Como ambos tenía que trabajar y yo no confiaba en que le dejaran a mi adorado sobrino en manos de un desconocido, arregle con mi hermano y su esposa para quedarme ese día cuidando a Rory. Aun era algo pequeño para llevarlo a una celebración tan masiva y la verdad sea dicha no tenía ganas de ir tampoco, para estar solo prefería la compañia de un niño.

Empezamos el día cocinando, bueno yo cocinaba y Rory me miraba pero era lindo tener la atención de alguien. Luego jugamos un poco, o mas bien, yo le tiraba cosas para que las fuera a buscar mientras miraba el show por la tele, es un niño muy obediente. Para el momento de los fuegos artificiales creí que disfrutaría los colores, no me esperaba exponer al pequeño a ver como mi edificio de trabajo volaba por los aires y aplastaba a los expectadores.

Lo lleve al cuarto rápido, con un posible ataque de panico en proceso, y trate de hacerlo dormir mientras controlaba mi agitación. En lo que me pareció una eternidad conseguí que cerrara los ojos y volví a la sala para ver que todavía seguía la transmición. Me pase el resto del día observando como si se tratara de un partido de quidditch, uno muy mortal, paseando por la habitación, sentandome en el sillón cuando no podía sostenerme y hablandole a la pantalla en mi voz más baja para no despertar a mi sobrino. Había momentos en los que veía a Jack y Rose y podía respirar, en otros me comía las uñas redescubriendo la religión mientras rogaba porque estuvieran bien. ¿Qué pasaba si morían? ¿Qué pasaría con Rory? Una cosa era cuidarlo de vez en cuando, otra muy diferente era criarlo, era muy joven y tenía una vida social muy activa para ser padre. También recurrí al humor para no enloquecer.

Cuando los refuerzos llegaron y la transmisión terminó, me quede contemplando la pared esperando escuchar la puerta en cualquier momento. Al cabo de una hora termine yendome al cuarto del pequeño y sentandome en un silloncito, mientras leia cuentos infantiles para distraerme.

No se cuando me dormí, pero me sobresalte con el ruido de la puerta de entrada, por la ventana se veía todo negro por lo que debía ser bien entrada la madrugada. Mientras me estiraba por la mala postura, lo ocurrido en el día me llegó a la mente como un baldazo de agua fría. Corrí por la casa hasta encontrarme con Jack y Rose con caras de agotamiento y magullados, pero ninguna herida seria.

- ¡Por Merlín! - prácticamente me les tire encima - Perdon, pero estaba tan preocupado por ustedes chicos, de verdad que no quiero ser padre ahora - les dije soltando una risa nerviosa y los ojos medio llorosos, no podría pasar por perder a otra familia.

Un par de golpes es algo de todos los días cuando eres auror, pero eso no quiere decir que no tenga el cuerpo más cansado que de costumbre mientras espero en la guardia a que terminen de chequear a mi marido. El hospital central del Capitolio es una locura, ha rebalsado de gente y están trasladando a muchos a otros centros de la ciudad o algunos de los mejores en otros distritos. He oído cientos de rumores desde que puse un pie en este lugar, desde la cantidad de muertos, de rebeldes atrapados, de ministros secuestrados y otros atacados hasta terminar inconscientes. Incluso he oído que Leblanc y Helmuth fueron heridos por un niño y que Powell se encuentra batallando por su vida en la sala de urgencias de este mismo hospital. Aún no puedo creer cómo se permitió que algo como este sucediera. Es una locura y no una de las que me gusten.

Cuando por fin sueltan a Jack, me pongo de pie con la calma que tanto estrés necesita para evitar un nuevo mareo y tomo su mano, rogando regresar a casa. No hay nada que quiera más ahora que llegar y meterme en la cama con mi hijo quien, espero, haya estado lejos de la televisión — ¿Crees que las líneas sigan caídas o podemos tratar de contactar a tu hermano? — pregunto en cuanto salimos del hospital, esquivando algunas ambulancias que han copado la cuadra. Parece que nadie dormirá en NeoPanem esta noche, mucho menos en este distrito — No entiendo nada, Jackie. ¿Cómo es que pusieron las bombas? — ¿Y cómo es que nadie se dio cuenta? Supongo que lo descubriremos tarde o temprano, la investigación ya debe haber sido abierta.

