Septiembre '68

Ni bien siento el suelo debajo de las plantas de mis pies descalzos, suelto a Jefferson y Moira y me dejo caer sin decir una palabra. Estoy aquí, volví a casa y nadie ha muerto más que una funcionaria del otro lado. Quizás las cosas no fueron perfectas pero en cuanto a mí el resultado es mucho mejor que el pronóstico que tenía mientras estaba encerrada. Debería preocuparme porque el pobre Kendrick ahora tendrá a todo el gobierno cazando su cabeza, porque las dos personas a mi lado  ahora también son enemigos del estado pero el tacto de la alfombra es suficiente para hacer que olvide todo eso al menos por unos minutos... Mañana pensaré en esto, hoy solo quiero celebrar que estamos vivos y juntos luego de todo lo ocurrido.

Me tomo unos segundos que parecen eternos y levanto la vista para examinar el loft. Es lindo verlo libre de gente luego de tanto tiempo, sé que las cosas no volverán a ser como eran antes de que llegaran los del 14 pero la imagen me deja revivir esos días y me tiro de lleno en la fantasía. Tiempos en donde solo éramos un equipo de periodistas sin título haciendo su trabajo, con la única meta de conseguir la verdad y comunicársela al mundo. En un punto todo se desvirtuó y sé que la culpa es mía, debo pedir perdón a todos pero no sé ni por dónde comenzar.

Cierro los ojos y me siento sobre mis talones respirando un aire libre de tensión, libre de miedo y con un terrible olor a quién sabe qué que desprende uno de los muebles en el centro de la habitación - Me voy unos días y ya han derramado algo sobre el sofá - murmuro abriendo los ojos para dirigirlos hacia Moira. Quizás estoy juzgando mal pero estoy un 80% segura de que ha sido ella - Creí que no saldríamos - confieso luego a los dos presentes y me pongo de pie para dar el abrazo que tuve que contener en la mina.

Ni bien rodeo a Jeff mi cuerpo comienza a temblar y respiro profundo para contener el llanto, no es tiempo ni lugar para eso ¿Cuándo lo será? Temo que de seguir reprimiendo las cosas no terminarán bien para mi - Mimi, Ileana, Dave... ¿Están aquí? - pregunto lo más alto que puedo, tampoco es que tengan muchos sitios para esconderse, tal vez están en las habitaciones del departamento de arriba. Los niños... Los niños del 14 también deberían estar aquí ¿Qué hay con ellos?

"¡Movilicorpus!" Eso fue lo último que escuchó dentro de la mina donde estaban a punto de morir aplastados. Por suerte su madrina fue veloz y en un abrir y cerrar de ojos, cayeron sobre la fea alfombra de la sala.
Ahogó un quejido de dolor culpa del golpe que se había dando cuando el auror la atacó con un depulso y gateó por el suelo hasta alcanzar el viejo sofá manchado con queso cheddar. Sí, ella lo había dejado caer sobre la tela cuando el festival comenzó a explotar en vivo.
Al tomar asiento, decidió estirar las piernas y recostarse sobre los tres almohadones, no estaba para nada cansada, pero si enojada. Si no había visto mal, los sobrevivientes del catorce recuperaron a los suyos, en cambio Ferdia y Raven seguían capturados por el gobierno y ahora no había rehén para intercambiar. Chau, el culo de NeoPanem iba a morir antes de que pudiera darle una probadita.

Se cruzó de brazos, cerró los ojos y decidió quedarse callada por primera vez en la vida, porque si comenzaba a hablar, terminaría sacando por la ventana todas las pertenencias de los usurpadores de espacio, ¡Habían disparado sin siquiera temblar, por el amor al dios Thor!
—Tal vez hubiese sido lo mejor.— Respondió a las palabras de su madrina, pues era seguro que la seguridad y los desfiles de aurores aumentarían por el norte, el gobierno ahora conocía su rostro y para finalizar, había alejado a su verdadero padre. No podían estar en una mejor situación.

Recuperado el aliento se puso de pie algo mareada, pero sin realizar gesto alguno, subió las escaleras hasta estrellar la puerta de su dormitorio al cerrarla.
Si había una reunión de la red luego regresaría, primero tenía otras cosas importantes que hacer, como quitarse el horrible mameluco y el carbón de la cara.

Golpeó a Mimi con un cojín cuando volvió a quejarse por no haber ido junto a los demás para  traer a Kenny junto a ellos. Obviamente la pelirroja también quería que regresara y le hubiera gustado estar allí, pero era una estupidez teniendo en cuenta que se quedarían con sus caras y ella, a diferencia de otros miembros de la Red, estaba incluso matriculada en una especialización y era raro el día que no entraba en el Ministerio a chismosear todo lo que podía. —Van a regresar todos bien— pronunció lanzándoselo y dejándose caer de espaldas sobre la cama. Cerró los ojos unos instantes, extendiendo los brazos hacia los lados y girándose hacia ella, doblando las rodillas y balanceándolas en el aire. Estiró el brazo para picarle con un dedo cuando un golpe seco llamó su atención, haciendo que volviera el rostro en dirección a la puerta de la habitación. ¿Dave estaba haciendo karate? ¿Escalada? ¿Tratando de cocinar algo y quemando la cocina?

