OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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— Necesitamos hablar a solas — me apresuro a aclarar, en un tono de voz que impone una orden — ahora — mi visita al loft de la red es breve y concisa. He pasado parte de la noche y la mañana buscando sin cansancio a Kendrick, a pesar de que sé que necesita tiempo para procesar todo lo que ha pasado; eso no quita que exista la posibilidad de que un auror le haya puesto las manos encima. Intento mantenerme positivo frente a esa idea, en especial porque tengo un asunto que atender con Paul Jefferson y tengo bien en claro su urgencia.
En vista de los acontecimientos, uso la capa de invisibilidad para guiarnos hasta un sitio donde nadie va a escucharnos ni molestarnos. El antiguo estadio de Quidditch tiene los recovecos necesarios para que, al despojarnos del manto, nadie pueda vernos ni escucharnos, en especial por el espacio debajo de las gradas que nos rodea de columnas y polvo — Kendrick se ha marchado — anuncio, guardando la capa en el bolsillo extendido — Lo estamos buscando, pero él solamente se fue. Después de lo que ha pasado no voy a pedir que hagan nada por nosotros, pero si saben de algo... — doy por sentado que no les importa si voy a sentirme por siempre agradecido, pero sé que a ellos tampoco les conviene que lo capturen. Quiero decir, Ferdia se sacrificó por el chico, por todos los cielos.
Me cruzo de brazos, tratando de mostrarme imponente a pesar de ser incluso más alto que él. No obstante, mi rostro busca una serenidad que yo no siento — Pero no quería hablarte de esto, sino de Lara Scott — no me voy con rodeos y evalúo su reacción — ¿Qué tanto confías en ella?
En vista de los acontecimientos, uso la capa de invisibilidad para guiarnos hasta un sitio donde nadie va a escucharnos ni molestarnos. El antiguo estadio de Quidditch tiene los recovecos necesarios para que, al despojarnos del manto, nadie pueda vernos ni escucharnos, en especial por el espacio debajo de las gradas que nos rodea de columnas y polvo — Kendrick se ha marchado — anuncio, guardando la capa en el bolsillo extendido — Lo estamos buscando, pero él solamente se fue. Después de lo que ha pasado no voy a pedir que hagan nada por nosotros, pero si saben de algo... — doy por sentado que no les importa si voy a sentirme por siempre agradecido, pero sé que a ellos tampoco les conviene que lo capturen. Quiero decir, Ferdia se sacrificó por el chico, por todos los cielos.
Me cruzo de brazos, tratando de mostrarme imponente a pesar de ser incluso más alto que él. No obstante, mi rostro busca una serenidad que yo no siento — Pero no quería hablarte de esto, sino de Lara Scott — no me voy con rodeos y evalúo su reacción — ¿Qué tanto confías en ella?
Habia dado por hecho de que al estar Kenny de vuelta, sería ella quien trataría con los del catorce por ser quien mejor los conocía y haber vivido en ese distrito un tiempo. No me espero que Franco me busque para una conversación, puesto que no soy el mejor con las primeras impresiones y mis modales no fueron de quien espera tener una amistad a largo plazo. Las relaciones públicas son a cuenta de Kenny, que nació con ese don, y sí, se que es consciente y usa adrede su habilidad de semiveela. Soy más bien quien permanece retirado, exactamente el tipo bajo la capa invisible, aunque no en el sentido literal del que hago uso al ser llevado por el pelirrojo al estadio ruinoso del distrito. Será la hora o los sucesos recientes, pero no veo a los chicos de entre nueve o doce años que acostumbran estar aquí haciendo rodar un balón a lo largo de la abandonada cancha. Desde debajo de las gradas no es que tenga la mejor vista.