Por suerte, aparecernos en la puerta de casa nos toma segundos y abro la puerta con la varita, quizá demasiado apurada. No me sorprende para nada el encontrarme siendo embestida por Ernest, a quien atajo con un brazo para devolver el gesto con una sonrisa que sé que me cuesta enseñar — Esto me da la idea de que no debemos explicarte los motivos de nuestra tardanza — le doy un apretoncito cariñoso en el hombro pero, cuando me alejo, mi rostro se pone algo severo — Dime que Rory no ha visto nada de lo que ha pasado, no quiero que luego ande teniendo pesadillas al respecto. ¿Ya se ha acostado?

Tengo que contenerme para no gruñirle al pobre sanador que me está atendiendo. No sé cuántas veces tengo que repetir que estoy bien pero, como tengo algún que otro corte y soy auror, me explican una y otra vez que todo es parte del protocolo. Lo entiendo, categorizar heridas y asegurar el bienestar son cosas importantes, más aún cuando se vienen semanas y semanas de caos e investigaciones. Pero estaba impaciente, y todavía tenía demasiada energía como para estarme quieto y bien portado. Además de que odiaba los chismes y, en un hospital, parecía que ni la cantidad de enfermos, heridos o muertos, era suficiente para mantener callado al personal. ¿Sería cierto lo del ministro Weynart? La imagen del edificio en llamas vuelve a mi mente, y sé que el atentado en sí no será lo único que se llevaría nuestra atención en estos días.

Cuando por fin me liberan, tardo un total de cuarenta segundos en ponerme de pie y comenzar a vestirme para poder salir de allí. Por suerte Rose me estaba esperando y, como de costumbre, no hacen falta ni palabras para entender que está sintiendo lo mismo que yo. Doy un apretón a su mano ni bien toma la mía y siento un peso dejar mis hombros cuando por fin estamos fuera del edificio. - Tardaremos menos yendo directo. No creo que pueda esperar a llamarlo antes. Me volvería loco tener que esperar a que conteste. - Después de todo, cabía la posibilidad de que no se hubiesen enterado de nada y estuviesen tanto Ernst como Rory durmiendo pacíficamente, ajenos al caos que habíamos vivido. - Somos dos. No puedo imaginar el cómo burlaron la seguridad de esa forma. Pensar… - No, no quería imaginar un escenario en el que mi hijo hubiese formado parte de un atentado que se había cobrado tantas vidas inocentes. - Vamos a casa.

Aparecernos toma segundos, y cuando Rose abre la puerta me siento aliviado y sorprendido en partes iguales cuando mi hermano nos apresa a los dos en un agarre casi desesperado. - Vas a tener que esperar un rato más por esa paternidad. No pienso dejar mi puesto tan rápido. - Podía tener una de las profesiones más peligrosas que había, pero pelearía con uñas y dientes si eso significaba un día más con mi niño. - Gracias por cuidar el frente, hermano. ¿Qué tan mal se vió todo desde aquí? -

Hablaban bien, no había daños cerebrales al menos y tampoco parecían muy traumados, supongo que gajes del oficio. Se paraban en sus pies y ninguno pareció hacer muecas cuando los abracé, que teniendo en cuenta mi falta de fuerza significaba heridas leves. Al fin exhalé el aire que no sabía que había estado conteniendo hacía horas.

- Digamos que vi todo - le conteste a mi cuñada - Rory solo vió la primera parte, que no es mi culpa que yo solo quería mostrarle los fuegos artificiales y no sabía que iba a desatarse un infierno - me atajé cuando vi su cara, siempre me ponía nervioso, como si supiera que he soñado con suplantarla y tomar su lugar en la cama con Jack - Pero conseguí que se durmiera y no se ha despertado hasta ahora.

Por suerte mi hermano también intervino en la conversación y pude apartar mis ojos antes de que descubriera mis más profundos secretos.

- Tu naciste para ser padre por suerte - le devuelvo la broma palmeando su brazo, tan musculoso y  calido - No se vieron tan mal, si no los conociera y hubiera visto esa transmisión les confiaría mi vida, aunque me hubiera quedado más tranquilo si los mataban a todos más que capturar.

Un rebelde muerto, es un dolor de cabeza menos en mi opinión.