Se levantó, arrastrando los pies hasta la puerta, y asomándose al exterior justo cuando alcanzó a escuchar la tenue voz de Kenny en la planta baja. —Mimi— llamó saliendo del interior de la habitación sin, siquiera, esperarla antes de comenzar a bajar las escaleras de dos en dos hasta llegar al comedor del loft donde se encontró con Jeff, Moira sentada en el sofá y Kenny. Acortó las distancias hasta abrazarla con cuidado cuando hubo estado lo suficientemente cerca de ella. Se sentía bien. Quizás no llevaba demasiado tiempo junto a ellos, pero Kenny se había comportado más como una madre de lo que había hecho la biológica.

Su cuerpo se giró en dirección a Moira en el mismo momento en el que deshizo el abrazo con el que rodeó a Kenny, arqueando ambas cejas y tomando un trapo de manos de encima de un mueble, el cual no sabía ni si estaba limpio o cuánto tiempo llevaba allí, y se lo lanzó a la cara antes de que se levantara y se marchara escaleras arriba. —Toma, parece que se te ha movido el rimel— apostilló, observándola marcharse y volviéndose en dirección a los demás, poniendo los ojos en blanco. ¿Mejor que estuvieran muertos? Quería estar en los acontecimientos importantes pero luego se quejaba. —¿Cómo ha salido todo? ¿Están todos bien? ¿Cómo estás?— acribilló con preguntas a ambos, alternando la mirada entre uno y otro.

Caemos en el loft, o así lo siento, porque mis pies chocan con el suelo al desvanecerse el escenario violento de la mina, devolviéndonos al entorno familiar de este viejo edificio que se volvió una casa a la que siempre poder volver para escondernos de los peligros que están fuera. No por mí, sino para quienes están conmigo. Noto la mano de Kenny entrelazada a la mía, de alguna manera también acabé por sujetar el codo de Moira reteniéndola cerca, el contacto con ambas se rompe al aparecernos en el refugio de la Red. Coloco mis manos a los lados de mi cabeza, subiendo desde mi nuca hasta mi coronilla, giro sobre mis pies expulsando todo el aire que llevaba conteniendo en mis pulmones en un largo y necesitado suspiro. Cierro mis párpados fuertemente por un minuto antes de enfrentarme a la mirada a Kenny ahora que estamos donde podremos hablar por fin, no sé si estoy listo para ver en sus ojos lo que tiene para decirme, si es que mi enojo se impondrá a su remordimiento o si es que lo siente.

Adrede ignoro su comentario sobre el sillón, es lo último que puede importarme. Es lo que dice y la contestación de su ahijada lo que se lleva mi atención. — Moira…— murmuro llamándola cuando se retira, sin poder descifrar del todo su semblante o la intención detrás de esas palabras, he dejado de intentar entenderla así como al resto de los chicos, para solo dejarlos de ser. En esa fracción de segundo entre que ella se va y escucho a las otras chicas bajar, el abrazo de Kenny me envuelve y cierro por costumbre mis manos a su espalda, con una de estas acaricio su cabello oscuro, mi mentón acomodado en el hueco de su garganta para sentirla otra vez cerca de mí y a salvo. —Maldita sea, Wang…— susurro, conteniéndome para que mi rabia no vaya más allá de mi tono y mucho más afectado de saber que cayó en la prisión que hemos rehuido por décadas, y odio los pensamientos que me embargan, la abrazo como si quisiera protegerla de todo eso, aunque llegue un poco tarde para ello.

Me cuesta apartarme cuando la voz de Ileana nos asalta en preguntas, como puedo le contesto: —No salió nada bien, fue como ir a una trampa, habíamos muchas cosas que no sabíamos… Annie Weynart se negó a entregar a uno de los chicos del 14, resulta que es hijo de Orion Black, así que una de las chicas le disparó…— explico vagamente, mi mano limpiando las arrugas de mi frente. Al tratar de unir las ideas es que puedo pasarlas en limpio, la identidad de ese chico del 14 fue una sorpresa y una verdad que tendremos que poner en discusión. Creo que todos sabemos lo trascendental que es para hacer tambalear el gobierno de los Nniadis que nos expulsó, el que se conozco que hay un chico Black. Pero no está en mis ideas volver a bajar la cabeza ante un Black tampoco. —Ellos se llevaron a sus ministros, pero se quedaron con algunos de sus rehenes. Ferdia… está con ellos— suspiro.

Sé que debo parecer un león enjaulado y que no es justo para Lea el tener que soportarme en este estado, ¡pero vamos! Fueron días de rogarles que me dejaran ir. Pero con Jeff insistiendo que no quería arriesgarnos y con las cosas todavía no del todo bien con mi primo, no había demasiado para ayudar a mi caso. O eso pensaba hasta que descurbrí que Moira había logrado escabullirse con ellos. ¡No era justo! En la ocasión anterior había accedido a quedarme, porque para manejar las cosas de manera remota necesitaba concentración, pero en este caso no había nada que pudiera hacer desde aquí, y estaba volviéndome loca quedarme sin hacer nada.

Atrapo el almohadón con facilidad, y se lo quito de las manos para poder estrujarlo y de esa manera tener algo que hacer. No era suficiente. Lo aviento contra la cama, y acto seguido me dejo caer boca abajo, cara contra el colchón, y lanzando el suspiro más lastimoso que era capaz de invocar. ¿Cuánto había pasado ya? ¿Una hora? ¿dos? Apenas siento el movimiento del colchón levantándose al no tener un peso extra, y solo gruño un “¿qué?” cuando Lea me llama. Giro la cabeza en su dirección cuando no tengo respuesta, pero solo escucho sus pasos apresurados bajando por la escalera. No entiendo qué demonios le pasa hasta que las voces llegan a través de la puerta entreabierta, y creo que prácticamente me levanto con un resorte que me impulsa de un mismo movimiento hasta la sala, porque no me acuerdo ni de haber puesto un pie en los escalones.

