— ¿Esto es lo mejor que pueden conseguir? La próxima vez te traeré un par de botellas del Capitolio que son la gloria — estamos llegando a fin de mes, dentro de unas semanas ya será verano y el calor empieza a hacerse notar ya sin ningún disimulo. Synnove me ha dejado para poder acomodarse junto a Mimi mientras yo salí corriendo en dirección al edificio donde solía vivir Arya, allí en el departamento número 14. Como los demás parecen estar ocupados, somos solo Ava y yo los que subimos hasta la terraza para compartir una cerveza que, como la rubia dejó en claro, estamos tomando furtivamente para que nadie se queje de que estoy bebiendo sin ser mayor. Bah, que Ben siempre me daba alcohol, pero por las dudas es mejor fingir que somos responsables y diremos que bebíamos juguito. O no.

Lo que importa aquí es que la cerveza es medio asquerosa, es una lata de vaya a saber qué marca y la bebo solo porque está helada, aunque mi cara demuestra que no es de mi agrado. Estoy sentado en la sombra junto a lo que parece ser un viejo tanque de agua y mis pies dan algunos golpeteos que demuestran cierto grado de nerviosismo e incomodidad. Ya pasamos el “¿cómo has estado?” y toda la clase de preguntas banales que se nos pudieron haber ocurrido, pero sé que ella está esperando saber un poco más sobre qué fue de mí todos estos meses y no solo lo que tiene que ver con lo político. Además, creo que si hay alguien que va a escucharme y poder darme consejos es ella, a pesar de que no sé cómo abordar el tema. También pensé en Kyle, pero… creo que puede esperar. Al fin de cuentas, Ava se lo merece.

Apoyo la espalda contra el cemento y hago un par de muequitas, torciendo mi boca de un lado al otro en lo que medito cómo sacar el tema — Ava… ¿Cómo le dices a una chica que te quieres acostar con ella sin que suene a que la estás viendo solo como un objeto sexual? — porque juro que no lo hago, pero no puedo dejar de pensar en… bueno, fue una noche movida y juro que todavía puedo sentir el toque de su mano. Para no ponerme a pensar en ello, doy un trago algo más generoso y brusco — Es que… bueno, Syv y yo… ¡No tuvimos sexo! — aclaro, girando mi cara hacia ella con los ojos bien abiertos para que pueda ver mi honestidad — Pero somos amigos y sé que hay algo más ahí. Puede que hayamos… ya sabes, pasado ciertos límites físicos — hago una floritura de la mano como si de esa manera pudiese explicarme sin irme a lo explícito, aunque tratándose de Ava sé que eso es un poco imposible — ¿Es normal que ahora no pueda dejar de pensar en que quiero más de eso y lo linda que es y lo mucho que me gusta besarla? Porque creo que se me ha metido la idea aquí. ¡Y temo volverme loco! — para ejemplificar, me señalo el centro de la frente con un dedo y arrugo la nariz.

Mi mano vuela por sí sola hacia la cabeza de Ken en un golpe corto y seco que ni siquiera debe dolerle mientras lo miro con divertido reproche. - No te quejes que al menos sabe mejor que el agua de estos lados. - Es una reprimenda vacía ya que, pese a que mis palabras son ciertas, la promesa de una próxima vez con bebida de mejor calidad resulta mucho más tentadora. La cerveza era un asco, pero estaba lo suficientemente fresca como para pasarla por la garganta casi sin saborearla y mal que mal, seguía siendo mejor que el extraño brebaje alcohólico que de vez en cuando se hacía en el catorce. Eso sí era mala cerveza. - ¿O qué? ¿Ya te volviste tan blandito que ni siquiera te aguantas esto? Y yo que me esfuerzo en contrabandear para que te sientas a gusto... - Incluso aunque mi actuación no fuese ni una pizca de convincente, Kendrick me conocía lo suficientemente bien como para saber que le estaba tomando el pelo, así que me río antes de dar un trago a mi propia lata.