No contengo la muequita, pero sé que no es su culpa. Nadie podría haber previsto que una festividad tan bonita como la de Nimue terminaría en tragedia, además de que puedo apostar que han sido varios los niños que han sufrido de las mismas imágenes que el mío; por suerte, puedo decir que este año no habíamos tenido la oportunidad de convertir esto en una salida familiar. El apretón que le regalo a Ernest con una de mis manos en su brazo es cariñoso y agradecido, mi sonrisa se siente forzada a pesar de que busco mostrar al menos un mínimo de lo tranquila que me deja al saber que todo ha estado bien entre las paredes de nuestro hogar — Gracias… — consigo murmurar simplemente. Creo que no hace falta mucho más.

No sé qué me causa mas gracia, la respuesta de Jack o mi propio modo de arquear las cejas ante el gesto de su hermano, clavando mis ojos en sus manos toquetonas que, a decir verdad, solo me entretienen lo suficiente como para que muerda la punta de mi lengua y no lance un comentario burlesco a costa de mi propia diversión. Acabo haciendo un chasquido y me adelanto, pasando por el living para echarle un vistazo al televisor apagado — Un rebelde muerto en batalla son preguntas que no obtendrán una respuesta luego — digo con simpleza, quitándome el cinto con manos rápidas — Es preferible ser paciente y dar el castigo adecuado. ¿Tú has tenido novedades? ¿Nadie te ha reclamado del trabajo? — es juez, estoy segura de que el Wizengamot se volverá loco en la semana entrante.

Me sorprendo más porque haya conseguido que Rory se duerma luego de haber visto en la televisión, que el contenido de lo que vió en sí. Era pequeño, y si Ernest había tenido tan buen tino como el que mencionaba, probablemente no se acordaría de las imágenes que seguramente habían sido captadas desde el inicio de todo. - ¿Está en su habitación o en la nuestra? - Quería ir a verlo, pero si estaba en su habitación, preferiría hacerlo más tarde. Al menos si estaba en la cama que compartíamos con Rose, tendría la excusa de llevarlo a su cuarto.

Su comentario no me causa gracia ya que, en parte, decido tomarlo como un cumplido. Porque claro, era un auror hecho y derecho, pero ser padre era algo que elegía todos los días, y ponía por sobre todas las cosas. No sabía si había nacido para serlo, pero que daría mi mejor esfuerzo eso seguro. - ¿Entonces cómo nos conoces, no nos la confías? - Sé que no lo ha dicho con esa intención, pero a esta hora, y lluego de todo lo que habíamos pasado, bromear era una especie de mecanismo de defensa. Dejo que Rose explique nuestras acciones, y me dirijo a la cocina para poner a andar la cafetera. No era prudente tomar café cuando probablemente dormiríamos en pocos minutos, pero necesitaba de esa bebida para recuperar la sensación de normalidad que había perdido desde la primera explosión. - ¿Quieren? - Me asomo por el marco de la cocina, y muestro una de las cápsulas que vienen en el paquete que compramos.

Recibir un "gracías" de Rose es como escalar una montaña después de miles de demoras y casi sin aliento, aun no había intentado eso pero estoy seguro que era más fácil, por lo que me llevo la mano al pecho como muestra de apreció por su reconocimiento.

- En su camita - le respondo a Jack - Aunque estoy seguro que no se despertaría si lo vas a ver, no se despertó cuando corrí hasta aquí.
Me distraigo siguiendo con la mirada como Rose va hacía la sala, por lo que me quedo congelado con el comentario de mi hermano.

- ¿Qué? No, quiero decir si - lo miro a los ojos notando su intención y dandome cuenta que me enrede solo - Dormí poco preocupandome por ustedes, no me jodas hasta hora - le respondo mientras voy living y escucho las palabras de mi cuñada - Sigo prefiriendo que se hubieran muerto, no creo que les saquen mucha información, ya sabemos que son un grupo de locos que solo tienen el cerebro atrofiado de juntarse con muggles - ni había pensado en el trabajo hasta ahora, realmente será una locura cuando volvamos - No me han llamado, aunque tengo entendido que el ministro esta internado de gravedad y vi que secuestraban a unos - la cabeza la sentía algo pesada de haber dormido poco, en una mala posición y con tantas preocupaciones en mente - Realmente no se si quiero que llegue la semana que viene - digo más para mí que para alguno en particular.

Me restriego la cara mientras contengo un bostezo y le dedico una mirada a Rose.

