The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Lëia A. Campbell
Con las manos sujetando los tirantes de su mochila, caminó con tranquilidad intentando evitar ser golpeada por los brujos apresurados que corrían por todos lados.
Durante su lento recorrido por el pasillo principal, observó maravillada los detalles que el nuevo edificio tenía, mas en cuanto sus ojos leyeron las indicaciones para llegar al área de investigación y desarrollo, bajó la mirada hasta sus zapatos escolares y mordió el interior de su mejilla. Aunque no había sido muy cercana a su tía Annie, la echaba de menos y todavía no entendía por qué la habían perdido, ¿Acaso su familia estaba maldita?

Soltó un pesado suspiro y continuó su paseo hasta subir a uno de los elevadores, el cual en cuestión de segundos se llenó por completo.
Cuando el alta voz le indicó que era el piso correcto, precipitadamente tuvo que empujar con los codos a un par de personas para abrirse camino y poder bajar. Sin embargo, cuando ella ya estaba fuera, su mochila repleta de libros no. Tuvo que dar varios tirones con los hombros y resto del cuerpo, hasta conseguir liberarse, claro que al final terminó de rodillas sobre suelo soltando un ligero gemido de dolor.

Avergonzada ante la mirada de algunos aurores, se levantó del piso, limpió el polvo de las palmas de sus manos y se dirigió al despacho de su padre.
No acostumbraba a ingresar sin pedir permiso primero, o mínimo golpear la puerta, pero fue entonces cuando la secretaría le informó que Riri no se encontraba allí, si no en una importante reunión.
Decidida a esperarlo, tomó asiento en un pasillo bastante frío y tétrico, por el cual pasaban los miembros de seguridad que se dirigían a sus distintos puestos.
Se sorprendió cuando uno de ellos cargado de papeles cruzó el corredor trotando, se ve que estaba tan concentrado en sus cosas, que no notó cómo una de las carpetas terminó sobre el suelo.
Leia saltó del banco, tomó la documentación y empezó a perseguirlo. Sólo cuando estuvo lo suficientemente cerca, le gritó. —¡Hey! Se te ha caído esto.— Agitó las hojas en el aire.
Lëia A. Campbell
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Tres al frente y uno atrás|| Matthew IqWaPzg
Invitado
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Habían pasado días del asesinato de Annie Weynart y de que la noticia de la existencia de otro Black, más precisamente el heredero había aparecido, pero estaba claro que otros lo sabían muy bien, no entendía como es que estaba entre las personas a ser intercambiadas, no entendía, el debía estar bajo nuestro poder, y lo teníamos, pero ya no. El último tiempo había sido un desastre y mucha gente había muerto, seguía enojado como el primer día, donde supe que una de las victimas era mi amigo, no creía que el gobierno fuera santo, pero los rebeldes no lo eran ni mucho menos.

Como de costumbre seguía cada información o pista en busca de las personas fugitivas, o al menos las que conocíamos, eso más las misiones de patrulla rutinarias, ya que ahora había aurores más que nunca deambulando por lugares que antes no. Estaba tomando anotaciones cuando volví de una misión más del montón en donde había hecho algunas preguntas a gente común. Me dirigí corriendo hacia mi lugar de trabajo ya que quería hacer comparaciones con otras anotaciones e investigaciones de otros. Continuaba avanzando cuando escuché a alguien llamando, una chica me llamaba agitando papeles, la observé con sorpresa y suspiré.

-Eso no debió pasar. Muchas gracias por prestar más atención que yo. -dije luego de que me acerqué a la chica, parecía ser estudiante, no tenia edad para otra cosa. Por alguna extraña razón parecía haberla visto por otra parte, ¿por la calle quizás? La carpeta no era la más importante, pero me llevaría un mal rato si la perdía, gracias a la chica no pasaría. -Soy Matthew, ¿y tu eres? Me salvaste de que no recibir una reprimenda por perder cosas importantes. Aunque realmente corría por algo más importante, en fin, debo tener mas cuidado. -me presenté y de alguna manera volví a darle las gracias, me sentía avergonzado, se supone que siendo auror debía ser una persona más responsable.
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Lëia A. Campbell
Tuvo que perseguir al auror evitando golpear a quienes iban y venían completamente encerrados en sus asuntos, agitó la carpeta una vez más e incluso intentó silbar, hasta que por fin el hombre se dio cuenta de que le estaba llamando.
La niña se acercó corriendo hasta donde se había detenido, sonrió y acomodó un poco su cabello despeinado antes de presentarse. —Encantada de conocerte Matthew, soy Lëia...¿Quieres que te ayude a cargar eso?— Se ofreció a ayudar en lo que esperaba a su padre, quien probablemente tardaría bastante si se encontraba en una reunión de semejante importancia.