Fue una mala decisión, una pésima decisión. ¿Pero quién le decía que podía sacar el tema tan así como así sin darme algún tipo de advertencia? La bebida termina mitad atascada en mi garganta y mitad en el suelo ya que creo que trago por el lado equivocado, y por más de que me pongo a toser la sensación no se va. Golpeteo un par de veces mi pecho y lo miro como si estuviese viendo a una especie de alien. ¿Qué tan loco era que me pareciera más coherente que el muchacho quisiera encabezar una rebelión política, y no que fuese a pedirme consejos sexuales? ¡A mí! - A ver, a ver, a ver. Pido tiempo. - las yemas de mis dedos dan golpecitos contra la mano que tiene la lata de cerveza, y trato de pensar en lo que me acaba de decir. - La última vez que hablamos, todavía te gustaba Delilah. - Empiezo a enumerar de manera invisible así ordeno correctamente mis pensamientos. - Supuse por tu relato con el tema de la ministra esa que algo había pasado con Lea… Pero ahora la que te gusta es Syv. ¿Lo tengo bien? - La pregunta que le hago es sincera, pero mi expresión debe delatar el pánico interno que estoy sintiendo. ¡Y no es con él! No quiero hacerlo sentir mal ni nada por el estilo. ¡Pero era Ken! Mi Ken. El bebito con orejas de elefante que me
hacía pis encima cada vez que trataba de cambiarle el pañal. Sabía que había crecido, pero que él madurase significaba que yo me estaba haciendo vieja y, y…. ¡Era Ken! - Necesito algo más fuerte que esto. - Miro a la bebida, decepcionada por lo que tengo, y maldiciendo el haber acabado el whisky de Ben el otro día.

- La cosa es… ¿me estás pidiendo un consejo sexual, o uno sentimental? Porque no soy buena para ninguno, pero al menos en uno tengo algo de experiencia. - La basta experiencia que me proporcionaba el haberme acostado con mi hermanastro en dos ocasiones, pero seguía siendo mejor que lo que podía aconsejar en un ámbito sentimental. - Eso sí, acá las cosas claras. Nada de “límites físicos”, si eres lo suficientemente grande como para hacerlo, eres lo suficientemente grande como para decir que se metieron mano a diestra y siniestra. - Me río porque haber convivido con Eowyn por años había eliminado cualquier tipo de inhibición verbal y porque de verdad estaba sonando como mi madre. O no, porque ella había sido más pudorosa en cierto sentido, pero esa no era la cuestión. - Si el tema es que solo la ves como amiga, y te atrae cuando menos sexualmente, puedes decirle eso. Si es tu amiga de verdad va a entender que la confianza que sienten el uno con el otro y la sexualidad pueden ir de la mano sin entrar en ¿lo sentimental? - ¿Lo que estaba diciendo tenía sentido?

Tengo que irme un poco para atrás porque ni me acuerdo de cuándo fue la última vez que pudimos tener una charla a solas, pero supongo que lo de Delilah debe ser adecuado si me baso en lo que han sido todos estos meses — Algo así… — me rasco detrás de la oreja en lo que siento que estoy poniéndome vergonzoso frente al tema que yo mismo he sacado, aunque encuentro la urgencia de explicarme para no quedar como un baboso — Lo de Lea fue… meramente hormonal. Fue increíble — admito, encogiendo un hombro — Y fue la primera vez que vi tetas, pero… — ¿Ella necesita esos detalles? ¡Mah sí, es Ava! — Con Syv fue diferente. No sé si estamos hablando de gustar gustar — que ni siquiera lo he pensado hasta que ella acaba de decirlo y saboreo un poco el borde de la lata con mis labios, como si el contacto frío fuese de ayuda para ordenar las ideas. No, no, un problema por vez.

