OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
Cierre de Temas
The Mighty Fall
Registro General
Erik Haywood
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon
Family with no name — 0-4
Birdie É. Barlowe
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Williams, Ezra Avery
The Mighty Fall
Gallagher, Cillian Brennan
The Mighty Fall
ÚLTIMOS
TEMAS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
5000 G
Extranjeros
4000 G
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
5000 G
Estudiantes
4000 G
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
01.09¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
31.03No olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
Es irónico, y odioso, lo mucho que pueden cambiar las cosas en un año. Hace exactamente doce meses, vivía en un lugar completamente distinto, aparto de la sociedad más de lo que había estado nunca, y creyendo que, quizá, nunca más volvería a ver a mi familia. Para mi sorpresa, me reencontré con ellos... y ojalá no lo hubiera hecho nunca. Porque si yo no hubiese vuelto aquí, si hubiese terminado muerto en la destrucción del 14, nada de esto habría pasado y todo estaría como siempre.
Se suponía que iba a pasar unos días con mis hermanas y mi madre en el 11. Para cuando llegué a casa, Chloe estaba sola. En un principio no me extrañó porque como es obvio, con dieciséis años no es la primera vez que se quedaba sola. El problema fue cuando me explicó la situación y me dijo que nuestra madre llevaba un par de días sin pasar por casa, que le había dicho que iba a ver a la tía Ari al 4 y que volvería esa misma noche. Y nunca llegó. Me gustaría poder decir que me planté en el 4 nada más escuchar eso, pero teniendo en cuenta que la última vez que fui allí la cosa no acabó demasiado bien, dejé que fuera mi melliza quien fuese a ver qué pasaba. Lo que nunca imaginé fueron las noticias escalofriantes... o más bien lo que vería al otro lado del espejo comunicador.
Todavía tengo grabada la imagen de las paredes manchadas de sangre, como si alguien me lo hubiera grabado en la mente con fuego para que no pudiera olvidarlo nunca. Y lo peor es que no hay ni rastro de mi madre ni de mi tía para que expliquen por qué la casa de mi madrina se ha transformado en la mansión de los horrores de la noche a la mañana. Quiero creer que no ha pasado nada, que será cualquier tontería y ya, pero soy lo suficientemente inteligente como para saber que si estuvieran bien, sabríamos algo. También sé que mi madre no se dejaría capturar nunca simplemente para no ponernos en riesgo a nosotros y... eso solo me deja imaginar el peor desenlace de todos.
No sé en qué momento me quedo dormido en el colchón de mi madre, abrazado a una de sus camisetas. Es un ruido en el salón lo que provoca que me despierte sobresaltado, y con los rizos más revueltos que nunca, camine medio adormilado hacia allí para ver quién es. — ¿Chloe? — pregunto, frotándome los ojos mientras entro en la estancia. Ver a Agatha en vez de a mi hermana pequeña provoca que deje caer la camiseta, la cual todavía llevaba agarrada sin ser consciente, y que mis ojos vuelvan a humedecerse. — Agatha... — Por un momento me siento como el niño pequeño que salió llorando y corriendo hacia ella cuando se cayó de un árbol hace ya tantos años. Y es que igual que aquella caída fue mi culpa por ser un inconsciente, esta vez lo que sea que les haya pasado a nuestra madre y tía también es culpa mía... Según Chloe, mamá fue al 4 para pedirle ayuda por mi situación con esos estúpidos carteles de búsqueda.
Se suponía que iba a pasar unos días con mis hermanas y mi madre en el 11. Para cuando llegué a casa, Chloe estaba sola. En un principio no me extrañó porque como es obvio, con dieciséis años no es la primera vez que se quedaba sola. El problema fue cuando me explicó la situación y me dijo que nuestra madre llevaba un par de días sin pasar por casa, que le había dicho que iba a ver a la tía Ari al 4 y que volvería esa misma noche. Y nunca llegó. Me gustaría poder decir que me planté en el 4 nada más escuchar eso, pero teniendo en cuenta que la última vez que fui allí la cosa no acabó demasiado bien, dejé que fuera mi melliza quien fuese a ver qué pasaba. Lo que nunca imaginé fueron las noticias escalofriantes... o más bien lo que vería al otro lado del espejo comunicador.
Todavía tengo grabada la imagen de las paredes manchadas de sangre, como si alguien me lo hubiera grabado en la mente con fuego para que no pudiera olvidarlo nunca. Y lo peor es que no hay ni rastro de mi madre ni de mi tía para que expliquen por qué la casa de mi madrina se ha transformado en la mansión de los horrores de la noche a la mañana. Quiero creer que no ha pasado nada, que será cualquier tontería y ya, pero soy lo suficientemente inteligente como para saber que si estuvieran bien, sabríamos algo. También sé que mi madre no se dejaría capturar nunca simplemente para no ponernos en riesgo a nosotros y... eso solo me deja imaginar el peor desenlace de todos.
No sé en qué momento me quedo dormido en el colchón de mi madre, abrazado a una de sus camisetas. Es un ruido en el salón lo que provoca que me despierte sobresaltado, y con los rizos más revueltos que nunca, camine medio adormilado hacia allí para ver quién es. — ¿Chloe? — pregunto, frotándome los ojos mientras entro en la estancia. Ver a Agatha en vez de a mi hermana pequeña provoca que deje caer la camiseta, la cual todavía llevaba agarrada sin ser consciente, y que mis ojos vuelvan a humedecerse. — Agatha... — Por un momento me siento como el niño pequeño que salió llorando y corriendo hacia ella cuando se cayó de un árbol hace ya tantos años. Y es que igual que aquella caída fue mi culpa por ser un inconsciente, esta vez lo que sea que les haya pasado a nuestra madre y tía también es culpa mía... Según Chloe, mamá fue al 4 para pedirle ayuda por mi situación con esos estúpidos carteles de búsqueda.
