OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Después de lo que tenía que hacer por Viktor he hecho lo que había empezado como —o eso creo— una broma: he ido a la playa. Lo cierto es que sólo ha sido sencillo porque los padres de Viktor viven cerca de la playa, puesto que nunca he estado en este distrito y, por lo tanto, no sé dónde se puede encontrar cada lugar.
Le he dejado privacidad con sus padres porque la verdad es que yo no pintaba nada allí, sólo accedí a ir para acompañarlo y comprobar que sus padres estaban bien, porque él me lo pidió. Ahora es cuando le toca a él enfrentarse al asunto, no sé qué estará haciendo o cómo lo estará haciendo, porque Viktor es un hombre muy peculiar; pero sea lo que sea, espero que le esté yendo bien.
Cuando llego a la playa sonrío y cojo aire, este lugar no tiene nada que ver con el Capitolio, donde parece incluso reinar un ambiente de tensión y tristeza. Sin embargo, aquí no hay más que pureza. Cierro los ojos y me relajo, inspirando el olor marino, tan agradable. ¿Cómo no he buscado un momento en treinta años para venir aquí? En parte, creo que he perdido mucho tiempo en mi vida…
Me quito los zapatos y los calcetines y, a pesar de que hace algo de frío, piso la arena con los pies descalzos. Doy un paseo durante un rato cuya duración no calculo y después me acabo sentando cerca de la orilla, pero a una distancia del mar a la que el agua no me llega a tocar… porque tiene que estar helada. Ya falta poco para el atardecer…
Le he dejado privacidad con sus padres porque la verdad es que yo no pintaba nada allí, sólo accedí a ir para acompañarlo y comprobar que sus padres estaban bien, porque él me lo pidió. Ahora es cuando le toca a él enfrentarse al asunto, no sé qué estará haciendo o cómo lo estará haciendo, porque Viktor es un hombre muy peculiar; pero sea lo que sea, espero que le esté yendo bien.
Cuando llego a la playa sonrío y cojo aire, este lugar no tiene nada que ver con el Capitolio, donde parece incluso reinar un ambiente de tensión y tristeza. Sin embargo, aquí no hay más que pureza. Cierro los ojos y me relajo, inspirando el olor marino, tan agradable. ¿Cómo no he buscado un momento en treinta años para venir aquí? En parte, creo que he perdido mucho tiempo en mi vida…
Me quito los zapatos y los calcetines y, a pesar de que hace algo de frío, piso la arena con los pies descalzos. Doy un paseo durante un rato cuya duración no calculo y después me acabo sentando cerca de la orilla, pero a una distancia del mar a la que el agua no me llega a tocar… porque tiene que estar helada. Ya falta poco para el atardecer…
Y todo ha resultado... bien. Me siento lo suficientemente tranquilo como para volver a la normalidad y dejar de preocuparme tanto por lo que la portavoz de la muerte me dijo aquel día. Sin embargo solo hice la mitad del trabajo pues aún me queda enmendar la relación, pero un paso a la vez pues Roma no se construyó en un día y ahora mismo siento que estoy reconstruyendo un planeta entero, un mundo en el que pasé mucho tiempo y luego abandoné sin mirar atrás pero no por eso dejó de importarme.
Cuando abandono la casa de los Carstairs voy en dirección a la playa y una vez que estoy frente al agua vuelvo a mi apariencia normal. Me quito el saco feo que llevo arriba de la camisa, me desprendo los botones de ésta y me quito los pantalones pues tengo unos shorts que harán las veces de traje de baño. Guardo todo junto con los zapatos en el bolso donde están los falsos budines y me echo a caminar por el borde del agua mientras la brisa va chocando contra mi cuerpo.
Es extraño que dada la época no haya tanta gente, pero entonces recuerdo el toque de queda y cómo la mayoría de las personas prefieren estar dentro para cuando cae el sol. Aun quedan algunas horas de libertad así que creo que podré ver las estrellas al menos por unos minutos y luego volver al encierro que significan las noches de éstos días.
Alzo los ojos cuando me encuentro a James sentado en la arena y sonrío - ¿Sigues aquí? - pregunto entre risas. Las cosas no fueron como lo esperado, el sanador quedó borrado de la escena de alguna forma y terminé resignando el paseo acompañado por la playa por la charla con mis padres, pero al parecer me apresuré al asumirlo pues se ha quedado - No me atreví a charlar con ellos como yo mismo pero están bien - lo pongo al tanto mientras me dejo caer al lado suyo, apoyando los codos sobre la arena - Esperaba ver un mejor traje de baño...
Cuando abandono la casa de los Carstairs voy en dirección a la playa y una vez que estoy frente al agua vuelvo a mi apariencia normal. Me quito el saco feo que llevo arriba de la camisa, me desprendo los botones de ésta y me quito los pantalones pues tengo unos shorts que harán las veces de traje de baño. Guardo todo junto con los zapatos en el bolso donde están los falsos budines y me echo a caminar por el borde del agua mientras la brisa va chocando contra mi cuerpo.
Es extraño que dada la época no haya tanta gente, pero entonces recuerdo el toque de queda y cómo la mayoría de las personas prefieren estar dentro para cuando cae el sol. Aun quedan algunas horas de libertad así que creo que podré ver las estrellas al menos por unos minutos y luego volver al encierro que significan las noches de éstos días.
Alzo los ojos cuando me encuentro a James sentado en la arena y sonrío - ¿Sigues aquí? - pregunto entre risas. Las cosas no fueron como lo esperado, el sanador quedó borrado de la escena de alguna forma y terminé resignando el paseo acompañado por la playa por la charla con mis padres, pero al parecer me apresuré al asumirlo pues se ha quedado - No me atreví a charlar con ellos como yo mismo pero están bien - lo pongo al tanto mientras me dejo caer al lado suyo, apoyando los codos sobre la arena - Esperaba ver un mejor traje de baño...
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Quizá me metí demasiado en mis pensamientos y cavilaciones, lo cual está comprobado que no suele ser muy adecuado para mi propia salud mental, porque para cuando me doy cuenta, Viktor ya está aquí. Y no lo he oído llegar, lo cual es malo para mí porque podría haber sido alguien hostil y yo no habría sido capaz de defenderme… tengo que andarme con más ojo… a veces es como si no me importara morir… pero sí que me importa, me daba miedo hacerlo cuando era jovencito y corría el peligro de ir a los juegos… y me sigue dando miedo ahora.
Me he enterado de que ya está aquí porque me habla, aunque no sé si es una pregunta retórica o de verdad pensaba que me iba a marchar por mi cuenta y me ha encontrado de forma casual. Sea lo que sea, da igual, ya tengo la respuesta que le voy a dar.
—Es mi día libre y no pienso hacer ningún esfuerzo, ni siquiera para marcharme —bromeo esbozando una sonrisa, aunque ahora que me fijo en él me doy cuenta de que está desnudo… Por todos los dementores de mundo, ¿qué me está pasando? Tengo que apartar la mirada porque ya me estoy sonrojando y no quiero que él se dé cuenta, si no quiere nada serio no quiero que esto pase a más…—. Quizá otro día te atrevas a hacerlo —lo animo mientras devuelvo la vista al océano, que ahora mismo está bastante tranquilo.
