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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Noviembre, 1469
Alguien se encuentra preparando todo para el funeral de Lea y Kennedy, sé que la magia hará que sus cuerpos queden lo suficientemente reparados como para que no tengamos que pensar en todo lo que han sufrido para llegar a ese punto... Sigo confundido pues tenemos a la asesina de Kenny entre nosotros, una chica que hasta hace poco me caía bien y ahora simplemente me da algo de miedo. Pero parece que la violencia a costa de ganar es moneda corriente aquí y he decidido aceptarlo, así hemos conseguido el distrito y así podré reorganizar mi vida de mejor forma para conseguir el objetivo final. Pero ahora no quiero pensar en eso, tampoco en los golpes y cortes que tengo en mi cuerpo, ni en como mis manos están temblando tanto que tengo los dados blancos de lo fuerte que estoy sujetando la pala para que no se resbale de mis manos.
Creo que en algún punto de la tarde alguien se acercó a ofrecerme ayuda, la magia podría dejar un perfecto hoyo armado en solo unos segundos o las mismas máquinas del distrito podrían hacerlo también... Pero no, cavar su tumba es lo mínimo que puedo hacer luego de no haberla protegido, quedará perfecta con mis manos y probaré que los muggles podemos hacer exactamente lo mismo que los magos... Quizás en más tiempo pero ¿Qué importa? Tenemos otro tipo de talentos y valoramos más las pequeñas cosas, como ésta, como desgastarse al máximo físicamente como muestra de gratitud.
Aún me falta perfeccionar uno de los laterales cuando una de mis rodillas falla y no caigo dentro del hoyo solo porque alguien me sujeta desde el exterior. Aprovecho el agarre para dejarme caer sobre el césped y ni siquiera necesito mirar para saber que se trata de Adam, conozco la presencia de éste viejo, casi siempre logra dejarme tranquilo y ahora mismo su efecto se siente y mucho - ¿Te dijeron que necesito un médico? - pregunto con voz ronca sin mirarlo ¿Hace cuánto tiempo que no duermo? Creo que han pasado dos días... Quizás tres... ¿Hace cuánto fue la batalla?
Alguien se encuentra preparando todo para el funeral de Lea y Kennedy, sé que la magia hará que sus cuerpos queden lo suficientemente reparados como para que no tengamos que pensar en todo lo que han sufrido para llegar a ese punto... Sigo confundido pues tenemos a la asesina de Kenny entre nosotros, una chica que hasta hace poco me caía bien y ahora simplemente me da algo de miedo. Pero parece que la violencia a costa de ganar es moneda corriente aquí y he decidido aceptarlo, así hemos conseguido el distrito y así podré reorganizar mi vida de mejor forma para conseguir el objetivo final. Pero ahora no quiero pensar en eso, tampoco en los golpes y cortes que tengo en mi cuerpo, ni en como mis manos están temblando tanto que tengo los dados blancos de lo fuerte que estoy sujetando la pala para que no se resbale de mis manos.
Creo que en algún punto de la tarde alguien se acercó a ofrecerme ayuda, la magia podría dejar un perfecto hoyo armado en solo unos segundos o las mismas máquinas del distrito podrían hacerlo también... Pero no, cavar su tumba es lo mínimo que puedo hacer luego de no haberla protegido, quedará perfecta con mis manos y probaré que los muggles podemos hacer exactamente lo mismo que los magos... Quizás en más tiempo pero ¿Qué importa? Tenemos otro tipo de talentos y valoramos más las pequeñas cosas, como ésta, como desgastarse al máximo físicamente como muestra de gratitud.
Aún me falta perfeccionar uno de los laterales cuando una de mis rodillas falla y no caigo dentro del hoyo solo porque alguien me sujeta desde el exterior. Aprovecho el agarre para dejarme caer sobre el césped y ni siquiera necesito mirar para saber que se trata de Adam, conozco la presencia de éste viejo, casi siempre logra dejarme tranquilo y ahora mismo su efecto se siente y mucho - ¿Te dijeron que necesito un médico? - pregunto con voz ronca sin mirarlo ¿Hace cuánto tiempo que no duermo? Creo que han pasado dos días... Quizás tres... ¿Hace cuánto fue la batalla?
