Es verano, eso significa que me vine de vacaciones a la playa. Bueno, mentira monumental, así que recapitulemos. Me estaba cocinando el culo en mi cuchitril en el once y, por esas casualidades del destino, mi hermanito decidió llamar. Sí, el enano de Eugene, ese que dedica su vida a ponerse maquillaje y trajes costosos que me han quitado una risa en más de una ocasión. No es que juzgue lo que le apasiona, pero su trabajo le ha otorgado algunas pintas que se quedarán siempre en mi memoria como métodos de burla. Retomando el hilo, me recordó que hace demasiado tiempo que no nos vemos y acordamos encontrarnos en algún punto medio de este apestoso país, lo que me hizo sacar las monedas ahorradas del agujero en mi pared, ese que escondo detrás de un cuadro horrible que un tipo me dio como pago una vez por ayudarle a pintar su casucha. ¿Su mejor idea? El distrito cuatro, el sitio de las mejores playas y donde, por lógica, mi ropa holgada levanta alguna que otra mirada curiosa. Considerando el viaje, será solo un fin de semana, pero al menos no puedo quejarme de que no he roto la rutina. Obviemos que él tendrá que pagar casi todo, es un tema aparte.

Ni siquiera me molesté en esperarlo en la estación, pero como es costumbre, creo que ya debe saberlo. Dijo algo de una casita en la playa norte, así que para el horario acordado yo ya estoy sentado en una de las bancas de madera que decoran el lugar, con los pies descalzos hundidos en la arena caliente y mi único par de zapatillas apoyado a un lado, junto a la pequeña mochila. Mis lentes de sol son viejos y tienen una de las patillas algo destartalada, pero cumplen su función, así que no me importa mucho que digamos. Me limpio el mentón con una mano porque el jugo de una de las uvas que estoy masticando se me ha patinado y me dispongo a chequear si tengo alguna servilleta vieja conmigo, cuando la sombra me tapa el sol y alzo la vista, mirando por encima de los anteojos que se me patinaron por la nariz —¡Creí que te habías olvidado de tu pobre hermano! — es una exclamación que pretende sonar dolida, pero la sonrisa me traiciona, a pesar de que sigo masticando — Dime que no trajiste contigo un armario completo, si para mañana a esta hora ya nos estaremos marchando.

Solo por si las dudas, lo escaneo con la mirada y me quito los anteojos, echándolos hacia arriba — Tienes más cachetes. ¿Te alimentan bien en el trabajo? — siempre ha tenido sus pómulos, pero no recuerdo que sean tan rosados. Muevo la bolsita que tengo en la mano, en un gesto de ofrecimiento — ¿Uvas?

¿Hay algo mejor en la vida que los parones de verano? Puedo dejarme la barba, arruinar mi cabello con el cloro de la pileta, dejar de afeitar mi pecho y lo mejor de todo... ¡Pasear por los distritos! Son solo unos pocos meses que descanso de las grabaciones, y suelo aprovechar para filmar alguna película, pero éste año decidí no hacerlo ¿Por qué? El mundo se está yendo al demonio así que puede que la película ni siquiera llegue a salir a la luz o descubran que el director estaba durmiendo con su esclava y por eso lo asesinen. No señor. Este verano será para disfrutarlo con mis dos roñosos favoritos, en éste caso con el menor.

Sé que son solo dos días en el cuatro pero uno nunca sabe cuándo pueden estar dando vueltas las cámaras así que mejor estar preparado para cualquier ocasión. Claro que también llevo ropa para Chuck ya que no queremos desperdiciar la oportunidad de que algún caza talentos lo vea y lo convierta en la nueva cara de Ralphie Laurel. Puede hacerlo, no sé como hace para mantenerse tan bien rodeado de tanta basura... Y yo que gasto la mitad de mi sueldo en cremas y tónicos.

En fin. Llego al cuatro con dos valijas llenas de ropa y no encuentro a mi hermano mayor dentro así que supongo que ya debe estar con los pies sobre la arena. Dejo el equipaje y salgo al exterior luciendo unos shorts con dibujos de bananas, una camiseta hawaiana abierta y sandalias marrones. No parece verme cuando hago mi entrada - o salida - triunfal así que no me queda más remedio que pararme justo frente a él de brazo cruzados.

