me retiro, avanzando por los pasillos repletos de personal ministerial, a los cuales tengo que empujar o esquivar con cuidado de no tropezar con ninguno. Este lugar se ha vuelto una locura en las últimas semanas, hay tanto que organizar que empiezo a considerar que estamos siendo demasiado blandos o estúpidos. Apenas me detengo a golpear la puerta del despacho de la nueva jefa de aurores, mantengo la pierna demostrando mi impaciencia hasta que ella me da el permiso de entrar. Llevo unos años en el equipo, pero creo que en los últimos dos he visto pasar este puesto de mano en mano hasta terminar en Monroe, quien parece haber elegido el peor momento para iniciar su trabajo. De verdad espero que dure, lo que se necesita aquí son ideas que prosperen en el tiempo y algo de creatividad.

— Tengo una enorme lista de gente incompetente que te vendría muy bien el tener en cuenta a futuro — la única razón por la cual me tomo la libertad de sonreírle como lo hago, es porque ya nos conocemos lo suficiente. Sin siquiera fijarme en la silla frente a su escritorio, me quedo allí de pie y pongo las manos detrás de mi espalda — Dime que tienes un plan, Monroe, el que sea. No puede ser que nos haya burlado un puñado de personas liderados por un niño sin estrategia militar — porque si las cosas siguen así, habrá que ir al nueve a pedir clases para los nuevos ingresantes.

Culpar a otras personas por los errores de uno mismo es lo que nos ha dejado en ésta posición, año tras año los jefes han ido desfilando por el puesto bajo el mando de un mismo ministro y los resultados han sido desastrosos... No es el final, pero ya hemos perdido un distrito, dándole terreno y control sobre los alimentos a los rebeldes así que urgen cambios ahora mismo y para eso tengo que reconocer que tomé el mando de un montón de ineptos que hay que pulir hasta que se conviertan en soldados. El que hayamos perdido a dos de los nuestros no ayuda, sé que tenían un niño y demás pero lo que realmente me preocupa es en cómo afectarán esas bajas al equipo en general. No soy muy afin a las reuniones, así que creo que me tomaré el trabajo de ir uno por uno dándole un zape en la nuca para que se dejen de tonterías, se limpien los mocos y se pongan a entrenar como los profesionales que son.

Con la espalda perfectamente pegada al respaldo de la silla marco al último de los aurores del equipo con resaltador gris y observo el resultado con una mueca, la mitad están con el color de la deshonra así que será mejor comenzar con ellos - Adelante - pido y mantengo en alto los ojos solo lo suficiente para ver que se trata de uno de los aurores que sigue en su color original - Buen día, Perce, yo estoy muy bien, muchas gracias - digo con tono tranquilo antes de lanzarle la lista para que vea por él mismo a los incompetentes - ¿Cuántas coincidencias? - pregunto luego cruzándome de brazos - Ignora a Harkness y Tyler, no pude borrarlos de la plantilla - la tecnología no es mi fuerte, tengo que admitirlo, y no puedo llamar a Tadashi cada vez que eso se complique.

Mientras lo dejo entretenido con eso me paro para caminar por el despacho haciendo una mueca al ver cada uno de los rincones, ésto no me gusta. Creo que renunciaré a ella para que la usen como cuarto de limpieza o algo así, no necesito un despacho grande necesito buenos soldados - Su ventaja es que están en lucha todos los días, desde que son jóvenes - pienso en voz alta - Los aurores vienen, entrenan un par de horas o cumplen su horario de trabajo y luego se sumergen en la vida de fantasía... Así no comprenden la importancia de todo ésto y al final, pasan ésas cosas - porque no puede ser que absolutamente todos hayan sido derrotados - Si se pelea con garras, los salvajes tienen la ventaja sobre las personas civilizadas... Así que tenemos dos opciones, afilar las garras o cambiar la estrategia - lo cual no depende de mí, sino de Weynart.

Mis ojos se centran en el papel que me tiende y lo tomo entre dos dedos, lo sacudo para que se le quite una arruga y así puedo verlo mejor — Es una terrible pérdida, eran de los pocos que le ponían algo de ganas a su trabajo — comento, que aún recuerdo los tiempos en los cuales Tyler había ayudado a mi clase en las épocas en las cuales me encontraba entrenando. Había sido estricto, pero creo que sus consejos siempre valieron la pena y el enterarme que él y su esposa cayeron de maneras tan crueles me convenció para saber que nos enfrentamos a personas sin un código moral. ¿Cómo acuchillas a alguien hasta que pierde la vida? ¿Cómo puedes vivir sabiendo que dejaste a alguien agonizando en su propia sangre? Se me revuelven las tripas de sólo pensarlo.

