Las horas pasan y no entiendo cómo me sostengo de pie. Intento dormir cuando me dejan en una celda pequeña pero completamente blanca, soy arrastrado de un lado al otro para hacerme diferentes tipos de estudios y luego me regresan al cuarto donde creo que pasaré el resto de mi vida, por muy corto que sea ese período de tiempo. La malo viene cuando estos sujetos se avivan, a las pocas horas, de que no hay ningún registro que coincida conmigo y aún no pueden encontrar mi nombre en sus listas. Ahí es cuando empiezan las preguntas, esas que ellos dicen que me permiten contestar sin una pócima de la verdad para asegurarse de que me gane mi perdón, pero como no contesto, todo se va a la mierda. No sé cuánto tiempo hacen lo que quieren conmigo. Reconozco la celda de cabeza y mis gritos por culpa del maleficio cruciatus una y otra vez. El sabor de la sangre vuelve a mi boca. Y hay cosas que no quiero decir, porque los moretones hablan por sí solos.

En algún punto, no sé cuando, abro los ojos. Me atrevería a decir que han pasado dos días desde que estamos encerrados aquí y desde que he visto a Kenny, pero desde entonces, he estado solo. Me despierto y me hago pequeño en el suelo, en el rincón que he estado ocupando a modo de cama, cuando la puerta se abre y creo que vuelven por mí. Para mí sorpresa, veo entrar a Derian de un empujón, justo antes de que la puerta de hierro se cierre. Alzo la cabeza, abriendo mis ojos en sorpresa — Der… — es uno de los pocos adultos que ha regresado del catorce y que se ha topado con nosotros gracias a que Amber llegó al distrito cinco con noticias, por lo que verlo aquí es casi como tener una parte de casa en esta asquerosa prisión.

Me apoyo en el suelo e intento moverme, pero la expresión de mi rostro demuestra lo mucho que aún me duele el cuerpo y me quedo sentado, sintiendo un temblor en el brazo que sostiene el peso de mi torso — ¿A ti también te están haciendo esto? — no me sorprendería, hasta donde tengo entendido, de él sí saben cosas y no precisamente de las que este gobierno aprueba.

Bueno, al menos no estaba muerto. Aún.

Derian alzó una ceja y sonrió con condescendencia a la tercera vez que le habían preguntado por lo mismo. Nombres, nombres y más nombres. Supervivientes, localizaciones etc etc etc. De la boca de Derian no salió nada, sólo alaridos de dolor con los hechizos de tortura que les estaban lanzando. ¿Por qué cojones querían que hablase? ¿Cuando tenían la maldita capacidad para entrar en su mente? Ah si, ya lo sabía, por si había recuerdos erróneos en su cabeza. Ya se sabe, recuerdos implantados por magos repudiados para despistar a los sofisticados aurores.

—No voy a decir nada, dejadme en paz —escupió la sangre del puñetazo del auror ofuscado y otra oleada de dolor mental arrasó su cuerpo.

No supo cuanto rato estuvieron, pero el alivio de que todo terminase por hoy y la promesa de volver a su celda, fue un paraíso para él. Caminó como pudo, entre arrastrado y por su voluntad, hasta que abrieron la celda y lo empujaron dentro. En otro tiempo tendría unas hermosas palabras para ellos, pero ya no era el Derian sarcástico y arrogante de antes. Ese ya desapareció en la misma tierra que ahora mismo pisaba y se curtió en el distrito que esos hijos de puta bombardearon.

Cerró los ojos y no se percató de que no estaba solo hasta que no oyó su nombre. La mirada de Derian giró para encontrarse con la de un malherido y cansado Kendrick. Todo el cuerpo del hombre reaccionó y, a pesar del dolor, se dejó caer hacia él y lo abrazó, recostando la cara en su cabeza con la emoción pintada en los ojos.

—Nos lo están haciendo a todos —contestó, separandose de él para sentarse a su lado —¿Los demás pudieron escapar?

Jamás fuimos cercanos, tampoco es que hubiera pasado mucho tiempo con los más mayores de todo el distrito cuando vivíamos en él, pero ese abrazo se siente familiar y reconfortante, lo suficiente como para que quiera quedarme aquí unos cuantos segundos. Mi mano lo rodea para presionarse en su espalda y cierro los ojos en alivio, presionando mi frente en su pecho que respira como si deseara informarme que se encuentra vivo. Todavía, como yo. Estoy empezando a dudar si esto vale la pena, si en verdad no es preferible el dejarme morir y acabar con todo de una vez. Sé de inmediato que Kenny me ha mantenido esperanzado y que en realidad, jamás saldremos de aquí, ni siquiera intentándolo. Solo por orgullo, no me largo a llorar como un niñato.

