OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Hay momentos en la vida, que uno puede decir que algo te ha tomado por sorpresa, y luego te ríes del asunto como si nada hubiese pasado. Después, están esos momentos en los que sólo puedes gritar ’¿¡Qué mierda!?’ mientras te sostienes del porta papel higiénico para no irte por el inodoro luego de haber visto un perezoso brillante atravesando la puerta hasta quedar parado delante tuyo. Mi corazón todavía estaba golpeteando rápido contra mi pecho y junto mis rodillas por inercia pese a que sé que se trata de un patronus y nadie puede verme en estos momentos. Eso no impide que me sienta tremendamente incómoda, y aún más shockeada cuando del patronus sale la voz de Kenny. De nuevo: ¿qué mierda?
Menos mal que la sra. Dupoint estaba entrada en años y algo sorda, sino jamás me volvería a dejar usar el baño de su tienda, sin importar que estuviera arreglando su horno eléctrico. No me muevo hasta que estoy segura que el bicho ha desaparecido, y en lo que acomodo mi ropa no dejo de putear a Kenny de todas las formas que me se. Además ¿qué era eso de un grupo de niños?
Me lavo la cara y las manos en el lavabo y salgo, tomando mis herramientas y poniéndome a trabajar nuevamente sin dejar de pensar en el mensaje que acababa de oír. Sé que estoy demás distraída, lo que hace que me demore mucho más tiempo del que debería arreglando el cacharro viejo, pero al final eso sirve, porque es plena madrugada cuando termino y la anciana lo toma como señal de que me ha costado mucho trabajo y me paga más de lo que normalmente haría. Tampoco es que sea la mejor de las pagas, pan y masa cocida más que nada, pero era lo que se podía permitir, y jamás iba a rechazar alimento. La sra. Dupoint era una de las pocas panaderas del distrito, y la única razón por la que me había llamado tan tarde, es porque necesita que su horno funcione en un par de horas si no se quiere quedar sin su producción del día. El carbón del doce era demasiado caro como para depender solamente del horno a leña, y sabía muy bien que no muchos podían lidiar con electrodomésticos del siglo pasado.
Volver por las calles del distrito a mitad de la noche no es una de las cosas más bonitas ni más seguras, pero lo logro y cuando llego al loft ya todas las luces se hallan apagadas. Dejo mis herramientas tiradas en la entrada aunque sé que Kenny luego me regañará por eso, y me dirijo a la cocina para guardar la comida. - ¡Ay por Morgana y toda su desgraciada familia! ¿Qué demonios?- Me llevo la segunda sorpresa / infarto de la noche en lo que veo a un hombre del tamaño de un oso pequeño metido en la cocina, y presiono las bolsas de comida contra mi corazón mientras me agarro del marco de la puerta.
Menos mal que la sra. Dupoint estaba entrada en años y algo sorda, sino jamás me volvería a dejar usar el baño de su tienda, sin importar que estuviera arreglando su horno eléctrico. No me muevo hasta que estoy segura que el bicho ha desaparecido, y en lo que acomodo mi ropa no dejo de putear a Kenny de todas las formas que me se. Además ¿qué era eso de un grupo de niños?
Me lavo la cara y las manos en el lavabo y salgo, tomando mis herramientas y poniéndome a trabajar nuevamente sin dejar de pensar en el mensaje que acababa de oír. Sé que estoy demás distraída, lo que hace que me demore mucho más tiempo del que debería arreglando el cacharro viejo, pero al final eso sirve, porque es plena madrugada cuando termino y la anciana lo toma como señal de que me ha costado mucho trabajo y me paga más de lo que normalmente haría. Tampoco es que sea la mejor de las pagas, pan y masa cocida más que nada, pero era lo que se podía permitir, y jamás iba a rechazar alimento. La sra. Dupoint era una de las pocas panaderas del distrito, y la única razón por la que me había llamado tan tarde, es porque necesita que su horno funcione en un par de horas si no se quiere quedar sin su producción del día. El carbón del doce era demasiado caro como para depender solamente del horno a leña, y sabía muy bien que no muchos podían lidiar con electrodomésticos del siglo pasado.
Volver por las calles del distrito a mitad de la noche no es una de las cosas más bonitas ni más seguras, pero lo logro y cuando llego al loft ya todas las luces se hallan apagadas. Dejo mis herramientas tiradas en la entrada aunque sé que Kenny luego me regañará por eso, y me dirijo a la cocina para guardar la comida. - ¡Ay por Morgana y toda su desgraciada familia! ¿Qué demonios?- Me llevo la segunda sorpresa / infarto de la noche en lo que veo a un hombre del tamaño de un oso pequeño metido en la cocina, y presiono las bolsas de comida contra mi corazón mientras me agarro del marco de la puerta.
Fue un día agotador, pero todavía no me decido ir a dormir. Es tentador el saber que hay una cama esperando por mí y estoy dispuesto a ir a meterme en ella en unos minutos, pero no puedo evitar pasar unos minutos extra cerca de la ventana, preguntándome si habrá alguna señal de los niños o alguna respuesta del mensaje que Kenny ha enviado. Sé que estoy pecando de ansioso, pero mi cerebro no ha dejado de trabajar a pesar del agotamiento y tengo la horrible sensación de que solo estoy desperdiciando mi tiempo, porque nadie va a llegar, nadie va a traerme a los niños y solo me comeré una angustia innecesaria a estas alturas. Resoplo y me separo de la ventana, dándole un golpeteo al marco en un gesto desganado. Ya ni sé qué estoy haciendo…
Me estoy sirviendo algo de agua cuando un grito me toma desprevenido y siento que el corazón se me va a la garganta con un montón de latidos acelerados, lo suficiente como para soltar el vaso y agradeciendo que sea de plástico, porque sino hubiera sido un desastre. Lo único que consigo ahora, por suerte, es que rebote en la mesada y me salpique un poco del líquido que había llegado a servir, que no es tanto — ¡Shhhh, shhhh! — aún tengo aferrado el grifo cuando sacudo mi mano libre en un intento de que, quien sea, baje el tono de voz. Me cuesta un momento que mis ojos tomen conciencia de que se trata de una niña muy flaca y con mucho pelo, lo que le da un aspecto parecido al de un trapeador de suelo — Que vas a despertar a toda la cuadra… — o, al menos, a quienes ya se han ido a dormir en este edificio.
Me paso una mano por la remera en un intento de secar las gotas que me salpicaron y cierro el grifo corriente — Supongo que eres una de las personas que viven aquí — no es un proceso lógico muy inteligente, la verdad. Limpio un poco el agua con el primer trapo que encuentro a mano y lo lanzo al fregadero, echándole una nueva mirada — Soy Ben. Benedict. ¿Recibiste el mensaje de Kenny? — Porque supongo que, si lo hizo, podrá atar cabos por su propia cuenta y, aunque lo dudo, espero recibir buenas noticias de su boca.
Me estoy sirviendo algo de agua cuando un grito me toma desprevenido y siento que el corazón se me va a la garganta con un montón de latidos acelerados, lo suficiente como para soltar el vaso y agradeciendo que sea de plástico, porque sino hubiera sido un desastre. Lo único que consigo ahora, por suerte, es que rebote en la mesada y me salpique un poco del líquido que había llegado a servir, que no es tanto — ¡Shhhh, shhhh! — aún tengo aferrado el grifo cuando sacudo mi mano libre en un intento de que, quien sea, baje el tono de voz. Me cuesta un momento que mis ojos tomen conciencia de que se trata de una niña muy flaca y con mucho pelo, lo que le da un aspecto parecido al de un trapeador de suelo — Que vas a despertar a toda la cuadra… — o, al menos, a quienes ya se han ido a dormir en este edificio.
Me paso una mano por la remera en un intento de secar las gotas que me salpicaron y cierro el grifo corriente — Supongo que eres una de las personas que viven aquí — no es un proceso lógico muy inteligente, la verdad. Limpio un poco el agua con el primer trapo que encuentro a mano y lo lanzo al fregadero, echándole una nueva mirada — Soy Ben. Benedict. ¿Recibiste el mensaje de Kenny? — Porque supongo que, si lo hizo, podrá atar cabos por su propia cuenta y, aunque lo dudo, espero recibir buenas noticias de su boca.
- ¡No me chites! - Mi voz sale en un siseo enojado, pero aún así en tono que pretende ser un murmullo por más de que acabo de decirle al desconocido que no me silencie. ¿Qué esperaba que hiciera si me encontraba con un desconocido en mitad de la noche? No me muevo de donde estoy, mirándolo con sospecha y analizando qué hacer mientras él se mueve con cierta desenvoltura por el lugar. De acuerdo, tal vez juzgué con demasiada rapidez… pero era tarde, estaba cansada y todavía confundida.
- Sí, lo recibí. Pero estaba codificado y no se puede ser muy específico en esos. - me relajo un poco cuando comienzo a entender todo el panorama y me despego de la puerta para adentrarme a la cocina también, descartando al intruso como amenaza, y reconociéndolo dentro del críptico mensaje de Kenny. - Sí, vivo acá. Soy Mimi, Mimi Jo, Mimita o como sea que quieran decirme por aquí. ¿Tú eres el enfermero o el lobo? - Trato de suponer mientras dejo las bolsas en la mesada y las voy separando en distintos recipientes que ayudarán a que se mantengan frescos. Guardo todo salvo por una hogaza de pan que termino por partir en dos, ofreciendo la mitad a Ben, quien parece estar tan en alerta como yo. - Lo siento por el griterío, no me esperaba encontrarme a una persona tamaño ropero en la cocina, como mucho esperaba a Kenny para que me explicase aunque… - Muerdo un poco del pan y me reclino contra la mesada que tengo a mis espaldas, tratando de forzar a mi cuerpo a que se relaje.
- Supongo que tú podrás explicarme mejor. ¿Qué es eso de un grupo de niños? ¿Acaso descifré bien el Niniadis, o eso estaba mal codificado? - No terminaba de entender si el mensaje era literal, o había un código dentro del código que no todavía no lograba entender. No parecía demasiado misterio, había que estar atentos por si un grupo de niños aparecía, darles un mensaje bastante cliché para ganarnos su confianza, y atraerlos a la red con cuidado de que no sean descubiertos. Una locura en sí misma, que no entendía de dónde provenía. - No me malentiendas, fue bastante conciso, pero es raro imaginar a Kenny arriesgándose tanto.
