Marzo

De verdad no creí encontrar algo abandonado en un sitio en donde usan hasta el más mínimo recurso para salir adelante. Pero allí estaba, completamente sola en un rincón de una habitación repleta de porquerías, llamándome para que le diera amor y ¿Cómo podía resistirme al llamado de una consola? Además, lo tomé como un desafío personal pues no hay ni la mitad de los materiales que necesitaría para repararla de forma apropiada así que hacer lo más con menos sería el llamado del día ¡Y lo logré! De solo ver ahora la imagen de presentación en el televisor hace que se me llene el pecho de orgullo y me da la confianza suficiente para ir a hablar con la técnica del grupo y ofrecerle mi ayuda... Porque si logré reparar algo así de la nada, creo que podré con otras cosas.

Así que voy con la consola bajo el brazo buscando a la tal Mimí por todos lados. Moira me la presentó pero la verdad es que no dijimos más que "Hola". Debería ser más sociable si voy a quedarme aquí, sino van a pensar que nomas les hablo cuando necesito algo y no es forma de comenzar una amistad con nadie... Porque debería intentar a hacer más amigos si éste va a ser mi hogar. Aquí trabajan en equipo, son una gran familia y de momento no soy más que un extraño para ellos.

Por fin la encuentro, alta e imponente - desde mi punto de vista - en el sitio en dónde supongo que lanzan en programa cuando toca hacerlo. Hay micrófonos y muchos botones, bastante interesante y me dan ganas de preguntar cómo funcionan todos y cada uno de los detalles - Emmm... ¿Mimí? Soy Simon - claro que soy Simon, ya sabe que soy Simon - Logré reparar la consola, solo faltaba un poco de magia y unos tornillos que logré hacer de un alambre que encontré por ahí - explico tendiéndole el aparato cuadrado como si fuera una especie de ofrenda.

¿En qué momento alguien decidió que había que dejar que Beverly tocase los aparatos? Porque entendía que quisiese tener un segmento en la radio, hasta me reía cuando la escuchaba pero… ¡Mis bebés! Los cables enredados, las perillas en cualquier marcador, los faders desfasados, Tal vez me estaba apresurando al culparla, tal vez había sido Jared y su constante energía, pero simplemente me dolía ver el estado en el el que estaban los ecualizadores. Una no podía mudarse y conseguir independencia sin que destruyeran las configuraciones básicas de los equipos que no-debían-tocar.

Bufo y ruedo los ojos, hablando a los equipos como si fueran niños y pidiéndoles perdón por haberlos dejado solos. ¿Ridículo, no? Pues bueno, llevaba semanas viviendo sola, y siendo que mis trabajos constaban de reparar máquinas… pues la interacción con el resto del mundo era algo complicada. Al menos Syv me había llamado y, contrario a lo que cualquiera hubiese esperado de una muchacha del capitolio, me había inspirado a volver a meterme de lleno en toda la ¿acción? llamémosle de ese modo. Todavía debía amigarme un poco con los adultos del catorce, pero eso sería más bien gradual

- ¿Mmh? - Me volteo a ver quien me ha hablado, y cuando noto a una de las nuevas adquisiciones escupo el cable que tengo en la boca y coloco mi varita detrás de mi oreja. ¿Qué tan pequeños eran los rebeldes estos días? - Oh, ¡hola! - Mi saludo es precario, pero cuando empieza a hablar en un idioma que sí entiendo perfectamente, me enorgullece su edad. - Un pequeño genio por lo que veo… ¿te gustan estas cosas? - Reviso la consola ni bien me la tiende, y puedo ver que está completa y, si la trajo hasta aquí, seguramente funcionando. - ¿Encontraste algún juego con qué probarla? Es algo vieja, pero por lo que veo hiciste un buen trabajo.

Me encojo de hombros pues no es la primera vez que me llaman un pequeño genio... Aunque ya no soy tan pequeño en realidad, voy por el segundo año de adolescencia así que ¿Es mucho pedir que empiecen a considerarme como tal? Pero siendo hostil no voy a conseguir amigos dentro de ésta fábrica así que solo lo dejo pasar - Sí, construía cosas antes de aprender a ir al baño solo - bromeo imitando lo que ella hizo con su varita, poniéndola detrás de mi oreja. En realidad nunca había pensado en manejarla así, pero da un aspecto interesante y hasta un poco rudo.

