OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Fines de Junio
Tres horas, cuatro minutos y 28 segundos sentado frente a mi pizarra. En realidad estoy haciendo algo que dudo haber hecho en mi vida, venir al ministerio a hacer nada solo para cumplir con mi horario de trabajo. Aún no estoy listo para esto pero me niego a decirlo en voz alta, sobre todo porque los jefes tienen temas más importantes que tratar y no quiero andar molestando con una licencia indefinida. Es algo cómico en realidad, mi padre siempre intentó ser la estrella y que se le respete, de seguro no esperaba que su muerte coincidiera con una de las tragedias más importantes de la década y pasara completamente desapercibida para la mayoría. Estoy seguro de que la falta de sepulteros se debió a que ya todos estaban preparando la tumba de Niniadis y no tenían tiempo de cubrir de tierra el cajón de mi padre.
Giro sobre mi silla y entonces un plano sobre una de las mesas más lejanas capta mi atención. Es un proyecto aburrido que completé hace un par de meses, debo admitir que con tantas ideas en mi cabeza no le presté la atención necesaria y cuando me pidieron que lo revise no le dediqué las suficientes horas, no lo creí tan importante en ese momento. Pero lo ocurrido recientemente me impide ignorarlo como lo hice tantas veces en el pasado mes... Mierda. Eran chips para el departamento de seguridad, eso quiere decir que eran para los aurores, esos mismos que lucharon tan valientemente contra los rebeldes. Y los que se perdieron en el pasado no fueron a vacacionar a Bora Bora, sino que también fueron víctimas del 14.
Se me ha acusado varias veces de vivir en una burbuja pero creo que ahora me he excedido, creo que es hora de que empiece a comprender que hay personas que dependen de mi trabajo y no solamente me dedico a manifestar lo que cruza por mi imaginación y crear cosas útiles pero aún innecesarias. Tenía un simple trabajo: seguridad para los aurores y en cambio me puse a inventar un traje para entrenar sin dolor a los niños de la escuela ¿Qué cruzaba por mi cabeza?
Me levanto y tomo los planos para examinarlos con atención. Si no pude resolverlo hace unas semanas cuando tenía la mente clara, menos podré hacerlo ahora pero debo intentarlo para que no haya un cuarto escuadrón de aurores en peligro. Luego me disculparé con Annie, debería haber tomado sus primeras palabras más en serio y quizás prestar más atención a las noticias.
Tres horas, cuatro minutos y 28 segundos sentado frente a mi pizarra. En realidad estoy haciendo algo que dudo haber hecho en mi vida, venir al ministerio a hacer nada solo para cumplir con mi horario de trabajo. Aún no estoy listo para esto pero me niego a decirlo en voz alta, sobre todo porque los jefes tienen temas más importantes que tratar y no quiero andar molestando con una licencia indefinida. Es algo cómico en realidad, mi padre siempre intentó ser la estrella y que se le respete, de seguro no esperaba que su muerte coincidiera con una de las tragedias más importantes de la década y pasara completamente desapercibida para la mayoría. Estoy seguro de que la falta de sepulteros se debió a que ya todos estaban preparando la tumba de Niniadis y no tenían tiempo de cubrir de tierra el cajón de mi padre.
Giro sobre mi silla y entonces un plano sobre una de las mesas más lejanas capta mi atención. Es un proyecto aburrido que completé hace un par de meses, debo admitir que con tantas ideas en mi cabeza no le presté la atención necesaria y cuando me pidieron que lo revise no le dediqué las suficientes horas, no lo creí tan importante en ese momento. Pero lo ocurrido recientemente me impide ignorarlo como lo hice tantas veces en el pasado mes... Mierda. Eran chips para el departamento de seguridad, eso quiere decir que eran para los aurores, esos mismos que lucharon tan valientemente contra los rebeldes. Y los que se perdieron en el pasado no fueron a vacacionar a Bora Bora, sino que también fueron víctimas del 14.
Se me ha acusado varias veces de vivir en una burbuja pero creo que ahora me he excedido, creo que es hora de que empiece a comprender que hay personas que dependen de mi trabajo y no solamente me dedico a manifestar lo que cruza por mi imaginación y crear cosas útiles pero aún innecesarias. Tenía un simple trabajo: seguridad para los aurores y en cambio me puse a inventar un traje para entrenar sin dolor a los niños de la escuela ¿Qué cruzaba por mi cabeza?
Me levanto y tomo los planos para examinarlos con atención. Si no pude resolverlo hace unas semanas cuando tenía la mente clara, menos podré hacerlo ahora pero debo intentarlo para que no haya un cuarto escuadrón de aurores en peligro. Luego me disculparé con Annie, debería haber tomado sus primeras palabras más en serio y quizás prestar más atención a las noticias.
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El caos que había generado la aniquilación del distrito catorce, no había repercutido demasiado en nuestra área debido a que básicamente, se nos había dejado al margen de la operación. Todavía se estaba llorando a los caídos, y sabía a ciencia cierta que unos cuantos todavía luchaban por su vida en el hospital. El luto en el que se había sumido el ministerio por la muerte de Sean Niniadis todavía resonaba en los pasillos, y las antes ruidosas y abarrotadas oficinas ahora se sentían lúgubres en comparación. Debí admitir que no me molestaba, los cuchicheos constantes seguidos del repiqueteo de las sandalias sobre el mármol era de lo más tedioso, así que el silencio era más que bienvenido. Independientemente de la situación que lo hubiese generado.
