OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Enero
Volver a la escuela es un dolor de cabeza, no lo digo exagerando, los gritos de mis compañeros son el mismísimo infierno. Al parecer no comprenden algo tan sencillo como que para escuchar al otro hay que guardar silencio. No, para ellos tiene más lógica ir aumentando el volumen uno sobre otros hasta que la conversación se vuelva inentendible y desagradable para todos los que no participamos en ella. Al menos nos dieron un proyecto para hacer de aquí a fin de año y eso me agrada, es el último antes de pasar a segundo año así que tiene que ser digno de Simon Lackberg, eso hará que mi ingreso al nuevo ciclo sea un poco más sencillo... Siempre es mejor que los demás sepan lo brillante que eres.
Aunque no fui muy brillante en el recreo cuando una rubia me acusó de haber tenido fiestas demasiado aburridas. Comencé a hablarle de mi nuevo mejor amigo y olvidé aclarar que se trata de un perro desde el principio. La conversación avanzó tanto que llegamos a un punto en el que se sentía estúpido decir que no es humano y al final tuve que inventar un montón de excusas tontas para justificar, por ejemplo, que no responde cuando le hablo. Así que así nació mi amigo Peter el mudito, un amigo que espero que nunca quiera conocer ya que me dejaría peor parado de lo que ya quedé.
Debería buscar más amigos humanos, adultos al menos, para no tener que estar usando al pobre canino de psicólogo. Es curioso pero me resulta sencillo hablar con él, aunque no lo diga sé que nos sentimos igual ya que el no puede controlar dónde hace pipí, ni tampoco es consciente de que va dejando pelos por todos lados así como yo me olvido de que no puedo saltar en la cama o bajar de las escaleras como si fueran una especie de tobogán. No se lo dije a papá pero es el mejor regalo de navidad que me ha dado hasta ahora y espero que Perro se quede con nosotros para siempre, o al menos lo que su vida canina le permita.
Llego ansioso a casa y dejo caer la mochila a un lado en silencio. Rápidamente me pongo a buscar a Perro como si fuese un ninja y lo encuentro en mi habitación justo cuando... cuando... cuando se está convirtiendo en Kendrick Duane. Me quedo paralizado por un segundo y agradezco que esté de espalda ¿Era un animago? ¿Mi perro es el niño que busca el gobierno? ¿Papá lo sabe? ¿Se nos ha colado un rebelde en la casa? ¡Asombroso! Bueno, no... Aún no sé si quiere hacer daño a mi familia ¿Qué tal si sí? Para colmo mi varita está en la escuela.
Hay muchas cosas razonables que podría hacer, llamar a papá es una de ellas, pero en cambio me parece mejor idea saltar hacia el muchacho y colgarme de su espalda con toda la fuerza que tengo - ¡No vas a hacerle daño a nadie aquí! Primero tendrás que vencerme a mí y te juro que soy duro de vencer, dicen que eres astuto pero... pero... yo lo soy más - intento hacerme el duro. Que va, seguro me da una paliza y no sé en qué demonios estoy pensando, pero debo ser valiente como Jakobe y enfrentarlo.
Volver a la escuela es un dolor de cabeza, no lo digo exagerando, los gritos de mis compañeros son el mismísimo infierno. Al parecer no comprenden algo tan sencillo como que para escuchar al otro hay que guardar silencio. No, para ellos tiene más lógica ir aumentando el volumen uno sobre otros hasta que la conversación se vuelva inentendible y desagradable para todos los que no participamos en ella. Al menos nos dieron un proyecto para hacer de aquí a fin de año y eso me agrada, es el último antes de pasar a segundo año así que tiene que ser digno de Simon Lackberg, eso hará que mi ingreso al nuevo ciclo sea un poco más sencillo... Siempre es mejor que los demás sepan lo brillante que eres.
Aunque no fui muy brillante en el recreo cuando una rubia me acusó de haber tenido fiestas demasiado aburridas. Comencé a hablarle de mi nuevo mejor amigo y olvidé aclarar que se trata de un perro desde el principio. La conversación avanzó tanto que llegamos a un punto en el que se sentía estúpido decir que no es humano y al final tuve que inventar un montón de excusas tontas para justificar, por ejemplo, que no responde cuando le hablo. Así que así nació mi amigo Peter el mudito, un amigo que espero que nunca quiera conocer ya que me dejaría peor parado de lo que ya quedé.
Debería buscar más amigos humanos, adultos al menos, para no tener que estar usando al pobre canino de psicólogo. Es curioso pero me resulta sencillo hablar con él, aunque no lo diga sé que nos sentimos igual ya que el no puede controlar dónde hace pipí, ni tampoco es consciente de que va dejando pelos por todos lados así como yo me olvido de que no puedo saltar en la cama o bajar de las escaleras como si fueran una especie de tobogán. No se lo dije a papá pero es el mejor regalo de navidad que me ha dado hasta ahora y espero que Perro se quede con nosotros para siempre, o al menos lo que su vida canina le permita.
