Octubre

La convivencia con el nuevo grupo no será sencilla, la familia se ha ampliado pero no estoy segura de si los niños comprenderán cómo funcionamos... Han sido criados en el distrito 14, aislados de todo y con una variedad limitada de ejemplos a seguir, todo lo que conocen es lo que les han enseñado allí y temo que ya están demasiado grandecitos como para inculcarles otras cosas. Para colmo no tenemos personalidades calmas dentro de la red como para que resulte sencilla la adaptación así que esto requerirá de todo mi esfuerzo y paciencia, es algo bueno para mí en realidad pues reunir a la familia es de mis actividades favoritas, justo lo que necesito ahora para no pensar en todo lo demás.

Hay una persona en particular que creo que requiere de un trato especial, sobre todo porque tengo entendido que tenía familiares directos en el grupo y no comprendo por qué no la han llevado con ellos. No quiero pensarlo en realidad, me gusta tener a los niños y quiero que se sientan como en casa pero alguien tiene que decir que los adultos han sido bastante egoístas al dejarlos de lado, en su lugar no los dejaría ni que fuera la cuarta guerra mundial. Pero cada uno a lo suyo, la realidad es que ahora están con nosotros y haremos todo lo posible para que las cosas funcionen.

Moverme por el distrito es algo difícil ahora que mi rostro está pegado en todos los postes así que no me queda más remedio que buscar a Zenda con mi forma de ave por todo el lugar. Llego a los límites, a la antigua presa que solo he usado un par de veces para reunirme con informantes pero allí la encuentro, pequeña y rubia sentada en las ruinas de lo que alguna vez fue una de las estructuras más importantes del distrito.

- Este lugar y el estadio son los mejores sitios para esconderse, para cuando quieras escapar - recomiendo luego de volver a mi forma humana mientras camino en dirección a ella para tomar asiento a su lado - Yo antes corría al 12 pero esa ya no es una opción.

Zenda aún podía recordar las conversaciones que meses atrás tenía con Kendrick, todas respecto a salir del distrito, explorar el mundo y tal vez regresar con regalos para todos. Sin embargo ahora mismo la situación no podía ser peor, no sólo había perdido a sus padres, si no gran parte de la familia y no culpa del bombardeo al 14. O al menos así se sentía.
La mudanza hacia un edificio nuevo y demasiado grande, fue tétrico e incorrecto. Tardó bastante en elegir uno de los dormitorios más pequeños, porque si se recostaba dentro de cuatro paredes demasiados alejadas, la soledad sería intolerable.  
—Estaremos bien, no te preocupes.— Murmuró hacia el gato negro que ronroneaba olfateando el lugar.
Mientras abría su bolsito para sacar las pocas pertenencias que aún cargaba, dejó el arco y el carcaj con flechas colgados en un perchero atornillado a la pared.

No tardó mucho en arreglar todo, sólo tenía dos cambios de ropa, un par de botas y cosas inútiles que sobrevivieron al fuego y al desierto, como por ejemplo, la foto familiar que habían sacado en su cumpleaños número trece, la cual colocó con mucho cuidado sobre la mesita de luz, junto al libro de runas que Seth le había regalado.
Un colchón viejo, una cajonera vacía, El gato y una mesa de adorno...Absolutamente nada más.

Sin ánimos de continuar encerrada, tomó su amplio abrigo con capucha, guardó la varita en el interior del bolsillo y al salir de su "nuevo hogar", intentó concentrarse en mantener los rasgos del rostro ligeramente modificados. No servía de mucho por supuesto, ya que aún no podía controlar su metamorfomagia por demasiado tiempo.
Al llegar a la presa abandonada, juntó una gran pila de rocas, para posteriormente pasar los minutos arrojándolas hacia el río con toda la fuerza que su pequeño cuerpo tenía. Estaba enfadada con todos, pero no volvería a llorar.

Cuando el montón de piedras desapareció en las profundidades del agua en movimiento, Zenda se dejó caer de culo sobre el borde y balanceó las piernas. Todavía seguía algo mareada por todos los cambios ocurridos en tan poco tiempo, si la mayoría decidió mentir respecto a la verdadera identidad de Ken durante tanto tiempo..¿Acaso eran capaces de guardar más de un secreto?
El ruido de un ave volando la sacó de pensamientos e instintivamente sacó la varita para apuntar hacia la mujer que se acercaba a paso lento, mas al reconocerla como la mujer encargada de la red, la devolvió al interior del bolsillo.
Con la mirada pérdida en el agua y el ceño fruncido, escuchó sus palabras sin comprender por qué la había seguido. —Si quisiera escapar, no me encontrarían y ambos son lugares horribles.— Respondió cruzando sus brazos. —El bosque de mi casa es mil veces mejor.