Claro que, como todo tenía fecha de caducidad, no me sorprende encontrar un memo escritorio de mi oficina inquiriendo sobre el avance de la investigación que concierne a los chips de rastreo del segundo escuadrón desaparecido. Me froto los ojos con fuerza cuando noto que el cansancio se está apoderando de mí, y tomo un sorbo de café antes de rebuscar entre los cajones la documentación del caso. Abro la carpeta con cuidado, examinando el contenido con detenimiento antes de hacer un par de anotaciones al margen para recordar puntos que no debo saltarme. No vuelvo a guardar las hojas, pero sí las aseguro en el chasis que siempre llevaba conmigo, ese que también servía como tableta digital y que tenía básicamente toda mi vida laboral dentro.
Había visto a Riley hace menos de dos horas, así que suponía que todavía debía estar cumpliendo horario. Son solo unos pasos los que separan las oficinas y solo me toma unos pocos segundos hasta que me encuentro frente a él, o frente a lo que parece ser el reverso de un plano con marcadores que me resultaban extrañamente familiares. Un escalofrío me recorrió la espalda, y por unos segundos dudo de mi empleado. - Kavalier, dime por favor que estás chequeando el final del reporte de los chips de rastreo.
Claro que, como todo tenía fecha de caducidad, no me sorprende encontrar un memo escritorio de mi oficina inquiriendo sobre el avance de la investigación que concierne a los chips de rastreo del segundo escuadrón desaparecido. Me froto los ojos con fuerza cuando noto que el cansancio se está apoderando de mí, y tomo un sorbo de café antes de rebuscar entre los cajones la documentación del caso. Abro la carpeta con cuidado, examinando el contenido con detenimiento antes de hacer un par de anotaciones al margen para recordar puntos que no debo saltarme. No vuelvo a guardar las hojas, pero sí las aseguro en el chasis que siempre llevaba conmigo, ese que también servía como tableta digital y que tenía básicamente toda mi vida laboral dentro.
Había visto a Riley hace menos de dos horas, así que suponía que todavía debía estar cumpliendo horario. Son solo unos pasos los que separan las oficinas y solo me toma unos pocos segundos hasta que me encuentro frente a él, o frente a lo que parece ser el reverso de un plano con marcadores que me resultaban extrañamente familiares. Un escalofrío me recorrió la espalda, y por unos segundos dudo de mi empleado. - Kavalier, dime por favor que estás chequeando el final del reporte de los chips de rastreo.
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Estoy con la espalda apoyada en mi silla, sorbiendo de un café demasiado liviano para calmar el humor que se me va acumulando en el pecho al estar observando como Josephine acomoda pilas y pilas de papeleo sobre mi escritorio, creando tres montones de hojas que, según ella, ha ordenado por orden de urgencia y, dentro de las mismas, alfabéticamente. A su orgullo le respondo solo con un asentimiento, demasiado enfrascado en cómo se supone que lograré chequear todos estos procedimientos legales a seguir en un momento como este, sin dejar algún agujero al azar y manteniendo la estructura de un país que se está clamando más poderoso que nunca, pero que aún así mantiene un sabor amargo. Cuando Josephine me deja solo, bajo la taza, pellizco el puente de mi nariz y suspiro con fuerza. Tengo que recordarme que amo mi trabajo, un poquito más de lo normal.
Estoy a mitad del análisis de mis casos a cerrar cuando encuentro el papeleo que Riorden exigió hace semanas, lo que me abre una nueva duda. ¿Tendremos una respuesta para las familias angustiadas o seguiré coleccionando cartas de documento de los civiles al ministerio? Sí, lo primero que hago es llamar a Annie a su celular, pero como no recibo respuesta me resigno a ponerme de pie y abandonar la oficina. No debería tomarme más que unos minutos y, de paso, puedo estirar las piernas a pesar de que este no sea precisamente un viaje de placer.
Para mí desgracia, en el departamento de investigación me detiene Gwen, informándome que la señorita Weynart no se encuentra en su despacho y mi automática manera de mostrar mi actual impaciencia con una mueca es lo que sirve para que me indique en qué oficina se ha metido. Para cuando abro la puerta cuyo cartelito ignoro por completo, lo hago de un tirón y sin siquiera pedir permiso. Todavía estoy sujetando el pomo cuando me percato de quien nos está acompañando, echándole un vistazo rápido a Kavalier antes de pasar a Annie — A veces, me encantan las coincidencias — murmuro con pomposa ironía. Sin más rodeos, hago que mi cuerpo entero ingrese a la oficina y cierro la puerta detrás de mí — ¿Estamos aquí por lo mismo o solo interrumpo una fiesta? — porque, hasta donde tenía entendido, Annie y sus empleados se estaban encargando de todo este asunto, a ver si podíamos solucionar el problema. Y espero tener buenas noticias.
Estoy a mitad del análisis de mis casos a cerrar cuando encuentro el papeleo que Riorden exigió hace semanas, lo que me abre una nueva duda. ¿Tendremos una respuesta para las familias angustiadas o seguiré coleccionando cartas de documento de los civiles al ministerio? Sí, lo primero que hago es llamar a Annie a su celular, pero como no recibo respuesta me resigno a ponerme de pie y abandonar la oficina. No debería tomarme más que unos minutos y, de paso, puedo estirar las piernas a pesar de que este no sea precisamente un viaje de placer.