Le había dicho a Alice que estaría con ellos, así que voy a contracorriente de toda esa gente que se marcha del distrito 9 y 3/4, cargando mi valija con lo indispensable y la perra siguiéndome los talones con un ánimo que cualquiera le envidiaría. El distrito será territorio de conquista, eso no hace a un lado que sobre el edificio gubernamental siga pendiendo una estela invisible que habla de lo violento que se luchó en ese lugar, con todos sus heridos y muertos. Mi preocupación primera es esa: confirmar que las personas que conozco están bien. Dressler está entre los que busco nada más comenzar a recorrer las ahora vacías casas que los nuevos habitantes fueron tomando, por indicaciones llego hasta el lugar donde se encuentra y me alegro como nunca de volver a verlo, mi emoción es un contraste con la suya, tan claro a la vista.
Dejo mis pertenencias a un lado para hacer en zancadas los metros que me separan de él y al entender su propósito, me siento tan apenado por él. Llego a tiempo para que mis manos sujeten sus brazos desde atrás y lo atraigo hacía mí para que mis brazos al envolverlo me haga ver un poco más grande, viejo sí, con la suficiente fuerza como para sostenerlo aún. —Hijo, ¿qué te ha pasado?— susurro, lo aparto de ese pozo que está tan cerca de sus pies y palpo su rostro con las manos para poder leer entre esas profundas ojeras que lo hacen ver como un mapache en pena, no creo haberlo visto así cuando se emborracha hablando de sus hijos y entonces se arrastra musitando sus nombres con la desesperación de quien no quiere olvidarlos o que lo olviden. —Muchacho— lo llamo, — ¿qué estás haciendo?— le pregunto en evidente mención a su tumba que hizo por sí mismo, sí sabré sobre hacer tumbas.
Dejo mis pertenencias a un lado para hacer en zancadas los metros que me separan de él y al entender su propósito, me siento tan apenado por él. Llego a tiempo para que mis manos sujeten sus brazos desde atrás y lo atraigo hacía mí para que mis brazos al envolverlo me haga ver un poco más grande, viejo sí, con la suficiente fuerza como para sostenerlo aún. —Hijo, ¿qué te ha pasado?— susurro, lo aparto de ese pozo que está tan cerca de sus pies y palpo su rostro con las manos para poder leer entre esas profundas ojeras que lo hacen ver como un mapache en pena, no creo haberlo visto así cuando se emborracha hablando de sus hijos y entonces se arrastra musitando sus nombres con la desesperación de quien no quiere olvidarlos o que lo olviden. —Muchacho— lo llamo, — ¿qué estás haciendo?— le pregunto en evidente mención a su tumba que hizo por sí mismo, sí sabré sobre hacer tumbas.
Creo que habla, no estoy seguro. Solo pronuncio un "Eh" que no logro captar ni siquiera yo y luego de eso deslizo mis ojos perdidos hasta que logro enfocar el tipo que ha sido como un padre para mí durante todos éstos años. Respiro con tranquilidad un par de veces y me mantengo sujeto a su brazo aún cuando ya no necesito eso para mantener la estabilidad - Agotando mi cuerpo para que ya no queden fuerzas ni para pensar - respondo con tono débil. Estoy agotado, definitivamente han pasado dos días desde la batalla y no he pegado un solo ojo, primero manteniéndome junto al cuerpo de mi amiga y ahora cavando una tumba que parece que no podré terminar antes del anochecer - Tuvimos dos bajas y una captura, curiosamente de las únicas tres personas con las que tuve una charla más allá de un "Hola y adiós" - eso es lo que me pasa, ésta no era mi lucha, ellas querían pelear por el terreno y aquí estoy yo en condiciones de disfrutar cuando en realidad nunca quise hacerlo.
Lo invito a sentarse junto a mí pues aquí si podemos hacerlo. No es como el norte en dónde si tocas el suelo corres riesgo de contraer mil enfermedades o si acampas en el bosque te arriesgas a que te comas una alimaña, aquí todo es natural y seguro, exteriores dignos de disfrutar y con casas mucho más decentes a las que estamos acostumbrados. Debería tomar una para mí antes de que se acaben pues he visto a algunos habitantes tomar las maletas y marcharse en lo que va de la toma.