Si ella consigue algo más fuerte, a mí me vendría muy bien. Jugueteo pasando uno de los dedos por el contorno redondo de la botella como si lo estuviera lustrando y todavía estoy pensando una respuesta cuando dice algo que me hace reír — Bueno, sí. Tú entiendes… — el gestito que hago con la mano cerrada en una sacudida muy gráfica debería bastar. Me entretengo con la bebida, que por muy fea que sea me viene bien ahora mismo y empiezo a aclararme la garganta con tal de ganar algo de tiempo — Sé que me atrae sexualmente, así como… mucho — creo que es un poco obvio, sino ni siquiera me estaría molestando en hablar del tema con ella — Con respecto a lo sentimental… ¡No lo sé! No lo había pensado. ¿Cómo sabes la diferencia entre alguien que te atrae, te gusta o simplemente te agrada su compañía? — porque parece que todo es lo mismo y, a su vez, tiene diferencias muy marcadas que yo no puedo encontrar — Syv me ha escuchado por meses, incluso cuando son tonterías. Y sé que estar con ella me hace sentir bien — porque no encuentro otra palabra para definirlo — Es diferente a Delilah — es lo único con lo cual lo puedo comparar.

Porque sí, esa fue la única idea parecida a sentir algo similar en mi vida. Estaba loco por Delilah, incluso cuando tenía cinco años y eso solo quería decir que me moría por tomarle la mano. Cuando empecé a crecer, busqué mil modos para impresionarla, sea cual fuese el motivo y ahora, que estamos lejos del catorce y de la vida que solía conocer, me he alejado de ella para dejar esa parte de mi historia detrás. ¿Qué fue con Lea? Me gustaba, sí, al menos físicamente hablando. Pero siento que no hubo una conexión especial, al menos no sentimentalmente. ¿Y qué sucede con Syv? Porque me siento tan cómodo con ella que no entra en ninguna de esas categorías — Sólo no quiero arruinarlo con ella. Además, sé que le gusta Dave. O al menos le gustaba — por el tono que empleo, creo que queda obvio lo que le estoy queriendo decir: que yo no soy el tipo de chico que le gusta y tampoco puedo aspirar a serlo — Quiero… bueno, era lindo poder ver películas con alguien y no me molestaría hacer eso y después besarnos, pero lo importante aquí es que no sé cómo avanzar o hacerlo un poco más íntimo, porque siento que ella es la que debe decidir. ¿Solo la beso y ya? ¿O debo pensar que fue cosa de una sola vez y olvidarlo? ¿Cómo se supone que sacas un tema así sin volverlo incómodo? Por todos los cielos… — me paso una mano por el pelo y me lo echo hacia atrás, con cara de obvio espanto — ¿Siempre es así de difícil? — porque si no le quedó claro por mi modo de hablar, estoy empezando a estar desesperado.

Entonces sí había pasado algo con Lea. ¡Já! Lo sabía. Y si tengo la sensatez de no poner una sonrisita de suficiencia, es solo porque me gana la de ternura. Y es que sí, Ken estaba creciendo, había madurado un montón, y claramente ya no era un niño… pero se estaba emocionando por haber visto un par de tetas. Era verdaderamente adorable si consideraba que la susodicha no estaba especialmente dotada en ese departamento y, aunque yo no pudiera hablar mucho al respecto, seguía pareciéndome casi tierno. - Osea que Syv no te gusta como nada más que amiga, pero no llega a ser todo lo hormonal que pudo haber sido con Lea… - Mi voz suena dubitativa porque sí, a decir verdad no termino de entender a lo que se quiere referir. O tal vez sí lo entiendo, pero al final había terminado por llegar a una conclusión.

El gesto de Ken hace que estalle en una carcajada estridente y tengo el impulso de darle un par de palmadas en el hombro a modo de felicitación. - Sí, entiendo. Solo espero que hayas devuelto el favor. - Porque podía sentir un tinte de orgullo por el muchacho, pero todavía tenía el sentido de hermandad femenina que me hacía esperar que se hubiese comportado como correspondía. - Y si te la chupó, espero que de verdad le hayas correspondido. - Igualdad de género y todo eso, que ya Arya me había contado lo egoístas que solían ser unos cuantos; aunque bueno, ella lo justificaba con que pagaban para ser complacidos y no para complacer.