- Emmm no aquí pero tengo uno en mi mochila que podemos probar - sugiero con una mueca. No es que haya creído que un videojuego podría ayudarme en el norte, pero lo traje por lo que significa para mí. Estuve estancado en el primer nivel por meses ¡Por meses! Incluso me largué a llorar un día por la frustración de no poder superar lo que se suponía que era el modo más básico... Ese día papá me dio una charla sobre la perseverancia y el aceptar cada desafío como uno digno sin importar qué. Quedó guardada en mi cabeza y cada vez que se me presenta un problema me gusta ver la caja de ese juego para recordarlo.

- ¿Puedo ayudarte aquí? Después podemos ir a probar el videojuego juntos - propongo acercándome sin esperar permiso a la cantidad de cables sueltos que hay debajo y arriba de la mesa del estudio - Y... ¿Qué se supone que pasó aquí?

- Pues bueno pequeño Tesla, parece que se te dan bien estas cosas. Solo espero que ya hayas aprendido a ir al baño. - Y si le devuelvo la broma es más bien para contenerme de ir a apretar sus cachetes como me hacía mi abuela cuando le mostraba alguna de mis proezas. Y es que con la varita detrás de su oreja, un hábito que había patentado desde que podía recordar tener una, me daba una inevitable sensación de ternura.

- Así que además de genio, recursivo. Eres una caja de sorpresa Simon. - Le sonrío y miro a mi alrededor unos segundos antes de poder responderle. A decir verdad, quería terminar de acomodar todo antes de ponerme cualquier otro tipo de distracción, pero no quería herir las ilusiones del muchacho. No sé si es mi expresión la que me delata, o si es la propia iniciativa del muchacho, pero él mismo parece entender mi problemática y me quita el dilema de tener que negarme a su pedido. - Si te animas… me vendría bien tener un par de manos extra. -

Llevo mis manos a la cintura y antes de siquiera pensar en qué podía ponerlo a trabajar, ya se ha encargado él de acercarse al cableado desconectado. - No sé, ni quiero saberlo. Estaría tentada de poner un hechizo de presencia permanente a esos cables, si no fuera porque sé que en pocos meses tal vez consiga actualizarlos… Aunque bueno, supongo que desenredarlos y etiquetarlos o colorearlos de alguna manera no sería una mala alternativa, ¿no? - Todavía no era buena con los hechizos de aparición, pero sí con algunos de transformación, así que no me cuesta mucho cambiar el color del rollo de etiquetas que se encontraba a un costado. - Y dime, Simon. ¿Qué es lo que te trajo hasta aquí? - Y no, no me refería a la cabina, sino a la Red en sí misma.

Ser llamado Tesla es uno de los mejores elogios que alguien podría darme. El tipo era un muggle así que eso hace que me sienta identificado por la sangre que llevo, y con el tiempo la sociedad aceptó que era mucho mejor que el mago Edison ¡Y eso que los no mágicos no sabían de su naturaleza! Claro que todo ésto lo leí en uno de los libros prohibidos de papá ¡Lo que hace que sea aún más genial! En fin, tengo ganas de abrazarla pero no lo hago así que solo le sonrío un poco avergonzado y aparto la vista. Definitivamente es mi persona favorita aquí dentro hasta ahora, lo siento por mi hermana.

Resoplo pues no hay nada a lo que no me anime, creo que puedo ayudarla con ésto y de paso aprender algo en el proceso. Quizás Mimi no tiene la educación que yo tengo, pero en el norte salvaje se aprende a trabajar con lo mínimo así que cuando tenga los materiales necesarios estoy seguro de que podrá armar cosas fantásticas. Porque me niego a creer que los que están viviendo aquí morirán en el mismo lugar, no señor, tienen que tener la oportunidad de ir más allá cueste lo que cueste.

Se me escapa una risa porque con tantos niños dando vuelta, creo que tengo una idea de lo que podría haber pasado - Eso sería genial aunque es magia avanzada... Quizás podrías comenzar con una cubeta llena de agua encima de la puerta - sugiero encogiéndome de hombros. Eso mantendría a los intrusos fuera - ¿Qué necesitas para actualizarlos? - pregunto con el ceño fruncido mientras me siento en el suelo para comenzar a catalogar los distintos cables, no es una tarea muy difícil pero creo que servirá para calmar mis ganas de estar cerca de la tecnología.

