Cierro la puerta detrás de mí con la brusquedad que la hace temblar, dando un par de pasos por la terraza mientras me paso las manos mugrosas por la cara que apenas y he tenido tiempo de limpiar, así que aún tiene rastro de ceniza. Es plena madrugada y desde que llegamos solo he podido ayudar a encerrar a los rehenes en el departamento vacío de Arya, esperar a que Amber le ponga no sé cuantos hechizos encima para que nadie los encuentre ni puedan escapar. Ahora mismo, de regreso al edificio del loft, he tenido que arrastrar a Amber conmigo a la terraza para poder hablar como corresponde, aún tratando de procesar todo lo que ha ocurrido en las últimas horas. Diablos, se sienten como semanas.

Me giro con rapidez hacia mi mejor amiga y me paso las manos por el cabello, rabioso al echarlo hacia atrás — ¿Tú sabías algo de todo esto? — no quiero sonar acusador, pero Kennedy no está, Ferdia tampoco y eso significa que o los atraparon o están muertos — Las cosas no debían ser así, solo teníamos que… ¡Ni siquiera le vimos ni un pelo a Seth! — y sé que estaba allí, su madre también, las imágenes que pude ver por un momento en la televisión mostraban cómo los evacuaban. La frustración es inmensa, la desesperación también y no tengo ni la más pálida idea de qué hacer ahora. La mitad de los nuestros está hecho mierda, la otra mitad ha sido capturada. No voy a ponerme a hablar de lo mucho que hay que rogar para que a Kendrick no le hagan un examen de ADN, pero ese es un milagro que no puedo pedir; si quieren saber quién es, tratarán de encontrarlo en su base de datos y se llevarán más de una sorpresa.

Me acerco a la baranda, observando una ciudad oscura y silenciosa. Nada que ver con el Capitolio, mucho menos esta noche. Resoplo, tratando de calmarme y cierro los ojos para pellizcarme el puente de la nariz — ¿Qué vamos a hacer? — mi voz delata mi desespero. Realmente, espero que ella tenga una respuesta.

No he tenido ni un minuto para sentarme, descansar y asimilar todo lo que ha pasado. En cuanto aparecimos en el loft gracias al traslador, no tardamos en ir la casa de Arya y dejar a los tres rehenes allí, lo que llevó más tiempo por mi parte que si hubiera estado en mis capacidades normales. Pero estoy cansada, sobre todo mentalmente, lo que ha llevado a que me haya costado más de lo normal conjurar todos los hechizos protectores y silenciadores para que nadie sospeche que hay algo extraño en esa casa. Una vez en el loft, ni siquiera tengo fuerzas para moverme, pero igualmente voy hasta la terraza con Ben, porque aunque preferiría tirarme en el sofá y pasar un rato en silencio, no puedo permitírmelo. ¿El problema? Llevamos así desde que inició el verano, y no sé cuántos problemas más vamos a seguir soportando todos a este ritmo.

Me giro al momento nada más escuchar su pregunta. — Nunca habría permitido que algo así pasase. — Y lo sabe, no solo por la expresión desconcertante que tengo que tener ahora mismo, sino porque me conoce. Sabía que poníamos en riesgo algunas vidas cuando decidimos hacer esto, pero poner bombas es otra cosa completamente diferente. — No entiendo cómo Kennedy lo permitió — añado. Debió dar el visto bueno y nos lo ocultó, porque me extraña mucho que esto fuese cosa solo de Ferdia y unos pocos más y que lo hicieran a escondidas. — Ni siquiera entiendo cómo entraron en el Ministerio y colocaron los explosivos. — Lo peor es que ninguno de ellos está aquí para preguntarle, porque no solo hemos perdido a varios de los nuestros, sino que muchos de la Red han desaparecido también. — Si sabían cómo entrar, deberían haber aprovechado la ocasión para buscar información sobre la Isla y no dedicarse a matar a decenas de personas. — En su momento entrar en la Isla Ministerial me pareció un plan arriesgado, pero quizá no lo era tanto si tenían estos medios. Y es como dice Ben, ni hemos podido ver a Seth aunque sepamos que estaba ahí. Eso o Hero Niniadis engañó a Kyle, porque dice que le dijo de que debían haberle evacuado.

