Me encontraba aburrido y solo, la peor combinación en mi opinión, además nadie parecía responderme y eso me ponía de peor humor. Al final decidí salir a caminar ya que hacía un lindo día y levantar a alguien para alegrarme por lo menos la noche.

No se porque pero inconcientemente terminé frente al caserón de Viktor y se me ocurrío la brillante idea de invadirle el hogar a ver si le gustaba que se lo hicieran a él. Me costo un poco porque la verdad estas cosas de ladronzuelo definitivamente no era lo mío, no se como lo hacía él siendo más viejo. Pero gracias a mi ingenió logre meterme por su patio y con unos hechizos subir hasta el balcon de su cuarto.

Mi pequeña victoria e intensión de sorpresa se fueron al tacho cuando presencíe una escena asquerosa, de por sí tener esclavos es un peligro en mi opinion sabiendo que pueden traicionarte igual, pero lo peor era que Viktor se encontraba ayudando a su esclava a dejar un libros en un estante mientras le sonreía con cariño. Como todo gay que se respeta debía hacer una entrada dramatica, abrí las puertas de par en par.

- ¿Se puede saber que ocurre aquí? - realmente esperaba que pudiera darme una explicación razonable.

Y otro libro más terminado. No puedo mentir diciendo que no siento una pizca de orgullo... Cuando Ivar me trajo a Kida, la niña no sabía ni diferenciar las consonantes de las vocales ¿Y ahora? Me pide que guarde "Cincuenta y tres cuartos sombras de Green" diciendo que es una porquería y debería usarlo para prender la chimenea en invierno... Solo siento orgullo. Pero éste se termina cuando escucho a la reina del drama entrando por el balcón, gran balcón del tercer piso ¿Acaso trepa paredes ahora? Sé que sabe trepar otras cosas pero con esto está yendo más allá de mis expectativas.

Me muerdo la lengua por un segundo, pensando qué decir pues creo que se refiere a la sonrisa que acabo de dedicarle a mi esclava y la casi caricia que dejo en su cabello... Mierda. Ernest puede ser muy divertido pero su lealtad al purismo es incuestionable.

—Kida, ve a tu cucha, ahora— ordeno y por suerte la pequeña logra entender la situación. Una vez que abandona el cuarto me giro hacia mi compañero juez y uso lo único que sé usar contra él — Me gustan tus sorpresas, pero deberías haberme avisado para recibirte apropiadamente — intento cambiar de tema mientras me desprendo la camisa y de paso, uso la metamorfomagia para crear un six pack discreto.

- Ah claro, porque tu avisas cuando te metes en mi casa - le digo cayendo en su provocación, pero no va a librarse del tema tan fácil, su orden más pareció a la de un padre preocupado que de un amo molesto - No respondiste mi pregunta Viktor.

No entedía porque me molestaba tanto, uno podía hacer lo que quisiera en su casa y tampoco es que fueramos pareja, pero habiamos pasado tiempo juntos y él sabía de mis sentimientos contra los muggles, lo menos que podía haber hecho era advertirme que tenía esa cosa.

Abro la boca para contestar pero no logro decir nada pues tiene razón... En mi defensa, tengo algo con meterme en la casa de las personas, como los perros cuando marcan territorio, solo que yo marco amistades y Ernest debería sentirse afortunado.

Desgraciadamente mi técnica de distracción no sirve, incluso muevo un poco la cadera viendo si así cede pero nada.

— Es que... — voy a tener que exagerar un poco — Su madre era esclava cuando la tuvo, intentó abortarla por sus medios y la pobre salió coja — me voy a ir al infierno por esto — Ya ha sufrido mucho, no hay necesidad de portarse mal con ella ahora... Solo un poco de compasión — uso las palabras de Becca a mi favor.

A veces creo que Viktor no esta del todo presente, como cuando quemamos a esos traidores y nos perdimos el show porque él quería tener sexo y yo cedí porque estaba extasiado, soy manipulable en ese estado.

