Marzo

No puedo comer, no puedo dormir. Ya han pasado días y la desesperación va en aumento, no solo porque temo por la vida de Simon, sino porque temo por la mía propia y que por perecer en el camino no pueda ser capaz de encontrar a mi hijo. De todas las mentiras que dije en mi vida, ésta ha sido la peor, porque está trayendo consecuencias terribles para la familia y quién sabe cuántas más traerá en el futuro. Solo puedo pensar en qué rincón del norte puede llegar a estar... Sitio en el que he pasado tiempo por gusto siento un completo inconsciente y en donde vive su hermana obligadamente a quién no puedo contactar desde hace unos días ya. Ya no sé qué más hacer ni tampoco a quién pedir ayuda. Acudir al ministerio sería una muy mala jugada porque podría traernos a todos abajo y tampoco estaríamos juntos, o sí, pero en una celda.

Al menos los recorridos con Kendrick me mantienen distraído, hoy toca el cinco pero la verdad es que ya le perdí la pista al perro. Se mueve más rápido de lo que yo puedo y tampoco voy a pedirle que vaya más lento porque eso no ayudaría a Simon. Ya fui a todos los orfanatos pero en ninguno han oído nada de él ¿Qué es lo que pretende éste muchacho entonces? Ahora mismo no estoy disfrutando que mi hijo sea más inteligente que yo, situación que en cualquier otra circunstancia habría disfrutado muchísimo.

Saco una botella de agua de la mochila y me pongo a beber en la sombra de un callejón. No quiero que se me vea aquí, hay algunos rostros conocidos que podrían malinterpretar mi estadía en el distrito. Ya abandoné a ésta vida, estoy aquí solo para llevar a mi hijo a casa y luego casarme con Amalie y que podamos reiniciar nuestras vidas como corresponde ¿Es tan difícil hacer eso? ¿Por qué tenemos que saltar de drama en drama? ¿Acaso va a venir Viggo a la boda a lanzarme una bomba por haberlo abandonado? Con nuestra suerte no me extrañaría.

Me agacho al escuchar un ruido en mi mismo callejón. Al entrecerrar los ojos reconozco a Alice Whitley, una de las buscadas por el gobierno y que estuvo en el intercambio si mal no recuerdo. Lo que pasó ese día está bastante borroso en mi mente, así como lo que ocurrió en el hospital luego de eso. Dudo si llamar su atención o no, porque no sé si Jeff y Benedict le han dicho que estoy o estaba de su lado. Pero más allá de eso, puede estar segura de que no voy a entregarla o atacarla. Que va, necesito toda la ayuda posible - Alice - saludo con voz ronca descubriéndome de mi lugar - No sé si me recuerdas, soy Ivar, me tuvieron prisionero por un tiempo - agrego con una sonrisa que indica que claramente no hay rencor por eso.

Han sido unas semanas de salir al exterior por necesidad, recorro las calles del norte del cinco en busca de que una persona en concreto aparezca, porque ansío encontrar las respuestas que solo ella es capaz de darme, y aun así, pese a mis intentos de regresar a los lugares en los que me topé por primera vez con su rostro, es como si se hubiera evaporado. Supongo que nuestro último encuentro tuvo el efecto esperado por ambos lados, porque ni Colin iba a cambiar de opinión, ni mi postura iba a cambiar con respecto a lo que está ocurriendo en el país. Pero tampoco diré que esperaba que se volviera un eco en mi cabeza, hubiera preferido que se convirtiera en una sombra, porque al menos de esa forma tendría la certeza de que no me lo he imaginado.

Pero es inútil, ninguna de mis pocas salidas sirve para dar con él, y no es como si pudiera preguntar a mi libre antojo como si mi cara no estuviera empapelada en las paredes del país. He pasado a comprender con estos recorridos que hay muchas personas que están dispuestas a ayudarnos, los cotilleos son algo corriente y al final las palabras siempre terminan pasando de boca en boca hasta llegar a nosotros. Con esto de la liberación de los humanos en el mercado, hay que tener un poco más de cuidado y ojos en la espalda, porque nunca se sabe cuando vas a poder toparte con un auror pidiendo identificaciones. No obstante, reconforta el saber que la gente está cada vez más dispuesta a pelear por lo que es suyo y no dejar que la mierda del ministerio les caiga encima.