La única razón por la que no me he lanzado sobre Kenny ni bien aparece en mi campo de visión, es porque está abrazada a Jeff y no hay forma alguna en la que fuese a interrumpir eso. Pero sí me llena de alivio el verla relativamente bien, pese a que se nota que está más flaca de lo normal y con unas ojeras tan hundidas que debían llegarle hasta el hueso. - Para la próxima, sigo prefiriendo lo de los espías y los rayos lasers. - Trato de bromear con lo primero que me viene a la mente, y paso la vista por la habitación. Quiero preguntar por Ferdia, pero Lea me gana de mano y Jeff ya está respondiendo más de lo que podía esperar. ¿Ferdia seguía con ellos? ¿Y qué es eso de un niño Black? - ¿Qué? ¿Qué rayos pasó para que ellos obtuvieran lo que querían y a nosotros nos siga faltando uno? - No quiero atacarlos ni bien llegaban, mucho menos luego de que hubiesen recuperado a Kenny, pero… confiaba en que volverían ambos. ¿Cómo… cómo jugaríamos sin cartas en nuestra mano?

Vacío lo que me quedó de la comida chamuscada en un improvisado plato para el gato callejero que a veces viene a la terraza del loft, hace semanas que no lo veo y mientras lo veo revolver con su hocico los resto en la búsqueda de algo comestible, me fijo que no apoya su pata izquierda en el suelo. Palpo su piel con mis dedos y recibo como respuesta un maullido furioso, si no se aparta es porque agradece el alimento, solo por eso me perdona el toque invasivo. Estoy pensando en si puedo llevarlo conmigo al seis para hacerlo ver, si es que vale la pena cuando entre las criaturas de la calle en los distritos del norte, una renguera es el menor de los males. El gato negro mueve sus orejas, aparta sus ojos del plato para posarlos en la nada, como si percibiera algo. Si yo afino mis oídos también puedo escuchar las voces, apenas se oyen desde la terraza, creo que es cosa de mi mente. Como estoy a la expectativa de que Jeff regrese del encuentro secreto del que esperaba traer a Kenny de regreso, dejo al animal con su triste comida y en minutos estoy bajando las escaleras.

—Kenny— mi voz suena ahogada de la emoción cuando la veo en medio de la sala, camino para darle el abrazo que necesito más que ella, para saber que es real, que ha vuelto con nosotros. Esta mujer es quien me recibió en su casa cuando necesité escapar de la mía y el mundo me pareció demasiado grande, cuando necesité vagar para encontrarme y algunos días se tornaron grises porque no hallaba el sentido que tanto buscaba. Y es en lo que dura el abrazo, que también siento un poco el resentimiento de haberme apartado para que no participara del atentado en el festival, porque con una mano en el corazón, creo que la hubiera seguido a ella y a Ferdia. Desde detrás de las pantallas cuando veía las filmaciones de esa noche, lo dudé. Tal vez ella no estuvo tan equivocada al hacerme a un lado, puede que me falló el carácter y cuando escucho que Ferdia no regresó, siento que hacer nada también es una manera de hacer las cosas mal.

- Lo siento... - mumuro refugiándome en su hombro. Quizás algún día llegue a perdonarme por lo ocurrido, está aquí conmigo, dándome el gusto de tener su abrazo pero probablemente no sea tan sencillo. Quiero explicarle, pero primero debo hablar con Mimi, encontrarle sentido a los pensamientos que cruzaban por mi cabeza al momento en que decidí que volar el ministerio y poner un monntónn de vidas inocentes en peligro era una buena idea. En realidad no es un misterio tan grande, lo necesitaba para poner calma al fuego, solo espero que no sea demasiado tarde para apagarlo o al menos dejarlo como una mínima columna de humo, listo para ser prendido de ser necesario, pero de momento en calma, latente hasta el próximo caos, que espero que no sea pronto.

Moira se retira y no digo nada al respecto, con los años he aprendido a darle su espacio y la comprendo pues a veces yo también necesito el mío... No es el caso, necesito a mi familia ahora y espero que ella también nos deje ser su soporte de necesitarlo más tarde. Pero su salida no es el fin de la reunión pues Ileana, Mimi y Dave llegan para sacarme una sonrisa por el simple hecho de existir, sumado al abrazo del chico - Por mucho que ame los lásers creo que lo máximo que aceptaré de momento es un juego de twister - respondo a la broma de Mimi apartándome de Jeff por fin. Intento recuperar la compostura, sonar entera pese a que ya no lo estoy.

Agradezco que Jeff haga un resumen bastante concreto de lo ocurrido pues no tengo ánimos de revivirlo en voz alta. Aun así la última revelación me sorprende pues creí que Ferdia había escapado... ¿De verdad entre todo el caos justo él no pudo escapar? Aprieto los labios y camino lejos del grupo para contener la cantidad de barbaridades que quiero largar - Me cago en todo - murmuro lo más bajo que puedo - No hicimos más que perder en todo esto - dejo salir apretando los puños. Quizás los del 14 no consiguieron a Seth pero al menos no perdieron a nadie ¿Nosotros? Perdimos a Ferdia y en mi caso, la fé en mi misma - Tenemos que hacer un programa... explicando... ¿Los niños? - comienzo a pensar en voz alta y me desvío al recordar a todos los muchachos que deben estar dando vueltas por el loft.