Llego ansioso a casa y dejo caer la mochila a un lado en silencio. Rápidamente me pongo a buscar a Perro como si fuese un ninja y lo encuentro en mi habitación justo cuando... cuando... cuando se está convirtiendo en Kendrick Duane. Me quedo paralizado por un segundo y agradezco que esté de espalda ¿Era un animago? ¿Mi perro es el niño que busca el gobierno? ¿Papá lo sabe? ¿Se nos ha colado un rebelde en la casa? ¡Asombroso! Bueno, no... Aún no sé si quiere hacer daño a mi familia ¿Qué tal si sí? Para colmo mi varita está en la escuela.
Hay muchas cosas razonables que podría hacer, llamar a papá es una de ellas, pero en cambio me parece mejor idea saltar hacia el muchacho y colgarme de su espalda con toda la fuerza que tengo - ¡No vas a hacerle daño a nadie aquí! Primero tendrás que vencerme a mí y te juro que soy duro de vencer, dicen que eres astuto pero... pero... yo lo soy más - intento hacerme el duro. Que va, seguro me da una paliza y no sé en qué demonios estoy pensando, pero debo ser valiente como Jakobe y enfrentarlo.
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Una de las cosas que más me gusta de que hayan terminado las vacaciones de invierno, es que ha empezado un nuevo año en el cual puedo pasar algo de tiempo a solas en esta casa. No es que me molesten los Lackberg, salvo cuando Ivar se pone a rascarme la panza solo para fastidiarme adelante de toda la familia en nuestro acto de mascota fiel y agradecida, pero no sé cuánto tiempo más voy a aguantar con Simon contándome sus mil penurias de puberto a las cuales pretendo escuchar mientras me rasco las pulgas o intento dormir. No es un mal niño, pero no soy un psicólogo ni un perro de verdad como para que su voz me suene relajante. Hay que ver lo que uno hace por un poco de paz en la ciudad más jodida del país, hablando desde mi punto de vista de fugitivo posible meta de un ser encapuchado y besucón.
Como la comida de perro es asquerosa incluso cuando intentan ponerle un poquito de sentimiento, me robo un poco de salchicha de la heladera y, como Amalie no dirá que el perro abrió la puerta del refrigerador, camino con mi almuerzo improvisado hacia la habitación de Simon en un meneo feliz de mi rabo. Me paro sobre las patas traseras para dejarla sobre el escritorio del niño y, como sé que será mucho mejor comer en mis minutos humanos del día, me transformo en un intento de gozar de mis privilegios sin pulgas. Sacudo la cabeza en un intento de aflojar los músculos de mi cuello al relajarme y estoy por agarrar mi bocadillo, cuando una voz me hace saltar en mi sitio y se me patina la salchicha al suelo. Y ahí se va la comida decente del día….
Me agarra un retorcijón fastidioso en el estómago, uno que reconozco como incómodos nervios cuando el dueño de la habitación se cree un ninja y se me trepa a la espalda; mi primer pensamiento es voltearlo, pero creo que eso no ayudaría a que me escuche — Simon… — intento tranquilizarlo aunque no sueno muy calmo, levantando mis manos en busca de paz — No quiero hacerle daño a nadie, de verdad. Y no dudo de que seas astuto… — bueno, al menos pasa clases que yo jamás tuve — Solo… no llames a nadie, ¿okay? Todo tiene una explicación. Verás… — mierda, el señor Lackberg va a matarme — Tu padre lo sabe, tu hermana lo sabe… solo… juro que no es tan malo como crees… — en realidad sí, podrían quemarlos a todos en la plaza principal, pero nos preocuparemos por eso luego, cuando no sea una pulga que puede intentar ahorcarme antes de que lo lance contra la pared. Si tan solo diera una carrera hacia atrás... No, Kendrick no.
Como la comida de perro es asquerosa incluso cuando intentan ponerle un poquito de sentimiento, me robo un poco de salchicha de la heladera y, como Amalie no dirá que el perro abrió la puerta del refrigerador, camino con mi almuerzo improvisado hacia la habitación de Simon en un meneo feliz de mi rabo. Me paro sobre las patas traseras para dejarla sobre el escritorio del niño y, como sé que será mucho mejor comer en mis minutos humanos del día, me transformo en un intento de gozar de mis privilegios sin pulgas. Sacudo la cabeza en un intento de aflojar los músculos de mi cuello al relajarme y estoy por agarrar mi bocadillo, cuando una voz me hace saltar en mi sitio y se me patina la salchicha al suelo. Y ahí se va la comida decente del día….
