Aquella tarde luego del trabajo me encontraba en mi cambiador eligiendo que ponerme, había invitado a Viktor a  cenar y ya que con el toque de queda no daba mucho tiempo para que uno pudiera tener una cita descente, estaba decidiendo si priorizaba la verdadera razón y directamente lo recibía con un conjunto de encaje. Lo más probable es que se tuviera que quedar a dormir por lo que me puse una polera y unos pantalones encima.

Hacía tiempo que no estabamos solos, la última vez fue durante las fiestas y a decir verdad no recordaba mucho, lo cual fue bueno que celebramos en casas y con la seguridad de los dementores afuera. No estaba muy feliz con las medidas que había tomado el presidente al principio, sobretodo con cargarse al sensual ministro chino, pero las comprendí finalmente y las acepté.

Rose y Jack se ponían en menos peligro, casi me infarto luego del otro ataque a la celebración de Jamie y no podía entender que clase de divinidad me protegía para que siempre pasara algo por lo que no podía ir, las calles estaban más seguras; le dió empleo a una minoría que solía causar problemas; mejoro la educación y era una alegría para los ojos. Es cierto que la mayoría de mis chongos ya no estaban, pero algo habrían hecho ¿no? Y además, aun tenía a Viktor, quien ya debía estar llegando.

Dicho y hecho, tocaron el timbre.

Hubo una época en la que ir a cenar a la casa de otra persona me habría aterrado, pero hoy en día las opciones son tan limitadas que recibo cualquier excusa para salir de la casa como si fuera una bendición. Así que estoy preparado en tiempo y forma para ir a la casa de Ernest, con unos pantalones negros pegados al cuerpo, una camisa de mangas largas bordó y mi cabello castaño luciendo el molesto mechón blanco que salió hace como un mes ya. Diremos que es intencional.

Llevo una botella de vino para él y una de jugo de uvas para mí, no beberé pero al menos así tenemos el mismo color en nuestras copas. Toco el timbre y me recibe el juez quien, para mi sorpresa, está completamente vestido - Vaya, nos picó el bicho de la decencia el día de hoy - comento antes de darle un rápido beso en los labios y meterme en la casa. Es extraño considerando que nuestros últimos encuentros fueron debajo del escritorio, arriba del escritorio, en el baño, en la corte el día que dijimos que había limpieza... En fin, buenos días.

Voy hacia el comedor tan campante como si fuera mi propia casa y dejo ambas botellas sobre la mesa. Bueno, así que vamos a tener una cena... Una cena de dos personas que se acuestan ¿No? Ésto no es una cita ni nada por el estilo, aunque estoy empezando a dudarlo - Esto me huele a cita ¿Es una cita? - pregunto con la voz más aguda de lo esperado pues la confusión me puede.

Al abrir la puerta y que Viktor me besara me dio la sensación de familiaridad y relación, por lo que me quedo por un momento recalculando en mi mente y buscando explicación a todo. Lo invité temprano por el toque de queda y el beso es porque ya lo hacemos lo suficiente como para que salga naturalmente. Si, eso.

Vuelvo a la realidad con su comentarió por mi ropa y me rió ocultando mi pequeño momento de panico.

- No creo que mis vecinos aprecien verme abrir la puerta en paños menores - comento siguiendolo - Pero no se voy a estar por mucho más así - le susurro al pasar por su lado mientras voy a la cocina por la cena.

Cuando estoy llevando la lasaña dice en voz alta justamente lo que había estado pensando hacia un rato y vuelvo a congelarme por un segundo.

- No - respondo rápido - Digo una cita para coger, eso es lo que es, la comida es un plus porque quiero comer algo antes de empezar con el ejercicio - dejo la comida en el centro de la mesa ya puesta - Con el toque de queda, no nos da mucho tiempo para comer y que vengas después o te vayas.

Le ofrezco su lugar y que me pase las botellas para servir.

- Con el trabajo hemos estado lo suficiente ocupados para no poder vernos - estoy hablando de más y no puedo parar - No que necesitemos vernos porque haya algo, solo es atracción y falta de otros compañeros de cama.

Por Merlin, que me parta un rayo y me calle.