Levanto los ojos sobre el papel para poder mirarla, siguiendo sus movimientos a lo largo del despacho. No puedo decir que lo que está diciendo es una locura porque creo que los dos coincidimos en que hasta el momento las cosas no funcionaron como deberían. A ver, hagamos un recuento: desde la gala, pasando por el ministerio, la huída de los rehenes, el funeral de Jamie y el nueve… bien, no es como que los rebeldes ganaron todas las batallas, pero demostraron ser imposibles de controlar —  ¿Y qué es lo que propones? — tomo asiento frente a su escritorio en lo que estiro mis largas piernas, regresando la mirada a la lista. Mi nombre al menos sigue en su lugar y tengo que contener la curiosidad de saber si mi ex se encuentra marcada o no — Se puede ampliar el entrenamiento, pero si nadie se lo toma en serio no hay nada que podamos hacer con ello. ¿Y qué nos queda? ¿Enviar tropas a los lindes del nueve como en los viejos tiempos? Su seguridad debe tener alguna falla — nadie tiene un sistema tan perfecto, ni siquiera esos que siempre fueron imposibles de encontrar.

Me estiro para poder tomar una lapicera y comienzo a ponerle un asterisco a los nombres que yo creo que se merecen una revisión — Hay algunas coincidencias, pero creo que te quedas corta — me interrumpo antes de continuar el hilo de la conversación — ¿Qué opinas del mensaje de Hero Niniadis? — no puedo evitar la curiosidad, que personas como nuestro superior estaban muy ligadas a esa familia y, tal vez, es acabe influyendo en nuestras decisiones.

Y eso muestra como estamos, porque incluso los más preparados han caído ante los rebeldes, y han caído para no volver así que eso marca el alto límite que tenemos que superar para sobrevivir. Siempre creí que la lucha al estilo muggle es importante y, si bien somos personas con la gracia de a magia, tenemos que ponernos en sus zapatos pues sabiendo como dar un ataque es la única forma de comprender su defensa ¿Qué son los magos sin varita? Unos inútiles al parecer y eso no puede seguir pasando. Tenemos que hacer que los músculos del equipo no sean solo para lucirlos frente al espejo en sus perfiles de Wizardfake sino que para usarlos.

¿Qué propongo? Pues todo depende del tiempo que tengamos. Acabamos de salir de una batalla, pero eso no quiere decir que la guerra ha terminado y la verdad es que no sé si puedo darme el lujo de dar un entrenamiento como corresponde siendo que las tropas podrían necesitarse en cualquier momento en el mejor estado... Supongo que podríamos usar alguna poción para que se recuperen en minutos de necesitarlo y no hay traslador que no pueda llevarlos de un punto a otro del país es cuestión de segundos.

- Me gustaría llevarlos a las ruinas del 14, que respiren el aire que ellos respiraron, que los golpeen las bestias del bosque - murmuro pensativa aun sin apartar los ojos de los excesivos muebles, a ésto me refiero - ¿Enviar tropas que no están preparadas a los lindes del 9? ¿Y luego qué? ¿Entrar por la grieta y atacar como locos? Nos irían bajando uno a uno con un ataque en embudo - lo que sí podría funcionar sería enviar a uno solo para que reúna información - También quiero un subescuadrón de espías entrenados, pero probablemente no nos darán el presupuesto para eso - un ataque ninja, en medio de la noche sin que ellos lo esperen... Esas son las cosas que funcionan.

- No podemos tacharlos a todos, Percy, buenos o malos los necesitamos - respondo mirándolo de reojo - Y creo que éste país tiene la mala costumbre de respetar demasiado a los adolescentes - agrego volviendo a mi lugar para tomar asiento. Mis hijos a la edad de Kendrick Black y Hero Niniadis aún estaban jugando videojuegos en sus habitaciones, ni siquiera habían dado su primer beso y pedían todas las mañanas que les preparara el desayuno... Claro que tuvieron otra crianza pero la madurez mental sigue siendo la misma - Si Aminoff decide darle un juicio justo o no, no es asunto mío, es del departamento de justicia... Yo debo encargarme de que ese juicio no sea usado para hacer un ataque en el Wizengamot - que no me extrañaría.