Desde siempre todos se movían apresurados dentro de aquel edificio, de hecho no tenía ningún recuerdo de algún brujo que no se deslizara, como si estuviera a punto de ser alcanzado por un enorme hombre lobo.
La confesión le sacó una pequeña carcajada y no esperó la respuesta del auror, simplemente se estiró sobre sus zapatos escolares y tomó un par de carpetas para aliviar el peso sobre sus brazos. —Te sigo...¿Entonces qué es más importante como para perder papeles en el camino y no notarlo?— Preguntó curiosa.

La verdad era que Lëia tenía toneladas de tareas para hacer, pero con todo lo ocurrido, la pérdida de su tía y luego el juicio televisado, no tenía cerebro para concentrarse. Lo mejor era despejar la cabeza un rato y qué mejor forma que pasear un poco por el trabajo de su padre...Sin que Zoey se enterara, por supuesto.
Lëia A. Campbell
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Tres al frente y uno atrás|| Matthew IqWaPzg
Invitado
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Cada papel que llevaba en mi mano era importante, pero mi mente tenía un filtro, aquella información que tuviera que ver con criminales más peligrosos o pistas clave para realizar un asalto, era más importante que ladrones o personas violentas, entre otros. -¿Ayudarme? ¿Más? -pregunté y sonreí, no es que me importase si lo hiciera, ya había perdido la poca dignidad que tenia frente a la muchacha, ¿o estaba siendo malo conmigo mismo? Reí al verla tomar varias carpetas, si no tenía más nada que hacer podía ayudarme, ¿a quien le molestaría? No era nada super ultra secreto. Y además era estudiante, ¿Cómo hacer pasar a un rebelde como estudiante para que espiara? Imposible.

-Bueno probablemente porque he encontrado nueva información. Y lo demás probablemente ya este escrito en otra parte, ya que son solo copias. Pero sin duda debo cuidarlas mejor, pero mi mente estaba cegada con lo que te cuento, sabes… más que nunca hay que dar prioridad a la información sobre los fugitivos. -intenté explicarme, aunque en verdad si debía tener más cuidado. -Y hablado de no prestar atención, ¿Qué es lo que haces aquí? La última vez una niña quería que le mostrara el departamento de aurores, ¿vienes a eso también? ¿A ver si tu futuro está aquí dentro? -pregunté sin realmente tener idea de que hacía allí, si era por un tramite escolar o algo familiar, o quien sabe.
Anonymous
Lëia A. Campbell
Lëia se sorprendió al obtener de primera una respuesta honesta por parte del auror, era algo peligroso que el hombre estuviese revelando aquellos importantes detalles a cualquier desconocido, sin embargo la niña decidió que le agradaba. Estaba harta de que sus familiares le siguieran ocultando información y por esto mismo ella misma se dedicaría a formar su propia opinión estudiando y observando.
Cargando algunas de las carpetas siguió los pasos de Matt. —¿Hay algo nuevo que no sepan los medios de comunicación?— Preguntó curiosa, recordando un rostro particular en la lista de traidores. Había sido una estúpida y la había engañado con tanta facilidad.

Las preguntas del miembro de seguridad le sacaron una enorme sonrisa, no sabía quién era ella y eso haría las cosas mucho más sencillas. —Exactamente. La mujer de la mesa de entrada me dijo que hablara contigo para un entrenamiento inicial.— Mintió. —Aún no estoy segura de mi elección, entonces quiero probar un poco antes de decidir qué haré en el futuro ¿A ti no te dijeron nada?— Frunció el ceño intentando parecer confundida. Era una excelente actriz y estaba segura de que Jerek la amaría.

Al pasar por una enorme sala donde varios aurores se encontraban entrenando, Lëia detuvo sus pasos y apuntó con la cabeza. —¿Es aquí?— La adrenalina y emoción corrían por sus venas, pero la curiosidad por saber qué decían los papeles de aquellas carpetas, también era grande. —¿O primero empezaremos con el papeleo?
Lëia A. Campbell
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Tres al frente y uno atrás|| Matthew IqWaPzg
Invitado
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Escuché su pregunta y me giré para responderle mientras continuaba caminando. -Los medios de comunicación no tienen que saberlo todo siempre. -respondí con una sonrisa, pero no dije nada más, era una investigación con información clasificada y demás, que supiera detalles podría en peligro su vida, y mi trabajo, o también mi vida claro. Tras largar más de lo que debía la chica comenzó a decir unas cuantas cosas que poco tenían que ver conmigo en realidad, pero la dejaría defenderse en un momento. -¿Perdona? ¿Entrenamiento? -pregunté y reí apenas, la chica ni había terminado sus estudios y pedía un entrenamiento. -No me han dicho nada, ¿tienes algo que lo compruebe? ¿O puedes decirme con quien hablaste? A lo sumo podrías observar, pero si tienes permiso de alguno de mis superiores podría mostrarte alguna que otra cosa. -le dije con normalidad restándole importancia, sabiendo que tenía permiso o mentía.