- ¿Cómo podría olvidar a Jacques? Es quien me resuelve todas las dudas en los guiones inteligentes - respondo con una sonrisa y doy algunos golpes en sus hombros a modo de saludo. No hay una silla para mí así que me dejo caer en la arena con las piernas estiradas - No necesito responder a eso, sabes la respuesta ¡Y no me arrepiento! ¿Qué son esos lentes? - pregunto quitándoselos de la cara para reemplazarlos por los míos, unos similares pero en mejor estado. Que de hecho compré ayer.

Respiro profundo y dejo que el sol haga su trabajo sobre mi piel, ya estaba necesitando algo de vitamina D para mantener mi balance interno - Si hay algo que se hace en los sets, es comer, Chucky - comento y tomo una de las uvas de su bolsa, es de mis frutas favoritas luego de... bueno, creo que es evidente cuáles son mis favoritas - ¿Qué hay de ti? Quiero que me hagas una lista de todo lo que quieras comer éste fin de semana e iremos por ello ¿De acuerdo? Así tengamos que meternos al mar a cazar un tiburón.

Mis ojos ruedan hacia un lado con diversión por culpa de la mención de nuestro querido hermano mayor y correspondo el saludo con un golpe amistoso en el costado de su torso, tomando por perdida la batalla de su equipaje excesivo en segundos — Algún día vas a terminar con una hernia por cargar con tanta cosa y… ¡Ey! — me quejo, llevándome una mano a la cara como si así pudiese evitar que me quite los anteojos, pero obvio que él es más rápido. Antes de que me pueda dar cuenta, ya tengo otros encima y me los saco para echarles un vistazo, notando el marco costoso y el vidrio de buena calidad — Sabes que con esto en mi casa, me asaltarán a los dos días, ¿no? — aventuro, aunque vuelvo a colocarlos en su lugar — Soy feliz con mis cacharros de segunda mano, pero gracias, Eugene — no le digo que si los vendo quizá pueda comer mejor por una semana, porque sé bien que no lo hace con mala intención. De todas formas, me anoto esa idea para más tarde.

Como él se tiende en el suelo, miro a mi costado, donde tengo apoyada la mochila. Aún así, parece tan feliz y cómodo con todo esto del sol y la arena, que ni me molesto en ofrecerle el espacio de mi precario equipaje y solo me estiro un poco más, levantando algunos granos — Algún día iré a visitarte para robar comida, entonces — ha sido más de una ocasión en la que la idea de llevarnos a su trabajo surgió en nuestras conversaciones, pero nunca me la tomé muy en serio. Si soy sincero, no me imagino entre la gente bonita del Capitolio, donde se rodean de lujos y egos demasiado excesivos para mi limitada paciencia. Supongo que él es feliz, que Jacques es feliz, que el sistema es feliz… que va, me toca soportarlo a mi manera.

La sinceridad con la cual se ofrece a alimentar mis caprichos me arrebata una sonrisa genuina que se me da mal ocultar y tengo que negar con la cabeza para mí mismo, porque creo que será imposible contenerlo estas veinticuatro horas — Tú eres el del paladar más experimentado, tú dime. Mientras no sea arroz o comida enlatada… — yo seré feliz. Me acomodo para toquetear mi mochila en un intento de chequear que todo se encuentre en su lugar, dispuesto a moverme si así lo desea — Fuera de que ayer tuve que limpiar el vómito de un ebrio en una de las esquinas principales del once, no ha pasado nada nuevo en mi vida como para comentarte. Tú eres el de la vida emocionante. ¿Por dónde empezamos? — todo esto me recuerda un detalle, que me hace detenerme a medio camino entre levantarme y seguir sentado — ¿No tuviste problemas en estos días? He oído que el Capitolio se encuentra muy agitado por las últimas noticias — eso de que murieron muchos aurores, explotaron a un montón de terroristas y vaya a saber qué más.

Hago una mueca pues no hay forma de que acepte los lentes de vuelta. Es mi forma de ayudar y con el tiempo he descubierto que es la única forma de hacerlo, con regalos variados y fines de semana en las playas lejos del Capitolio. Casi me pongo cursi por dentro con éste pensamiento hasta que me llama Eugene y rompe poner completo la burbuja rosa que se estaba formando en mi interior - Soy Jerek, hijo de Jeanice y Derek, el más temible y rudo de los Grimm, un presagio de lujuria y diversión ¿Lo entiendes? - respondo abriendo ampliamente los ojos y acercando mi cara a la suya a modo de amenaza, sé que no servirá.