Por el rabillo del ojo veo que se deja caer a mi lado y se apoya sobre los codos en una postura que parece más bien relajada. Quizá sí lo esté, puesto que vuelve a hacer un comentario de esos que ya suenan más a él. Hago un amago de risa y lo miro.
—Ya te dije que no tengo bañador, señor desvergonzado —digo haciéndome el digno, aunque no veo nada de malo en estar en bañador en la playa. Luego guardo silencio durante unos segundos y miro al horizonte antes de verbalizar aquello en lo que estuve pensando—. ¿Nunca te has planteado huir? Salir de aquí sin mirar atrás… ¿Has pensado alguna vez que quizá haya algo más allá de Neopanem? O… que no seamos los únicos.
Me he enterado de que ya está aquí porque me habla, aunque no sé si es una pregunta retórica o de verdad pensaba que me iba a marchar por mi cuenta y me ha encontrado de forma casual. Sea lo que sea, da igual, ya tengo la respuesta que le voy a dar.
—Es mi día libre y no pienso hacer ningún esfuerzo, ni siquiera para marcharme —bromeo esbozando una sonrisa, aunque ahora que me fijo en él me doy cuenta de que está desnudo… Por todos los dementores de mundo, ¿qué me está pasando? Tengo que apartar la mirada porque ya me estoy sonrojando y no quiero que él se dé cuenta, si no quiere nada serio no quiero que esto pase a más…—. Quizá otro día te atrevas a hacerlo —lo animo mientras devuelvo la vista al océano, que ahora mismo está bastante tranquilo.
Por el rabillo del ojo veo que se deja caer a mi lado y se apoya sobre los codos en una postura que parece más bien relajada. Quizá sí lo esté, puesto que vuelve a hacer un comentario de esos que ya suenan más a él. Hago un amago de risa y lo miro.
—Ya te dije que no tengo bañador, señor desvergonzado —digo haciéndome el digno, aunque no veo nada de malo en estar en bañador en la playa. Luego guardo silencio durante unos segundos y miro al horizonte antes de verbalizar aquello en lo que estuve pensando—. ¿Nunca te has planteado huir? Salir de aquí sin mirar atrás… ¿Has pensado alguna vez que quizá haya algo más allá de Neopanem? O… que no seamos los únicos.
Río un poco con su respuesta pues creo que eso quiere decir que tendré que cargarlo a casa para que no se lo coma un dementor dentro de unas horas, pero podría hacerlo sin problemas... O tal vez aprovechar el día y quedarnos aquí en una casa de alquiler, es una posibilidad ¿No? Y tal vez así reuniría fuerzas suficientes para ir a visitar a mis padres mañana. Después de todo, no por nada he traído una valija entera, el plan era quedarme varios días dando vueltas ¿Dónde dejé la valija, por cierto? Mierda, creo que quedó en los arbustos frente a la casa de mis padres. Mierda, mierda, mierda. Bah, si la encuentran no hay forma de que descubran que me pertenece.
- Voy a animarme, sí, ese es el plan - respondo volviendo a la calma luego del momentáneo momento de pánico - Quizás mañana o quizás en una semana, pero voy a hacerlo tarde o temprano... Hablaron mucho de su hijo Viktor así que creo que no hay rencor o, si se muestran hostiles, no es un punto de no retorno.
Lo miro de reojo y pongo los ojos en blanco pues yo tampoco tengo un súper traje de baño y me las he ingeniado para estar con un look más playero. Eso o para bailar un domingo en casa aprovechando que no hay nadie - Se puede arreglar - murmuro desabrochando algunos de sus botones también, al menos los de arriba para que esté más cómodo.
Su pregunta me sorprende pero me hace sonreír al mismo tiempo pues claro que hay cosas más allá de Neopanem, me consta por la cantidad de acentos que hay, incluyendo el mío que mis padres me han inculcado y ni de chiste pertenece a la antigua América - Dicen las malas lenguas que Jerek Grimm se ha subido a un barco rumbo a Europa - comento algo que he leído en un foro de fans. No es que yo sea uno... Bueno, sí soy fan, pero de su rostro y cuerpo, no de su trabajo - Pero no, la vida como la que conocemos está aquí y no voy a dejarme intimidar por lo que ocurre y abandonar todo... Y eso que soy bastante cobarde - admito sin apartar los ojos del horizonte al cual el sol comienza a acercarse.
- Voy a animarme, sí, ese es el plan - respondo volviendo a la calma luego del momentáneo momento de pánico - Quizás mañana o quizás en una semana, pero voy a hacerlo tarde o temprano... Hablaron mucho de su hijo Viktor así que creo que no hay rencor o, si se muestran hostiles, no es un punto de no retorno.
Lo miro de reojo y pongo los ojos en blanco pues yo tampoco tengo un súper traje de baño y me las he ingeniado para estar con un look más playero. Eso o para bailar un domingo en casa aprovechando que no hay nadie - Se puede arreglar - murmuro desabrochando algunos de sus botones también, al menos los de arriba para que esté más cómodo.
Su pregunta me sorprende pero me hace sonreír al mismo tiempo pues claro que hay cosas más allá de Neopanem, me consta por la cantidad de acentos que hay, incluyendo el mío que mis padres me han inculcado y ni de chiste pertenece a la antigua América - Dicen las malas lenguas que Jerek Grimm se ha subido a un barco rumbo a Europa - comento algo que he leído en un foro de fans. No es que yo sea uno... Bueno, sí soy fan, pero de su rostro y cuerpo, no de su trabajo - Pero no, la vida como la que conocemos está aquí y no voy a dejarme intimidar por lo que ocurre y abandonar todo... Y eso que soy bastante cobarde - admito sin apartar los ojos del horizonte al cual el sol comienza a acercarse.
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Me gusta hacer reír a la gente, o provocar una sonrisa en su rostro, pero cuando se trata de él de algún modo la emoción se siente mayor. Tengo que dejar de negármelo a mí mismo porque seguir haciéndolo sólo va a lograr que me haga daño yo solo. Y sé que no saldría bien, pero al menos podré pasar página cuando lo reconozca. Y lo reconozco: Viktor me gusta. Es divertido, es diferente, es amable conmigo, me hace sentir muy bien y es más bueno de lo que ha querido hacer ver a todo el mundo para protegerse.
—Entonces que no te quepa duda: te quieren y no te guardan ninguna clase de rencor. No te quiero meter presión, pero, sabiendo eso, yo me daría prisa… Un día podrían dejar de estar, para siempre, y podrías arrepentirte toda tu vida —intento aconsejarle, aunque creo que he sonado catastrófico, cosa que realmente no deseaba. Pero siempre trato de ser sincero.
Se me encoge un poco el estómago cuando me desabrocha algunos botones de mi camiseta, ¿qué está…? Vale, se detiene enseguida, menos mal. El pelo del pecho me protege un poco del frío, pero aun así no me agrada mucho estar así… De todos modos, decido aguantarme, porque no quiero fastidiarle abrochándome de nuevo.