-Si sabemos algo del chico por supuesto que te avisaremos- contesto en autómatico, como haría con cualquier otro muchacho extraviado en estos distritos y es que no sería la primera vez, nunca me ha gustado verlos vagar sin rumbo y expuestos al peligro de que esa desorientación los lleve a decisiones irreversibles. Solo un segundo más tarde recuerdo que ese chico es un Black, cuadro mi mandíbula y siento la tensión en mis manos que se cierran en puños para contenerla. Quizá por las razones equivocadas, esta vez quiero colaborar para dar con el chico para asegurarme que esté bajo nuestra vista y el ala de los rebeldes del catorce, que lo han sabido esconder muy bien estos años. Lo último que necesitamos ahora es un retroceso, que un adolescente esté a un escalón de un puesto que siempre se cobra muertes.
Mi reacción es diferente cuando menciona a Lara, no logro hacer la asociación, salvo la referencia que hizo Ivar y me hace recelar de las intenciones que pueda traer. -¿Por qué preguntas por ella? ¿En qué la quieres de infiltrada?- soy directo al buscar una explicación, no se me ocurre otro motivo por el que estemos debatiendo su confianza. -Hace años que no hablo con ella, se lo prometí a su madre. Pero no parece que Ivar haya mantenido la misma distancia, si tomo lo que él dijo, Lara está con nosotros- digo lo que reafirma lo que pudo haber sobreentendido de ese intercambio vago de comentarios. -¿Confiar? No lo sé, confiaba en la chica que conocía. Pero las personas cambian con el tiempo. Sabes de eso.
-Si sabemos algo del chico por supuesto que te avisaremos- contesto en autómatico, como haría con cualquier otro muchacho extraviado en estos distritos y es que no sería la primera vez, nunca me ha gustado verlos vagar sin rumbo y expuestos al peligro de que esa desorientación los lleve a decisiones irreversibles. Solo un segundo más tarde recuerdo que ese chico es un Black, cuadro mi mandíbula y siento la tensión en mis manos que se cierran en puños para contenerla. Quizá por las razones equivocadas, esta vez quiero colaborar para dar con el chico para asegurarme que esté bajo nuestra vista y el ala de los rebeldes del catorce, que lo han sabido esconder muy bien estos años. Lo último que necesitamos ahora es un retroceso, que un adolescente esté a un escalón de un puesto que siempre se cobra muertes.
Mi reacción es diferente cuando menciona a Lara, no logro hacer la asociación, salvo la referencia que hizo Ivar y me hace recelar de las intenciones que pueda traer. -¿Por qué preguntas por ella? ¿En qué la quieres de infiltrada?- soy directo al buscar una explicación, no se me ocurre otro motivo por el que estemos debatiendo su confianza. -Hace años que no hablo con ella, se lo prometí a su madre. Pero no parece que Ivar haya mantenido la misma distancia, si tomo lo que él dijo, Lara está con nosotros- digo lo que reafirma lo que pudo haber sobreentendido de ese intercambio vago de comentarios. -¿Confiar? No lo sé, confiaba en la chica que conocía. Pero las personas cambian con el tiempo. Sabes de eso.
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Un movimiento afirmativo con mi cabeza basta para indicar que le he tomado la palabra. Kendrick puede tener la sangre que sea, los Black pueden haber sido una de las tantas familias poderosas que me han jodido la vida, pero no dejaré que un chico pague por errores que él no ha cometido ni que muera de hambre. Al fin y al cabo, lo he visto crecer y siempre ha estado bajo nuestro cuidado, en la versión de la mejor familia que hemos podido darle. Quizá no era mucho, pero el catorce era nuestro hogar y pudimos ser libres en él por más de quince años. Sé que ninguno volverá a tocar ese cielo con las manos.
Su sorpresa no se me contagia, sé que debe parecer que estoy sacando cartas de la nada y me limito a escucharlo con gesto paciente, dejando que dé sus explicaciones. Veo dónde está su error o, al menos, el hueco que me faltaba cubrir; él mismo lo dice, las personas cambian con el tiempo — No la quiero de infiltrada. Quiero verla — por el tono de mi voz, creo que queda implícito que no estoy hablando de una conversación amable — Lara Scott trabaja para Hans Powell y estaba tras los pasos de Kendrick. Powell mismo se lo dijo en una de sus torturas en prisión — al menos, eso se canta solo si consideramos lo del anillo y que parece que la mujer trató de convencerlo de que vaya con ella, además de mencionarle a Coco. No me gusta juzgar a las personas o sacar suposiciones apresuradas, pero aquí todo está más claro que el agua — Kendrick puede ser muchas cosas, pero no es un mentiroso. Y yo he conocido a una Lara vagando por el norte hace un tiempo. ¿Morena, menuda? — no parecía una mala persona, pero creo que soy el mejor ejemplo de que las apariencias pueden engañar.