Me acerco a él y apoyo los brazos en la baranda, sin mirar a ningún punto en concreto, y noto el aire fresco de una noche de verano algo menos calurosa contra mis mejillas. — No lo sé. — Seth ahora mismo debe de ser el que más seguro esté de todos los que hemos perdido, por no hablar de que se han llevado a Kendrick, que no consta en ningún registro y cuya sangre le pone totalmente en peligro. Aunque... bueno, puede que no sea la mejor idea, pero creo que nos queda una opción. — Podríamos empezar por los ministros, sacarles información sobre la Isla y cómo acceder a ella. — Quizá nuestro mejor amigo no sea el que más ayuda necesita ahora mismo, pero también es posible que sea a quien más cerca tengamos, figuradamente hablando.

Le creo, es obvio que lo hago sin pestañear. La conozco lo suficiente como para saber que jamás me mentiría en algo como esto y no sé si ahora mismo me frustra por no tener una respuesta inmediata o no. No tengo idea de cómo fueron las cosas, pero tampoco puedo enojarme con Kenny o Ferdia si ahora mismo están siendo torturados en manos de las personas que conozco tan bien como para saber como es que funcionan. Me resigno con un bufido y dejo caer los hombros con el agotamiento de una batalla perdida — Debieron tener sus razones... — es una excusa pobre, pero creo que el tono de mi voz evidencia que sigo enojado. Es una traición, quizá no realizada con malicia, pero siento que nos han metido en problemas en base a nuestra propia necesidad. Y ahora tenemos que arreglar los platos rotos.

Sé lo que va a decir antes de que salga de su boca y me encuentro cerrando los ojos como si de esa manera pudiera recibir su voz con más tranquilidad. Tenemos a dos ministros, si mis recuerdos de los nombres y fotografías que hemos analizado en nuestra preparación son correctos, pero no puedo evitar sentirme incómodo con la idea de convertirme en uno de ellos. Nosotros no somos así, me gusta pensar que somos mejores — ¿Sabes quiénes quedan enteros en el gobierno? ¿Viste algo? — es obvio que Jamie sigue con vida, pero si mal no recuerdo quedan tres ministros fuera de nuestro conocimiento— Creo que Powell se veía algo muerto y no sé si lo ha logrado, pero no sé nada de Leblac y Labors — ya tendré tiempo de revisar las grabaciones. Ahora mismo quiero dormir, aunque sé bien que no podré hacerlo en varias horas. Me resigno y mordisqueo mis labios, estiro un brazo y apoyo mi mano en su hombro, sintiendo en ello un descanso — Creo que no te va a gustar la idea, pero si mantenemos a estos tipos enteros, quizá podamos negociar... — podemos encargarnos de matar a gente que se lo merece, pero aquellos que han sido capturados me importan aún más.

Acabo entrecerrando los ojos, en un intento de tranquilizarme un poco después de todo lo que hemos vivido en las últimas horas, y agradezco de nuevo el fresco de la noche. Seguramente no duerma, y una vez me quede sola intentando dormir, el peso de todo lo que ha pasado será mayor, así que en parte, por cansada que esté, agradezco poder estar hablando con Ben ahora y mantenerme ocupada. Al final acabo abriendo los ojos, pero centro la vista en las calles casi oscuras y vacías que tenemos delante. — ¿Sabes a cuántos se han llevado? — Porque sé que Kendrick, Kennedy y Ferdia han sido capturados por lo que algunos han podido ver, pero el problema es que no son los únicos desaparecidos. — No vi a Amarïe cuando nos fuimos. — Es la primera vez en toda la noche que se la nombro a alguien. La última vez que la vi fue cuando me marché a ayudar a Ben con el dementor. Luego la perdí de vista, pero como a todos; el problema es no saber qué ha pasado con ella después de nuestra despedida.

Tengo que apartar a Amarïe de mis pensamientos para poder centrarme en condiciones porque no estamos hablando de cualquier tontería, especialmente viendo por dónde van los tiros con la insinuación de Ben sobre lo que podríamos hacer. Hay una parte de mí que dice que es una locura, que muchas cosas podrían salir mal, y aun así... — Deberíamos hacerlo. — Estamos hablando de que tenemos casi a la mitad de los ministros en nuestra posesión, y por lo que dice, uno de los otros tres que están fuera quizá hasta esté muerto. — No querrán arriesgarse a desestabilizar todavía más el país — añado. Sí, el rescate de Seth ha acabado siendo un desastre, pero al menos han visto que cada vez hay gente más enfadada y que hará lo que sea para demostrarlo. Perder a dos de sus ministros por negarse a negociar les dejaría incluso peor, y más teniendo en cuenta que son unos tan necesarios como el de defensa y el de salud. Son dos cosas fundamentales y que ahora mismo necesitarían controlar bien después de cómo tienen que estar por lo que ha pasado. — Por desgracia tú conoces mejor a Jamie y los suyos, ¿crees que tenemos posibilidades? — Diga lo que diga no serán más que suposiciones porque nunca lo sabremos hasta que lo intentemos y veamos su reacción, pero siento la necesidad de preguntarle igualmente.