—¿Jerek Grimm? ¿El actor? Vaya… se ve que aquí nadie tiene una vida muy dulce… y tampoco me sorprende. Al menos tus padres están bien —digo con cierta calidez y una muy leve sonrisa—. Yo tampoco lo haría —comento entonces, desviando nuevamente la mirada hacia el mar—, no podría dejar a la gente que hay aquí y que necesita la mayor cantidad de sanadores posible… pero ¿sabes? Tengo casi cincuenta y un años y llevo toda la vida viendo desgracias… ver algo nuevo no estaría nada mal. No sé si alejándome de aquí encontraría algo bueno o malo, pero el riesgo valdría la pena.
Dejo escapar un suspiro. ¿Será que ya he estirado demasiado mi optimismo?
—Entonces que no te quepa duda: te quieren y no te guardan ninguna clase de rencor. No te quiero meter presión, pero, sabiendo eso, yo me daría prisa… Un día podrían dejar de estar, para siempre, y podrías arrepentirte toda tu vida —intento aconsejarle, aunque creo que he sonado catastrófico, cosa que realmente no deseaba. Pero siempre trato de ser sincero.
Se me encoge un poco el estómago cuando me desabrocha algunos botones de mi camiseta, ¿qué está…? Vale, se detiene enseguida, menos mal. El pelo del pecho me protege un poco del frío, pero aun así no me agrada mucho estar así… De todos modos, decido aguantarme, porque no quiero fastidiarle abrochándome de nuevo.
—¿Jerek Grimm? ¿El actor? Vaya… se ve que aquí nadie tiene una vida muy dulce… y tampoco me sorprende. Al menos tus padres están bien —digo con cierta calidez y una muy leve sonrisa—. Yo tampoco lo haría —comento entonces, desviando nuevamente la mirada hacia el mar—, no podría dejar a la gente que hay aquí y que necesita la mayor cantidad de sanadores posible… pero ¿sabes? Tengo casi cincuenta y un años y llevo toda la vida viendo desgracias… ver algo nuevo no estaría nada mal. No sé si alejándome de aquí encontraría algo bueno o malo, pero el riesgo valdría la pena.
Dejo escapar un suspiro. ¿Será que ya he estirado demasiado mi optimismo?
Todo ésto comenzó por un comentario tétrico por parte de la hija del líder del ejército muggle que nos quiere a todos muertos ¡Y termina con un comentario tétrico de la persona más buena del mundo! ¿Cómo eso no es una señal de que de verdad va a pasar algo malo? Mis padres están en peligro, no me cabe duda ¡Hasta James puede verlo! Vaya... Se me escapa una risa nerviosa y me recuesto sobre un lado para acomodar mi cabello con una de mis manos, en consecuencia me tiro algo de arena encima lo que hace que vuelva a reír una vez más, un poco más histérico - Eso ha sido terrible, gran forma de levantar los ánimos James - respondo aún entre risas que no van para nada con lo que digo ¿Acaso estoy teniendo un brote psicótico o algo así? - Ay mierda - logro traerme a la realidad y me dejo caer contra la arena, ya que voy a ensuciarme el pelo, mejor lo hago bien.
Me toma unos segundos pero por fin vuelvo a mi eje. Voy a visitar a mis padres y voy a protegerlos... Así tenga que meterme en la cabeza de Rebecca Hasselbach para comprender lo que viene. Tengo un poder que me va a permitir cuidar a los que quiero ¡A la mierda mi salud mental! Es hora de poner manos a la obra y hacer eso para lo que he nacido. Bien podríamos morir todos mañana así que ¿Por qué negarme a la realidad? Si para eso me estoy quedando ¿No?
- Podrías encontrar algo bueno aquí mismo también - respondo a lo que dice girando mi rostro para verlo más de cerca, parece un puddle muy peludo y adorable, lo cual me hace sonreír una vez más - No digo que las desgracias vayan a terminar, porque son lo que predomina en Neopanem incluso desde antes que nosotros nazcamos - continúo sin apartar los ojos de él - Pero incluso en la tragedia tenemos que encontrar momentos para nosotros... Aferrarnos a ellos porque si esperamos a que el mundo sea perfecto para poder ser felices, podríamos morir miserables. - y eso es prueba de que ya estoy demasiado viejo ¿Desde cuando lanzo frases tan poéticas y dignas de galletas de la fortuna? - Tu influencia me hace mal, debería estar quitándote la camisa, no dándote consejos.
Me toma unos segundos pero por fin vuelvo a mi eje. Voy a visitar a mis padres y voy a protegerlos... Así tenga que meterme en la cabeza de Rebecca Hasselbach para comprender lo que viene. Tengo un poder que me va a permitir cuidar a los que quiero ¡A la mierda mi salud mental! Es hora de poner manos a la obra y hacer eso para lo que he nacido. Bien podríamos morir todos mañana así que ¿Por qué negarme a la realidad? Si para eso me estoy quedando ¿No?
- Podrías encontrar algo bueno aquí mismo también - respondo a lo que dice girando mi rostro para verlo más de cerca, parece un puddle muy peludo y adorable, lo cual me hace sonreír una vez más - No digo que las desgracias vayan a terminar, porque son lo que predomina en Neopanem incluso desde antes que nosotros nazcamos - continúo sin apartar los ojos de él - Pero incluso en la tragedia tenemos que encontrar momentos para nosotros... Aferrarnos a ellos porque si esperamos a que el mundo sea perfecto para poder ser felices, podríamos morir miserables. - y eso es prueba de que ya estoy demasiado viejo ¿Desde cuando lanzo frases tan poéticas y dignas de galletas de la fortuna? - Tu influencia me hace mal, debería estar quitándote la camisa, no dándote consejos.
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Bajo la cabeza, sintiéndome mal por sus palabras. No, no por sus palabras, tiene razón en decirlas, me siento mal por haberle dicho algo que le está provocando lo que parece una crisis y me hace volver a mirarlo, esta vez fijamente. Me preocupa esa risa que le sale, que no parece ni alegre ni de diversión. Sin embargo, al final parece acabar serenándose, así que me calmo un poco, aunque el malestar sigue ahí. Definitivamente parece que me estoy quedando sin optimismo. Supongo que es normal, estirarlo durante más de treinta años debe de ser demasiado.
—Lo lamento… —me disculpo, dejando de nuevo de mirarle. Vuelvo a suspirar cuando me dice que podría encontrar algo bueno aquí, pues en realidad tengo cosas buenas aquí, pero no sé si son suficientes. Creo que me he exigido demasiado durante tantos años que ya estoy un poco cansado… yo también me merezco sentir, ¿no?— Estoy un poco cansado, Viktor… me gustaría que alguien me abrazase, me diese su hombro para llorar tranquilo, y me dijese que todo va a estar bien, de algún modo u otro.
Respiro hondo, intentando serenarme porque si no voy a acabar llorando. No sé qué me pasa para estar últimamente tan extremadamente sensible, pero no quiero seguir así, así que aprovecho cualquier clavo ardiendo para sujetarme a él… y eso hago cuando me dice lo de mi influencia. Me sale una leve sonrisa al escucharlo.