Estoy en esas, recorriendo un callejón oscuro a pesar de que la iluminación del día aun se encuentra en su máximo esplendor. Quizás debería limitar el horario de salida, pero en esta ocasión no es algo que haya elegido, sino que es mi tarea de hoy la de rastrear el mercado en busca de algunas provisiones ahora que se nos están acabando en el apartamento. No espero una voz llamarme para cuando cruzo una esquina, razón por la que el corazón me da un vuelco y me acelera el ritmo de las pulsaciones hasta que me percato de que se trata de una cara conocida. — Ivar. — le dedico una mirada por encima de la capucha, analizando su estado disimuladamente. — Sí, bueno, lo siento por eso, ¿te encuentras bien? — no fueron buenos los términos en los que nos vimos la última vez. Traté de curar sus heridas cuando estuvo prisionero, pero tampoco podíamos forzar la situación al tener al enemigo en la misma habitación. — ¿Necesitas algo? — porque sé que frecuenta la red con frecuencia, le pregunto por cortesía, porque no es como que tenga yo cosas para ofrecerle dadas las circunstancias.

He tenido que mantenerme todo lo fuerte que pude en casa, para que Amalie y Synnove no enloquezcan. Tampoco tengo ánimos de mostrarme débil frente a Kendrick así que en las patrullas intento mantenerme entero... El problema es que no lo estoy, así que cuando me pregunta sobre mi estado, lo único que me sale es dejar caer los hombros y negar con la cabeza con los ojos ya cubiertos en lágrimas. Andar llorando por el norte no es la mejor opción tampoco pero necesito hacerlo, porque yo no tengo un psicomago de confianza a quien contarle todas mis penas y mucho menos un amigo ¿Cómo llegué a éste punto? Solía tenerlos, pero supongo que las diferencias políticas valieron más en todos y cada uno de los casos.

Respiro profundo para tranquilizarme e intento pensar en la mejor forma de poner en palabras lo que necesito. Moira está enterada de lo ocurrido, pero ignoro si ha compartido la información con los demás. Sé que los ex habitantes del catorce no son santos de su devoción así que no me sorprendería que haya mantenido todo en secreto - Simon, mi hijo más pequeño, ha escapado de casa y creo que está aquí por el norte- comento sintiendo algo de vergüenza de repente, porque ellos mismos tienen sus niños que son perfectamente capaces de mantenerse bien por su cuenta.

- Sé que no estoy en posición de pedir nada, Alice, pero cuantos más ojos mejor - agrego retomando la confianza. Sé que estoy siendo un desgraciado por pedir ésto siendo que estoy ocultando a Kendrick pero al menos él está a salvo, está bien con nosotros, bien alimentado, bañado y la cama más cómoda que ha tenido en años - No tiene experiencia en esta parte de Neopanem, supongo que ha venido en busca de información de su familia biológica - no tiene sentido ocultar algo así a quien es enemiga del gobierno ¿No? El enemigo de mi enemigo es mi amigo - Tengo pocos en quien confiar...

Me acomodo el abrigo al cuerpo, escondo un poco más mi rostro dentro de la capucha, para que si alguien pasa solo pueda ver mover mis labios en la distancia. Porque aunque este hombre sea una cara conocida y dentro de lo que acabe, amistosa, eso no quiere decir que no haya oídos escuchando conversaciones ajenas como pasatiempo favorito que les proporcione un par de monedas con tal de llevarles la información a aurores desesperados. Observo a Ivar, quién parece tener mejor aspecto que cuando le teníamos encerrado en el mismo apartamento en que ahora vivimos, pero son sus palabras las que me dejan con el ceño algo fruncido. — ¿Qué te hace pensar que ha llegado hasta aquí? — no pretendo sonar invasiva, pero me cuesta creer que un niño haya podido atravesar el norte sin ser interceptado por la seguridad del país. No obstante, no tengo que subestimar la capacidad que tienen algunos para hacer cosas de la que la mitad de adultos no somos capaces. Todos los niños que se criaron en el catorce son un ejemplo de ello.

Sin embargo, pese a mi circunstancia actual, en la que mi cerebro se niega a asimilar que yo misma he tenido una hija, me encuentro sintiendo cierta empatía por el hombre, lo cual me causa todavía más estrés en el cuerpo por el hecho de que tenga esa reacción como algo natural propio del organismo, pero mi mente se niega a creerlo. — Has dicho que es tu hijo... ¿adoptivo asumo? — creo que voy cogiendo por donde van los tiros, de modo que me ahorro el suspiro que estoy por dejar salir de mis labios. — El norte no es lugar para niños desamparados, creo que eso lo sabes, no sé hacia dónde podría haber ido si el caso es que no quiere ser encontrado, a los niños se les da bien hacer eso. — más cuando se sienten tan dolidos que piensan que no pueden confiar en nadie, ni siquiera en los que creían que podían hacerlo. Eso es lo que más duele dentro de todo esto. — Dada mi situación espero que comprendas que no puedo pasearme por ahí como si nada buscando a un niño, pero puedo intentar ayudar... — que no viene siendo mucho, ya hemos mencionado por qué, pero tampoco voy a dejar que el pobre hombre viva en preocupación. — ¿Cómo se ve? — pregunto por su físico porque su nombre va a poder ayudarme más bien poco, si no es por alguien que lo mencione por ahí y, hasta donde yo sé, podría haber mil Simons sueltos.