Sacudo la cabeza en señal de que no tengo la más pálida idea, no he tenido tiempo de chequear las grabaciones de Mimi y no he visto demasiado en nuestro escape. No quiero decirle que los que no estén capturados deben estar muertos, no creo que necesite hacerse esa idea ahora mismo, cuando la necesito entera y focalizada. Tampoco quiero pensar en quienes han quedado en el camino, no es difícil imaginarlo con tan solo ver las ausencias, pero no me atrevo a imaginar qué destinos corrieron. Supongo que encontraré las respuestas en cuanto revise las grabaciones, pero… ¿Qué es lo que encontraré ahí? ¿A qué precio?

No me esperaba su apoyo a pesar de desearlo. A estas alturas de mi vida, sólo aguardo por que alguien me diga que mis ideas son una reverenda estupidez y a veces no comprendo cómo es que siguen aceptándolas. Supongo que tendré que encontrar la clase de amistades que te frenan antes de saltar al precipicio y no que te empujan a hacerlo; a su vez, se me hace que no deseo esa clase de amigos — Lo desestabilizarán si vale el riesgo — murmuro, no muy seguro si es para ella o para mí. En ironía, su siguiente comentario afirma de dónde viene el mío y eso me hace suspirar. Me giro, apoyándome en la baranda con intenciones de verla de frente, por lo que recargo parte de mi peso en un brazo — No lo sé. Jamie es testaruda y ciega y sin Sean para que le sirva de uso de razón… — ni hablemos de que yo no puedo ser el mensajero, esa mujer no aceptará nada que venga de mi parte al menos que sea mi cabeza separada del cuerpo — El mejor receptor sería Riorden, pero lo tenemos con nosotros. Debemos encontrar el modo de llegar al resto de los ministros, al jefe de aurores… — si es que siguen vivos. Por los mil demonios, todo esto es un desastre. ¿Cómo se supone que recogeré los pedazos del atentado que otros provocaron?

No sé si es el cansancio o la necesidad de un poco de consuelo, pero busco su tacto amigo pasando un brazo por su cintura para acabar en un vago abrazo, que me lleva a esconder mi rostro entre su cabello al usar su hombro de apoyo. Me duelen las heridas, estoy agotado, pero aún así mi cerebro se siente demasiado activo como para siquiera poder soportarlo — No confiarán en nosotros y no sabrán si vale la pena. Tienen muy buen material en sus manos — le recuerdo. Empezando con que, a primera vista, se han hecho con un antiguo vencedor de los juegos. Y en cuanto empiecen a escarbar… — ¿Cómo es que lo soportas? — ella siempre se ha mantenido en la lucha. Yo he estado ausente por años, llevo solo unos meses y ya no sé cómo seguir.

Acabo girándome hacia él yo también para mirarle de frente, lo que provoca que tenga que alzar el cuello por la gran diferencia de altura estando de esta manera. Su cabello pelirrojo siempre me ha llamado la atención, pero ahora mismo, despeinado y sucio por las cenizas y la sangre, me recuerda todavía más lo que ha pasado esta noche. Es por eso por lo que termino de ponerme de puntillas, y estirando los brazos como puedo, me tomo la libertad de echarlo un poco hacia atrás y de apartarlo de su frente como puedo. — Podría investigar si Powell sigue vivo. Quizá sea el más abierto a dialogar de los que quedan. — Si la memoria no me falla, quedaría Leblanc, que es la de Educación, y Labors como el de Investigación. Definitivamente la mejor baza entre ellos sería Powell, teniendo en cuenta el cargo que ejerce y los temas que suele tratar. — Si no ha muerto, probablemente cuestione a los nuestros en cuanto se recupere — añado. Y me gustaría decir que espero que esos interrogatorios tarden, pero los dos sabemos que no será así aunque el Ministro esté muerto o convaleciente. Por desgracia, no nos sobra el tiempo, ya no solo por las vidas de los nuestros, sino por si descubren la identidad de Kendrick.