—Podrías quitarme la camisa… —digo y al instante me arrepiento. ¿Qué narices me pasa? ¡Yo no soy así! Bueno, en mucha confianza sí, porque si no aún seguiría siendo virgen, pero no está bien hacer esos comentarios… no sólo porque es indecente sino porque además sería jugar con Viktor y eso… no es correcto. Carraspeo— Quiero decir… no sé qué quería decir. Pero me alegra estar ejerciendo esa influencia sobre ti porque es muy bonito cuando dices esas cosas… aunque eso es peligroso…
«Porque hace que me gustes más».
—Lo lamento… —me disculpo, dejando de nuevo de mirarle. Vuelvo a suspirar cuando me dice que podría encontrar algo bueno aquí, pues en realidad tengo cosas buenas aquí, pero no sé si son suficientes. Creo que me he exigido demasiado durante tantos años que ya estoy un poco cansado… yo también me merezco sentir, ¿no?— Estoy un poco cansado, Viktor… me gustaría que alguien me abrazase, me diese su hombro para llorar tranquilo, y me dijese que todo va a estar bien, de algún modo u otro.
Respiro hondo, intentando serenarme porque si no voy a acabar llorando. No sé qué me pasa para estar últimamente tan extremadamente sensible, pero no quiero seguir así, así que aprovecho cualquier clavo ardiendo para sujetarme a él… y eso hago cuando me dice lo de mi influencia. Me sale una leve sonrisa al escucharlo.
—Podrías quitarme la camisa… —digo y al instante me arrepiento. ¿Qué narices me pasa? ¡Yo no soy así! Bueno, en mucha confianza sí, porque si no aún seguiría siendo virgen, pero no está bien hacer esos comentarios… no sólo porque es indecente sino porque además sería jugar con Viktor y eso… no es correcto. Carraspeo— Quiero decir… no sé qué quería decir. Pero me alegra estar ejerciendo esa influencia sobre ti porque es muy bonito cuando dices esas cosas… aunque eso es peligroso…
«Porque hace que me gustes más».
Ay mierda. No sé por qué pero ni bien dice aquello siento la terrible necesidad de darle ese abrazo que tanto necesita. No puedo decirle que todo va a estar bien porque en éste mundo nada lo está pero podría sacar fuerzas de algún lado para mentirle un poco. Quiero protegerlo, porque James es bueno y si hay alguien que merece ser feliz es él... Pero a la vez no quiero hacerlo porque eso va a hacer que termine perdiéndome en él y ¿Qué tal si un día no puedo protegerlo? ¿Qué tal si fallo y el mundo hace lo suyo llevándoselo lejos de mí? ¿POR QUÉ ESTOY PENSANDO ESTAS COSAS COMO SI FUERA UNA NOVELA DE LA TARDE? Hay sentimiento, definitivamente hay sentimiento, solo que no quiero ni siquiera pensarlos porque cunado lo haga, creo que ya no habrá vuelta atrás.
Por suerte hace un comentario que me sorprende y mucho. Alzo las cejas y me inclino unos centímetros lejos de él para verlo más claro pues no me creo lo que sale de su boca. Claro que se avergüenza de eso y vuelve al tono adorable de antes que me hace sonreír. No. No voy a quitarle la camisa porque ya me ha dicho que no le gusta que "Solo lo quiera para eso". Y hacerlo sentir así no es una buena forma de comenzar a protegerlo porque... A la mierda, claro que voy a protegerlo.
- Puedes dejarte la camisa tranquilo - respondo con una sonrisa, divertido, y me apoyo en una de mis manos para levantarme por un momento. Si necesita un abrazo voy a dárselo ahora mismo, aunque sea un paso en dirección a mi propia destrucción. Así que vuelvo a sentarme, pero esta vez detrás suyo, con una pierna a cada lado de su cuerpo. Me acerco todo lo que puedo y lo rodeo con mis brazos, dándole permiso a que se recueste en mi pecho si así lo quiere - ¿También es peligroso que haga cosas bonitas? - porque vamos, soy un pan recién sacado del horno por la mañana por hacer ésto.
No tengo que preguntar por qué considera que ésto es peligroso, porque es justo lo que me pasa a mí también. Es peligroso abrazarlo mientras miro el atardecer porque a cada segundo que pasa se me llena el pecho de un calor que no había sentido en años. Es peligroso porque, aunque él no lo crea, me bastaría quedarme así por un rato sin la necesidad de una noche apasionada en la playa. Es peligroso porque James es la clase de persona que el sistema se lleva por delante y voy a quedar destruido si algo le pasara.
- Todo va a estar bien - murmuro en su oído con una sonrisa y apoyo mi pera en su hombro con los ojos entrecerrados por el reflejo del sol que ya se está ocultando.
Por suerte hace un comentario que me sorprende y mucho. Alzo las cejas y me inclino unos centímetros lejos de él para verlo más claro pues no me creo lo que sale de su boca. Claro que se avergüenza de eso y vuelve al tono adorable de antes que me hace sonreír. No. No voy a quitarle la camisa porque ya me ha dicho que no le gusta que "Solo lo quiera para eso". Y hacerlo sentir así no es una buena forma de comenzar a protegerlo porque... A la mierda, claro que voy a protegerlo.
- Puedes dejarte la camisa tranquilo - respondo con una sonrisa, divertido, y me apoyo en una de mis manos para levantarme por un momento. Si necesita un abrazo voy a dárselo ahora mismo, aunque sea un paso en dirección a mi propia destrucción. Así que vuelvo a sentarme, pero esta vez detrás suyo, con una pierna a cada lado de su cuerpo. Me acerco todo lo que puedo y lo rodeo con mis brazos, dándole permiso a que se recueste en mi pecho si así lo quiere - ¿También es peligroso que haga cosas bonitas? - porque vamos, soy un pan recién sacado del horno por la mañana por hacer ésto.
No tengo que preguntar por qué considera que ésto es peligroso, porque es justo lo que me pasa a mí también. Es peligroso abrazarlo mientras miro el atardecer porque a cada segundo que pasa se me llena el pecho de un calor que no había sentido en años. Es peligroso porque, aunque él no lo crea, me bastaría quedarme así por un rato sin la necesidad de una noche apasionada en la playa. Es peligroso porque James es la clase de persona que el sistema se lleva por delante y voy a quedar destruido si algo le pasara.
- Todo va a estar bien - murmuro en su oído con una sonrisa y apoyo mi pera en su hombro con los ojos entrecerrados por el reflejo del sol que ya se está ocultando.
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Como veo cierto movimiento a mi lado giro la mirada y entonces puedo apreciar que se ha alejado de mí y me mira con… ¿qué es? ¿Escepticismo? ¿Incredulidad? Sí… seguro que es por la tontería que he dicho… es normal, yo no suelo decir esas cosas, es como si una nube cargada de droga me hubiese embriagado y hecho decir cosas de forma desinhibida… pero me siento avergonzado por ello y vuelvo a apartar la vista justo en el momento en el que él dice que puedo dejarme la camisa.
Y entonces llega la mayor sorpresa de todas. La verdad es que cuando le dije lo del abrazo y las palabras bonitas no fue para que lo hiciera él y, sin embargo, lo ha hecho. Se ha sentado y detrás de mí y me abrazado desde esa posición, lo cual me deja libertad para apoyarme en él y yo… me tomo esa confianza. Me echo para atrás, apoyando la cabeza en su pecho, y cierro los ojos durante unos segundos mientras escucho su pregunta. Siento un cosquilleo en todo el cuerpo al estar así, Viktor abrazándome por la espalda, como si fuésemos una pareja de hombres maduros.