- Sí, lo recibí. Pero estaba codificado y no se puede ser muy específico en esos. - me relajo un poco cuando comienzo a entender todo el panorama y me despego de la puerta para adentrarme a la cocina también, descartando al intruso como amenaza, y reconociéndolo dentro del críptico mensaje de Kenny. - Sí, vivo acá. Soy Mimi, Mimi Jo, Mimita o como sea que quieran decirme por aquí. ¿Tú eres el enfermero o el lobo? - Trato de suponer mientras dejo las bolsas en la mesada y las voy separando en distintos recipientes que ayudarán a que se mantengan frescos. Guardo todo salvo por una hogaza de pan que termino por partir en dos, ofreciendo la mitad a Ben, quien parece estar tan en alerta como yo. - Lo siento por el griterío, no me esperaba encontrarme a una persona tamaño ropero en la cocina, como mucho esperaba a Kenny para que me explicase aunque… - Muerdo un poco del pan y me reclino contra la mesada que tengo a mis espaldas, tratando de forzar a mi cuerpo a que se relaje.
- Supongo que tú podrás explicarme mejor. ¿Qué es eso de un grupo de niños? ¿Acaso descifré bien el Niniadis, o eso estaba mal codificado? - No terminaba de entender si el mensaje era literal, o había un código dentro del código que no todavía no lograba entender. No parecía demasiado misterio, había que estar atentos por si un grupo de niños aparecía, darles un mensaje bastante cliché para ganarnos su confianza, y atraerlos a la red con cuidado de que no sean descubiertos. Una locura en sí misma, que no entendía de dónde provenía. - No me malentiendas, fue bastante conciso, pero es raro imaginar a Kenny arriesgándose tanto.
Puede que se ofenda, pero al menos no sigue gritando — ¿Qué clase de nombre es Mimi Jo? — intento no sonar a que me estoy burlando, porque de verdad no lo estoy haciendo, pero no contengo un poco el tonito de desconcierto — ¿Tengo pinta de enfermero? — a juzgar el tamaño de mis manos, creo que nadie optaría pensar en mí como alguien que tiene la delicadeza de la sanación. Mis ojos siguen sus movimientos, chequeando cómo va vaciando un montón de bolsas y me pregunto si necesita ayuda, aunque parece moverse con mucha soltura como para siquiera pedirla. Ni siquiera reprocho ni pienso cuando tomo el pan que me tiende automáticamente, riendo desganadamente y con la boca llena ante un calificativo que escuché cientos de veces — Bueno, la próxima intentaré hacerme más pequeño — respondo con amable sarcasmo, sin llegar a tragar del todo.
Así que sí recibió el mensaje, lo que es alentador. Al menos, sé que una parte del plan funcionó y se encuentra medianamente en marcha. Me demoro un poco en contestar porque estoy tratando de tragar y de quedarme sin migas entre los dientes, así que me apoyo en la mesada en ese tiempo para adoptar una postura más cómoda — Supongo que es la confianza. Somos del catorce — no sé qué tanto ha captado del mensaje, así que opto por pasarle la información completa. Al fin de cuentas, ella es de aquí, debería poder confiar en quien pueda darnos una mano — Jamie y sus aurores nos atacaron, aunque creo que debes saber eso. No sé qué ha pasado con los demás, supongo que … bueno, que no lo lograron — miro lo que queda del pan entre mis dedos y le doy un mordisco algo más desganado — Alice… mi compañera y yo logramos llegar aquí. Evacuamos a un grupo de niños antes de la explosión y sabemos que han enfilado a NeoPanem, pero tenemos que encontrarlos. Por lo demás… — me encojo de hombros. No sabemos si hay más sobrevivientes, no sabemos qué pudo haber sido de ellos.
Me termino el pan echándomelo a la boca y me limpio las migas de las manos, frotándolas entre sí — Jamie Niniadis se llevó a su hijo, Seth, que estaba con nosotros. Supongo que en rasgos generales, te puedes hacer una idea de la situación — básicamente, que tocamos la puerta con una bomba de tiempo en las manos.
Así que sí recibió el mensaje, lo que es alentador. Al menos, sé que una parte del plan funcionó y se encuentra medianamente en marcha. Me demoro un poco en contestar porque estoy tratando de tragar y de quedarme sin migas entre los dientes, así que me apoyo en la mesada en ese tiempo para adoptar una postura más cómoda — Supongo que es la confianza. Somos del catorce — no sé qué tanto ha captado del mensaje, así que opto por pasarle la información completa. Al fin de cuentas, ella es de aquí, debería poder confiar en quien pueda darnos una mano — Jamie y sus aurores nos atacaron, aunque creo que debes saber eso. No sé qué ha pasado con los demás, supongo que … bueno, que no lo lograron — miro lo que queda del pan entre mis dedos y le doy un mordisco algo más desganado — Alice… mi compañera y yo logramos llegar aquí. Evacuamos a un grupo de niños antes de la explosión y sabemos que han enfilado a NeoPanem, pero tenemos que encontrarlos. Por lo demás… — me encojo de hombros. No sabemos si hay más sobrevivientes, no sabemos qué pudo haber sido de ellos.
Me termino el pan echándomelo a la boca y me limpio las migas de las manos, frotándolas entre sí — Jamie Niniadis se llevó a su hijo, Seth, que estaba con nosotros. Supongo que en rasgos generales, te puedes hacer una idea de la situación — básicamente, que tocamos la puerta con una bomba de tiempo en las manos.
Se me escapa una risita por lo bajo ante su interrogante, sabiendo de sobra que mi nombre no es lo más convencional. Pero me gusta, al menos mucho más que “Amelia”. Uno bonito… bah, en realidad es un apodo. Mi nombre completo es Mimi Joanne Johnson, tu imagina. Mientras que nadie me diga “Jojo” todo bien. - Que tampoco me molestaba en sí ese apodo, solo que no respondía ante él por no estar acostumbrada a que me llamen así. Siempre es Mimi, y algún derivado. No soy quien para juzgar, acá cada quien se las arregla como puede. - Tampoco tenía demasiado de “lobo” aunque no tuviese idea a qué hacía alusión esa referencia. - De momento si no eres enfermero, lo único que se me viene a la mente es que eres un bailarín exótico con algún disfraz bizarro. - No me sorprendería si Moi lo conocía de algunos de esos antros que frecuentaba, si es que esa era su profesión. De alguna manera, lo dudaba. Si su rostro decía algo, es que muy bien no la había pasado en estos días.
- Oh… Ooohhh… Pero… un segundo, ¿qué? - ¿Pero el catorce no había sido destruído? Kenny había pasado semanas cabizbaja por eso… ¿Qué demonios? Por suerte no tarda en explicarse, y tengo que hacer un esfuerzo en conectar ideas hasta que forman un hilo de pensamiento medianamente razonable. - Lo lamento…- Es lo único que logro decir sin lanzarme a hacer preguntas incómodas que nadie con su tipo de pérdidas debería responder. Es solo que, luego de haber visto las imágenes por televisión, costaba imaginar que alguien había salido con vida de allí. Mucho menos un grupo de niños que se las hubiesen arreglado para pasar desapercibidos hasta entonces. - Bien, entonces… sí, eso tiene más sentido. Entonces, un grupo de niños de entre diez y diecisiete bastante recursivos. Lo tengo. - No del todo, pero al menos tenía grabado el código como para poder armar el rompecabezas luego. Dejo el pan a un costado, y me despego de la superficie para buscar un vaso y llenarlo con el agua del grifo.
- No dijieron nada en las noticias de Seth Niniadis, desde hace años que no lo nombran de hecho. No desde que se lo llevó… - Yo era demasiado pequeña en esos momentos, tendría ¿tres años cuando mucho? tal vez, no lo recordaba muy bien, pero sí sabía que en aquellas épocas los carteles de “se busca” estaban más presentes que entonces, y que mamá me advertía que no debía preguntar mucho ni por mi padre ni por su familia. Tardé años en entender por qué, y cuando lo hice, aún así dejé el asunto en lo más recóndito de mi cerebro. - Olvídalo, entonces… ¿estamos buscando al nieto de la ministra de magia, también? - Si su hijo lo tenía ella… ¿Qué había pasado realmente en el Catorce. Por lo que mostraban en las noticias se hablaba de un enfrentamiento a muerte entre aurores y traidores, de cómo la única opción que habían tenido era la de destruir por completo el distrito para erradicar toda amenaza, y si habían dejado en claro algo era que no habían quedado sobrevivientes. Sin embargo, dos personas desconocidas se hallaban en el loft, y buscábamos a otras seis que podrían estar vagando por los distritos. - Perdona por preguntar pero, ¿cómo lograron sobrevivir a esa masacre?
- Oh… Ooohhh… Pero… un segundo, ¿qué? - ¿Pero el catorce no había sido destruído? Kenny había pasado semanas cabizbaja por eso… ¿Qué demonios? Por suerte no tarda en explicarse, y tengo que hacer un esfuerzo en conectar ideas hasta que forman un hilo de pensamiento medianamente razonable. - Lo lamento…- Es lo único que logro decir sin lanzarme a hacer preguntas incómodas que nadie con su tipo de pérdidas debería responder. Es solo que, luego de haber visto las imágenes por televisión, costaba imaginar que alguien había salido con vida de allí. Mucho menos un grupo de niños que se las hubiesen arreglado para pasar desapercibidos hasta entonces. - Bien, entonces… sí, eso tiene más sentido. Entonces, un grupo de niños de entre diez y diecisiete bastante recursivos. Lo tengo. - No del todo, pero al menos tenía grabado el código como para poder armar el rompecabezas luego. Dejo el pan a un costado, y me despego de la superficie para buscar un vaso y llenarlo con el agua del grifo.