Su pregunta me deja pensando más de lo debido y tengo que llevar la lata a mis labios para justificar mi demora. - Ya te digo que no sirvo mucho para lo sentimental pero bueno, a ver… - Llevo mis nudillos contra mis labios por unos instantes y los dejo ahí hasta que puedo ejemplificar de una manera en la que yo misma pueda entender lo que quiero decir. - La cosa es que en sí son cosas diferentes, pero no excluyentes la una de la otra. Si alguien te atrae, sea físicamente, el cuerpo te lo canta. Si alguien te gusta, pues es otro tipo de atracción, uno al que no le encuentras mucho sentido pero que…¿tira más?. Y si te agrada su compañía, no necesariamente tiene que atraerte la persona, tal vez solo tengas ganas de pasar tiempo con el otro. - Okay, puede que lo que haya dicho no haya sido en lo absoluto clarificador. - Uhmmm. Te atrajo Lea, te gusta Lilah, pero quieres pasar tiempo con Syv, y te atrae, pero no te gusta porque la ves más como una amiga. ¿Es una buena clasificación? - Y voy tanteando, tratando de adivinar lo que me va diciendo para darle forma a una definición que tal vez lo ayude a encontrar la respuesta que está buscando.

Me termino la lata antes de que se caliente la cerveza y aplasto el aluminio entre mis manos, tratando de no cortarme pero disfrutando lo maleable del objeto para tener algo con lo que entretenerme. No es que no me estuviese entreteniendo todo el enredo adolescente, pero sentía que había etapas por las cuales no había pasado precisamente, y tal vez no le pudiese dar toda la ayuda que estaba pidiendo. - ¿Difícil? - No es la palabra que habría elegido. ¿Complicado? seguro, pero al final resultaba que las cosas se daban más fáciles de lo que uno pensaba. - La cosa es así, como yo lo veo tienes dos opciones. - Levanto el dedo índice y apunto en su dirección. - La primera: te quitas el miedo a cagarla y le planteas esto mismo que me estás diciendo, pero sin rodeos, y sin nombrar a otras chicas. ¿Va a ser incómodo? seguro; pero si Syv es todo lo amiga y compañera que dices que es, incluso si ella no se siente de la misma manera te entenderá. En el mejor de los casos te haces hombre por completo, en el peor, pues siguen siendo amigos pero sin derecho a roce. - Sería la solución honesta, madura y comprensible que cualquier persona que no se deja llevar por las hormonas debería seguir. - La segunda opción… Pues sigan siendo amigos, viendo películas, y si la situación se da por un subidón de hormonas, que se dé. Ya en algún momento se aclaran los tantos. - O lo más parecido a eso que pudiese haber. De todas formas, si él está seguro de la manera de ser de Syv, pues no debería tener miedo a arriesgarse a nada. ¿O si?

¿Quién me mandaba a tratar de dar consejos a mí?

Le pongo mi mejor cara de “¿Por quién me estás tomando?” para ser más obvio, aunque pronto me aclaro con varios meneos de mi cabeza — No, no llegamos a eso. No me hubiese molestado, pero… ella puso el límite — dijo que quería que nos toquemos, pues bien, eso hicimos, no iba a bajar sin su permiso. ¿Qué me hubiese gustado? Pues probablemente sí. ¿Se lo habría hecho yo a ella? No veo por qué no. ¿Y por qué estoy volviendo a las imágenes gráficas en mi cabeza? No, Ken, concéntrate, que no quieres cosificar a la persona que ha estado para ti todos estos meses. ¡Maldita imaginación!