Su sorpresa no se me contagia, sé que debe parecer que estoy sacando cartas de la nada y me limito a escucharlo con gesto paciente, dejando que dé sus explicaciones. Veo dónde está su error o, al menos, el hueco que me faltaba cubrir; él mismo lo dice, las personas cambian con el tiempo — No la quiero de infiltrada. Quiero verla — por el tono de mi voz, creo que queda implícito que no estoy hablando de una conversación amable — Lara Scott trabaja para Hans Powell y estaba tras los pasos de Kendrick. Powell mismo se lo dijo en una de sus torturas en prisión — al menos, eso se canta solo si consideramos lo del anillo y que parece que la mujer trató de convencerlo de que vaya con ella, además de mencionarle a Coco. No me gusta juzgar a las personas o sacar suposiciones apresuradas, pero aquí todo está más claro que el agua — Kendrick puede ser muchas cosas, pero no es un mentiroso. Y yo he conocido a una Lara vagando por el norte hace un tiempo. ¿Morena, menuda? — no parecía una mala persona, pero creo que soy el mejor ejemplo de que las apariencias pueden engañar.
—Si me lo dices, supongo que es porque esperas que sea quien haga posible ese encuentro…— señalo eso que queda más que evidente, —¿puedo preguntar para qué?—. Si bien es una pregunta, supongo que también queda claro que no moveré ni un dedo para teclear un mensaje a Lara si no me dice para qué es. No le haré mover su culo del distrito seis solo porque a un tipo del catorce se le ocurrió que quiere verla, ¿qué carajos? Me cruzo de brazos, esperando la explicación que sé que me merezco para poder continuar con esta conversación. No es lo que me esperaba, siento el golpe en la boca de mi estómago y mis facciones tiemblan al no poder ocultar lo decepcionado que me siento de ella al saber que trabaja para uno de los ministros de los Niniadis, en un giro de destino que nunca hubiera creído posible en cualquiera de los hijos que dejamos atrás cuando el gobierno cambió.
—Kendrick no es un mentiroso. ¿Qué hay del ministro?— inquiero, porque años en mi oficio me han demostrado que vale más ser escéptico de las verdades que confiar en la honestidad de una fuente que no tiene razón de mentir —¿Y qué esperas conseguir de una charla con ella?—. Actúo a la defensiva, creo que todo en mi postura lo demuestra, y no es porque esté defendiendo a Lara, si es cierto lo que dice de ella no tengo por qué hacerlo. Si soy honesto, a mí también me gustaría comprobar la veracidad de este rumor, más por una cuestión personal que por otra cosa. Podría preguntárselo a Ivar, que si ha conversado con ella… detesto pensar que tenga la bajeza de llevar y traer información. —Siempre ha sido morena y menuda desde que tiene diez años— que fue cuando dejó de crecer y la alarmó ver que los otros niños la ganaban en centímetros, porque entonces había dejado de verse tan intimidante. Tengo recuerdos de ella en esa etapa, si empiezo a escasear en memorias del pasado, hasta el apellido Franco se me hace familiar. Pero tampoco puedo juzgar al sujeto que tengo en frente por personas de otro tiempo que conocí.