Icono :
Estoy parada en la línea del abismo, me duele el pecho por la falta de aire y el gemido mudo en mis labios, lloro como no puedo hacerlo en casa porque no quiero que me vean mis hermanos. Han pasado días sin que mamá vuelva, me acerqué un par de veces a los límites con el distrito cuatro donde se supone que estaría, y los primeros días transcurrieron sin que recibiéramos noticias de ella, me convencí de que se había quedado con la tía Arianne lo que hiciera falta para convencerla por un poco de ayuda para Kyle. Pero los días pasan y ella no vuelve. Desde la terraza de uno de los edificios veo como las sombras se alargan y se convierten en gigantes invasores del distrito, arrasan con las construcciones, cubren todo de oscuridad, que se abre bajo mis pies que se sostienen en una frágil línea de la que me siento a punto de caer y tengo que apartarme de la baranda para escapar de esa sensación. Corro lo más rápido que puedo para volver a la casa, segura de que mamá estará cuando vuelva, la encontraré en la cocina con mis hermanos y me reprenderá por el descuido de andar vagando por ahí.
Pero lo sé nada más ver la fachada de nuestra casa, en el momento de vacilación para dar el paso que me acerque a la puerta y mi mano mueva la manija. Ella no ha vuelto. Una de las noches en las que me abracé a Chloe para dormir, en esas veces en que yo la necesito a ella más de lo que ella me necesita a mí para no tener pesadillas, recordamos la vez en que nos fuimos y ella se quedó con Kyle. En ese entonces, fui quien acompañó a mamá y los chicos quedaron atrás. Se siente horrible ser esta vez quien se queda atrás con ellos. Así como pongo un pie dentro de la casa que compartimos con mi familia, sé que mañana es el día en que cruzaré los distritos para poner un pie en el cuatro, porque no puedo seguir esperando. No me importa que me atrapen, está decidido. Esta incertidumbre me está consumiendo y si ellos se arriesgaron a tanto por mí, mañana iré.
Necesito de Kyle para que me diga con precisión como llegar a casa de nuestra tía y le prometeré que traeré a mamá de regreso. Lo busco entre las habitaciones con desesperación, hasta dar con una figura sobre el colchón de nuestra madre y toda esperanza de ella se derrumba, haciendo que me estrelle contra el suelo y cayendo en un abrazo con Kyle al darme cuenta de que se trata de él. Por su llanto sólo puedo imaginar lo peor. No. No. No. —¿Qué pasó, Kyle?— balbuceo, mi voz raspa mi garganta. —¡Kyle, háblame! ¡¿Qué pasó?! ¿Es mamá?— pregunto de manera atropellada, pasando mis manos por su espalda en caricias violentas de consuelo y las enredo también en su cabello, donde oculto mi rostro por las lágrimas están ahí otra vez, antes siquiera de escucharle decir nada.
Pero lo sé nada más ver la fachada de nuestra casa, en el momento de vacilación para dar el paso que me acerque a la puerta y mi mano mueva la manija. Ella no ha vuelto. Una de las noches en las que me abracé a Chloe para dormir, en esas veces en que yo la necesito a ella más de lo que ella me necesita a mí para no tener pesadillas, recordamos la vez en que nos fuimos y ella se quedó con Kyle. En ese entonces, fui quien acompañó a mamá y los chicos quedaron atrás. Se siente horrible ser esta vez quien se queda atrás con ellos. Así como pongo un pie dentro de la casa que compartimos con mi familia, sé que mañana es el día en que cruzaré los distritos para poner un pie en el cuatro, porque no puedo seguir esperando. No me importa que me atrapen, está decidido. Esta incertidumbre me está consumiendo y si ellos se arriesgaron a tanto por mí, mañana iré.
Necesito de Kyle para que me diga con precisión como llegar a casa de nuestra tía y le prometeré que traeré a mamá de regreso. Lo busco entre las habitaciones con desesperación, hasta dar con una figura sobre el colchón de nuestra madre y toda esperanza de ella se derrumba, haciendo que me estrelle contra el suelo y cayendo en un abrazo con Kyle al darme cuenta de que se trata de él. Por su llanto sólo puedo imaginar lo peor. No. No. No. —¿Qué pasó, Kyle?— balbuceo, mi voz raspa mi garganta. —¡Kyle, háblame! ¡¿Qué pasó?! ¿Es mamá?— pregunto de manera atropellada, pasando mis manos por su espalda en caricias violentas de consuelo y las enredo también en su cabello, donde oculto mi rostro por las lágrimas están ahí otra vez, antes siquiera de escucharle decir nada.
Me doblo, y con las manos apoyadas sobre mis rodillas, empiezo a respirar de manera acelerada. Cierro los ojos con todas mis fuerzas y trato de calmarme y empezar a respirar poco a poco, pero es una sensación asfixiante, como si tuviera un peso enorme sobre mi cuerpo que no me dejase respirar. En parte es así, solo que ese peso es invisible. La pregunta de mi hermana no ayuda a que pueda tranquilizarme, y todavía con los ojos cerrados, noto las lágrimas caer por mis mejillas, una detrás de otra. — Mamá... mamá está... — empiezo a decir, ahora con los ojos abiertos. Pero no sé cómo continuar la frase porque ni siquiera sé qué es lo que le ha pasado a nuestra madre. En el mejor de los casos, la habrán capturado, y aunque ella no quiera, le sacarán la información de dónde estoy yo. No me importaría morir si eso salvase a mi madre, pero dudo mucho que la dejen libre, no después del último juicio donde quemaron a esas dos personas por estar relacionadas con la Red y lo que pasó el día de Nimue.
