Fines de Marzo

Estoy desconcentrado y cada vez que mi señal se ve bloqueada me hecho a llorar por razones que no son el pobre Noobmaster. Sé que no debería, tendría que dejar todos los sentimientos atrás y ponerme con el trabajo porque es la vida de un niño la que está en juego... Y uno maravilloso porque si ese muchacho es capaz de vencerme a los videojuegos con solo 13 años, será capaz de hacer grandes cosas cuando sea mayor. Pero no puedo evitar pensar que un día atrás estaba en el funeral de mi madre y que no pude trabajar por eso, tampoco puedo dejar de lado el hecho de que tengo que reunirme con el abogado para ver qué haremos con la empresa de mi padre y también limpiar la casa de mis padres porque al parecer mamá no había quitado la ropa de papá del armario. Pasaron meses y murió sin superarlo.

No puedo hacer avances en casa. Amanita me trae constantes tazas de té para tranquilizarme pero no son suficientes. El que Kenna esté trabajando tampoco ayuda mucho así que decido ir a un sitio que resulte inspirador para mí. Así que cargo la mochila con todo lo que necesito, un pequeño puesto de avanzada para los hackers que me servirán para encontrar al muchacho prodigio. No sé si Amalie estará en su casa y la verdad es que no tengo ánimos de conocer el nido de amor de una mujer tan oscura, pero es lo único que se me ocurre.

Abro la puerta y su esposo me abre la puerta con el rostro destruido, tiene una barba de varios días y una ojeras impropias de alguien que vive la buena vida del Capitolio - Soy Riley, vine para ayudar a encontrar a Simon - me presento y sin esperar mucho me abro paso hasta la sala en donde instalo todos mis aparatos. Tengo dos laptops, una antena, tres teclados y muchas luces, o al menos así lo interpretarán los miembros de la familia - Perdón por no haber conseguido un resultado antes, tenía otras cosas en mente... Lo siento mucho - me disculpo al hombre quien dice que irá por Amalie y abandona la habitación.

Cierro con suavidad la puerta de Synnove después de lo que no fue una discusión, nunca discutimos. Son conversaciones largas en silencios, con ocasionales comentarios míos a los que ella no responde más que con monosílabos, acordamos en que no irá más a clases de dibujo, más por una decisión de ella que mía, el castigo se lo había levantado a la semana. Dice en estos días que no hará más que estudiar para terminar la especialidad, con un renovado interés en esos códigos que creí que habían acabado por fastidiarla, y aunque lo noto forzado, dejo que cometa sus propios errores. Froto su espalda al retirarme de la habitación y busco con la mirada al perro que suele estar echado por ahí, quien se toma ausencias ocasionales con Ivar.

Mi marido está en la casa, escucho el susurro de su voz al cruzar el pasillo de las habitaciones. Tan desganado en estas semanas que ha envejecido otro par de décadas, en poco menos de un año lo he visto achacarse tampoco, recuperándose a veces con su fuerza de espíritu, para decaer luego por otra pena. En la sala me encuentro con Kavalier, a quien había encomendado como favor que me ayudara a rastrear la señal de cualquiera de los dispositivos que Simon se había llevado consigo. Pese a estar en la casa, llevo un pantalón oscuro y una camisa blanca, un poco más holgada de las que uso en el laboratorio, y mis zapatos resuenan contra las baldosas al acercarme a Kavalier. Sé que en apariencia soy un contraste con el aspecto demacrado de Ivar.

—¿Alguna novedad?— se lo pregunto sin vueltas, con una nota esperanzadora en mi voz, por contenida que sea en mis emociones. Me acomodo en uno de los sillones, de un blanco tan impoluto que ver al perro con las patas arriba me provoca taquicardia. —Ha pasado tiempo, ni siquiera ha tratado de ponerse en contacto con nosotros— suspiro, peinando mi cabello rojizo hacia atrás. Mis párpados caen pesadamente, mi semblante se contrae en la preocupación que me provoca la falta de noticias de Simon, quien está lastimando hondo al hombre que se reconoce como su padre en todos los sentidos, porque lo es, en su arrebato adolescente de sentirse engañado, en vez de quedarse para que Ivar le ofrezca todas las respuestas que necesita. —Riley— recuerdo de pronto, —lamento lo de tu madre. Me enteré de ello, lo siento de veras. ¿Cómo te sientes con eso?