Al ver su varita levanto mis manos para que vea que vengo en son de paz y logro relajar mis hombros una vez que vuelve a guardarla. Sin embargo lo agrio no termina allí pues su respuesta no es del todo amigable, tanto que me hace sonreír de lado pues ésta niña no deja que la pasen por encima ni tampoco creo que necesite unas palmaditas en la espalda diciéndole que todo va a estar bien - No me subestimes, tengo literalmente ojo de halcón - respondo con las cejas en alto. Eso sin contar los poderes de semi-veela que vuelvan cualquier interrogatorio con un hombre a mí favor.

Suspiro pues se refiere al bosque de su casa que ya no existe, nada de lo relacionado con el 14 pues hasta el grupo se ha desintegrado pero no lo digo en voz alta, simplemente frunzo el ceño para poder enfrentarme a la claridad del día sin que haga daño a mis ojos y miro el horizonte imaginando qué puede llegar a haber más allá, quizás un sitio al que tendremos que llamar hogar mañana o un sitio que nunca llegaremos a conocer ya que estaremos encerrados por siempre, mientras nuestras cabezas tengan un precio.

- Concuerdo. Allí aprendí a cazar, a pelear, tuve citas hermosas...- confieso con una sonrisa melancólica pensando en Phineas y las locuras que hacía al principio para poder llamar mi atención, por suerte al final le hice caso y pudimos pasar un tiempo juntos pues de no haberlo hecho me arrepentiría al día de hoy - ¿Pudiste hacer esas tres cosas allí? - pregunto recargándome con las manos apoyadas hacia atrás para poder verla mejor. Es increíble como ha crecido, aunque el rostro sigue siendo el mismo...

No tenía porqué demostrarle a la mujer nada, ni siquiera que tenía razón, pero las ganas de ganar el reto implícito eran enormes. Volteó para observarla con una pequeña sonrisa traviesa y con toda la concentración del mundo, pensó en los entrenamientos que había tenido con Cale y Seth, poco a poco consiguió cambiar sus ojos, la forma de la nariz y los labios, hasta que la bruja sólo podía ver los rasgos de Kendrick.
Aún no podía controlar la metamorfomagia por completo, ni de cerca, así que en cuestión de segundos su rostro volvió a la normalidad junto con un ligero dolor de cabeza.

Sin murmurar palabra alguna, regresó la mirada hacia el río que corría cerca de la antigua presa y continuó balanceando sus piernas sin muchos ánimos.
Todo lo que le decía sonaba extraño, pues no podía recordar el rostro de Kenny paseando por el catorce. —Eso se lo puedes preguntar a Beverly.— Respondió con un leve encogimiento de hombros, ¿Citas? ¿Era en serio? —En el bosque matamos al escuadrón de aurores, Bev incluso convirtió uno en conejo...pero creo que Echo luego lo mató.— Comentó pensativa.

Abrió la boca para contarle acerca de la excursión privada que tuvo allí con Ben, de como Seth pasaba por alto sus escapadas si le llevaba hojas y hierbas medicinales, también de la tarde entera que pasó recolectando madera para que su padre le armara el mejor auto a batería del mundo, incluso quiso explicar cómo el aroma a galletas recién hechas por su madre podía recorrer el distrito entero o acerca de la madrugada que pasó con su mejor amiga Murph entrenando, pero calló apretando los dientes con fuerza hasta sentir el gusto metálico en la lengua.
—Pronto cumpliré catorce, no necesito una niñera, puedes irte.— Gruñó, total...al final todos lo hacen.

Desearía que los que alguna vez fueron niños se hubieran quedado así para siempre, inocentes, jugando con armas de juguete sin saber que en el futuro tendrían que utilizarlas de verdad. Pero no, esos niños son guerreros y tal y como dice Zenda han matado en el pasado ¡A un maldito escuadrón de aurores! - Bueno, ahí me sacas ventaja, eso sí que no lo he hecho - respondo con las cejas en alto - Creo que no habría querido tampoco - sobre todo porque la Kennedy del 14 era más parecida a la Kennedy del Capitolio que a la mujer que soy ahora, era más inocente.

Respiro profundo cuando me hecha de la nada y sonrío pues me recuerda a una personita que por suerte ya ha dejado de ser una adolescente hace muchos años atrás, aunque a veces se sigue comportando como una - ¿Quién te dijo que vine a hacer de niñera? Este es mi distrito, Zenda - bromeo con ella aunque con tono serio. Claro tengo que no necesitan una niñera, pero eso no quiere decir que sea lo mejor para ellos... Tanto para Zenda como para los demás niños - Tienes casi 14 biológicamente pero con todo lo que has vivido eres más vieja que yo - agrego encogiéndome de hombros - Aunque yo he envejecido mucho en el último mes...