- ¿ Les molesta si me quedo esta noche? Realmente no quiero irme solo a casa - aun podía sentir el terror de imaginar lo que podría haber pasado y no me sentía seguro dejandolos, como si otra vez algo malo pudiera pasar si me iba.

Jack nos habla desde la cocina ofreciendo cafe, justamente es lo último que necesito para dejar de alucinar con el pasado y el presente, pero no puedo negarme a algo que llene mi estomago que se siente como un nudo, asi que asiento.

Puedo comprender a dónde va con su punto, pero eso no quiere decir que lo comparta — Algo he oído. Ninguno de los ministros que quedó libre ha salido ileso y los rumores dicen que Powell podría no sobrevivir la noche — por lo que tengo entendido, recibió severos disparos y debería ser considerado un milagro que no haya muerto en el acto. El comentario sobre la semana que viene hace que acabe dejando el cinturón con un movimiento lento, demasiado cansada como para preocuparme por los problemas que vendrán. Ahora mismo, solo quiero darme un baño y meterme en la cama con mi hijo, agradecida de que tenemos un día más en el cual él esté a salvo. La petición de Ernest me saca del ensimismamiento y tengo que mirarlo, forzando una sonrisa que busca ser sincera pero que se siente falsa frente a mis pocos ánimos — Por supuesto. El cuarto de invitados es casi tuyo por default.

Sacudo la cabeza ante el ofrecimiento de Jack, le doy un apretoncito a mi cuñado en la mano y doy los pasos que me acercan a mi marido para poner una mano en su hombro — Si no les molesta, iré a ducharme y a la cama. Necesito algo de paz — además de procesar todo lo que ha pasado. Me estiro para besar cariñosamente a Jack en la comisura de los labios y me alejo, perdiéndome en el camino que me lleva al baño. La ducha es cálida pero breve, agradezco cada segundo en el cual el agua se lleva la sangre y la mugre que ha querido aferrarse a mi piel como un virus. Aún tengo el cabello húmedo cuando me meto en la cama pequeña de Rory, quién se remueve y abre sus ojitos para mirarme, sorprendido con encontrarse con mi sonrisa. Convencerlo de que no pasa nada y solo quiero dormir con él no me cuesta demasiado. Él ya ha vuelto a rendirse ante el sueño mientras acaricio su cabello y la sonrisa se me borra, siendo incapaz de cerrar los ojos.

- Prefiero no correr riesgos de momento. - No hasta que tuviese algo de cafeína encima y más consciencia del espacio que me rodeaba. Para despertar a rory necesitaba mucha más energía, y la poca que tenía ahora solo me alcanzaba para hacer un café. - ¿Y desde cuándo eso ha sido un impedimento? - Con o sin sueño encima, funcionando por inercia o no, me era inevitable el no hacer comentarios idiotas de vez en cuando. - Ya, ya. Tuvimos demasiados detalles morbosos esta última hora. Ahora solo quiero algo de café, una ducha y poder dormir sabiendo que mi familia se encuentra bien. - No quería pensar en más muertes, secuestros o estados de gravedad de la gente. Ya tendría que preocuparme por eso mañana y de ahí hasta que pudieran solucionarse las cosas.

Pongo la cafetera en marcha y aparto dos tazas cuando ambos responden con diferentes movimientos de cabeza. Busco el azucar, y apenas y me inclino para responder ante el gesto de Rose antes de regalarle una sonrisa mientras la observo irse por el pasillo. El café solo demora unos minutos en estar listo, y cuando termina de volcarse en las tazas, las tomo por las azas y camino hasta extender una en dirección a Ernest. - Gracias por todo, hermano. De verdad.

Bebo el café en pocos tragos, y cuando termino, le doy unas pequeñas palmadas en el hombro a Ernst antes de dejar la taza y meterme al baño que todavía tiene algo de vapor. Demoro en la ducha solo lo que me toma quitarme la mugre, el hedor y la sangre de encima; y cuando termino, me envuelvo en una toalla hasta que llego a nuestro cuarto. Está vacío, lo que no me sorprende, así que me limito a cambiarme antes de ir al cuarto de Rory en donde tanto él como Rose se encuentran profundamente dormidos. No me importa la incomodidad, me toma solo un movimiento de varita el convocar un almohadón, sentarme sobre él, e inclinarme por encima de sus cuerpos para rodearlos con un brazo que me permita tenerlos cerca.