Para mí desgracia, en el departamento de investigación me detiene Gwen, informándome que la señorita Weynart no se encuentra en su despacho y mi automática manera de mostrar mi actual impaciencia con una mueca es lo que sirve para que me indique en qué oficina se ha metido. Para cuando abro la puerta cuyo cartelito ignoro por completo, lo hago de un tirón y sin siquiera pedir permiso. Todavía estoy sujetando el pomo cuando me percato de quien nos está acompañando, echándole un vistazo rápido a Kavalier antes de pasar a Annie — A veces, me encantan las coincidencias — murmuro con pomposa ironía. Sin más rodeos, hago que mi cuerpo entero ingrese a la oficina y cierro la puerta detrás de mí — ¿Estamos aquí por lo mismo o solo interrumpo una fiesta? — porque, hasta donde tenía entendido, Annie y sus empleados se estaban encargando de todo este asunto, a ver si podíamos solucionar el problema. Y espero tener buenas noticias.
No puedo evitar sobresaltarme cuando escucho la voz de mi jefa a mis espaldas, sobre todo porque utiliza mi apellido y no es habitual cuando nos encontramos a solas. No es buena señal y sé que estaré en problemas si doy una respuesta honesta a su comentario ¿Finalizar el reporte? ¿Cómo le digo que ni siquiera lo he comenzado? ¿Y que ni siquiera he pensado una solución? Así que guardo silencio desviando mis ojos por todos los rincones, como si en alguna de las paredes pudiese encontrar la respuesta a mi pequeño problema.
La situación parece no poder ponerse peor pero lo hace pues una de las personas dentro de mi top 3 de temibles dentro del ministerio hace acto de presencia y al parecer se sumará a las exigencias de la señorita Weynart - ya no puedo llamarla Annie sabiendo lo que viene - y las aumentará probablemente. Jamás creí que preferiría estar en una fiesta antes que en cualquier otra situación, pero ya me gustaría que las palabras del señor Powell fueran aplicables a la situación.
- Estuve trabajando en otros proyectos y no tuve tiempo de revisar los chips, lo lamento - me disculpo honestamente con la vista clavada en mis zapatos. Ellos conocen esos otros proyectos así que no puedo hablarles de lo maravillosos que son para aliviar el golpe - Ahora mismo me pondré a trabajar en ello pero no... no me siento demasiado inspirado - es la verdad, aunque quizás estoy siendo demasiado honesto para mi propio bienestar físico y laboral.
Rápido voy por las hojas con los planos, el reporte del fallo y un montón de hojas en blanco solo para hacer algo de bulto y que parezca que tengo algo más de lo que me entregaron en primer lugar. Jamás me vi en una situación como ésta así que no se qué más decir al respecto, en raras ocasiones fallo en el trabajo y el único consejo que me dieron mis padres es echarle la culpa a otro, pero no veo nadie más en la habitación como para culpar - Puedo tenerlo terminado para la semana que viene - ya estaré mejor para ese entonces.
La situación parece no poder ponerse peor pero lo hace pues una de las personas dentro de mi top 3 de temibles dentro del ministerio hace acto de presencia y al parecer se sumará a las exigencias de la señorita Weynart - ya no puedo llamarla Annie sabiendo lo que viene - y las aumentará probablemente. Jamás creí que preferiría estar en una fiesta antes que en cualquier otra situación, pero ya me gustaría que las palabras del señor Powell fueran aplicables a la situación.
- Estuve trabajando en otros proyectos y no tuve tiempo de revisar los chips, lo lamento - me disculpo honestamente con la vista clavada en mis zapatos. Ellos conocen esos otros proyectos así que no puedo hablarles de lo maravillosos que son para aliviar el golpe - Ahora mismo me pondré a trabajar en ello pero no... no me siento demasiado inspirado - es la verdad, aunque quizás estoy siendo demasiado honesto para mi propio bienestar físico y laboral.
Rápido voy por las hojas con los planos, el reporte del fallo y un montón de hojas en blanco solo para hacer algo de bulto y que parezca que tengo algo más de lo que me entregaron en primer lugar. Jamás me vi en una situación como ésta así que no se qué más decir al respecto, en raras ocasiones fallo en el trabajo y el único consejo que me dieron mis padres es echarle la culpa a otro, pero no veo nadie más en la habitación como para culpar - Puedo tenerlo terminado para la semana que viene - ya estaré mejor para ese entonces.
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Creo que hasta la fecha, jamás me había pasado esto de pensar que la presencia de Hans no sería bienvenida. Pero ahora, mientras que observo a Riley rehuyendo mi mirada como si todo en la habitación fuera más importante con responderme, puedo asegurar que no hay nada que quiera más que se esfume de la habitación. - A veces yo las detesto. - Es mi sincera respuesta ante esta situación. Porque si la expresión de mi empleado me decía algo, era que sea cual fuese su respuesta, no me gustaría. Y no había nada que me gustara menos que quedar como una incompetente.