- No tienen razones legales para retenerlo sin un análisis de sangre previo, así que de haberlo encontrado me habrían llamado - sé como funcionan las cosas, me llaman casi de inmediato por niños que no son mis hijos y tengo suficientes conocidos en el ministerio como para que alguno me envíe un mensaje si ve pasar a mi muchacho de la mano de algún auror. Pero no ha pasado ni una cosa ni la otra, así que estoy completamente seguro de que ha llegado así de lejos... Además, nunca he visto fallar a Simon en nada que se haya propuesto, aún cuando era un bebé con dos pelos en la cabeza.

Asiento aunque no me gusta creer que Simon es mi hijo adoptivo, se parece demasiado a Robin y a mí, tanto que por mucho olvidé que en realidad no lleva mi sangre - No es de dominio público que es adoptado, claro está - explico en voz baja, observando a los alrededores por si aparecen ojos curiosos - Estoy haciendo todo lo posible pero es escurridizo, ya no sé dónde buscar... El limpiar una zona no quiere decir que no vaya a volver allí luego, debe estar manteniéndose en movimiento.

Saco mi celular del bolsillo y desbloqueo la pantalla para mostrarle una foto de Simon, una selfie que nos sacamos ambos poco antes de su desaparición y curiosamente corresponde al último momento bello que vivimos juntos. Casi que no reconozco mi rostro en la foto, no tengo barba y me faltan las bolsas que se han formado debajo de mis ojos por la falta de sueño... Parezco un hombre diferente - Tomó esa foto para inmortalizar el momento en que me destrozó en los videojuegos - digo con una sonrisa melancólica - ¿Cómo están sus niños? ¿Necesitan algo?

Asiento con la cabeza brevemente, como para dar a entender que entiendo la situación cuando en realidad no tengo ni la menor idea de por qué el niño escaparía de sus padres, más allá de saber que no son sus verdaderos, hay muchos peligros sueltos en el norte como para recurrir a él por voluntad propia. A no ser… — ¿Crees que pueda conocer a alguien en algún lugar del norte? Puede que haya ido a refugiarse con esa persona, un confidente, o… quizás alguien que le ayude a buscar respuestas. — sí, el norte es conocido por ser el lugar de los que no quieren ser encontrados, pero más allá de eso, no entiendo por qué buscaría meterse en callejones donde a la primera de cambio podrían clavarte una navaja. No, no haría algo así de no ser porque tuviera una salida a su alcance.

— Haré lo que pueda, tienes mi palabra, puedo informar a mis compañeros si necesitas de más ayuda. No es bueno que un niño ande por ahí suelto cuando tiene una familia en casa que lo espera. — probablemente esto no haya sido más que el fruto de una rabia contenida, los adolescentes tienden a hacer eso, especialmente cuando se les ocultan cosas, incluso cuando es para su propio bien. Solo espero que llegue pronto el momento en que se dé cuenta de lo último.

Me inclino levemente hacia él en dirección a la pequeña pantalla que veo aparecer entre sus dedos, tengo que pestañear un poco por la luz hasta que mis ojos se acostumbran al brillo, consigo de esa forma que la imagen de Ivar junto a su hijo se grabe en mi memoria para ocasiones futuras. Me atrevo a sonreír por la anécdota que cuenta, más observar su aspecto ahora en comparación con el de cuando se tomó la foto me hace arrugar un poco la nariz. — No parece un mal chico, más allá de destrozarte en videojuegos. — bromeo, no porque crea que es el comentario adecuado, sino más bien porque parece que es lo que él necesita en estos momentos. A su pregunta por los niños, me retiro un poco hacia un lado, volviendo hacia atrás en el único refugio que me aportan mis ropas, además del estrecho callejón que me hace posible el observar si viene alguien. — Están bien, dentro de lo que cabe, la red se está haciendo cargo de ellos, tienen mucho más que aportarles que los que quedamos del catorce, pero nos apañamos como podemos. — lo cual es algo que tenemos que agradecerle a la gente de Kennedy, porque si no fuera por ellos, probablemente no estaríamos aquí.