Sonrío de oreja a oreja pues nada me haría más feliz que tener a mi hermano visitando el set, quizás no el de Xoxo pues ahí hay demasiadas divas que no son yo para mi gusto, pero en Melbec soy el rey y lo pasaremos de maravilla. Quizás hasta pueda presentarle a alguna de mis co-estrellas y ella pueda convencerlo de vivir en el Capitolio conmigo, o al menos al lado mío - Solo dime cuándo y haré que los demás se comporten - comento mirando el horizonte. Mucho mejor que la playa artificial que hay en la pared de mi habitación.

Que diga que tengo un paladar experimentado me hace sentir culpable por disfrutar de los nuggets de pollo ¡Son mis favoritos! Pero supongo que puedo hacer una lista de comidas exóticas para nuestro fin de semana, quizás algunos championes mágicos y esos peces cuyo nombre jamás recuerdo que deben untarse en salsa y comerse sobre una tabla de madera bañada en sangre de unicornio... Jamás la he probado y ni siquiera sé si es legal, pero uno escucha cosas cuando se codea con gente de dinero.

Estoy por levantarme para ponernos en marcha cuando su pregunta me hace caer de nuevo en la arena. He visto las noticias y recibido muchos mensajes en los últimos días pero sé que no se refiere a eso con "Problemas" - Seguimos viviendo, supongo - respondo con una mueca - Unos colegas han organizado una campaña para reunir dinero para las familias de los aurores y demás... Ya sabes, nos pintamos la cara de púrupura y filmamos un mensaje para ellos brindando nuestro apoyo - son esas cosas que hago más porque la gente espera que lo haga y no porque realmente salga de mí, pero es la costumbre y debo seguirla - Algunos dirían que es imprudente que esté en el 4 sin guardaespaldas...

Me voy echando hacia atrás en su intento de intimidación, al menos todo lo que me da el espacio del asiento, pero no puedo evitar rodar los ojos ante lo que dice — No me vengas con eso. Quizá tus fans se lo tragan, pero para mí siempre serás el enano Eugene, que le tenía miedo a la oscuridad — le recuerdo, moviendo mis cejas en un obvio gesto de que lo estoy picando — Solo dime cuando no es una semana insoportable y encontraré el modo de estar allí. Aunque prométeme que no intentarás presentarme a una actriz bonita y sin cerebro de nuevo — tengo que admitirlo, la gente del Capitolio tiende a ser ridículamente atractiva, independientemente de su sexo. Pero si voy a llevarme a alguien a la cama, prefiero que tenga al menos una neurona funcional.

Ese “me paro y me siento” me da mala espina, porque estoy seguro de que las noticias de las últimas semanas se viven diferente entre los ricos que los pobres. He oído palabras de lamento en las calles, murmullos que dicen que los aurores se lo tenían merecido y que deberían haberse quemado junto con las bombas que ellos mismos se han tomado la molestia en lanzar — ¿Reunir dinero para familias de aurores, mientras el norte se muere de hambre? Sí, suena a algo que el gobierno de Niniadis apoyaría — ironizo, aunque sin maldad. Estoy seguro de que mi hermano podrá comprender que no es contra sus intenciones o su trabajo en sí, solo que hay cierta lógica que no comparto. Puede que no ponga mis manos en el fuego por nadie, pero yo veo constantemente cómo es que la gente muere de hambre, en especial los niños — No te preocupes, Eugene. Si algún rebelde tiene como blanco a un rubio con cara de bebé de comercial de pañales, seré tu guardaespaldas — le doy una palmada amistosa en el hombro y, sin más, me pongo de pie para ir a dónde sea que tenía en mente hace segundos.

Me calzo, notando la molestia inmediata de la arena entre los dedos y las zapatillas, y me cuelgo la mochila, acomodando los lentes con intenciones de seguirlo — ¿Por qué púrpura? — pregunto sin poder contenerme — Dijiste que se pintan las caras de púrpura… ¿Por algún motivo en particular?

