OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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1 de Enero
Juro que mi intención era aguantar hasta el amanecer y volver a casa cuando los dementores ya estuviesen volviendo a su cueva, pero me tomé muy en serio lo de bailar hasta que ya no den los pies y ya no puedo sostener mi cuerpo. Entre eso y el alcohol que hace que no sienta las piernas, pero que aún no me ha hecho perder la conciencia, habría sido imposible aguantar otra hora. Así que le pido a Kenna si ya podemos ir por el pastel y luego de recibir su respuesta afirmativa nos aparezco en la casa en donde nos recibe una Amanita algo malhumorada por interrumpir su sueño ¿Estaba durmiendo en el sofá? ¿Por qué demonios no duerme en su cama? Supongo que tendré que preguntárselo más tarde pues sin decir una palabra va arrastrando los pies hasta su habitación.
Me pitan los oídos como si la fiesta todavía estuviese en mi cabeza. De repente el silencio es demasiado comparado con el de las últimas horas y siento la necesidad de llenarlo cantando la canción que sonaba antes de volver aquí... Pero no estoy tan ebrio como para hacerlo así que solo la tarareo mientras me quito la camisa de dentro del pantalón y desajusto el cinto pues de repente toda la ropa me resulta incómoda... El cansancio.
- Ahora... El momento más esperado de la noche - murmuro aunque me cuesta oírme con el pitido. Tomo a Kenna del brazo y voy balanceándome al ritmo de mi tarareo hasta la cocina en donde nos espera el gran pastel de chocolate. Quizás no es grande, ya no puedo recordar si mi compañera usó ese adjetivo, pero de seguro está sabroso como todos sus platos. Hasta ahora ni una vez me ha decepcionado y saber que podré probar muchos más en el futuro me tiene más que entusiasmado.
Abro el refrigerador y si bien el pastel está en el centro, mis ojos se van de inmediato a los dedos de pescado y la salsa que descansa a un costado. Siento emoción, tanta que se me humedecen los ojos y entonces comprendo que quizás sí tomé un poco bastante... Al menos no al punto de convertirme en alguien desagradable, solo un tonto - Te debo la vida, de verdad, esto es asombroso - digo a la auror con una sonrisa y sin perder el tiempo llevo la bandeja y el bol hasta la isla que adorna el centro de la cocina. Llegó la hora de descubrir si son sabrosos o desagradables - Redoble de tambores, por favor - pido y tomo el primer dedo para mojarlo en la salsa y llevarlo a mi boca.
Juro que mi intención era aguantar hasta el amanecer y volver a casa cuando los dementores ya estuviesen volviendo a su cueva, pero me tomé muy en serio lo de bailar hasta que ya no den los pies y ya no puedo sostener mi cuerpo. Entre eso y el alcohol que hace que no sienta las piernas, pero que aún no me ha hecho perder la conciencia, habría sido imposible aguantar otra hora. Así que le pido a Kenna si ya podemos ir por el pastel y luego de recibir su respuesta afirmativa nos aparezco en la casa en donde nos recibe una Amanita algo malhumorada por interrumpir su sueño ¿Estaba durmiendo en el sofá? ¿Por qué demonios no duerme en su cama? Supongo que tendré que preguntárselo más tarde pues sin decir una palabra va arrastrando los pies hasta su habitación.
Me pitan los oídos como si la fiesta todavía estuviese en mi cabeza. De repente el silencio es demasiado comparado con el de las últimas horas y siento la necesidad de llenarlo cantando la canción que sonaba antes de volver aquí... Pero no estoy tan ebrio como para hacerlo así que solo la tarareo mientras me quito la camisa de dentro del pantalón y desajusto el cinto pues de repente toda la ropa me resulta incómoda... El cansancio.
- Ahora... El momento más esperado de la noche - murmuro aunque me cuesta oírme con el pitido. Tomo a Kenna del brazo y voy balanceándome al ritmo de mi tarareo hasta la cocina en donde nos espera el gran pastel de chocolate. Quizás no es grande, ya no puedo recordar si mi compañera usó ese adjetivo, pero de seguro está sabroso como todos sus platos. Hasta ahora ni una vez me ha decepcionado y saber que podré probar muchos más en el futuro me tiene más que entusiasmado.
Abro el refrigerador y si bien el pastel está en el centro, mis ojos se van de inmediato a los dedos de pescado y la salsa que descansa a un costado. Siento emoción, tanta que se me humedecen los ojos y entonces comprendo que quizás sí tomé un poco bastante... Al menos no al punto de convertirme en alguien desagradable, solo un tonto - Te debo la vida, de verdad, esto es asombroso - digo a la auror con una sonrisa y sin perder el tiempo llevo la bandeja y el bol hasta la isla que adorna el centro de la cocina. Llegó la hora de descubrir si son sabrosos o desagradables - Redoble de tambores, por favor - pido y tomo el primer dedo para mojarlo en la salsa y llevarlo a mi boca.
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La noche se me pasa muy rápida. Me la paso ignorando deliberadamente los intentos de acercamiento del cuarentón al que he terminado dando la espalda antes de las doce, porque me he propuesto pasar esta noche con Riley, y está siendo demasiado divertido todo como para querer dejar llevarme por mis ganas de sexo. Es decir, el hombre es guapo y está interesado, y yo no diría que no a un buen polvo, pero... Pero estoy con Riley. Y sé, en mi fuero interno, que no habrá diversión mejor en toda la noche que bailar y charlar y beber con él sin parar. Bailar hasta que nos duelan los pies.
Claro que mis pies ya están más que entrenados, incluso con los tacones que llevo, y es él quien termina pidiendo que volvamos a casa, cuando todavía no se ha hecho de día. La verdad es que yo me habría quedado hasta ver salir el sol, pero eso siempre podemos hacerlo desde nuestra propia casa, y a Riley se le ve cansado. Así que asiento con la cabeza, sonriendo, y dejo que nos lleve de vuelta a nuestro hogar. Supongo que es en la aparición cuando me doy cuenta, con mucho orgullo, de que no voy borracha. Es decir, he bebido y noto el punto del alcohol, per no voy dando tumbos ni haciendo eses ni siento que me cuesta pensar y formular frases en voz alta.
Al llegar vemos a Amanita en el sofá. Realmente a veces pienso que esta el fina se cagaría en nosotros a diario si no fuera tan educada. Creo que hasta me está cogiendo cariño, ya. La sigo con la mirada hasta que se marcha y entonces sigo a Riley, divertida, al ver que va directamente hacia la nevera. Realmente va a empezar el nuevo año con una mezcla que, realmente, podría ser una de esas mezclas de comidas ideales para la resaca, pero que no invita nada a ser comida, ahora mismo. Por lo menos no a mí, que me apropio rápidamente de la tarta de chocolate.
Le observo con curiosidad mientras corto una porción de pastel y la aparto para empezar a comerla, pellizcando suavemente el bizcocho y llevando trozos pequeños a mis labios —Sinceramente, llegas a comer eso antes de la medianoche y me replanteo seriamente lo de besarte— bromeo, dejando en evidencia que el aspecto de esa combinación no está siendo mi cosa favorita del mundo. Aunque supongo que ambos sabemos que le habría besado de todos modos. Porque el alcohol borra el sabor de todo lo demás, y... Bueno, y porque es Riley. No iba a dejarle sin su beso de año nuevo. Dejo de comer cuando pide redoble de tambores y empiezo a imitar el sonido de un redoble golpeando la isla central de la cocina con mis manos, repetidamente. Y él engulle un buen mordisco de dedos de pescado con crema. Le miro, con algo de emoción recorriéndome, también —¿Y bien?— le pregunto, demasiado intrigada —¿Sabe bien? ¿Sabe mal? ¿Quieres escupirlo? ¿Necesitas agua? ¿Quieres comer más?— empiezo a lanzarle preguntas, a toda velocidad, deseosa de saber el resultado del experimento. Y, realmente, con algo de inquietud e interés dentro. ¿Debería probarlo yo?