Me agarra un retorcijón fastidioso en el estómago, uno que reconozco como incómodos nervios cuando el dueño de la habitación se cree un ninja y se me trepa a la espalda; mi primer pensamiento es voltearlo, pero creo que eso no ayudaría a que me escuche — Simon… — intento tranquilizarlo aunque no sueno muy calmo, levantando mis manos en busca de paz — No quiero hacerle daño a nadie, de verdad. Y no dudo de que seas astuto… — bueno, al menos pasa clases que yo jamás tuve — Solo… no llames a nadie, ¿okay? Todo tiene una explicación. Verás… — mierda, el señor Lackberg va a matarme — Tu padre lo sabe, tu hermana lo sabe… solo… juro que no es tan malo como crees… — en realidad sí, podrían quemarlos a todos en la plaza principal, pero nos preocuparemos por eso luego, cuando no sea una pulga que puede intentar ahorcarme antes de que lo lance contra la pared. Si tan solo diera una carrera hacia atrás... No, Kendrick no.
Aprendí una valiosa lección el día de hoy y es que no se puede confiar ni en los animales. No puedo creer que le conté todo sobre mí y resulta que es un muchacho, hay problemas más grandes ahora pero no puedo permitir que le diga a Syv que tengo la fantasía de teñirle el pelo de algún color un día de éstos. Que abra la boca parece la mayor de las amenazas porque sus palabras y acciones me dicen que no tiene intenciones de atacarnos. Si papá sabe que está aquí será porque tiene un plan, dudo que le haya abierto las puertas a un fugitivo así como así. Y mi hermana también sabe... Bueno, definitivamente soy el único idiota. Porque seguro pusieron especial empeño para que Amalie no se entere y le agarre un ataque en la casa.
Me bajo de su espalda de un salto pero no por eso dejo de estar preparado para cualquier cosa. Creo que ya tengo mi próximo proyecto y es aprender algo de defensa personal, pues voy a necesitarla hasta ser mayor de edad y poder usar la magia sin control - Lo que yo sé es que el gobierno te busca por haber atacado dos ministros - comienzo alternando mis ojos ente sus manos y sus pies pues si intenta hacer cualquier cosa. Voy caminando hacia atrás sin apartar la vista y tomo un escudo de juguete para ponerlo entre nosotros ¿Que tengo con los escudos?
- Y si te encuentran aquí nos matarán a todos - finalizo la idea después de varios segundos - No tengo problema en poner mi cuello en riesgo por alguien que lo necesita, pero dime por qué mi padre te trajo ¿Por qué cree que vales la pena? - interrogo con ojo acusador. No tiene pinta de líder ni de pirómano, así que dudo que él sea responsable de la muerte de mi mamá pero está en uno de los bandos, no en el medio como me gusta a mí.
Me bajo de su espalda de un salto pero no por eso dejo de estar preparado para cualquier cosa. Creo que ya tengo mi próximo proyecto y es aprender algo de defensa personal, pues voy a necesitarla hasta ser mayor de edad y poder usar la magia sin control - Lo que yo sé es que el gobierno te busca por haber atacado dos ministros - comienzo alternando mis ojos ente sus manos y sus pies pues si intenta hacer cualquier cosa. Voy caminando hacia atrás sin apartar la vista y tomo un escudo de juguete para ponerlo entre nosotros ¿Que tengo con los escudos?
- Y si te encuentran aquí nos matarán a todos - finalizo la idea después de varios segundos - No tengo problema en poner mi cuello en riesgo por alguien que lo necesita, pero dime por qué mi padre te trajo ¿Por qué cree que vales la pena? - interrogo con ojo acusador. No tiene pinta de líder ni de pirómano, así que dudo que él sea responsable de la muerte de mi mamá pero está en uno de los bandos, no en el medio como me gusta a mí.
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Intento no rodar los ojos ni reírme burlonamente de su justificación porque, ajá, el gobierno me busca por atacar a dos ministros. Al menos no tengo que ponerme a hablar de problemas familiares y dramas existenciales con él, porque creo que eso sí que no podría tolerarlo — El gobierno busca a gente solo porque se le antoja hacerlo. Toda historia tiene más de una cara — me encojo de hombros porque eso debería saberlo, él mismo me ha contado tonterías de su escuela que estoy seguro que sus compañeros miran de otra manera. Me preocuparía un poco más por su estado de nerviosismo si no fuese porque veo cómo es que se hace con un escudo de juguete y se me escapa una risa nerviosa — Odio decírtelo, pero… — tanteo el bolsillo del pantalón y saco mi arma más confiable, moviéndola de un lado al otro — Tengo una varita y eso no te sería de mucha ayuda. Solo cálmate — que no me haga pegarle la lengua al paladar, por favor.
A lo siguiente, no sé cómo contestarlo y me produce el bajar la varita con mucha lentitud. Todo esto me tiene con un sabor amargo hace tiempo, desde que empecé a cuestionarme si la gente a mi alrededor tiene idea de lo complicado que será para ellos si me ayudan, al igual que al resto de mis antiguos compañeros. No hablo con ellos, no tengo idea de cómo es que les afecta, pero yo sé que la culpa me persigue por todos lados hasta por si las dudas — No lo sé — admito con la mayor sinceridad que soy capaz — Le dije a tu padre que era arriesgado, pero él consideró que es lo correcto. Supongo que me cree que soy inocente — al menos, en la parte verdadera: yo no tengo la culpa de nacer siendo un Black. Puaj.