—Kendrick no es un mentiroso. ¿Qué hay del ministro?— inquiero, porque años en mi oficio me han demostrado que vale más ser escéptico de las verdades que confiar en la honestidad de una fuente que no tiene razón de mentir —¿Y qué esperas conseguir de una charla con ella?—. Actúo a la defensiva, creo que todo en mi postura lo demuestra, y no es porque esté defendiendo a Lara, si es cierto lo que dice de ella no tengo por qué hacerlo. Si soy honesto, a mí también me gustaría comprobar la veracidad de este rumor, más por una cuestión personal que por otra cosa. Podría preguntárselo a Ivar, que si ha conversado con ella… detesto pensar que tenga la bajeza de llevar y traer información. —Siempre ha sido morena y menuda desde que tiene diez años— que fue cuando dejó de crecer y la alarmó ver que los otros niños la ganaban en centímetros, porque entonces había dejado de verse tan intimidante. Tengo recuerdos de ella en esa etapa, si empiezo a escasear en memorias del pasado, hasta el apellido Franco se me hace familiar. Pero tampoco puedo juzgar al sujeto que tengo en frente por personas de otro tiempo que conocí.
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Es obvio que el “para qué” no era lo que esperaba, no soy la persona más intuitiva del mundo pero tampoco estoy ciego. Incluso así, no cambio mi postura y el recelo que puede mostrar es algo que puedo refutar con rapidez — Kendrick le vendió un anillo hace semanas y ella trató de… ¿Llevarlo con un tío ficticio? No lo sé, no dio muchos detalles — no hace falta aclarar que fue todo en medio de un griterío por no haberle sido honestos con respecto a su familia, no quiero boquear sobre ese detalle — Powell le entregó el mismo anillo en una linda sesión de tortura y le dijo que Scott trabaja para él. No confío en los ministros, pero no puede ser todo una coincidencia… ¿No? — al menos que el sujeto haya tenido ganas y tiempo para inventarse una historia que coincida con ambos puntos, pero eso no quiere decir que ha conseguido ese anillo de alguna manera. Y si Scott es amiga o empleada de Powell, se torna una amenaza, así de simple.
— La verdad, así de simple. Es lo único que necesito — contesto sin muchas vueltas — Si tu amiga es un perro faldero del ministerio, significa que ni nosotros ni ustedes pueden confiar en ella. Es bueno saber con quiénes podemos contar. Una palabra o un paso en falso… — no sé con quienes se comunican o no, pero me parece bien que al menos estén al tanto. Puede haber miles de Laras morenas y menudas que anden vagando por el norte, pero algo me dice que no me estoy equivocando en esto. Intento no verme tan molesto y me obligo a respirar profundamente como si se tratase de una clase de yoga, aunque eso me ayuda a descontracturar un poco la postura — Si es cierto que Lara Scott estuvo pasando información al ministerio, es un riesgo para los míos y también los tuyos. No me equivoco de que ninguno quiere eso… ¿No?
— La verdad, así de simple. Es lo único que necesito — contesto sin muchas vueltas — Si tu amiga es un perro faldero del ministerio, significa que ni nosotros ni ustedes pueden confiar en ella. Es bueno saber con quiénes podemos contar. Una palabra o un paso en falso… — no sé con quienes se comunican o no, pero me parece bien que al menos estén al tanto. Puede haber miles de Laras morenas y menudas que anden vagando por el norte, pero algo me dice que no me estoy equivocando en esto. Intento no verme tan molesto y me obligo a respirar profundamente como si se tratase de una clase de yoga, aunque eso me ayuda a descontracturar un poco la postura — Si es cierto que Lara Scott estuvo pasando información al ministerio, es un riesgo para los míos y también los tuyos. No me equivoco de que ninguno quiere eso… ¿No?
Si el relato es así de breve como lo cuenta Franco, lo que hizo Lara fue querer atraer al chico Black a quienes lo tienen como amenaza y sabemos qué hacen con éstas. Froto mi frente por la frustración que me causa que ella esté merodeando por estos distritos trabajando en silencio para la gente de Niniadis y que esté viéndole la cara a Ivar, en quien confío que no habrá abierto su boca más de la cuenta, años en esto lo han llevado a ser tan precavido que se ha montado un teatro con su familia. Pero si Lara sabía que el chico era un Black, se lo hubiera dicho a Ivar de tener su lealtad bien definida, de ser honesto. Trato de fijar su cara en mi mente para entender esto y creo ser quien menos información tiene al respecto. La pienso como una peonza que no para de girar, a la que tengo que detener con un golpe de mi palma para saber dónde está ubicada y cómo dice Franco, sí es de confianza.