Vuelvo a abrir los ojos y contemplo el atardecer mientras siento un escalofrío, aunque resulta bastante agradable, cuando él me murmura esas palabras al oído. Después se apoya en mi hombro y yo actúo sin pensar, más bien es mi cuerpo moviéndose solo el que hace que levante una mano y la coloque en su mejilla. Por suerte me doy cuenta pronto y la aparto inmediatamente, devolviéndola a mi regazo junto a la otra.
—Esto es muy bonito… aunque me ha recordado los juegos en los que la chica del distrito 5 se quedó contemplando el atardecer junto a su compañero de distrito, en esta posición, mientras él esperaba la muerte porque lo habían herido de forma letal —me llevo las manos a la cara y las aprieto contra ella, frustrado—. Perdóname, no debería haber dicho eso. Me encanta estar aquí… ojalá… ojalá no te diese miedo tener una relación seria, porque tú eres una de esas “cosas” buenas que he encontrado en Neopanem. Aunque… aún se me hace raro pensar que cuando yo tenía veintitrés años, tú sólo tenías quince…
Y entonces llega la mayor sorpresa de todas. La verdad es que cuando le dije lo del abrazo y las palabras bonitas no fue para que lo hiciera él y, sin embargo, lo ha hecho. Se ha sentado y detrás de mí y me abrazado desde esa posición, lo cual me deja libertad para apoyarme en él y yo… me tomo esa confianza. Me echo para atrás, apoyando la cabeza en su pecho, y cierro los ojos durante unos segundos mientras escucho su pregunta. Siento un cosquilleo en todo el cuerpo al estar así, Viktor abrazándome por la espalda, como si fuésemos una pareja de hombres maduros.
Vuelvo a abrir los ojos y contemplo el atardecer mientras siento un escalofrío, aunque resulta bastante agradable, cuando él me murmura esas palabras al oído. Después se apoya en mi hombro y yo actúo sin pensar, más bien es mi cuerpo moviéndose solo el que hace que levante una mano y la coloque en su mejilla. Por suerte me doy cuenta pronto y la aparto inmediatamente, devolviéndola a mi regazo junto a la otra.
—Esto es muy bonito… aunque me ha recordado los juegos en los que la chica del distrito 5 se quedó contemplando el atardecer junto a su compañero de distrito, en esta posición, mientras él esperaba la muerte porque lo habían herido de forma letal —me llevo las manos a la cara y las aprieto contra ella, frustrado—. Perdóname, no debería haber dicho eso. Me encanta estar aquí… ojalá… ojalá no te diese miedo tener una relación seria, porque tú eres una de esas “cosas” buenas que he encontrado en Neopanem. Aunque… aún se me hace raro pensar que cuando yo tenía veintitrés años, tú sólo tenías quince…
Cierro los ojos por un momento cuando lleva su mano hacia mi mejilla, pero me llevo otra sorpresa cuando la aparta de repente. Lo miro de reojo intentando descubrir qué es lo que pasa por su cabeza y luego río porque para mí sería muy sencillo averiguarlo en un segundo... Pero así no tendría gracia, quiero aprender a leerlo de la forma convencional, sentir el misterio e incluso la frustración por no poder conseguirlo, quiero que me siga sorprendiendo como lo hace hasta ahora. Así que no digo nada, una vez más, y simplemente busco sus manos para sujetarlas con las mías para que sienta que puede hacer lo que guste sin miedo pues no pienso moverme de aquí.
Luego dice tantas cosas que tengo que hacer anotaciones mentales para poder referirme a cada una de ellas. Creo que lo primero es lo más sencillo de abordar - Lo recuerdo, tenían mi edad en su momento y yo pasaba mi etapa de consumidor de historias adolescentes - con eso quiere decir que me destrozó esa última imagen, lloré a más no poder y desperté al día siguiente habiéndolo olvidado... Porque hubo un momento en el que dejó de preocuparme, tenía que verlo como ficción para no sentir constante miedo ante la posibilidad de encontrarme yo mismo en esa posición, o peor, Rowie.
- ¡Son solo números, James! - protesto entre risas pues ahora de verdad no se nota la diferencia. Bueno, quizás solo un poco pero es porque yo a mí me gusta mostrarme un poco más joven y porque a él parece gustarle tener el cabello como genio loco y una barba de varias semanas - Y no digas que tengo miedo... Sé que lo tengo, pero no lo digas - vuelvo a protestar con una mueca.
Suspiro pues creo que hay una solución para ésto, un punto intermedio - Escucha... No puedo ponerme de rodillas aquí, no puedo prometerte el sol porque... no - de acuerdo, no es una gran excusa pero no quiero ponerme a hablar sobre mi personalidad y en cómo mis pantalones tienen vida propia cuando veo alguien que me gusta - Pero lo común es ir a citas ¿Cierto? Conocer a la persona hasta que ocurre algo entre ambos y entonces deciden que la monogamia es un buen camino - creo que lo que digo suena terrible, pero me parece lo más sensato - ¿Podrías hacer eso? ¿Salir conmigo, disfrutar y divertirte? Y nótese que estoy siendo todo un caballero, porque de ser cualquier otra persona ya estarías con las rodillas en la arena, Carlie... - y ahí se me terminó el romanticismo.
Luego dice tantas cosas que tengo que hacer anotaciones mentales para poder referirme a cada una de ellas. Creo que lo primero es lo más sencillo de abordar - Lo recuerdo, tenían mi edad en su momento y yo pasaba mi etapa de consumidor de historias adolescentes - con eso quiere decir que me destrozó esa última imagen, lloré a más no poder y desperté al día siguiente habiéndolo olvidado... Porque hubo un momento en el que dejó de preocuparme, tenía que verlo como ficción para no sentir constante miedo ante la posibilidad de encontrarme yo mismo en esa posición, o peor, Rowie.
- ¡Son solo números, James! - protesto entre risas pues ahora de verdad no se nota la diferencia. Bueno, quizás solo un poco pero es porque yo a mí me gusta mostrarme un poco más joven y porque a él parece gustarle tener el cabello como genio loco y una barba de varias semanas - Y no digas que tengo miedo... Sé que lo tengo, pero no lo digas - vuelvo a protestar con una mueca.
Suspiro pues creo que hay una solución para ésto, un punto intermedio - Escucha... No puedo ponerme de rodillas aquí, no puedo prometerte el sol porque... no - de acuerdo, no es una gran excusa pero no quiero ponerme a hablar sobre mi personalidad y en cómo mis pantalones tienen vida propia cuando veo alguien que me gusta - Pero lo común es ir a citas ¿Cierto? Conocer a la persona hasta que ocurre algo entre ambos y entonces deciden que la monogamia es un buen camino - creo que lo que digo suena terrible, pero me parece lo más sensato - ¿Podrías hacer eso? ¿Salir conmigo, disfrutar y divertirte? Y nótese que estoy siendo todo un caballero, porque de ser cualquier otra persona ya estarías con las rodillas en la arena, Carlie... - y ahí se me terminó el romanticismo.