Como me está poniendo nervioso, me acerco a él con cautela y le tiendo una mano para que me entregue el escudo — Estaba enfermo. Tu padre me encontró y decidió darme una oportunidad, pero es importante que sepas que ninguno aquí quiere lastimar a nadie y por eso, debe ser un secreto. Sé que lo entenderás — halagar su inteligencia debería funcionarme para algo. Muevo mis dedos para motivarlo a entregar su arma — Estaba solo, no soy ninguna amenaza. Si prometes escuchar, prometo contarte todo lo que desees saber — como juramento, me beso un dedo dos veces en ambas direcciones.
A lo siguiente, no sé cómo contestarlo y me produce el bajar la varita con mucha lentitud. Todo esto me tiene con un sabor amargo hace tiempo, desde que empecé a cuestionarme si la gente a mi alrededor tiene idea de lo complicado que será para ellos si me ayudan, al igual que al resto de mis antiguos compañeros. No hablo con ellos, no tengo idea de cómo es que les afecta, pero yo sé que la culpa me persigue por todos lados hasta por si las dudas — No lo sé — admito con la mayor sinceridad que soy capaz — Le dije a tu padre que era arriesgado, pero él consideró que es lo correcto. Supongo que me cree que soy inocente — al menos, en la parte verdadera: yo no tengo la culpa de nacer siendo un Black. Puaj.
Como me está poniendo nervioso, me acerco a él con cautela y le tiendo una mano para que me entregue el escudo — Estaba enfermo. Tu padre me encontró y decidió darme una oportunidad, pero es importante que sepas que ninguno aquí quiere lastimar a nadie y por eso, debe ser un secreto. Sé que lo entenderás — halagar su inteligencia debería funcionarme para algo. Muevo mis dedos para motivarlo a entregar su arma — Estaba solo, no soy ninguna amenaza. Si prometes escuchar, prometo contarte todo lo que desees saber — como juramento, me beso un dedo dos veces en ambas direcciones.
En eso creo que tiene razón, ésta historia tiene montones de caras pues han filmado lo que ocurrió desde muchos ángulos y no dejan de pasarlo en la televisión como un recordatorio de lo ocurrido... Justo ayer intentaba ver un video y me interrumpió un anuncio del instituto tecnológico para que me una a combatir a los rebeldes construyendo maravillas tecnológicas ¿Era necesario poner imágenes del atentado? Si decido ser científico será porque me gusta y no porque ellos muestren que vigilan mi historial de búsqueda y en base a eso me plantan los carteles que creen que quiero leer en la cara.
Lleno mis pulmones de aire y frunzo el entrecejo al ver la varita - Es muy bella, puedo verla, pero no la usarás porque cualquier hechizo contra mí significará que mi padre te ponga de patas en la calle... Nunca mejor usada la frase - respondo algo desafiante. Odio tener que jugar a "Mi padre se enterará de ésto" pero es la verdad, yo no puedo hacer mucho contra un salvaje con varita, pero si está aquí es porque está desesperado sino no habría venido a la boca del lobo - Necesitas estar aquí, sino ¿Por qué demonios estás?
Comienza a aclarar mis dudas pero aún así me mantengo atento, aunque él baje su varita e intente calmarme tomando el escudo. No opongo resistencia ya que el plástico no me servirá de mucho, de hecho me destrozaría si usara la cabeza y lanzara un incendio... Buena estrategia de ataque que podría tener en cuenta para el futuro. En fin. Cuando dice que estaba enfermo comprendo el por qué de su estadía, pero eso me deja en desventaja porque ya está curado... Eso no quieta que pueda enfermarse otra vez y, siendo honestos, lo atraparán tarde o temprano.
- Mi padre tiene el corazón más grande de lo que debería en un mundo como en el que vivimos - respondo dejando el escudo a un lado y cruzándome de brazos, por suerte el chico no tiene más de 10 centímetros que yo así que no me siento completamente incómodo - La información es lo peligroso y ya sé que estás aquí - agrego al final dejando caer mis hombros - ¿Qué tal si comenzamos contigo diciéndome cuáles son tus fortalezas y debilidades? Si vas a ser mi perro tengo que saberlo, no quiero que marques territorio en mis zapatillas sin saber cómo evitarlo.
Lleno mis pulmones de aire y frunzo el entrecejo al ver la varita - Es muy bella, puedo verla, pero no la usarás porque cualquier hechizo contra mí significará que mi padre te ponga de patas en la calle... Nunca mejor usada la frase - respondo algo desafiante. Odio tener que jugar a "Mi padre se enterará de ésto" pero es la verdad, yo no puedo hacer mucho contra un salvaje con varita, pero si está aquí es porque está desesperado sino no habría venido a la boca del lobo - Necesitas estar aquí, sino ¿Por qué demonios estás?