Hago una mueca pues al parecer jamás podré terminar de borrar a Eugene de la faz de la tierra, en realidad no es como si dejara de existir pues vive dentro de mí todos los días... Sigo siendo el mismo tipo, con las mismas ganas de hacer lo que le gusta, solamente que con un nombre menos propenso al bullying - Debería haber seguido el consejo de mamá y ponerme solo Gene... ¿Sabías que hace siglos había un actor con ese nombre? Nunca pude ver su películas pero me dijeron que eran buenísimas, cantaba, bailaba, un artista completo - comento con una sonrisa. Me pregunto si dentro de 300 años me recordarán a mí de la misma manera. Lo dudo mucho - Y te presentaré una productora entonces, tiene novio pero quizás él esté abierto a una relación de a tres ¿Has escuchado del poliamor?- no sé si podría hacerlo, aunque tener la atención de dos personas distintas suena interesante.

Siento algo de culpa porque tiene razón con lo que dice. En el norte viven 10 personas hacinadas en el mismo espacio que yo uso para mi armario y los que tenemos poder adquisitivo deberíamos poder ayudar... Pero esa es la cuestión, el último que intentó hacer una campaña a favor de las personas del norte terminó quedándose sin trabajo - Dmitri Tippens lanzó la campaña "Ayuda al norte", la versión oficial es que se retiró en pleno auge de su carrera - comento con la vista agacha. Estoy bastante seguro de que se está pudriendo en una celda ahora mismo.

Sonrío con su broma e intento relajarme un poco con respecto al tema anterior. Vinimos a pasarla bien, diversión de hermanos y si hay algo que no se habla en la mesa familiar es de política y religión. Pero para mi pesar el tema no termina allí, puedo comprender la insistencia ya que Chuck se codea todos los días con esas personas, pero no puedo negar que me siento algo incómodo - Algo de poder, fe y que resulta agradable a la vista... No lo sé, Chuck, son todas tretas publicitarias, yo solo hago lo que me dicen - porque me gusta mi empleo y al menos puedo ayudar a que todo Neopanem se olvide de sus problemas durante 45 minutos a la semana.

No tengo ni la más pálida idea sobre actores, así que mi hermano podría decirme que alguna vez existió alguno llamado Roberto Este Banquito y yo podría creerlo — ¿Poliamor? Claro. La mayoría de mis relaciones han incluido terceros o cuartos en discordia — a pesar de la sonrisa traviesa, estoy seguro de que él lo ha imaginado o, al menos, sospechado. Las relaciones formales ligadas a la monogamia jamás fueron mi fuerte, no porque no lo he intentado, sino porque es complicado con mi estilo de vida. Tal vez algún día pueda tener una estabilidad mayor que me permita el sentar cabeza, pero por ahora nadie me ha regalado esa sensación de seguridad. Supongo que cuando sea el momento, solo lo sabré.

Intento ubicar a ese tal Dmitri Tippens en mi mapa de celebridades, pero se me escapa de las manos y mi orgullo me prohíbe el preguntarlo abiertamente. Es obvio que al gobierno no le habrá gustado un movimiento tan abierto a favor de las zonas donde más movimiento rebelde hay, pero también sé que no son idiotas y saben cómo simular que están haciendo algo a favor de los necesitados. Asumo que ese tal Dmitri metió la pata en más de un sentido, lo que me hace poner un poco de mala cara — Ya, ya, lo lamento. Preguntaba por pura curiosidad — es verdad, no voy a juzgarlo. Incluso alzo mis manos en señal de paz — Eres un buen sujeto, enano. Sé que ayudarías a cualquiera, incluso al más desgraciado, si esa persona lo necesitase. Siempre me agradó eso de ti — que me corten las bolas, pero creo que es uno de los rasgos más admirables que tiene, a pesar de que mucha gente idiota diría que eso es en realidad su cabello.

Le hago un gesto y busco caminar por la playa, sintiendo como mis pies se van hundiendo con cada paso que doy y transformando así mi andar en algo mucho más torpe que de costumbre — Muy bien, veamos. Primero debemos ir por uno de tus platillos exóticos, luego podemos volver a la playa. ¿O qué es lo que hace la gente en este lugar? Pescar parece demasiado aburrido y los spas junto al mar tampoco tienen un cartel de diversión asegurada — ¿Dónde está el desorden y el ruido en este sitio? Lo que me lleva a pensar… — ¿Hablaste con Jacques? ¿Sigue muy ocupado como para pasar un fin de semana con sus hermanos? — no se lo reprocho, pero creo que debe estar de vacaciones. O quizá su vida de persona importante le consume demasiado tiempo. Sé muy bien que de los tres, soy el que la gente normal denominaría como fracasado.