—Basta con romper todo contacto con ella, con evitarla, si decidimos creer en la palabra de Powell y asumir que no es de nuestra confianza— digo, como si eso fuera lo más práctico que nos queda por hacer. Descartar a una persona por una sospecha, pero en estos territorios nadie ha sabido moverse clasificando a la gente en amigos y enemigos, a veces esas definiciones no son tan claras. Porque… —Si la traemos, dejemos que ella nos cuente su versión de la historia y veamos si es que no tiene algo más para contarnos— propongo. Sea por su ausencia o por resistencia a responder preguntas, tendremos la confirmación de que trabaja para esa gente. Cabe la posibilidad, sin embargo, de que esta sospecha nos abra la puerta a algo más si ella está imitando los primeros pasos de Ivar como una persona de dos caras. —Aún si es cierto lo que dijo Powell, no le diré a Ivar que la traiga para que la acusemos sin derecho a que se explique. Porque si es verdad, nos conviene lo que pueda decirnos a cuentagotas también y después decidamos qué hacer con ella— concluyo. Dejo mis manos calmas a los lados de mi cadera, al tomar una resolución suelo recobrar la serenidad sobre aquellas cosas que están molestando. —Si eso es todo... tengo una última pregunta— le digo.
—Basta con romper todo contacto con ella, con evitarla, si decidimos creer en la palabra de Powell y asumir que no es de nuestra confianza— digo, como si eso fuera lo más práctico que nos queda por hacer. Descartar a una persona por una sospecha, pero en estos territorios nadie ha sabido moverse clasificando a la gente en amigos y enemigos, a veces esas definiciones no son tan claras. Porque… —Si la traemos, dejemos que ella nos cuente su versión de la historia y veamos si es que no tiene algo más para contarnos— propongo. Sea por su ausencia o por resistencia a responder preguntas, tendremos la confirmación de que trabaja para esa gente. Cabe la posibilidad, sin embargo, de que esta sospecha nos abra la puerta a algo más si ella está imitando los primeros pasos de Ivar como una persona de dos caras. —Aún si es cierto lo que dijo Powell, no le diré a Ivar que la traiga para que la acusemos sin derecho a que se explique. Porque si es verdad, nos conviene lo que pueda decirnos a cuentagotas también y después decidamos qué hacer con ella— concluyo. Dejo mis manos calmas a los lados de mi cadera, al tomar una resolución suelo recobrar la serenidad sobre aquellas cosas que están molestando. —Si eso es todo... tengo una última pregunta— le digo.
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Quiero suponer que Jeff tiene sus motivos para actuar de esta manera y confío en que sean útiles. Le concedo que, durante todos los años en los cuales yo viví en el exilio y lejos de todo peligro, él ha estado sobreviviendo dentro del país y burlando al gobierno con el suficiente éxito como para estar de pie delante de mí — Como quieras. Solo necesito la confirmación de si es una amenaza para nosotros, aunque debo advertirte que no dejaré que se salga con la suya si ha estado buscando dañarnos — intento que suene más a una advertencia que una amenaza hecha y derecha, pero sé que estoy fallando en mi cometido. Ya no tengo la paciencia de antes con los que buscan joderme la vida, los años de malas experiencias ayudaron a que se agote — Solo prométeme que buscarás hablar con ella lo antes posible. Con todo lo que ha pasado, no solo estarán tras Kendrick, sino también tras nosotros. No hicimos más que confirmarles que estamos todos juntos, es como regalarles un dos por uno — estamos demasiado expuestos, más de lo que he vivido en todo este tiempo. No me gusta para nada.