- Una mentira - respondo a lo siguiente sin levantar la vista - Resulta que soy adoptado y mi madre era una repudiada, tengo sangre de muggle - o al menos eso creo porque no hay noticias de mi padre biológico - Solo necesito conectarme con ésto, la vida que debería haber tenido de no ser por Ivar.

¿Magia avanzada? No sabía si podía considerar ese hechizo como magia avanzada, con sinceridad solo se me hacía un dolor de huevos. ¡La cantidad de cosas que habría podido robar si no fuese porque la gente era desconfiada! Que tenían razón de serlo, yo no decía que no; pero ellos tenían más recursos y una mayor facilidad para conseguir las cosas que yo no podía. - ¿Y arriesgarme a arruinar el equipo? Ni loca. El hechizo impermeabilizante no dura tanto como debería así que prefiero a Bev y sus dedos de manteca. - Que de nuevo, no sabía si había sido la rubia, el pequeño gremlin rubio, o incluso Moira en un afán por molestarme. Pero… se me escapa un suspiro resignado y vuelvo mi atención a Simon mientras niego con la cabeza. - Si miras la punta de los cables, te puedo asegurar que la cinta no es decorativa. Me van a conseguir la pinza especial para esto la semana entrante. Será tan sencillo cambiar las fichas que casi no tendré que hacerles mantenimiento. - Que eran los cables de red los que más problemas me daban, se movían para todos lados y se rompían con facilidad.

De acuerdo… no me fuese tan directo de entrada y eso me deja en ascuas por un momento. Okay, ¿qué? - Parece que tienes bastante en tu plato. - Era interesante ver como nuestras vidas parecían opuestas. No es que hubiese nacido para los lujos en sí, pero Roxanne se había esforzado en hacer crecer su empresa hasta el punto de que jamás me faltase nada. Estaba convencida de que si mi madre estuviese viva, me arrastraría de vuelta de las orejas si hacía falta.

- Puedes ignorar por completo lo que voy a decir y no hacerme caso. No está mal la experiencia como experiencia misma, pero tal vez… - Medito unos segundos y me decido a que, pese a su edad, no es tonto. - Usa esto para aprender. No de cables o cosas técnicas, sino de todo esto. Llevo cuatro años dando vueltas por aquí y todavía me cuesta distinguir algunas cosas y hacerme una idea del mundo que queremos. Habla con tu padre sino. Sea o no biológico, nunca subestimes a la familia adquirida.

Suena a que Bev da muchos problemas y con lo poco que llevo conociéndola la verdad es que no me sorprende mucho. La rubia se metió en la habitación de Moira como si nada, mover los cables no habrá sido algo muy desafiante para ella - Quizás si le explicas... Probablemente solo piensa que está ayudando - porque no es una niña mala, al menos no me dio esa impresión y manejar el cablerío es bastante complicado si no se está familiarizado con el asunto - Podría explicarle por tí, si quieres, para que no vuelva a meter la pata - me ofrezco encogiéndome de hombros. Tengo que ayudar con algo ¿No? Quizás resolviendo las disputas domésticas sea una forma de encontrar mi lugar aquí.

- En la sala de computación de la escuela hay montones de éstos - comento un poco desanimado, incluso sobran y me da algo de pena que Mimi tena que esperar un pedido especial para poder arreglarlo todo - ¿Cómo pides lo que necesitas? - pregunto de verdad curioso pues de verdad dudo que tenga una cuenta en Wizardzone y simplemente lo agregue a su carrito - Supongo que debes tener un proveedor - continúo imaginando a una especie de robot recolector de chatarra que rescata las cosas útiles del distrito, fantástico. Pero sé que me estoy dejando influenciar por la falsa idea que me han dado las películas.

Asiento y finalmente se me escapa una sonrisa pues ya he dicho en voz alta mi historia más veces de las que puedo contar con mis dedos y bueno... Creo que ya la estoy aceptando. No me extraña que su consejo sea el mismo que vengo escuchando desde que escapé pues, ya, todos sabemos que Ivar es un gran tipo y bla bla bla ¿Pero no pueden dejarme enojarme por al menos un tiempo? - Lo sé - digo al final con una mueca y controlándome para no poner los ojos en blanco - Volveré a hablar con mi padre, si todos me dan el mismo consejo tendré que seguirlo - comparto intentando que no se me note el mal humor, no me gusta no tener la razón - Pero merezco un poco más de tiempo con ésto... Ustedes están aquí y no puedo simplemente volver allá donde lo tengo todo, voy a ayudar sea como sea.

