OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Hace varios años atrás...
No suelo preguntar motivos, la verdad es que no me interesan siempre y cuando esté la cantidad de galeones exacta en la bolsa, pero ésta mujer tenía muchas ganas de hablar. Debe ser la clase de persona que no tiene quien le preste atención entonces cada vez que se topa con alguien aprovecha para sacar todo eso que tiene contenido en el pecho. Ahora debo ir a asesinar a alguien conociendo toda la historia y la verdad es que no me agrada nada porque de ser por iniciativa propia, la bala iría en dirección contraria. En fin... Mi blanco es una joven de 20 años que le robó unas cuantas cosas a mi clienta para venderlas en el mercado negro ¿Esa no es una de las profesiones más honorables éstos días? La alternativa es chuparle el culo al gobierno y no suena tan divertido.
En esta ocasión prefiero hacerlo simple y sin juegos. Quiero terminar el trabajo de una vez para poder quitármelo de encima y pasar al siguiente, quizás alguno con un trasfondo más digno de admiración. Así que voy con una daga escondida en la manga siguiendo a la chica por un callejón del 12, esperando a que el territorio quede libre de vagabundos y testigos que compliquen las cosas luego. No es que mi verdadero rostro vaya a quedar pegado pero tampoco quiero que la identidad del señor Castle quede al descubierto.
La paciencia hace que el trabajo sea perfecto pero luego de unos cuántos minutos comienzo a perderla. La muchacha entra a un bar roñoso, al cual no pienso entrar así que solo aguardo desde el edificio de enfrente observándola por la ventana. Comienza a beber, lo cual me deja tranquilo pues quiere decir que ese desvío no fue para escapar, sino simple mala suerte para mí. Solo me queda dejarme caer en un cajón vacío que hace las veces de asiento - Debí traer el rifle - me reprocho a mi mismo pues de tenerlo, podría terminar con el asunto ahora mismo.
No suelo preguntar motivos, la verdad es que no me interesan siempre y cuando esté la cantidad de galeones exacta en la bolsa, pero ésta mujer tenía muchas ganas de hablar. Debe ser la clase de persona que no tiene quien le preste atención entonces cada vez que se topa con alguien aprovecha para sacar todo eso que tiene contenido en el pecho. Ahora debo ir a asesinar a alguien conociendo toda la historia y la verdad es que no me agrada nada porque de ser por iniciativa propia, la bala iría en dirección contraria. En fin... Mi blanco es una joven de 20 años que le robó unas cuantas cosas a mi clienta para venderlas en el mercado negro ¿Esa no es una de las profesiones más honorables éstos días? La alternativa es chuparle el culo al gobierno y no suena tan divertido.
En esta ocasión prefiero hacerlo simple y sin juegos. Quiero terminar el trabajo de una vez para poder quitármelo de encima y pasar al siguiente, quizás alguno con un trasfondo más digno de admiración. Así que voy con una daga escondida en la manga siguiendo a la chica por un callejón del 12, esperando a que el territorio quede libre de vagabundos y testigos que compliquen las cosas luego. No es que mi verdadero rostro vaya a quedar pegado pero tampoco quiero que la identidad del señor Castle quede al descubierto.
La paciencia hace que el trabajo sea perfecto pero luego de unos cuántos minutos comienzo a perderla. La muchacha entra a un bar roñoso, al cual no pienso entrar así que solo aguardo desde el edificio de enfrente observándola por la ventana. Comienza a beber, lo cual me deja tranquilo pues quiere decir que ese desvío no fue para escapar, sino simple mala suerte para mí. Solo me queda dejarme caer en un cajón vacío que hace las veces de asiento - Debí traer el rifle - me reprocho a mi mismo pues de tenerlo, podría terminar con el asunto ahora mismo.
Muevo la banqueta hacia atrás para acomodarme en esta, con mis codos sobre la barra cuando llamo al pobre desgraciado encargado de servir los malos tragos de este bar. Me trae una copa sucia con un líquido igual de turbio, le hago un chiste por lo bajo a la chica que está sentada al lado sobre la bebida y ella no dice nada, no actúo como si esperara una respuesta, el contacto está hecho y es lo que importa. Hay un hombre especialmente molesto con ella por haberle robado, pero más molesto que él, están otros hombres para los que trabaja y que ya se cobraron el error que cometió, así que recuperar los objetos que la muchacha le fue quitando de a poco no es lo que importa, sino matar a la rata para evitar que se siga metiendo en su almacén. No me quejo, somos demasiados y el queso no es lo suficiente grande en estos lugares para todos, es limpiar la competencia de alguna manera.
Intercambio con la chica un par de palabras y descargo sobre mi bebida el polvo contenido dentro de un papel doblado, trago varios sorbos antes de ofrecerle la mezcla, así puede tener la confianza de que está limpia. Pero debe tener un olfato fino porque desconfía y eso me quita la posibilidad de poder hacer esto del modo más sencillo posible, en cambio tengo que seguirla una vez que se pierde en el interior del baño que no es otra cosa que una habitación apestosa con dos cubículos y canillas que no funcionan en el lavabo. Cierro la puerta al entrar para golpear uno por uno los cubículos cerrados, recién entonces abro ambos de un empujón. Y la maldita rata se escapó, tuvo que haber sido por el tragaluz y golpeo la pared porque debo actuar con rapidez si no quiere perderla. En nada me aparezco en lo superior de la escalera metálica de emergencia, una estructura vieja llena de colillas y rastros de gente drogada, desde donde puedo observar el callejón que pasa entre edificios y tratar de agudizar mi olfato para reconocer su olor. Es uno distinto el que percibo muy sutilmente, mis ojos rastrean los tejados hasta que creo toparme con otro par.