Una vez encerrada en su preciosa habitación, se deshizo del asqueroso mameluco y botas, para luego quitar los restos de carbón de su piel. Estaba algo mareada y el estomago aún le dolía por el golpe que le había propinado la rubia, pero ya se le iba a pasar.
Se dejó caer sobre la cama boca abajo, aplastando su rostro contra la almohada y con los brazos estirados hacia los costados. Aguantó la respiración hasta que sus pulmones le rogaron un poco de oxigeno y sólo entonces se removió hasta observar el techo adornado con diminutas estrellas brillantes.

El recuerdo le sacó una gran sonrisa, había sido idea de Nenny pegarlas allí cuando la muerte de su madre le regresó un viejo miedo a la oscuridad. Con los rayos del sol se recargaban y luego por la noche, iluminaba lo justo y necesario. Eso le había explicado mientras juntas se turnaban para trepar sobre la silla y así llenar el espacio vacío.
Había extrañado demasiado a su madrina y por lo poco que pudo ver, los aurores no la habían tratado muy bien y eso la destruía...porque no había hecho absolutamente nada.

Con la promesa de hablar con ella en privado y así poder abrazarla sin que todos los miembros de la red estuvieran encima, se levantó del colchón y se vistió con unos shorts de jeans rasgados demasiados ajustados, un top blanco sin mangas con la estampa de una famosa banda en el centro y terminó el look con unas preciosas botas cortas de tacón alto.
Bendita sea la fugitiva Niniadis que a cambio de entretenimiento, resultaba ser muy generosa.

Bajó las escaleras con una canción española sonando en su mente y se lanzó sobre el sofá, justo para escuchar a su madrina hablar de un programa especial. —¿Explicando? Tenemos que armar una transmisión para contar que el heredero al trono está vivito, incluso podríamos decir que los bombardeos al catorce fueron porque el gobierno quiso eliminarlo y...tengo hambre, ¿desayunamos?

Había estado de los nervios intentando distraer a Jared mientras el grupo se había ido a intentar a rescatar Kenny y los demás. La tarea estaba haciéndose muy difícil porque cada vez que creía haber desviado la atención de Jared, este regresaba al tema, haciendo preguntas que no tenía ni la menor idea de como contestar. Había estado enferma la mayor parte del tiempo, lidiando con un catarro, escalosfríos y fiebre, que podría haber explotado una guerra mundial justo en mi habitación y ni siquiera lo habría notado, así que no podía responder las preguntas de éste, hiciera lo que hiciera, e intentara acusarme de todo lo que se le ocurría. — ¡no, Jared! no te estoy tratando como a un niño, ¡eres un niño! — le grité, pero lo odié un montón. Hacía mucho tiempo que mi paciencia estaba para la mierda.

Llevé mis manos a su rostro y me disculpé con él casi al instante. — Lo siento, estoy algo estresada y no me lo pones fácil. ¿Vamos a jugar, sí? cuando me entere de todo lo que quiere saber, te lo contaré — le prometí, de una forma vacía; había una parte de mi que ni aún con toda la información en la palma de la mano, la querría.

Al final pude dormirle, lo cual fue toda una proeza para lo inquieto que estaba. Sentada en la cama junto a él me quedé recostada incluso más de lo habitual. Solía dejarlo solo cuando los dedos de su mano deshacían su agarre de los míos, pero eso había pasado hacía varios minutos. Jared era el único de los chicos a los que había prometido cuidar cuya mano todavía podía coger; el resto se habían ido metiendo en una guerra que yo no entendía ni quería. Cada noche lloraba en la cama añorando un sitio al que ya no podía volver, y fingiendo que podía seguir dando pasos hacia adelante como si nada pasara. Todos lo habían hecho ¿por qué yo no? ¿por qué yo parecía dar círculos en el mismo lugar una y otra vez?

La estruendosa llegada de varias personas me sobresaltó, pude detener el impulso a tiempo para evitar despertar a Jared. Me levanté con cuidado y salí al exterior de la habitación, reconociendo la voz de Kenny antes de que casi me atropellara Moira al entrar en su habitación. — ¡Esa puerta! ¡Jared duerme! — le reclamé, pero dudé que me escuchara. No importaba. ¿Era Kenny en serio? ¿Era ella de verdad? el resto de voces se mezclaron con mis propios pensamientos y no las oí realmente, por lo que no me enteré de que el plan no había salido todo lo bien que esperaban.

Cuando vi a Kennedy en el suelo junto a Paul, no pude evitar que el corazón se me sobresaltara del pecho, un pensamiento oscuro apareció antes de que divisara su rostro y el alivio recorriera cada fibra de mi ser. — ¿Estas bien? — habría corrido a abrazarla pero me pareció tan débil que me dio miedo hacerle daño. Después de verla a ella, eché un vistazo alrededor buscando a los demás, mientras ellos se ensartaban en un nuevo tema. ¿Heredero? ¿se quedaron un rehén? — ¿Que chico? — ¿Dijo del 14? — ¿Que chico se negaron a entregar? — a pesar de que intentaba mantener la calma, mi tono de voz delataba el nudo en la garganta que se me había hecho de repente.