Claro que mis pies ya están más que entrenados, incluso con los tacones que llevo, y es él quien termina pidiendo que volvamos a casa, cuando todavía no se ha hecho de día. La verdad es que yo me habría quedado hasta ver salir el sol, pero eso siempre podemos hacerlo desde nuestra propia casa, y a Riley se le ve cansado. Así que asiento con la cabeza, sonriendo, y dejo que nos lleve de vuelta a nuestro hogar. Supongo que es en la aparición cuando me doy cuenta, con mucho orgullo, de que no voy borracha. Es decir, he bebido y noto el punto del alcohol, per no voy dando tumbos ni haciendo eses ni siento que me cuesta pensar y formular frases en voz alta.
Al llegar vemos a Amanita en el sofá. Realmente a veces pienso que esta el fina se cagaría en nosotros a diario si no fuera tan educada. Creo que hasta me está cogiendo cariño, ya. La sigo con la mirada hasta que se marcha y entonces sigo a Riley, divertida, al ver que va directamente hacia la nevera. Realmente va a empezar el nuevo año con una mezcla que, realmente, podría ser una de esas mezclas de comidas ideales para la resaca, pero que no invita nada a ser comida, ahora mismo. Por lo menos no a mí, que me apropio rápidamente de la tarta de chocolate.
Le observo con curiosidad mientras corto una porción de pastel y la aparto para empezar a comerla, pellizcando suavemente el bizcocho y llevando trozos pequeños a mis labios —Sinceramente, llegas a comer eso antes de la medianoche y me replanteo seriamente lo de besarte— bromeo, dejando en evidencia que el aspecto de esa combinación no está siendo mi cosa favorita del mundo. Aunque supongo que ambos sabemos que le habría besado de todos modos. Porque el alcohol borra el sabor de todo lo demás, y... Bueno, y porque es Riley. No iba a dejarle sin su beso de año nuevo. Dejo de comer cuando pide redoble de tambores y empiezo a imitar el sonido de un redoble golpeando la isla central de la cocina con mis manos, repetidamente. Y él engulle un buen mordisco de dedos de pescado con crema. Le miro, con algo de emoción recorriéndome, también —¿Y bien?— le pregunto, demasiado intrigada —¿Sabe bien? ¿Sabe mal? ¿Quieres escupirlo? ¿Necesitas agua? ¿Quieres comer más?— empiezo a lanzarle preguntas, a toda velocidad, deseosa de saber el resultado del experimento. Y, realmente, con algo de inquietud e interés dentro. ¿Debería probarlo yo?
Pongo los ojos en blanco y estiro mi brazo hacia uno de los cajones de donde saco unos cuantos caramelos capaces de enmascarar cualquier mal aliento. Aunque debo admitir que no lo había pensado y quizás debo ser más cuidadoso con la comida en el futuro... Probablemente no comeré dedos de pescado con salsa todas las noches, pero tal vez es buena idea esquivar la cebolla y cosas similares para evitar situaciones incómodas ¡La vida social es tan difícil! Pensar que hasta hace poco no dudaba en tumbarme en el sofá a jugar videojuegos con un cono de rabas en la panza - Mmm... Dijiste que era un regalo para la vuelta, yo creo que ya tenías todo planeado - bromeo y al sonreír siento las mejillas un poco adormecidas.
Escucho el redoble de fondo y justo cuando se detiene empiezo a saborear la extraña comida que forma parte del menú en este primero de enero. No puedo decir que sabe mal, en realidad tiene su encanto... Definitivamente no es lo que esperaba y creo que superará las expectativas de Kenna también si lo prueba - Quizás estoy demasiado hambriento, pero en realidad sabe bien - respondo sin apartar los ojos del dedo de pescado que aún tengo en mis manos. De hecho le unto un poco más y vuelvo a llevarlo a mi boca.
- Es extraño, una sorpresa... - continúo intentando explicar pero dudo encontrar las palabras así que opto por tomar un nuevo dedo, untarlo e ir en dirección a Kenna para que llevarlo cerca de su boca - Eres una auror valiente, has enfrentado peligros con los que yo solo puedo soñar y ni parpadeaste al ver el dragón en el baño... Yo creo que puedes con ésto - bromeo moviendo el dedillo de un lado hacia otro como si estuviese intentando tentarla con algo delicioso.
No podría comer la fuente entera, pero creo que sí al menos dos o tres... Luego de eso me sumaré a la prueba del pastel de chocolate que seguro quitará en un segundo todo rastro de pescado de mi paladar - ¿Entonces? - pregunto ansioso pues no quiero ser el único conocedor de este maravilloso descubrimiento culinario. Seguro llamarán para pedirnos la receta pues me parece un plato excelente para la recepción de alguna fiesta. Mis padres me obligaron a asistir a muchas en su momento y recuerdo muchos otros platos, supuestamente elegantes, que sabían mucho peor que ésto.
Escucho el redoble de fondo y justo cuando se detiene empiezo a saborear la extraña comida que forma parte del menú en este primero de enero. No puedo decir que sabe mal, en realidad tiene su encanto... Definitivamente no es lo que esperaba y creo que superará las expectativas de Kenna también si lo prueba - Quizás estoy demasiado hambriento, pero en realidad sabe bien - respondo sin apartar los ojos del dedo de pescado que aún tengo en mis manos. De hecho le unto un poco más y vuelvo a llevarlo a mi boca.
- Es extraño, una sorpresa... - continúo intentando explicar pero dudo encontrar las palabras así que opto por tomar un nuevo dedo, untarlo e ir en dirección a Kenna para que llevarlo cerca de su boca - Eres una auror valiente, has enfrentado peligros con los que yo solo puedo soñar y ni parpadeaste al ver el dragón en el baño... Yo creo que puedes con ésto - bromeo moviendo el dedillo de un lado hacia otro como si estuviese intentando tentarla con algo delicioso.
No podría comer la fuente entera, pero creo que sí al menos dos o tres... Luego de eso me sumaré a la prueba del pastel de chocolate que seguro quitará en un segundo todo rastro de pescado de mi paladar - ¿Entonces? - pregunto ansioso pues no quiero ser el único conocedor de este maravilloso descubrimiento culinario. Seguro llamarán para pedirnos la receta pues me parece un plato excelente para la recepción de alguna fiesta. Mis padres me obligaron a asistir a muchas en su momento y recuerdo muchos otros platos, supuestamente elegantes, que sabían mucho peor que ésto.
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Estallo en risas al ver la bolsa de caramelos que saca de un cajón. Realmente no soy la persona más maniática del mundo. En mis patrullas por los distritos he tenido que aguantar mucho mal aliento y mucha suciedad, mucho hombre haciendo y diciendo cosas fuera de lugar. Esta noche el beso de Riley estaba enmascarado por el sabor y el olor a alcohol, igual que el mío, pero ahora... No, no me convence demasiado lo del pescado con la crema. No. Tomo otro trozo de pastel y me lo meto en la boca, saboreando el delicioso bizcocho. Es decir, queda un poco mal que siendo yo la cocinera diga que está delicioso... Pero realmente pocas veces me ha quedado tan bien como hoy, es normal que esté orgullosa.
Hago una mueca cuando dice que en realidad sabe bien. Porque no sé si lo está diciendo en un intento de arrastrarme con él a probar esta peculiar mezcla o si realmente sus papilas gustativas están tan destrozadas como para que realmente algo tan salado y marino como el pescado, tan frito, le sepa bien con algo tan dulce y pegajoso como la crema —Una sorpresa es que no hayas vomitado al probarlo— bromeo, entre risas. Me chupo los dedos, llevándome las migas de bizcocho que hay ahí, dispuesta a quedarme con mi dulce, cuando él empieza a hablarme. A picarme. Clavo mis ojos en los suyos, fulminándole con la mirada en broma, y luego mis ojos se desvían para observar el trozo de pescado que está moviendo delante de mi rostro.