Intercambio con la chica un par de palabras y descargo sobre mi bebida el polvo contenido dentro de un papel doblado, trago varios sorbos antes de ofrecerle la mezcla, así puede tener la confianza de que está limpia. Pero debe tener un olfato fino porque desconfía y eso me quita la posibilidad de poder hacer esto del modo más sencillo posible, en cambio tengo que seguirla una vez que se pierde en el interior del baño que no es otra cosa que una habitación apestosa con dos cubículos y canillas que no funcionan en el lavabo. Cierro la puerta al entrar para golpear uno por uno los cubículos cerrados, recién entonces abro ambos de un empujón. Y la maldita rata se escapó, tuvo que haber sido por el tragaluz y golpeo la pared porque debo actuar con rapidez si no quiere perderla. En nada me aparezco en lo superior de la escalera metálica de emergencia, una estructura vieja llena de colillas y rastros de gente drogada, desde donde puedo observar el callejón que pasa entre edificios y tratar de agudizar mi olfato para reconocer su olor. Es uno distinto el que percibo muy sutilmente, mis ojos rastrean los tejados hasta que creo toparme con otro par.
Veo como una mujer se acerca a mi blanco y reconozco una de mis propias jugadas en la de ella. Quizás leímos el mismo libro de "Cómo matar a una persona en tres simples pasos", pero el punto es que no puedo permitir que alguien que no sea yo asesine a la chica, eso traería problemas pues ¿Quién sabe si tiene algo que ver con mi benefactora? No. Las cosas deben seguir en plan y cualquiera que se interponga en el camino será eliminado. Por eso salgo de mi escondite y entro al bar solo para darme cuenta de que ambas han ido al baño. Las sigo, pero para cuando abro la puerta de un empujón, ninguna de las dos está allí.
Desaparezco de inmediato y voy hacia la parte alta del edificio en donde estaba antes para tener una mejor visión de los distintos callejones, pero mi presa ya no está en ninguno de ellos, en cambio encuentro a la mujer que ha arruinado mi plan del día y que por su culpa tendré que comenzar a hacer todo de nuevo el día de mañana ¿Quién se cree que es? ¿Merece la pena perdonarla luego de haber arruinado una tarea sencilla como la que tenía?
Vuelvo a aparecer, pero esta vez en la misma escalera en la que está ella, solo que unos escalones más arriba. No digo nada, solo la observo en silencio por unos segundos hasta que decido qué decir - Intentaste asesinar a Raven Harkness y has fallado como una principiante - mi voz suena como la de un narrador que pone al tanto a la audiencia de lo que se ha perdido hasta el momento - No sé quién eres, pero claramente no una profesional.
Desaparezco de inmediato y voy hacia la parte alta del edificio en donde estaba antes para tener una mejor visión de los distintos callejones, pero mi presa ya no está en ninguno de ellos, en cambio encuentro a la mujer que ha arruinado mi plan del día y que por su culpa tendré que comenzar a hacer todo de nuevo el día de mañana ¿Quién se cree que es? ¿Merece la pena perdonarla luego de haber arruinado una tarea sencilla como la que tenía?
Vuelvo a aparecer, pero esta vez en la misma escalera en la que está ella, solo que unos escalones más arriba. No digo nada, solo la observo en silencio por unos segundos hasta que decido qué decir - Intentaste asesinar a Raven Harkness y has fallado como una principiante - mi voz suena como la de un narrador que pone al tanto a la audiencia de lo que se ha perdido hasta el momento - No sé quién eres, pero claramente no una profesional.
Tomo una profunda inspiración del aire cargado del olor que me indica de otra presencia cerca, esa que creí ver a la distancia, que ahora percibo como un cosquilleo nervioso sobre mi piel y confirmo al escuchar la voz masculina que proviene de unos escalones más altos al sitio en el que me encuentro, tengo que alzar la barbilla para encontrarme con un rostro que desconozco. Y conozco demasiados rostros en el norte como para que ocurra algo así, inmediatamente arrugo mi entrecejo, juzgándolo de pies a cabeza para medir su peso como obstáculo en mi camino. Cierro mi mano alrededor de la baranda de metal, contengo así mi mal humor por su pulla, impide también que me lance hacia adelante para hacer el amago de estrangularlo, a ver si el susto le sirve para que no se meta conmigo.
Estoy ocupada persiguiendo a una rata como para entretenerme con una charla vacía con un chismoso, a menos que no lo sea. Por sus palabras puedo decir que si sabe bien lo que pretendía, es porque se trata del segundo que suelen contratar después del sicario principal para asegurarse de rematar al blanco. Porque, claro, él debe ser el segundo. No yo. Es alguien que está controlando mi trabajo, asegurándose de que lo esté haciendo bien, viene aquí a burlarse en mi cara porque se ha escapado la estúpida muchacha. —¿Estás buscando una demostración de mis habilidades que te cierren la boca?— escupo, subo los escalones que nos colocan a la misma altura, mantengo mis manos a una buena distancia de su garganta, no caeré en el juego. —¿Cuánto saben los mirones sobre cómo se hace este trabajo?— pregunto en un murmullo bajo, mi mirada deslizándose hacia sus manos que creo limpias de este trabajo. —A quién te contrató para asegurarse de que haga esto, ve y dile que para esta noche la chica estará muerta. No gastes saliva platicando conmigo, llévate el mensaje, chico de los recados— lo despido.