Cojo una gran bocanada de aire y sacudo la cabeza, lo que provoca que los rizos me caigan todavía más sobre la cara. — Mamá fue al 4 a hablar con la tía Ari y pedirle ayuda para mí — explico, aunque supongo que esa parte ella ya la conoce. Lo complicado es lo que pasa después, que es como un rompecabezas roto, con todas las piezas esparcidas y que no puedo encontrar para tratar de darle sentido a lo que sea que haya pasado. — Chloe fue a casa de la tía Ari para ver qué pasaba porque no sabíamos nada de mamá. Me llamó con el espejo y me enseñó como estaba la casa y... — Trago saliva, no solo porque no sé cómo darle la noticia, sino porque si no soy de capaz de decirlo para mí mismo, en mi mente, en voz alta mucho menos. — No había ni rastro de ellas. El piso estaba lleno de sangre. — Tengo que apretar los labios con todas mis fuerzas para no soltar un grito y salir corriendo, así que lo único que hago es dar una patada al aire para desahogarme. Después, la presión me puede y me vengo a bajo... Literalmente, porque acabo tirado en el suelo y agarrando otra vez la camiseta de mi madre. — Estará muerta, Agatha... — susurro, intentando contener las lágrimas. Y es que si no lo está ya, la matarán en cuanto puedan. — Y la tía Ari... — Si la sangre esa no era de nuestra madre, será de nuestra tía. Lo mires por donde lo mires, es todo una pesadilla.
Cojo una gran bocanada de aire y sacudo la cabeza, lo que provoca que los rizos me caigan todavía más sobre la cara. — Mamá fue al 4 a hablar con la tía Ari y pedirle ayuda para mí — explico, aunque supongo que esa parte ella ya la conoce. Lo complicado es lo que pasa después, que es como un rompecabezas roto, con todas las piezas esparcidas y que no puedo encontrar para tratar de darle sentido a lo que sea que haya pasado. — Chloe fue a casa de la tía Ari para ver qué pasaba porque no sabíamos nada de mamá. Me llamó con el espejo y me enseñó como estaba la casa y... — Trago saliva, no solo porque no sé cómo darle la noticia, sino porque si no soy de capaz de decirlo para mí mismo, en mi mente, en voz alta mucho menos. — No había ni rastro de ellas. El piso estaba lleno de sangre. — Tengo que apretar los labios con todas mis fuerzas para no soltar un grito y salir corriendo, así que lo único que hago es dar una patada al aire para desahogarme. Después, la presión me puede y me vengo a bajo... Literalmente, porque acabo tirado en el suelo y agarrando otra vez la camiseta de mi madre. — Estará muerta, Agatha... — susurro, intentando contener las lágrimas. Y es que si no lo está ya, la matarán en cuanto puedan. — Y la tía Ari... — Si la sangre esa no era de nuestra madre, será de nuestra tía. Lo mires por donde lo mires, es todo una pesadilla.
Icono :
«Está muerta», es lo que creo que dirá y no encuentro mi respiración, la opresión en el pecho es tanta que jadeo para recuperar un poco de aire. No quiero escucharle decir que está muerta, ni que ha desaparecido, que la tomaron como rehén porque sabemos lo que eso significa. La torturan para que diga dónde está Kyle y las otras personas que están siendo buscadas con rastrillajes intensivos de los escuadrones de seguridad, esos por los cuáles mi hermano no puede sacar ni la cara a la calle sin miedo a que alguien lo delate. Estamos prisioneros en esta realidad en que cada paso es en falso y a nuestra madre se le ocurrió ir hasta otro distrito para pedir ayuda a la familia que nos queda con cierta influencia en el Capitolio, si es que se puede confiar en ella, ¿si está ahí se puede? Ayudar a mamá sería lo mismo que traición, el castigo sería cruel desde los tribunales en los que también tuvo un lugar.
La visión de sangre que impresionó a mis hermanos es todo lo que necesito para asumir lo peor, es sangre de ellas. Si los cuerpos no están es porque… —Se las han llevado— balbuceo con la poca voz que encuentro, se apaga en un gemido de angustia que raspa mi garganta como si tuviera filo y se pierde entre sus rulos, en los que escondo mi cara manchada por el llanto que no puedo contener, que me desborda los ojos y me impide verlo todo con claridad, tampoco pensar. Se nubla toda mi mente de esa profunda tristeza en la que decidí por mi cuenta qué es lo que ocurrió, llenando esos vacíos de imprecisión que no le permiten a Kyle contar la historia completa. —Se las han llevado los aurores, a mamá por nosotros y a la tía Ari por aceptar ayudarla, y ellas… ahora…— me miento, —deben estar en la cárcel, como sea, tenemos que sacarlas de ahí. Hablaremos con la gente del catorce, con los otros rebeldes, le diremos que hay rehenes otra vez y…—, ¿qué podríamos ofrecerle? ¿Qué tenemos nosotros para darle? Pero no pueden decirnos que las dejemos a su suerte, tienen que ayudarnos. —¡Benedict Franco! ¿No dijiste que salía con la tía Ari? Podemos pedirle que nos ayude a encontrarlas, él sabrá cómo, las encontraremos…— insisto, porque no quiero poner en palabras lo que sé y se vuelve un presentimiento más amargo cuando lo veo aferrarse a la camiseta de nuestra madre. Ella está muerta y no la vamos a encontrar, estamos solos.