Creo que es un rasgo que corre por la familia, no por nada cancelé la boda cuando me dijeron que no había chance de divorcio. Aunque supongo que es porque no era la correcta, era joven y de solo imaginarme atado a una sola persona teniendo que tolerar todas sus estupideces por el resto de mi vida... ugh, aún me dan escalofríos - Tu deber como hermano mayor es decirme que hay alguien en el mundo para cada uno, esperando a aparecer en el momento que más lo necesitemos - bromeo como si estuviese recitando las profundas palabras de Shakespeare.

No quiero decirlo en voz alta pero la curiosidad de mi hermano me tendrá pensando toda la noche y probablemente luego de eso. Es lo que pasa cuando salgo de mi burbuja de celebridad, allí no hablamos de esos asuntos, tenemos cosas menos importantes de las que preocuparnos y podemos ignorar que todo el resto pretendiendo que no existe. Quizás no nos convierte en buenas personas pero... no hacemos mal a nadie - Si algún día puedo actuar sin miedo a que algo pase, ayudaré a todos los que pueda - murmuro con la cabeza metida entre mis hombros. Me siento como el niño pequeño que era en el orfanato buscando la aprobación de mi hermano mayor.

Sigo caminando y cuando el tema se termina respiro profundo para cambiar de aire. Me siento mucho más cómodo en esa conversación, sobre todo porque podría escribir un libro sobre las posibles actividades en la playa. Pero la idea de todo ésto es un fin de semana entre hermanos así que las fiestas temáticas quedan descartadas, no queremos multitudes - Si digo que podemos tomar cerveza y charlar ¿Sueno muy cursi? - pregunto con una sonrisa de lado - A Jackie le gustaría esa idea - aprovecho para contestar a lo siguiente - Lo invité pero no me ha respondido. Igual lo voy a molestar la semana que viene a su casa, no puede ignorarme así como así.

— ¿Tú, miedo? — intento no sonar tan sorprendido, pero no lo disimulo muy bien; al menos, tampoco contengo la sonrisa — Eugene, te he visto salir en público con un traje de hipogrifo. Si eso es de cobardes… — es obvio que no estoy hablando precisamente de sus elecciones de vestuario, o las de sus estilistas. Puede que no lo parezca, pero sé que mis hermanos no tuvieron la vida más sencilla del mundo, tanto como la mía. No toda persona que conoces ha pasado los primeros años tratando de encontrarse a sí mismo, haciéndole frente a un mundo que no le regala una identidad. En rasgos generales, creo que Eugene es una persona con su propia valentía, incluso cuando es incapaz de verlo por sí mismo. Como si fuese suficiente para decirle las cosas sin necesidad de hablar, le aprieto cariñosamente el hombro.

Abro la boca, pero me quedo callado cuando aclara que la idea sería algo que a nuestro hermano mayor le gustaría y solo puedo atinar a hacer una mueca que busca darle la razón, pero no con mucha seguridad. Hace un tiempito que no he hablado con Jacques, o Logan como se hace llamar hace años, pero intento verlo como una señal de que solo se encuentra ocupado y no como desinterés personal — Él se pierde tus ideas cursis. La cerveza y la charla suena excelente — me pregunto, sin poder evitarlo, si es un plan que en verdad disfrutará o si lo hace para mantenerme contento. Con solo echarle un vistazo, me doy cuenta de que no puedo descubrirlo por mi propia cuenta. Conozco a mi hermanito, pero hay cosas que crecieron en nosotros durante el tiempo que estuvimos separados y las dudas tienen a aparecer en las tonterías más mínimas.