Coloco mis manos sobre los hombros de Kenny cuando le escucho maldecir por lo bajo, comprendo su angustia por esto que se siente como una situación en la que perdimos, no digo nada porque mis comentarios serían egoístas. Muchos de los que estábamos en esa mina éramos adultos que sabíamos lo que hacíamos, Moira incluida, porque tiene edad para entenderlo. El único muchacho era el hijo de Black, me consuela pensar que el resto de los chicos estaban aquí en el loft, que puedo volver y ver a cada uno de ellos con la tranquilidad de que no han sido lastimados, que están a salvo. Ferdia… creo que sabía bien lo que hacía y en lo que se metía, no lo conozco como Kenny, pero somos adultos que elegimos por qué causas luchar y arriesgar nuestras vidas, esa es una apuesta que en algún momento de la vida debemos asumir.  

—No—. Mi voz se escucha fuerte y rotunda en el loft, Kenny está más acostumbrada que el resto porque lleva casi veinte años escuchándome oponiéndome a todo, a someter cada iniciativa a una primera negativa y tomar decisiones solo después de prevenir todos los daños posibles. Si no fuera por el carácter de ella, quizás nunca hubiéramos pasado de una transmisión piloto por mi culpa. Pero estoy obligado también en esta ocasión a apuntar por qué no creo que sea buena idea hablar del chico en un programa, lo reafirmo al posar mi mirada en Delilah que acaba de bajar de la planta donde siguen descansando otros refugiados. Una cosa sería hablar abiertamente de la identidad del heredero de los Black con los miembros de la Red, pero esta chica creció con él en el distrito catorce y contarle la verdad requiere de un tacto que no sé si lo tengo. Busco la mirada de Kenny para que sea ella quien lo haga, porque no sé la gente del catorce, pero esta información que entre los de la Red la compartiremos, así funcionamos.

—No es más que un chico, así que protegerlo es lo principal. No se revelará su nombre, ni se dará descripción física de él. Nada que lo haga identificable, si es que quieren difundir el rumor de que hay un heredero Black para incordiar al gobierno de Niniadis— digo, exponiendo mi punto. —Si es que quieren hacerlo, si es que creen que servirá de algo. Creo que es una información que a la larga se debe conocer, todos en Neopanem deben saber que hay un Black. Sobre lo demás… ¿qué diremos?— me cruzo de brazos y es a Kenny a quien miro, —Tenemos que armar una explicación que no nos deje como los terroristas que el gobierno dice que somos. Esperemos unos días para poder repasar todo lo que ocurrió y pensarlo bien, no haremos una transmisión en el calor del momento— propongo, es una sugerencia pese a que suena como una orden, sé que si mi colega dice lo contrario, apretaré los dientes pero haré caso. Recorro con mis ojos cada rostro en esta sala, al final lanzo un suspiro al volver a ella. —Necesitas descansar, Kennedy—. Todos lo necesitan.

Concuerdo con Moira en que la gente de Neopanem debe saber que hay un heredero Black vivo, quizás no eran el mejor gobierno del mundo pero conozco a Kendrick lo suficiente para saber que haría un mejor trabajo que cualquiera de los mandatarios actuales de tener la oportunidad. Pero tampoco podemos decirle eso, no podemos pedirle que sea el rostro de una revolución para luego hacerse cargo de un país destrozado siendo solo un adolescente. Sería egoísta de nuestra parte pero no se me ocurre plan mejor. Claro que tendría sus falencias pues es un niño y no tiene ni idea de cómo funcionan ciertas cosas pero habría gente ayudándolo, gente de confianza. Pero por ahora no es más que un plan desesperado que es muy poco probable que se lleve a cabo.

El "No" rotundo de Jeff corta cualquier aire de reunión. Estoy acostumbrada así que solo respiro profundo y espero la explicación que de seguro vendrá, pero antes llega Lilah a quien respondo con un asentimiento de cabeza y la mejor sonrisa que soy capaz de dibujar. Es extraño verla tan grande... Aunque los rasgos siguen siendo los mismos - En el intercambio de rehenes las personas del ministerio develaron que Kendrick es el hijo de Orión Black - respondo a la chica con el tono más suave que tengo. Me acerco a ella para darle algo de apoyo pues asumo que será algo difícil de tomar a no ser que ya lo sepa pues algunos del 14 demostraron estar al tanto - Benedict y Ava lo confirmaron - agrego por decir dos nombres - Pero Kendrick está bien, logró escapar así que de momento está a salvo - mañana no lo sé pues de seguro tendrá más de un escuadrón de aurores detrás de él.

Jeff comienza su explicación y concuerdo en que no deberíamos decir el nombre de Ken ni su descripción, a no ser que él lo quiera pero antes debemos hablar con él para saberlo. Será difícil pues es noticia nueva para él y seguro le llevará un tiempo procesarla - Neopanem necesita saber que hay una alternativa, que hay esperanza - comento mirando el suelo y lo siguiente me da como una puñalada al corazón - Pero sí lo soy - se me escapa más rápido de lo que hubiese querido. "Sí lo somos" pienso mirando a Mimi que no se encuentra muy lejos.