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Asiento con la cabeza cuando comenta lo que dice de la historia que recuerdo. Pobres chicos… recuerdo que esa muerte me dolió especialmente, fue terrible. Ellos se amaban, o al menos eso habían dicho en las presentaciones previas… según parecía habían crecido juntos. En fin, no es momento de ponerse triste por cosas que están en el pasado y que ya no tienen arreglo.
—No son sólo números, ¿y si hubiésemos sido novios? La gente nos habría mirado muy mal. Ay, no, no —digo sacudiendo la cabeza mientras siento un gran escalofrío, uno que no es agradable como el anterior—. Qué asaltacunas… y ahora te ves muy joven para tener cuarenta y tres años, Viktor. ¿Sabes? Te quedan bien las marcas de la edad… y no lo digo por decir, tú sabes que yo siempre soy sincero, los hombres maduros tienen mucho atractivo… A mí me gustan. Y tu pelo blanco te da un toque muy especial.
Sonrío. Sólo he necesitado hablar un poco con él para sentirme mejor, él es como un bálsamo, un soplo de aire fresco en mi corazón recargado de dolor. Aunque me preocupa lo que dice después. Lo del miedo ya lo he dicho… y tener miedo es normal, pero seré paciente con él, como he sido hasta ahora. Así que me mantengo callado al respecto.
No acabo de comprender a qué se refiere con ponerse de rodillas aquí… ¿Para qué iba a ponerse así? No lo dirá para pedirme matrimonio, ¿verdad? Porque tampoco es eso lo que le estoy pidiendo, indirectamente, sólo deseo una relación estable; quiero ser la persona con la que se despierte todas las mañanas y se duerma todas las noches. No es mucho pedir, ¿no? Bueno… entiendo que para alguien como él… sí. Y lo respeto.
Estoy por decirle algo a lo que me comenta de las citas cuando me confunde lo último que dice. ¿Con las rodillas en la arena? ¿Pero no hablaba antes de que él no se arrodillaría…? ¿Ahora dice de hacerlo yo…? Espera. No, no se refiere a eso, ¿verdad? Las mejillas se me ponen tan rojas que noto el calor que irradian. ¡Pero qué grosero!
—¡Viktor! —exclamo en una especie de regaño— Viktor, qué guarrería, por favor… —digo cubriéndome el rostro con las manos una vez más y respiro hondo para calmarme y reordenar las ideas en mi cabeza para plantearlas en voz alta— Pensé que ya ocurría algo entre ambos… no hemos tenido “citas” convencionales, pero para mí han sido suficientes nuestros encuentros, sobre todo ese en el que me estampaste contra una estantería de la biblioteca. Ese día casi me besas, no lo niegues —bromeo y casi me río, recordando que en ese momento sentí miedo. Fue una situación complicada… ahora sé que Viktor no me haría daño y también me arrepiento de haber dicho las cosas que dije y de mi comportamiento—. Pero sí, claro que podría hacer eso. No puedo prometer que me divierta porque creo que no tenemos la misma idea de diversión en según qué cosas, pero… sí quiero salir contigo, conocer más cosas sobre ti…
—No son sólo números, ¿y si hubiésemos sido novios? La gente nos habría mirado muy mal. Ay, no, no —digo sacudiendo la cabeza mientras siento un gran escalofrío, uno que no es agradable como el anterior—. Qué asaltacunas… y ahora te ves muy joven para tener cuarenta y tres años, Viktor. ¿Sabes? Te quedan bien las marcas de la edad… y no lo digo por decir, tú sabes que yo siempre soy sincero, los hombres maduros tienen mucho atractivo… A mí me gustan. Y tu pelo blanco te da un toque muy especial.
Sonrío. Sólo he necesitado hablar un poco con él para sentirme mejor, él es como un bálsamo, un soplo de aire fresco en mi corazón recargado de dolor. Aunque me preocupa lo que dice después. Lo del miedo ya lo he dicho… y tener miedo es normal, pero seré paciente con él, como he sido hasta ahora. Así que me mantengo callado al respecto.
No acabo de comprender a qué se refiere con ponerse de rodillas aquí… ¿Para qué iba a ponerse así? No lo dirá para pedirme matrimonio, ¿verdad? Porque tampoco es eso lo que le estoy pidiendo, indirectamente, sólo deseo una relación estable; quiero ser la persona con la que se despierte todas las mañanas y se duerma todas las noches. No es mucho pedir, ¿no? Bueno… entiendo que para alguien como él… sí. Y lo respeto.
Estoy por decirle algo a lo que me comenta de las citas cuando me confunde lo último que dice. ¿Con las rodillas en la arena? ¿Pero no hablaba antes de que él no se arrodillaría…? ¿Ahora dice de hacerlo yo…? Espera. No, no se refiere a eso, ¿verdad? Las mejillas se me ponen tan rojas que noto el calor que irradian. ¡Pero qué grosero!
—¡Viktor! —exclamo en una especie de regaño— Viktor, qué guarrería, por favor… —digo cubriéndome el rostro con las manos una vez más y respiro hondo para calmarme y reordenar las ideas en mi cabeza para plantearlas en voz alta— Pensé que ya ocurría algo entre ambos… no hemos tenido “citas” convencionales, pero para mí han sido suficientes nuestros encuentros, sobre todo ese en el que me estampaste contra una estantería de la biblioteca. Ese día casi me besas, no lo niegues —bromeo y casi me río, recordando que en ese momento sentí miedo. Fue una situación complicada… ahora sé que Viktor no me haría daño y también me arrepiento de haber dicho las cosas que dije y de mi comportamiento—. Pero sí, claro que podría hacer eso. No puedo prometer que me divierta porque creo que no tenemos la misma idea de diversión en según qué cosas, pero… sí quiero salir contigo, conocer más cosas sobre ti…
Se me escapa una carcajada porque si imaginarme ahora en una relación es difícil, mucho más lo es imaginar a mi yo de quince años. No porque fuese más liberal de lo que soy ahora, sino porque era un tonto que no tenía idea de cómo hacerlo. En ese momento solo me importaba una cosa: Conseguir cuantos tipos pudiera y aprender todo lo posible para convertirme en el galán que soy ahora ¡Jamás me habría sumergido en una relación que limitase toda esa oportunidad de aprendizaje! Y de haberlo hecho probablemente me habría convertido en una persona completamente diferente... Me habrían roto el corazón al terminar la escuela, habría sido el típico chico que arranca una relación con su profesor en la universidad, luego de eso habría probado con varios idiotas hasta encontrar el amor definitivo a los treinta años. Clásico de comedia romántica.
- Me gusta verme joven, Carlie - respondo con los ojos entrecerrados como rendijas - Y el cabello blanco no es por la edad, es por la metamorfomagia... No sé qué demonios pasa con eso - confieso con falso mal humor. Ya no me molesta porque tengo mi bello tinte cubre desastres mágicos - Y creo que el término "Asaltacunas" deja de tener validez cuando uno pasa los treinta - ni hablar nosotros.