- Sabes que cuando conozco a alguien jamás le digo mi verdadero nombre... Lea era una de las que lo sabía, lo sabía desde hace tiempo, ese nivel de confianza tenía con ella - explico con los ojos clavados en el pozo frente a nosotros - Pero ha valido la pena ¿No? Ya no solo estamos condenados al norte y muchos tendrán la posibilidad de vivir como corresponde - busco un consuelo - ¿Tú vendrás?
Lo invito a sentarse junto a mí pues aquí si podemos hacerlo. No es como el norte en dónde si tocas el suelo corres riesgo de contraer mil enfermedades o si acampas en el bosque te arriesgas a que te comas una alimaña, aquí todo es natural y seguro, exteriores dignos de disfrutar y con casas mucho más decentes a las que estamos acostumbrados. Debería tomar una para mí antes de que se acaben pues he visto a algunos habitantes tomar las maletas y marcharse en lo que va de la toma.
- Sabes que cuando conozco a alguien jamás le digo mi verdadero nombre... Lea era una de las que lo sabía, lo sabía desde hace tiempo, ese nivel de confianza tenía con ella - explico con los ojos clavados en el pozo frente a nosotros - Pero ha valido la pena ¿No? Ya no solo estamos condenados al norte y muchos tendrán la posibilidad de vivir como corresponde - busco un consuelo - ¿Tú vendrás?
Lo abrazo porque eso es lo que queda por hacer, lo estrecho un poco más fuerte para contagiarlo de ese ánimo que le hace falta para que no se derrumbe sobre este suelo o, peor, en el pozo que hizo con sus propias manos en el sentido más literal posible. Conozco más sobre muertes que sobre guerras, me siento bien conmigo mismo por haber llegado cuando tenía que ser y no sosteniendo una escopeta para errar como me hubiera pasado en medio del caos que fue el asalto a la alcaldía. ¿Qué puedo decirle? ¿Qué la vida es así? ¿Qué la muerte es una sombra hasta que toma la forma de alguien conocido y querido y eso es lo que la hace tan real? No encuentro las palabras, el temple para decirle que esto es algo que pasará siempre, que la muerte es el destino final para todos, a veces ocurre dentro de unos años, a veces mañana, en ocasiones ayer.
Desprendo el agarre firme de mis brazos alrededor de su cuerpo para aceptar el gesto de sentarme a su lado, mancharnos con la humedad del pasto nunca nos ha importado y antes de acomodarme, pateo un poco de tierra dura que ha quedado al borde del pozo, no basta para cubrirlo. Toco su pecho con mis nudillos y amago una sonrisa para él al contestarle. —Si ella sabía tu nombre, es lo mejor que podías darle, y de eso se trata, vamos y venimos, lo que importa es lo que damos a los demás, lo más auténtico que se pueda cuando esa persona lo merece— como al parecer era esta chica. Pienso en que yo nunca le he dicho mi nombre a Dressler, hay días en que lo olvido, sinceramente no recuerdo el hombre que era antes y no respondería si lo usaran para llamarme. Pero he tratado de darle lo más auténtico en mí, amistad y tal vez un poco de tono de padre, por aquel que no tuvo.
—Claro que lo ha valido, muchacho— se lo aseguro, —y la muerte es algo fijado para todos, lo que cambia en ocasiones es cómo elegimos que suceda, peleando siempre será algo admirable y, aunque llegue la muerte, el espíritu de quien pelea siempre se eleva, no puede ser derrotado. La muerte no es una derrota. Ella está en algún lugar, alto, con memoria de tu nombre… no está aquí— miro al pozo. —Está en lo alto— sé que él no cree en esas cosas, yo solo un poco más, pero tratar con moribundos te hace querer creer y te obliga a creer a veces. —Y me tienes a mí aquí, no seré el más guapo, pero he venido con la idea de quedarme— apunto a la perra y a la valija tirada con mi barbilla.