Me acomodo en mi sitio como si tuviese que prestar atención a la clase más complicada de todas, pendiente de cada una de las palabras que salen de su boca. Parece una lógica sencilla a pesar de sentirse como una explosión de problemas dentro, especialmente porque no tengo idea de cómo se separan los diferentes tipos de atracción de los cuales me habla — Supongo que es un buen resumen… creo — porque me parece una idea general acertada. Obvio que no tardan en llegar las resoluciones que sé que pedí, pero cuando empiezo a plantearlas en mi mente como un escenario posible, empiezo a ponerme nervioso. Me termino la bebida y me pongo de pie, jugueteando con el ruido de la lata entre mis dedos mientras me paseo por la terraza, al ritmo de sus palabras — ¿O se lo digo o lo dejo ser? ¿Eso es lo que tú dices? — una vez más, parece sencillo, pero sé que no lo es. Me sentiría demasiado… vulnerable, peor que cuando tuve que desprenderme de la ropa frente a ella. Es otra clase de desnudez.

— ¿Cómo fue con Ben? — pregunto repentinamente, frenándome de lleno para enfrentarla — ¿Alguna vez hablaron de lo que pasó o simplemente lo hicieron? — lo cual no podría comprender, porque si te acuestas con alguien… ¿Después solo ignoras por qué terminaron en esa situación? Sacudo un poco la latita entre mis dedos, dudando un poco de decir lo siguiente — Cuando estábamos en la cama y ya habíamos… terminado… — para decirlo con palabras amables — Syv dijo que le gustaba en serio, pero… ¡Que le gustaba mucho en serio como amigo! — ahí se me va la mezcla de indignación y confusión que me carcome desde anoche — No soy un experto, pero creo que no le dices eso a alguien cuando sigues sin ropa y aún te abrazas después de acabar. ¿Qué se supone que siquiera significa eso? — por mi manera de bufar y quejarme, es obvio que estoy frustrado. Dejo la lata sobre uno de los gruesos caños del tanque de agua y me paso las manos por los costados de mi cuello, buscando cierta relajación — No entiendo por qué me molesta, si al final del día sí somos solo amigos. Pero tal vez… ¡No sé! Yo estoy dándole vueltas al asunto y ella solamente lo ha tomado como un juego con su mejor amigo a ver qué se siente masturbarse en conjunto. Y me encanta que haya pasado, lo haría de nuevo, pero… — ay, ya, que tonto lo que voy a decir. Hasta me titubea la voz y creo que estoy empezando a sentir cierto calor y no del agradable — ¿Crees que ella me desea aunque sea solo un poquito? — para no hacer gran cosa del tema, remarco lo “poquito” uniendo dos de mis dedos.

Bien, puede que no lo haya educado en ese aspecto pero me hacía feliz ver que el mocoso sabía cómo comportarse. ¡Que era obvio! Si Ken era un pan de dios, pero una nunca sabe, y no dudaría en golpearlo si en algún momento se pasaba de la raya con alguien sin su consentimiento y después me lo venía a comentar. Podía tener cierto favoritismo hacia Ken, pero eso no significaba que le dejaría pasar todas… Maldito niñato consentido.

- Es el mejor tipo de resumen que voy a poder hacer. - Que me alegra que su adolescencia no sea solamente la de ser un guerrillero revolucionario que quería encabezar la próxima rebelión para derrocar al gobierno actual; pero me era más fácil hablar de esos temas con él que de chicas. Y era patético que ese fuera el caso cuando tenía veinticinco años, pero mi adolescencia no había sido del todo común y no había tenido este tipo de problemas como para saber de qué está hablando. A su edad ya me estaba resignando a que Seth sería un imposible en mi vida, además de qué, mal que mal, las chicas teníamos mejor control sobre nuestras hormonas. O algo así… - Es lo mejor que te puedo decir. No se me ocurre otro consejo a decir verdad. - ¿Qué le diría? ¿que le escriba una carta? Prefería predicar con el ejemplo, o con él “no hagas lo que no te gustaría que te hagan”. Creo que saldría corriendo en caso de que me llegase una carta de ese estilo.