Su grito luego de mi casi broma es suficiente para que me aparte de él y vuelva a sentarme a un costado entre risas. De verdad es un caniche inocente de 50 años ¿Cómo es que llegó tan puro a esa edad? No sé si quiero corromperlo pero... Si logro que haga una broma subida de tono con total seguridad y sin sonrojarse algún día, será la máxima victoria de mi vida - Quiero besarte desde el día que te conocí, James, te lo dije y no es secreto - respondo encogiéndome de hombros como si fuese lo más obvio del mundo. No me avergüenzo y también tuve ganas de besarlo hoy más temprano cuando se puso en modo dominante en la puerta.
Su respuesta me deja tranquilo. No digo nada, nada más respiro hondo y voy asintiendo como si mi cabeza estuviese flotando en las olas que se arman frente a nosotros. Muy bien... Vamos a salir en citas. Y no solo eso, sino que serán citas tranquilas que él disfrutará y en las que yo podré evaluar todo ésto de dedicar tu vida a una sola persona. No quiero sentir presión y espero que él no lo haga tampoco, pero creo que no será difícil avanzar en ésto pues en el fondo quiero que funcione y eso debe significar algo.
Cuando me doy cuenta he pasado varios segundos en silencio así que debo parpadear un par de veces para traerme a la realidad, allí donde está James sentado al lado mío esperando algún tipo de reacción por mi parte - ¿Ahora ya puedo besarte o tengo que esperar a que te acerques un poco más? - bromeo con lo que le dije aquella vez y sonrío de lado.
- Me gusta verme joven, Carlie - respondo con los ojos entrecerrados como rendijas - Y el cabello blanco no es por la edad, es por la metamorfomagia... No sé qué demonios pasa con eso - confieso con falso mal humor. Ya no me molesta porque tengo mi bello tinte cubre desastres mágicos - Y creo que el término "Asaltacunas" deja de tener validez cuando uno pasa los treinta - ni hablar nosotros.
Su grito luego de mi casi broma es suficiente para que me aparte de él y vuelva a sentarme a un costado entre risas. De verdad es un caniche inocente de 50 años ¿Cómo es que llegó tan puro a esa edad? No sé si quiero corromperlo pero... Si logro que haga una broma subida de tono con total seguridad y sin sonrojarse algún día, será la máxima victoria de mi vida - Quiero besarte desde el día que te conocí, James, te lo dije y no es secreto - respondo encogiéndome de hombros como si fuese lo más obvio del mundo. No me avergüenzo y también tuve ganas de besarlo hoy más temprano cuando se puso en modo dominante en la puerta.
Su respuesta me deja tranquilo. No digo nada, nada más respiro hondo y voy asintiendo como si mi cabeza estuviese flotando en las olas que se arman frente a nosotros. Muy bien... Vamos a salir en citas. Y no solo eso, sino que serán citas tranquilas que él disfrutará y en las que yo podré evaluar todo ésto de dedicar tu vida a una sola persona. No quiero sentir presión y espero que él no lo haga tampoco, pero creo que no será difícil avanzar en ésto pues en el fondo quiero que funcione y eso debe significar algo.
Cuando me doy cuenta he pasado varios segundos en silencio así que debo parpadear un par de veces para traerme a la realidad, allí donde está James sentado al lado mío esperando algún tipo de reacción por mi parte - ¿Ahora ya puedo besarte o tengo que esperar a que te acerques un poco más? - bromeo con lo que le dije aquella vez y sonrío de lado.
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Sonrío, casi riéndome, cuando me dice que le gusta verse joven.
—¡Eso es obvio! —digo de buen humor— Si no, ¿qué sentido tendría que usaras tanta energía en verte así? Pero sólo te daba mi opinión, eres muy atractivo, aparentes lo que aparentes —le explico antes de comentar algo sobre lo que dijo de su cabello—. Eso es muy curioso… ¿será que te sientes viejo? O que estabas triste… ¿Estabas triste? —pregunto mientras se me borra la sonrisa, pues pensar en esa posibilidad me apena a mí también.
Estoy de acuerdo con lo que dice sobre el término asaltacunas, pero personalmente sigo pensando en ese día… yo con veintitrés, él con quince… probablemente sea una tontería, pero a veces me da vueltas en la cabeza y es muy molesto. Aunque estoy dispuesto a olvidarlo o, al menos, a obviarlo, porque cuando estoy con Viktor me siento diferente a cuando estoy con cualquier otra persona. Es una sensación extraña, es como si no me hubiese dado cuenta de que estaba vacío hasta ahora que ya no lo estoy.
Casi sin darme cuenta vuelvo a sonreír, pero esta vez con ternura, justo antes de que me diga cuánto hace que quiere besarme… pero eso no importa, porque no es lo mismo querer besar a alguien por pasión o sentirse atraído o… por algo más. No diré “amor” porque sé que para él es una palabra muy fuerte e imponente, aunque en mi mente no lo va a oír, pero… sí, algo más que atracción. O al menos eso espero y deseo con fuerza… porque creo que no soportaría que me partieran el corazón otra vez.
No sé cuánto tiempo he estado callado, pero él tampoco ha hablado en este rato, así que no sé si ha sido un silencio incómodo o los dos hemos estado despistados. ¿En qué estaría pensando él? Me toma por sorpresa su pregunta y lo miro abriendo los ojos un poco más de lo normal y parpadeando varias veces seguidas. Pero cuando me recupero de la impresión, en lugar de decirle que sí —porque sí deseo que me bese—, lo que hago es acortar las distancias y juntar yo mismo mis labios con los suyos, cerrando los ojos en lo que dura el beso… luego me separo y lo miro como si estuviese embelesado por un hechizo del estilo del Confundus.
—¿Responde eso a tu pregunta…? —pregunto en un susurro, con mi rostro aún muy cerca del suyo, tan cerca que nuestras narices podrían rozarse.
—¡Eso es obvio! —digo de buen humor— Si no, ¿qué sentido tendría que usaras tanta energía en verte así? Pero sólo te daba mi opinión, eres muy atractivo, aparentes lo que aparentes —le explico antes de comentar algo sobre lo que dijo de su cabello—. Eso es muy curioso… ¿será que te sientes viejo? O que estabas triste… ¿Estabas triste? —pregunto mientras se me borra la sonrisa, pues pensar en esa posibilidad me apena a mí también.
Estoy de acuerdo con lo que dice sobre el término asaltacunas, pero personalmente sigo pensando en ese día… yo con veintitrés, él con quince… probablemente sea una tontería, pero a veces me da vueltas en la cabeza y es muy molesto. Aunque estoy dispuesto a olvidarlo o, al menos, a obviarlo, porque cuando estoy con Viktor me siento diferente a cuando estoy con cualquier otra persona. Es una sensación extraña, es como si no me hubiese dado cuenta de que estaba vacío hasta ahora que ya no lo estoy.
Casi sin darme cuenta vuelvo a sonreír, pero esta vez con ternura, justo antes de que me diga cuánto hace que quiere besarme… pero eso no importa, porque no es lo mismo querer besar a alguien por pasión o sentirse atraído o… por algo más. No diré “amor” porque sé que para él es una palabra muy fuerte e imponente, aunque en mi mente no lo va a oír, pero… sí, algo más que atracción. O al menos eso espero y deseo con fuerza… porque creo que no soportaría que me partieran el corazón otra vez.