—Sabes que no es muy tentador, ¿no?— le digo, cuando una gota de crema resbala y cae encima de la mesa, causando un "plop" cómico. Respiro hondo, sin embargo, cediendo. Como diciendo "está bien, lo haré". Tomo el trozo de pescado y lo acerco a mis labios. Sé que si me lo pienso dos veces no lo haré, así que termino dándole un mordisco, decidida. Y es raro. Es realmente raro. Sé que no me gusta, pero también sé que hay algo que me gusta. Estoy bastante confundida, la verdad. Cuando trago dirijo la mirada hacia Riley, que me observa, como esperando mi reacción —Vale, eso ha sido... ¿Divertido?— lo digo con tono de duda, con mi boca todavía recuperándose de la mezcla de sabores que acaba de recibir —. Pero... Divertido como cuando vas a hacer algún deporte de riesgo, y el momento de adrenalina hace que lo disfrutes pero al terminar sabes que es completamente seguro que no volverás a hacerlo jamás. ¿Me entiendes?— trato de explicarme.
Hago una mueca cuando dice que en realidad sabe bien. Porque no sé si lo está diciendo en un intento de arrastrarme con él a probar esta peculiar mezcla o si realmente sus papilas gustativas están tan destrozadas como para que realmente algo tan salado y marino como el pescado, tan frito, le sepa bien con algo tan dulce y pegajoso como la crema —Una sorpresa es que no hayas vomitado al probarlo— bromeo, entre risas. Me chupo los dedos, llevándome las migas de bizcocho que hay ahí, dispuesta a quedarme con mi dulce, cuando él empieza a hablarme. A picarme. Clavo mis ojos en los suyos, fulminándole con la mirada en broma, y luego mis ojos se desvían para observar el trozo de pescado que está moviendo delante de mi rostro.
—Sabes que no es muy tentador, ¿no?— le digo, cuando una gota de crema resbala y cae encima de la mesa, causando un "plop" cómico. Respiro hondo, sin embargo, cediendo. Como diciendo "está bien, lo haré". Tomo el trozo de pescado y lo acerco a mis labios. Sé que si me lo pienso dos veces no lo haré, así que termino dándole un mordisco, decidida. Y es raro. Es realmente raro. Sé que no me gusta, pero también sé que hay algo que me gusta. Estoy bastante confundida, la verdad. Cuando trago dirijo la mirada hacia Riley, que me observa, como esperando mi reacción —Vale, eso ha sido... ¿Divertido?— lo digo con tono de duda, con mi boca todavía recuperándose de la mezcla de sabores que acaba de recibir —. Pero... Divertido como cuando vas a hacer algún deporte de riesgo, y el momento de adrenalina hace que lo disfrutes pero al terminar sabes que es completamente seguro que no volverás a hacerlo jamás. ¿Me entiendes?— trato de explicarme.
Mi tubo digestivo está más irritado de lo que está el de una persona normal por tantos años de drogas así que sí, es una verdadera sorpresa que no haya vomitado. Aunque también supe tolerar el alcohol que tomé esta noche así que creo que estoy fuera de peligro de esas cosas, tengo un estómago fuerte y una tolerancia más alta de la esperable para alguien que no solía salir por las noches - Oye, no ofendas a los dedos de pescado que nos están alimentando en esta primera noche del año - poniendo la voz más espiritual que tengo, no un muy buena.
Pongo los ojos en blanco, puede que no sea muy tentador pero lo ha aceptado así que es una victoria para mí. La observo expectante, con los ojos bien abiertos y mis codos apoyados sobre la isla pues estoy tan cansado que mis pies ya no toleran el peso de mi cuerpo. No veo una mueca inmediata de asco y sonrío cuando dice que es divertido, no lo había pensado pero creo que es una buena descripción... Es una comida divertida, algo que comería un niño así que tiene sentido que me guste.
- Entiendo - miento con rostro pensativo pues en realidad no es así. No soy una persona de adrenalina, podría decirse que lo experimenté dos veces en toda mi vida y en ambos momentos ya no hubo vuelta atrás - No, no lo hago - me corrijo con una mueca algo triste. Quizás es el alcohol que está dando vueltas por mi sangre pero siento la necesidad de ser honesto con ella ¿Una charla a corazón abierto a principio de año? ¿Por qué no?
- La primera vez que sentí adrenalina de peligro fue cuando consumí por primera vez y ya no pude parar por años... - soy honesto con los ojos clavados en la fuente de dedos de pescados, tan inocentes y divertidos, me gustaría ser como ellos - Y la segunda fue cuando me acosté con alguien por primera vez y también me volví algo pesado con eso - me odio a mí mismo por lamentar no tener a Ari para seguir haciéndolo, estuvo mal pero quiero seguir de todas formas ¡No tiene sentido! - Salí de la adicción a las drogas y ahora nomas quiero acostarme con alguien, no sé si reemplacé una cosa con la otra o si solo estoy siendo humano - intento bromear pero la sonrisa no sale.
Pongo los ojos en blanco, puede que no sea muy tentador pero lo ha aceptado así que es una victoria para mí. La observo expectante, con los ojos bien abiertos y mis codos apoyados sobre la isla pues estoy tan cansado que mis pies ya no toleran el peso de mi cuerpo. No veo una mueca inmediata de asco y sonrío cuando dice que es divertido, no lo había pensado pero creo que es una buena descripción... Es una comida divertida, algo que comería un niño así que tiene sentido que me guste.
- Entiendo - miento con rostro pensativo pues en realidad no es así. No soy una persona de adrenalina, podría decirse que lo experimenté dos veces en toda mi vida y en ambos momentos ya no hubo vuelta atrás - No, no lo hago - me corrijo con una mueca algo triste. Quizás es el alcohol que está dando vueltas por mi sangre pero siento la necesidad de ser honesto con ella ¿Una charla a corazón abierto a principio de año? ¿Por qué no?
- La primera vez que sentí adrenalina de peligro fue cuando consumí por primera vez y ya no pude parar por años... - soy honesto con los ojos clavados en la fuente de dedos de pescados, tan inocentes y divertidos, me gustaría ser como ellos - Y la segunda fue cuando me acosté con alguien por primera vez y también me volví algo pesado con eso - me odio a mí mismo por lamentar no tener a Ari para seguir haciéndolo, estuvo mal pero quiero seguir de todas formas ¡No tiene sentido! - Salí de la adicción a las drogas y ahora nomas quiero acostarme con alguien, no sé si reemplacé una cosa con la otra o si solo estoy siendo humano - intento bromear pero la sonrisa no sale.
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Estallo en risas al oír su intento de sonar profundo y espiritual y, alzando el dedo índice, hago gesto de negación —[color=#cd6155]No acepto ese argumento. También nos está alimentando el pastel que he preparado y no te veo probándolo todavía[color]— le digo, con un leve tono de regañina. En broma, por supuesto, pero dejándome llevar por esta situación. Es graciosa. Pocas veces he empezado un año haciendo cosas así, y realmente me alegro muchísimo de poder compartirlo con Riley.
Pero no me alegro tanto de tener que compartir cosas como la cata del pescado con crema. Aunque su reacción hace que todo merezca la pena. Esbozo una sonrisa cargada de diversión cuando afirma que entiende lo que digo pero luego se lo piensa mejor y dice que no lo hace. Me encojo de hombros, con algo de duda —Creo que ni siquiera yo lo entiendo muy bien, si te soy sincera— reconozco, riendo. Coloco un mechón de pelo detrás de mi oreja y sonrío —Pero sé cien por cien seguro que no voy a tomar otra vez esta mezcla a no ser que vaya muy, muy borracha— porque cuando voy borracha es bastante fácil convencerme de las cosas. Y si estando solamente un poco borracha, porque a esta horas ya se me está empezando a bajar el alcohol, me ha podido convencer, seguro que yendo borracha me tomo la fuente entera.