- No dijieron nada en las noticias de Seth Niniadis, desde hace años que no lo nombran de hecho. No desde que se lo llevó… - Yo era demasiado pequeña en esos momentos, tendría ¿tres años cuando mucho? tal vez, no lo recordaba muy bien, pero sí sabía que en aquellas épocas los carteles de “se busca” estaban más presentes que entonces, y que mamá me advertía que no debía preguntar mucho ni por mi padre ni por su familia. Tardé años en entender por qué, y cuando lo hice, aún así dejé el asunto en lo más recóndito de mi cerebro. - Olvídalo, entonces… ¿estamos buscando al nieto de la ministra de magia, también? - Si su hijo lo tenía ella… ¿Qué había pasado realmente en el Catorce. Por lo que mostraban en las noticias se hablaba de un enfrentamiento a muerte entre aurores y traidores, de cómo la única opción que habían tenido era la de destruir por completo el distrito para erradicar toda amenaza, y si habían dejado en claro algo era que no habían quedado sobrevivientes. Sin embargo, dos personas desconocidas se hallaban en el loft, y buscábamos a otras seis que podrían estar vagando por los distritos. - Perdona por preguntar pero, ¿cómo lograron sobrevivir a esa masacre?
— Se me da muy mal bailar. Es uno de los tantos talentos que me faltan — creo que no me entiende por mi imitación del idioma con pan en la boca, pero tampoco importa. Lo que es fundamental es que capta de inmediato la historia que ya he contado más de una vez y, por suerte, no tengo que volver a repetir. Tomo su pésame, pero me siento agradecido que no haga de esto una conversación deprimente; a estas alturas, ya no podré soportarlo. Sentir lástima por mí es algo que evitaré de ahora en adelante, siempre y cuando sea posible, empezando por el hecho de que no tengo tiempo para más lamentos — Recursivos y ruidosos. Son la prioridad — no solo porque naturalmente me importan, sino porque el estar solos en un sitio que no conocen es un peligro para ellos. Y, a decir verdad, si los atrapan y les hacen estudios de sangre, las consecuencias podrían ser catastróficas.
Me termino el pan, pero repentinamente sabe amargo. No sé cómo debo tomar el hecho de que Seth no haya aparecido en las noticias, porque puede ser algo tan bueno como un desastre. Solo asiento para darle a entender que la he escuchado y eso es todo — Me lo llevé yo. No importa — completo la oración por pura inercia, aunque parece que estoy hablando de algo que me fastidia y no al contrario. No podía dejar a Seth atrás para que se pudra en la cárcel, pero nada de lo que ha pasado en esa época es digno de ser recordado. Al menos, la morena parece haber recolectado la información con bastante precisión, porque aparentemente no se le pasó que uno de los niños que estamos buscando se apellida Niniadis — Jared, sí. Es mi ahijado — clasificarlo de esa manera me recuerda la responsabilidad que llevo encima, que no puedo fallarle a su madre. El recuerdo de Sophia me incomoda lo suficiente como para sentirme amargado en toda mi altura, fingiendo interés en limpiar la mesada del agua que yo mismo he tirado.
No me sorprende lo que pregunta, yo mismo tendría esa incógnita de ser al revés. Aunque mi primer impulso es decirle que fue solo suerte, me doy cuenta de inmediato que esa no es la expresión que estoy buscando — Tuve una moto voladora a mano — eso es todo, no sé si fue algo bueno o malo a estas alturas. No quiero pensar en las cosas que vi en ese momento, todavía demasiado vívidas. Como la mesada parece ya estar seca, no tengo con qué más entretenerme — Los niños fueron evacuados minutos antes, cuando los aurores y Jamie se retiraron. Era cuestión de tiempo a que… — como no me salen las palabras, se me enrosca la lengua y carraspeo, echándole un vistazo a mi acompañante — Todos sabíamos que no iban a dejarnos simplemente existir.
Me termino el pan, pero repentinamente sabe amargo. No sé cómo debo tomar el hecho de que Seth no haya aparecido en las noticias, porque puede ser algo tan bueno como un desastre. Solo asiento para darle a entender que la he escuchado y eso es todo — Me lo llevé yo. No importa — completo la oración por pura inercia, aunque parece que estoy hablando de algo que me fastidia y no al contrario. No podía dejar a Seth atrás para que se pudra en la cárcel, pero nada de lo que ha pasado en esa época es digno de ser recordado. Al menos, la morena parece haber recolectado la información con bastante precisión, porque aparentemente no se le pasó que uno de los niños que estamos buscando se apellida Niniadis — Jared, sí. Es mi ahijado — clasificarlo de esa manera me recuerda la responsabilidad que llevo encima, que no puedo fallarle a su madre. El recuerdo de Sophia me incomoda lo suficiente como para sentirme amargado en toda mi altura, fingiendo interés en limpiar la mesada del agua que yo mismo he tirado.
No me sorprende lo que pregunta, yo mismo tendría esa incógnita de ser al revés. Aunque mi primer impulso es decirle que fue solo suerte, me doy cuenta de inmediato que esa no es la expresión que estoy buscando — Tuve una moto voladora a mano — eso es todo, no sé si fue algo bueno o malo a estas alturas. No quiero pensar en las cosas que vi en ese momento, todavía demasiado vívidas. Como la mesada parece ya estar seca, no tengo con qué más entretenerme — Los niños fueron evacuados minutos antes, cuando los aurores y Jamie se retiraron. Era cuestión de tiempo a que… — como no me salen las palabras, se me enrosca la lengua y carraspeo, echándole un vistazo a mi acompañante — Todos sabíamos que no iban a dejarnos simplemente existir.
- ¿Se te da genial? - No estoy seguro que haya dicho eso, pero no le veía mucha complexión de bailarín. Me encojo de hombros en un gesto resignado, y decido no seguir indagando sobre ese tema. Como dije, no iba a juzgar a una persona por su profesión. - ¿Hay otro punto en la lista que no conozca? Soy multitasking y tengo mis recursos. - No es que tuviese mucha oportunidad de encontrarme a un grupo de niños vagando por las calles, sin importar lo ruidosos que fuesen. De hecho, esperaba que no tuvieran de verdad esa fama, porque los aurores estarían sobre ellos en segundos, y no faltaría demasiado tiempo antes de que los viniesen a buscar los asistentes sociales. Conocía todo el proceso de memoria, y sea como fuese todo el asunto, el resultado no iba a ser lindo. Si podía ayudar en algo más… Era una pena tanto como un privilegio que la mayoría de las calles de los distritos del norte no estuviesen monitoreadas, de lo contrario, tal vez y podría haber hackeado los circuitos para ver a través de las cámaras cualquier tipo de indicio que me llevara a encontrarlos.
Los ojos se me abren de par en par con su declaración, y trato de que los engranajes de mi cabeza no se congelen de la pura impresión que me causa. - Benedict… ¿cómo dijiste que era tu apellido? - Mamá lo había nombrado, estoy segura, lo tenía en la punta de la lengua, si tan sólo… - Aguarda, ¿entonces sí lo secuestraste? - ¿Acaso las acusaciones habían sido verdad? Claro que luego nombra lo del ahijado y me hace darme cuenta que la palabra “secuestrar” tal vez no sea la correcta, pero aún así, todo el panorama seguía siendo extraño. Cómo si estuviese teniendo un sueño vívido y con demasiados detalles. Claro que nunca he soñado con tanto detallismo, pero tampoco solía tener una vida tan fantasiosa, ni en mis sueños ni en mis pesadillas. ¿El catorce no había sido pulverizado? ¿Todavía quedaban sobrevivientes? ¿Mi primo de verdad había escapado allí?
- ¿Una moto voladora?- Sus palabras me suenan a una navidad temprana, y mis manos cosquillean tan solo de la idea de poder examinar ese cacharro. Quiero averiguar más datos, ¿de qué año era?, ¿tenía una computadora de navegación?, ¿estaba impulsada con magia, o con gasolina? ¿hechizos de rastreo?. Me abstengo a tiempo ya que vuelve a hablar y me recuerda la seriedad del asunto. - La Niniadis no ha mostrado el rostro todavía, los medios dicen que si bien todo el asunto es una “victoria” para el país, el golpe de perder a su marido fue muy fuerte. Yo estaba esperando que la hubieran deformado o algo así, y que era por eso no quería dar la cara. - Siempre se podía soñar, ¿no? - Así que ustedes y los niños son los únicos sobrevivientes... De nuevo, lo lamento. No sé en qué más podemos ayudar, pero si son amigos de Kenny, pueden contar con nosotros.
Los ojos se me abren de par en par con su declaración, y trato de que los engranajes de mi cabeza no se congelen de la pura impresión que me causa. - Benedict… ¿cómo dijiste que era tu apellido? - Mamá lo había nombrado, estoy segura, lo tenía en la punta de la lengua, si tan sólo… - Aguarda, ¿entonces sí lo secuestraste? - ¿Acaso las acusaciones habían sido verdad? Claro que luego nombra lo del ahijado y me hace darme cuenta que la palabra “secuestrar” tal vez no sea la correcta, pero aún así, todo el panorama seguía siendo extraño. Cómo si estuviese teniendo un sueño vívido y con demasiados detalles. Claro que nunca he soñado con tanto detallismo, pero tampoco solía tener una vida tan fantasiosa, ni en mis sueños ni en mis pesadillas. ¿El catorce no había sido pulverizado? ¿Todavía quedaban sobrevivientes? ¿Mi primo de verdad había escapado allí?
- ¿Una moto voladora?- Sus palabras me suenan a una navidad temprana, y mis manos cosquillean tan solo de la idea de poder examinar ese cacharro. Quiero averiguar más datos, ¿de qué año era?, ¿tenía una computadora de navegación?, ¿estaba impulsada con magia, o con gasolina? ¿hechizos de rastreo?. Me abstengo a tiempo ya que vuelve a hablar y me recuerda la seriedad del asunto. - La Niniadis no ha mostrado el rostro todavía, los medios dicen que si bien todo el asunto es una “victoria” para el país, el golpe de perder a su marido fue muy fuerte. Yo estaba esperando que la hubieran deformado o algo así, y que era por eso no quería dar la cara. - Siempre se podía soñar, ¿no? - Así que ustedes y los niños son los únicos sobrevivientes... De nuevo, lo lamento. No sé en qué más podemos ayudar, pero si son amigos de Kenny, pueden contar con nosotros.