La visión de sangre que impresionó a mis hermanos es todo lo que necesito para asumir lo peor, es sangre de ellas. Si los cuerpos no están es porque… —Se las han llevado— balbuceo con la poca voz que encuentro, se apaga en un gemido de angustia que raspa mi garganta como si tuviera filo y se pierde entre sus rulos, en los que escondo mi cara manchada por el llanto que no puedo contener, que me desborda los ojos y me impide verlo todo con claridad, tampoco pensar. Se nubla toda mi mente de esa profunda tristeza en la que decidí por mi cuenta qué es lo que ocurrió, llenando esos vacíos de imprecisión que no le permiten a Kyle contar la historia completa. —Se las han llevado los aurores, a mamá por nosotros y a la tía Ari por aceptar ayudarla, y ellas… ahora…— me miento, —deben estar en la cárcel, como sea, tenemos que sacarlas de ahí. Hablaremos con la gente del catorce, con los otros rebeldes, le diremos que hay rehenes otra vez y…—, ¿qué podríamos ofrecerle? ¿Qué tenemos nosotros para darle? Pero no pueden decirnos que las dejemos a su suerte, tienen que ayudarnos. —¡Benedict Franco! ¿No dijiste que salía con la tía Ari? Podemos pedirle que nos ayude a encontrarlas, él sabrá cómo, las encontraremos…— insisto, porque no quiero poner en palabras lo que sé y se vuelve un presentimiento más amargo cuando lo veo aferrarse a la camiseta de nuestra madre. Ella está muerta y no la vamos a encontrar, estamos solos.
Sus respuestas no ayudan a que consiga tranquilizarme, sino que me ponen incluso más nervioso. He pasado por muchas situaciones estresantes en el último año y he conseguido mantener siempre la compostura a pesar de todo lo que sintiese, de la preocupación, frustración, preocupación y dolor. Pero esto me supera. Saber que mi madre está muerta, y que si no lo está, seguramente acabará así, me desespera de una manera que no soy capaz de controlar. Si a eso le sumas que mi tía está en la misma situación... — Pero es que... — empiezo a hablar para responder a su sugerencia sobre lo de decirles que hay rehenes otra vez, pero me callo a tiempo antes de soltar algo que no debería decir. No estuve en aquella cueva ese día del intercambio, pero me contaron lo que pasó. La última vez ya fue horrible y el origen de mi mejor amigo salió a la luz; no es algo con lo que podamos contar. Tampoco tenemos nada que ofrecer, así que sería intentar rescatar a mamá y a la tía Arianne por la fuerza...
Hay algo en sus últimas palabras que consigue tranquilizarme por un momento, centrar la mirada en ella e intentar continuar con su plan. — Podemos ir al 5 y decírselo — corroboro. Hablar con Ben y el resto es la única opción que ahora mismo parece viable. — Ellos nos ayudarán. — Tienen que hacerlo. Seguro que la tía Ari le ayudaría a él, por eso fueron al 14 juntos. Quizá no sepa la historia que hay entre ambos, pero si Ben la llevó allí, debe de ser porque le importa lo suficiente como para ayudarnos a rescatarla ahora. Y donde esté mi tía, estará nuestra madre. — Deberíamos esperar e ir mañana a primera hora — sugiero. No hay ninguna manera rápida de llegar porque no tengo un traslador, ni tampoco sé aparecerme porque Amber lleva pocas semanas enseñándome. No es que tenga demasiado tiempo para ello, y tampoco es como si hubiera demasiados con sangre mágica entre los integrantes del 14 para sustituirla. — Podría intentar mandarles un patronus por si ellos pudieran venir, pero no prometo nada... — Quizá mis habilidades mágicas han mejorado, pero todavía me queda mucho por aprender. Me muerdo el labio, todavía algo alterado, mientras camino por el salón de un lado a otro, intentando pensar algo lo suficientemente rápido. Cuando más tardemos en reaccionar, peor será todo. — ¿Y si voy al 4? Podría intentar conseguir alguna muestra de la sangre y que alguien la analizara, así sabríamos de quién es... — Sé que es una locura, pero así saldríamos de dudas antes de perder horas buscándolas sin saber por dónde empezar.
Hay algo en sus últimas palabras que consigue tranquilizarme por un momento, centrar la mirada en ella e intentar continuar con su plan. — Podemos ir al 5 y decírselo — corroboro. Hablar con Ben y el resto es la única opción que ahora mismo parece viable. — Ellos nos ayudarán. — Tienen que hacerlo. Seguro que la tía Ari le ayudaría a él, por eso fueron al 14 juntos. Quizá no sepa la historia que hay entre ambos, pero si Ben la llevó allí, debe de ser porque le importa lo suficiente como para ayudarnos a rescatarla ahora. Y donde esté mi tía, estará nuestra madre. — Deberíamos esperar e ir mañana a primera hora — sugiero. No hay ninguna manera rápida de llegar porque no tengo un traslador, ni tampoco sé aparecerme porque Amber lleva pocas semanas enseñándome. No es que tenga demasiado tiempo para ello, y tampoco es como si hubiera demasiados con sangre mágica entre los integrantes del 14 para sustituirla. — Podría intentar mandarles un patronus por si ellos pudieran venir, pero no prometo nada... — Quizá mis habilidades mágicas han mejorado, pero todavía me queda mucho por aprender. Me muerdo el labio, todavía algo alterado, mientras camino por el salón de un lado a otro, intentando pensar algo lo suficientemente rápido. Cuando más tardemos en reaccionar, peor será todo. — ¿Y si voy al 4? Podría intentar conseguir alguna muestra de la sangre y que alguien la analizara, así sabríamos de quién es... — Sé que es una locura, pero así saldríamos de dudas antes de perder horas buscándolas sin saber por dónde empezar.