La rubia se encogió de hombros restandole importancia a lo que acababa de decir y sin apartar la mirada del agua, sacó la varita para atraer hacia ella un par de piedras. Las acumuló en un montoncito junto a su pierna derecha y guardó las demás cosas dentro de sus bolsillos sanos. —Yo si quería matarlos, no a ese escuadrón, pero si a los que atacaron el distrito. Del se enfadó conmigo cuando disparé contra los dos que estaban en la cabaña, Ken también, pero no me importó.— Y era la verdad.

De un salto se puso en pie y tomando las pequeñas rocas, comenzó a lanzarlas con fuerza hacia el río que pasaba por debajo de la presa. Una por una. Sin prisa.
Zenda no respondió cuando Kennedy habló acerca de que ese era su distrito porque era cierto, la mujer si pertenecía al cinco, ella en cambio no. Sin embargo cuando le comentó que estaba más vieja que ella, frunció el ceño y detuvo los lanzamientos sin comprender del todo lo que quería decir.

Con fuerza presionó la piedra entre sus dedos y cuando estuvo un poco más calmada, continuó con la tarea que venía realizando. —Todo esto es culpa de la rubia estúpida esa, todo.— Gruñó y sin poder controlarlo, todo su cabello comenzó a teñirse de rojo fuego.
Al bajar la mirada hacia Kennedy, la niña respiró y apartó de un manotazo un par de mechones sucios de su rostro. —¿Qué te hicieron allá?

Trago saliva al escuchar su respuesta pues me parece inconcebible que guarde tal deseo de venganza en su interior con tan solo 13 años ¿Qué le daban de comer en el distrito 14? Me he enterado que fumaban ciertas cosas, incluso los niños por lo que tengo entendido, y honestamente no me sorprende sabiendo que los adultos a cargo lo han dejado a la primera oportunidad que han tenido. Me alegra que confíen en nosotros de esa forma pero no deberían, no en el mundo en el que vivimos.

- No estoy enterada de cómo fue la secuencia así que no te sigo - respondo con le ceño fruncido. Atacaron a uno aurores, de acuerdo, pero no sé a qué cabaña se refiere - No hubo tiempo para recopilar todo lo que ha ocurrido en el 14 desde que me fui - agrego mirándola de reojo. Espero que reúna paciencia y me cuente parte por parte porque de otra forma no sé cómo podré entenderla y así ayudarla.

Tampoco sé a quién demonios se refiere con rubia estúpida ya que esa característica cubre al 60% de la población del Neopanem legal, pero no me preocupo mucho en eso ya que me distrae el nuevo color de su cabello. Contengo una sonrisa burlona ya que no es precisamente su color, pero sé como funcionan los metamorfomagos y si ahora está de esa forma es porque los sentimientos negativos se están apoderando de ella.

De tener esos poderes yo misma mi cabello se teñiría por completo de gris al recordar lo que fue mi encierro, pero por suerte mi tristeza no queda tan en evidencia. Solo miro al suelo y tardo unos segundos en responder, no es algo que me guste comentar en voz alta. No creo en el cielo e infierno pero creo que me ayudará a explicar lo ocurrido sin ser explícita - Soledad, hambre, incertidumbre, miedo, verguenza, ira - explico sin apartar los ojos del agua - Hicieron que sienta todo eso. El infierno mismo.

Golpeó los costados de su cuerpo con los brazos y al mismo tiempo soltó un largo suspiro irritado, rodando los ojos hasta ponerlos en blanco. —Cuando los aviones esos llegaron al distrito para arrojar las bombas de fuego, Ben nos llevó hasta los caballos y nos envió hacia el refugio más cercano. Al llegar, habían dos aurores saliendo de allí y a esos también los matamos.— Comentó con simpleza, no quería entrar en detalles porque no era necesario y tampoco pretendía volver a llorar, al recordar todo lo ocurrido en los últimos meses.

Tomando un par de rocas entre las manos, continuó arrojándolas al agua, ¿Acaso hablaba en chino? Un nuevo bufido escapó de sus labios. —La rubia estúpida que se llevó a Ben del distrito, sin ella, mi hermano jamás nos habría abandonado, los aurores no lo habrían capturado en su casa, nunca habría realizado el pacto con Sean y al regresar, Jamie tampoco nos habría descubierto. Sin la tonta esa, mis padres estarían vivos, la mamá de Bev y todos los demás. El atentado no hubiese sido necesario y tú secuestro ni siquiera existiría...¿Ahora lo ves? Todo es culpa de la...— Y ya no tenía otros insultos, tampoco aire en los pulmones como para continuar con el resumen de su explicación, sólo terminó respirando agitada, lanzando las piedras tan lejos como para romper su propio récord.