- Ehhh… - Debí imaginarme que iba a preguntarme eso. - Ufffff. ¿Ambas? Me refiero a que, la primera vez solo se dió y tardamos años en hablar acerca de eso. Ya luego alcanzamos una especie de madurez extraña y como que ¿hablamos? Aunque también fue una cosa del momento… - Muchos sincericidios y cosas aparte, no creía que lo que pasó con Ben le sirva de ejemplo de ninguna manera. ¿O tal vez sí? Aunque… Ken no sabía toda la no historia, ¿no? Argh, qué confusión. - Mira. La realidad es que, aunque sea una chica, no todas hablamos el mismo lenguaje y ni siquiera yo las termino de entender ¿ok? - No había estado rodeada de las mujeres más coherentes del planeta al crecer, con la excepción de mi madre claro está, y hasta a mí me era complicado entender del todo que podría haber querido decir con eso. - Solo voy a decirte algo que me llevó mi tiempo entender. Si eso te molesta, y no dejas de darle vueltas al asunto, pues lo lamento Kendrick, pero Syv te gusta. - y sueno muy sabia cuando pongo mi mano sobre su hombro y busco su mirada para que me entienda, pero la realidad es que lo hacía por su bien. - Nadie hace ese tipo de cosas si no hay una base de deseo de por medio Ken, te aseguro que algo de atracción debe de sentir por tí. Pero no puedo decirte si le gustas o no, porque primero: no la conozco, y segundo, no sé si de verdad te ve solo como amigo, o dice eso porque cree que es lo que quieres escuchar. - Y no entendía por qué algunas personas podían ser tan rebuscadas cuando lo más sencillo era la sinceridad bruta. Era como sacar una curita.

Bien, no le quiero decir en voz alta lo que opino, pero creo que se me ve en toda la cara que no puedo comprender cómo los ha metido a ella y a Ben dentro de la definición de “madurez extraña”. Quiero y respeto a ambos, pero los conozco lo suficiente como para saber que ninguno de ellos sabe actuar como un adulto cuando llega el momento de tener la razón en una situación, sea cual sea. ¡Vamos, los he visto discutir por una caña de pescar! — Solo lo hicieron porque deseaban hacerlo y ya, ¿es eso? — no le voy a decir que la vez que los casi pillé él estaba con Alice porque sería sacar una carta sobre algo que no tengo idea, pero sospecho que no haces algo así solo por… Bah, sí, los caprichos momentáneos cuentan cuando se te sube el calor. ¡Pero ellos son adultos! Ay, no, eso significa que no voy a madurar o cambiar en la vida. Tendré que aprender a pensar con algo que no sea mi entrepierna, alguna vez.

Ahí va, mi último rastro de esperanza. Si Ava no comprende a las mujeres incluso siendo una, yo no tengo ni una más mínima chance. Tomo una bocanada de aire y la largo de manera tal que parece que me desinflo, subo los hombros y los dejo caer pesadamente — Okay… — digo nomas, en el tono más resignado y agudo posible. El peso de su mano en mi hombro hace que mire primero el agarre de sus dedos y luego a ella, no muy seguro de qué esperar de su experiencia y, aunque tengo el impulso breve e infantil de reírme porque está en papel de que yo no cumpla sus mismos errores y lo que dice me hace pensar que siente cosas por su hermanastro todavía, el cosquilleo de mi estómago bloquea cualquier burla — No puede gustarme Syv — digo rápidamente, como si alguien me hubiese pateado desde el aire para que lo diga — Y sí, yo pensé lo mismo, pero no puedo comprender qué es lo que quiso decir. ¿Soy un buen amigo Y me trae ganas? Y yo no quiero escuchar eso. Yo… ¡Bueno, no sé qué quiero escuchar, pero no eso! — porque hace las cosas confusas, como si fuese necesario complicarlo aún más. Tal vez solo debería dejarlo ser, tal como ha dicho Ava. Si le agrado, me lo dirá… ¿No?