Tan pronto como instalo las cosas necesarias me pongo a rastrear y un pequeño mapa de Neopanem que cada vez se hace más y más pequeño aparece en la pantalla más grande, pero bien tengo un radio de diez kilómetros la señal vuela a otro sitio aleatorio del norte haciendo que todo el proceso vuelva a empezar. Así estoy desde hace algunos días y por eso necesito cambiar la estrategia. Sería mucho más sencillo que pidieran ayuda al ministerio pues ellos tienen la tecnología y las cámaras serían de mucha más ayuda... Además, podríamos atacar desde varios flancos y así Simon no solo tendría que defenderse de mis intentos como hasta ahora.

Los pasos de Amalie resonando en la habitación me sobresaltan. Giro mi torso todo lo que la posición me lo permite para verla llegar y le dedico una sonrisa que pretende darle ánimos por lo que está viviendo. Sin embargo se me pone la piel de gallina pues me recuerda a Helena por un momento, tan solemne en su propia casa que me da miedo que vaya a regañarme por llevar zapatillas con los cordones desatados y una camiseta negra con el nombre de mi dj favorito.

- Eso es porque no quiere ser encontrado, está bloqueando mi señal - comento para ponerla al día - Habrá imaginado que me pedirías ayuda, es... muy listo - lo sigue demostrando y me da tanto rabia como orgullo. Lo primero porque no podemos sacarlo del peligro y en segundo porque me encantan los buenos retos - Pero no te preocupes, lo encontraré hoy así tenga que quedarme todo el día despierto - es mi misión, por eso he venido aquí, el último recurso.

Soy un ingenuo por pensar que el tema pasaría desapercibido, que podría concentrarme en el trabajo sin tener que expresar en palabras lo que siento. Pero allí sale su pregunta y no sé que responder. He aprendido a ser honesto con lo que siento y no contener nada porque es lo más saludable para mí, pero tampoco quiero andar llorando por todos los rincones por aquello que ya no se puede cambiar - Mal, triste, solo - dejo salir al final - Pero encontrar a Simon me ayudará, lo voy a reunir con su mamá - claro que me refiero a ella.

—Es un chico muy listo, muy inteligente para la edad que tiene. Dentro de unos años espero que lo tengamos en los laboratorios…— murmuro con una sonrisa orgullosa que se mantiene a pesar de que sé que por el origen de su sangre y si eso se descubre mientras está desaparecido, todas las oportunidades para Simon quedarán anuladas, después de que Ivar hiciera de todo para dárselas y como familia queríamos proteger. Ni siquiera pienso en mencionarle a Kavalier el trasfondo la huida del chico, le he dado la explicación de que se enteró que fue adoptado por Ivar, para lo que también le pedí discreción en un principio y deje que hiciera suposiciones del resto. Todos damos por hecho que los esclavos nacen en el mercado o en la casa de sus amos, conservan ese destino de esclavos, y ninguno de ellos podría estar estudiando en el Royal por dar muestras de un atisbo de magia, así que de eso no tengo que preocuparme.

¿Y Kavalier? Hay demasiadas cuestiones en mi familia, el perro entre estas, que no se las mencionaría ni a mi reflejo. Soy la primera en dar la apariencia de que no hay nada fuera de lo común en mi casa, me convenzo a mí misma para transmitir eso a los demás. Pero él me agrada de verdad, lo que puedo decir de poca gente en mi trabajo. La amistad que una vez creí tener con Silas se disolvió cuando tomamos rumbos distintos, el mío de darle la espalda a todo por mi familia y ella de seguir ascendiendo pisando las cabezas que hicieran falta. Se mucho sobre familias imperfectas y no sé los detalles de la relación de Kavalier con su madre, pero sostengo su mano por un minuto cuando me dice cómo se siente, sea como sea, la muerte de una madre es un dolor único en la vida. —Si quieres hablar de eso, puedo escucharte— me ofrezco, —porque te pareces un poco a mí. Somos personas inteligentes para algunas cosas, pero que nos cuesta entender otras que tienen que ver más con lo emocional. Debe ser culpa de lo aséptico de los laboratorios— sonrío levemente. —Y Simon ya tuvo una madre, no creo que nada de lo que haga llegue nunca a darme ese título en su vida. Sólo me queda velar por él y tratar de que vuelva a casa con su padre— murmuro. —¿Quieres tomar algo? ¿Un té?