Comienza a aclarar mis dudas pero aún así me mantengo atento, aunque él baje su varita e intente calmarme tomando el escudo. No opongo resistencia ya que el plástico no me servirá de mucho, de hecho me destrozaría si usara la cabeza y lanzara un incendio... Buena estrategia de ataque que podría tener en cuenta para el futuro. En fin. Cuando dice que estaba enfermo comprendo el por qué de su estadía, pero eso me deja en desventaja porque ya está curado... Eso no quieta que pueda enfermarse otra vez y, siendo honestos, lo atraparán tarde o temprano.
- Mi padre tiene el corazón más grande de lo que debería en un mundo como en el que vivimos - respondo dejando el escudo a un lado y cruzándome de brazos, por suerte el chico no tiene más de 10 centímetros que yo así que no me siento completamente incómodo - La información es lo peligroso y ya sé que estás aquí - agrego al final dejando caer mis hombros - ¿Qué tal si comenzamos contigo diciéndome cuáles son tus fortalezas y debilidades? Si vas a ser mi perro tengo que saberlo, no quiero que marques territorio en mis zapatillas sin saber cómo evitarlo.
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Por toda mi expresión creo que dejo muy en evidencia que lo estoy retando a que me dé razones para hechizarlo, pero es lo último que dice lo que se lleva toda mi atención — Yo… — ¿Por qué estoy aquí? — Pues no tenía otra opción y era la más acertada si deseaba sobrevivir — así de simple y llano. No pisaría el Capitolio si tuviese una lista de sitios a dónde ir sin perder el alma en el proceso y tampoco me sentía con capacidad de elección. Me abrazo a su escudo de juguete como si de esa manera pudiese sentir esa protección ficticia, cuando sé que las amenazas que me persiguen jamás podrían ser detenidas de esta forma. Ya lo he dicho, es tiempo de crecer y el plástico ha quedado en las guerras de mentira, allá muy lejos, en el lugar que llamaba hogar.
Que vea a su padre como un santo no me parece mal, solía tener una imagen muy similar de Echo. Opto por darle la razón con un asentimiento, pero medito lo siguiente ya dejando todo a un costado y guardando la varita con suma cautela, usando esos segundos para pensar — No será peligroso si nadie sospecha y sé que puedo no ser un problema si la animagia sigue de mi lado — he entrado a la ciudad más protegida del país y nadie se ha fijado en mí, ¿no? — ¡No haré pis en tus zapatillas! ¿No he sido un perro educado? — pretendo ofenderme, pero la idea se me hace bastante ridícula y tengo que evitar una risa ligera — Se me da bien la magia. No soy bueno con las tareas domésticas ni nada de eso, así que no pidas que limpie tu dormitorio o haga tu tarea como extorsión, ¿de acuerdo? — ¿Qué más, qué más? — ¿Sirve que soy rápido? — sé que tengo otras virtudes que no tengo idea de si son de utilidad o defectos que jamás voy a admitir en voz alta, pero no estamos aquí para que yo haga terapia.
Con cuidado y una mirada que pide permiso, tomo asiento en su cama y junto mis manos para juguetear con mis pulgares, de seguro pareciendo mucho más pequeño de lo que en realidad soy — ¿Es una decepción muy grande? — me atrevo a preguntar y bajo un poco el tono de mi voz — Que no sea un perro, ya sabes. Si pudiera no estar aquí y evitar ser un problema, lo haría. Pero esto es todo lo que tengo y lo consigo solo porque puedo transformarme en un animal. ¿Eso no te dice nada? — si yo pudiese poner algunas cosas en perspectiva estando en su lugar, creo que me daría cuenta de unos cuantos fallos del sistema.
Que vea a su padre como un santo no me parece mal, solía tener una imagen muy similar de Echo. Opto por darle la razón con un asentimiento, pero medito lo siguiente ya dejando todo a un costado y guardando la varita con suma cautela, usando esos segundos para pensar — No será peligroso si nadie sospecha y sé que puedo no ser un problema si la animagia sigue de mi lado — he entrado a la ciudad más protegida del país y nadie se ha fijado en mí, ¿no? — ¡No haré pis en tus zapatillas! ¿No he sido un perro educado? — pretendo ofenderme, pero la idea se me hace bastante ridícula y tengo que evitar una risa ligera — Se me da bien la magia. No soy bueno con las tareas domésticas ni nada de eso, así que no pidas que limpie tu dormitorio o haga tu tarea como extorsión, ¿de acuerdo? — ¿Qué más, qué más? — ¿Sirve que soy rápido? — sé que tengo otras virtudes que no tengo idea de si son de utilidad o defectos que jamás voy a admitir en voz alta, pero no estamos aquí para que yo haga terapia.
Con cuidado y una mirada que pide permiso, tomo asiento en su cama y junto mis manos para juguetear con mis pulgares, de seguro pareciendo mucho más pequeño de lo que en realidad soy — ¿Es una decepción muy grande? — me atrevo a preguntar y bajo un poco el tono de mi voz — Que no sea un perro, ya sabes. Si pudiera no estar aquí y evitar ser un problema, lo haría. Pero esto es todo lo que tengo y lo consigo solo porque puedo transformarme en un animal. ¿Eso no te dice nada? — si yo pudiese poner algunas cosas en perspectiva estando en su lugar, creo que me daría cuenta de unos cuantos fallos del sistema.