Algo en la habitación cambia, entonces. Algo en el ambiente. En su tono. De repente ya no estamos volviendo de fiesta. Estamos compartiendo. Escucho con atención impecable las palabras que me relata, contándome su experiencia con la adrenalina. Hago una pequeña mueca a medida que va hablando y termino alargando mi mano por encima de la mesa para tomar la suya y acariciarle los dedos, en parte como una patosa forma de decirle que agradezco que comparta cosas así conmigo, y que voy a estar a su lado para escucharle y ayudarle siempre que pueda. Siempre que me necesite.
Cuando termina de hablar asiento, pensativa —¿Acostarte con alguien?— le pregunto, queriendo hacer hincapié en eso, pues está hablando de haber sustituido su adicción a las drogas por una fijación con eso —¿Con cualquier persona o con alguien en concreto?— pregunto, porque claramente no es lo mismo. Es decir, lo primero tiene fácil solución y podemos encontrarle a alguien con mucha facilidad. Seguro. Es Riley. Yo no entiendo cómo sigue soltero. Pero si es lo segundo... Entonces es cuando se complican las cosas.
Pero no me alegro tanto de tener que compartir cosas como la cata del pescado con crema. Aunque su reacción hace que todo merezca la pena. Esbozo una sonrisa cargada de diversión cuando afirma que entiende lo que digo pero luego se lo piensa mejor y dice que no lo hace. Me encojo de hombros, con algo de duda —Creo que ni siquiera yo lo entiendo muy bien, si te soy sincera— reconozco, riendo. Coloco un mechón de pelo detrás de mi oreja y sonrío —Pero sé cien por cien seguro que no voy a tomar otra vez esta mezcla a no ser que vaya muy, muy borracha— porque cuando voy borracha es bastante fácil convencerme de las cosas. Y si estando solamente un poco borracha, porque a esta horas ya se me está empezando a bajar el alcohol, me ha podido convencer, seguro que yendo borracha me tomo la fuente entera.
Algo en la habitación cambia, entonces. Algo en el ambiente. En su tono. De repente ya no estamos volviendo de fiesta. Estamos compartiendo. Escucho con atención impecable las palabras que me relata, contándome su experiencia con la adrenalina. Hago una pequeña mueca a medida que va hablando y termino alargando mi mano por encima de la mesa para tomar la suya y acariciarle los dedos, en parte como una patosa forma de decirle que agradezco que comparta cosas así conmigo, y que voy a estar a su lado para escucharle y ayudarle siempre que pueda. Siempre que me necesite.
Cuando termina de hablar asiento, pensativa —¿Acostarte con alguien?— le pregunto, queriendo hacer hincapié en eso, pues está hablando de haber sustituido su adicción a las drogas por una fijación con eso —¿Con cualquier persona o con alguien en concreto?— pregunto, porque claramente no es lo mismo. Es decir, lo primero tiene fácil solución y podemos encontrarle a alguien con mucha facilidad. Seguro. Es Riley. Yo no entiendo cómo sigue soltero. Pero si es lo segundo... Entonces es cuando se complican las cosas.
Ni bien escucho su pseudoreproche por no haber probado el pastel, estiro mi mano para sacar el tenedor de su mano y dar un bocado. Probablemente es un pastel delicioso que disfrutaré muchísimo con el desayuno de mañana, pero ahora se forma una mezcla extraña de sabores en mi boca por culpa del pescado. Ni siquiera logro captar el sabor dulce así que hago una mueca que reprimo rápido par que Kenna no la note - Creo que se me jodió la boca - admito con una sonrisa y bajo el rostro avergonzado.
Lo siguiente que dice me da el argumento perfecto para no querer hacerla probar ésto nunca más, no quiero que se ponga a ese nivel de borracha así que quizás sea mejor no presionar al respecto... Aunque podría funcionar de test de alcoholemia al volver a casa, siempre puedo esperarla con el plato listo para hacer la prueba. Ya lo veré, de momento creo que me aferraré a la misión de no dejar que cruce la raya, fue una resolución de fin de año y una de año nuevo también... Una que espero mantener por mucho tiempo.
Yo hago el cambio de tema y me arrepiento casi de inmediato pues hablar de comida extraña y reír de boberías es mucho más fácil que ponerme a reflexionar sobre lo que quiero para la vida. ¿Quiero acostarme con alguien? Sí ¿Con cualquiera? Creo que no... No podría, soy muy vergonzoso como para exponerme de esa forma con alguien en quien no confío así que la pregunta es con quién quiero hacerlo.
Alzo la vista y me quedo mirando sus ojos por un momento, mientras siento su tacto en mis dedos. Estoy confundido, ojalá hubiese un manual al respecto o al menos un test que te diga si la otra persona siente algo por tí para no arriesgarte y que luego te rompan el corazón. Me gusta Ari, pero no estoy listo para lo que ella quiere, me gusta Jakobe pero está tan fuera de mi alcance que intentarlo sería como golpearme la cabeza contra el más duro concreto... ¿Me gusta Kenna?
Dejo caer mi cabeza y la apoyo en la fría mesada por unos segundos antes de levantarme con un poco más de seguridad - Mi propósito de año nuevo será descubrir con quién quiero compartir esas cosas - digo tras respirar profundo - Estar seguro de que podría funcionar antes de intentarlo para no arruinar ninguna amistad - prosigo dando la vuelta a la mesada para quedar más cerca de ella - Aunque se sienta como una pérdida de tiempo...
Lo siguiente que dice me da el argumento perfecto para no querer hacerla probar ésto nunca más, no quiero que se ponga a ese nivel de borracha así que quizás sea mejor no presionar al respecto... Aunque podría funcionar de test de alcoholemia al volver a casa, siempre puedo esperarla con el plato listo para hacer la prueba. Ya lo veré, de momento creo que me aferraré a la misión de no dejar que cruce la raya, fue una resolución de fin de año y una de año nuevo también... Una que espero mantener por mucho tiempo.
Yo hago el cambio de tema y me arrepiento casi de inmediato pues hablar de comida extraña y reír de boberías es mucho más fácil que ponerme a reflexionar sobre lo que quiero para la vida. ¿Quiero acostarme con alguien? Sí ¿Con cualquiera? Creo que no... No podría, soy muy vergonzoso como para exponerme de esa forma con alguien en quien no confío así que la pregunta es con quién quiero hacerlo.
Alzo la vista y me quedo mirando sus ojos por un momento, mientras siento su tacto en mis dedos. Estoy confundido, ojalá hubiese un manual al respecto o al menos un test que te diga si la otra persona siente algo por tí para no arriesgarte y que luego te rompan el corazón. Me gusta Ari, pero no estoy listo para lo que ella quiere, me gusta Jakobe pero está tan fuera de mi alcance que intentarlo sería como golpearme la cabeza contra el más duro concreto... ¿Me gusta Kenna?
Dejo caer mi cabeza y la apoyo en la fría mesada por unos segundos antes de levantarme con un poco más de seguridad - Mi propósito de año nuevo será descubrir con quién quiero compartir esas cosas - digo tras respirar profundo - Estar seguro de que podría funcionar antes de intentarlo para no arruinar ninguna amistad - prosigo dando la vuelta a la mesada para quedar más cerca de ella - Aunque se sienta como una pérdida de tiempo...
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Sigo acariciando sus dedos con cariño. Yo siempre he tenido la teoría de que hay dos tipos de personas: aquellas que despiertan en ti la necesidad de cuidar, y aquellas que despiertan en ti la necesidad de ser cuidada. Con Bianca, por ejemplo, me pasa lo segundo. Quiero ser capaz de hacer todo lo posible para que se encuentre bien, para protegerla, para ayudarla, para que se sienta a gusto. Lo primero me pasa con muy poca gente. Me pasaba con mi madre. Quería sentirme cuidada por ella, quería sentirme protegida. Sabía que la tenía siempre cubriéndome las espaldas, pasara lo que pasara. Y luego hay gente como Riley, que llega y rompe mi teoría. Porque con él hay una parte de mí que quema con necesidad de cuidarle. Esta noche cuando he visto su mirada preocupada cuando se ha dado cuenta de que había drogas, el momento en el que pensé en cocinar los dedos de pescado, todo ha sido con un gran afán de protección. Pero luego hay momentos como cuando me encontró borracha perdida y me llevó a su casa, cuando me invitó a venir aquí, cuando se preocupa por el alcohol que bebo... En esos momentos el cuerpo me pide a gritos que me deje cuidar por él. Y, cuando lo hago, cuando me dejo, me siento genial.