No puedo evitar soltar una risa incrédula y breve — ¿No se supone que el catorce está demasiado al norte como para ser seguro? Sin hablar de que no debe quedar absolutamente nada. ¿No lo quemaron con bombas de fiendfyre? — Tengo entendido que lo dejaron arder hasta que fueron a chequear los restos, convencidos de que no había quedado nadie. ¿Qué quiere, entrenar sobre cenizas?  Un movimiento arriesgado, pero a estas alturas ya no sé lo que es conveniente o no — ¿Y qué vamos a hacer? ¿Darles el tiempo a que se organicen y se instalen? Están ocupados descubriendo el lugar, no pueden tener ojos en todos lados — sé que estoy siendo caprichoso y debo sonar exasperado, pero no es algo que pueda controlar a estas alturas. Si no fuera porque en verdad amo mi trabajo, ya habría presentado mi renuncia o al menos hubiera hecho una huelga — ¿Hay siquiera presupuesto para mantener tantos escuadrones? — por la manera sarcástica de decirlo, creo que ambos sabemos que hablo de lo jodida que se está poniendo la economía con esto de mantener una guerra contra gente que, para colmo, se hizo con nuestro distrito agricultor. ¡Hurray!

Quizá me tomo demasiadas libertades al bufar y asiento, porque tiene razón en que no podemos despedir a todos. ¿Suplantarlos no, no? — No importa la edad que tengan, son lo que queda de familias como Black y Niniadis y han decidido pelear juntos. Muchas personas no se fijan en sus edades, sino en lo que representan y Magnar ni siquiera se ha molestado en contestar — o al menos no públicamente, pero no tengo el rango como para saber cómo se están manejando. Apoyo el papel sobre su escritorio y la lapicera sobre el mismo para evitar que el viento de la ventana se lo lleve, regreso a una postura más cómoda en lo que me trueno los dedos — Entonces nada de despedir gente ni de colocar ejércitos en el nueve, bien. ¿El entrenamiento será más exigente o cuáles son tus ideas? Porque debes tener alguna certera, un camino a seguir. Siento que ya hemos caminado demasiado a ciegas — ¡Y miren a dónde nos ha llevado!

Me encojo de hombros pues no tengo que estar dándole explicaciones sobre mis métodos, lo que busco no es solo entrenamiento físico sino que psicológico. Quizás el distrito 14 está destruido pero ya hemos visto los resultados al hacerlos entrenar en gimnasios con lo último en tecnología. Recuerdo que mis padres me contaban historias sobre como parte del entrenamiento de nuestros antepasados consistía en aislarse de la sociedad y cumplir una meta difícil por sí solos. Eso se ha perdido con los años y así les ha ido a éstos neoamericanos por ir siempre por el camino más fácil.

-¿Quieres ir a atacar? Ve, así tendré otro nombre que tachar al final del día - no me creo que sea tan ingenuo para creer que podemos ir sin un plan luego de lo que ha ocurrido. La mayoría de los soldados aún se está recuperando y los que se mantuvieron en la línea de salida siguen con la frustración de no haber podido actuar... Los entiendo porque yo misma me veo en esa situación. Sé que el haber entrado a la batalla no habría cambiado nada, pero al menos estaría libre de culpa.

- Por eso digo que lo dudo... Pero hablaré con la jefa del escuadrón de licántropos para coordinar algunas actividades. En situaciones como éstas deberemos pelear lado a lado así que será mejor empezar a comportarnos como un equipo - ellos tienen un estilo y nosotros otro, quizás incluso podamos compartir experiencias, después de todo hay lobos en el bando enemigo.

Sonrío pues no creo en los apellidos, sino en las acciones de cada persona y hasta ahora veo un ejército que usa la bandera de los Black para completar su propia agenda... Así como una niña que que quiere agitar otra para intentar reunir más gente. Todos esos que los siguen no son más que idiotas para mí, pero hay gente para todo y no me corresponde ponerme a pensar en ellos ¿Para qué? Es estrés que no necesito, y bastante ya con el que tengo - Eres un joven impaciente, Percy, acabo de darte varias ideas - respondo con las cejas en alto y conteniendo una sonrisa - ¿Necesitas una misión ahora mismo? - pregunto acomodando los papeles restantes del escritorio - ¿Qué te parece si hacemos un análisis de batalla? Que no se vuelvan a repetir los mismos errores.