Su historia me hace querer vomitar, ¿A mi qué me importaba una de esas sucias criaturas? Menos sus crías. Estaban destinados a ser igual de porquerías que los padres.

- Vik, cariño - le dedique una sonrisa que no sentía y acaricíe su mejilla - Creo que no entiendes lo que esas cosas pueden llegar a hacer, dejame ilustrarte: cuando menos te lo esperas te atacaran por la espalda, te torturaran y luego te quemaran vivo - podía sentir el temblor en mandibula y el flash del recuerdo pasó rápido por mis ojos, lo suficiente para que pudiera ver los detalles - Y yo tendré que venir a limpiar los restos, porque se que no lo parece pero si me importas, así que sigue mi consejo y no la pierdas de vista a esa cosa.

No entendía que pasaba últimamente que algunos conocidos se veían engatuzados por estos monstruos, pero esperaba que Viktor no fuera tan estupido.

Alzo las cejas y uso todo mi poder de concentración para no reír por la imagen que se forma en mi mente. Kida no sabe ni siquiera cortar el pan en porciones iguales con un cuchillo ¿Cómo va a venir a atacarme por la espalda con uno? Intento darle un aspecto serio en mi mente pero simplemente no puedo... Si Ernest la conociera, si viese como se porta conmigo creo que me comprendería pero no veo cómo hacer eso. Yo mismo no tenía fe en la criatura cuando vino por primera vez aquí, pero al final terminó comprándome y no creo que haya sido con malas intenciones.

Pero la sonrisa se borra cuando por un momento las imágenes de su cabeza llegan a mi mente, no puedo hablar al respecto pues sería ponerme al descubierto pero... comprendo. Comprendo y decido mantenerme positivo pues no creo que el destino sea fatídico para todos - Bueno, al menos le importo a alguien - decido jugar esa carta con una sonrisa - No tengo que preocuparme por ella, de verdad - debo explicarle de alguna forma - El secreto está en que sepan cuál es su lugar, no tendría chances allá afuera ¿Qué podría hacer una niña coja en medio de una guerra? - pregunto con las cejas en alto - No creo que sea el enemigo, solo alguien que por casualidad luce como uno... - porque bien podría haber nacido bruja, pero el destino quiso que así no fuera - De todas formas ¿De verdad crees que podría con un mago sangre pura asombroso como yo?

Acaricio su mejilla porque realmente le había tomado cariño a mi compañero, lo que igual me ponía de peor humor porque se seguía poniendo en peligro.

Me quería hacer sentir un idiota por preocuparme por un niña como el peligro, pero los Black también fueron chicos, los monstruos de mi pueblo...

- Bueno, tampoco te creas tanto, aun recuerdo una transmisión y verte perder contra dos niñatas rubias - le digo pero aun estoy preocupado por esa cosa y que este escuchando tras la puerta, uno nunca sabe si esta metida con los traidores.

Acompaño la rodada de ojos con todo mi cuerpo e incluso dejo de poner esfuerzo en mi abdomen para lucir de la mejor forma ¡Que eso ya fue hace siglos! Sí, puede que las niñas me hayan atacado esa vez pero yo jamás podría haberles hecho daño, tengo un límite y los niños están más allá de lo que estoy dispuesto a ir - El día que me cruce con un contrincante digno, verán mis habilidades - aseguro tomándolo de la mano para sacarlo de la habitación y llevarlo a la enorme terraza, pues lo veo algo tenso y supongo que será por la presencia de Kida en la casa.

Alzo la varita y lanzo un hechizo contra el ventanal para luego mirarlo con las cejas en alto - ¿Mejor? ¿Ahora podemos comportarnos con normalidad? - pregunto devolviendo la caricia que él medio antes - No te preocupes tanto, Ernest, no tienes el don de la metamorfomagia para lucir joven por siempre.