Estoy ocupada persiguiendo a una rata como para entretenerme con una charla vacía con un chismoso, a menos que no lo sea. Por sus palabras puedo decir que si sabe bien lo que pretendía, es porque se trata del segundo que suelen contratar después del sicario principal para asegurarse de rematar al blanco. Porque, claro, él debe ser el segundo. No yo. Es alguien que está controlando mi trabajo, asegurándose de que lo esté haciendo bien, viene aquí a burlarse en mi cara porque se ha escapado la estúpida muchacha. —¿Estás buscando una demostración de mis habilidades que te cierren la boca?— escupo, subo los escalones que nos colocan a la misma altura, mantengo mis manos a una buena distancia de su garganta, no caeré en el juego. —¿Cuánto saben los mirones sobre cómo se hace este trabajo?— pregunto en un murmullo bajo, mi mirada deslizándose hacia sus manos que creo limpias de este trabajo. —A quién te contrató para asegurarse de que haga esto, ve y dile que para esta noche la chica estará muerta. No gastes saliva platicando conmigo, llévate el mensaje, chico de los recados— lo despido.
Perfecto, no hay nada que me moleste más que alguien que se crea mucho músculo y tenga poco cerebro. Porque si de verdad piensa callarme por la fuerza, tiene mucho que aprender. Un sicario no puede ir asesinando a la gente cuerpo a cuerpo todo el tiempo... Quizás aquí en el norte donde a todos les importa un comino y nadie vale nada, pero en los distritos los trabajos deben ser cuidadosos y sin demasiada pompa, por eso son mi especialidad - Estoy seguro de que ni con tu mejor intento podrías conmigo, principiante - respondo con el mismo tono que antes.
Le dedico una sonrisa sarcástica cuando escucho su pequeño discurso y solo espero unos segundos antes de tomarla por los brazos y estamparla contra la pared** en la que está pegada la escalera - No creas ni por un momento que eres mejor que yo en ésto, porque no me conoces, no sabes de lo que soy capaz - continúo casi en un susurro ¿De dónde salió ésta mujer y de dónde saca la falsa confianza? Ya no hay respeto por nadie en Neopanem éstos días, ni siquiera hacia los que lo merecemos.
-Alguien va a morir ésta noche si no cierras la boca, pero nadie va a ser informado al respecto - continúo sin apartarme ni un centímetro de ella - ¿Quién te envió y por qué estabas siguiendo a mi blanco? Una niña como ella no podría tener dos enemigos dispuestos a pagar por su muerte así que cuidado con lo que vas a inventar.
**Acierto
Le dedico una sonrisa sarcástica cuando escucho su pequeño discurso y solo espero unos segundos antes de tomarla por los brazos y estamparla contra la pared** en la que está pegada la escalera - No creas ni por un momento que eres mejor que yo en ésto, porque no me conoces, no sabes de lo que soy capaz - continúo casi en un susurro ¿De dónde salió ésta mujer y de dónde saca la falsa confianza? Ya no hay respeto por nadie en Neopanem éstos días, ni siquiera hacia los que lo merecemos.
-Alguien va a morir ésta noche si no cierras la boca, pero nadie va a ser informado al respecto - continúo sin apartarme ni un centímetro de ella - ¿Quién te envió y por qué estabas siguiendo a mi blanco? Una niña como ella no podría tener dos enemigos dispuestos a pagar por su muerte así que cuidado con lo que vas a inventar.
**Acierto
Inhalo hondo por la nariz, esta vez no para respirar el olor del ambiente, sino para contener el impulso de golpear su cabeza contra el barandal de hierro. No tolero que por un error se me considere principiante de nada, no me gusta que alguien lo haya visto, limpio mis propios errores y no dejo huellas, tener un ojo que me vigila me molesta sobremanera. No tengo idea de quién es, no me interesa saberlo, si no se aparta en cinco segundos será un cadáver. Mido su fuerza con la vista y la puedo comprobar cuando choco contra la pared, tengo que apretar los dientes para morder el dolor. Cruzo mi brazo izquierdo a la altura de su garganta por reflejo, poniéndole una barrera a su cercanía.
—No revelo nombres de mis clientes, muchas veces ni ellos dan sus nombres reales. Bien podrías ser un auror encubierto, así que no molestes. Apártate o te aparto— le ordeno, descargo mi puño derecho con fuerza sobre su pecho para apartarlo*. No me quejo de la sensación que me queda repercutiendo en los nudillos, si hay algo que tengo muy claro en el norte es que nunca admitiría debilidad delante de nadie, menos de un hombre. Me muevo entre ellos, en los que son de la peor calaña. —No eres de aquí, conozco todas las caras mugrosas de los criminales de estos distritos. ¿De verdad estás detrás de la rata de Raven Harkness o vas detrás de alguien más gordo como mi cliente?— le enseño una sonrisa sardónica. —Si crees que me sacarás algo, pierdes tu tiempo y me haces perder el mío.