Creo que eso es todo, así que se lo hago saber con un movimiento de la mano que busca sacudir la opción de más detalles. Bueno, de seguro hay más, pero es demasiado tarde y tengo el cerebro agotado como para pensar ahora — No lo dije… — lo dudo y trato de repasar los últimos minutos. Relamo mis labios, porque decir mi nombre completo dentro de NeoPanem ha sido algo que he evitado por más de una década. Tengo que recordarme que aquí estamos a salvo y puedo hablar con naturalidad, una vez más — Franco. Pareces demasiado joven como para recordar mis cinco minutos de fama hace añares — intento sonar bromista, pero la mueca en mi rostro solo demuestra que estoy forzando la sonrisa. Aún no sé cuándo fue que tuve un mayor grado como celebridad: si cuando gané los juegos o cuando me volví un fugitivo buscado por el nuevo régimen. Sea como sea, ella es una niña y ni debe tener memorias de eso — No lo secuestré, él vino conmigo. Quise irme solo y Seth insistió así que, técnicamente, él me secuestró a mí — el recuerdo es tan lejano que me sorprende que sea tan nítido en mi mente. Estaba helado y Seth interrumpió mi intento de escape, afirmando que deseaba irse conmigo y obligándome a permanecer unos días más para poder planearlo mejor. Eramos dos niños idiotas, pero no nos salió tan mal. Obviando que me mordieron en el camino, logramos llegar a casa.
Asiento a lo de la moto voladora, pero lo que viene después se lleva toda mi atención — Que va. Luchamos varios contra ella y se llevó algunos rasguños, pero parecía bastante entera — el gruñido delata lo mucho que lamento ese escape. Apenas me aferro a la mesada con una mano cuando me fuerzo a mirarla, aceptando sus lamentos con una rápida mueca que parece una sonrisa y mi cabeza rebota un poco de arriba a abajo frente a sus sospechas — Hasta donde sabemos… — insisto, pero sé que no tiene sentido hacerse ilusiones — La búsqueda es nuestra prioridad. Desearía que hubiese un modo de recuperar a Seth, pero sé lo suicida que sería eso — aunque creo que tampoco me importa mucho morir y llevarme a Jamie conmigo, para variar. Eso me lleva a pensar… — ¿Cómo funciona la radio con exactitud? ¿Quienes tienen acceso a ella y cómo? — se supone que es secreta, pero no comprendo muy bien sus movimientos. Y quizá pueda sacarle jugo.
Asiento a lo de la moto voladora, pero lo que viene después se lleva toda mi atención — Que va. Luchamos varios contra ella y se llevó algunos rasguños, pero parecía bastante entera — el gruñido delata lo mucho que lamento ese escape. Apenas me aferro a la mesada con una mano cuando me fuerzo a mirarla, aceptando sus lamentos con una rápida mueca que parece una sonrisa y mi cabeza rebota un poco de arriba a abajo frente a sus sospechas — Hasta donde sabemos… — insisto, pero sé que no tiene sentido hacerse ilusiones — La búsqueda es nuestra prioridad. Desearía que hubiese un modo de recuperar a Seth, pero sé lo suicida que sería eso — aunque creo que tampoco me importa mucho morir y llevarme a Jamie conmigo, para variar. Eso me lleva a pensar… — ¿Cómo funciona la radio con exactitud? ¿Quienes tienen acceso a ella y cómo? — se supone que es secreta, pero no comprendo muy bien sus movimientos. Y quizá pueda sacarle jugo.
Aprieto los labios con fuerza cuando me dice su apellido y confirma que en su momento, fue alguien famoso. Yo no tenía tanta memoria, pero había investigado y no me había costado mucho descubrir algunas cosas. - Sí, era pequeña, pero también curiosa. Mamá me decía que no haga algo, y por naturaleza, yo lo hacía. - Toda mi vida fue así, pero a su vez esa picardía por querer saber más era la que me llevaba a ser buena en lo que hacía; habiendo dejado el Royal a los quince años, no es que tuviese demasiada opción. - Puedo estar muy equivocada, pero tal vez conozcas a mi padre, Mijail Johnson. - Hermano de una tal Mila Johnson, quien había muerto años antes de que yo naciera y que, si los registros no mentían, había sido la madre de Benedict, un ex-vencedor de los antiguos Juegos Mágicos. No podía distinguirlo demasiado gracias a la poca iluminación, y aunque pudiera hacerlo, estaba segura de que no tendríamos ningún parecido. Yo había heredado casi todo de mi madre, salvo por la altura, así que solo confiaría en su memoria como para confirmar mi teoría. - Escaparon ambos entonces. Que bueno, porque sino sería mucho síndrome de Estocolmo como para nombrarte padrino de su hijo. - Bromeo, y me río un poco, pero tengo la garganta algo reseca, así que apuro el vaso que me he servido, y lo dejo en la mesada una vez que queda vacío.
Lanzo un resoplido que hace temblar mis labios contra sí, y ruedo los ojos con hastío. - Esa mujer o tiene más vidas que un gato, o hizo un trato con el diablo. - ¿Cómo es posible que haya sido capaz de diezmar un distrito entero, pero salir ilesa de el mismo? Dicen que yerba mala nunca muere, y esta yerba hasta veneno tenía… - Depende de donde lo tengan. - Me encojo de hombros y hago una mueca, sabiendo que si con Kenny hemos podido robar varitas de la mismísima fábrica, pues… - ¿Qué cómo? Pffff, con fuerza de voluntad, y mucha cabeza. No llevo demasiado en la red en sí misma, pero desde que estoy siempre ha sido igual. - Yo arreglaría cables y circuitos, pero eso solo era lo técnico. Los demás eran los que hacían el trabajo pesado de verdad, y los admiraba por eso. - Se investiga todo lo que calla el gobierno, y cuando se confirma toda la información… pues es ahí cuando la trasmitimos en la radio. Supongo que debe estar respetando tu situación y el hecho de que todavía hay que buscar a los niños. Pero que no te sorprenda si alguien curosea de más pidiendo información del catorce.- No sé si se refiere a eso o si era otra cosa lo que quería saber pero, en resumen, la red era un hormiguero con trabajadoras de tiempo… casi completo.
Lanzo un resoplido que hace temblar mis labios contra sí, y ruedo los ojos con hastío. - Esa mujer o tiene más vidas que un gato, o hizo un trato con el diablo. - ¿Cómo es posible que haya sido capaz de diezmar un distrito entero, pero salir ilesa de el mismo? Dicen que yerba mala nunca muere, y esta yerba hasta veneno tenía… - Depende de donde lo tengan. - Me encojo de hombros y hago una mueca, sabiendo que si con Kenny hemos podido robar varitas de la mismísima fábrica, pues… - ¿Qué cómo? Pffff, con fuerza de voluntad, y mucha cabeza. No llevo demasiado en la red en sí misma, pero desde que estoy siempre ha sido igual. - Yo arreglaría cables y circuitos, pero eso solo era lo técnico. Los demás eran los que hacían el trabajo pesado de verdad, y los admiraba por eso. - Se investiga todo lo que calla el gobierno, y cuando se confirma toda la información… pues es ahí cuando la trasmitimos en la radio. Supongo que debe estar respetando tu situación y el hecho de que todavía hay que buscar a los niños. Pero que no te sorprenda si alguien curosea de más pidiendo información del catorce.- No sé si se refiere a eso o si era otra cosa lo que quería saber pero, en resumen, la red era un hormiguero con trabajadoras de tiempo… casi completo.
Creo que, de tener otro vaso en la mano, volvería a dejar que se me caiga. ¿Hace cuánto tiempo que no escucho ese nombre? ¿Hace cuánto que no pienso en esa rama de la familia? La miro como si ella tuviese las respuestas, aunque no hay nada en ella que pueda darme una señal. Es alta, sí, y su pelo es una enorme maraña, pero es lo único que puedo reconocer como familiar — ¿Tu padre es el tío Mij? ¿Mi tío Mij?— no puedo contener el tono cargado de impresión y poco me falta para largar una carcajada de incredulidad, pero me contengo mordiéndome los labios para no despertar a nadie — Estás de broma. ¿Cómo es…? — tras la muerte de mi madre, fueron pocas las ocasiones en las cuales nos reunimos con su familia, nunca de mala fe. Vivir en distritos separados complicaba las cosas, así que la relación era más que nada telefónica. Y, aún así, parece que aquí estamos… reunidos de la manera más extraña posible.
El shock me hace pasar de largo su broma sobre el síndrome de estocolmo, pero no el veneno enviado a Jamie. Levanto las manos porque no me ha entendido y pretendo que me escuche, pero a su vez, le permito terminar — Sí, bueno, entiendo cómo funciona. Pero me refiero a… ¿Cómo saben lo que es real y lo que no? ¿Cómo confían en las personas? Y, lo más importante: ¿Cómo se mantienen ocultos del gobierno? Una radio así… debe haber cientos de hechizos para protegerlos y ni hablemos de la señal… — dudo mucho que sea una radio abierta, si consideramos que el gobierno se volvería loco por silenciarla si pudiese llegar a todos los oídos del país. Es un riesgo enorme, aunque admito que es admirable.
Y eso me lleva otra vez a mirarla como si fuese un espécimen nuevo y extraño — Lo siento… — aclaro, sacudiendo un poco la cabeza en un intento de acomodar las ideas — Solo no logro comprender cómo es que seas mi prima y estemos los dos aquí — porque hay miles de casualidades en la vida, pero esto ya es demasiado.
El shock me hace pasar de largo su broma sobre el síndrome de estocolmo, pero no el veneno enviado a Jamie. Levanto las manos porque no me ha entendido y pretendo que me escuche, pero a su vez, le permito terminar — Sí, bueno, entiendo cómo funciona. Pero me refiero a… ¿Cómo saben lo que es real y lo que no? ¿Cómo confían en las personas? Y, lo más importante: ¿Cómo se mantienen ocultos del gobierno? Una radio así… debe haber cientos de hechizos para protegerlos y ni hablemos de la señal… — dudo mucho que sea una radio abierta, si consideramos que el gobierno se volvería loco por silenciarla si pudiese llegar a todos los oídos del país. Es un riesgo enorme, aunque admito que es admirable.
Y eso me lleva otra vez a mirarla como si fuese un espécimen nuevo y extraño — Lo siento… — aclaro, sacudiendo un poco la cabeza en un intento de acomodar las ideas — Solo no logro comprender cómo es que seas mi prima y estemos los dos aquí — porque hay miles de casualidades en la vida, pero esto ya es demasiado.