Acabo suspirando con pesadez, al menos esta mujer tiene intenciones de hablar con una colega y no piensa en hacer todo el trabajo sola, como si fueran entidades separadas. Siempre voy a agradecer que el gobierno le esté dando, de una buena vez, el espacio necesario a aquellos que fueron injustamente tachados como fenómenos. ¿Qué culpa tienen algunos magos del accidente que los transformó en criaturas? Un poco de control con pociones y se vuelven de lo más útiles, pero aún así parece que no es suficiente. Tenemos de todo en el tablero para ganar, incluso los superamos en número… ¿Entonces qué es lo que ha fallado? ¿Cómo es que siguen apareciendo? — Espero que Hasselbach sea de las que escuchan, tengo entendido que Black le pateó el trasero. Eso debió ser humillante — y no, no me estoy mofando, más bien me compadezco. No debe ser bonito ser líder de escuadrón y perder contra un mocoso… y que todo el mundo lo sepa, porque el ministerio no es amable con sus rumores.

Le sonrío porque sí, la impaciencia es una de mis marcas y no creo que deba esperar otra cosa de mí, cuando el tiempo nos apremia — ¿Varias ideas? Hasta ahora solo tengo entendido que buscas leerle la mente a los rebeldes usando sus técnicas de entrenamiento y que buscarás aliados en el departamento, es todo — no hay un plan de ataque, un enfoque de cómo seguir avanzando antes de que ellos lo hagan. No, no pueden decirme que hay que seguir entrenando para estar listos, porque la guerra nos escupió en la cara al entrar por la puerta grande y ya es momento de levantar la bandera y las armas. Debe ser por eso que me acomodo mejor en mi asiento frente a sus últimas palabras — Siempre estoy dispuesto a una misión. Puede darme un grupo y los llevaré a bordear el nueve, tratar de adivinar cómo funcionan sus defensas y ver si existe algún punto débil. Siempre hay uno — me acomodo hacia delante, apoyando mis manos unidas sobre el escritorio para verla más de cerca — ¿No hay nadie dispuesto a infiltrarse? Están dejando entrar personas que quieran sumarse a ellos, tiene que existir una manera — no deben ser tan idiotas y de seguro han trabajado en el control, pero… siempre hay una falla. Nada ni nadie es perfecto.

Río entre dientes porque sí, también he escuchado de ese mano a mano en particular. Sin haber visto los movimientos me atrevería a decir que fue porque Hasselbach se dejó llevar por su instinto animal, ella y la mayoría de los miembros de ese escuadrón son pura sangre y eso opaca la mente, lo cual no quiere decir que sean poco inteligentes sino que simplemente necesitan un poco de balance entre ambas cosas... Sé que si les llevo mi filosofía asiática me querrán tirar desde el último piso del ministerio, pero por eso debo hacer un movimiento discreto, comenzando por hablar con la alfa de ese grupo.

- El día tiene 24 horas y la semana 7 días, pequeñas metas para llegar a la más grande - respondo cuando reprocha que mis puntos en la lista de tarea no son suficientes. Lo segundo nos llevará más tiempo y para organizarlo necesito primero garantizar la seguridad de los aurores... Claro que ellos no sabrán eso, creerán que solo cuentan con sus cuerpos para atravesar los obstáculos que se les aparezcan.

-¿Te estás ofreciendo como voluntario? - pregunto dejando todo lo que estaba haciendo en el escritorio para posar mis ojos en él - ¿Estás dispuesto a infiltrarte en el distrito 9, averiguar su organización y volver con un mapa mental de cómo están las cosas? - en realidad no es una mala opción, él no estuvo en primera línea en la batalla así que no hay forma de que los rebeldes conozcan su rostro - Tendrás que afeitarte la barba y conseguir un peinado menos ostentoso, eso sí, sino nadie creerá que perteneces ahí - finalizo medio en burla - No voy a obligarte a ir porque sé que es una misión que requiere entrenamiento, concentración y sacrificio... Pero si lo decides puedo ayudarte, o elegir a alguien más.