*Acierto
—No revelo nombres de mis clientes, muchas veces ni ellos dan sus nombres reales. Bien podrías ser un auror encubierto, así que no molestes. Apártate o te aparto— le ordeno, descargo mi puño derecho con fuerza sobre su pecho para apartarlo*. No me quejo de la sensación que me queda repercutiendo en los nudillos, si hay algo que tengo muy claro en el norte es que nunca admitiría debilidad delante de nadie, menos de un hombre. Me muevo entre ellos, en los que son de la peor calaña. —No eres de aquí, conozco todas las caras mugrosas de los criminales de estos distritos. ¿De verdad estás detrás de la rata de Raven Harkness o vas detrás de alguien más gordo como mi cliente?— le enseño una sonrisa sardónica. —Si crees que me sacarás algo, pierdes tu tiempo y me haces perder el mío.
*Acierto
Me obliga a guardar silencio con su golpe en el pecho, porque mierda que duele y me cuesta respirar. Pero no puedo dejar que ésto se note ya que me pondría en desventaja, como el débil del par... No es posible. Entreno todos los malditos días para estar preparado físicamente para situaciones como ésta ¿Cómo es posible que una mujer salida de la nada sea tan fuerte? De no ser mi enemiga mortal ahora mismo incluso la aplaudiría y le pediría le número de su gimnasio, pero debo mantenerme profesional.
Y menos mal que no hablo, ya que de esa forma ella sigue el rumbo de su propia conversación desvelando que su cliente es un pez gordo, así que claramente no estamos trabajando para la misma persona. El problema es... ¿Qué persona poderosa puede estar detrás de una simple ladrona en sus primeros días? La chica trabaja bien, no por nada no la han atrapado hasta ahora, pero de ahí a querer asesinarla por algo más que una estúpida venganza hay un largo trecho.
Siento como soy capaz de respirar con normalidad otra vez así que solo asiento como si estuviese procesando lo que dice y sin previo aviso la tomo de la mano y tuerzo su brazo para dejarla de espaldas a mí con el rostro pegado contra la pared** - ¿Magnar? ¿Constantine? ¿Kaine? - pregunto pensando en los primeros nombres de la alta sociedad criminal que me vienen la cabeza. Quizás solo quiero demostrar que también me muevo por esos círculos y no solo obedezco a viejas con mucho dinero como mi abuela - En esta ocasión no... No estoy detrás de ninguno de ellos, solo me han pagado y dado la orden, algo bastante sencillo hasta que apareciste tú - susurro en su oído, tan cerca que podría morderla.
ACIERTO
Y menos mal que no hablo, ya que de esa forma ella sigue el rumbo de su propia conversación desvelando que su cliente es un pez gordo, así que claramente no estamos trabajando para la misma persona. El problema es... ¿Qué persona poderosa puede estar detrás de una simple ladrona en sus primeros días? La chica trabaja bien, no por nada no la han atrapado hasta ahora, pero de ahí a querer asesinarla por algo más que una estúpida venganza hay un largo trecho.
Siento como soy capaz de respirar con normalidad otra vez así que solo asiento como si estuviese procesando lo que dice y sin previo aviso la tomo de la mano y tuerzo su brazo para dejarla de espaldas a mí con el rostro pegado contra la pared** - ¿Magnar? ¿Constantine? ¿Kaine? - pregunto pensando en los primeros nombres de la alta sociedad criminal que me vienen la cabeza. Quizás solo quiero demostrar que también me muevo por esos círculos y no solo obedezco a viejas con mucho dinero como mi abuela - En esta ocasión no... No estoy detrás de ninguno de ellos, solo me han pagado y dado la orden, algo bastante sencillo hasta que apareciste tú - susurro en su oído, tan cerca que podría morderla.
ACIERTO
La pared me raspa la mejilla al quedar de frente a esta y tengo que ladear mi rostro, morder mis dientes para que el quejido de dolor por el golpe no salga de mi garganta. Es más orgullo que otra cosa, no querer demostrarme débil en un duelo de fuerzas si mi rival es un hombre, la conveniencia de actuar la dejo para otros espacios. Todo el tiempo se trata de eso, de una demostración en la que no se me permiten flaquezas porque tengo todo en contra como para que los peces gordos que menciones me tengan en cuenta para trabajos de este tipo. Si mi contratan puede ser también por una subestimación latente, por ese dicho que las mujeres somos buenas para los trabajos sutiles, buenas actrices, buenas engatusadoras.
Recuerdo bien esos dichos cuando notó que el imbécil se acerca para darme nombres que reconozco, la cosa es que la manipulación que tan bien se me daba antes, al parecer de un modo en que era incluso inconsciente, la dejé de lado porque preferí que se me reconozca fuerte antes que astuta. Así que echo un brazo hacia atrás para tratar de golpear su estómago con mi codo al darme cuenta que liberarme no lo tengo tan fácil. —No sé qué tan sencilla sea si a ti también se te escapó que estás aquí perdiendo el tiempo conmigo— se lo marco, sigo teniendo la sospecha de que nos contrató la misma persona y detesto que hagan eso. Quieren asegurarse el resultado persiguiendo a la muchacha por todos los frentes, pero no hacen más que obstaculizar el trabajo. —Si conoces esos nombres, ¿cuál es el tuyo?— pregunto. —Puesto que tu cara no me resulta conocida por haberla visto en estos lares, ¿eres el supuesto Castle? Escuche rumores sobre él, hay una mujer anciana que le paga por sus servicios… — me reservo el nombre de Georgia Ehrenreich. —Todo tipo de servicios— lo digo con mofa.