Me entra el pánico de repente pues hasta el momento no se me había cruzado la idea por la cabeza... ¿Qué tal si por eso no lo encontramos? ¿Qué tal si tiene alguien de confianza que lo está refugiando y en el proceso está llevándolo a un sitio del que ya no podremos traerlo? No uno físico, claro está. Me gustaría creer que no es posible, pero el muchacho se ha escapado tantas veces que sería ingenuo creerlo. Jakobe lo ha traído a casa una vez y quien sabe cuantas otras más lo ha cubierto para que no se meta en problemas - No lo sé, quizás - respondo llevándome una mano a la cabeza. No quiero que esté solo, pero que esté con un desconocido me aterra incluso más - Tiene a su hermana aquí, pero Moira me avisaría - quiero creer que lo hará.

Asiento y tomo sus manos en modo de agradecimiento pues tener a los adultos del distrito 14 con los ojos abiertos por el norte me da una gran ventaja en la búsqueda. Ellos son exploradores, han salido a cazar su alimento durante casi toda su vida así que quiero creer que serán capaz de reconocer una pista si ven a un niño de 14 años dando vuelta por los alrededores. También es real que ellos no se pueden mover con la libertad que lo hacían antes así que intento no hacerme muchas ilusiones.

Sonrío con su comentario pues es un buen chico, con un un corazón gigante y una mente brillante... No se me puede ocurrir una mejor combinación para un ser humano. Probablemente lo esté diciendo porque soy su padre pero ¿A quién le importa? Cuando el mundo lo conozca tan bien como yo, estoy seguro de que opinarán lo mismo - Espero que me pueda dar otra paliza pronto - agrego observándola de reojo. No puedo ponerme a llorar ahora, queda mucha búsqueda por delante y necesito seguir fuerte.

Alzo las cejas cuando dice que están con la red pues no esperaba que se separasen. Supongo que Kennedy consiguió su gran familia después de todo y tiene un montón de niños dando vuelta por su casa. Me alegro por ella y estoy seguro de que les dará el amor que necesitan a cada uno de ellos, así como lo hizo con Moira y no podría estar más agradecido por ello - Kennedy cuidó a mi hija por años, dejaron a los niños en buenas manos - intento consolarla pues no habrá sido sencillo - Si necesitan algo pueden decírmelo, quizás ya no esté tan involucrado con el movimiento rebelde como antes pero sigo siendo humano...

No acostumbro a meterme en la vida personal de aquellas nuevas caras que voy conociendo, incluyendo las de la red, porque no sé hasta qué punto lo que vaya a preguntar pueda afectarles en cierta manera. Somos conocidos por las circunstancias en las que estamos viviendo, pero siento que preguntar demasiado se consideraría una intromisión a su intimidad, en especial cuando somos todos los que hemos perdido a más de uno por el camino y las memorias son más difíciles de poner en palabras que el hecho de simplemente dejarlas vagar por la mente. Por eso me sorprendo cuando menciona a Moira como su hermana y mis cejas se mueven hacia arriba en lo propio de la expresión, a pesar de que me apresuro a volverlas a su posición inicial para cuando hablo. — ¿Moira es su hermana? ¿Y eso él lo sabe o tampoco tiene idea? — me hago una nota mental de ir acordándome de todos los detalles que asimilo sobre esta extraña familia y me encuentro preguntándome qué más secretos guardarán bajo esa fachada de familia respetable en NeoPanem. — Hace tiempo que no veo a Moira por aquí, y no quiero meterme en sus asuntos personales, señor Lackberg, pero quizás no debería de estar tan seguro de que le avisaría. — ¿no es, después de todo, algo extraño que no haya visto a la morena en mucho tiempo, que coincide justamente con la escapada del muchacho?

Es sabido que Kennedy se ha dedicado a acoger a gente sin un refugio, nosotros no fuimos los primeros, pero tampoco seremos los últimos a los que esa mujer les preste una mano. Sé que eso es una deuda que la gente del catorce siempre tendremos pendiente con ella, y supongo que solo si la guerra sale favorable para nosotros es que podremos devolverle el favor. — Lo agradezco, han hecho muchas cosas por nosotros desde que llegamos, y siento de veras lo que ocurrió en verano. — le miro, busco que mis ojos declaren lo que mi voz no es capaz de hacer por el murmullo bajo en que hablo para que no nos escuchen. Pero de verdad espero que pueda percibir en el brillo de mis ojos la mirada de alguien honesto, que no estamos como para no agradecer el poder respirar un día más. — Buscaré a tu hijo, Ivar, podemos volver a vernos aquí dentro de un par de días, si le parece bien, le informaré de si escucho algo que pueda tener que ver con él, o si lo encuentro. — lo cual, será bastante difícil, pero puedo encargarme de poner al tanto a los demás miembros del apartamento. Le dedico una última mirada de comprensión antes de añadir: — No se preocupe, aparecerá. — siempre lo hacen, aunque no siempre en las mejores condiciones. En su caso, solo puedo rezar porque sea vivo y con la única excusa de un mal susto.