Le observo con una leve sonrisa cargada de ternura. Riley siempre me despierta ese sentimiento, la sensación de que es una persona muy... Pura. Demasiado buena para este mundo. Por eso despierta mis instintos de protección. Cuando veo cómo apoya la cabeza en la mesa suelto sus dedos y llevo mi mano a acariciar su pelo, suavemente. Los aparto cuando él se levanta con más rapidez y se mueve, acercándose a mí.
Sus palabras me hacen sonreír un poco. Porque son señal de progreso, ¿no? Dejan muy atrás el Riley que conocí meses atrás que quería saber cómo ligar en bares —Es un buen propósito de año nuevo— coincido, con una sonrisa amable. Aunque luego dice que lo quiere hacer aunque se sienta como una pérdida de tiempo. Meneo la cabeza en señal de negación y le miro —Espera, ¿pérdida de tiempo?— pregunto, con duda.
Me levanto de mi silla y le tomo del brazo, queriendo llevarle conmigo hasta el sofá. Al fin y al cabo, parece que no vamos a seguir comiendo pastel ni pescado, él ha dicho que se le jodió la boca, así que mejor alejarnos de eso. Cuando llegamos al sofá me dejo caer en uno de los lados y le miro —¿Por qué se tendría que sentir como una pérdida de tiempo?— retomo la pregunta —Es... Es una forma de querer entender lo que pasa, de no querer arriesgar amistades, de querer estar bien con la gente de tu alrededor, ¿no? ¿O no te refieres a eso?— pregunto, todavía sintiendo mis neuronas adormecidas a causa del alcohol.
Le observo con una leve sonrisa cargada de ternura. Riley siempre me despierta ese sentimiento, la sensación de que es una persona muy... Pura. Demasiado buena para este mundo. Por eso despierta mis instintos de protección. Cuando veo cómo apoya la cabeza en la mesa suelto sus dedos y llevo mi mano a acariciar su pelo, suavemente. Los aparto cuando él se levanta con más rapidez y se mueve, acercándose a mí.
Sus palabras me hacen sonreír un poco. Porque son señal de progreso, ¿no? Dejan muy atrás el Riley que conocí meses atrás que quería saber cómo ligar en bares —Es un buen propósito de año nuevo— coincido, con una sonrisa amable. Aunque luego dice que lo quiere hacer aunque se sienta como una pérdida de tiempo. Meneo la cabeza en señal de negación y le miro —Espera, ¿pérdida de tiempo?— pregunto, con duda.
Me levanto de mi silla y le tomo del brazo, queriendo llevarle conmigo hasta el sofá. Al fin y al cabo, parece que no vamos a seguir comiendo pastel ni pescado, él ha dicho que se le jodió la boca, así que mejor alejarnos de eso. Cuando llegamos al sofá me dejo caer en uno de los lados y le miro —¿Por qué se tendría que sentir como una pérdida de tiempo?— retomo la pregunta —Es... Es una forma de querer entender lo que pasa, de no querer arriesgar amistades, de querer estar bien con la gente de tu alrededor, ¿no? ¿O no te refieres a eso?— pregunto, todavía sintiendo mis neuronas adormecidas a causa del alcohol.
La respuesta queda dando vueltas en mi cabeza y no alcanzo a ponerla en palabras ya que me toma del brazo y me lleva hasta el amplio sofá de la sala. Recuerdo que hubo un momento en el que sentí la casa del 3 como mi hogar, luego fue mi granja en el nueve, pero ahora siento que he hecho tanto avances en mi vida dentro de éstas cuatro paredes que es dónde siempre debería haber estado. Quería ser diferente a mis padres, dedicarme la ciencia y tardé mucho en descubrir que también puedo hacerlo desde aquí, en un sitio rodeado por gente y todos los lujos a los que estoy acostumbrado y me gustan. Porque eso no está mal... No está mal tener dinero, no te hace mala persona, y ahora lo comprendo.
Me dejo caer con el trasero en el borde para estar casi acostado y así poder apoyar mi cabeza en el respaldo. La pregunta llega de nuevo y me concentro en las escasas luches del techo para así mantener la objetividad y dar una respuesta con sentido - Ha habido un atentado, tenemos amenazas desde múltiples sitios y aunque no seamos los que declaramos la guerra quedaremos en el fuego cruzado - porque dudo que pueda escapar a un retiro justo cuando los enemigos planeen atacar de nuevo, esa vez tuve mucha suerte - El punto es que cada minuto de la vida debería ser valioso, disfrutarlo porque podría ser el último que tenemos - giro mi cabeza hacia un lado para poder ver su reacción, es auror, su vida está en riesgo todos los días así que supongo que lo entenderá.
- Todo ésto de los sentimientos es nuevo, es confuso y sé que me llevará tiempo comprenderlo pero ¿Qué tal si me tardo demasiado? ¿Si llego a la persona correcta demasiado tarde siendo que estuvo conmigo todo éste tiempo? ¿Si se enamora de alguien más? ¿Si muere? - pregunto preocupado. No me lo había planteado de ésta forma antes y creo que es el alcohol hablando pero no estoy lo suficientemente borracho como para olvidarlo mañana así que aunque la pregunta quede sin respuesta, la interrogante afectará mi comportamiento mañana - Lo siento... Es que cuando lo intenté con Ariadna todo se fue al demonio y no quiero que pase otra vez, creo que perdí una amiga por quitarme la camiseta - intento bromear con lo último para aligerar el ambiente.
Me dejo caer con el trasero en el borde para estar casi acostado y así poder apoyar mi cabeza en el respaldo. La pregunta llega de nuevo y me concentro en las escasas luches del techo para así mantener la objetividad y dar una respuesta con sentido - Ha habido un atentado, tenemos amenazas desde múltiples sitios y aunque no seamos los que declaramos la guerra quedaremos en el fuego cruzado - porque dudo que pueda escapar a un retiro justo cuando los enemigos planeen atacar de nuevo, esa vez tuve mucha suerte - El punto es que cada minuto de la vida debería ser valioso, disfrutarlo porque podría ser el último que tenemos - giro mi cabeza hacia un lado para poder ver su reacción, es auror, su vida está en riesgo todos los días así que supongo que lo entenderá.
- Todo ésto de los sentimientos es nuevo, es confuso y sé que me llevará tiempo comprenderlo pero ¿Qué tal si me tardo demasiado? ¿Si llego a la persona correcta demasiado tarde siendo que estuvo conmigo todo éste tiempo? ¿Si se enamora de alguien más? ¿Si muere? - pregunto preocupado. No me lo había planteado de ésta forma antes y creo que es el alcohol hablando pero no estoy lo suficientemente borracho como para olvidarlo mañana así que aunque la pregunta quede sin respuesta, la interrogante afectará mi comportamiento mañana - Lo siento... Es que cuando lo intenté con Ariadna todo se fue al demonio y no quiero que pase otra vez, creo que perdí una amiga por quitarme la camiseta - intento bromear con lo último para aligerar el ambiente.
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La enumeración de cosas malas que están pasando y que podrían mandar a la mierda nuestra existencia de un segundo a otro no es la idea que tenía como primera conversación profunda del año, pero realmente tiene razón. Asiento suavemente con la cabeza cuando me mira, buscando mi reacción. Al fin y al cabo soy Auror, mi vida está en peligro constantemente. Aunque ahora, con el cuerpo de licántropos, tal vez el Presidente se ilumina y decide asignarnos solamente tareas de patrulla. No le caemos demasiado bien a Aminoff, me parece a mí.