Si su opción más acertada era venir al Capolio en forma de perro de verdad no debí tener muchas posibilidades en ese entonces, tampoco ahora y si conozco cómo con las cosas en Neopanem, el pronóstico no hará más que empeorar y empeorar cada día. Ya no se ve como una amenaza, es un chico en busca de un refugio que usa mi mismo escudo para protegerse, solo que lo abraza, lo cual es peor - Bueno, te creo - concedo con una mueca y relajo mis hombros - Pero ya deja de dar lástima que siendo humano los ojos de cachorro no quedan bien - bromeo con él con media sonrisa.
-La animagia no es infalible, hay métodos - respondo con rapidez. Métodos que no conozco pero debe haberlos así que no voy más allá en mi explicación - Y uno nunca sabe lo que un desconocido puede hacer si se lo hace enojar, así que nunca está de más ser precavido - me defiendo. Puede que hasta ahora haya sido un perro educado, pero eso es solo porque no le he dado una paliza en los videojuegos ni me he comido en su lugar la última papa frita del bol.
- ¿Solo eres malo con las tareas domésticas? - pregunto algo decepcionado, no es algo que pueda usar en su contra y a decir verdad traerá más problemas que comodidades. Teniendo en cuenta todo lo demás, es una amenaza pues son todas cualidades que lo pondrían en tremenda ventaja en una pelea, pero se me ocurre otra forma en la que quizás podría ayudar - La tarea la hago cinco minutos antes de entregarla en clase, no te preocupes por eso - respondo sin importancia - Y mientras no ensucies, estaremos bien.
Veo como va a sentarse sobre la cama así que me deslizo hacia el escritorio y me recargo en él con los brazos cruzados, escuchando lo que dice y haciendo fuerza para no ir a darle un abrazo reconfortante. Su vida es una mierda, lo entiendo - Es una decepción que no seas un perro, sí... Ahora ya no podré dormir contigo en la cama - intento relajar el ambiente pero desisto del intento, es una conversación seria - Yo en tu lugar me iría, el mundo es enorme. Mi papá dice que tenemos sangre del verdadero norte, no dónde tú vivías - aclaro antes de empujarme con las manos para ir a sentarme a su lado, me encanta ésta historia - Allí no hay guerra, las hubo pero hay tan poca gente que ya no se molestan por esas cosas. Las personas solamente viven con lo mínimo que tienen y pueden ser felices - explico con una sonrisa - Aunque no debe ser fácil llegar, sino creo que ya nos habríamos ido hace tiempo.
-La animagia no es infalible, hay métodos - respondo con rapidez. Métodos que no conozco pero debe haberlos así que no voy más allá en mi explicación - Y uno nunca sabe lo que un desconocido puede hacer si se lo hace enojar, así que nunca está de más ser precavido - me defiendo. Puede que hasta ahora haya sido un perro educado, pero eso es solo porque no le he dado una paliza en los videojuegos ni me he comido en su lugar la última papa frita del bol.
- ¿Solo eres malo con las tareas domésticas? - pregunto algo decepcionado, no es algo que pueda usar en su contra y a decir verdad traerá más problemas que comodidades. Teniendo en cuenta todo lo demás, es una amenaza pues son todas cualidades que lo pondrían en tremenda ventaja en una pelea, pero se me ocurre otra forma en la que quizás podría ayudar - La tarea la hago cinco minutos antes de entregarla en clase, no te preocupes por eso - respondo sin importancia - Y mientras no ensucies, estaremos bien.
Veo como va a sentarse sobre la cama así que me deslizo hacia el escritorio y me recargo en él con los brazos cruzados, escuchando lo que dice y haciendo fuerza para no ir a darle un abrazo reconfortante. Su vida es una mierda, lo entiendo - Es una decepción que no seas un perro, sí... Ahora ya no podré dormir contigo en la cama - intento relajar el ambiente pero desisto del intento, es una conversación seria - Yo en tu lugar me iría, el mundo es enorme. Mi papá dice que tenemos sangre del verdadero norte, no dónde tú vivías - aclaro antes de empujarme con las manos para ir a sentarme a su lado, me encanta ésta historia - Allí no hay guerra, las hubo pero hay tan poca gente que ya no se molestan por esas cosas. Las personas solamente viven con lo mínimo que tienen y pueden ser felices - explico con una sonrisa - Aunque no debe ser fácil llegar, sino creo que ya nos habríamos ido hace tiempo.
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Por el gesto que le hago, dejo bien en claro que puedo con eso. He estado tratando de ser bastante limpio, tener pelos ya no es meramente mi culpa, viene con el combo de ser un perro. Y como solo tengo que ser educado y no comerme su tarea, creo que tenemos un nuevo tratado de paz, uno que espero que él no rompa cuando se aburra o crea que soy un peligro para su familia. No creo que Simon sea de esa clase de personas, pero he aprendido que nunca debes confiar meramente en la gente, en especial cuando no los conoces. Miren lo que pasó con los del catorce, crecí con ellos y no obstante, me mintieron toda la vida.