Lo hace, abre la boca y tengo que respirar profundo para no tomar mi varita y colgarlo de cabeza solo por la estupidez que acaba de decir. No. Te sientes. ¿Inspirado? - Podía entender que no tuviese tiempo, si tuviese proyectos de vital importancia que justificaran el dejar de lado un pedido interdepartamental. Pero había revisado sus casos, y la única razón por la cuál lo había asignado como el único a cargo del proyecto, además de su previo envolvimiento en el desarrollo de los chips, era porque no tenía demasiada carga laboral, y porque creía que era alguien eficiente. Por lo visto me había equivocado, y mi error recaía al parecer, en confiar en que que mis empleados eran gente capaz. - ¿Me estás queriendo decir que dejaste un pedido de alta importancia, con un grado de confidencialidad único, por falta de tiempo e inspiración?
Estoy colérica, y puedo sentir como me hierve la sangre pese a saber que debo estar más pálida que una hoja de papel. Olvido la presencia de Hans porque estoy demasiado concentrada en no matar a mi empleado, pero cuando la recuerdo mi ira solo parece ir en aumento. - Creí haberte remarcado la importancia del asunto y los límites que tenías para entregar determinados resultados. No fue uno, no fueron dos, fueron tres departamentos los implicados en el asunto, y tu dices que no tuviste tiempo, ¿y para colmo esperas que te dé otra semana? - Me río de manera sardónica, casi que esperando que lo que ha dicho sea una broma, pero al saber que no lo es no puedo evitar agregar. - Tienes menos de veinticuatro horas. - La amenaza está implícita, no iba a quedar como una idiota dos veces en el mismo día.
Lo hace, abre la boca y tengo que respirar profundo para no tomar mi varita y colgarlo de cabeza solo por la estupidez que acaba de decir. No. Te sientes. ¿Inspirado? - Podía entender que no tuviese tiempo, si tuviese proyectos de vital importancia que justificaran el dejar de lado un pedido interdepartamental. Pero había revisado sus casos, y la única razón por la cuál lo había asignado como el único a cargo del proyecto, además de su previo envolvimiento en el desarrollo de los chips, era porque no tenía demasiada carga laboral, y porque creía que era alguien eficiente. Por lo visto me había equivocado, y mi error recaía al parecer, en confiar en que que mis empleados eran gente capaz. - ¿Me estás queriendo decir que dejaste un pedido de alta importancia, con un grado de confidencialidad único, por falta de tiempo e inspiración?
Estoy colérica, y puedo sentir como me hierve la sangre pese a saber que debo estar más pálida que una hoja de papel. Olvido la presencia de Hans porque estoy demasiado concentrada en no matar a mi empleado, pero cuando la recuerdo mi ira solo parece ir en aumento. - Creí haberte remarcado la importancia del asunto y los límites que tenías para entregar determinados resultados. No fue uno, no fueron dos, fueron tres departamentos los implicados en el asunto, y tu dices que no tuviste tiempo, ¿y para colmo esperas que te dé otra semana? - Me río de manera sardónica, casi que esperando que lo que ha dicho sea una broma, pero al saber que no lo es no puedo evitar agregar. - Tienes menos de veinticuatro horas. - La amenaza está implícita, no iba a quedar como una idiota dos veces en el mismo día.
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Creo que dentro del ministerio, soy una de esas personas que pueden de jactarse de apenas tener tiempo. Que un simple empleado, cuya prioridad debería haber sido la seguridad de un puñado de aurores, salga con esa excusa me parece una estupidez, pero no llego a abrir los ojos de par en par con la indignación pintada en la cara que Annie me saca las palabras de la boca — Deberías ponerse a escuchar música clásica si deseas inspiración, Kavalier, porque tengo entendido que en el ministerio se viene a trabajar, no a tener sesiones de arte recreativo — es un comentario muy poco profesional, pero que me brota tan del alma que tengo que recordarme que esta no es mi área. Me obligo a masticarme la lengua y empujo con la misma una de mis mejillas, moviendo la cabeza y echo un vistazo a la puerta. Podría irme y dejar que eso lo solucione Weynart como la jefa competente que es, pero hay un montón de papeleo que debo solucionar y no pienso irme de aquí sin una respuesta que facilite mi trabajo.
— ¿Veinticuatro horas? — no me contengo y me volteo nuevamente hacia ellos, dejando en evidencia que estoy intentando mantener el sarcasmo a raya — ¿Quieren que traiga a aquellos que están esperando una respuesta hace semanas y les pida por un día más? Tú tienes familia y amigos, ¿no es así, Kavalier? — me saco la mano del bolsillo para frotarme la barbilla en un gesto impaciente, hasta que la disimulación desaparece al levantar la mano y echarme el cabello hacia atrás con dedos malhumorados — Entonces ponerte en el lugar de esos ciudadanos debería serte sencillo. ¿Acaso no ves las noticias o para eso tampoco tienes tiempo? Porque, por si no te diste cuenta, aquí no estamos trabajando gracias a la inspiración, sino a la necesidad de nuestros civiles. Ha muerto gente, ha desaparecido otra y sus seres queridos solo quieren respuestas. Lo que tú tenías que hacer era simple deber cívico y moral, tu tarea, la función por la cual se supone que estás ocupando ese asiento y no tenemos a alguien más competente realizando tu trabajo.