Pero termino abrazando a Riley cuando deja de hablar, porque hay algo en su discurso que me genera una ternura increíble. Me quedo así un rato, buscando una calma que no logro encontrar del todo. Pero cómoda con él. Contenta de que podamos estar manteniendo conversaciones de este tipo, con este nivel de confianza. Contenta de saber que me ha tocado el mejor compañero de piso del mundo.
Cuando me separo de él le dedico una sonrisa amable y paso una mano por su pelo en un gesto cariñoso. Porque son pensamientos que a menudo cruzan mi cabeza, puedo —Al final todo eso que dices son factores que no podemos controlar, ¿no? No puedes estar en la mente de otra persona, no puedes saber si le gustas a no ser que se lo preguntes, no puedes evitar que alguien se enamore, no puedes controlar la muerte— digo, mirándole a los ojos —. Pero sí puedes controlar lo que haces tú al respecto. Al final... Bueno, tal vez con Ariadna no salió bien. Tal vez puedes volver a intentarlo en un tiempo, tal ves prefieres no volver a hacerlo, no lo sé. Pero que eso no te impida querer experimentar o probar cosas. Si te gusta alguien, dilo. Si sientes algo, compártelo. Al final, la comunicación es lo más importante a la hora de marcar el recorrido de una relación...— digo, dudosa.
Me quito los zapatos y me siento con las piernas cruzadas, mirándole a los ojos, seria —Si deseas algo pero nunca lo intentas, tan solo podrás imaginar lo que podría haber sido pero nunca fue. Realmente no llegarás a saber la realidad, el desenlace que podría haber tenido...— digo, en un intento de filosofar claramente afectado por el nivel de alcohol de mi organismo. Es otro de esos discursos que en la teoría son geniales pero que luego jamás me aplico en la práctica, aunque no me canse de repetirlos. Me quedo unos segundos en silencio, acurrucándome junto a él, porque ahora el vestido de fiesta está haciendo que tenga un poco de frío —Para mí, el objetivo es no tener que arrepentirme de no haber intentado algo— musito, mirándole. Porque nunca se sabe.
Pero termino abrazando a Riley cuando deja de hablar, porque hay algo en su discurso que me genera una ternura increíble. Me quedo así un rato, buscando una calma que no logro encontrar del todo. Pero cómoda con él. Contenta de que podamos estar manteniendo conversaciones de este tipo, con este nivel de confianza. Contenta de saber que me ha tocado el mejor compañero de piso del mundo.
Cuando me separo de él le dedico una sonrisa amable y paso una mano por su pelo en un gesto cariñoso. Porque son pensamientos que a menudo cruzan mi cabeza, puedo —Al final todo eso que dices son factores que no podemos controlar, ¿no? No puedes estar en la mente de otra persona, no puedes saber si le gustas a no ser que se lo preguntes, no puedes evitar que alguien se enamore, no puedes controlar la muerte— digo, mirándole a los ojos —. Pero sí puedes controlar lo que haces tú al respecto. Al final... Bueno, tal vez con Ariadna no salió bien. Tal vez puedes volver a intentarlo en un tiempo, tal ves prefieres no volver a hacerlo, no lo sé. Pero que eso no te impida querer experimentar o probar cosas. Si te gusta alguien, dilo. Si sientes algo, compártelo. Al final, la comunicación es lo más importante a la hora de marcar el recorrido de una relación...— digo, dudosa.
Me quito los zapatos y me siento con las piernas cruzadas, mirándole a los ojos, seria —Si deseas algo pero nunca lo intentas, tan solo podrás imaginar lo que podría haber sido pero nunca fue. Realmente no llegarás a saber la realidad, el desenlace que podría haber tenido...— digo, en un intento de filosofar claramente afectado por el nivel de alcohol de mi organismo. Es otro de esos discursos que en la teoría son geniales pero que luego jamás me aplico en la práctica, aunque no me canse de repetirlos. Me quedo unos segundos en silencio, acurrucándome junto a él, porque ahora el vestido de fiesta está haciendo que tenga un poco de frío —Para mí, el objetivo es no tener que arrepentirme de no haber intentado algo— musito, mirándole. Porque nunca se sabe.
Devuelvo el abrazo y dejo caer mis hombros permitiéndome descansar allí un momento, no descargándole mi peso sino disfrutando del gesto. Arranqué el año con un beso, baile, música, dedos de pescado con crema y un abrazo... No estoy exagerando cuando digo que es el mejor inicio de año que he tenido en mi vida y espero que eso sea señal de que continuará así hasta diciembre. Porque sería bonito, para variar, poder disfrutar de la vida por doce meses sin papá molestando, ni drogas haciéndome actuar como no quiero. Solo dramas mundanos que me complican la vida ahora pero los prefiero mil veces antes de los que tenía hace unos meses.
El consejo que me da es completamente opuesto al que me dio Lara en su momento lo cual me hace sonreír. Ambas tienen razón y creo que el de mi amiga más antigua es el que más se aplica a mi personalidad. No puedo andar por la vida cantando mis sentimientos a los cuatro vientos pero tampoco quiero despertarme cada mañana preguntándome qué podría haber sido de ser más valiente... No, eso sería peor que un corazón roto y de todas formas siempre puedo intentar recuperar las amistades si las cosas no salen.
Guardo silencio pensativo mientras se acurruca a mi lado y sin pensar mucho estiro mi brazo para envolverla y así darle un poco de calor. Así que ahora sí tiene frío ¿Eh? Con un movimiento de varita enciendo la chimenea y así pronto el calor comienza a invadir la habitación, eso y aporta un poco de luz que hasta el momento habíamos estado a oscuras.
Me muerdo el labio inferior con lo último que dice y maldigo por lo dentro pues tiene razón - Demonios, ahora no tengo más remedio que hacerlo para no arrepentirme mañana - murmuro antes de girar mi rostro y buscar sus labios una vez más. Se siente tan bien como la primera vez, parece ridículo que hasta hace unos momentos bromeábamos sobre el aliento a pescado pues no se siente para nada, solo cosas buenas y yo dejándome llevar una vez más.
El consejo que me da es completamente opuesto al que me dio Lara en su momento lo cual me hace sonreír. Ambas tienen razón y creo que el de mi amiga más antigua es el que más se aplica a mi personalidad. No puedo andar por la vida cantando mis sentimientos a los cuatro vientos pero tampoco quiero despertarme cada mañana preguntándome qué podría haber sido de ser más valiente... No, eso sería peor que un corazón roto y de todas formas siempre puedo intentar recuperar las amistades si las cosas no salen.
Guardo silencio pensativo mientras se acurruca a mi lado y sin pensar mucho estiro mi brazo para envolverla y así darle un poco de calor. Así que ahora sí tiene frío ¿Eh? Con un movimiento de varita enciendo la chimenea y así pronto el calor comienza a invadir la habitación, eso y aporta un poco de luz que hasta el momento habíamos estado a oscuras.
Me muerdo el labio inferior con lo último que dice y maldigo por lo dentro pues tiene razón - Demonios, ahora no tengo más remedio que hacerlo para no arrepentirme mañana - murmuro antes de girar mi rostro y buscar sus labios una vez más. Se siente tan bien como la primera vez, parece ridículo que hasta hace unos momentos bromeábamos sobre el aliento a pescado pues no se siente para nada, solo cosas buenas y yo dejándome llevar una vez más.
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Sonrío, agradecida, cuando enciende la chimenea como respuesta a mi gesto. Lo agradezco. Se siente bien, muy bien, y veo el reflejo de las llamas brillando en sus ojos. Es bonito, es agradable. Es, por encima de todo, muy cómodo. Me quedo refugiada entre sus brazos mientras él procesa la información, todo lo que le acabo de decir. Soy consciente de que este argumento va totalmente acompañado por la cantidad de alcohol que hay en mi organismo ahora mismo, sumado a las pocas horas de sueño y a la buena sensación que acompaña toda buena noche de fiesta. Probablemente en otro momento le habría dado una opinión muy distinta. Pero bueno, realmente quiero vivir sin tener que arrepentirme de las cosas.