Eso es todo, sí, creo; asiento con la cabeza y me dispongo a tantear en busca de la capa de invisibilidad, pero no la saco — ¿Qué pregunta? — se lo concedo, no seremos del mismo grupo y puede que no sea lo que los dos hubiésemos querido, pero estamos jugando en el mismo equipo. Ellos nos han ayudado, yo haré que los míos hagan lo mismo — Por cierto, supongo que lo habrán deducido, pero por el momento prefiero que nosotros nos quedemos en el departamento de Arya. Evitaremos más molestias a la red y si no estamos todos encerrados en un mismo sitio, habrá menos posibilidades de que nos apresen a todos. Ya sabes… si necesitas algo — me encojo de hombros — El número 14 de la calle 55 siempre estará disponible.
Eso es todo, sí, creo; asiento con la cabeza y me dispongo a tantear en busca de la capa de invisibilidad, pero no la saco — ¿Qué pregunta? — se lo concedo, no seremos del mismo grupo y puede que no sea lo que los dos hubiésemos querido, pero estamos jugando en el mismo equipo. Ellos nos han ayudado, yo haré que los míos hagan lo mismo — Por cierto, supongo que lo habrán deducido, pero por el momento prefiero que nosotros nos quedemos en el departamento de Arya. Evitaremos más molestias a la red y si no estamos todos encerrados en un mismo sitio, habrá menos posibilidades de que nos apresen a todos. Ya sabes… si necesitas algo — me encojo de hombros — El número 14 de la calle 55 siempre estará disponible.
—Mandaré un mensaje a Ivar cuando vuelva al loft— contesto, lo tengo que hacer desde una de las computadoras que tenemos en el lugar con los mensajes cifrados con los que nos comunicamos en estos años, y mi amigo encontrará la manera de traerla al distrito cinco, no creo que haga falta mayores excusas salvo que ella se rehúse, claro. En esta ocasión, a diferencia de la anterior, no quiero que mi hijo esté involucrado y entren en contacto, si podemos resolverlo entre nosotros, mejor. Dudo en preguntar si alguien más del catorce lo acompañará en esa reunión, porque si juzgo la reacción violenta que tuvieron cuando Weynart se negó a entregar a Ken, no quiero pensar aún como responderán cuando tengan delante a alguien que trató de engañarlo y llevárselo. Habla bien de ellos la manera el que cuiden así a sus chicos, aunque no descarto que el hecho de que sea un Black lo haga valioso incluso entre los suyos. La verdad es que el tono de Franco no acaba por convencerme y quiero rascar un poco más por debajo de la superficie. —¿Tenías familia en el distrito seis, verdad?— esa es la pregunta que hago cuando me cede el permiso.
—Teníamos un taller mecánico en ese distrito con mi padre y mi primo Lawrence. Tengo memoria de los Franco, uno de los niños jugaba con Lara cuando eran dos pulgas manchadas de grasa de motor…— aguardo a ver si hay algún tipo de reconocimiento en sus ojos que me diga que estoy en lo cierto con esa asociación, agradezco a mi memoria que guarda detalles menores que siempre vienen bien para cuando toca hacer un repaso para entender por qué una cosa llevó a otra, y en este caso al menos, para arañar algo más por debajo de la actitud del hombre. Y por mi bendita memoria es que levanto mi palma para detenerlo. —No lo dig…— demasiado tarde. Suspiro hondamente al registrar en mi mente esos números tan fáciles de recordar. —Si ustedes necesitan ayuda siempre pueden venir al loft. Hubiese preferido que no me digas donde están, aunque supuse que era el mismo sitio donde tenían los rehenes. Tendré que decírselo a Kenny y después pedirle que me lance un obliviate—. Me encojo de hombros. Teniendo en cuenta las personas con las que me cruzo todos los días y nunca sé cuándo volveré a tener un encontronazo con aurores, soy la peor persona para depositar una información así. Por supuesto que trabajo en investigar tantas cosas, pero el instinto siempre me advierte cuáles son las mejores en no saber. —Te avisaré si hay alguna novedad— me despido, ahorrándome de decirle cuál será el modo.