Recuerdo bien esos dichos cuando notó que el imbécil se acerca para darme nombres que reconozco, la cosa es que la manipulación que tan bien se me daba antes, al parecer de un modo en que era incluso inconsciente, la dejé de lado porque preferí que se me reconozca fuerte antes que astuta. Así que echo un brazo hacia atrás para tratar de golpear su estómago con mi codo al darme cuenta que liberarme no lo tengo tan fácil. —No sé qué tan sencilla sea si a ti también se te escapó que estás aquí perdiendo el tiempo conmigo— se lo marco, sigo teniendo la sospecha de que nos contrató la misma persona y detesto que hagan eso. Quieren asegurarse el resultado persiguiendo a la muchacha por todos los frentes, pero no hacen más que obstaculizar el trabajo. —Si conoces esos nombres, ¿cuál es el tuyo?— pregunto. —Puesto que tu cara no me resulta conocida por haberla visto en estos lares, ¿eres el supuesto Castle? Escuche rumores sobre él, hay una mujer anciana que le paga por sus servicios… — me reservo el nombre de Georgia Ehrenreich. —Todo tipo de servicios— lo digo con mofa.
Ir detrás de Harkness una vez que descubrió que alguien la había estado siguiendo habría sido estúpido así que solo me encojo de hombros pues no necesito dar explicaciones al respecto. Ya habrá otro día en el que pueda llevar a cabo mi tarea, después de todo cuento con todas mis noches libres y no me han dado una fecha de entrega precisa... Suelo hacer los trabajos de un día para el otro, pero esperar una semana tampoco está mal, nadie me va a llamar menos eficiente por eso.
Estoy a punto de responder afirmativamente cuando hace ese comentario sobre mi abuela y, pese a que lo intento, no puedo contener la mueca de disgusto. Que va, es un error, no debería mostrar tan abiertamente que la conozco pero todos tenemos un límite y simplemente no puedo tolerar que haga esa clase de insinuaciones sobre mi abuela - Soy Castle pero no, no cumplo esa clase de servicios - respondo al final sin poder quitar la mueca de asco.
Al final doy el duelo de fuerza por terminado- el cual claramente gané - y me apoyo sobre la baranda de la escalera tomándome con fuerza pues no vaya a ser cosa que a ésta loca se le ocurra empujarme. Respiro profundo y veo a la luna acomodada en su posición, hoy testigo del fallo que tuvimos ambos - ¿Qué hay de tí? Si voy a tener competencia de ahora en adelante me gustaría saber contra quién me enfrento.
Estoy a punto de responder afirmativamente cuando hace ese comentario sobre mi abuela y, pese a que lo intento, no puedo contener la mueca de disgusto. Que va, es un error, no debería mostrar tan abiertamente que la conozco pero todos tenemos un límite y simplemente no puedo tolerar que haga esa clase de insinuaciones sobre mi abuela - Soy Castle pero no, no cumplo esa clase de servicios - respondo al final sin poder quitar la mueca de asco.
Al final doy el duelo de fuerza por terminado- el cual claramente gané - y me apoyo sobre la baranda de la escalera tomándome con fuerza pues no vaya a ser cosa que a ésta loca se le ocurra empujarme. Respiro profundo y veo a la luna acomodada en su posición, hoy testigo del fallo que tuvimos ambos - ¿Qué hay de tí? Si voy a tener competencia de ahora en adelante me gustaría saber contra quién me enfrento.
—¿Ah, no?— sigo burlándome de él al verme liberada del agarre y por dos segundos considero empujarlo por la baranda, lo hago en verdad, un derroche de energía innecesario puesto que no me aportaría ningún tipo de beneficio, más no sea por una cuestión de revancha estúpida por el duelo de fuerzas. —¿Robar? ¿Chantajear? ¿Extorsionar? ¿Asesinar? ¿Engañar? ¿O qué clase de servicios estabas pensando?— pregunto, claro que estoy dejando fuera el que estaba insinuando, juego con dejarlo ver como que fue una interpretación suya, la mueca de asco todavía no se le va. Y no niego que Georgia habrá sido una mujer atractiva hace unas décadas, pero es comprensible que no sea su tipo ahora.
—Rebecca Hasselbach— sonrío al poder dar un nombre y un apellido, como si mi identidad no fuera un problema para mí, cuando la ironía está en que tampoco es el nombre que aparece en mis registros originales. —He trabajado con esos nombres que mencionaste, para— ladeo mi sonrisa en una mueca sardónica, —todo tipo de servicios, menos con Kaine. Y no porque tenga una esposa que es una perra celosa de uñas muy afiladas— rozo mi mejilla con las puntas de mis dedos recordando la vez que la maldita me dejó tres finos arañazos que tuve que curar con una pócima para que no me quede la marca, pareciera que tiene veneno en las uñas la muy zorra. —Tenemos viejos asuntos pendientes que no nos permiten trabajar juntos salvo que la conveniencia sea muy grande— excepciones se siguen dando en los bajos fondos, la ley de supervivencia obliga a que a veces tengas que dormir con el enemigo o la rata más despreciable. Pero si la esposa de Kaine me sacó sangre con una bofetada, no fue por sus famosos celos. A nadie le agrada reencontrarse en estos lugares con la traidora que una vez llevó a tribunales los nombres de todos los miembros de la familia para entregarlos a la justicia por tráfico. —Entonces, ¿eso eres? ¿Mi competencia?— pregunto, eso hace de la cacería de Raven Harkness un juego más interesante.