Sus movimientos se detuvieron cuando Kenny comenzó a responder, sintió un poco de lastima por ella, ni se podía imaginar lo difícil que fue sobrevivir a todo eso.
Zenda no supo qué responder, por lo general quien resultaba ser de buen apoyo emocional era Beverly, no ella. —No debes tener miedo ahora, antes creía que Ben no sentía eso...nunca en la vida, pero me dijo que si lo hace, que uno debe hacerle frente a los temores, porque no se puede ser valiente sin tener miedo.— Cerró los ojos para tratar de recordar el consejo que le había dado aquella vez, luego del incendio durante la tormenta de invierno. —La clave es no dejar que los malos sentimientos te ganen.
Con las piedras en ambas manos, rascó un poco su cuero cabelludo, estaba confundida con lo que estaba diciendo y sentía que no tenía coherencia alguna su intento de apoyo. —Lo que intento decir es...tal vez lo peor ya pasó, ahora debes continuar ¿no?

Se refiere al escape luego del ataque del 14, ahora comprendo un poco mejor así como el que los hayan matado. No hay nada que justifique tal acto de violencia pero si acabas de ver tu hogar destruido y a la gente que amas arder en llamas, sería difícil controlar la ira. Me pregunto qué haría si algo similar me ocurriese... Bueno, me puse a atacar a un auror que lanzó a volar a Moira así que no sé que podría haber hecho si la hubiese matado. No quiero ni pensarlo, duele demasiado y aún no estoy lista para crear dolor hipotético, tengo demasiado con el real.

- Suena a que le estás atribuyendo más poder del que cualquier persona tiene a esa rubia - respondo con las cejas en alto. Comprendo que necesita a alguien a quién culpar y probablemente con lo que voy a decirle ocurran dos cosas, o decida ignorarme por completo y distribuya ese enojo entre algunas personas más, quizás no es lo ideal pero un poco más acertado a la realidad - La vida no es una línea recta, una secuencia de acciones con un solo posible futuro. Cada lugar al que llegamos es consecuencia de las interacciones entre millones de personas, es imposible manejarlo todo - comienzo y eso sirve un poco para mí también - De ser así quizás la culpa es de un hombre en China que decidió no tener a ese hijo que nos salvaría a todos algún día - improviso encogiéndome de hombros - O del perrito que se le escapó a Jamie Niniadis cuando era pequeña y le quitó la única fuente de amor que la mantendría lejos de la locura - sería gracioso de existir tal criatura, la compadecería probablemente - No puedes culpar a una sola persona por todo, puede que tenga parte de la culpa pero, como dije, la vida no es una línea recta y seguro había otros caminos que habrían guiado al mismo sitio, solo que no pudimos verlo.

- Estoy segura de que no fue Ben el primero en decir eso, pero comprendo - respondo con una sonrisa. Estoy siendo valiente ahora, no lo fui en la celda cuando le pedí a Ferdia que termine con mi vida pero lo estoy haciendo ahora, pensando en un nuevo programa, armando un nuevo hogar, cuidando de nueva gente y sobre todo... pensando en seguir viviendo - Por suerte solo tengo positivismo en casa, de la mayoría, no todos, claro - respondo encogiéndome de hombros, puede que ella sea una excepción.

Al quedarse sin piedras para arrojar al agua, Zenda se mantuvo inmóvil escuchando las palabras de la mujer, pero con la mirada perdida en algún punto lejano.
Tenía sentido lo que le estaba diciendo, sin embargo era demasiado orgullosa como para cambiar de opinión con tanta facilidad. Terca, según varios miembros de su familia.
Sin darse cuenta, en un gesto nervioso comenzó a acariciar la pulsera de cuero y dijes de madera que había hecho con sus propias manos, amuleto que ahora sólo compartía con cuatro personas y no seis. —¿Y puedes culparme por ello?— Preguntó presionando los dientes en un intento de calmar su ira.

Dio un par de pasos hacia atrás y estiró la capucha de su abrigo por encima de la cabeza, cubriendo su largo y enredado cabello rojizo. —Tal vez la vida no sea una linea recta, pero es una estupidez que sigamos aquí, escondiéndonos sin hacer nada. Quiero que todos los que estuvieron involucrados en la muerte de mi familia lo paguen.— Gruñó.

Arqueando las cejas, observó a Kenny y negó con la cabeza, mientras que sus manos limpiaban la suciedad en sus mejillas. —Si esperas eso de mi parte, date por vencida ahora mismo.— Sus ojos se humedecieron y sus dedos formaron puños a los costados de su cuerpo. —Perdí todo y mis hermanos me dejaron con un par de idiotas, debería hacer lo mismo que Kendrick.— Y sin esperar una respuesta, salió corriendo a toda velocidad.