Dejo pasar a un grupito de adolescentes que nos echan miradas curiosas y ruego, de verdad, que no sean de esas que detienen a los famosos para reclamar un autógrafo. Por eso, mi andar se vuelve un poco más apresurado cuando me inclino hacia él — Sabes que no me importa realizar actividades de tu gusto, ¿verdad? Estoy aquí por ti, no por lo que hagamos en nuestro tiempo — señalo con la cabeza al grupito que cuchichea, no muy seguro de si las ha visto — ¿Esto es normal para ti? ¿No deberíamos meternos en algún espacio menos obvio o más privado? — o donde pueda eructar a su lado sin sentir que estoy arruinando su imagen personal.

Ruedo los ojos pues todo aquello que hago frente a cámaras no requiere de valentía. Las personas no me ven a mí, sino al personaje que estoy interpretando con un aspecto ridículo o sin absolutamente nada de ropa. Por supuesto, luego llegan comentarios en la calle y las redes sociales, pero al momento de hacerlo yo no siento miedo en absoluto - Puedes hablar todo lo que quieras del chico hipogrifo pero fue mi salto a la fama - defiendo al muchachito con problemas de adaptación de 12 años que interpreté aquella vez, aún hay señoras que me aprietan los cachetes al recordar a aquel niño.

Sonrío cuando aprueba mi idea y no puedo esperar a conseguir una decena de cervezas para compartir en lo que queda de la noche. Si mal no vi en mi camino de ida, hay un negocio en donde podemos conseguirlas y el dependiente es un viejito pescador asi que dudo que me entretenga con autógrafos y fotos... A no ser que las apariencias engañen - Si vendrá la próxima vez, lo sabes ¿Cierto? - comento con seguridad en mis ojos. En algún punto de mi infancia me prometí a mi mismo de que estaríamos para siempre juntos, aún si no podíamos vernos durante años, al final estaríamos allí.

Frunzo el ceño cuando vuelve sobre el tema de los planes pues creí que era un asunto pactado, pero lo siguiente me hace comprender de qué se trata y sonrío sin mirar directamente al grupo de adolescentes que nos está mirando - ¿Qué te hace creer que no es de mi gusto tomar cerveza y charlar? No soy todo alfombras rojas y cámaras, Chuck - respondo entre risas haciendo fuerza por dentro para que el grupo no se acerque - Y sí, es normal para mí... Pero cuando estoy con alguien no suelen acercarse. Lo que te recomiendo es que te relajes y no actúes como si quisieras ocultarte porque pensarán que estamos juntos y mañana seremos portada de revista como la nueva pareja del año - recomiendo conteniendo una carcajada. Ya ha pasado antes.

La pregunta de Eugene me hace bajar la velocidad de mis pisadas y lo miro con la misma expresión que utilizaba cuando éramos niños y él preguntaba por nuestros padres, por si regresarían alguna vez o si terminaríamos todos juntos bajo el mismo techo de protectores adoptivos. Es la cara que me hace querer mentirle para hacerle sentir mejor, pero que a su vez me empuja a ser todo lo honesto que puedo. Suspiro de mala gana y me encojo de hombros como si así pudiese ganar algo de tiempo en formular una mentira que no va a llegar — Ya no sé nada, enano. No hablo mucho con ustedes, mucho menos con Jacques. Sé que son mis hermanos, pero cuanto más pasa el tiempo… —  ¿Cómo decirlo sin ser demasiado brusco? —  Más siento que no nos parecemos demasiado. Son mi familia y siempre lo serán, pero no sé cuánto somos capaces de compartir — veamos, soy incluso el único que se ha aferrado a su nombre de nacimiento y mi vida es de enorme bajo perfil. Ponernos el uno al lado del otro habla por sí solo.

“No soy todo alfombras rojas…” blah, eso se gana una mirada burlona solo para molestar y, de paso, aligerar el malestar interior — Por favor, que no eres mi estilo. Tu cabeza es demasiado amarilla — lo dejo caer como un comentario al pasar y me detengo frente a lo que parece ser un restaurante, aunque no sé si es el sitio que mi hermano tenía en mente. Con un vistazo al interior, me doy cuenta de que no parece contar con demasiada clientela (lo que es genial para mí) y las ventanas dejan entrar el pesado sol de verano. Tal vez, es el lugar ideal para poder conversar —  ¿Tus fanáticos no saben que tienes hermanos? — la pregunta nace de mí sin que pueda pensarla y tengo que hacer un esfuerzo para no poner mala cara, aunque no sé bien de dónde sale —  Pensé que es algo que pondrías en tu biografía o algo así. ¿O te damos algo de vergüenza? —  antes de que se lo tome a mal, señalo el interior, invitándolo a entrar.