—Rebecca Hasselbach— sonrío al poder dar un nombre y un apellido, como si mi identidad no fuera un problema para mí, cuando la ironía está en que tampoco es el nombre que aparece en mis registros originales. —He trabajado con esos nombres que mencionaste, para— ladeo mi sonrisa en una mueca sardónica, —todo tipo de servicios, menos con Kaine. Y no porque tenga una esposa que es una perra celosa de uñas muy afiladas— rozo mi mejilla con las puntas de mis dedos recordando la vez que la maldita me dejó tres finos arañazos que tuve que curar con una pócima para que no me quede la marca, pareciera que tiene veneno en las uñas la muy zorra. —Tenemos viejos asuntos pendientes que no nos permiten trabajar juntos salvo que la conveniencia sea muy grande— excepciones se siguen dando en los bajos fondos, la ley de supervivencia obliga a que a veces tengas que dormir con el enemigo o la rata más despreciable. Pero si la esposa de Kaine me sacó sangre con una bofetada, no fue por sus famosos celos. A nadie le agrada reencontrarse en estos lugares con la traidora que una vez llevó a tribunales los nombres de todos los miembros de la familia para entregarlos a la justicia por tráfico. —Entonces, ¿eso eres? ¿Mi competencia?— pregunto, eso hace de la cacería de Raven Harkness un juego más interesante.
Me muerdo el labio inferior pero al final, muy para mi sorpresa, se me escapa una sonrisa pues me atrapó con esa. Desgraciada. No la miro, solo clavo los ojos en sus zapatos hasta que recupero la compostura y puedo responder - La clase de servicios que tú terminarías pidiendo de mí quizás - y los que no voy a darle por querer pasarse de lista... y de fuerte - Pero todo lo demás que nombras sí, podría decirse que me dedico a eso... Aunque encuentro cierto placer en el asesinato, no hay como ver un cuidadoso plan llegando a su fin - comparto sin soltar la baranda, pero acomodando mi peso en ella.
- No es un placer conocerte, Rebecca Hasselbach - respondo con una sonrisa y tono amable, ese que uso con los clientes que llegan a la librería a hacer compras estúpidas. Sin embargo la sonrisa se transforma en una legítima al escuchar lo que dice sobre Charlotte pues yo mismo tengo algo de historia al respecto - También es una perra fiel de uñas afiladas - agrego llevando mi mano libre inconscientemente allá donde una vez hubo una pequeña cicatriz por solo decirle "Charlie" con una sonrisa seductora, al parecer era cosa de su marido.
- Eso parece - respondo a lo ultimo que pregunta - Una en la que no hay un trofeo para el ganador, pero sí mucho dinero - al menos a mí me pagan lo suficiente como para vivir tres vidas sin preocupaciones. El problema es esconder todo ese dinero para que nadie sospeche, tengo que parecer un simple librero - Si fuésemos personas civilizadas dividiríamos los territorios... Pero no lo somos ¿Verdad, señorita Hasselbach?
- No es un placer conocerte, Rebecca Hasselbach - respondo con una sonrisa y tono amable, ese que uso con los clientes que llegan a la librería a hacer compras estúpidas. Sin embargo la sonrisa se transforma en una legítima al escuchar lo que dice sobre Charlotte pues yo mismo tengo algo de historia al respecto - También es una perra fiel de uñas afiladas - agrego llevando mi mano libre inconscientemente allá donde una vez hubo una pequeña cicatriz por solo decirle "Charlie" con una sonrisa seductora, al parecer era cosa de su marido.
- Eso parece - respondo a lo ultimo que pregunta - Una en la que no hay un trofeo para el ganador, pero sí mucho dinero - al menos a mí me pagan lo suficiente como para vivir tres vidas sin preocupaciones. El problema es esconder todo ese dinero para que nadie sospeche, tengo que parecer un simple librero - Si fuésemos personas civilizadas dividiríamos los territorios... Pero no lo somos ¿Verdad, señorita Hasselbach?
El cambio en mi sonrisa es notorio, esta vez es diversión lo que hace curvar mis labios. —Te seré honesta— comienzo, tengo el cuidado de no jugar con lo peligroso que puede ser la cercanía al intentar rozarlo con mis dedos, así que lo prevengo colocando las palmas a mi espalda en apoyo contra la pared, lo que hace que sea mi torso el que se mueva un poco hacia delante. —No tengo el dinero para pagar esos servicios— lo hago sonar casi como si lo lamentara. Cuando haces de esto tu trabajo, no vas luego a gastar el dinero ganado en lo mismo y es difícil encontrar con quien no haga falta fingir, sea quien pague o a quien haya que pagar. Destino el poco dinero a hacer de mi vida algo más llevadera en estos distritos, de esto se trata, todo el tiempo. De un modo de supervivencia, no está presente el placer que él menciona, solo la aceptación de que es lo que hay que hacer. —Así que lo haces por vocación— curioso, en sitios donde todos peleamos por una hogaza de pan, casi siempre espero que el hambre sea la motivación de los criminales. Claro que hay un par como él, los mencionó hace nada…
Mi sonrisa es auténtica al escuchar que no es placentero para él conocerme. —Gracias— es todo lo que me queda por decir, no espero ser la cara bonita que nadie agradece ver en la calle. Ciertamente no lo hacen mis parientes, reencontrarnos en el norte es la desgracia que nos esperaba y sigue siendo una suerte que se agradece, podríamos haber acabado en celdas vecinas. Si Kaine con su esposa escaparon, asumo que mi padre también pudo hacerlo, poco después de echarme a la calle. El por qué todavía no lo he visto en el norte es un misterio. No me gusta tener a mi familia en común con ningún extraño, así que dejo que muera la conversación sobre nuestra querida Charlie. Dinero, eso es lo importante, siempre es lo importante. Porque el dinero compra lo que te llevas a la boca todos los días y te da donde dormir. —¿Estás sugiriendo una nueva pelea para ver quién gana el territorio?—. Esta vez sí me acerco, juego con eso. —Una alianza no puede ser porque no somos civilizados— lo remedo, mi mirada va evaluando si tengo posibilidades después de un primer saludo de fuerzas en el que no salí beneficiada.
