Lyra había pasado los últimos días trabajando sola. Había ocurrido el accidente en el estadio, al que ella no había asistido (con la excusa de los deberes del colegio, pero siendo la realidad que no quería rendirle homenaje a una ministra cuyos ideales no compartía ni lo más mínimo. Aunque compartía todavía menos los del hombre que se hacía llamar Presidente en esos momentos. Y, tras ese accidente, Riley no había ido al trabajo. La joven había visto el evento televisado, había visto cómo su tutor peleaba con el ministro de defensa. Y eso, sumado a su ausencia en los días posteriores... Bueno, no hacía falta ser de ciencias para hacer las mates con eso y entender lo que había pasado.

La rubia levantó la cabeza, sorprendida, cuando el hombre llegó al despacho —¡Riley!— exclamó. No estaba de buen humor, lo podía notar en su rostro, que normalmente era amable y comprensivo. Y cuando empezó a hablar, Lyra pudo comprender por qué —¿Que nos han qué?— dijo, incapaz de comprender lo que le estaba diciendo. ¿Por qué querrían poner en pausa un proyecto como el mapa? Por una parte, la rubia se sintió aliviada. No dejaba de ser un proyecto tan peligroso como ambicioso. Pero no entendía en qué momento los afines al gobierno podían pensar que un proyecto que les serviría para atrapar a los rebeldes más buscados del país no era prioritario —¿Por qué? ¿En qué se quieren gastar el dinero si no es en atrapar a los rebeldes que buscan? ¿Aminoff está jugando con los presupuestos?— inquirió, algo indignada. Sabía que lo estaba haciendo, la sola aparición de un nuevo escuadrón de licántropos lo demostraba.

Lyra se frotó las sienes y observó a su tutor mientras él limpiaba el ordenador y archivaba todo lo que tenía que ver con el mapa. La verdad es que la idea de aprender más todavía sobre hackeo se le hacía atractiva. Mucho. Le gustaba sentir que podía saber suficiente en un futuro como para desafiar al propio gobierno, y su vía más rápida para aprender era ese hombre que tenía delante —¿Oh, en serio? ¿Qué proyecto?— preguntó, curiosa. Meneó la cabeza y se levantó rápidamente. De su bolso sacó una caja de bombones de chocolate y se la tendió a Riley —Espera, antes de todo, ¿cómo te encuentras? Te he traído esto como regalo de bienvenida— sonrió un poco.

La rubia sabía perfectamente que Riley bromeaba diciendo eso, y le había llevado la caja de bombones con cierto pensamiento estratégico. Pero, aún así, le gustó la idea de ser su favorita. Por mucho pensamiento revolucionario que hubiera en la cabeza de la muchacha, también había sitio para un gran espíritu competitivo. Y eso no siempre le jugaba a favor, pero en esa ocasión... Bueno, nunca se sabía. Al fin y al cabo, ella estaba en prácticas, pero le quedaban pocos meses para terminar en el Royal. Y si después de eso podía tener una buena recomendación por parte de Riley y conseguir una plaza en el Ministerio, pues todo eso que tenía ganado ya.

Al escuchar la información sobre ese segundo proyecto, Lyra asintió con la cabeza. Riley había vuelto a mencionar a Kenna y Lyra, haciendo gala de su educación, esbozó una pequeña sonrisa —Tu compañera de piso, ¿verdad?— preguntó retóricamente, dejando claro que sabía a quién se refería, pero también en un intento de fingir que no hablaba tanto de ella como realmente lo hacía. La realidad era que si Lyra se tomara un chupito por cada vez que su tutor mencionaba a la auror, saldría de prácticas cada día en un estado de embriaguez peligroso. Pero a Lyra no le importaba, le parecía parte del tierno comportamiento de Riley y, en el fondo, se estaba encariñando con él.

Ladeó la cabeza y observó al hombre, no sin cierta curiosidad en su mirada —Vale, y si nos han puesto en pausa el mapa y lo del traje lo estás haciendo con tu compañera con tu propio dinero...— empezó, queriendo exponer la situación en la que parecían encontrarse —Entonces, ¿ahora qué?— preguntó. Porque le estaba empezando a dar miedo que Riley dejara de necesitar a alguien trabajando a su lado. Dejara de necesitarla a ella. Que le quitaran su mejor carta de presentación para lograr un puesto de trabajo en un futuro próximo.