Desprendo el agarre firme de mis brazos alrededor de su cuerpo para aceptar el gesto de sentarme a su lado, mancharnos con la humedad del pasto nunca nos ha importado y antes de acomodarme, pateo un poco de tierra dura que ha quedado al borde del pozo, no basta para cubrirlo. Toco su pecho con mis nudillos y amago una sonrisa para él al contestarle. —Si ella sabía tu nombre, es lo mejor que podías darle, y de eso se trata, vamos y venimos, lo que importa es lo que damos a los demás, lo más auténtico que se pueda cuando esa persona lo merece— como al parecer era esta chica. Pienso en que yo nunca le he dicho mi nombre a Dressler, hay días en que lo olvido, sinceramente no recuerdo el hombre que era antes y no respondería si lo usaran para llamarme. Pero he tratado de darle lo más auténtico en mí, amistad y tal vez un poco de tono de padre, por aquel que no tuvo.
—Claro que lo ha valido, muchacho— se lo aseguro, —y la muerte es algo fijado para todos, lo que cambia en ocasiones es cómo elegimos que suceda, peleando siempre será algo admirable y, aunque llegue la muerte, el espíritu de quien pelea siempre se eleva, no puede ser derrotado. La muerte no es una derrota. Ella está en algún lugar, alto, con memoria de tu nombre… no está aquí— miro al pozo. —Está en lo alto— sé que él no cree en esas cosas, yo solo un poco más, pero tratar con moribundos te hace querer creer y te obliga a creer a veces. —Y me tienes a mí aquí, no seré el más guapo, pero he venido con la idea de quedarme— apunto a la perra y a la valija tirada con mi barbilla.
Cuando me envuelve en un abrazo temo desmoronarme literalmente aquí mismo, que mis músculos pierdan fuerza y termine perdiendo la conciencia como debería haberlo hecho en la batalla con los golpe que recibí. Porque estando Adam alrededor siento que puedo hacerlo, sé que puedo quedarme dormido porque él andará dando vueltas para despertarme de un baldazo de agua de ser necesario o para protegerme si alguien intenta atacarme por la noche... Creo que debería quitar ésta preocupación de la lista, ya puedo dormir tranquilo al menos por un tiempo pues hay todo un distrito montando vigilancia y aquí no vendrán dementores a buscarme y meterme en una arena.
- Es difícil ser auténtico cuando mantenerte en el anonimato es lo único que te mantiene a salvo - respondo tomando sus manos por un momento y luego soltándolas - Pero supongo que sí... Hice una excepción con ella y no me equivoqué, era alguien en quien se podía confiar, a quien querer y que merecía algo mucho mejor que ésto - que esta tumba mal hecha, pero al menos cavada con mis manos - Creo que su madre la mató... La ministra loca ¿Puedes creerlo? ¿Cómo una madre puede matar a su hijo? Y yo que me quejaba de que la mía me abandonó - comento amargado. Podría haber sido peor, ahora lo veo.
Mi ánimo mejora un poco cuando confirma que se quedará en el distrito. Agradezco el que podré tenerlo cerca para pedirle consejo, para ayudarlo con algunos casos que pueda ver y sobre todo me alegra que pueda tener un poco de paz luego de haber corrido durante tantos años... Todos merecemos ésto, los que estamos y los que ya no - Claro, yo soy el más guapo, no hacía falta la aclaración - bromeo con una ligera sonrisa - Quiero morir peleando también... Pero no en ese estúpido coliseo, no bajo sus reglas.
- Es difícil ser auténtico cuando mantenerte en el anonimato es lo único que te mantiene a salvo - respondo tomando sus manos por un momento y luego soltándolas - Pero supongo que sí... Hice una excepción con ella y no me equivoqué, era alguien en quien se podía confiar, a quien querer y que merecía algo mucho mejor que ésto - que esta tumba mal hecha, pero al menos cavada con mis manos - Creo que su madre la mató... La ministra loca ¿Puedes creerlo? ¿Cómo una madre puede matar a su hijo? Y yo que me quejaba de que la mía me abandonó - comento amargado. Podría haber sido peor, ahora lo veo.
Mi ánimo mejora un poco cuando confirma que se quedará en el distrito. Agradezco el que podré tenerlo cerca para pedirle consejo, para ayudarlo con algunos casos que pueda ver y sobre todo me alegra que pueda tener un poco de paz luego de haber corrido durante tantos años... Todos merecemos ésto, los que estamos y los que ya no - Claro, yo soy el más guapo, no hacía falta la aclaración - bromeo con una ligera sonrisa - Quiero morir peleando también... Pero no en ese estúpido coliseo, no bajo sus reglas.