Mi sonrisa es auténtica al escuchar que no es placentero para él conocerme. —Gracias— es todo lo que me queda por decir, no espero ser la cara bonita que nadie agradece ver en la calle. Ciertamente no lo hacen mis parientes, reencontrarnos en el norte es la desgracia que nos esperaba y sigue siendo una suerte que se agradece, podríamos haber acabado en celdas vecinas. Si Kaine con su esposa escaparon, asumo que mi padre también pudo hacerlo, poco después de echarme a la calle. El por qué todavía no lo he visto en el norte es un misterio. No me gusta tener a mi familia en común con ningún extraño, así que dejo que muera la conversación sobre nuestra querida Charlie. Dinero, eso es lo importante, siempre es lo importante. Porque el dinero compra lo que te llevas a la boca todos los días y te da donde dormir. —¿Estás sugiriendo una nueva pelea para ver quién gana el territorio?—. Esta vez sí me acerco, juego con eso. —Una alianza no puede ser porque no somos civilizados— lo remedo, mi mirada va evaluando si tengo posibilidades después de un primer saludo de fuerzas en el que no salí beneficiada.
Y si yo tuviese que ser honesto, debería admitir que le daría esa clase de servicios de manera gratis, pero no voy a hacerlo. Solo sonrío mirándola de arriba a abajo e intento eliminar le pensamiento de mi mente ahora mismo, porque estoy trabajando y ella no es más que una simple competencia. Como dice, lo que hago lo hago por vocación pero eso no quiere decir que pueda joderme de alguna forma diferente a la económica... El nombre de Castle tiene su peso y lo último que necesito es que Rebecca lo haga volar por caer en un juego banal.
- Algunos enseñan, otros se dedican a curar a las personas... Yo asesino - comento como si fuese lo más normal del mundo, de hecho para mí lo es - Hay que mantener el equilibrio en el universo, alguien tiene que encargarse de esos que sobran - como el yin y el yang, aunque no estoy seguro de con qué lado del perfecto círculo me siento más identificado.
Entrecierro los ojos evaluando las posibilidades. Podría lanzarla por la escalera, cosa que ella podría haber hecho o acceder a la nueva pelea como la que ella propone ¿Qué es lo que más me conviene? Que desaparezca de mi vista, sin lugar a dudas... Pero solo hemos tenido un solo encontronazo y no me gusta tomar decisiones precipitadas. Así que me acerco a ella para tomarla de la cintura con uno de mis brazos y atraerla hacia mi cuerpo todo lo que ella me permite.
- El resultado de la pelea de hoy ha sido a mi favor, no voy a dejar eso pasar - respondo controlando con mi brazo libre que no vaya a cometer ninguna estupidez... ¿Cuándo voy a poder coquetear con una mujer sin el miedo constante a que saque un cuchillo y me apuñale por la espalda? Estoy saliendo a los lugares incorrectos - ¿Qué te parece al mejor de tres? Vuelves a echar a perder uno de mis trabajos y estás fuera.
- Algunos enseñan, otros se dedican a curar a las personas... Yo asesino - comento como si fuese lo más normal del mundo, de hecho para mí lo es - Hay que mantener el equilibrio en el universo, alguien tiene que encargarse de esos que sobran - como el yin y el yang, aunque no estoy seguro de con qué lado del perfecto círculo me siento más identificado.
Entrecierro los ojos evaluando las posibilidades. Podría lanzarla por la escalera, cosa que ella podría haber hecho o acceder a la nueva pelea como la que ella propone ¿Qué es lo que más me conviene? Que desaparezca de mi vista, sin lugar a dudas... Pero solo hemos tenido un solo encontronazo y no me gusta tomar decisiones precipitadas. Así que me acerco a ella para tomarla de la cintura con uno de mis brazos y atraerla hacia mi cuerpo todo lo que ella me permite.
- El resultado de la pelea de hoy ha sido a mi favor, no voy a dejar eso pasar - respondo controlando con mi brazo libre que no vaya a cometer ninguna estupidez... ¿Cuándo voy a poder coquetear con una mujer sin el miedo constante a que saque un cuchillo y me apuñale por la espalda? Estoy saliendo a los lugares incorrectos - ¿Qué te parece al mejor de tres? Vuelves a echar a perder uno de mis trabajos y estás fuera.