Sé que Annie es quien debería tomar las riendas de la situación y de la frustración, pero aún así suelto un resoplido como quien se ha agotado de correr una maratón y tironeo de mi corbata para acomodarla. No puedo ponerlo a trabajar en orden directa porque ese no es mi trabajo, pero si pudiese sacar la varita y lanzar un hechizo que lo pegue a la silla y le hunda la cara en sus deberes, lo haría — No podemos mostrarnos débiles, desorganizados e incompetentes. Los rebeldes ya han causado demasiados problemas como para permitir que la mierda que salpican se facilite por la falta de responsabilidad de nuestros propios empleados — como si no tuviésemos gastos que cubrir, como para pagar sueldos sin sentido.
— ¿Veinticuatro horas? — no me contengo y me volteo nuevamente hacia ellos, dejando en evidencia que estoy intentando mantener el sarcasmo a raya — ¿Quieren que traiga a aquellos que están esperando una respuesta hace semanas y les pida por un día más? Tú tienes familia y amigos, ¿no es así, Kavalier? — me saco la mano del bolsillo para frotarme la barbilla en un gesto impaciente, hasta que la disimulación desaparece al levantar la mano y echarme el cabello hacia atrás con dedos malhumorados — Entonces ponerte en el lugar de esos ciudadanos debería serte sencillo. ¿Acaso no ves las noticias o para eso tampoco tienes tiempo? Porque, por si no te diste cuenta, aquí no estamos trabajando gracias a la inspiración, sino a la necesidad de nuestros civiles. Ha muerto gente, ha desaparecido otra y sus seres queridos solo quieren respuestas. Lo que tú tenías que hacer era simple deber cívico y moral, tu tarea, la función por la cual se supone que estás ocupando ese asiento y no tenemos a alguien más competente realizando tu trabajo.
Sé que Annie es quien debería tomar las riendas de la situación y de la frustración, pero aún así suelto un resoplido como quien se ha agotado de correr una maratón y tironeo de mi corbata para acomodarla. No puedo ponerlo a trabajar en orden directa porque ese no es mi trabajo, pero si pudiese sacar la varita y lanzar un hechizo que lo pegue a la silla y le hunda la cara en sus deberes, lo haría — No podemos mostrarnos débiles, desorganizados e incompetentes. Los rebeldes ya han causado demasiados problemas como para permitir que la mierda que salpican se facilite por la falta de responsabilidad de nuestros propios empleados — como si no tuviésemos gastos que cubrir, como para pagar sueldos sin sentido.
En el momento que las pronuncié supe que mi elección de palabras no había sido la mejor, pero no encontré otras mejores para expresarme y me niego a caer en el papel de víctima y usar el comodín de "Ha fallecido mi padre". Eso debería tenerme feliz en lugar de hacerme pasar por el peor momento profesional de mi vida. La mente es uno de los misterios más grandes de la humanidad y me ha sorprendido una vez más en esta ocasión, me ha jugado una mala pasada en realidad.
Desvío mis ojos a Hans cuando habla y me sorprendo a mi mismo cuando logro mantenerle la mirada por más de unos pocos milisegundos. No puedo decirle en voz alta lo que pienso así que lo mantengo en la cabeza y espero que al menos le lleguen las malas vibras... La ciencia es un arte, el arte más impreciso de todos para el cual se requiere originalidad y sin duda inspiración. Mi trabajo no consiste en calentar una silla y firmar papeles, no señor, aquí se hace la verdadera magia.
- Lo lamento yo... Tuve mal ordenadas mis prioridades, para mí lo urgente era aquello interesante no lo que me ordenaran - confieso pero no lo dejaré así, no soy idiota - Pero ya no será así - agrego mirando el cajón que está al otro lado de la habitación. Ahí hay algo que podría ayudarme a terminar el trabajo en 24 horas, en 15 quizás pero sería cruzar la línea... Creo que no tengo otra alternativa ahora mismo - Lo tendrá en 20, señorita Weynart - tengo que sumar puntos de alguna manera si no quiero quedarme sin trabajo.
Pero Powell vuelve al ataque y ésta vez no solo con un comentario ingenioso, sino con la cruda realidad que me golpea en la cara. Puedo ponerme en los zapatos de esos ciudadanos, aunque honestamente iría yo mismo a buscar a Lara de estar desaparecida, ella es lo más cercano a una familia que tengo así que creo que lo correcto es imaginarla a ella - Incluso en m-mi peor versión s-soy lo más competente que tienen - respondo con la mandíbula apretada mirando el suelo. Es arrogante quizás, pero ya que estamos hablando con verdades mejor sacarlas a todas, así sea entre tartamudeos.
Puede que algo de la culpa la tenga yo, por mí no pueden dar una respuesta a las familias de los aurores que se han perdido... Pero no es mi culpa que eso les haya ocurrido, eso es cosa de los rebeldes y quizás la mejor forma de reivindicarme sea encontrar una forma de atraparlos a ellos también - Terminaré ésto lo antes posible y... ¿Qué necesitan para terminar con los rebeldes? Lo haré.
Desvío mis ojos a Hans cuando habla y me sorprendo a mi mismo cuando logro mantenerle la mirada por más de unos pocos milisegundos. No puedo decirle en voz alta lo que pienso así que lo mantengo en la cabeza y espero que al menos le lleguen las malas vibras... La ciencia es un arte, el arte más impreciso de todos para el cual se requiere originalidad y sin duda inspiración. Mi trabajo no consiste en calentar una silla y firmar papeles, no señor, aquí se hace la verdadera magia.