Intento tomar ese pseudo chiste con humor y hasta le sonrío de la manera más relajada que puedo, a pesar de que estamos en diferentes puntos de la habitación y podemos analizar nuestros movimientos sin esforzarnos. Sé algo de la historia de su familia gracias a Syv, pero opto por no decir nada hasta que él termina de hablar. Me pico el mentón hasta que me lo pellizco entre dos nudillos, haciendo una pequeña mueca — No creo que existan muchas cosas en el norte. Los exploradores del catorce solían viajar a las montañas y no encontraban sitios habitables. Ya sabes, la naturaleza se abrió paso cuando los humanos dejaron de habitar ciertas zonas y hay demasiados riesgos… — si hay comunidades mucho más allá de las montañas, jamás lo supe. Nuestros conocimientos llegaban hasta el límite donde las necesidades finalizaban en donde se tornaba arriesgado.
— Pero sé que es fácil ser vivir con lo mínimo, el problema es cuando empiezas a desear más. Viví aislado de NeoPanem toda la vida y acabas… bueno, encerrado — no puedo simplemente marcharme lejos, sé que me seguirán buscando hasta que esté muerto — Irme ahora no es una opción, Simon. Tú sabes cómo se ven las cosas afuera. Con los dementores y los licántropos, jamás podré cruzar la frontera y salir ileso de ella — mi encogimiento de hombros planea ser de pura resignación y suspiro con tanta fuerza que despeino mi flequillo — ¿Tú te irías? — es una pregunta cargada de sospecha. Él lo tiene todo, no todos se arriesgarían a perderlo.
Intento tomar ese pseudo chiste con humor y hasta le sonrío de la manera más relajada que puedo, a pesar de que estamos en diferentes puntos de la habitación y podemos analizar nuestros movimientos sin esforzarnos. Sé algo de la historia de su familia gracias a Syv, pero opto por no decir nada hasta que él termina de hablar. Me pico el mentón hasta que me lo pellizco entre dos nudillos, haciendo una pequeña mueca — No creo que existan muchas cosas en el norte. Los exploradores del catorce solían viajar a las montañas y no encontraban sitios habitables. Ya sabes, la naturaleza se abrió paso cuando los humanos dejaron de habitar ciertas zonas y hay demasiados riesgos… — si hay comunidades mucho más allá de las montañas, jamás lo supe. Nuestros conocimientos llegaban hasta el límite donde las necesidades finalizaban en donde se tornaba arriesgado.
— Pero sé que es fácil ser vivir con lo mínimo, el problema es cuando empiezas a desear más. Viví aislado de NeoPanem toda la vida y acabas… bueno, encerrado — no puedo simplemente marcharme lejos, sé que me seguirán buscando hasta que esté muerto — Irme ahora no es una opción, Simon. Tú sabes cómo se ven las cosas afuera. Con los dementores y los licántropos, jamás podré cruzar la frontera y salir ileso de ella — mi encogimiento de hombros planea ser de pura resignación y suspiro con tanta fuerza que despeino mi flequillo — ¿Tú te irías? — es una pregunta cargada de sospecha. Él lo tiene todo, no todos se arriesgarían a perderlo.
Sonrío y niego con la cabeza pues ese no es el norte al que me refiero, el nuestro está en un sitio al que no se puede llegar a pié y definitivamente los exploradores del 14 jamás habrían podido llegar allí. Aunque papá me ha dicho que hace mucho frío allá de dónde él viene, que no se puede salir afuera en invierno porque la gente se muere de frío y que hay que tomar buenas cantidades de alcohol para que no se hiele la sangre. Ésto último no suena muy saludable pero ¿Quién soy yo para juzgar el estilo de vida de un sitio que no conozco? - Cuando tienes una veela custodiando el castillo, creo que lo riesgos de afuera no cuentan - comparto la historia encogiéndome de hombros. Daría cualquier cosa por conocer a nuestros antepasados.
Hago una mueca pues tiene razón en eso. Quizás pueda evadir a los dementores con su forma de perro, pero no hay forma de que el olfato de los licántropos lo pase por alto. Hasta me dan ganas de armar un plan para intentar sacarlo pero creo que él no quiere irse así que sería por nada. De momento no molesta aquí, no causa problemas, así que no hay apuro por idear un plan B - Si fuera Kendrick Duane... ¿Me iría? - pregunto rascándome el mentón con un mano. Odio la guerra, no me gusta que la gente inocente muera en el proceso, pero yo he perdido a mi madre y él ha perdido absolutamente todo ¿No? Creo que tiene más razones para estar más enojado con el mundo que yo.