¿De verdad me está haciendo esa pregunta? ¿Acaso no ve que estoy queriendo salir disparado a la zona de guerra con tal de no quedarme esperando en casa? He aprendido que no tiene sentido el temerle a las consecuencias, al fin y al cabo es mejor el encontrarme andando que esperar a que otros lo solucionen por mí. Y si muero en el camino, al menos sabré que fue por una causa que yo creía justa — El distrito nueve no es el norte, creo que podría pasar desapercibido con facilidad. ¿Cuántas personas se están mudando en estos días? — no solamente de los distritos más pobres, sino también están esos magos traidores que han decidido que las ideas de Black son arriesgadas, pero aparentemente valen la pena. Me permito el sonreírle con todo el divertido descaro que soy capaz de emanar — Creo que quedó más que claro que estoy dispuesto a ofrecerme voluntario, aunque no puedo hacer nada que tú no apruebes. Debes saber que aceptaré tus decisiones incluso aunque no esté de acuerdo, si al final simplemente soy solo un soldado más en tus filas — aunque espero tener un rendimiento mejor al de mis tristes compañeros.

— Pero dudo mucho de que sean tan idiotas de tener su seguridad débil. Si no tenemos noticias de su movimiento interno, es porque deben estar haciéndose cargo de ello — vuelvo a ponerme de pie, apoyando las manos en el escritorio. Al fin y al cabo, el distrito sigue siendo parte de NeoPanem — Si me das tu permiso y un puñado pequeño de compañeros, podré moverme y averiguar cómo funciona antes de poder pasar al nivel de infiltración. También de esa manera podríamos medir cuántas personas han decidido mudarse o quedarse allí solo por miedo, no por lealtad. Estoy dispuesto a hacer lo que sea, Monroe, para que nadie más tenga que pagar los platos sucios de esta guerra — que quede en claro, no es una exageración.

Tengo que contenerme para no llevar mi mano al rostro, sin embargo sí cierro lo ojos por un segundo intentando no largar una carcajada ahora mismo - Eres un mago, Percy, un cambio de look no es el fin del mundo - respondo al final negando con la cabeza. Yo no sé si este muchacho se ha visto al espejo, pero para pasar desapercibido por la vida hay que tener una apariencia muy diferente a la que tiene él ahora mismo - Necesito que seas uno más del montón, no la estrella de Hollywood del distrito - agrego aunque me arrepiento pues quizás es una referencia muy antigua para que alguien de su edad la comprenda - Ponte feo - ordeno con el dedo índice en alto.

Hago una mueca al final volviendo mi atención a los papeles pues considerarlos soldados bajo mi mando... es la realidad, pero no me gusta. Quiero tener un equipo, no un montón de peones que sacrificar para que luego las piezas importantes hagan el trabajo que importa - No me hagas sonar como una dictadora - me quejo al final.

Me muerdo la lengua por un segundo pues de verdad no creo que peinar los límites vaya a darnos una ventaja en algo, podría enviar drones y así mantener el equipo a salvo, podría hablar con las alcaldías y así tener una idea de las migraciones que ha habido en los últimos días pero... Si lo retengo aquí lo único que ganaré es un inquieto alborotador que no me dejará pensar movimientos más estratégicos - Bien - concedo al final - Puedes ir tú con King, Rowling y Collins - indico tomando los primeros tres nombres que veo marcados de la lista de descartables - Los quiero a los cuatro vivos, aquí para el viernes ¿De acuerdo?

No puedo evitar mi genio, acabo sonriendo de manera amplia y un poco descarada — Es la manera más inusual que ha tenido alguien de llamarme apuesto — le comento con tono divertido. Acabo alzando mis manos en señal de disculpa, prensando mis labios para tratar de dejar de sonreír y meneo la cabeza — Nop. No te veo como una dictadora, Monroe — le aclaro — Sino más bien, creo que puedes ser la persona que no tiene miedo a ensuciarse las manos cuando llegue el momento de salir a dar la cara. Este departamento necesita de eso, en especial en tiempos de crisis — además de un nuevo ministro que se dedique a ser el Jefe de Guerra que NeoPanem andaría buscando.

Mi espalda se pone más firme en cuanto me da el gusto y asiento con un movimiento de la cabeza, no muy seguro de que mis compañeros sean los indicados pero eso es lo de menos. Mientras podamos ver cómo infiltrarnos y enviar información confiable, puedo utilizarlos… aunque quizá me salte una norma o dos haciendo alguna invitación especial. — Estaremos los cuatro aquí el viernes, más un informe de la situación para saber cómo proceder — me acomodo el uniforme, ese que sigo manteniendo pulcro a pesar de los años y me despido con un movimiento de la cabeza — Gracias por la oportunidad. De verdad, espero no defraudarte — con una vaga sonrisa, me doy la vuelta para volver a salir al pasillo, con una mueca que se va extendiendo hasta el punto en el cual tengo que reprimirme el impulso de festejar como un idiota. Aún queda mucho trabajo por hacer.