Sus palabras solo me confirman lo que ya sospechaba y tengo que sostenerme al volver a encontrarme lejos de su agarre. Uso mi cuerpo para arrastrarme y así poder apoyar la espalda contra la pared, haciendo una mueca que me sirve como indicio de la molestia física que sufro — Por lo que pude deducir entre chequeo y chequeo, solo somos nosotros, Ferdia, Kenny y Raven — informo, no sé si eso es una buena o mala noticia; supongo que depende de dónde se mire — No sé qué ha sucedido con los demás, si han escapado o… — no me animo a formular siquiera la idea que me viene rondando hace tiempo, que han matado a unos cuantos, cuando he perdido a casi todos de vista durante la batalla. Ni siquiera fui capaz de ver qué había pasado con Ava, quien estaba justo detrás de mí. Me limpio la nariz con el dorso de la mano en un movimiento rápido — No saben quién soy — le cuento, en parte delatando la angustia que eso me genera. Ni siquiera con un pie en la tumba soy capaz de descubrir esa incógnita — Y como no se los puedo responder, creen que van a sacarme la verdad a golpes. Es todo tan… — no quiero sonar como un niño caprichoso, pero… — Injusto. Todo esto, no le veo sentido. Si al fin de cuentas van a matarnos… ¿Por qué extenderlo?

Puede que los demás los acogiesen en los distritos, pero Derian sólo llamaba su familia a los miembros del catorce y que sólo estuviesen él y Ken entre ellos, hizo que respirase con un poco más de alivio. Al menos el muchacho no iba a afrontar eso solo. Asintió, sin mencionarle sus pensamientos y dejó que la espalda reposase en el colchón de la cama —Son fuertes e inteligentes, seguro que se las ingeniaron para escapar —sonrió tranquilizador, quitándose después un pequeño hilo de sangre que le caía de la ceja.

Él mismo tenía la esperanza de poder salir de ese agujero, aunque poco a poco la angustia y la desesperación la iban matando. No obstante, no iba a contagiarle al chico la negatividad que rondaba por su cabeza —Naciste en el catorce, lejos de ellos, es normal que no lo sepan —intentó tranquilizarlo.

Giró la mirada a la puerta y luego alrededor —Ten cuidado con decir mucho. Apuesto a que nos escuchan —puso los ojos en blanco, pero la verdad era otra. Sólo le bastaban con la legeremancia o el veritaserum para sacarles la verdad. Sin embargo, estaban tardando mucho.

—No tardarán es utilizar la legeremancia o el veritaserum, Kendrick. Aunque en realidad no se a que esperan... —Quedó la última palabra como en un susurro.

Fuertes e inteligentes, sí, pero no puedo dejar de tener el pensamiento pesimista de que muchos pueden haber caído en el medio. Quiero decir, había explosiones, criaturas, aurores, funcionarios del ministerio… si todos salieron con vida no es más que un milagro, no quiero decirlo porque de seguro ya lo sabe. Asiento una vez, sé que es normal que no lo sepan, tampoco comprendo que no existan registros sobre quienes fueron mis padres o lo que sea que esté fallando en su sistema. Lo que no entiendo es por qué esperan que yo pueda decir algo que les sea útil — No tener nada que responder parece ser aún peor que tener una respuesta — digo simplemente. Quien soy es un enorme nada.

Como él mira hacia la puerta, yo hago lo mismo, en espera de ver… bueno, lo que sea, no sé qué es lo que estoy esperando. Sé bien que, quien sea que nos visite, no tendrá nada bueno que aportar — ¿Esa no es la poción de la verdad? — la pregunta se me dispara en un tono algo histérico y, de poder moverme, sé que ya estaría levantándome para caminar por todo en lugar. En vez de eso, me froto el cuello con una mano extendida en señal de nerviosismo — No pueden… quiero decir, si nosotros hablamos… ¿El encantamiento fidelio seguirá funcionando en la red? No podemos traicionar a los demás tan fácil. Tiene que haber una manera — sé que no la hay incluso aunque soy un ignorante en estas cosas. Si hubiese una manera de zafar, el gobierno no habría funcionado tanto tiempo sin nadie que pueda bajarlo a pesar de todos los horrores que cometen — ¿No se puede mentir con la verdad? ¿O bloquear pensamientos? ¿O…? — no se me ocurre nada más, además de que soy consciente de que Derian es muggle y no tiene modo de enseñarme ese tipo de cosas de magos experimentados.

Me desinflo, tratando de contener al menos un poco de aire dentro de los pulmones — Tú no sabías de las bombas, ¿no? — es una pregunta inocente, solo necesito tener una idea de quiénes eran aquellos que se olvidaron de ponernos en aviso de tan mínimo detalle.