—Puedes ser auténtico llevando el nombre que lleves— musito, yo lo he sido con él, aun siendo un anónimo cuando me conoció y fue él quien puso una identidad falsa en mi mano por pedido de Anne. —Hay cosas que no cambian en una persona y por eso es que hay personas que no pueden desprenderse quienes haciéndose llamar como se llama. Magnar Aminoff es la misma basura siendo el jefe de una mafia en el norte que siendo presidente— no sé si logra ser una broma que le mejore el humor, pero lo intento. —Eres basura teniendo el nombre y el título que tengas… y eres un buen hombre— golpeo su pecho con mis nudillos, —llevando el nombre que lleves—susurro.
Me duele escuchar lo de la muchacha, tuve mis defectos como padre y me pesan, no puedo concebir que alguien tenga el temple en la muñeca para asesinar a su propia hija. —¿Silas Jensen? Si me hubieras dicho solo ministra, estaría en la duda de si sería ella o Eloise LeBlanc, pero con eso de “loca” es claro que te refieres a Jensen. ¿Puedo decirte algo aunque sea un consuelo de tontos? Todo se paga en esta vida, hijo. Y los crímenes como negar, abandonar, lastimar o matar a un hijo recibirán castigos malditos— asiento con mi mentón, aceptando que así también será para mí. —Porque la sangre es un lazo demasiado fuerte, que si lo niegas, estás oponiéndote a algo que es más fuerte tú, que tiene que ver con la propia naturaleza. Y ya sabemos cómo responde la naturaleza cuando rompen su equilibrio, responde con catástrofes…— divago, espero que me entienda que lo único que quiero decirle es que Silas Jensen algún día sufrirá diez veces lo que le hizo a su hija y no tendrá la muerte como misericordia.
Le doy unas palmadas de aliento en la espalda, que tampoco quiero saber algún día que lucha por su vida para diversión de Magnar Aminoff, creo que si ese día llega perderé la fe en la mitad de las cosas que creo, porque este muchacha ha sabido ser la constante en una vida que de a ratos se vuelve demasiado pesada de vivir con tantas frustraciones y remordimientos. —No, muchacho. No. No será en el Coliseo, pelearás entre los grandes… y estarás para ver su victoria— doy un asentimiento quedo con mi barbilla, convencido de lo que digo, entonces le hablará a sus hijos de un viejo que una vez conoció.
Me duele escuchar lo de la muchacha, tuve mis defectos como padre y me pesan, no puedo concebir que alguien tenga el temple en la muñeca para asesinar a su propia hija. —¿Silas Jensen? Si me hubieras dicho solo ministra, estaría en la duda de si sería ella o Eloise LeBlanc, pero con eso de “loca” es claro que te refieres a Jensen. ¿Puedo decirte algo aunque sea un consuelo de tontos? Todo se paga en esta vida, hijo. Y los crímenes como negar, abandonar, lastimar o matar a un hijo recibirán castigos malditos— asiento con mi mentón, aceptando que así también será para mí. —Porque la sangre es un lazo demasiado fuerte, que si lo niegas, estás oponiéndote a algo que es más fuerte tú, que tiene que ver con la propia naturaleza. Y ya sabemos cómo responde la naturaleza cuando rompen su equilibrio, responde con catástrofes…— divago, espero que me entienda que lo único que quiero decirle es que Silas Jensen algún día sufrirá diez veces lo que le hizo a su hija y no tendrá la muerte como misericordia.
Le doy unas palmadas de aliento en la espalda, que tampoco quiero saber algún día que lucha por su vida para diversión de Magnar Aminoff, creo que si ese día llega perderé la fe en la mitad de las cosas que creo, porque este muchacha ha sabido ser la constante en una vida que de a ratos se vuelve demasiado pesada de vivir con tantas frustraciones y remordimientos. —No, muchacho. No. No será en el Coliseo, pelearás entre los grandes… y estarás para ver su victoria— doy un asentimiento quedo con mi barbilla, convencido de lo que digo, entonces le hablará a sus hijos de un viejo que una vez conoció.