-Es uno de los lugares de entrenamiento sí. Acompáñame a dejar eso, debo comprobar algo rápido. Y luego… hablamos de los permisos de tu “prueba de entrenamiento”. -le dije dándole permiso que me acompañara ya que estaba ayudando con las carpetas. Ni bien llegar me dirigí a ella, esta vez un poco más serio, ya que iba a revisar información valiosa y mi cerebro comenzaba a trabajar diferente. -Deja las carpetas en esa mesa, dame un minuto. -me dirige hacia unos estantes cerrados en una esquina de la habitación donde con mi varita abrí uno de ellos, retire varios papeles y me puse a compararlos con otro que había traído de afuera, por momento olvidé que la chica estaba ahí mismo, estaba demasiado concentrado, si hacía bien las cosas tendría información para poder atrapar a alguien peligroso.
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Lëia A. Campbell
Obviamente los medios de comunicación no sabían absolutamente todo, pero tampoco era un secreto que la libertad de presa, de expresión e información no era una derecho en NeoPanem. Lëia puso los ojos en blanco durante un par de segundos y continuó caminando junto al auror.
No le molestó el tono de voz, ni las risas, que utilizó cuando ella le lanzó la mentira del entrenamiento, se lo esperaba. —Hablé con la mujer de la entrada, no recuerdo el nombre y si, me dio un papel...Lo tengo en mi mochila, pero como estoy ayudando a cargar importantes documentos que encontré en el suelo...al alcance de cualquiera, no puedo enseñártelo. — Humedeció su labio inferior con la lengua y entonces una traviesa sonrisa se dibujó en su rostro, ¿Era la primera vez que amenazaba a alguien?

La niña levantó el mentón e infló el pecho con orgullo, mientras seguía los pasos del hombre hasta llegar a una bonita oficina. Dejó con cuidado todas las carpetas sobre el escritorio y al bajar la mirada, una etiqueta que marcaba el nombre de un conocido para ella, captó su atención. —De acuerdo, pero luego quiero comenzar mi entrenamiento, no puedo llegar tarde a casa.— Murmuró y peinó un poco su cabello, al tiempo que tomaba asiento sobre la silla giratoria.
Comenzó a dar vueltas fingiendo poco interés en su alrededor, sin embargo cuando por fin quedaron solos y el auror parecía más concentrado en los papeles, Lëia abrió la carpeta, sacó su teléfono y le tomó fotografías a cada una de las hojas.

No tardó más de un minuto y cuando terminó de acomodar todo en su lugar, aclaró la voz nuevamente. —¿Te falta mucho? Es que me aburro.— Otra mentira, el corazón le palpitaba a mil y sólo quería salir de aquella asfixiante habitación.
Lëia A. Campbell
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Tras preguntar si tenía permiso, cosa que supuestamente tenía, la miré y solté una risita al escuchar lo de los documentos. -Eso fue un golpe bajo. Cuando dejes los documentos importantes me muestras tu permiso. -negué con la cabeza riendo apenas, me había contraatacado, pero me lo merecía, sí.

Ni más llegar a la oficina me puse a comparar información de aquello que me estaba quitando el sueño como para no darme cuenta de que ciertos papeles “más o menos” importantes caían al suelo sin darme cuenta. Mucha de la información que había logrado conseguir coincidía, el camino se marcaba en una dirección clara, de estar completamente seguro tendría que avisar a algún superior para ponernos en marcha. -Pues… quizás si me falta mucho. -dije girándome a verla. -Muéstrame ese papel, pero quizás tengamos que dejarlo para otro momento… -dije pensativo esperando que me entregara el permiso, el cual esperaba no tuviera mi nombre, mañana otro compañero podría ayudarla, o ahora mismo.

-O quizás alguien más. No puedo dejar esto ahora. Lo siento. -revoloteé algunos papeles en mi mano para mostrarle que estaba ocupado. -Si te hago esperar, llegarás tarde a casa. A menos que quieras esperar una hora o dos. -añadí esperando ver que haría.
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