Icono :
Las lágrimas van rodando solas por los lados de mi rostro, las siento caer tan pesadas y calientes, por mucho que me esfuerzo en mostrarme convencida del plan que tramamos para pedir la ayuda que necesitamos y así traer a nuestra madre de regreso con nosotros, como debe ser. No quiero estar sola con mis hermanos, no otra vez. No quiero recordar los compartimientos en el mercado de esclavos y verme separada de la poca familia que me quedaba. Me niego a que eso pueda pasar con Kyle y Chloe también, no me apartaré de ellos, no correré el riesgo de dejarlos solos otra vez y de ninguna manera aceptaré que mis hermanos menores sigan entrando y saliendo de la casa de la tía Ari, con las paredes manchadas de sangre.
—No, iremos juntos— resuelvo por los dos, —trataremos de encontrar respuestas—, necesito una certeza para asumir lo que presiento, no cederé a mis pensamientos sin verlo con mis propios ojos. —Podemos… podemos pedirle a quien quiera ayudarnos que nos acompañe, o…— balbuceo, no creo poder esperar hasta mañana a que nos respondan. Mañana parece un día demasiado distante, por esperar es que nos encontramos sin nuestra madre, no quiero seguir haciéndolo. — ¿Quieres ir, Kyle?— pregunto, con miedo, porque tengo el miedo más frío y paralizante de la vida, mi cuerpo es un peso en el suelo que no puedo levantar, lo que pueda encontrar en esa casa no me dará consuelo. —¿Y qué haremos si están muertas?— mi voz sale de alguna parte, no pareciera que fueran mis labios los que formularon esa pregunta, las paredes de la habitación tiemblan para mí y mis ojos vuelven a empañarse, se me hace difícil ver el rostro de mi hermano a través del llanto. —¿A dónde iremos después del Cuatro?— murmuro, ¿volver aquí es siquiera una posibilidad?
—No, iremos juntos— resuelvo por los dos, —trataremos de encontrar respuestas—, necesito una certeza para asumir lo que presiento, no cederé a mis pensamientos sin verlo con mis propios ojos. —Podemos… podemos pedirle a quien quiera ayudarnos que nos acompañe, o…— balbuceo, no creo poder esperar hasta mañana a que nos respondan. Mañana parece un día demasiado distante, por esperar es que nos encontramos sin nuestra madre, no quiero seguir haciéndolo. — ¿Quieres ir, Kyle?— pregunto, con miedo, porque tengo el miedo más frío y paralizante de la vida, mi cuerpo es un peso en el suelo que no puedo levantar, lo que pueda encontrar en esa casa no me dará consuelo. —¿Y qué haremos si están muertas?— mi voz sale de alguna parte, no pareciera que fueran mis labios los que formularon esa pregunta, las paredes de la habitación tiemblan para mí y mis ojos vuelven a empañarse, se me hace difícil ver el rostro de mi hermano a través del llanto. —¿A dónde iremos después del Cuatro?— murmuro, ¿volver aquí es siquiera una posibilidad?
Creo que es la primera vez que veo a mi hermana tan afectada por algo. Ni siquiera cuando nos marchamos de nuestro antiguo hogar en el 3 estaba así, ni cuando tuvimos que separarnos y Chloe y yo nos quedamos solos. Es horrible lo mucho que puede cambiar tu día a día en cuestión de semanas; hace nada estábamos hablando de consumir ciertas sustancias que no deberíamos, y ahora de cómo rescatar a nuestra madre y tía de una muerte segura. Agradezco que los rizos me tapen la cara para poder ocultar un poco las lágrimas, no porque me avergüence que me vea llorar, sino porque sé que verme así solo le hará más daño. Sé que soy el pequeño, pero es mi hermana; da igual que sea la mayor porque también es mi responsabilidad intentar que esté bien hasta cuando es imposible.
No sé muy bien cómo reaccionar cuando dice de acompañarme. Por una parte, me quedo más tranquilo porque mi última incursión al 4 fue un desastre, pero por otra, no quiero meterla en un lío por algo que sé que ha pasado por mi culpa. — ¿Estás segura? — pregunto, aunque ya sé cuál va a ser su respuesta. — No tienes por qué hacerlo, Agatha. Esto ha sido culpa mía — añado. Da igual lo que diga porque sé que si no fuera por esos estúpidos carteles, mamá no habría ido al 4 a pedir ayuda y ahora estaría aquí con nosotros. El nudo en la garganta crece todavía más cuando la escucho preguntar dos cosas que ni siquiera sé cómo responder. He estado casi un año pensando que estaban todos muertos y que quizá nunca volvería a ver a Chloe, pero ahora que sé que están vivas, la simple idea de perder a alguna de ellas duele más que nunca. — No lo sé... — reconozco, y niego con la cabeza. Aprieto la camiseta de nuestra madre con más fuerza, en un vano intento por tranquilizarme. — Podríamos ir los tres al apartamento de la Red. — Incluyo a Chloe, porque obviamente no vamos a dejarla sola. Yo ya vivo ahí, y supongo que se podría mirar de hacer espacio para ellas dos... Es la única opción que veo.