Creo que los vecinos del barrio de jueces ya se han acostumbrado a la cantidad de rarezas que hemos hecho, no solo nosotros, sino los jueces en general... Cada día me sorprendo porque no hay un video mío dando vueltas por ahí, he sido descuidado en ocasiones dejando las ventanas sin cubrir o incluso dejándome llevar en la terraza. De todas formas acepto su excusa y sonrío cuando menciona que no pasará mucho más así, perfecto pues no quiero que lo haga.

La respuesta negativa a mi pregunta me tranquiliza un poco, sin embargo lo que dice luego me hace sonreír pues oscurece más que aclarar. No sé si está siendo honesto pero de todas formas me gustaría disfrutar de una buena comida, Kida no es la mejor cocinera del mundo y claro está que yo tampoco lo soy así que éste plato de Ernest contribuirá a que sube al menos un poco de grasa a mi cuerpo.

Me ofrece un asiento y lo tomo mientras le paso las bebidas. No, claro que no es una cita, pero la pasamos bien cuando estamos juntos ¿No? Y aunque no estemos teniendo sexo, las charlas son igual de entretenidas - ¿Quién dijo que yo no tengo otros compañeros de cama? - pregunto con las cejas en alto y cruzándome de brazos con la espalda pegada al respaldo de la silla. Quizás las cosas no están animadas como hace algunos meses, pero no es una completa sequía la que estoy atravezado - Y sí necesitamos vernos, somos amigos ¿No? Tenemos la mejor clase de amistad, compartimos todo... De hecho, deberíamos invitar a alguien algún día para compartirlo también.

Parece ponerse bastante comodo, lo que ya había aceptado hace tiempo, al menos no entraba como un ladron y me tocaba la puerta.

- Pues que suerte la tuya - le respondo tomando asiento enfrente de él - Al parecer los míos eran amantes de muggles. Todos detenidos, incluso tuve que entregar uno, bastante desagradable.

Estaba agradecido que no tuviera ninguna otra conexión con esos hombres más alla de un encuentro casual, pero me preocupaba que la mayoria fuera traidores a la patria ¿Qué decia eso de mí? Mal gusto al parecer. Agradecía que Viktor fuera juez y opinaramos igual.

Cuando menciona la palabra amigos me pongo un poco tenso, la verdad nunca había considerado a nadie un amigo excepto a Jack y tal vez Rose, pero porque eran familia. Dejar entrar a alguien más a mi circulo era siempre complicado y de alguna u otra manera se terminaban yendo. Pero no lo corregí, tal vez era bueno tener un amigo fuera de mi familia, no que lo aceptara del todo.

- Bueno, lo que se dice compartir, nunca te daría una de mis camisas Jeph Laurent. Pero claro, no me importa un trío - le respondo y le dedico una mirada picara antes de empezar a comer - ¿Puedo asumir que tienes a alguien ya en mente?

Hago una mueca pues no quiero ni imaginar si alguno de los tipos con los que estuve yo está pasando un mal momento en la cárcel ahora. Sería terrible tener que ser el juez a cargo de sus juicios ¿Y qué tal si no los recuerdo? ¿Qué tal si alguno de los que ya pasaron por el estrado se me pasó de largo? - Hace poco estuve recibiendo amenazas por lo que creo que es un amante resentido - comparto con el ceño fruncido - Quizás es más que eso, quizás es un amante pro muggle resentido - pienso en voz alta. Tengo que poner más atención a ese caso pues si bien ha estado bastante calmado, no quiere decir que haya llegado a su fin.

Hago rodar los ojos porque claro está que no compartiríamos esa clase de cosas, además... Yo tengo mi propio vestuario de muchos galeones en mi armario así que ¿Por qué necesitaría sus camisas? - Tus camisas están a salvo, tampoco te prestaría las mías - respondo guiñando un ojo sobre la mesa antes de dar un bocado a la comida, está deliciosa. Aprovecho para masticar y saborear bien mientras pienso en una respuesta a su próxima pregunta ¿Quién podría unírsenos en un trío? - Quien quiero es una cosa, quien querrá es otra - sigo pensando.

Bajo la comida que se queda en mi garganta con un poco de bebida y luego me inclino sobre la mesa con los dedos entrelazados como si estuviésemos hablando de un negocio que podría definir el destino de la humanidad - Tengo tres o cuatro nombres en mente... Creo que nunca te lo he preguntado pero ¿Estás interesado en las mujeres? Porque si tú estas dispuesto a encargarte de ella podríamos considerarlo, sería divertido.