- Lo lamento yo... Tuve mal ordenadas mis prioridades, para mí lo urgente era aquello interesante no lo que me ordenaran - confieso pero no lo dejaré así, no soy idiota - Pero ya no será así - agrego mirando el cajón que está al otro lado de la habitación. Ahí hay algo que podría ayudarme a terminar el trabajo en 24 horas, en 15 quizás pero sería cruzar la línea... Creo que no tengo otra alternativa ahora mismo - Lo tendrá en 20, señorita Weynart - tengo que sumar puntos de alguna manera si no quiero quedarme sin trabajo.
Pero Powell vuelve al ataque y ésta vez no solo con un comentario ingenioso, sino con la cruda realidad que me golpea en la cara. Puedo ponerme en los zapatos de esos ciudadanos, aunque honestamente iría yo mismo a buscar a Lara de estar desaparecida, ella es lo más cercano a una familia que tengo así que creo que lo correcto es imaginarla a ella - Incluso en m-mi peor versión s-soy lo más competente que tienen - respondo con la mandíbula apretada mirando el suelo. Es arrogante quizás, pero ya que estamos hablando con verdades mejor sacarlas a todas, así sea entre tartamudeos.
Puede que algo de la culpa la tenga yo, por mí no pueden dar una respuesta a las familias de los aurores que se han perdido... Pero no es mi culpa que eso les haya ocurrido, eso es cosa de los rebeldes y quizás la mejor forma de reivindicarme sea encontrar una forma de atraparlos a ellos también - Terminaré ésto lo antes posible y... ¿Qué necesitan para terminar con los rebeldes? Lo haré.
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Se que en una hora tendré la mandíbula tan dura que me provocará un dolor de cabeza importante, pero si no mantenía apretados los dientes con fuerza, terminaría escupiendo veneno por mi boca. Debilidad, desorganización, incompetencia… Son tres palabras que no quería asociarlas a mi persona en ninguna forma, pero Riley era mi empleado y su error se reflejaba en mí, quisiera o no hacerlo. Hans no había dicho más que verdades en estos momentos, y si bien no tenía por qué presenciar esta escena, sí entendía la importancia del proyecto en cuestión.
Chasqueo la lengua con inusitada impaciencia, y ruedo los ojos ante sus comentarios desafortunados. - Estás insultando al resto del departamento Riley. Es eso, o es una broma de muy mal gusto. - ¿Competente? Talentoso seguro, recursivo incluso, pero hoy por hoy, con este “olvido” lo último que se me venía a la mente al pensar en mi antiguo compañero de curso, era la palabra competente.
No entiendo si su arrogancia, o tal vez su exceso de confianza parecía provenir de la situación en la que se había metido, pero, de ser ese el caso, estaba lejos de sumar puntos a favor con sus disparates. - ¿Así que tú tenías la respuesta al problema con los rebeldes todo este tiempo? Y pensar en las vidas que se habrían salvado de haberlo sabido antes… - Mi tono es sarcástico e hiriente como siempre supe usarlo, pero nunca antes había tenido la necesidad de dirigirlo a Riley. No por eso me sentía mal, o siquiera culpable. - Dieciocho horas entonces si es que eres tan capaz. Y ya luego hablaremos de tu invento mágico para acabar con todos los rebeldes de Neopanem…
No me molesto en amenazarlo con su permanencia o no en el departamento, él debía conocer perfectamente que algo más que su trabajo estaba en juego. - Y no solo se trata de las familias de los desaparecidos. Cuando te traje este proyecto habían pasado menos de noventa y seis horas desde que se había perdido contacto con el escuadrón. Cualquier cosa que les haya sucedido, estará sobre tus hombros gracias tu… ¿cómo le habías llamado? ah, sí: falta de inspiración…
Chasqueo la lengua con inusitada impaciencia, y ruedo los ojos ante sus comentarios desafortunados. - Estás insultando al resto del departamento Riley. Es eso, o es una broma de muy mal gusto. - ¿Competente? Talentoso seguro, recursivo incluso, pero hoy por hoy, con este “olvido” lo último que se me venía a la mente al pensar en mi antiguo compañero de curso, era la palabra competente.