No sé muy bien cómo reaccionar cuando dice de acompañarme. Por una parte, me quedo más tranquilo porque mi última incursión al 4 fue un desastre, pero por otra, no quiero meterla en un lío por algo que sé que ha pasado por mi culpa. — ¿Estás segura? — pregunto, aunque ya sé cuál va a ser su respuesta. — No tienes por qué hacerlo, Agatha. Esto ha sido culpa mía — añado. Da igual lo que diga porque sé que si no fuera por esos estúpidos carteles, mamá no habría ido al 4 a pedir ayuda y ahora estaría aquí con nosotros. El nudo en la garganta crece todavía más cuando la escucho preguntar dos cosas que ni siquiera sé cómo responder. He estado casi un año pensando que estaban todos muertos y que quizá nunca volvería a ver a Chloe, pero ahora que sé que están vivas, la simple idea de perder a alguna de ellas duele más que nunca. — No lo sé... — reconozco, y niego con la cabeza. Aprieto la camiseta de nuestra madre con más fuerza, en un vano intento por tranquilizarme. — Podríamos ir los tres al apartamento de la Red. — Incluyo a Chloe, porque obviamente no vamos a dejarla sola. Yo ya vivo ahí, y supongo que se podría mirar de hacer espacio para ellas dos... Es la única opción que veo.
Icono :
—¿Culpa tuya?— inquiero, no me creo que pueda estar con esa carga porque algunos estúpidos del ministerio decidieron que un chico de dieciséis años era amenaza para ellos y lo pusieron en un cartel que ofrece recompensas como si fuera un criminal, cuando lo único que hacía era defenderse. No ha hecho otra cosa en todo este tiempo, todo sería distinto si los Overstrand no me hubieran comprado. En parte me consolé todo estos años pensando que no hay manera de saber qué hubiera pasado, tal vez otras cosas también se habían traducido en desgracias en su vida y es que en sí a lo que estaban siendo leales eran a sus principios de oposición a este gobierno que pasa por encima de todos. Pero… —¿Me odias, Kyle?— pregunto, —¿por qué no me odias?—, siento como los ojos se me desbordan de lágrimas una vez más, atorándome con un sollozo que hace que mi voz salga temblorosa. —Es mi culpa en primer lugar que estemos aquí, que hayamos buscado el Catorce a ciegas sin llegar a ningún lado y haberlos perdido, que te culpen de ser un criminal por haber apoyado a esas personas que te dieron un hogar… porque por mi culpa lo perdiste en un principio— lo digo con el llanto mojándome toda la cara, los rulos aplastados a los lados de mi cara y mi cuerpo encorvado para hacerme más pequeña.
—Quiero traer a mamá de vuelta, como sea— murmuro, escondiendo mi cara entre mis rodillas. Se los debo, han sido mi familia y sufrimos más de una separación desde que empezamos a merodear por el norte. Por mucho miedo que tengo a confirmar que mamá está muerta si visitamos la casa de la tía, me sostengo a la esperanza inútil de que la encontraremos escondida o que llegará después de unos días, que toda esa sangre lo malinterpretamos, que ellas están a salvo. Y sé que no es cierto, que las han atrapado y este no es un lugar seguro para Kyle. Mamá nunca, jamás, lo entregaría. Pero podrían conseguir la información de alguna forma, quedarnos quietos es lo peor. —Podemos ir con ellos— acepto, escuché algo de la Red Neopanem y de la vocación que tienen por albergar chicos, creo que por mi edad estaría un poco fuera de su tutela, pero no me imagino ahora mismo un sitio más seguro para mis hermanos. Yo, ciertamente, no lo soy. Estoy a un paso de los aurores cada día para que descubran que soy una humana, una esclava que escapó. No tengo un lugar seguro en todo Neopanem. Y por eso mismo, esto tiene que acabar. —Y pelearemos, si algo le han hecho a mamá, pelearemos. Estoy harta de los aurores, de los cazadores, de los ministros— escupo con rabia, —estoy harta de que destruyan todo— y lo más importante que teníamos en la vida.
—Quiero traer a mamá de vuelta, como sea— murmuro, escondiendo mi cara entre mis rodillas. Se los debo, han sido mi familia y sufrimos más de una separación desde que empezamos a merodear por el norte. Por mucho miedo que tengo a confirmar que mamá está muerta si visitamos la casa de la tía, me sostengo a la esperanza inútil de que la encontraremos escondida o que llegará después de unos días, que toda esa sangre lo malinterpretamos, que ellas están a salvo. Y sé que no es cierto, que las han atrapado y este no es un lugar seguro para Kyle. Mamá nunca, jamás, lo entregaría. Pero podrían conseguir la información de alguna forma, quedarnos quietos es lo peor. —Podemos ir con ellos— acepto, escuché algo de la Red Neopanem y de la vocación que tienen por albergar chicos, creo que por mi edad estaría un poco fuera de su tutela, pero no me imagino ahora mismo un sitio más seguro para mis hermanos. Yo, ciertamente, no lo soy. Estoy a un paso de los aurores cada día para que descubran que soy una humana, una esclava que escapó. No tengo un lugar seguro en todo Neopanem. Y por eso mismo, esto tiene que acabar. —Y pelearemos, si algo le han hecho a mamá, pelearemos. Estoy harta de los aurores, de los cazadores, de los ministros— escupo con rabia, —estoy harta de que destruyan todo— y lo más importante que teníamos en la vida.