—Teníamos un taller mecánico en ese distrito con mi padre y mi primo Lawrence. Tengo memoria de los Franco, uno de los niños jugaba con Lara cuando eran dos pulgas manchadas de grasa de motor…— aguardo a ver si hay algún tipo de reconocimiento en sus ojos que me diga que estoy en lo cierto con esa asociación, agradezco a mi memoria que guarda detalles menores que siempre vienen bien para cuando toca hacer un repaso para entender por qué una cosa llevó a otra, y en este caso al menos, para arañar algo más por debajo de la actitud del hombre. Y por mi bendita memoria es que levanto mi palma para detenerlo. —No lo dig…— demasiado tarde. Suspiro hondamente al registrar en mi mente esos números tan fáciles de recordar. —Si ustedes necesitan ayuda siempre pueden venir al loft. Hubiese preferido que no me digas donde están, aunque supuse que era el mismo sitio donde tenían los rehenes. Tendré que decírselo a Kenny y después pedirle que me lance un obliviate—. Me encojo de hombros. Teniendo en cuenta las personas con las que me cruzo todos los días y nunca sé cuándo volveré a tener un encontronazo con aurores, soy la peor persona para depositar una información así. Por supuesto que trabajo en investigar tantas cosas, pero el instinto siempre me advierte cuáles son las mejores en no saber. —Te avisaré si hay alguna novedad— me despido, ahorrándome de decirle cuál será el modo.
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De entre todas las preguntas que podría hacerme, no me esperaba una de la índole familiar. Se me desarma la expresión y, cuando se explica, tiene un poco más de sentido, aunque también me cachetea el recuerdo de algo que me suena bastante. Estamos hablando de viejos veranos, esos que irónicamente me llevaban lejos de las playas del cuatro para visitar a mi familia y desarmar el taller de mi abuelo Louis Franco, en especial para quitarle sus marionetas, esas que realizaba con manos ágiles. Irónicamente, siguió haciéndolas en sus tiempos en el catorce y muchos niños, en especial el chico que ahora mismo debe tener un enorme precio por su cabeza, las adoraban. La consternación me obliga a abrir y cerrar los labios, hasta que asiento muy lentamente con la cabeza — Mis padres nacieron en el seis y se casaron allí antes de mudarse al cuatro. Ya sabes, romances jóvenes y apasionados — me burlo del término que solía utilizar mi padre, aunque me produce una punzada de dolor el recordarlo con algo tan simple como aquello — Había una niña… pero no recuerdo su nombre. Me enojaba que me quite las herramientas más brillantes y una vez me quitó la pieza más importante para mi autito. No pude terminarlo — son tonterías de niños, ahora no tiene sentido. Creo que a mi melliza, Melanie, le caía mejor que a mí. Aún así, achino mis ojos en un intento de comprender a dónde quiere llegar con esto — ¿Quieres que me enoje menos porque Lara Scott puede haber jugado conmigo cuando éramos niños? — por la ironía de mi voz, creo que queda en claro que no va a tener ese efecto.
Hablo antes de que pueda callarme y lo miro como si estuviera siendo un dramático porque, como dice, nuestra ubicación es un poco obvia. No sé por cuánto tiempo estaremos aquí, a decir verdad. Mi idea siempre fue el salir disparado a Europa en cuanto solucionemos las cosas, pero en vista de las circunstancias, marcharnos sería nuestra última opción. Kendrick puede estar enojado con nosotros, pero no cruzaré el charco como un cobarde mientras el gobierno lo persigue y Seth continúa bajo las garras de la psicópata de su madre — Si crees que es lo más seguro… — le cedo la confianza en su criterio y tiro de la capa para sacarla de una vez por todas. La coloco sobre mis hombros, haciendo que mi cuerpo desaparezca pero no la cabeza, para poder echarle un último vistazo — La estaré esperando. Dile a Mimi que venga a verme, necesito encontrar el modo de comunicarnos sin la necesidad de arriesgar nuestros pellejos en la calle — no tengo idea de si sabe que la chica es mi prima, pero creo que ya hemos tenido muchos detalles íntimos por hoy. Hay cosas más urgentes por las cuales preocuparse.