Soy actor, fingir está en mi adn, pero también soy muy expresivo y cuando no me pagan para controlar lo que ocurre por mi rostro es difícil mantenerlo a raya. Así que puedo sentir como la decepción corre por mi rostro a medida que avanza en su idea. Es una realidad, lo sé, pero una en la que intento no pensar ya que hacerlo me separa de mis hermanos, la única familia que me queda y lo mejor que tengo en el mundo - No hace falta que tengamos cosas en común ¡Somos hermanos! A mi me vale  si nos reunimos una vez por año solo a pelear, seguiría disfrutándolo - respondo con media sonrisa, eso es lo que hacen los hermanos según tengo entendido. Aunque no creo que eso pase, solo necesitan relajarse y confiar entre ellos, pueden confiar en mí.

Largo una risotada y acaricio mi bello cabello rubio para que no se sienta herido por el comentario de mi hermano. No puedo volver al castaño, luzco incluso más adorable y no es lo que quiero para mi imagen... El rubio me ha rescatado del papel del hipogrifo así que me niego a abandonarlo, quizás algún día pueda teñirme de pelirrojo pero cuando mi piel se vuelva un poco más oscura por la edad, ahora parecería un vampiro demonio sexualmente reprimido con complejos emocionales.

- ¡Claro que saben que tengo hermanos! Hablo de ustedes en prácticamente todas las convenciones aunque no doy sus nombres para preservar su privacidad - respondo ofendido ¿Vergüenza de ellos? ¡Jamás! Los fans pueden ser algo locos y no me extrañaría que los busquen para conseguir fotos mías de cuando era pequeño o algo así - En realidad mis fans aman las historias del orfanato, aunque tengo que adornarlas para que sea un sitio luminoso y lleno de unicornios para no herir su sensibilidad - la mayoría de los que gastan dinero en una convención para verme son los de poder adquisitivo ¿Qué persona cuerda gastaría en mí en lugar de en comida si no la tiene? - Si, ya entro - agrego haciendo caso a su seña al fin.

Hay un montón de mesas libres así que creo que podremos comer y embriagarnos con tranquilidad. La casa está cerca después de todo así que no tenemos por qué preocuparnos por conducir o mantenernos sobrios para aparecer y no sufrir despartición - ¿Te van las minipizzas de cebolla para la entrada? Amo las minipizzas...

Hay algo en lo que dice y en cómo lo dice que me vale una expresión que baila entre la culpa, la ternura y el cansancio. Entiendo lo que quiere decir, solo espero que no esté siendo demasiado optimista frente a una realidad inevitable o, quizá, solo estoy siendo el pesimista que he sido toda la vida — Claro, herir su sensibilidad hará que tus representantes ganen menos dinero — no quiero decirle que está maquillando la realidad que cientos de personas tienen que sufrir y que otras miles solo fingen que no existe. Al final, bufo y levanto mis manos en señal de paz — Lo siento, enano, no quiero ser tan brusco. Solo vemos las cosas desde puntos opuestos y me cuesta un poco ver tu perspectiva — él se gana la vida fingiendo para entretener, yo me he recluido en la sinceridad bruta y el aislarme del mundo para no tener que soportar la hipocresía y las injusticias. Demasiado distintos, ya lo dije, pero aún así no hay nada que no haría por él. Ni es necesario decírselo, porque sé que lo sabe, lo he demostrado toda la vida.

Por suerte, podemos ingresar y nos guío hacia una de las mesas del fondo, donde me dejo caer en la enorme silla que se queja bajo mi no muy delicado peso. Me sonrío, viendo al hombre que hará lo que sea por mantenerme contento y sé que puedo empujar mi genio para hacerlo feliz, aunque sea solo por hoy. Se lo merece — Minipizzas, cerveza… ¿Qué te parecen esos emparedados completos como plato principal? — coloco mis manos como si de esa forma pudiese demostrarle el tamaño del sándwich que me estoy imaginando — Suena a que podemos llenarnos el estómago hasta que reviente — y eso suena muy bien. Todavía nos queda tiempo para ello, la brecha no es tan grande y la sangre siempre es más fuerte. Hay cosas que al final, nunca cambian.