«Esos que sobran», bien podría incluirme a mí misma en esa descripción. Si no aparezco en la lista de ningún asesino es que porque no he dado problemas a ninguno de los grandes, he resuelto sus problemas con mis maneras que son variadas. Pociones si lo que necesitan es una cura o, todo lo contrario, un veneno. Un acto, un engaño. Una mentira bien contada, un disturbio causado con un propósito. Una compañía, una enemiga. Una asesina. No me considero alguien que colabora con el equilibrio del universo, el universo para mí se ha desequilibrado y tiene sus planetas cayendo a la nada, me hace víctima de su caos, uno del que no puedo escapar y tuve que desarrollar estas formas para sobrevivir. Sería ridículo que al coincidir con un sicario y por una rencilla de territorios, mis esfuerzos de supervivencia hayan servido para nada.
Así que no hago nada cuando se toma la libertad de acercarme, esta vez no me aparto, tampoco lo golpeo, si bien me arden los nudillos por querer chocarlos contra su mentón. Mi instinto me dice que lo deje ser, tampoco que le ofrezca en bandeja su medalla de victoria si calmar a su ego sirve para se aleje confiado. La prioridad en estos momentos es sacármelo de encima para poder continuar con mi trabajo y sé que él desea lo mismo, el problema es que nos lanzaremos contra el otro nada más ver que va contra la chica Harkness. No voy a aceptar tan patética regla de juego, como si mi trabajo valiera nada, como si pudiera prescindir tan fácil de este. —Castle— digo en voz alta, —si vamos a compartir territorio, solo evita cruzarte conmigo. Ve hacia el sur cuando me veas venir por el norte. Y no quieras dejarme fuera de nada, no sé dónde demonios vives porque nadie lo sabe, pero este es mi territorio para vivir y morir, lo defenderé— le advierto, no me inmuta decirlo sintiendo su contacto y sabiendo que podría volver a atacarme, casi que lo espero. —Lo que haré será darte media hora para que puedas ir detrás de la chica y es la única ventaja que te doy. El resto de tus trabajos… me encargaré de ser quien los cumpla primero. No te distraigas, Castle, no soy una mujer con la que te quieras entretener un rato. Vuelve a lo tuyo… te quedan veintinueve minutos.
Así que no hago nada cuando se toma la libertad de acercarme, esta vez no me aparto, tampoco lo golpeo, si bien me arden los nudillos por querer chocarlos contra su mentón. Mi instinto me dice que lo deje ser, tampoco que le ofrezca en bandeja su medalla de victoria si calmar a su ego sirve para se aleje confiado. La prioridad en estos momentos es sacármelo de encima para poder continuar con mi trabajo y sé que él desea lo mismo, el problema es que nos lanzaremos contra el otro nada más ver que va contra la chica Harkness. No voy a aceptar tan patética regla de juego, como si mi trabajo valiera nada, como si pudiera prescindir tan fácil de este. —Castle— digo en voz alta, —si vamos a compartir territorio, solo evita cruzarte conmigo. Ve hacia el sur cuando me veas venir por el norte. Y no quieras dejarme fuera de nada, no sé dónde demonios vives porque nadie lo sabe, pero este es mi territorio para vivir y morir, lo defenderé— le advierto, no me inmuta decirlo sintiendo su contacto y sabiendo que podría volver a atacarme, casi que lo espero. —Lo que haré será darte media hora para que puedas ir detrás de la chica y es la única ventaja que te doy. El resto de tus trabajos… me encargaré de ser quien los cumpla primero. No te distraigas, Castle, no soy una mujer con la que te quieras entretener un rato. Vuelve a lo tuyo… te quedan veintinueve minutos.
Escucho su pequeño discurso sin apartar mis ojos de los suyos, con una sonrisa burlona que no puede creer lo que está diciendo. Yo iré allá donde esté mi objetivo, no me interesa si es el norte, el sur u otro continente. Las personas vienen a mí por mi efectividad y de ninguna manera les pasaré el contacto de Rebecca a mis clientes solo por una disputa territorial. No. Ésta no será la última vez que nos veamos, o quizás tengamos la suerte de que sí... Pero yo ya he puesto mis reglas sobre la mesa y si ella no piensa seguirlas tendrá que atenerse a las consecuencias.
- Yo solo veo muerte - respondo al final soltando el agarre para volver a la barra. Si pagaran por la desconfianza y poca fe, me habría hecho rico con ésta conversación - Hablas como si tuvieras la ventaja en todo ésto, Rebecca - murmuro listo para desaparecer - Aprende cuál es tu lugar en el mundo porque no todos dan segundas oportunidades como la que te estoy dando ahora - quizás hasta una tercera en el caso de que ella termine venciéndome la próxima vez - No necesito media hora, con cinco minutos me alcanza - he ejecutado en menos tiempo, planes sencillos y sin tantas vueltas, éste no es el caso pero tendré que cambiar los planes - Adios - me despido para luego girar sobre mis talones y aparecer a unos cuántos callejones de distancia.
- Yo solo veo muerte - respondo al final soltando el agarre para volver a la barra. Si pagaran por la desconfianza y poca fe, me habría hecho rico con ésta conversación - Hablas como si tuvieras la ventaja en todo ésto, Rebecca - murmuro listo para desaparecer - Aprende cuál es tu lugar en el mundo porque no todos dan segundas oportunidades como la que te estoy dando ahora - quizás hasta una tercera en el caso de que ella termine venciéndome la próxima vez - No necesito media hora, con cinco minutos me alcanza - he ejecutado en menos tiempo, planes sencillos y sin tantas vueltas, éste no es el caso pero tendré que cambiar los planes - Adios - me despido para luego girar sobre mis talones y aparecer a unos cuántos callejones de distancia.
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