Se me hace raro que le diga ‘tío Mij’ a mi padre, más que nada porque siempre he pensado en él como papá. Si no fuese por mi buena memoria probablemente hasta me hubiese olvidado de su nombre… - Al parecer… Mis padres fueron Mijail y Roxanne Johnson. Si no me equivoco, nací el mismo año que fueron tus juegos, meses más o meses menos. - De acuerdo, claramente tenía mejor memoria de la que pensaba, porque ni siquiera yo sabía que tenía esa información almacenada en mi cerebro. Y por unos segundos estoy tentada a decir que mi nombre completo es Amelia Joanne para ver si eso le suena de algo, pero si mi mamá no me mintió, toda mi vida me conocieron como Mimi así que no le veo el caso. Me encojo de hombros sin saber que más aclarar, ya suficientemente raro es estar parada frente a él en estos momentos.
-Como dije: mucha investigación. No se decirte muy bien como funciona todo, porque ni yo misma estoy tan al tanto, pero confío en Kenny… - Era ella quien sabía quienes eran de fiar y a quienes había que mantener agarrados con pinzas, tenía sus métodos y las pruebas necesarias como para respaldar su palabra. - Claro que siempre reviso los registros que haya dando vueltas por ahí, pero esos no siempre reflejan la realidad al pie de la letra. - Y ni hablemos de las creencias que tenía la gente. De boca para afuera se decían muchas cosas, pero de ahí a que sean verdad…- Y no son solo hechizos los que protegen la red. No quiero pecar de engreída, pero ni todo el departamento de tecnología podría tratar de hacer algo con la radio sin que me entere. - Tenía tantos firewalls y alertas, que incluso si llegaban a dar sin querer con la red y su funcionamiento, sabría cómo desviarlos en cuestión de minutos.
Lo miro extrañada cuando se disculpa, pero no tarda en aclarar mi interrogante silencioso y acabo riéndome por lo bajo. - Dímelo a mí, creí que no quedaba nadie de mi familia con vida… o bueno, nadie que cuente al menos. Sino no tendría que haberme escapado. - Aunque de figurar Benedict en los registros, dudaba que me mandasen a vivir con él. El orfanato siempre iba a ser mi única opción.
-Como dije: mucha investigación. No se decirte muy bien como funciona todo, porque ni yo misma estoy tan al tanto, pero confío en Kenny… - Era ella quien sabía quienes eran de fiar y a quienes había que mantener agarrados con pinzas, tenía sus métodos y las pruebas necesarias como para respaldar su palabra. - Claro que siempre reviso los registros que haya dando vueltas por ahí, pero esos no siempre reflejan la realidad al pie de la letra. - Y ni hablemos de las creencias que tenía la gente. De boca para afuera se decían muchas cosas, pero de ahí a que sean verdad…- Y no son solo hechizos los que protegen la red. No quiero pecar de engreída, pero ni todo el departamento de tecnología podría tratar de hacer algo con la radio sin que me entere. - Tenía tantos firewalls y alertas, que incluso si llegaban a dar sin querer con la red y su funcionamiento, sabría cómo desviarlos en cuestión de minutos.
Lo miro extrañada cuando se disculpa, pero no tarda en aclarar mi interrogante silencioso y acabo riéndome por lo bajo. - Dímelo a mí, creí que no quedaba nadie de mi familia con vida… o bueno, nadie que cuente al menos. Sino no tendría que haberme escapado. - Aunque de figurar Benedict en los registros, dudaba que me mandasen a vivir con él. El orfanato siempre iba a ser mi única opción.
— ¿Fueron? — no sé por qué me sorprende, pero ha pasado tanto tiempo que no he oído sobre ellos que no encuentro la manera de describir la pequeña molestia que aquello me provoca. Cuando tuve que huir, la familia Franco fue la inmediata, jamás tuve tiempo siquiera de preocuparme por los Johnson. Y aún así, saber que son algo del pasado se siente extraño. Al final, parece que estamos destinados a quedar solos — Oí de ti, al menos de tu nacimiento. Es solo que… — me encojo de hombros. Creo que no vale la pena aclarar la clase de vida que estaba teniendo en ese entonces como para explicar por qué no estuve presente.
Decido creerle y me ahorro cualquier comentario que pueda resultar ofensivo, porque soy una de esas personas que jamás van a juzgar a los demás por la edad que tienen. Quiero decir, si yo a los doce me cargué a cuatro personas mucho más altas que yo, ella es perfectamente capaz de manejar una red tan compleja — Confiaré entonces en lo que dices y en que no van a encontrarnos con facilidad — además, tampoco es tentador clavar un farol sobre la cabeza de los chicos.
Lo que dice a continuación solo confirma lo que ya pensaba y me hace fruncir los labios. No voy a decirle que lo lamento, puesto que debe ser algo irritante a estas alturas del partido — ¿De dónde escapaste? — me siento extraño con respecto a esto. Somos familia, pero sé que estoy delante de una completa extraña. La miro como si buscase alguna treta que le dé una explicación a todo esto, pero no veo los motivos por los cuales alguien mentiría con algo así. Además, algo recuerdo de la mujer de mi tío; esta chica puede ser perfectamente la mezcla de ambos — Perdona que pregunte, pero… ¿qué les pasó? ¿Cómo terminaste en este lugar? — no es que tenga algo malo, pero si acabó refugiada en el norte con un puñado de rebeldes… estoy seguro de que su historia debe ser interesante.
Decido creerle y me ahorro cualquier comentario que pueda resultar ofensivo, porque soy una de esas personas que jamás van a juzgar a los demás por la edad que tienen. Quiero decir, si yo a los doce me cargué a cuatro personas mucho más altas que yo, ella es perfectamente capaz de manejar una red tan compleja — Confiaré entonces en lo que dices y en que no van a encontrarnos con facilidad — además, tampoco es tentador clavar un farol sobre la cabeza de los chicos.
Lo que dice a continuación solo confirma lo que ya pensaba y me hace fruncir los labios. No voy a decirle que lo lamento, puesto que debe ser algo irritante a estas alturas del partido — ¿De dónde escapaste? — me siento extraño con respecto a esto. Somos familia, pero sé que estoy delante de una completa extraña. La miro como si buscase alguna treta que le dé una explicación a todo esto, pero no veo los motivos por los cuales alguien mentiría con algo así. Además, algo recuerdo de la mujer de mi tío; esta chica puede ser perfectamente la mezcla de ambos — Perdona que pregunte, pero… ¿qué les pasó? ¿Cómo terminaste en este lugar? — no es que tenga algo malo, pero si acabó refugiada en el norte con un puñado de rebeldes… estoy seguro de que su historia debe ser interesante.
- Oh, lo siento… No me imaginé que…- No tenía idea de que había pasado con su vida durante todos estos años, pero no se me había pasado por la mente el pensar que no estaría al tanto de sus muertes. Tenía sentido que no tuviese idea, pero aún así… - Papá falleció cuando tenía tres, y mamá hace poco menos de cuatro años. Accidentes. - Al menos estaba segura que el de mamá si lo había sido, ya papá era otro asunto… uno que no quería revolver. No luego de haber visto lo que uno se enteraba en la red. Era increíble el velo que nos separaba de la realidad estando en los distritos de mayor lujo, y la ceguera que parecían portar todos los habitantes. No estaba orgullosa de decir que había sido una de ellos, pero al menos ahora sabía que no quería volver a esa hipocresía constante.
- Los reportes oficiales dicen que no quedó nadie vivo. Incluso aunque la red no estuviese protegida, cuentan a favor con que no los están buscando. - Claro que eso no los hacía invisibles, pero al menos lo suficiente como para que no estuviesen buscándolos con una recompensa sobre sus cabezas, y sus fotos en los costados de los trenes. - ¿Kenny dijo quienes más recibieron el mensaje? Puedo suponer, pero prefiero mantenerme callada hasta asegurarme de con quién es seguro hablar. - No sería un tema de conversación normal, pero si podía comentar el caso con Ferdia para ver si se le ocurría algo que acelere la búsqueda…
Frunzo la nariz ante su pregunta, esperándome y a la vez no que eso le generase curiosidad. - Nunca quise averiguar demasiado que había pasado con papá, de chica porque a mamá no le gustaba hablar del tema, y de más grande… bueno, viendo cómo son las cosas no estaba segura de poder saberlo a ciencia cierta jamás. - Había encontrado tantos registros falsificados o con verdades a medias, que no tenía ni el más mínimo interés de descubrir qué cosas decían de mi padre. - Y mamá falleció en un accidente en el laboratorio. La empresa era, es lo suficientemente grande como para no necesitar de ella, pero le gustaba seguir experimentando y bueno. Algo salió mal. Me mandaron al orfanato en lo que sorteaban las cuestiones legales, pero todo era una mentira enorme en lo que trataban de ver cómo hacer que la junta directiva se quedara con el dinero. - Todo burocrático y probablemente no del todo legal, así que me había hartado de que me trataran como una niña pequeña. - Puede o no que haya apuñalado a un auror con una lapicera y desvalijado mi propia casa, pero aprendí a ser más cuidadosa desde entonces. SIn contar esa vez que a las pocas semanas me descubrieron hackeando un cajero… - No tengo idea de qué es lo que me impulsa a abrir mi boca y soltar toda mi historia de vida. Pero supongo que al ser familia, me es más fácil que nunca el poder hablar sin inconvenientes. ¿no?