Me rasco la cabeza buscando una explicación que no me haga quedar como un completo idiota pero la realidad es que no existe, porque en su momento lo fui. Así que asiento a su primera pregunta con una mueca, deseando con todas mis fuerzas que no me interrogue al respecto y en base a eso pueda formarse un juicio de mí que no es acorde al hombre que soy hoy. Pero sí llega otra pregunta, una que creo que es más fácil de responder - Sabe que tiene una hermana en el norte y que no podía decirle su nombre... Así que supongo que hará las cuentas entre las que están en la lista de los más buscados... O Moira se lo dirá directamente si lo encuentra - si hay algo de lo que no me arrepiento es de haberle mostrado la foto de Simon en su momento, porque quizás así despierte un poco de instinto fraternal de su parte y termine cuidándolo en lugar de llevarlo a sitios poco apropiados para su edad - Quiero creer que va a llamar, Alice, no me quites las esperanzas - pido con una sonrisa que raya el borde de la desesperación.

Sí, creo que todos lamentamos lo que ocurrió ese día. Solo que no me importa haber estado cautivo por un tiempo, sino que por culpa de sus acciones perdí a mi mejor amiga y con eso Simon su madre... Sé que es egoísta preferir la realidad en la que vivíamos en secreto pero, era más sencillo. Habría encontrado la forma de arreglar las cosas con Amalie tarde o temprano, pero al menos tendría a Robin y no estaría tan perdido como me siento a veces - Gracias, Alice, de verdad - agradezco tomando mis manos y llevándolas a mi frente en un gesto que pretende demostrar lo que siento que no puede expresarse en palabras, porque no habrán agradecimientos suficientes luego de ésto.

Creo que esto dice todo de las personas que están detrás de la lucha. El ministerio tenía todos los recursos, podría haberlo encontrado en un segundo, pero ni siquiera como funcionario de las medianas esferas pude recurrir a ellos porque nos habría puesto en peligro. Habrían condenado a Simon y pateado el nido de hormigas que mantengo intacto desde hace mucho tiempo. En cambio Alice ofrece su ayuda sin nada a cambio... Pese a que tiene muy poco. Por eso peleé tantos años por ésta gente y seguiré haciéndolo si hace falta.

- Nos vemos en un par de di... - comienzo a decir pero todo da vueltas por un segundo así que me obligo a interrumpir la frase - de días - completo al final cuando me siento mejor y le dedico una sonrisa para tranquilizarla - Traeré comida y ropa para los chicos ¿Algo más?

— Llamará, seguro. — reformulo, que puede que no conozca a Moira lo suficiente como para dotármelas de amiga, pero su familia le importa, o eso parece demostrar, al menos. Con un gesto de cabeza suave que acompaño con la mano pido que no tenga que agradecerme, porque estoy segura de que él haría lo mismo de estar en su lugar. Lo difícil será encontrarlo, o hacerlo antes de que las personas equivocadas lo hagan. ¿Qué ocurrirá si se topa con aurores de los que no pueda defenderse? Tiene la suerte de considerarse un ciudadano respetable, pero esa etiqueta es fácil de perder cuando uno sobrepasa los límites que se le impone a la sociedad. Puedo verlo desde la distancia, como las órdenes son impuestas cada vez con más severidad, especialmente aquí en el norte, no me sorprendería nada que de encontrarlo, abrieran un expediente para investigar a toda su familia. Es todo lo que hacen últimamente, no se fían ni de sus propios habitantes, lo cual, dado el papel que liga a Ivar con nosotros, lo hace lo más lógico del mundo.

Alzo una mano que se posa sobre su hombro cuando parece perder la compostura un segundo, dedicándole una mirada que pretende preguntarle si se encuentra bien sin la necesidad de utilizar palabras. Su siguiente pregunta me hace dirigir la preocupación que siento ahora mismo por él hacia otro lado, por eso me apresuro a responder con rapidez. — Con eso será suficiente. — aseguro, que casi estoy por pedirle que traiga medicinas de paso, pero quizás sería conveniente acudir a Adam para ese caso. — Tú… solo céntrate en recuperar a tu hijo, Ivar, y cuídate. — por la mirada que le lanzo, espero que comprenda que hablo completamente en serio, porque de nada le va a servir una salud inestable en estos tiempos duros que le esperan.