No entiendo si su arrogancia, o tal vez su exceso de confianza parecía provenir de la situación en la que se había metido, pero, de ser ese el caso, estaba lejos de sumar puntos a favor con sus disparates. - ¿Así que tú tenías la respuesta al problema con los rebeldes todo este tiempo? Y pensar en las vidas que se habrían salvado de haberlo sabido antes… - Mi tono es sarcástico e hiriente como siempre supe usarlo, pero nunca antes había tenido la necesidad de dirigirlo a Riley. No por eso me sentía mal, o siquiera culpable. - Dieciocho horas entonces si es que eres tan capaz. Y ya luego hablaremos de tu invento mágico para acabar con todos los rebeldes de Neopanem…
No me molesto en amenazarlo con su permanencia o no en el departamento, él debía conocer perfectamente que algo más que su trabajo estaba en juego. - Y no solo se trata de las familias de los desaparecidos. Cuando te traje este proyecto habían pasado menos de noventa y seis horas desde que se había perdido contacto con el escuadrón. Cualquier cosa que les haya sucedido, estará sobre tus hombros gracias tu… ¿cómo le habías llamado? ah, sí: falta de inspiración…
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Disculpas, palabras, más excusas. Me giro en mi lugar con un bufido y me paso una mano por la cara, estirando mi rostro en obvia irritación hasta que la misma mano se entierra en mi pelo, revolviéndolo en la urgencia de encontrar una solución. Me paseo por la pequeña oficina, tratando de contener la sonrisa mordaz que se me escapa al escuchar hablar al hombre que se merece estar desempleado y de patitas en la calle en cinco minutos, pero le permito a Annie poner sus límites y condiciones. Al fin y al cabo, este es su departamento, aunque luego tendré que preguntarle a solas si Kavalier era en verdad la mejor opción que tenía para este empleo. No puedo creer que le ha confiado esto a un tipo al cual aún se le traba la lengua para hablar.
— Annie… — a pocos pasos detrás de ella, coloco las manos en mi cadera, cerca del cinco, para asomarme por su hombro al estirarme en su dirección — El departamento de defensa está recibiendo demandas de las familias, tengo pilas de ellas. Exigen respuestas e indemnizaciones por parte del estado y creo que es un poco obvio que no tenemos tiempo para esto — el tono despectivo no es intencional, pero sí sincero, cuando mis ojos se pasean por la figura del científico como si fuese un chicle pegado en la suela de mis zapatos más nuevos — Si no lo soluciona de inmediato, el Ministerio entero tendrá problemas y nuestros recursos económicos se verán afectados, no solo nuestra imagen. Y odio decirlo, pero los civiles tendrían razón en quejarse. Todo esto no ha sido más que una muestra de una enorme incompetencia — de parte de todos. Yo tampoco he logrado solucionar lo que prometí.
Levanto una mano y me paso el dorso de la misma por debajo de la nariz, antes de rascarme la zona de la nuez de Adán — Si para mañana no tengo un informe sobre esto, hablaré con tu ministro. No veo razones por las cuales deberíamos conservar un empleado si nos da más dolores de cabeza — poco me importa hablar de él como si fuese un mueble de la habitación. No son tiempos sencillos como para vacilar sobre nuestras decisiones.
— Annie… — a pocos pasos detrás de ella, coloco las manos en mi cadera, cerca del cinco, para asomarme por su hombro al estirarme en su dirección — El departamento de defensa está recibiendo demandas de las familias, tengo pilas de ellas. Exigen respuestas e indemnizaciones por parte del estado y creo que es un poco obvio que no tenemos tiempo para esto — el tono despectivo no es intencional, pero sí sincero, cuando mis ojos se pasean por la figura del científico como si fuese un chicle pegado en la suela de mis zapatos más nuevos — Si no lo soluciona de inmediato, el Ministerio entero tendrá problemas y nuestros recursos económicos se verán afectados, no solo nuestra imagen. Y odio decirlo, pero los civiles tendrían razón en quejarse. Todo esto no ha sido más que una muestra de una enorme incompetencia — de parte de todos. Yo tampoco he logrado solucionar lo que prometí.
Levanto una mano y me paso el dorso de la misma por debajo de la nariz, antes de rascarme la zona de la nuez de Adán — Si para mañana no tengo un informe sobre esto, hablaré con tu ministro. No veo razones por las cuales deberíamos conservar un empleado si nos da más dolores de cabeza — poco me importa hablar de él como si fuese un mueble de la habitación. No son tiempos sencillos como para vacilar sobre nuestras decisiones.
Puede que esté insultando al resto del departamento, sí, y con razón. Que me llamen a recursos humanos si quieren pero quiero ver los trabajos de los demás a ver si son tan ingeniosos como los míos ¡Tres proyectos en un lapso de dos meses! No me extraña que se me haya escapado el cuarto... Aunque pensándolo mejor, mis colegas no me han hecho nada y remarcar sus falencias solo para salvarme no es algo que una buena persona haría. Así que una vez más me quedo callado, discutir no servirá, lo que tengo que hacer es enmendar mi error.
Frunzo el ceño y hago una mueca al escuchar las palabras de mi jefa pues si estoy preguntando qué hacer es porque no tengo idea... Pero la tendré, haré valer las horas sentado detrás de los videojuegos para inventar algo que sumado a una buena estrategia pueda resolver el problema de los terroristas. Pero primero tengo una tarea y según lo que dice el ministro Powell mi trabajo depende de ésto. No puedo perderlo ¿Qué haría entonces?
Por la muerte de mi padre tengo el 50% de sus bienes, lo cual es mucho, sumado a la gran cantidad de sueldos que tengo bajo la almohada gracias a mis económicos gustos así que creo que podría vivir una vida tranquila sin empleo. Sin embargo... ¿Qué haría con mi tiempo? Desgraciadamente los materiales de trabajo sí son costosos así que no podría sin el respaldo del ministerio - Tendrán el trabajo y el informe terminado en 18 horas. Tienen mi palabra, cosa que no les había dado antes - respondo al fin más seguro y con la vista en alto.