Hablo antes de que pueda callarme y lo miro como si estuviera siendo un dramático porque, como dice, nuestra ubicación es un poco obvia. No sé por cuánto tiempo estaremos aquí, a decir verdad. Mi idea siempre fue el salir disparado a Europa en cuanto solucionemos las cosas, pero en vista de las circunstancias, marcharnos sería nuestra última opción. Kendrick puede estar enojado con nosotros, pero no cruzaré el charco como un cobarde mientras el gobierno lo persigue y Seth continúa bajo las garras de la psicópata de su madre — Si crees que es lo más seguro… — le cedo la confianza en su criterio y tiro de la capa para sacarla de una vez por todas. La coloco sobre mis hombros, haciendo que mi cuerpo desaparezca pero no la cabeza, para poder echarle un último vistazo — La estaré esperando. Dile a Mimi que venga a verme, necesito encontrar el modo de comunicarnos sin la necesidad de arriesgar nuestros pellejos en la calle — no tengo idea de si sabe que la chica es mi prima, pero creo que ya hemos tenido muchos detalles íntimos por hoy. Hay cosas más urgentes por las cuales preocuparse.
— Sé de esos— contesto a la broma que hace de sus padres, — Son comunes en el distrito, así fue como tuve a mi hijo—. No necesite más que un par de meses para tomar la decisión de formar una familia con Sloane, tal vez era demasiado joven, en alguna ocasión tuve mis dudas al respecto, y fue cuando ella murió también siendo tan joven, que no volví a lamentar que algunas cosas sucedieran a prisa. Puede que sucedieron en el tiempo que tenía que ser, no suelo ser tan crédulo de confiarme en el azar y creer que todo ocurre por una razón mística, sin embargo, cuando puedo saco ventaja de esto por mínima que sea. — Tal vez es lo que pretendo— bromeo, con una mueca que se parece un poco a una sonrisa, si Kenny me estuviera viendo en este momento lo sabría, diría que estoy sonriendo por dentro. Pero la situación no se presta al humor, estamos poniendo en duda la lealtad de quien es mi familia al final de cuentas y si la acusación es cierta no creo que anécdotas de la infancia la salven del castigo.
Por perturbador que sea estar hablando con una cabeza suelta en el aire, mantengo el contacto visual y asiento con mi mentón cuando pide que sea Mimi quien vaya a verlos, además de ella no se me ocurre nadie más aparte de Ileana. En lo posible, trataré de que Moira no se los cruce, nada bueno puede salir de eso. — Supongo que nos veremos pronto— digo, a la espera que su cuerpo entera se desvanezca y me giro para encontrar mi propia salida en el estadio abandonado. Salgo de las columnas para ir a la escalera que asciende por las tribunas, y aunque me gustaría quedarme un rato para aprovechar el silencio del lugar, tengo en mente el mensaje que le enviaré a Ivar para que pueda leerlo antes de esta noche siquiera, así tendrá el margen de unos días para comprobar por su lado si es cierto lo que dicen los rumores entre los del catorce y convencerla de venir. No esperaba pedirle que viniera tan pronto, pero lo que sucedió viene bien como una prueba para saber si realmente cuento con ella.
Por perturbador que sea estar hablando con una cabeza suelta en el aire, mantengo el contacto visual y asiento con mi mentón cuando pide que sea Mimi quien vaya a verlos, además de ella no se me ocurre nadie más aparte de Ileana. En lo posible, trataré de que Moira no se los cruce, nada bueno puede salir de eso. — Supongo que nos veremos pronto— digo, a la espera que su cuerpo entera se desvanezca y me giro para encontrar mi propia salida en el estadio abandonado. Salgo de las columnas para ir a la escalera que asciende por las tribunas, y aunque me gustaría quedarme un rato para aprovechar el silencio del lugar, tengo en mente el mensaje que le enviaré a Ivar para que pueda leerlo antes de esta noche siquiera, así tendrá el margen de unos días para comprobar por su lado si es cierto lo que dicen los rumores entre los del catorce y convencerla de venir. No esperaba pedirle que viniera tan pronto, pero lo que sucedió viene bien como una prueba para saber si realmente cuento con ella.
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