De verdad espero poder trabajar con alguien como Simon en el futuro, aunque yo ya tendré el cabello blanco y mis ideas serán antiguas para ese entonces... O quizás podría ser su jefe ¿Quién sabe? Probablemente me molestaría tanto como yo he molestado a mis superiores desde que comencé a trabajar en el ministerio - Dalo por hecho, no se ven muchos futuros científicos, lo necesitamos - respondo con media sonrisa para darle ánimos. Aunque es verdad, ahora los chicos se interesan más por carreras como las leyes o seguridad... Lo que nos hacen creer que el país necesita.

Aprieto su mano en señal de aprecio cuando me ofrece hablar y lo pienso por un momento. Ya lo charlé con Kenna, lloré con ella así como en el funeral pero creo que no es suficiente ¿Aluna vez será suficiente? ¿Acaso hay un barril de tristeza que debemos vaciar para poder seguir adelante? - Yo creo que fue por lo aséptico de mis padres - corrijo con las cejas en alto. Ellos me hicieron de una forma y terminé siendo completamente de otra, luego me transformé en alguien del cual estoy orgulloso y que lamentablemente ellos jamás conocerán... Y creo que les habría caído bien. Lástima.

- Siempre necesitamos una mamá - respondo a su comentario, ésta vez yo tomándola de la mano - Puede que Helena se haya ido pero tengo a Mo, la mamá de mi mejor amiga, que ha hecho las veces de madre más veces de las que puedo contar y a quien aún acudo cuando necesito consejo... Así que aunque la mamá de Simon ya no esté, te necesita como tal - quizás estoy siendo ingenuo al creer que el muchacho y yo nos parecemos, pero de verdad lo creo - Una chocolatada estaría bien, necesito azúcar para pensar y poner todo en marcha... ¿Sabes algo de ésto? Podría usar las manos extra.

Jamás podría decir que mis padres tuvieran alguna culpa de la persona en la que me convertí, si acaso la tienen es la culpa indirecta de haber muerto. Hago repaso visual de esta sala en tonos monocromáticos que decoré inspirada en un orden que buscaba, que lo hace parecer un espacio por extensión de los laboratorios, y que no puede ser más distinto a mi casa paterna o a la de mi abuela donde pasé los años siguientes. La explosión de colores que había en esos lugares, las mañanas en que el sol abarcaba todo el cielo así como el olor a las hierbas que provocaba cosquillas en la nariz, a todos esos lugares se sienten imposibles de volver.

Bajo mis ojos al contacto de su mano, hay un sesgo de ternura en este hombre grande que reafirma mi idea de que se llevaría bien con Synnove y Simon, mi mente se detiene a un paso de llamarlos a ambos «mis hijos» cuando que estoy a punto de hacerlo. Puedo pensar en Simon, así como en los otros hijos de Ivar, como los míos también, pero todos ellos han tenido una madre que no fui yo y respeto eso. No quiero pensar en que me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, no he aprendido más que la vida es así, compleja, entrecruzada y caótica. No respeta la armonía en tonos que quiero darle a mi sala y pensarlo así me hace sonreír. —Quiero que vuelva, Riley— musito, tomándome de su mano. —Quiero poder ser una madre para él y que no esté perdido buscando lo que tiene aquí, unos padres, una familia, una casa. Podemos ser todo eso para él— susurro.

Podemos darle una vida como la que muchos otros chicos no tienen, creo que no hace falta entrar en detalles para saber que tanto Kavalier como yo tuvimos infancias atípicas, en las que faltó el calor que debería sentirse en los hogares por parte de los padres. Mi abuela trató de compensar, pero la ausencia de los padres, física o no, se siente terriblemente. —No, disculpa. No tengo idea sobre nada que tenga que ver con seguridad o rastreo informático…— le sonrío como disculpa, —Sólo categorización de hierbas mágicas y proyectos de experimentación en los laboratorios—. Me cerré en ese rubro por ser mi vocación, nunca me interesé en colaborar con Seguridad Nacional o alguna de las otras áreas. Eso me ha dado cierta tranquilidad en mi campo, salvo cuando se intoxicó a todo  un estadio con gases y esas pruebas pasaron por mis archivos.