- Los reportes oficiales dicen que no quedó nadie vivo. Incluso aunque la red no estuviese protegida, cuentan a favor con que no los están buscando. - Claro que eso no los hacía invisibles, pero al menos lo suficiente como para que no estuviesen buscándolos con una recompensa sobre sus cabezas, y sus fotos en los costados de los trenes. - ¿Kenny dijo quienes más recibieron el mensaje? Puedo suponer, pero prefiero mantenerme callada hasta asegurarme de con quién es seguro hablar. - No sería un tema de conversación normal, pero si podía comentar el caso con Ferdia para ver si se le ocurría algo que acelere la búsqueda…
Frunzo la nariz ante su pregunta, esperándome y a la vez no que eso le generase curiosidad. - Nunca quise averiguar demasiado que había pasado con papá, de chica porque a mamá no le gustaba hablar del tema, y de más grande… bueno, viendo cómo son las cosas no estaba segura de poder saberlo a ciencia cierta jamás. - Había encontrado tantos registros falsificados o con verdades a medias, que no tenía ni el más mínimo interés de descubrir qué cosas decían de mi padre. - Y mamá falleció en un accidente en el laboratorio. La empresa era, es lo suficientemente grande como para no necesitar de ella, pero le gustaba seguir experimentando y bueno. Algo salió mal. Me mandaron al orfanato en lo que sorteaban las cuestiones legales, pero todo era una mentira enorme en lo que trataban de ver cómo hacer que la junta directiva se quedara con el dinero. - Todo burocrático y probablemente no del todo legal, así que me había hartado de que me trataran como una niña pequeña. - Puede o no que haya apuñalado a un auror con una lapicera y desvalijado mi propia casa, pero aprendí a ser más cuidadosa desde entonces. SIn contar esa vez que a las pocas semanas me descubrieron hackeando un cajero… - No tengo idea de qué es lo que me impulsa a abrir mi boca y soltar toda mi historia de vida. Pero supongo que al ser familia, me es más fácil que nunca el poder hablar sin inconvenientes. ¿no?
Accidentes, tiene sentido, supongo; me quedo con eso por unos segundos. No sé qué tan bien está el indagar sobre esas cuestiones a alguien que apenas conozco, en especial porque sé lo sensible que puede ser. Tengo a mi favor ser el mayor y estoy seguro de que ella debe conocer la historia de mi familia. Como su primo, mi hermano, murió masacrado en los juegos y como es que su tía, mi madre, fue consumida por la depresión hasta fallacer. Melanie y yo nos ganamos nuestra propia fama, ella por morir en mis brazos, yo por sobrevivir en el lugar donde ella se extinguió para siempre. Me niego a preguntarle si sabe sobre eso, seguro de que lo hace y reacio a hablar de ello luego de todo lo que ha pasado en las últimas semanas. Perder todo hace que las muertes del pasado se sientan como nimiedades que deben ser superadas de una vez por todas, sin ningún efecto secundario, ni siquiera la nostalgia.
— Eso tengo entendido. Si para ellos estamos muertos… pues bien — aunque será más complicado el movernos por la calle. Tanto Alice como yo nos marchamos siendo muy jóvenes, pero hay un nuevo archivo con mi nombre y se ha actualizado para indicar que existe un adulto Benedict Franco o, al menos, solía hacerlo; para Jamie, ese hombre debe ser solo una pila de cenizas. Intento hacer memoria sobre las palabras de Kenny, pero ha pasado tanto que mi cerebro cansado no puede dar con ningún nombre en específico — Dijo algo de todos los miembros de la red y creo que algo de un tipo que trabaja en servicios sociales, ¿es posible? — no sé si estoy divagando o no, lo cual no me sorprendería. Mordisqueo el interior de mi mejilla en busca de algo en mi memoria que pueda ser de mayor utilidad, pero solo sacudo la cabeza — Deberás preguntarle mañana. Ella sabrá informarte mejor que yo — ¿Cuánta gente opera para la red? ¿Cuántos estarán en movimiento ahora que hemos puesto una alarma?
Tengo que acomodarme sobre la mesada para escuchar su historia y froto las manos con una tranquilidad que no siento. No puedo evitar sentir pena por ella más que por los tíos que he llegado a conocer pero que apenas recuerdo, posiblemente porque son personas que ya daba por perdidas dentro de este mundo de mierda. No puedo imaginarme lo que debe ser crecer en un orfanato y, por como habla, la crudeza parece haber sido parte de su día a día. La miro con el análisis de alguien que puede llegar a comprender lo que ha pasado — Bueno, al menos puedes decir que te las arreglas sola — la sonrisa que le regalo intenta ser una muestra de apoyo y aprobación a sus métodos de resolución — Todo lo que hiciste, lo hiciste por pura supervivencia, así que… — no parece arrepentida ni mucho menos, pero encojo los hombros en señal de que no pienso juzgarla. Tampoco soy quién para hacerlo — Supongo que somos dignos de ser familia. Es irónico cómo es que se dan las cosas — los hermanos Johnson, nuestros padres muertos — Tengo una media hermana. Bueno, eso creo — larga historia, lo que me hace arrugar el entrecejo. Una de las tantas cosas que no podremos saber nunca con exactitud — Por parte de mi padre, por lo que no la hace tu prima. Pero… es bueno saber que la familia es más grande de lo que pensaba — somos como una especie en extinción. Y duele, aún lo hace.
— Eso tengo entendido. Si para ellos estamos muertos… pues bien — aunque será más complicado el movernos por la calle. Tanto Alice como yo nos marchamos siendo muy jóvenes, pero hay un nuevo archivo con mi nombre y se ha actualizado para indicar que existe un adulto Benedict Franco o, al menos, solía hacerlo; para Jamie, ese hombre debe ser solo una pila de cenizas. Intento hacer memoria sobre las palabras de Kenny, pero ha pasado tanto que mi cerebro cansado no puede dar con ningún nombre en específico — Dijo algo de todos los miembros de la red y creo que algo de un tipo que trabaja en servicios sociales, ¿es posible? — no sé si estoy divagando o no, lo cual no me sorprendería. Mordisqueo el interior de mi mejilla en busca de algo en mi memoria que pueda ser de mayor utilidad, pero solo sacudo la cabeza — Deberás preguntarle mañana. Ella sabrá informarte mejor que yo — ¿Cuánta gente opera para la red? ¿Cuántos estarán en movimiento ahora que hemos puesto una alarma?
Tengo que acomodarme sobre la mesada para escuchar su historia y froto las manos con una tranquilidad que no siento. No puedo evitar sentir pena por ella más que por los tíos que he llegado a conocer pero que apenas recuerdo, posiblemente porque son personas que ya daba por perdidas dentro de este mundo de mierda. No puedo imaginarme lo que debe ser crecer en un orfanato y, por como habla, la crudeza parece haber sido parte de su día a día. La miro con el análisis de alguien que puede llegar a comprender lo que ha pasado — Bueno, al menos puedes decir que te las arreglas sola — la sonrisa que le regalo intenta ser una muestra de apoyo y aprobación a sus métodos de resolución — Todo lo que hiciste, lo hiciste por pura supervivencia, así que… — no parece arrepentida ni mucho menos, pero encojo los hombros en señal de que no pienso juzgarla. Tampoco soy quién para hacerlo — Supongo que somos dignos de ser familia. Es irónico cómo es que se dan las cosas — los hermanos Johnson, nuestros padres muertos — Tengo una media hermana. Bueno, eso creo — larga historia, lo que me hace arrugar el entrecejo. Una de las tantas cosas que no podremos saber nunca con exactitud — Por parte de mi padre, por lo que no la hace tu prima. Pero… es bueno saber que la familia es más grande de lo que pensaba — somos como una especie en extinción. Y duele, aún lo hace.
- ¿Va a contactar a Ivar? - Me sorprendo, pero a la vez no del todo el que piense incluir al padre de mi mejor amiga en el proceso y me concentro por unos segundos en lo otro que mencionó. Si Kenny dijo miembros entonces podía tachar de la lista a los colaboradores ocasionales y a los contactos de los distritos más alejados, pero Ben tenía razón, y sería más prudente el consultarle mañana. Después de todo, no es que pudiese hacer mucho más esta noche.
Tengo que admitir que no esperaba ni necesitaba tener la aprobación de Benedict Franco, pero a la vez se sentía lindo el saber que alguien quien se suponía era familia, podía entender el por qué había actuado como lo había hecho, y no juzgaba. Al contario, su justificación se siente como si estuviese tomando una bebida caliente, y por unos segundos me tiento a atacar la reserva de café que Kenny guarda detrás del cajón. Esa que es rica, y no la que sabe a agua de lluvia estancada. - ¿Eso crees?- Lo miro con el gesto fruncido pero me despego de la mesada y camino unos pasos hasta la cajonera de la esquina. - Siento que hay una historia detrás de eso, pero no hace falta que me cuentes hoy. De momento solo quiero algo caliente. ¿Quieres? - Consulto luego de haber revuelto el cajón, y sacado de allí un frasco de vidrio con granos de café instantáneo. Extrañaba las máquinas de café de la empresa de mamá, pero aquí era imposible tener una de esas, y mucho más imposible el poder conseguir las cápsulas de manera regular.
- En cuanto a la familia… Hasta hace unos minutos creía que no tenía a nadie que pudiese llamar de esa forma, así que… -- Me encojo de hombros y me acerco a la alacena para buscar un par de tazas, pero hay algo mal allí y puedo ver que falta mi taza. Una rápida vista a la mesada me hace ver que no se encuentra allí tampoco, y por unos segundos, nada parece tan importante como encontrar el pequeño recipiente. No tengo éxito, y lo único que puedo suponer es que Moira ha vuelto a tomarla sin darse cuenta. ¿Qué tan difícil le es leer el enorme “MIMI” que decora la taza. - Perdona, me distraigo con facilidad. ¿Me habías dicho que sí querías? - Tomo dos tazas de las encimeras, y pongo el agua a calentar. - Esa media hermana de la que hablas, ¿también está con el grupo de niños?
Tengo que admitir que no esperaba ni necesitaba tener la aprobación de Benedict Franco, pero a la vez se sentía lindo el saber que alguien quien se suponía era familia, podía entender el por qué había actuado como lo había hecho, y no juzgaba. Al contario, su justificación se siente como si estuviese tomando una bebida caliente, y por unos segundos me tiento a atacar la reserva de café que Kenny guarda detrás del cajón. Esa que es rica, y no la que sabe a agua de lluvia estancada. - ¿Eso crees?- Lo miro con el gesto fruncido pero me despego de la mesada y camino unos pasos hasta la cajonera de la esquina. - Siento que hay una historia detrás de eso, pero no hace falta que me cuentes hoy. De momento solo quiero algo caliente. ¿Quieres? - Consulto luego de haber revuelto el cajón, y sacado de allí un frasco de vidrio con granos de café instantáneo. Extrañaba las máquinas de café de la empresa de mamá, pero aquí era imposible tener una de esas, y mucho más imposible el poder conseguir las cápsulas de manera regular.