Agradezco sus palabras con una sonrisa y asiento pues creo que intentaré serlo aquí. Nunca tuve que preocuparme por nadie más que Adam y Lea en el norte, pero quizás ésta es la oportunidad para hacerlo... Conocer nuevas personas, contar mi historia, dejar de pelear solo y quizás recibir ideas de alguien más. Porque ésta gente ha sido capaz de poner bombas en el mismísimo ministerio así que quizás infiltrarse para ver dos niños ni siquiera es un reto para ellos - De todas formas... Creo que es hora de empezar a ser Dressler para todos - murmuro al final - Aunque ni siquiera ese sea mi nombre de nacimiento - el cual realmente desconozco ni tampoco creo que me pertenezca.
Se me escapa una risa pues es una buena palabra para definir a Jensen, aunque honestamente creo que todos los ministros están de mente para seguir al falso presidente. No sé si es un consuelo saber que la mujer sufrirá mucho luego de esto, puede que tenga al peor de los demonios torturándola en el infierno pero eso no traerá de vuelta a Lea, no permitirá que viva su vida y estoy absolutamente seguro de que no le traerá satisfacción a nadie - Lo hecho hecho está, esa es la única certeza que tenemos - respondo dejando caer mis hombros mirando una vez más la casi terminada tumba.
Río ésta vez con todo lo que me da la cara al imaginarme a mi mismo en esa batalla final viendo el arcoíris al final de la tormenta. No sé si llegaré a ese día, espero que sí y de verdad no me gustaría ver una batalla final porque esas destruyen ciudades, a veces mundos... El equilibrio, eso es lo que quiero lograr - Y tu también, Adam ¿O planeas dejarme solo? - pregunto con una ceja en alto - Necesito tus consejos, tus curas o simplemente tomar una cerveza contigo cuando todo termine - sin preocupaciones ni nada que hacer al día siguiente, solo estirar los pies en el porche de alguna de nuestras casas y quejarnos de los vecinos.
Se me escapa una risa pues es una buena palabra para definir a Jensen, aunque honestamente creo que todos los ministros están de mente para seguir al falso presidente. No sé si es un consuelo saber que la mujer sufrirá mucho luego de esto, puede que tenga al peor de los demonios torturándola en el infierno pero eso no traerá de vuelta a Lea, no permitirá que viva su vida y estoy absolutamente seguro de que no le traerá satisfacción a nadie - Lo hecho hecho está, esa es la única certeza que tenemos - respondo dejando caer mis hombros mirando una vez más la casi terminada tumba.
Río ésta vez con todo lo que me da la cara al imaginarme a mi mismo en esa batalla final viendo el arcoíris al final de la tormenta. No sé si llegaré a ese día, espero que sí y de verdad no me gustaría ver una batalla final porque esas destruyen ciudades, a veces mundos... El equilibrio, eso es lo que quiero lograr - Y tu también, Adam ¿O planeas dejarme solo? - pregunto con una ceja en alto - Necesito tus consejos, tus curas o simplemente tomar una cerveza contigo cuando todo termine - sin preocupaciones ni nada que hacer al día siguiente, solo estirar los pies en el porche de alguna de nuestras casas y quejarnos de los vecinos.
—De todas las personas que has sido— digo, que podríamos hacer una lista infinita de los nombres con los que escuché que se presentó a tantas personas, —Dressler ha sido siempre mi persona favorita, me siento orgulloso de que sea a Dressler a quien elijas para quien comience esta nueva vida— lo digo con la nota bromista que se ha vuelto común en nuestras charlas, creo que pocas personas lograron rescatar esa parte de mi carácter después de cargar con el peso de tantas culpas que me lo agriaron. Ha sabido ser mi amigo, el único, aunque tenga la edad para ser mi hijo, si es que los cálculos me han hecho pensar que quizá el destino tenga estas vueltas extrañas de traer personas que nos recuerdan a las que abandonamos alguna vez.