—Aguarda un momento— le pido para ir a la cocina, desde lo de Sami nunca se volvió a considerar que se trajera a un esclavo, esa práctica creo que ha quedado desterrada de esta casa. Hacemos las cosas por nuestra cuenta, nadie muere por prepararse una chocolatada y se la traigo a Kavalier para apoyarla despacio sobre la mesa, pero retirada de todas las máquinas. —Puedes indicarme qué hacer si necesitas ayuda, tampoco creo ser nula para estas cuestiones— me ofrezco, cambiándome de sillón para acomodarme más cerca y al alcance de los ordenadores. —También podría llamar a Synnove para que pueda colaborar. Se la ha prohibido que busque a su hermano, un hijo perdido nos destroza como para que se pierdan dos. Pero esto es… seguro para ella— cuando lo digo me doy cuenta, me volteó hacia él. —Habías dicho que la crianza de tus padres fue aséptica… ¿qué tanto daño puede hacer eso?— pregunto, porque sé que si Simon también reaccionó fugándose de la casa es porque lo envolvimos en mentiras, ellos sólo están respondiendo a todo lo que le dimos.

Le doy unas palmaditas en la mano pues estoy seguro de que así quiere que sea, y que lo piense es muestra de que será una excelente madre cuando el muchacho esté de vuelta en casa. Escucho preocupación en su voz y la veo en sus ojos, cosa que jamás vi en los de Helena cuando desaparecía noches enteras por quedarme dormido en alguna casa abandonada, lo suficientemente amplia para tolerar mi comportamiento drogado. En la mujer rubia nomas veía enojo, luego llegaba mi padre rojo de la ira por poner en riesgo la reputación de la familia... Siempre más preocupados por el qué dirán que por mi propio bienestar - Dile eso cuándo lo encuentres y seguro volverá - comento con voz tranquila. Me hubiese gustado oírlo en su momento.

Es una lástima que no sepa nada sobre informática, pero es una científica después de todo y para eso tuvo que haber completado su formación en algún sitio... Y nadie poco inteligente llega a un puesto como el nuestro, así que confío en que podrá captar lo elemental lo suficientemente rápido como para ayudarme. Debería haber traído a Lyra, aunque no sé que tan secreto es todo ésto que estamos haciendo ¿Tan secreto como para ocultárselo hasta a una becaria?

Vuelve minutos después con una chocolatada que no tardo en comenzar a tomar. Puedo sentir la espuma sobre mi labio superior pero la ignoro, pues tengo que concentrarme en cosas más importantes ahora - Puedes llamar a Ivar también, entre todos creo que podremos encontrarlo rápido - propongo con el ceño fruncido y saco dos teclados más de la mochila para que cada uno pueda hacer su trabajo desde una estación distinta.

Su pregunta me toma por sorpresa, así que solo la miro de reojo y vuelvo a la pantalla como si ésta fuese capaz de darme una respuesta ¿Qué tanto daño puede hacer? - Tú sabes al punto que llegué - más personas de las que me gustarían saben lo de la sobredosis - Pero si te sirve de consuelo... Creo que ya no pueden hacer más daño, ambos se han ido pero finalmente me encontré a mi mismo. Así que una infancia de porquería no creo que sea suficiente para arruinar una vida entera, se puede vivir después de eso.

Miro con desesperanza la puerta por la que se ha perdido Ivar. —No creo que sea conveniente, necesita descansar y… es quien lo busca por el norte, no quiero que también pase por el trabajo de rastrearlo así y siga decepcionando, no… — suspiro hondo, me duele mi pecho de la angustia que me provoca toda esta situación en la que está sometida mi familia, desde mi esposo, pasando por mi hija y hasta el perro que lo tiene que acompañar en sus expediciones y también vuelve con una cara de pena por no poder encontrar nada. —No sé qué tanto puede un corazón soportar desilusiones, Riley…— musito, tan quedo entre nosotros como si fuera una charla confidencial entre amigos y es que tal vez mi colega sea lo más cercano que tengo a uno en este momento. —¿Cuánto crees que pueda? ¿Cuánto crees que pueda soportar un corazón cuando al final de cuentas, de todos los esfuerzos, al terminar todo lo que parece que nos espera es nada, es pérdida?— pienso en voz alta, porque parece destino de esta familia que estemos condenados, siempre desencontrándonos, que los votos que dijimos con Ivar que renovaríamos han sido postergados. A veces me pregunto…