Suelto a Delilah y camino rumbo al sofá para recargarme sobre el respaldo, sí que necesito descansar pero antes hay que dejar unas cuantas cosas en claro - El objetivo era destruir cualquier armamento que podría haber sido usado en nuestra contra y crear una distracción para rescatar a Seth Niniadis... En los laboratorios había químicos de los cuales no sabíamos y magnificó el efecto al punto de tirar el edificio abajo - improviso pero tengo que morderme la lengua para no llorar - Claro que eso sería mentir, jugar con la información y romper la única regla bajo la cual se creó la red: Siempre contar la verdad.

¿Perder? Sabía lo que significaba perder, pero esto no había estado ni cerca de ser eso. Nos habían aplastado, simple y llanamente, sin siquiera devolvernos todas las piezas del juego. ¿Cómo se suponía?... Y la idea de hacer un programa, ¿ahora?. No. Entiendo nuestra meta, nuestro trabajo, nuestro compromiso con la sociedad pero… Moira no ayuda porque me hace sentir totalmente perdida, y con más razón me enoja el no haber ido a ayudarlos. - Estoy siendo lo más educada que puedo cuando pregunto ¿de qué mierda están hablando? ¿Heredero? ¿Están fumados o qué? - ¿De dónde habían sacado ese disparate, y qué tenía que ver eso con nada.

No me quedo mucho tiempo con la incógnita, porque como siempre, Kenny y Jeff explican todo de la mejor forma que saben, y me dejan en ese limbo en el que comprendo lo que dicen, pero no termino de armar los conceptos en mi cabeza. -No. - Me importa poco que quieran dar esperanza a la gente o no, la decisión de todo lo que se emita debería ser de Kendrick si es su identidad la que estaba en juego, y aún así… - Para empezar, no somos terroristas. No buscábamos atentar contra nadie, no queríamos que muriera toda esa gente e infundir terror. Queríamos ganar seguridad y todo se fue a la mierda en el proceso, pero me niego a decir que tú, Ferdia o yo somos terroristas. - Me había castigado lo suficiente durante la primer semana luego de la festividad de Nimué, pero había logrado comprender, que sea como sea no pudimos haber previsto lo que sucedió. Había sido un accidente, una tragedia. Pero jamás un acto premeditado para infundir el terror y ganar poder. ¿Verdad?

- Si quieren pedir una especie de perdón, explicar lo que ha pasado esa noche, lo que te ha sucedido en estas últimas dos semanas. No tengo problema. - Me parecía hasta coherente incluso, y si no habíamos emitido un programa antes, era porque no podíamos jugarnos su libertad. Ahora, al parecer eso no había importado, así que si íbamos a hacer las cosas, esperaba que las hiciéramos bien. Pero no pueden decir que hay un heredero Black, y acto seguido tildarnos de terroristas. Todo lo que hicimos, fue porque lo creímos correcto.. En ningún momento fue para seguir a alguien que ni sabíamos que existía y, cuyo apellido, tampoco representa un faro de luz en la oscuridad. Lo lamento, pero… - No completo la frase, me muerdo el labio con impaciencia y dejo que se me escape un suspiro.- Tal vez esté pensando demasiado en caliente, pero es demasiado. No. - Y así de rápido como he llegado, pego media vuelta y me regreso escaleras arriba a mi cuarto. No entiendo del todo lo que ha transcurrido en estos minutos. Ni siquiera entiendo lo que pasa por mi mente en estos momentos. Sólo sé que Ferdia ha quedado en sus garras, y que no dejo de sentirme como una inútil que no ha hecho más que sentarse detrás de un monitor.

—No, Kenny. No lo eres— mi voz suena tan fuerte, que creo que retumba en las paredes del loft, en contraste con su tono tan bajo en reconocerse como una terrorista. Me doy la vuelta para quedar de espalda a la mujer con la que trabajé veinte años como para saber que no pondría bombas en un festival de civiles con la intención de hacerles daño en revancha a un gobierno que nos parece nefasto, y para no gritarle, tengo que cubrir mi rostro con las manos, ahogar un grito y que sea la voz de Mimi la que llegue a nosotros, imponiéndose. Esa también es otra cuestión.  Ferdia es un adulto, sabía lo que hacía, tenía convicciones fuertes. Kenny también lo es como para hacerse cargo de las consecuencias de sus decisiones, pero no para creer que es la peor de todas en un presente convulsionado, en el que todos atacan a ojos ciegos. Mimi no lo es, no la expondré a que se responsabilice de nada. — No es mentir, no hay que armar una historia que sea un engaño. Se trata de contar la verdad, la nuestra, hay una explicación de por qué se hizo lo que se hizo, y lo que se hizo fue dar un golpe al corazón del poder ministerial. Fueron los rebeldes cansados de la opresión de Niniadis. Y el chico Black y la negativa al ministerio a devolverlo, es la prueba de un poder que se tambalea, que ve en un chico una amenaza. Cuando la amenaza somos todos, la gente que está cansada de vivir como marginados y perseguidos—. Esa es mi verdad, si mi mejor amiga puede tratar de entenderlo.