— Y en cuanto a lo otro, sé lo que siento cuando me gusta alguien. Syv no me pone nervioso ni quiero impresionarla cada cinco minutos. Sí, me puso nervioso besarla y todo eso, pero no es lo mismo… — he sentido ese nerviosismo estúpido con las chicas, el querer demostrar que yo era genial, como un pavo real. Synnove no me causa eso, sino más bien tengo la facilidad increíble de poder hacer las tonterías que otras personas juzgarían, como el dejar que me pinte las uñas — Syv es… mi mejor amiga. Es diferente a las otras chicas y me agrada saber que puede acompañarme en todo lo que le propongo. Con ella puedo ser solo… yo. Ya sabes, yo mismo, sin toda la tontería de la revolución o los carteles de “se busca”. No tengo que esconderme y eso se siente bien — porque parece que últimamente toda mi vida gira en torno a eso. Al gobierno, a los dementores, a las cosas que puedo o no puedo hacer como un adolescente que está aquí solo porque alguien más me puso en este lugar. Yo no sería una amenaza si ellos no me vieran como una, si no hubiesen asesinado a Echo Duane o explotado mi hogar. El gobierno crea a sus enemigos, no nosotros.

Y después están esos momentos en los cuales, tan efímeros, puedo quedarme en la cama mirando una película estúpida con una chica. Aprendí a cocinar postres, a escuchar música que la gente de mi edad consume y cómo es que funcionan las redes sociales. Supe cómo manejar los juegos de cartas que explotan, a beber en una discoteca, hasta saltar en su cuarto al ritmo del video más ridículo que pudo haber salido en internet. ¿Y todo por cuánto tiempo? ¿Está mal sentir esa clase de calor por alguien que te causa tantas cosas buenas? No solo “buenas”, sino también nuevas. Entonces… — Ay, no — gimoteo, llevándome las manos al cabello en puro terror — Puede que quizá sienta algo por ella. ¡Solo algo minúsculo! Pero es culpa de todo esto. Es la comodidad y la atracción sexual. Se me pasará en unas semanas. Si pude superar a Delilah… podré con esto — pan comido. Ahora solo tengo que encontrar el modo de poner un límite… o sacarme las ganas, cualquiera es válida. Que soy un asco.

No sé muy bien qué leer de la expresión que se pinta en su rostro, y tengo miedo de preguntarle por unos segundos el qué es lo que está pensando. Sobretodo porque, pese a que lo conozco mejor que la palma de mi mano (que es una expresión nada más ya que estaba un noventa por ciento segura de que no sería capaz de reconocer mis palmas ni siquiera en fotos) no tenía idea de que podría opinar de mí. Y ya lo habíamos hablado en algún momento, su opinión me importaba. - Pues en resumen, ¿sí? - Los detalles se me hacían difusos a estas alturas, pero dejando de lado algún que otro momento en el que pudiese o no haberme sentido de otra manera, la base de lo que había pasado con mi hermanastro había sido el deseo. - Tal vez no fue la decisión más oportuna en aquel momento, pero pensar y repensar las cosas… No lo sé Ken, no te recomiendo el andar haciendo comparaciones con el fin de entender algo que mal que mal, no hay que entender. - Las cosas pasaban, se sentían, y uno podía darle mil vueltas luego, pero al final era en vano.

Levanto una ceja con gracia cuando declara muy seguro que Syv no puede gustarle y tengo que reprimir una risa burlona frunciendo los labios y aguantando la mueca. ¿Cómo era el dicho ese de los cinco pasos? Porque recordaba que al menos el primero era la negación. - Entonces si tú mismo no sabes qué es lo que quieres, escuchar, hacer o lo que sea. Deja de darle vueltas al asunto. - Y no es un reto, pero se siente como uno cuando mi tono de voz denota un dejo de frustración. Luego las mujeres éramos las vuelteras. Que lo entendía, de verdad lo entendía en toda su confusión y en el querer encontrar el sentido a cada detalle que podría escucharse raro en sus oídos. Pero sentía que estaba queriendo leer entre líneas, cuando ni siquiera había un mensaje oculto. Casi que estaba tentada en ir a buscar a Synnove para sentarla a tener una charla, primero conmigo, y luego con Ken para que aclarasen todo.