Si debe ser así, si la razón de tantos desencuentros es que estamos en los lugares equivocados, si somos una contradicción al destino por estar casados con Ivar o por haber tenido a Synnove como hija cuando no había esperanzas de un bebé entre nosotros. ¿Y si todo es tan equivocado que por eso nada puede nunca estar bien? Cierro mis ojos por un momento, para buscar una calma que venza al repentino impulso de querer llorar, porque me duele y me dolerá toda la vida la herida de mi familia al separarse, que sus palabras referidas a sus padres se me clavan como un puñal. Respondo pensando en él. —Me alegro de que hayas encontrado esa fuerza, es admirable— le sonrío, y entiendo así también que si no hay nada bueno que podamos seguir aportando a la vida de una persona, incluso si es un hijo y por título creamos tener la obligación y derecho de imponernos en sus vidas, tal vez sea lo mejor soltarlos. Abrazarlos cuando se encuentren perdidos, pero soltarlos si ya no nos necesitan. Siento que estoy aprendiendo a ser madre recién después de tantos errores. —¿Qué planeas hacer a futuro, Riley?— pregunto de pronto, —¿Qué proyectos tienes? ¿Cuál es la vida que quieres construir ahora que sabes que puedes hacerlo?

Asiento pues ella conoce a su marido, así que si cree que eso es lo mejor para él, así debe ser. De todas formas quiero decirles a todos que no vivirán una decepción más con esto, voy a encontrarlo cueste lo que cueste y se reunirán como familia de nuevo ¡Porque al menos una maldita familia debe ser feliz en este mundo, por Merlín! ¿Cómo es que estamos  rodeados de drama todo el tiempo? Quiero que ellos sean feliz, por todos aquellos que no pudimos hacerlo con nuestras familias... Aunque quizás pueda hacerlo mejor cuando forme la mía propia, si eso llega a ocurrir algún día.

- No digas eso - me quejo con un dedo en alto y rostro serio, no podemos permitirnos la negatividad siendo que estoy tan decidido a encontrar una respuesta - Vamos a encontrarlo, nadie se va a decepcionar porque son una familia que se quieren... y mientras haya amor, saldrán adelante - no importa los obstáculos a los que tengan que enfrentarse. También lo digo porque mi recurso para superar la decepción fue también mi gran perdición, así que no podría recomendárselo a nadie.

No sé si puedo atribuirme todo el crédito por la fuerza que conseguí. Creo que el truco fue rodearme de la gente adecuada, incluso de aquellos con los que me he distanciado un poco ahora. Así como una serie de eventos desafortunados me llevaron a tocar fondo, una serie de mejores me sacaron de allí y me pusieron donde estoy ahora, feliz, con un trabajo que ahora comprendo cuan importante es e incluso que creo enamorándome... Esto último tengo que descifrarlo aún.

- Yo... No lo sé - respondo a su pregunta mientras continúo tecleando - Nunca supe que hacer con mi vida pero ésta vez no se siente mal no saberlo - me apresuro a agregar - Justamente por eso, porque siento que podría hacer cualquier cosa... Así que creo que ir hacia donde me lleve la corriente, ser feliz y disfrutar - ¿No es eso a lo que queremos aspirar todos? - ¿Tú cuándo supiste lo que querías?

Si no digo nada que lo saque de su error es porque el optimismo en sus palabras me recuerda a la inocencia que Synnove tiene en las cosas, que a veces me digo que lo habrá heredado de su padre y no lo sé, porque cuando conocí a Ivar vi mucha angustia cargada en sus ojos, era un hombre con un largo pasado pese a no ser demasiado mayor. Debe ser hay que personas que nacen con una mirada limpia sobre el mundo, que ni siquiera una crianza aséptica o con falta de cariño corrompe, es algo innato que echa un poco de luz sobre fantasmas que todos tememos. Pero el amor en una familia no es garantía de que todo acabe bien, puede ser todo lo contrario, la pérdida es real y duele por ese mismo amor.