Cuando se apoya en mí, su cabeza queda más cerca de mí, e inconscientemente entierro la mano entre sus rizos mientras miro hacia la barandilla, pero sin prestar atención realmente. Ni siquiera sé si hablar con ellos de verdad podría funcionar, pero necesitamos hacer algo y, por desgracia, pienso que de verdad es nuestra única opción. Al menos podemos dar gracias de haber podido llevarnos a tres de los suyos y tener algo, porque podría haber sido incluso peor. — Si descubren lo de Kendrick... — Si no lo saben, las opciones de que el plan funcione son mayores, pero si descubren que es un Black, lo matarán al instante y directamente nos odiarán más por haber tenido todos estos años al hijo de Orion Black escondido. Acabo parando de toquetear su cabello con su pregunta porque me pilla totalmente de imprevisto y, a la vez, comprendo muy bien por qué lo dice. — Os tenía a vosotros. Al final, siempre hacía todo sabiendo que estabais seguros en el 14 y que no podían llegar a vosotros. — Y es por eso por lo que estos meses están siendo tan dolorosos, porque ahora sé que el riesgo es mayor y puedo perderlo todo esta vez. Sí, siempre estaba el peligro de que podían encontrar el 14, pero saberlo es muy diferente a vivirlo. — Pero ya no y... — Tengo que dejar la frase a medias porque se me forma un nudo en la garganta, y cierro los ojos para intentar recobrar las pocas fuerzas que me quedan.

Se me escapa una sonrisa genuina pero tenue, producto de la caricia en mi cabello que, extrañamente, necesitaba — ¿Cómo podemos confiar en el criterio del sujeto que hace funcionar todas las leyes que nos condenan? — es solo una pregunta al aire, Powell asumió hace poco menos de un año y no conozco tanto su accionar de primera mano, pero por lo que he oído, tiene toda una reputación que lo ha colocado como el ministro más joven de este gobierno, producto del atentado de diciembre. Si confiaban en un tipo con aspecto de muñeco juvenil para arreglar los desastres legales que quedaron en el aire luego de ese conflicto, algo en él debe funcionar bien. Supongo que no me quedará de otra que confiar en las opiniones de Amber, ella lleva más tiempo dentro del país que yo.

“Si descubren lo de Kendrick…” esa idea es la que me hace suspirar entre sus mechones y hacen que algunos me hagan picar la nariz. Aprieto un poco más el agarre del abrazo, incluso cuando sus caricias se detienen y me encuentro frunciendo el rostro porque sé que no es momento para empezar con los comentarios amargos sobre lo que ocurrió en casa. No hace falta, ella misma lo hace y me encuentro separándome lo suficiente como para poder verla a la cara — Seguimos aquí, ¿no? — aunque sé muy bien que no era a eso a lo que se refería — Puede que hayan quemado el catorce, pero muchos de nosotros seguimos aquí. Y no es mi intención derribar el sistema, no quiero que todos terminen envueltos en una guerra, pero yo sí deseo que Jamie muera. Al menos, en cuanto pueda ponerlos a todos a salvo — mis manos la sueltan, al menos lo suficiente como para tomar sus brazos con cuidado — Europa siempre es una opción. Cada vez encuentro menos sentido al quedarnos aquí. Si no son los Niniadis, son los Black o cualquier idiota que asuma al poder y se trague el cuento de que puede hacer lo que quieras con nosotros. O tal vez estoy tirando la toalla demasiado rápido.

Comprendo lo que dice, pero lo cierto es que tampoco se me ocurre ninguna solución a esto. No sé demasiado sobre la vida personal de los ministros para intentar negociar con ellos, no más allá de algunos detalles como ciertas amistades que tienen, como la del nuevo Ministro de Salud con la de Educación. Después está Riorden Weynart, que tiene contactos por todos lados, pero no sé si ninguno lo suficientemente importante como para convencer a las personas necesarias de que lo entregaremos sano y salvo si nos devuelven a los nuestros. Supongo que todo es cuestión de investigar más a fondo. — Quizá entienda que es la única solución si no quiere perder una parte fundamental de su Gobierno — respondo al final, en referencia a Powell. No parece un tipo que se deje convencer así como así, pero ahora mismo estoy tan desesperada por todo lo que ha pasado, por lo que nos jugamos si descubren a Kendrick, que soy capaz de cualquier cosa.

Tengo que girarme hacia él cuando me agarra de los brazos, y cierro los ojos, escuchando lo que dice pero, aun así, no pudiendo evitar preocuparme. Sé que están aquí, ¿pero durante cuánto tiempo? Ni siquiera llevan aquí tres meses y ya hemos perdido a unos cuantos. Al final abro los ojos y me quedo mirando los suyos azules. — Lo sé, pero estaba más tranquila cuando sabía que estabais relativamente a salvo. — Quizá nunca lo estuvieron del todo, pero sí más que ahora. Puede que sea algo egoísta porque yo siempre he estado en riesgo desde que dejé el 14, pero es como me siento. — ¿Europa? — No es mala idea, pero tampoco sé cómo de buena es porque Jamie y los suyos vivieron ahí durante décadas. No sé hasta qué punto lo conocerán o cómo será de grande porque solo he escuchado historias, pero quizá nos encontrarían igualmente. A no ser que... — Podrías liderarlos tú. Sé que hemos hablado de Kendrick, pero Ben, la gente te quiere y te ve como un ejemplo a seguir. — Yo le he admirado desde el día en que le conocí, y estoy segura de que muchos otros podrían hacerlo también. — Hay gente que tiene ideas como las nuestras aunque no se atrevan a expresarlo. Me niego a creer que seamos unos pocos.