Su respuesta me toma por sorpresa. O tal vez no. Tal vez deseaba una reacción así. No lo he pensado mucho, solo sé que en ningún momento me planteo apartarme o cortar ese beso que ha empezado a darme. Al revés. Correspondo, a gusto, repitiendo lo que hemos hecho al empezar el año. Disfrutando del contacto de sus labios contra los míos, olvidando las bromas sobre el aliento y centrándome en la buena sensación que me recorre el cuerpo entero ahora mismo.
Le acaricio la mejilla, delicadamente, y corto el beso con una sonrisa en los labios. Dejo mi frente apoyada contra la suya, divertida con lo que está pasando —¿Siempre vas a tomarte mis opiniones al pie de la letra?— bromeo, dejando que uno de mis brazos rodee su cuello, en una forma de indicarle que no busco que se separe de mí con ese comentario —Realmente se siente muy bien, ¿verdad? Se nos da bien esto— le susurro, divertida.
Con un leve movimiento vuelvo a buscar sus labios, esta vez entreabriendo los míos, jugando un poco. Me gusta pasarlo bien, me gusta que haya decidido dejarse llevar por esto. Al fin y al cabo, creo que ambos mentiríamos si negáramos que el beso de inicio de año no nos ha dejado con ganas de más.
Su respuesta me toma por sorpresa. O tal vez no. Tal vez deseaba una reacción así. No lo he pensado mucho, solo sé que en ningún momento me planteo apartarme o cortar ese beso que ha empezado a darme. Al revés. Correspondo, a gusto, repitiendo lo que hemos hecho al empezar el año. Disfrutando del contacto de sus labios contra los míos, olvidando las bromas sobre el aliento y centrándome en la buena sensación que me recorre el cuerpo entero ahora mismo.
Le acaricio la mejilla, delicadamente, y corto el beso con una sonrisa en los labios. Dejo mi frente apoyada contra la suya, divertida con lo que está pasando —¿Siempre vas a tomarte mis opiniones al pie de la letra?— bromeo, dejando que uno de mis brazos rodee su cuello, en una forma de indicarle que no busco que se separe de mí con ese comentario —Realmente se siente muy bien, ¿verdad? Se nos da bien esto— le susurro, divertida.
Con un leve movimiento vuelvo a buscar sus labios, esta vez entreabriendo los míos, jugando un poco. Me gusta pasarlo bien, me gusta que haya decidido dejarse llevar por esto. Al fin y al cabo, creo que ambos mentiríamos si negáramos que el beso de inicio de año no nos ha dejado con ganas de más.
Podría apartarse poniendo cualquier excusa, pero estoy preparado si lo hace. Sé que ser rechazado es una opción, que el beso de año nuevo haya sido cosa de una sola vez y que patalearé un poco en mi habitación pero apareceré por la tarde con una sonrisa en mi rostro superando todo como el adulto que se supone que soy. Pero no debo preocuparme porque corresponde el beso y algo se relaja en mí. Algún día besaré a alguien por primera vez con la seguridad de que me besará también, o no, ¿quién sabe?.
- Bueno, al parecer tienes esa influencia sobre mí... Espero que no la uses en mi contra - bromeo aprovechando que ella me toma del cuello para hacer lo mismo rodeándola por la espalda. No sé si es el calor de la chimenea o la situación pero me siento sumamente bien, en casa como antes pero mucho mejor, acompañado por una mujer hermosa que quiere besarme... Soy un tipo con suerte - Se siente muy bien - concuerdo alzando las cejas - ¿Quién iba a decirlo? Estamos llenos de sorpresas - bromeo uniéndome a su sonrisa.
Vuelve a besarme pero de forma más profunda de lo que lo hice yo. Sonrío de lado y le sigo la corriente, deslizando mis manos una hacia su cintura y otra suavemente hasta su nuca para profundizar el beso. Bueno, claramente no es la chimenea porque la temperatura que larga no es tanta y probablemente el alcohol esté ayudando un poco. Me ayudo con las piernas y la inclino hacia atrás hasta que logro que su espalda dé con el sofá y me ubico arriba de ella antes de interrumpir el beso una vez más.
-¿Es una mala idea que quiera seguir? - por lo que dijo ella antes, no lo es porque es justo lo que quiero ahora y hay que vivir el momento ¿No? - Si tu quieres... ¿O te arrepentirás mañana?
- Bueno, al parecer tienes esa influencia sobre mí... Espero que no la uses en mi contra - bromeo aprovechando que ella me toma del cuello para hacer lo mismo rodeándola por la espalda. No sé si es el calor de la chimenea o la situación pero me siento sumamente bien, en casa como antes pero mucho mejor, acompañado por una mujer hermosa que quiere besarme... Soy un tipo con suerte - Se siente muy bien - concuerdo alzando las cejas - ¿Quién iba a decirlo? Estamos llenos de sorpresas - bromeo uniéndome a su sonrisa.
Vuelve a besarme pero de forma más profunda de lo que lo hice yo. Sonrío de lado y le sigo la corriente, deslizando mis manos una hacia su cintura y otra suavemente hasta su nuca para profundizar el beso. Bueno, claramente no es la chimenea porque la temperatura que larga no es tanta y probablemente el alcohol esté ayudando un poco. Me ayudo con las piernas y la inclino hacia atrás hasta que logro que su espalda dé con el sofá y me ubico arriba de ella antes de interrumpir el beso una vez más.
-¿Es una mala idea que quiera seguir? - por lo que dijo ella antes, no lo es porque es justo lo que quiero ahora y hay que vivir el momento ¿No? - Si tu quieres... ¿O te arrepentirás mañana?
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Hay algo en la forma en la que corresponde a mi beso que me hace sonreír internamente. Tal vez es el hecho de que somos amigos. Compañeros. Que siento que si estamos haciendo esto es porque ambos queremos y nos apetece, y no por la atracción tramposa que pueda despertar yo en las personas por mi naturaleza, por mi sangre veela. Recuerdo que hablamos eso ese primer día en el bar, cuando nos conocimos. Cómo notó que había algo raro en mí, cómo se lo conté. Y ahora estamos aquí, besándonos por segunda vez en un día, aceptando que es algo que nos apetece. Que no tiene por qué estar mal.
Ronroneo cuando me empieza a tumbar en el sofá y dejo que lo haga, quedando con mi espalda sobre el blando mueble mientras él se coloca encima de mí. Todo eso sin dejar de besarnos, como si no fuéramos capaces de cortar esto durante mucho rato. Mis manos han ido a su pecho, que acaricio suavemente mientras nos besamos. Suelto algún que otro suspiro contra sus labios, adorando la sensación más de lo que esperaba.
Ante la nueva interrupción del beso llevo mi mano a su rostro, que acaricio con cariño, con cuidado, mientras escucho sus palabras. Le dedico una sonrisa divertida ante sus preguntas —No creo que sea una mala idea. A mí también me apetece— reconozco, dándole un beso rápido antes de seguir hablando —Es decir, si estamos cómodos, nos lo pasamos bien y nos apetece... No veo cómo puede ser una mala idea— le digo, simplemente. Porque realmente me gusta simplificar mucho estas cosas. No darles más importancia de la que tienen. Al fin y al cabo, no vivimos en un cuento de hadas, no existen los príncipes azules, y si hay momentos en los que lo pasamos bien con alguien... Bueno, no aprovecharlo es una soberana tontería.