- En cuanto a la familia… Hasta hace unos minutos creía que no tenía a nadie que pudiese llamar de esa forma, así que… -- Me encojo de hombros y me acerco a la alacena para buscar un par de tazas, pero hay algo mal allí y puedo ver que falta mi taza. Una rápida vista a la mesada me hace ver que no se encuentra allí tampoco, y por unos segundos, nada parece tan importante como encontrar el pequeño recipiente. No tengo éxito, y lo único que puedo suponer es que Moira ha vuelto a tomarla sin darse cuenta. ¿Qué tan difícil le es leer el enorme “MIMI” que decora la taza. - Perdona, me distraigo con facilidad. ¿Me habías dicho que sí querías? - Tomo dos tazas de las encimeras, y pongo el agua a calentar. - Esa media hermana de la que hablas, ¿también está con el grupo de niños?
Me encojo de hombros porque no tengo idea de cómo funciona lo de este tal Ivar y, si Kenny piensa que es lo mejor, pues tendré que confiar en ella; lo que sea para poder cumplir con esta tarea lo más pronto posible y largarnos de aquí con los chicos a salvo. Ya luego podré preocuparme por salvar a Seth, morir en el intento y todos felices. Me aparto de su camino corriéndome hacia un lado de la mesada haciendo uso de mis manos al apoyarme, chequeando cómo va buscando algo que no tengo idea de qué es hasta que lo menciona — Es complicado… — el tono de mi voz deja entrever que es más que eso. No es sencillo, es largo, no deseo desenterrar memorias de los muertos esta noche. Se siente como un insulto a su persona y no seré yo quien ponga en duda sus acciones del pasado, no mientras dure el duelo y tenga cosas más importantes en qué ocupar la mente. Zenda es de mi familia, sea cual sea la sangre que corra en sus venas y ella, como todos los demás, debe ser encontrada — Lo que sea está bien — no sé por qué se lo acepto, no tengo antojo de nada en particular, pero supongo que algo dentro de mi estómago que me ayude a pasar el trago de tener una prima entre toda esta locura será bienvenido.
No sé qué es lo busca así que estiro mi cuello como si pudiese ayudar a pesar de no tener ni idea. No llego a preguntarlo, que ella ya anda llevándose la atención una vez más, haciéndome sonreír con gracia — Nooo, no me he dado cuenta — estiro la primera palabra al cargarla de sarcasmo y le quito importancia con una sacudida de la mano — Sí. Zenda. Mi hija también está con ellos — me percato de lo complicadas que son las relaciones de mi vida ahora que tengo que explicarlas a alguien que es completamente ajeno a mi círculo, por lo que me disculpo con una sonrisa — Beverly, no sé si es mi hija. Su madre daba demasiado amor libre en los tiempos que quedó embarazada, pero la he cuidado lo mejor que he podido — no es excusa, pero jamás tuve la oportunidad de realizar una prueba de ADN y, aún así, sé que la enana rubia sabe que la cuidaré hasta que deje de respirar. Es lo mínimo que puedo hacer, ahora que todos se han ido…
Bajo la mirada al sentir como el aire se me cierra en el pecho y tengo que suspirar con fuerza. Es extraño pensar en ellos como personas que han muerto, en especial a Eowyn, a quien todavía espero que entre por la puerta dando una patada y gritando algo sobre tríos o chismes que a nadie le importan. Jamás pensé que extrañaría esas interrupciones. Me masajeo el pecho al frotarlo lentamente con una mano, como si de esa manera pudiese recuperar la compostura — Quizá no sabía que había una prima afuera, pero nunca estuve solo. Estas personas son mi extraña y pequeña familia — admito en un murmullo, evitando por alguna razón el levantar la mirada — Veo que tú tuviste lo mismo en este lugar y eso es lo que importa.
No sé qué es lo busca así que estiro mi cuello como si pudiese ayudar a pesar de no tener ni idea. No llego a preguntarlo, que ella ya anda llevándose la atención una vez más, haciéndome sonreír con gracia — Nooo, no me he dado cuenta — estiro la primera palabra al cargarla de sarcasmo y le quito importancia con una sacudida de la mano — Sí. Zenda. Mi hija también está con ellos — me percato de lo complicadas que son las relaciones de mi vida ahora que tengo que explicarlas a alguien que es completamente ajeno a mi círculo, por lo que me disculpo con una sonrisa — Beverly, no sé si es mi hija. Su madre daba demasiado amor libre en los tiempos que quedó embarazada, pero la he cuidado lo mejor que he podido — no es excusa, pero jamás tuve la oportunidad de realizar una prueba de ADN y, aún así, sé que la enana rubia sabe que la cuidaré hasta que deje de respirar. Es lo mínimo que puedo hacer, ahora que todos se han ido…
Bajo la mirada al sentir como el aire se me cierra en el pecho y tengo que suspirar con fuerza. Es extraño pensar en ellos como personas que han muerto, en especial a Eowyn, a quien todavía espero que entre por la puerta dando una patada y gritando algo sobre tríos o chismes que a nadie le importan. Jamás pensé que extrañaría esas interrupciones. Me masajeo el pecho al frotarlo lentamente con una mano, como si de esa manera pudiese recuperar la compostura — Quizá no sabía que había una prima afuera, pero nunca estuve solo. Estas personas son mi extraña y pequeña familia — admito en un murmullo, evitando por alguna razón el levantar la mirada — Veo que tú tuviste lo mismo en este lugar y eso es lo que importa.
Me río con su evidente sarcasmo ante mis despistes, y no tardo en corregirlo. - Es un asunto serio, de verdad. - Pero la comisura de mi labio que tira sola para arriba me delata, y pese a que no miento precisamente, tampoco es algo a lo que le preste una especial atención. - Es un trastorno y todo: trastorno de déficit de atención con hiperactividad. Suena bonito y complicado, pero por mi parte solo es mucha distracción y poco sueño. - Abro el frasco con cuidado, y no me molesto en usar la cuchara que saqué del contenedor de cubiertos, vertiendo el contenido a ojo en ambas tazas. - ¿Hija? - No tarda en explicar también su extraño parentesco con otra de las niñas perdidas y me encojo de hombros como respuesta porque no sé que más decir. - ¿Azucar? Lo tomo muy dulce así que tu dirás. - ¿Abrá leche? Si hay leche puedo declarar esta mi noche favorita en mucho tiempo. - ¿Sabes? Siempre que decían cosas del catorce lo hacían sonar como una base militar perdida, llena de rebeldes que buscaban acabar como el gobierno y sembrar el caos en Neo Panem, pero por lo que dices, y por lo poco que Kenny había contado… No me malentiendas, pero suenan como una comuna hippie más que como un movimiento militarizado dispuesto a terminar con la opresión y la tiranía de un país.
Camino unos pasos en dirección a la heladera, y rebusco con la mirada hasta dar con un cartón de leche que descansa sobre la puerta. Lo tomo, y al notar que pesa lo suficiente, lo sacudo un poco para medir el contenido del envase. ¡Perfecto! - ¿Leche?- Aunque ofrezco, todavía no la agrego a la taza, sino que pongo unas gotas de agua hasta que la mezcla de dentro se vuelve cremosa y me permite batirla a mi antojo. - Es una buena forma de verlo. - Le sonrío con una gratitud que no sé de dónde sale, y cuando noto que el color del café se ha aclarado lo suficiente, paso a la otra taza. - Pero no esperes de mí más hermanos o hijos, porque de eso nada. Solo una amiga perdida a la que considero como una hermana, y bueno… vamos a decir que los que dan vueltas por aquí son como los tíos borrachos de las fiestas. Salvo Kenny, Kenny es la mejor de todos nosotros.
Camino unos pasos en dirección a la heladera, y rebusco con la mirada hasta dar con un cartón de leche que descansa sobre la puerta. Lo tomo, y al notar que pesa lo suficiente, lo sacudo un poco para medir el contenido del envase. ¡Perfecto! - ¿Leche?- Aunque ofrezco, todavía no la agrego a la taza, sino que pongo unas gotas de agua hasta que la mezcla de dentro se vuelve cremosa y me permite batirla a mi antojo. - Es una buena forma de verlo. - Le sonrío con una gratitud que no sé de dónde sale, y cuando noto que el color del café se ha aclarado lo suficiente, paso a la otra taza. - Pero no esperes de mí más hermanos o hijos, porque de eso nada. Solo una amiga perdida a la que considero como una hermana, y bueno… vamos a decir que los que dan vueltas por aquí son como los tíos borrachos de las fiestas. Salvo Kenny, Kenny es la mejor de todos nosotros.
No me contengo y suelto una risa mucho más genuina de lo que hubiese pensado que podría emitir hoy en día. No es la primera vez que oigo ese punto de vista y estoy seguro de que tampoco va a ser la última, en especial porque tengo muy en claro que las personas se decepcionan cuando conocen la verdad sobre el catorce — A nadie le importaba empezar una guerra en el catorce. Solo queríamos vivir en paz y lejos de la gente que evita que eso suceda. Entrenar era con intenciones de defensa, no de ataque — levanto dos de mis dedos para indicar la cantidad de azúcar — Pero a Jamie Niniadis no le gusta que las cosas se hagan al contrario de lo que ella dice y, para colmo, fuera del alcance de su poder. Esa mujer debería tratar sus trastornos compulsivos, es un poquito más preocupante que lo tuyo — al menos y por lo visto, Mimi no parece estar quemando un distrito entero por el mero hecho de hacerlo.
La ofrenda de leche afloja mis facciones en un claro gesto de que hace un tiempo no bebo nada parecido, así que asiento. No puedo evitar preguntarme qué ha sido de las vacas y los animales de la granja que he soltado antes de marcharme de allí, aunque algo me dice que no han ido muy lejos, al menos que hubiesen corrido a toda velocidad. Supongo que entran en la lista de víctimas de ese día — No esperaba que tengas hijos, te ves joven — bromeo, aunque a decir verdad, yo era un mocoso cuando Beverly nació. Literal, aún era menor de edad y tenía acné. Saber que muchos de los chicos están cercanos a la edad que yo tenía cuando ella llegó al mundo hace que me estremezca, teniendo un breve lapsus de sentirme muy viejo o muy precoz; posiblemente, un poquito de ambas — No creí que Kenny movilizara a todo el mundo por nosotros. No tengo palabras para explicar lo agradecido que estoy — no sé cómo voy a devolvérselo, lo que me deja a merced de hacer lo que ella me pida como forma de pago. Si tengo que arreglar el loft entero y ayudar a mantenerlo, sé que comenzaría mañana por la mañana.