No sé cuántas veces abro y cierro la boca al escuchar su pregunta, ni cuántas parpadeo, totalmente incrédulo. Y es que no puedo comprender por qué dice eso, ni siquiera ahora que estamos viviendo el peor momento de nuestra vida. No soy capaz de responder nada porque continúa hablando, explicando por qué supuestamente debería odiarle. Nada en sus palabras tiene sentido para mí porque nada de esto ha sido su culpa, solo de un Gobierno que la margina por un estúpido gen mágico que no tiene. Agatha siempre ha sido mi hermana; estuvo ahí cuando aprendí a ir en bicicleta, a nadar, e incluso mi primera palabra fue un intento mal hablado de decir su nombre. No me entra en la cabeza cómo puede creer que en algún momento podría odiarla. — Nunca te odiaría. — En cualquier otra situación le diría que solo cuando se come el último chocolate sin consultarme, pero no es momento para humor. — Soy quien soy en parte gracias a ti. Eres mi hermana y lo serás siempre, Agatha — añado. Dejo caer la camiseta de nuestra madre al suelo para abrazarla con todas mis fuerzas. — Si nunca te hubieran adoptado, seguramente habría acabado siendo un niño engreído que no sabe nada de lo que pasa en el mundo — reconozco, todavía abrazándola. Dinero no nos faltaba por el antiguo estatus de nuestros padres, así que mi vida habría sido una completamente diferente a la que tengo ahora.
Me separo un poco, y con las manos colocadas sobre sus hombros, la miro fijamente antes de hablar: — No vuelvas a decir nunca más algo así, ¿de acuerdo? — Hablo en un tono serio para dejarle claro que no tiene que pensar esas cosas, aunque añado una pequeña sonrisa para intentar animarla. — No sé cómo lo haremos, pero averiguaremos qué les ha pasado a mamá y a la tía Ari. — El problema a resolver ahora va a ser cómo llegar al 4, porque aunque llevo semanas intentando arreglar la vieja moto voladora de nuestro padres, apenas he conseguido que arranque durante diez segundos. De volar ya ni hablemos. — ¿Alguna idea de cómo llegar al 4? — Me separo del todo para recoger la camiseta de mamá del suelo y colocarla sobre el respaldo de una silla, y después, empiezo a caminar de arriba a abajo, intentando pensar algo. No voy a negar que me sorprende un poco su cambio de actitud y que ahora quiera pelear por nuestros derechos, pero me alegra como pocas veces me ha alegrado algo. En los últimos meses la situación política del país se ha complicado todavía más y ya va siendo hora de que alguien haga algo. No he hablado con los adultos de la Red ni del 14 de nada de esto en los últimos meses por todo lo que ha pasado, pero me niego a creer que no harán nada, sabiendo todo su historial.
Me separo un poco, y con las manos colocadas sobre sus hombros, la miro fijamente antes de hablar: — No vuelvas a decir nunca más algo así, ¿de acuerdo? — Hablo en un tono serio para dejarle claro que no tiene que pensar esas cosas, aunque añado una pequeña sonrisa para intentar animarla. — No sé cómo lo haremos, pero averiguaremos qué les ha pasado a mamá y a la tía Ari. — El problema a resolver ahora va a ser cómo llegar al 4, porque aunque llevo semanas intentando arreglar la vieja moto voladora de nuestro padres, apenas he conseguido que arranque durante diez segundos. De volar ya ni hablemos. — ¿Alguna idea de cómo llegar al 4? — Me separo del todo para recoger la camiseta de mamá del suelo y colocarla sobre el respaldo de una silla, y después, empiezo a caminar de arriba a abajo, intentando pensar algo. No voy a negar que me sorprende un poco su cambio de actitud y que ahora quiera pelear por nuestros derechos, pero me alegra como pocas veces me ha alegrado algo. En los últimos meses la situación política del país se ha complicado todavía más y ya va siendo hora de que alguien haga algo. No he hablado con los adultos de la Red ni del 14 de nada de esto en los últimos meses por todo lo que ha pasado, pero me niego a creer que no harán nada, sabiendo todo su historial.
Icono :
Me están superando las lágrimas que caen por toda mi cara sin que pueda detenerlas, por mucho que sea mi esfuerzo colosal de mostrarme como la hermana mayor y el apoyo de los menores, me enfundé en ese rol desde que los Overstrand decidieron que les importaba lo suficiente como para hacerme parte de su familia, aunque eso implicara que se volvieran enemigos del gobierno. ¿Cuántas personas en el mundo hacen eso? ¿Cuántas personas como mi madre conoceré alguna vez? Creo que ninguna, nunca. ¿Qué haremos sin ella? Todo lo que puedo hacer con las fuerzas que encuentro en mis brazos es envolver a Kyle que ha crecido de ser un bebé con pelusa en la cabeza a un chico con el espíritu para pelear a lo que avanza sobre nosotros, marcándonos como traidores y a un hechizo de varita que acaben con nosotros, como temo que podría haber sucedido con nuestra madre. —Siempre serás mi hermano, Kyle. Eres mi familia y daría mi vida por ti,— prometo, porque fue lo que ellos hicieron, en un sentido bastante literal.