¿Qué le explique? ¿Eh? - Ah, no. Despreocúpate, que a la pobre la uso de ejemplo más por lo que me han contado que por saber que ha sido ella en sí. - Pobre, tal vez no se mereciera eso pero era lo que me salía en el momento y, mal que mal, de algo se tendría que tener ganada esa reputación. - Pero puedes comentarle sutilmente el cómo funcionan las cosas si te sientes con ganas. Ya sabes, lucir tus conocimientos para que se sepa que sabes lo que haces. - Que yo sabía lo que era ser la más chica de un puñado de gente que no te tomaba del todo en serio a menos que mostraras resultados.

- Lo recuerdo, era uno de mis lugares favoritos en el colegio. - Le aseguro al recordar la tecnología que tenían allí y el libre acceso que nos daban para utilizarla. - Casi que me dan ganas de volver allí… - Palabra clave: casi. - Puedes decir que son algo así como proveedores… Son gente de mala junta que consigue cosas con métodos cuestionables. - O no tan así, porque aunque eran gente de hábitos dudosos, la mayoría no arriesgaba el pescuezo a menos de que hubiera mucho dinero de por medio. Extrañaba a Ferdia y su impecables métodos de negociación. Los que andaban dando vueltas y ganándose dinero por ahí no eran tan confiables como lo había sido él. - Trata de evitarlos mientras puedas. - Aconsejo. Él tiene mejores formas de obtener lo que necesite.

Tengo el impulso de desordenar sus cabellos cuando se pone a hablar de esa manera tan segura pese a su edad y pese a que no lo hago, sí le sonrío. - Tiempo es algo que no falta. No hace falta que me escuches, o a nadie en realidad. Tus decisiones, tu vida… y si lo que quieres es ayudar, pues ve buscando como. No hace falta estar aquí para hacerlo necesariamente. Yo me siento más útil aquí, pero no sé si en algún momento no me sentiré más útil desde allá.- La vida daba vueltas y un nunca sabría dónde podía terminar.

Se me escapa una risa y niego con la cabeza. Pobre Bev... Su reputación la precede y por eso quién sabe cuántos crímenes le habrán adjudicado sin tener culpa alguna. Aunque tampoco me quiero poner a imaginar las cosas que habrá hecho para ganarse esa reputación - Habrá tenido una vida interesante en el distrito 14 - murmuro con el ceño fruncido - Y no creo que tenga que mostrarle nada, hay que ganarse el respeto de los líderes ¿Cierto? Y el abanderado ya sabe que puedo patearle el trasero en los videojuegos con los ojos cerrados - bromeo encogiéndome de hombros. Jugar entre otras cosas, claro.

No me sorprende que no llegue a extrañar la escuela del todo... Quiero creer que hasta ahora me he aburrido porque siempre he estado un curso por debajo de mi edad real, pero aunque saltase directo a la especialidad me costaría aprender cosas nuevas ¡Esas son las que estoy aprendiendo ahora por mi cuenta! - No te pierdes de nada, solo un montón de profesores que saben menos que los alumnos intentando poner orden en el aula y que pase la hora para cobrar a fin de mes - así los veo y por eso los odio tanto - Y dudo tener que recurrir a esos proveedores... De momento tengo una extensión de tarjeta de crédito - bromeo rascándome la nuca. No la uso nunca, pero la tengo, y es lo que vale.

Se me escapa otra risa pues si alguien me hubiese dicho que haga con mi vida lo que quiera estaría en un sitio muy distinto a éste ahora mismo. La mayoría de las veces tengo razón, sí, pero también tengo que reconocer que tengo sangre de adolescente y también necesito que de vez en cuando me pongan de la orejas por el camino correcto para no irme al demonio demasiado pronto - Allí era ajeno a todo ésto, al menos ahora soy más conciente - explico con una mueca - Quizás al volver descubra una forma de ser útil, viendo todo desde una perspectiva diferente... Y si no lo hago, siempre puedo volver. No pueden decirme que ésta no es vida para un niño porque... - dejo la oración inconclusa levantando mis brazos. Todo el maldito lugar está repleto de niños.