—Eres joven todavía, no sé porque a los treinta años tendemos a olvidar lo joven que somos…— comento, porque esperaba escucharle hablar de proyectos ambiciosos en el laboratorio, como sé que debe tenerlos y le asegurarán una carrera en ascenso en el ministerio, si somos afortunados, sacará a Silas de su puesto dentro de un tiempo. Y no lo digo por mi reciente hostilidad con quien consideraba una amiga, sino porque no comparto la priorización de sus intereses como ministra, está en ese silla besándose a sí misma en el espejo, atrapada en su egolatría. —Ser feliz…— repito en un susurro, —Es lo que importa, ¿no?—. Si bien para mí la felicidad por sí sola no era algo a lo que aspiraba, siempre la materialicé en cosas y planes más concretos, como una familia. Deseaba una familia porque tenerla me haría feliz... y no fue así, me sumí en la angustia así como cada uno de nosotros lo hizo, porque no supe entender qué era tener una familia, supongo que porque no tuve quien me enseñe.

—Cuando tenía dieciséis años, creo. Sabía que quería dedicarme a la investigación de las plantas, era una aficionada a la ciencia y experimentaba también con plantas mágicas— contesto a su pregunta marcando en mi vida ese punto en que arriesgué todo por eso que era mi vocación desde niña. —Pero crecí en un ambiente muggle muy limitante, mi abuela era quien me dejaba ser y no era suficiente, le rompí el corazón a los veinte años cuando me fui de casa— guardo silencio por un momento, asimilando este recuerdo como lo que fue, la necesidad de huir para crecer. —Pero lo tuve tan claro y nunca volví atrás, cuando estamos destinados a algo nunca se vuelve atrás…— musito, es la primera vez que alguien de mi trabajo le cuento de mi procedencia muggle y no siento la necesidad de pedirle disculpas, ni de ocultarlo siquiera, en especial porque no creo que Kavalier sea alguien que juzgue en base a eso. —Entonces, voy a buscar a Synnove para que nos ayude, ¿quieres?— me pongo de pie, y desde mi altura le muestro una sonrisa breve. —Y gracias otra vez lo que estás haciendo por mi familia, Riley, te debo una.

Río un poco sin apartar los ojos de la pantalla pero eventualmente se desvían hacia ese mechón rebelde que cae sobre mi frente con un par de canas recordándome que, si bien sé que soy joven, ya no lo soy tanto. Pero no creo que sea algo malo, quiero envejecer y convertirme en ese anciano al que los niños vienen a pedir consejo... Quiero contarles de lo mal que fue mi vida por tomar las decisiones incorrectas pero como pese a todo logré ponerme de pie de nuevo. A los viejos no se los subestima, todos saben que tienen la experiencia a su favor y eso sería bonito también: Dejar de ser subestimado. Porque lo han hecho toda mi vida, en todos los aspectos y creo que eso ha ayudado a construir mi inseguridad "Riley no puede" "Riley no sería capaz" "Hay problemas más grandes"... Muchas veces no ha sido así.

- La felicidad real, no la embotellada - comienzo y creo que es importante aclararlo porque tuve mi etapa de consumir la suerte líquida y al final no arregló nada - es difícil de conseguir, no se puede construir... Simplemente llega desde donde no lo esperas y por eso es importante aferrarte a ella cuando la vez - explico con rostro pensativo. Eso estoy haciendo ahora ¿No? Me aferro a lo que creo que me está haciendo feliz, porque aún en la desgracia estoy en un buen lugar y me niego a apartarme... ¿Por qué ir hacia los problemas? ¿Por qué tentar a la suerte?

Escucho la historia de Amalie con atención, percatándome que es la primera vez que me cuenta algo sobre ella tan abiertamente. Su origen no es el esperado y quizás hay algo en su familia de antes que justifique su comportamiento ahora... Porque puede que estemos charlando amigablemente, pero no olvido aquello que me dijo en el laboratorio una vez y las consecuencias que trajo - Suena aterrador ¿Qué tal si el destino nos quiere llevar a un sitio que no queremos? - ¿Qué tal si me quiere arrancar de mi felicidad?

Asiento aún pensando en lo que me acaba de contar y solo llego a dedicarle una sonrisa distraída cuando agradece lo que estoy haciendo por ellos. En realidad lo haría por cualquiera, hay muchos peligros allá afuera como para que cualquiera esté perdido, y el peligro es mucho para que pierdan tiempo que podrían estar pasando con sus seres queridos por peleas estúpidas - Vamos a encontrarte, Noobmaster - murmuro cuando Amalie se va mirando a la pantalla y entonces, se me ocurre algo.