- Tienes talento, acabas de decírmelo - pienso en voz alta y me dejo caer sobre la cama para mirar el techo. Es una decisión difícil y eso que no soy él realmente, así que puedo comprender el lío en el que se encuentra - Y destruyeron tu hogar así que debes estar enojado - expongo en palabras lo que pensé hace un momento - Así que en tu lugar creo que no me iría... Buscaría la forma de acabar con todo esto, hacer que las personas puedan vivir tranquilas - confieso haciendo fuerza para recargarme sobre mis codos - Pero si quieres irte, darle la espalda a todo... Eso también está bien, nadie tiene la obligación - agrego pues podría considerarlo si estuviera cansado como él debe estarlo - Son muchos factores a considerar - sonrío pues es más complicado de lo que pensé en un primer momento.
Hago una mueca pues tiene razón en eso. Quizás pueda evadir a los dementores con su forma de perro, pero no hay forma de que el olfato de los licántropos lo pase por alto. Hasta me dan ganas de armar un plan para intentar sacarlo pero creo que él no quiere irse así que sería por nada. De momento no molesta aquí, no causa problemas, así que no hay apuro por idear un plan B - Si fuera Kendrick Duane... ¿Me iría? - pregunto rascándome el mentón con un mano. Odio la guerra, no me gusta que la gente inocente muera en el proceso, pero yo he perdido a mi madre y él ha perdido absolutamente todo ¿No? Creo que tiene más razones para estar más enojado con el mundo que yo.
- Tienes talento, acabas de decírmelo - pienso en voz alta y me dejo caer sobre la cama para mirar el techo. Es una decisión difícil y eso que no soy él realmente, así que puedo comprender el lío en el que se encuentra - Y destruyeron tu hogar así que debes estar enojado - expongo en palabras lo que pensé hace un momento - Así que en tu lugar creo que no me iría... Buscaría la forma de acabar con todo esto, hacer que las personas puedan vivir tranquilas - confieso haciendo fuerza para recargarme sobre mis codos - Pero si quieres irte, darle la espalda a todo... Eso también está bien, nadie tiene la obligación - agrego pues podría considerarlo si estuviera cansado como él debe estarlo - Son muchos factores a considerar - sonrío pues es más complicado de lo que pensé en un primer momento.
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Me gustaría que me responda como Simon Lackberg, quizá así podría pensar con los ojos de una persona externa a todo este problema, pero supongo que también puedo usar su punto de vista. La cama rebota por culpa de su peso cuando se deja caer a mi lado, pero es su manera de plantear mis problemas lo que me llama la atención. Simon puede ser pequeño, pero creo que en pocas oraciones ha logrado resumir bastante bien el dilema que llevo conmigo desde hace algunos pocos meses que se han sentido como años — Dar la espalda… — repito esa expresión, más para mí que para él, porque no lo había pensado explícitamente de ese modo. ¿Eso es lo que estoy haciendo? ¿Abandonando a todos mis amigos para cuidar mi culo de manera egoísta? Veo las noticias, sé que las cosas están empeorando y yo soy consciente de que me estoy escondiendo. ¿Podría cambiar algo? ¿Alguien me escucharía?
Vuelvo en mí porque tengo que recordarme que solo tengo dieciséis años y nadie a mi edad podría llegar a cambiar algo así, es fantasioso y estúpido. Esto no es una serie de televisión cargada de adolescentes idealistas a los cuales todo les sale bien, me he rodeado de gente que lo demuestra — Sí, son muchos factores — coincido con voz queda, me hundo en la cama hasta que acabo recostado, poniéndome las manos cruzadas en el pecho para clavar los ojos en el techo — Quizá, algún día las cosas mejoren. No estoy seguro de ser la persona ideal para ayudar a que eso suceda… — tendré el talento, pero temo por la responsabilidad que viene con el apellido. Estúpido poder — Y cuando pase, creo que tú y tu familia se merecen el poder verlo — porque no todo el mundo acepta con los brazos abiertos a un perro humano de la calle, le da un hogar y le cuidan, sin importar de dónde viene. Pequeños gestos como esos pueden cambiar el curso del planeta.
Vuelvo en mí porque tengo que recordarme que solo tengo dieciséis años y nadie a mi edad podría llegar a cambiar algo así, es fantasioso y estúpido. Esto no es una serie de televisión cargada de adolescentes idealistas a los cuales todo les sale bien, me he rodeado de gente que lo demuestra — Sí, son muchos factores — coincido con voz queda, me hundo en la cama hasta que acabo recostado, poniéndome las manos cruzadas en el pecho para clavar los ojos en el techo — Quizá, algún día las cosas mejoren. No estoy seguro de ser la persona ideal para ayudar a que eso suceda… — tendré el talento, pero temo por la responsabilidad que viene con el apellido. Estúpido poder — Y cuando pase, creo que tú y tu familia se merecen el poder verlo — porque no todo el mundo acepta con los brazos abiertos a un perro humano de la calle, le da un hogar y le cuidan, sin importar de dónde viene. Pequeños gestos como esos pueden cambiar el curso del planeta.
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