Lo escucho atenta en lo que me explica su relación con la rubia, y por más frustración que me produzca su ida y vuelta de ideas en cierta forma no puedo no verlo con ojos casi que maternales al saber que pese a todo lo que está pasando en estos momentos, todavía puede permitirse el ser adolescente. Y cuando por fin pasa y tiene su gran revelación, no puedo no reírme con su expresión de absoluto horror. Y me ahorro el “te lo dije” porque… no, ¿a quién quiero engañar? - Te lo dije. - Se lo remarco con la sonrisa de suficiencia que siempre acompaña a esas tres palabras, pero no necesito reafirmarme más en mi pequeña victoria así que vuelvo a mi estado pseudo reflexivo. - ¿Y por qué tienes que superarla? - No veo que es lo que le ve de malo al que le guste su amiga y trato de entender de dónde sale su negativa. - ¿Por qué habría de estar mal sentir compañerismo y amistad por alguien que te atrae también sexualmente? Entiendo que hayas querido superar a Delilah luego de todos esos años de.. bueno, nada, eran niños. Pero no veo qué tiene de malo Syv. - Y es verdad, no podía entender qué es lo que veía tan mal en todo ese asunto.

Tengo la palabra “reproche” pintada por toda la cara cuando su simple respuesta es un “te lo dije” que, en otro momento, podría resultar bastante ofensivo. Me cuesta horrores el no ponerme a hacer berrinche de un segundo para el otro como el crío que se supone que ya no soy y voy soltando mi expresión de horror poco a poco, hasta que mis manos abandonan mi cabello y me cruzo de brazos en una actitud defensiva que, a su vez, busca mostrarme seguro a pesar de no sentir nada parecido a la seguridad en este momento. Al fin de cuentas, Ava será mayor que yo pero tiene casi tan poca experiencia como cualquiera de nosotros, habiendo crecido atrapada en un distrito donde la vida social era reducida y el único sujeto con el cual aparentemente se manoseó fue su hermanastro. No la juzgo, pero parece que hay cosas que nos quedan por averiguar casi a la par.

— No tiene nada de malo en sí mismo — admito, trato de sonar lo más calmo posible — Pero no quiero arruinar nada con ella. Ya sabes, su amistad y todo eso. Además, si a ella no le gusto… ¿Por qué querría seguir pensando en ella de esa manera? No quiero que las cosas con Syv acaben extrañas solo porque he confundido las señales — porque esa es una enorme posibilidad. Los besos pudieron haber sido solo un juego, el desnudarnos fue producto del calor que sentíamos en el momento, todo esto se trata de un engaño fastidiosa de nuestras hormonas. Si lo dejo estar unas semanas, tal vez todo se apague hasta volver a la normalidad. Solos dos amigos que se divierten juntos de manera sana y completamente estúpida.

Meneo la cabeza, seguro de que puedo dejar de pensar en ella por al menos un rato — Es tonto. Sé bien que me interesa pasar el rato con ella, pero solo lo dejaré ser. ¿No tenemos cosas más importantes en las que pensar ahora? — sí, sé que estoy huyendo, que estoy descartando las incomodidades, pero no quiero ser un idiota hormonal en un momento tan importante de mi vida. Es por eso que dejo salir el aire para que se lleve todo el miedo, las preocupaciones por chicas, las dudas que me han asaltado desde anoche y le pellizco el hombro — ¿Quieres entrenar? Extraño a mi contrincante favorita — nada que un par de golpes y saltos no pueda arreglar.