Lyra escuchó atentamente lo que decía su tutor de prácticas, con el interés puesto en ese pequeño desafío que se encontraba tras la tarea que les tocaba hacer. Y, aunque la oferta de Riley de que la rubia pudiera hacer algo por su cuenta, algo que no costara dinero pero en la que tendría toda la ayuda del hombre, era algo la mar de atractivo. Es decir, era una puerta abierta para la joven a poder dedicar el tiempo de sus prácticas a algo que le resultara positivo a ella, en cuanto a aprendizaje y a avance profesional. Si quería una plaza en el departamento cuando terminara de estudiar, tenía que dar el cien por cien.

Pero había algo en ese reto, en esa tarea de encontrar la forma de ampliar la señal de las comunicaciones fuera de los límites de Neopanem o encontrar eso que la bloqueaba desde el otro lado, que le resultava extremadamente tentador —Le daré vueltas a eso del proyecto propio, pensaré en qué se podría hacer— le dijo. Ella ya tenía cosas en mente. Tenía en mente un sistema de comunicaciones no rastreable, una red que permitiera a quien la usara hacerlo sin poder ser interceptada. Sabía que, en la teoría, era posible. Se trataba simplemente de proteger con magia y con códigos los mensajes transmitidos, evitar su descodificación en el camino a la central de comunicaciones y hacerlo seguro y cerrado. Pero eso requería dinero, probablemente, y muchas horas de trabajo que ahora mismo no tenía.

—Creo que quiero que me tortures con eso— le dijo, con una pequeña sonrisa en los labios —Es decir, si hay algo con lo que puedo ayudar en eso... Estaré encantada. Si no es una tarea apasioannte, seguro que entre dos logramos pensar algo mejor que uno solo— le propuso, encogiéndose de hombros —Y también me servirá a mí para aprender mucho. Puedo analizar todos los tipos de comunicaciones que hay en NeoPanem, las señales que las cruzan e intentar encontrar dónde está el fallo o cómo podríamos solucionar el problema— añadió.

La pregunta acerca de qué ángulos cubriría hizo que la mente de Lyra empezara a ir a mil por hora. En un análisis de redes de comunicaciones había centenares de elementos a tener en cuenta, ¿cómo se suponía que tenía que enumerarlos sin previa preparación? Respiró hondo, como si de un examen oral se tratara, y frotó sus manos —Bueno, creo que habría que empezar por indexar los tipos de redes que existen y se utilizan o se han utilizado en NeoPanem, pero haciendo distinción entre las mágicas y las no mágicas— propuso, con algo de nerviosismo en su tono de voz —Y con un tercer apartado para aquellas redes que puedan mezclar lo tecnológico con lo mágico— terminó, tratando de poner en orden las ideas que iban apareciendo en su cabeza.

Cogió un trozo de papel para ir anotando a medida que hablaba, confiando en que de ese modo lograría ir ordenando sus ideas un poco más —Tal vez también sería útil hacer un seguimiento de los materiales usados para comunicaciones— propuso, con algo de duda —Cables de cobre, antenas, esas cosas. Hacer inventario, por decirlo de alguna manera, tener bajo control a dónde van esos materiales, ver si se echa algo en falta, si están usando materiales del gobierno para armar sus comunicaciones externas— explicó, porque era algo que ella no descartaba. Al fin y al cabo, ante la imposibilidad de bloquear sus comunicaciones o la dificultad de intervenirlas, cabía considerar que estuvieran usando algo en lo que la gente de NeoPanem no caería a la hora de intentar descifrar. Que estuvieran usando sus armas en su contra.

Lyra anotó un par de cosas más en el papel —Estudiar las comunicaciones entre áreas locales, metropolitanas, globales, intentar encontrar el fallo en todo lo que está pasando, ver si hay desvíos no contemplados en proveedores de red— añadió —. Estudiar también las comunicaciones mágicas. Dónde se usan espejos, correo mágico, redes protegidas con hechizos o modificadas con magia— hizo una mueca —Al fin y al cabo, todo eso son cosas que podemos ir haciendo sin presupuesto, ¿no? Ya hay unos estudios que se van actualizando acerca de las comunicaciones en NeoPanem, sería hacer un trabajo de análisis y comparación, no costaría dinero hasta que encontráramos algo digno de revisar con más cuidado— expuso.

Y, pese a saber de lo que hablaba, Lyra estaba llena de dudas. Miró a su tutor con una pequeña mueca, insegura —¿Tiene sentido algo de lo que estoy diciendo?— preguntó.