La verdad es que me distraigo antes de seguir hablando. Llevo mis labios a su cuello y empiezo a dejar besos suaves ahí, jugando, viendo hasta dónde llegamos con todo esto. Algo traviesa, al final —Yo mañana no me arrepentiré de nada— digo, con seguridad. No es la primera vez que me acuesto con alguien cercano a mí, siempre lo he podido gestionar bastante bien, y sabiendo cómo nos llevamos Riley y yo no veo por qué tendría que ser distinto en este caso —Lo que no quiero es que tú te arrepientas de nada— le digo, seria —. Así que si en algún momento dejas de estar cómodo, me avisas y paramos o lo hablamos— insisto, buscando por encima de todo su bienestar.
Ronroneo cuando me empieza a tumbar en el sofá y dejo que lo haga, quedando con mi espalda sobre el blando mueble mientras él se coloca encima de mí. Todo eso sin dejar de besarnos, como si no fuéramos capaces de cortar esto durante mucho rato. Mis manos han ido a su pecho, que acaricio suavemente mientras nos besamos. Suelto algún que otro suspiro contra sus labios, adorando la sensación más de lo que esperaba.
Ante la nueva interrupción del beso llevo mi mano a su rostro, que acaricio con cariño, con cuidado, mientras escucho sus palabras. Le dedico una sonrisa divertida ante sus preguntas —No creo que sea una mala idea. A mí también me apetece— reconozco, dándole un beso rápido antes de seguir hablando —Es decir, si estamos cómodos, nos lo pasamos bien y nos apetece... No veo cómo puede ser una mala idea— le digo, simplemente. Porque realmente me gusta simplificar mucho estas cosas. No darles más importancia de la que tienen. Al fin y al cabo, no vivimos en un cuento de hadas, no existen los príncipes azules, y si hay momentos en los que lo pasamos bien con alguien... Bueno, no aprovecharlo es una soberana tontería.
La verdad es que me distraigo antes de seguir hablando. Llevo mis labios a su cuello y empiezo a dejar besos suaves ahí, jugando, viendo hasta dónde llegamos con todo esto. Algo traviesa, al final —Yo mañana no me arrepentiré de nada— digo, con seguridad. No es la primera vez que me acuesto con alguien cercano a mí, siempre lo he podido gestionar bastante bien, y sabiendo cómo nos llevamos Riley y yo no veo por qué tendría que ser distinto en este caso —Lo que no quiero es que tú te arrepientas de nada— le digo, seria —. Así que si en algún momento dejas de estar cómodo, me avisas y paramos o lo hablamos— insisto, buscando por encima de todo su bienestar.
Bueno, ella quería alguien con quién acostarse y mi misión era encontrarla. Lamentablemente no he podido cumplir pero tal y como fue con el beso, creo que puedo ayudarla con eso. No cree que sea una mala idea y eso me deja un poco más tranquilo, me libro de la presión y le resto importancia al hecho de que vivimos juntos ¿Cuál es el problema? Kenna es mi amiga y creo que ya he aprendido a manejar ésta clase de situaciones, no tengo que tener miedo, solo disfrutar lo mejor de la experiencia así sonrío y asiento ante lo que dice.
Comienza a besar mi cuello lo cual hace que mi respiración comience a entrecortarse. La escucho y no creo que vaya a arrepentirme, es una nueva dinámica de relación que estoy aprendiendo, más relajada, sin miedo a lo que vendrá luego pues nadie espera más que eso... Es justo lo que necesito ahora, lo que quiero así que me apoyo en mis rodillas para desabrochar los botones de mi camisa y respondo desde la momentánea altura - No... Estamos en la misma página, Kenna - respondo en voz baja mientras me quito la prenda - De lo único que podría arrepentirme es de arruinar el momento diciendo tonterías - agrego con una sonrisa antes de volver a inclinarme para besar sus labios.
Me pego a su cuerpo y me sostengo con solo uno de mis brazos pues con el otro acaricio su pierna hasta encontrar el borde de su vestido y así ir levantándolo. Lo hago de forma segura, ya no con la torpeza con la que lo hice la primera vez ni el miedo a no ser lo suficientemente bueno... Solo disfruto del momento y de la hermosa amiga que ha aceptado recibir el año conmigo.
Comienza a besar mi cuello lo cual hace que mi respiración comience a entrecortarse. La escucho y no creo que vaya a arrepentirme, es una nueva dinámica de relación que estoy aprendiendo, más relajada, sin miedo a lo que vendrá luego pues nadie espera más que eso... Es justo lo que necesito ahora, lo que quiero así que me apoyo en mis rodillas para desabrochar los botones de mi camisa y respondo desde la momentánea altura - No... Estamos en la misma página, Kenna - respondo en voz baja mientras me quito la prenda - De lo único que podría arrepentirme es de arruinar el momento diciendo tonterías - agrego con una sonrisa antes de volver a inclinarme para besar sus labios.
Me pego a su cuerpo y me sostengo con solo uno de mis brazos pues con el otro acaricio su pierna hasta encontrar el borde de su vestido y así ir levantándolo. Lo hago de forma segura, ya no con la torpeza con la que lo hice la primera vez ni el miedo a no ser lo suficientemente bueno... Solo disfruto del momento y de la hermosa amiga que ha aceptado recibir el año conmigo.
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Que diga que estamos en la misma pagina me hace sonreír. A mí también me gusta pensar que sí. Y aunque la experiencia me dice que en muchas ocasiones el alcohol te hace estar más seguro de las cosas de lo que realmente estás, creo que en esta ocasión no es eso, sino que realmente nos encontramos en la misma página en esto. Somos amigos. Nos hemos besado a la medianoche y lo hemos pasado bien. Y si nos ha gustado eso, como amigos, ¿qué hay de malo en desear ir más allá?
Cuando se pone de rodillas para deshacerse de su camisa me limito a observar, sintiendo como el deseo se despierta dentro de mí. Es de esas personas cuyo armario hace un mal trabajo. Es decir, no quiero decir que vista mal, pero su ropa no me parece que le haga justicia al cuerpo que esconde. Cuando vuelve a mí acaricio la piel ya libre de su torso mientras nuestros labios se vuelven a encontrar, y de los míos se escapa un gemido cuando noto su cuerpo encima del mío. Su mano en mi pierna contribuye a que se me erice la piel y sonrío, contenta con lo que está pasando entre nosotros.
—Riley...— su nombre sale de entre mis labios con un gemido contenido. Abrazada a él, como estamos, hago presión para que nos demos la vuelta, quedando él tumbado en el sofá y yo encima. Sonrío, besándole de nuevo, y luego vuelvo a cortar el contacto de nuestros labios para despojarme del vestido, quedando en ropa interior sentada encima de él. Provocadora, llamativa, queriendo que se muera de ganas de esto. Queriendo que esta noche entre amigos sea espectacular y muy difícil de olvidar.
Y, mientras le desabrocho los pantalones, tengo la certeza de que durante lo que queda de esta noche me lo voy a pasar muy bien.
Cuando se pone de rodillas para deshacerse de su camisa me limito a observar, sintiendo como el deseo se despierta dentro de mí. Es de esas personas cuyo armario hace un mal trabajo. Es decir, no quiero decir que vista mal, pero su ropa no me parece que le haga justicia al cuerpo que esconde. Cuando vuelve a mí acaricio la piel ya libre de su torso mientras nuestros labios se vuelven a encontrar, y de los míos se escapa un gemido cuando noto su cuerpo encima del mío. Su mano en mi pierna contribuye a que se me erice la piel y sonrío, contenta con lo que está pasando entre nosotros.
—Riley...— su nombre sale de entre mis labios con un gemido contenido. Abrazada a él, como estamos, hago presión para que nos demos la vuelta, quedando él tumbado en el sofá y yo encima. Sonrío, besándole de nuevo, y luego vuelvo a cortar el contacto de nuestros labios para despojarme del vestido, quedando en ropa interior sentada encima de él. Provocadora, llamativa, queriendo que se muera de ganas de esto. Queriendo que esta noche entre amigos sea espectacular y muy difícil de olvidar.
Y, mientras le desabrocho los pantalones, tengo la certeza de que durante lo que queda de esta noche me lo voy a pasar muy bien.
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