»Pero no nos autodenominaremos como terroristas,— me incluyo, estamos todos en esto, somos enemigos del gobierno y lo tenemos asumido. —No usaremos el nombre que nos han dado— niego rotundamente, no es la verdad, no importa lo que Kenny diga. Nosotros sabemos quiénes somos. —Ni por ti, Kenny. Ni por Ferdia. Y mucho menos, para ti, Mimi— me estoy sulfurando y lo siento, a punto de rayar en un tono autoritario. Nadie usará el micrófono de la radio para exponer a una chica a ese juicio social, prefiero apagarlo a que se diga que Mimi tuvo algo que ver, porque estos chicos están bajo nuestro cuidado. —Todo es muy reciente, necesitamos tiempo para pensarlo, aunque sean unas horas. Acabamos de salir con vida de una mina que se derrumbaba y descubrir que hay un Black vivo… No quiero escuchar esbozos de noticias en caliente, no cuando se pone mucho en juego—. No voy a repetirle a Kenny que se vaya a dormir, pero por la mirada que le largo sabe que esta discusión se acabó sin una resolución, porque no puede tomar una decisión sin mí y lo que hago es irme de la sala.

Repetí la pregunta en voz baja, cada vez más, hasta que se hizo del todo inaudible. No sé cuantos segundos pasaron antes de que Kennedy finalmente me la respondiera, pero mi mirada estaba sobre ella y la atravesaba por completo. Era como no estarla viendo en absoluto. ¿Kendrick hijo de quién? ¿Orion Black? ¿ESE Orion Black? ¿MI KENDRICK UN BLACK? Kendrick no puede ser un black, ¡Kendrick no es un black! La sola idea me estaba haciendo desfallecer y si no fuera por la mano de Kenny sobre mi hombro estoy segura de que me habría desecho en pedazos allí mismo.

La voz de los demás empezó a amortiguarse, como si ni siquiera estuvieran en la misma habitación donde yo estaba. — Ken no puede ser un black — con la voz baja que utilicé, dudé que alguien me oyera en realidad. Tardé en reconectar a la conversación y repetí la misma frase de nuevo, pero aún con menos voz. Todos lo creían fervientemente. Creían que era cierto. ¡Mentían! ¿Cómo no se daban cuenta?


A esas alturas ya estaba llorando. — ¡No! — grité, interrumpiendo las conversaciones de repente. — KENDRICK NO ES UN BLACK. ¡NO PUEDE SER UN BLACK! ¿CÓMO VA A SER UNO DE ELLOS? ¡ES KEN! Ava y Ben están mintiendo. ¡Siempre lo hacen! — Es cierto que jamás habían sabido de donde venían sus padres, pero Delilah tampoco lo sabía; era demasiado pequeña cuando Vennet y Sebastian le hablaban de Anderson y Kathleen que ahora no eran más que recuerdos en el fondo de su cerebro, que además nunca habían tenido rostro. Pero no tener padres en el 14 parecía algo normal... eso no podía estar pasando.

Me llevé las manos a la cara de pura desesperación mientras mis propias palabras se invalidaban por si solas. Recordaba que Echo siempre había sido receloso con Ken y después del desastre de escapada en aquella estúpida barca en la que casi nos matamos, Echo me había hecho prometer que sería la voz de la razón si eso paraba otra vez. Entonces, yo solo estaba molesta porque él no entendía ¡que sí que había sido la voz de la razón solo que Ken me ignoró! pero ahora que sabía aquello, entendía todas esas veces en las que dijo que Ken estaba más a salvo en el 14... que los sueños de Ken de ir a Neopanem solo podían ser eso, sueños... ¿como no le exigía que debían ser solo sueño si iban a matarlo por la sangre que corría por sus venas en cuanto viniera a este sitio?

No supo quien, pero alguien la levantó del suelo. No dijo nada, ni tampoco se resistió, solo se dejó llevar. Tenía mucho que asimilar y necesitaba tiempo.

Sabía que hoy era el día en que iban a recuperar a los nuestros, tenían que recuperarlos ya que no nos dejaron ir a los menores.

Los nervios me estaban carcomiendo y lo unico que logro calmarme fue salir al patio a seguir trabajando con mis plantas, al menos les volvia a cantar aunque no tan fuerte como solía hacer en el 14 cuando sabía que nadie peligroso escuchaba. Perdí la noción del tiempo entre que revisaba hoja por hoja y raíz por raíz, cuando terminé mi melodía y me llegaron otras voces y me di cuenta que ya había vuelto.

Casi que me desgarró el vestido, que había hecho la noche anterior para recibir a Ken, en mi apuro por ponerme de pié y correr hacía la entrada del departamento. Igual no hubiera importado porque él no estaba allí, también faltaban Alice, Amber, Ava, Ben y Derian. No digo que no me alegre de saber que Kenny estaba bien siendo que nos había recibido en su hogar con los brazos abiertos, pero ¿dondé estaba mi familia?

Kenny dijo que Ken estaba a salvo, pero eso no me dejo tranquila porque no podía verlo y ponerme a prestar atención a lo que estaban diciendo no ayudo a mi humor tampoco, que Ken fuera lo más similar a un principe que me iba a encontrar en la realidad era uno de mis sueños y que esta gente estuviera debatiendo si tenían el derecho a echarlo a los leones o no era ruin. Al menos Mimi dijo algo sensato, yo sabía que tenía buen gusto.

- ¡Nadie va a usar a Kendrick como estandarte de nada! - interrumpí con una entrada digna de novela y entonces Delilah tuvo un ataque y opaco un poco mi luz, la perdonaba solo por ser mi amiga y preocuparse por mi prometido - Sobretodo cuando él no esta aqui para opinar - continue porque los grandes actores no pierden el hilo aunque su audiencia sean de 4 personas, una medio muerta y otra en estado catatónico - Pueden hablar de ustedes y las responsabilidades que compartimos de lo que paso en el acto de Nimué, tal vez no sabía de las bombas pero peleé contra un juez y ayude a secuestrar un ministro por lo que también entro como criminal, pero Ken se queda afuera del tema porque esto es de él hasta que decida que hacer con ello.