Él aún tiene tanto por delante como para poder ver estos campos con una esperanza renovada que en mí se siente como simple alivio. Lo hecho, hecho está. Para nosotros, excluidos de la magia, no hay viaje en el tiempo que nos permita recuperar lo perdido, regresar a todas las personas que dejemos atrás y a los errores que nos privaron de una felicidad que, también, hubiéramos perdido con el tiempo. Pero, ¿no habría valido todo y nuestra vida por esa poca felicidad? La única que encuentro al cerrar mis ojos es a Kayla, sonriéndome al otro lado de la mesa, sobre su plato de comida, hablando conmigo como si fuéramos los dos únicos mortales en el mundo y lo teníamos todo, por tenernos a nosotros. El resto ha sido solo perdida. —No planeo dejarte solo, he venido a quedarme y a importunarte con mis consejos, también creo que podrían necesitar médicos y…— entre tantas perdidas, — no abandonaría a mi único amigo— he encontrado algo que está frente a mí cuando mantengo los ojos abiertos y todas las esperanzas que perdí para mi suerte, se las cedo a él y a toda esta gente.
Él aún tiene tanto por delante como para poder ver estos campos con una esperanza renovada que en mí se siente como simple alivio. Lo hecho, hecho está. Para nosotros, excluidos de la magia, no hay viaje en el tiempo que nos permita recuperar lo perdido, regresar a todas las personas que dejemos atrás y a los errores que nos privaron de una felicidad que, también, hubiéramos perdido con el tiempo. Pero, ¿no habría valido todo y nuestra vida por esa poca felicidad? La única que encuentro al cerrar mis ojos es a Kayla, sonriéndome al otro lado de la mesa, sobre su plato de comida, hablando conmigo como si fuéramos los dos únicos mortales en el mundo y lo teníamos todo, por tenernos a nosotros. El resto ha sido solo perdida. —No planeo dejarte solo, he venido a quedarme y a importunarte con mis consejos, también creo que podrían necesitar médicos y…— entre tantas perdidas, — no abandonaría a mi único amigo— he encontrado algo que está frente a mí cuando mantengo los ojos abiertos y todas las esperanzas que perdí para mi suerte, se las cedo a él y a toda esta gente.
Sonrío agradecido de que diga eso pues todas las identidades que he elegido siempre han sido de personas destacadas en nuestra historia para bien o mal, a veces personajes que realmente generaron un cambio en el mundo, otras que temo y otras que simplemente admiro por cosas menos importantes pero... Todos y cada uno de ellos fueron personas sin magia. Fue mi forma de demostrar, quizás burlarme en la cara de todos éstos magos, de que no recuerdan a las personas que realmente importan. Pude ser el mejor pastor de todos, un terrorista temido por todo un continente, un médico revolucionario, un poeta y tantas otras personas que ya me iré enterando cuando mis conocidos me reclamen al presentarme con mi verdadero nombre. Supongo que en éste momento los despido a todos, hablaré sobre ellos para que los demás comprendan un poco de nuestra historia pero Dressler será el portador de esas palabras, un profesor que tuvo la mala suerte de nacer en un mundo sin magia pero que ahora tiene una nueva oportunidad de vivir.
Intento mantenerme fuerte pero las palabras de Adam hace que termine envolviéndolo en un abrazo y no soltándolo por unos cuántos segundos. No es un abrazo de festejo pues no hay nada que festejar frente a una tumba, pero sí uno de "Llegamos más lejos de lo que esperaba y espero que lleguemos más allá" - Vamos... No puedo ser tu único amigo, las personas aquí se darán cuenta de que eres raro, viejo - bromeo con voz débil que pese al humor mejorado gracias a las palabras del rubio, el cansancio sigue allí - Y vamos... Que ahora tengo que descansar y tú también - susurro dejando la pala para que otro termine el trabajo o quizás hacerlo yo más tarde cuando ya no suponga un riesgo para mi salud - Mañana elegiremos hogares para nosotros, nos los hemos ganado.
Intento mantenerme fuerte pero las palabras de Adam hace que termine envolviéndolo en un abrazo y no soltándolo por unos cuántos segundos. No es un abrazo de festejo pues no hay nada que festejar frente a una tumba, pero sí uno de "Llegamos más lejos de lo que esperaba y espero que lleguemos más allá" - Vamos... No puedo ser tu único amigo, las personas aquí se darán cuenta de que eres raro, viejo - bromeo con voz débil que pese al humor mejorado gracias a las palabras del rubio, el cansancio sigue allí - Y vamos... Que ahora tengo que descansar y tú también - susurro dejando la pala para que otro termine el trabajo o quizás hacerlo yo más tarde cuando ya no suponga un riesgo para mi salud - Mañana elegiremos hogares para nosotros, nos los hemos ganado.
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