No sé cuánto tiempo he estado callado, pero él tampoco ha hablado en este rato, así que no sé si ha sido un silencio incómodo o los dos hemos estado despistados. ¿En qué estaría pensando él? Me toma por sorpresa su pregunta y lo miro abriendo los ojos un poco más de lo normal y parpadeando varias veces seguidas. Pero cuando me recupero de la impresión, en lugar de decirle que sí —porque sí deseo que me bese—, lo que hago es acortar las distancias y juntar yo mismo mis labios con los suyos, cerrando los ojos en lo que dura el beso… luego me separo y lo miro como si estuviese embelesado por un hechizo del estilo del Confundus.
—¿Responde eso a tu pregunta…? —pregunto en un susurro, con mi rostro aún muy cerca del suyo, tan cerca que nuestras narices podrían rozarse.
Me encojo de hombros con una mueca porque ya sé que me veo atractivo de todas formas... Pero la apariencia joven me permite que los más jóvenes me vean también y ¿No es esa la idea? ¿Mantener mi pool de pesca lo más amplio posible? Porque estoy por cumplir cuarenta y cuatro años, estoy a punto de quedar a uno del redondeo para los cincuenta y... Si bien en años magos no es tanto, es bastante. Las personas en Neopanem no llegan a tal edad, siempre hay una guerra que trunca las vidas jóvenes así que ¿Con qué voy a quedarme si luzco viejo? Eso restando a todos los que se lleva la ley, porque desgraciadamente los más grandes también son aquellos que estuvieron a favor de los Black en su momento ¿Quién diría que la política afectaría mi vida sexual?
- No estaba triste, estaba preocupado... Estoy preocupado - porque hay demasiadas cosas que tengo puestas en pausa y puede que exploten de un momento a otro. No quiero pensar en eso y quizás el reprimirlo hace que mi cabello se vuelva blanco - Aunque sí me siento un poco viejo, hasta hace no mucho era un fiestero sin remedio y ahora tengo que volver a casa a poner a dormir a una esclava de 13 años - bromeo con media sonrisa. Kida debería cuidar de mí pero la verdad es que es lo opuesto.
Luego de mi pregunta llega una respuesta que me sorprende pues es un paso en la dirección correcta en mi misión de pervertirlo un poco. Devuelvo el beso y llevo mi mano a su nuca para acariciar sus rizos por un momento hasta que se separa - En realidad no, me han quedado algunas dudas así que agradecería una repetición, por favor - bromeo con él con una sonrisa pícara y sin esperar a que diga nada más le doy un nuevo beso rápido en los labios - Está cayendo el sol... ¿Te acompaño a casa?
- No estaba triste, estaba preocupado... Estoy preocupado - porque hay demasiadas cosas que tengo puestas en pausa y puede que exploten de un momento a otro. No quiero pensar en eso y quizás el reprimirlo hace que mi cabello se vuelva blanco - Aunque sí me siento un poco viejo, hasta hace no mucho era un fiestero sin remedio y ahora tengo que volver a casa a poner a dormir a una esclava de 13 años - bromeo con media sonrisa. Kida debería cuidar de mí pero la verdad es que es lo opuesto.
Luego de mi pregunta llega una respuesta que me sorprende pues es un paso en la dirección correcta en mi misión de pervertirlo un poco. Devuelvo el beso y llevo mi mano a su nuca para acariciar sus rizos por un momento hasta que se separa - En realidad no, me han quedado algunas dudas así que agradecería una repetición, por favor - bromeo con él con una sonrisa pícara y sin esperar a que diga nada más le doy un nuevo beso rápido en los labios - Está cayendo el sol... ¿Te acompaño a casa?
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Que Viktor esté preocupado es tan malo como que esté triste, pero todo eso y el que se sienta viejo porque tiene a una esclava en la pubertad a la que trata como si fuese su hija o su sobrina pasa cuando le respondo su pregunta con un acto en lugar de con palabras… o al menos eso espero. Siempre actúo mostrando una buena autoestima, pero no soy perfecto y a veces tengo mis inseguridades… sobre todo cuando se trata de estar con alguien que me gusta mucho.
Y Viktor me gusta muchísimo. Sus rasgos faciales; su cabello, cuyo color siempre es una sorpresa porque nunca sabes de cuál lo tendrá; su mirada, su carácter… sobre todo su carácter. Sus comentarios sí que son siempre inesperados y aunque a veces me hagan sentir incómodo, no me quejo de ellos del todo en serio.
Ahora me ha devuelto el beso y lo interpreto como una muy buena señal mientras él además acaricia la parte más baja de mi cabello hasta que nos separamos. Su comentario me hace reír, pero antes de que pueda decir nada y sin apenas darme tiempo para serenar mi risa, él me vuelve a besar, aunque es un beso más corto. Lo miro con una sonrisa mientras él me pregunta si me acompaña a casa. Habría deseado poder quedarme aquí abrazado a él mientras vemos el anochecer en la playa… pero no se puede tener todo lo que se desea. Y mucho menos con el régimen que tenemos.
—Me encantaría —digo y por un momento estoy a punto de ofrecerle quedarse a dormir en mi casa, pero me gana mi típica actitud conservadora… aún es muy pronto para eso, ¿no? Aunque sólo sería dormir, pero…
Me pongo de pie y le tiendo mi mano para ayudarlo a levantarse. Me alegra poder mantenernos un poco más con las manos unidas para poder aparecernos en otro lado, pues creo que Viktor no es de los que van de la mano por ahí. Aunque tampoco es de los que tienen pareja estable, así que… quién sabe.
Y Viktor me gusta muchísimo. Sus rasgos faciales; su cabello, cuyo color siempre es una sorpresa porque nunca sabes de cuál lo tendrá; su mirada, su carácter… sobre todo su carácter. Sus comentarios sí que son siempre inesperados y aunque a veces me hagan sentir incómodo, no me quejo de ellos del todo en serio.
Ahora me ha devuelto el beso y lo interpreto como una muy buena señal mientras él además acaricia la parte más baja de mi cabello hasta que nos separamos. Su comentario me hace reír, pero antes de que pueda decir nada y sin apenas darme tiempo para serenar mi risa, él me vuelve a besar, aunque es un beso más corto. Lo miro con una sonrisa mientras él me pregunta si me acompaña a casa. Habría deseado poder quedarme aquí abrazado a él mientras vemos el anochecer en la playa… pero no se puede tener todo lo que se desea. Y mucho menos con el régimen que tenemos.
—Me encantaría —digo y por un momento estoy a punto de ofrecerle quedarse a dormir en mi casa, pero me gana mi típica actitud conservadora… aún es muy pronto para eso, ¿no? Aunque sólo sería dormir, pero…
Me pongo de pie y le tiendo mi mano para ayudarlo a levantarse. Me alegra poder mantenernos un poco más con las manos unidas para poder aparecernos en otro lado, pues creo que Viktor no es de los que van de la mano por ahí. Aunque tampoco es de los que tienen pareja estable, así que… quién sabe.
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