El olor al café se mueve entre nosotros como un soplo de aire y me pongo un poco ansioso, así que doy unos golpecitos sobre las rodillas que ayudan a balancear mis pies de adelante hacia atrás, a pesar de lo largo de mis piernas — Gracias por todo, Mimi — suelto de golpe y tengo que levantar una mano para que me dé el tiempo a explicarme — No solo por el café, sino también por la compañía. Lamento no habernos conocido antes… — lo cual me lleva a pensar en un detallito — ¿Nunca pensaste en buscarme? Quiero decir, sabías de mí, hubo carteles en todos lados. Si hubieses querido llegar al catorce, te habría recibido — aunque, a decir verdad, se ve que mal no le fue.
La ofrenda de leche afloja mis facciones en un claro gesto de que hace un tiempo no bebo nada parecido, así que asiento. No puedo evitar preguntarme qué ha sido de las vacas y los animales de la granja que he soltado antes de marcharme de allí, aunque algo me dice que no han ido muy lejos, al menos que hubiesen corrido a toda velocidad. Supongo que entran en la lista de víctimas de ese día — No esperaba que tengas hijos, te ves joven — bromeo, aunque a decir verdad, yo era un mocoso cuando Beverly nació. Literal, aún era menor de edad y tenía acné. Saber que muchos de los chicos están cercanos a la edad que yo tenía cuando ella llegó al mundo hace que me estremezca, teniendo un breve lapsus de sentirme muy viejo o muy precoz; posiblemente, un poquito de ambas — No creí que Kenny movilizara a todo el mundo por nosotros. No tengo palabras para explicar lo agradecido que estoy — no sé cómo voy a devolvérselo, lo que me deja a merced de hacer lo que ella me pida como forma de pago. Si tengo que arreglar el loft entero y ayudar a mantenerlo, sé que comenzaría mañana por la mañana.
El olor al café se mueve entre nosotros como un soplo de aire y me pongo un poco ansioso, así que doy unos golpecitos sobre las rodillas que ayudan a balancear mis pies de adelante hacia atrás, a pesar de lo largo de mis piernas — Gracias por todo, Mimi — suelto de golpe y tengo que levantar una mano para que me dé el tiempo a explicarme — No solo por el café, sino también por la compañía. Lamento no habernos conocido antes… — lo cual me lleva a pensar en un detallito — ¿Nunca pensaste en buscarme? Quiero decir, sabías de mí, hubo carteles en todos lados. Si hubieses querido llegar al catorce, te habría recibido — aunque, a decir verdad, se ve que mal no le fue.
- Esa mujer debería hacernos un favor a todos y tirarse a un pozo. Pero eso no va a pasar. - Y sí, hago una mueca que se asemeja un puchero, pero lo amerita. Simplemente, hay personas que si no estuvieran, harían mejor al mundo. De acuerdo, no podía decir nada del gobierno anterior, era demasiado pequeña. Pero quitar una uña encarnada con un cúter solo haría que la herida sangrase más. Le hago caso a su instrucción con la cantidad de azucar, y cierro el tarro con cuidado, dejándolo a un costado de la mesada para luego dejarme caer sobre ella.
- Gracias por utilizar la palabra joven, y no “niña”. Tengo dieciocho, cumplo diecinueve en Marzo, así que sigo disfrutando de mi juventud. De solo pensar en tener un bebé… ups, lo siento. - No tenía idea si su hija era pequeña o no, y no quería que se sintiera insultado. Pero no me imaginaba criando a nadie en un futuro cercano. Aunque tampoco lo imaginaba en un futuro lejano, los niños no eran lo mío. - Entonces no conoces del todo a Kenny. Esa mujer… -- No tengo palabras para describirla, así que me limito a seguir preparando la bebida. - Agradece cuando los encontremos, de momento no es ningún problema.
El olor a café comienza a innundar el pequeño cuarto, y respiro profundamente luego de entregarle la taza. Si no fuese por la cafeína, probablemente amase más el olor de la bebida, que la bebida misma. - La idea se me pasó un par de veces por la mente. Pero primero, - elevo un dedo para ejemplificar mi punto, y tomo un pequeño sorbo antes de seguir hablando. - no tenía idea si seguías vivo. Y segundo, -- Estiro el dedo medio y me río por lo bajo. - Incluso después de que Kenny me dijese que había vivido allí un tiempo, el catorce siempre fue como una especie de mito. Una leyenda urbana que servía para dar esperanza a la gente. - O generar un fuerte sentido de amenaza al gobierno por lo visto. - No iba a perseguir una fantasía. Preferí hacerme un lugar aquí, y no me ha ido tan mal.
- Gracias por utilizar la palabra joven, y no “niña”. Tengo dieciocho, cumplo diecinueve en Marzo, así que sigo disfrutando de mi juventud. De solo pensar en tener un bebé… ups, lo siento. - No tenía idea si su hija era pequeña o no, y no quería que se sintiera insultado. Pero no me imaginaba criando a nadie en un futuro cercano. Aunque tampoco lo imaginaba en un futuro lejano, los niños no eran lo mío. - Entonces no conoces del todo a Kenny. Esa mujer… -- No tengo palabras para describirla, así que me limito a seguir preparando la bebida. - Agradece cuando los encontremos, de momento no es ningún problema.
El olor a café comienza a innundar el pequeño cuarto, y respiro profundamente luego de entregarle la taza. Si no fuese por la cafeína, probablemente amase más el olor de la bebida, que la bebida misma. - La idea se me pasó un par de veces por la mente. Pero primero, - elevo un dedo para ejemplificar mi punto, y tomo un pequeño sorbo antes de seguir hablando. - no tenía idea si seguías vivo. Y segundo, -- Estiro el dedo medio y me río por lo bajo. - Incluso después de que Kenny me dijese que había vivido allí un tiempo, el catorce siempre fue como una especie de mito. Una leyenda urbana que servía para dar esperanza a la gente. - O generar un fuerte sentido de amenaza al gobierno por lo visto. - No iba a perseguir una fantasía. Preferí hacerme un lugar aquí, y no me ha ido tan mal.
Le resto importancia a lo que dice sobre lo de tener hijos con una mueca y me quedo meditabundo. Sé que hemos caído en este lugar con la urgencia bajo el brazo y no hemos encontrado otra cosa que ayuda y buenas intenciones, algo que creí que solo debería estar permitido soñar. Supongo que todavía quedan buenas y decentes personas en el mundo, a pesar de lo mucho que éste me ha tratado de convencer de que la vida y el ser humano son una mierda en sí misma — ¿No es ningún problema? Nos recibieron con los brazos abiertos y con las intenciones de ser de ayuda, incluso cuando sabemos lo que eso significa. Es un enorme problema y no encuentro el modo de agradecer lo suficiente — espero que lo entienda, aunque sea viéndolo desde mi punto de vista.
Le sonrío al hacerme con la taza y, a pesar de que no es que andemos muriendo de frío, encuentro el contacto caliente más que satisfactorio entre ambas manos. Mi risa hace un pequeño eco cuando bebo, sin encontrar palabras para juzgarla por ello — Pues veo que no — coincido. Vamos, que no llega ni a los veinte y trabaja en medio de una red ilegal de la cual debería estar más que orgullosa. Relamo el sabor del café, sintiendo un suave estremecimiento en el cambio de temperatura de mi cuerpo — Jamás comprendí cómo se movieron los rumores. Siempre tuve la idea de que fue por el énfasis que pusieron en encontrar ese lugar, lo cual es un poco irónico. En su desesperación, Jamie plantó un farol y lo volvió su propia amenaza — la idea me hace sonreír con sorna, más para una persona que no está presente que para nosotros mismos — Era un camino arriesgado y nadie podría haberlo hecho solo. Estábamos bien protegidos… — hasta que el hechizo se rompió, por mi culpa.
Miro la taza como si de golpe ya no tuviese ganas de consumir la infusión, pero aún así, aprovecho lo que queda para excusarme y no hablar. No es hasta que la vacío que la dejo a un lado y bajo de la mesada con un vago salto — Supongo que ha sido bueno conocerte, Mimi — murmuro, forzando una sonrisa en su dirección. Quizá no es la más honesta, pero al menos reconozco las razones y no tiene nada que ver con ella — Pero creo que iré a la cama. ¿Te veré en la mañana? — espero que sí. Siento que tenemos mil cosas que compartir de aquí en adelante.
Le sonrío al hacerme con la taza y, a pesar de que no es que andemos muriendo de frío, encuentro el contacto caliente más que satisfactorio entre ambas manos. Mi risa hace un pequeño eco cuando bebo, sin encontrar palabras para juzgarla por ello — Pues veo que no — coincido. Vamos, que no llega ni a los veinte y trabaja en medio de una red ilegal de la cual debería estar más que orgullosa. Relamo el sabor del café, sintiendo un suave estremecimiento en el cambio de temperatura de mi cuerpo — Jamás comprendí cómo se movieron los rumores. Siempre tuve la idea de que fue por el énfasis que pusieron en encontrar ese lugar, lo cual es un poco irónico. En su desesperación, Jamie plantó un farol y lo volvió su propia amenaza — la idea me hace sonreír con sorna, más para una persona que no está presente que para nosotros mismos — Era un camino arriesgado y nadie podría haberlo hecho solo. Estábamos bien protegidos… — hasta que el hechizo se rompió, por mi culpa.
Miro la taza como si de golpe ya no tuviese ganas de consumir la infusión, pero aún así, aprovecho lo que queda para excusarme y no hablar. No es hasta que la vacío que la dejo a un lado y bajo de la mesada con un vago salto — Supongo que ha sido bueno conocerte, Mimi — murmuro, forzando una sonrisa en su dirección. Quizá no es la más honesta, pero al menos reconozco las razones y no tiene nada que ver con ella — Pero creo que iré a la cama. ¿Te veré en la mañana? — espero que sí. Siento que tenemos mil cosas que compartir de aquí en adelante.
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