Me hizo bien decir lo que pensaba, aunque eso no quitaba una nueva preocupación, ¿Cómo estaría Ken después de enterarse de su apellido biológico? ¿Qué pasaría ahora? ¿Dónde diablos estaba? y no menos importante, ¿Ahora estaba en doble peligro por ser la prometida del heredero Black?

Al no recibir una respuesta, se levantó del sofá e ignoró por completo la conversación entre su madrina y Jeff, mientras se dirigía hacia la cocina.
Encendió la hornalla y acomodó sobre ella la tetera repleta con agua potable, para luego cortar un par de trozos de pan duro que todavía servía para hacer tostadas.
Un suave tarareo acompañó su trabajo de voltear tostadas con la ayuda de un tenedor y cuando el silbido de la pava le advirtió que estaba lista, apagó el fuego, se sirvió una gran taza de té, acomodó el pan tostado en un plato y llevó todo hasta la mesa, para posteriormente buscar el frasco de mermelada que quedaba. Durazno, rico.

Balanceando las piernas revolvió la infusión para mezclar el azúcar, untó la jalea sobre el pan y comenzó a desayunar, escuchando los gritos en aumento desde la otra sala.
Cerró los ojos, respiró profundo y contó hasta diez para no saltar y echar a patadas a todos los desconocidos que seguían usurpando lugar. Calma Moira, calma.

Una nueva mordida a la tostada y las carcajadas de cerdito escaparon de su boca. Movió la cabeza negando un par de veces y terminó lamiendo el dulce acumulado en las comisuras de sus labios.
Brincó fuera de la silla y abrazando su taza pintada de rosa con ambas manos, se apoyó contra el borde de la puerta. —¿Ahora esto es una decisión grupal?— Preguntó arqueando las cejas, dando sorbo ruidoso más. —Porque si mal no recuerdo...ah no, cierto que jamás preguntaron mi opinión respecto a las bombas...— Sacó el labio inferior hacia afuera haciendo un puchero y entonces sonrió. —La locutora soy yo y con el permiso de Kenny y Jeff, me basta y me sobra para hablar y decir lo que se me de la gana, no tendré en cuenta la opinión de ninguno de ustedes porque poco me importa. Que tengan buen día y ya dejen de gritar.— Y con una leve inclinación de torso, regresó a buscar sus tostadas.

Tengo ganas de lanzarle un cojín a Jeff por siquiera sugerir que Mimi será culpada por esto. No, no lo será ni tampoco Ferdia pues le hemos fallado al no poder rescatarlo de su encierro. Ahora tendrá que enfrentar las consecuencias de nuestros actos y quién sabe cual será el veredicto de los jueces ¿Por qué no pudo salvarse como los demás? ¿Por qué yo sí y él no? - De acuerdo, pero tenemos que dejar de usar la palabra terroristas ahora mismo - respondo al final con el tono más firme que tengo, ahora mismo uno muy pobre.

La reacción de Delilah es de esperar teniendo en cuenta la información que acabamos de darle, intento consolarla como puedo pero de verdad no tenemos tiempo para esos dramas ahora, no quiero ser insensible con las niñas pero hay mucho más en juego que cómo se sienten al respecto de que su amigo tenga otro nombre. Beverly también tiene su opinión y cierro los ojos pues claramente no usaremos a Kendrick como estandarte de nada ¡Es un niño! Aun está descubriendo lo que es la vida... Pero quizás sí su idea, es algo que tenemos que pensar tranquilos.

- Gracias, Moira - comento cuando da su opinión al respecto pues sé que decir algo más solo empeoraría las cosas - El nombre de Kendrick está a salvo, no queremos poner un blanco sobre su espalda - aseguro a las chicas y luego de eso hago una señal a Dave para que se lleve a Lilah del lugar, no se encuentra bien y creo que necesita descansar. Moira también va a seguir con su desayuno y Mimi sube escaleras arriba, así que solo quedamos Lea, Jeff, Bev y yo.

- Todos tenemos que descansar, mañana pensaremos qué decir y escribiremos el guión - finalizo sintiendo como se afloja uno de mis brazos y me tambaleo sobre el respaldo del sillón. En realidad ya sé que es lo más sensato, darles un nombre, culpar de todo a Kennedy Wang para mantener limpios a los demás... No estaríamos mintiendo y así los rebeldes no serían señalados como terroristas, sí, eso es lo que haremos y me importa un comino lo que Jeff tenga que decir al respecto - No quiero pelear ahora... Estoy feliz de verlos a todos - agrego al final con una sonrisa triste.

Creí que estabamos relacionandonos con Moira, pero su comentario solo me hizo pensar que el pervertido de Dave tenía razón, era una perra.

Estaba planteandome si ahora era el momento de implementar el "arrancar mechas" que me había enseñado mamá cuando Kenny hablo y me aseguro que no iban a poner en peligro a Ken, o meterse con algo que seguro ni él estaba listo para lidiar.

- Gracias Kenny, y estoy feliz de que estes bien y a salvo - supongo que merecía una mejor recibida que un escandalo.