Mis rulos se agitan cuando meneo mi cabeza en una promesa más silenciosa de que no volveré a hablar de esto, pese a que necesitaba sacarlo porque si no sería un veneno carcomiéndome por dentro las entrañas y cada día la culpa sería mayor, la angustia de saber qué he contribuido en gran parte a las desgracias sobre la familia. Detesto ser esta personas algunos días cuando me despierto, detesto ser humana y no tener magia, detesto no poder ser realmente una de ellos, y detesto tener que esconderme, huir, pasar desapercibida, no poder gritarle en la cara a ninguno de los aurores todo, toda la rabia que llevo décadas añejando. Y sólo me queda gritar en los techos, patear cosas que no le sirven a nadie y llorar como en este momento, ensuciando un poco mi cabello esponjoso, por mi madre, por la vida, por la muerte.
—¿De cómo una muggle esclava fugitiva y uno de los criminales más buscados podrían llegar al Cuatro?— pregunto cuando nos planteamos el modo, y más que el medio, supongo que el problema es quienes somos, porque Chloe siendo quien es, podría haberse montado al tren que cruza los distritos y con un par de tretas pasar sin ser vista. Nosotros lo tenemos más complicado. Los medios mágicos están descartados en su mayoría porque uno de los dos… no tiene magia. Los medios muggles son suicidas. ¿Y por qué no hago más que llorar? Me arrastro hasta quedar cerca de mi hermano otra vez para abrazarlo una vez más, ¿en serio voy a llevarnos al 4 sea en alguna motocicleta prestada o caminando a través de tantos distritos? ¿Para ver sangre? Quiero ir a buscar a mamá más que a nada en el mundo, quiero ver que está bien, pero… pero sé que no lo está. Y si llevo a Kyle conmigo lo estaré exponiendo a todo lo que mamá no quería, ni para él, ni para mí. —Pediremos ayuda, no podemos solos— cuesta reconocerlo, ser honestos con nuestras circunstancias que nos detienen en contradicción al impulso que nos quiere hacer echar a correr en este momento, —y hablaremos con alguna de estas personas de la Red por si pueden obtener información, darnos una confirmación de qué…— murmuro, se me está apagando la voz porque mentirle es lo siento el impulso de hacer, y es tan dañino como instarlo a mantener la esperanza, cuando no tendría que ser así. La esperanza no debería lastimarnos tanto. Podría estar presa o podría estar muerta, lo que sea definirá si merece que cruzar distritos y exponer a Kyle, porque se con toda seguridad, aunque no se lo diga nunca, que si hay alguna manera por peligrosa de salvar a mamá, es que iría sin decírselo. Porque no podría soportar que algo le pasara y porque lo necesito aquí, es el más fuerte de todos para pelear por todas nuestras causas perdidas. —Lo haremos mañana, más calmados…— decido. —Te acompañaré, nunca te dejaría solo, yo… nunca te dejaré solo…— susurro, estrechándolo con toda la fuerza de mi promesa.
Mis rulos se agitan cuando meneo mi cabeza en una promesa más silenciosa de que no volveré a hablar de esto, pese a que necesitaba sacarlo porque si no sería un veneno carcomiéndome por dentro las entrañas y cada día la culpa sería mayor, la angustia de saber qué he contribuido en gran parte a las desgracias sobre la familia. Detesto ser esta personas algunos días cuando me despierto, detesto ser humana y no tener magia, detesto no poder ser realmente una de ellos, y detesto tener que esconderme, huir, pasar desapercibida, no poder gritarle en la cara a ninguno de los aurores todo, toda la rabia que llevo décadas añejando. Y sólo me queda gritar en los techos, patear cosas que no le sirven a nadie y llorar como en este momento, ensuciando un poco mi cabello esponjoso, por mi madre, por la vida, por la muerte.
—¿De cómo una muggle esclava fugitiva y uno de los criminales más buscados podrían llegar al Cuatro?— pregunto cuando nos planteamos el modo, y más que el medio, supongo que el problema es quienes somos, porque Chloe siendo quien es, podría haberse montado al tren que cruza los distritos y con un par de tretas pasar sin ser vista. Nosotros lo tenemos más complicado. Los medios mágicos están descartados en su mayoría porque uno de los dos… no tiene magia. Los medios muggles son suicidas. ¿Y por qué no hago más que llorar? Me arrastro hasta quedar cerca de mi hermano otra vez para abrazarlo una vez más, ¿en serio voy a llevarnos al 4 sea en alguna motocicleta prestada o caminando a través de tantos distritos? ¿Para ver sangre? Quiero ir a buscar a mamá más que a nada en el mundo, quiero ver que está bien, pero… pero sé que no lo está. Y si llevo a Kyle conmigo lo estaré exponiendo a todo lo que mamá no quería, ni para él, ni para mí. —Pediremos ayuda, no podemos solos— cuesta reconocerlo, ser honestos con nuestras circunstancias que nos detienen en contradicción al impulso que nos quiere hacer echar a correr en este momento, —y hablaremos con alguna de estas personas de la Red por si pueden obtener información, darnos una confirmación de qué…— murmuro, se me está apagando la voz porque mentirle es lo siento el impulso de hacer, y es tan dañino como instarlo a mantener la esperanza, cuando no tendría que ser así. La esperanza no debería lastimarnos tanto. Podría estar presa o podría estar muerta, lo que sea definirá si merece que cruzar distritos y exponer a Kyle, porque se con toda seguridad, aunque no se lo diga nunca, que si hay alguna manera por peligrosa de salvar a mamá, es que iría sin decírselo. Porque no podría soportar que algo le pasara y porque lo necesito aquí, es el más fuerte de todos para pelear por todas nuestras causas perdidas. —Lo haremos mañana, más calmados…— decido. —Te acompañaré, nunca te dejaría solo, yo… nunca te dejaré solo…— susurro, estrechándolo con toda la fuerza de mi promesa.
No puedes responder a temas en este foro.