Asiento con la cabeza usando el mismo entusiasmo que un niño explicando su nueva idea revolucionaria para construir un coche nuevo. Marcharnos no es la mejor opción, pero es la única que me parece viable. ¿Qué será de los chicos cuando crezcan? Sé que querrán hacer su vida, sé que desearán conocer nuevas personas y posiblemente tener sus familias, pero creo que tenemos que preocuparnos por el ahora, por que sigan vivos, por darles la libertad que se merecen. Por eso es que lo que suelta me apaga la expresión, haciendo que la suelte como si me hubiese dado una patada eléctrica — Estás loca — aseguro, resoplando con una risa sarcástica y forzada que me obliga a abrir los ojos un poco más grandes de lo normal — La gente no me seguiría. Soy un hombre lobo, me conocen por haber sido un asesino de niños y no me hagas hablar de lo que ha dicho la ministra de mí — sacudo las manos en el aire, tratando de evaporar esa idea de su mente — No sabría cómo hacerlo, mis ideas siempre son suicidas y tengo muy mal temperamento como para hacer que algo funcione a largo plazo — me parecen excusas más que suficientes.

Con respecto a lo otro, sé que no somos los únicos. La gente solo tiene miedo, pero eso no significa que estén conformes y deseen vivir por siempre bajo este dogma. Me alejo unos pasos, dándole la espalda para pasearme por la terraza, como si de esa manera pudiese poner un poco las ideas en orden con solo rascarme la nuca — Debemos ir paso a paso. Primero, recuperamos a los nuestros. Segundo, vemos quienes quedamos con vida para saber qué camino elegir. ¿Te parece bien? — no podemos seguir andando a ciegas, no cuando creímos que podríamos solucionarlo todo y las cosas acabaron explotando, literalmente. El panorama se ve pesimista, más negro y sinuoso que cualquier otra cosa, pero no podemos simplemente rendirnos ahora. Ya llegamos demasiado lejos.

Ruedo los ojos cuando explica por qué no es buena idea, y aunque le dejo decir por qué cree eso, mentalmente estoy preparando mi respuesta de por qué yo considero que sí lo es. — ¿Asesino de niños? ¿Tengo que recordarte que Jamie Niniadis mató a no sé cuántos niños por un supuesto error en sus primeros Juegos Mágicos? — Si la gente permitió eso durante su primer año de Gobierno... Lo de Ben ni siquiera es como ellos creen, a diferencia de lo que pasó con nuestra psicópata Ministra de Magia. — A tus ideas siempre se le puede añadir algo de cordura con mi ayuda y la de otros. — Iba a añadir a Seth, pero lo cierto es que tampoco es que sus ideas sean mucho mejores. Supongo que por eso funcionamos tan bien: ellos aportan los planes suicidas y yo intento darles un toque lógico. — Eres un humano y una criatura mágica, representas dos de las cosas que el Gobierno desprecia, pero eso puede convertirse en algo que muchos otros admiren porque no entiendan por qué debemos ser diferentes. — Y me incluyo, porque aunque por mis venas corra la sangre mágica, también está la de ser una semi-veela, que es lo que siempre me ha condenado.

Dejo que se aleje y vuelvo a darme la vuelta para apoyarme en la barandilla y mirar más allá, entre las calles oscuras de un distrito que carece de muchas cosas básicas. No es hasta que vuelve a hablar cuando me giro de nuevo hacia él, y asiento a lo que dice. — Mañana mismo me pondré a investigar con quién podemos contactar si queremos hacer el intercambio de rehenes. — Si de verdad vamos a intentarlo, tenemos que ponernos ya, antes de que descubran algo que puede cambiarlo completamente todo. — Por ahora, me iré a intentar descansar un poco, ¿vale? — añado. Me separo de la barandilla, y antes de volver al interior del edificio, me paro un momento, me pongo de puntillas, y le doy un beso en la mejilla. Sé que está mal por lo que ha pasado, y quizá forzarle a hablar de política, después de todo lo de hoy, no ha sido lo correcto.