Tomo los papeles entre mis manos y les doy una rápida leída de dos segundos. Creo que sé por dónde comenzar... Es interesante como la inspiración llega cuando tienes un arma apuntándote directo a la nuca. Aunque igualmente tendré que recurrir a la inyección para cumplir con el período de entrega, de eso no podré escaparme - Y... - suspiro levantando los ojos una vez más - Lamento haberlo dado por sentado - una disculpa siempre es buena ¿Cierto? Aunque de seguro responderán con algo como "Ve a pedirle disculpas a las familias de bla bla bla" ¡Ya entendí! Debo concentrarme más.
Frunzo el ceño y hago una mueca al escuchar las palabras de mi jefa pues si estoy preguntando qué hacer es porque no tengo idea... Pero la tendré, haré valer las horas sentado detrás de los videojuegos para inventar algo que sumado a una buena estrategia pueda resolver el problema de los terroristas. Pero primero tengo una tarea y según lo que dice el ministro Powell mi trabajo depende de ésto. No puedo perderlo ¿Qué haría entonces?
Por la muerte de mi padre tengo el 50% de sus bienes, lo cual es mucho, sumado a la gran cantidad de sueldos que tengo bajo la almohada gracias a mis económicos gustos así que creo que podría vivir una vida tranquila sin empleo. Sin embargo... ¿Qué haría con mi tiempo? Desgraciadamente los materiales de trabajo sí son costosos así que no podría sin el respaldo del ministerio - Tendrán el trabajo y el informe terminado en 18 horas. Tienen mi palabra, cosa que no les había dado antes - respondo al fin más seguro y con la vista en alto.
Tomo los papeles entre mis manos y les doy una rápida leída de dos segundos. Creo que sé por dónde comenzar... Es interesante como la inspiración llega cuando tienes un arma apuntándote directo a la nuca. Aunque igualmente tendré que recurrir a la inyección para cumplir con el período de entrega, de eso no podré escaparme - Y... - suspiro levantando los ojos una vez más - Lamento haberlo dado por sentado - una disculpa siempre es buena ¿Cierto? Aunque de seguro responderán con algo como "Ve a pedirle disculpas a las familias de bla bla bla" ¡Ya entendí! Debo concentrarme más.
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Tengo que inspirar con cuidado, concentrándome en el acto antes de soltar el aire. Estoy colérica y puedo sentir mi enojo calando en lo más profundo de mis huesos. Y aunque quisiera culpar a Riley, hacerlo responsable de su incompetencia, este problema también se debe a una gran falla de mi parte. - No he dado una cantidad de horas estimativas por capricho, dieciocho horas nos dan un margen de seis para movilizar al grupo de aurores cuando demos con el paradero del escuadrón perdido. Tendrás las respuestas en veinticuatro horas, y ahí podrás manejarte sin caminar a ciegas. - De tan solo pensar que esto podría haber estado resuelto hace días… Si no fuese por el revuelo que generó la desaparición del dichoso distrito catorce, ahora estaríamos enterrados hasta el cuello en problemas más grandes que nosotros.
- Las palabras no valen mucho si no van acompañadas de un juramento. - Reprocho con hastío ante su infantil comentario. - No voy a exigirte eso, pero si voy a supervisar paso a paso tu progreso. - No es una pregunta ni una sugerencia, es un hecho. Sabía mejor que inmiscuirse en el trabajo ajeno, pero este caso lo ameritaba, y lamentablemente para Riley, debería trabajar bajo una presión que no estaba segura de haber sentido ni yo misma. No una que me hubiese impuesto alguien más, al menos. - Y no hace falta que te lamentes ahora. Guárdatelo para más tarde, tal vez lo necesites. - Porque aunque no me gustase que alguien externo amenazara a mis empleados, Hans seguía siendo un ministro y tenía absoluta razón. Estaba segura que no era necesario llegar a esos extremos, porque hacerlo implicaría evidenciarnos también nosotros. Pero de ser necesario, no dudaría en hablar yo misma con mi jefe.
- Las palabras no valen mucho si no van acompañadas de un juramento. - Reprocho con hastío ante su infantil comentario. - No voy a exigirte eso, pero si voy a supervisar paso a paso tu progreso. - No es una pregunta ni una sugerencia, es un hecho. Sabía mejor que inmiscuirse en el trabajo ajeno, pero este caso lo ameritaba, y lamentablemente para Riley, debería trabajar bajo una presión que no estaba segura de haber sentido ni yo misma. No una que me hubiese impuesto alguien más, al menos. - Y no hace falta que te lamentes ahora. Guárdatelo para más tarde, tal vez lo necesites. - Porque aunque no me gustase que alguien externo amenazara a mis empleados, Hans seguía siendo un ministro y tenía absoluta razón. Estaba segura que no era necesario llegar a esos extremos, porque hacerlo implicaría evidenciarnos también nosotros. Pero de ser necesario, no dudaría en hablar yo misma con mi jefe.
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Dieciocho horas. Si Annie dice que eso servirá, tendré que ver el modo de cómo evitar las quejas en ese tiempo y luego rogar que los chips funcionen como es debido para encontrar una solución. Asiento y tomo la palabra de ambos, a sabiendas de que mi amiga me ha quitado de la boca lo que pensaba decir hace segundos. De verdad espero que Kavalier no tenga motivos para lamentarse, si falla significa que nosotros tendremos aún más trabajo y la incompetencia quedará expuesta una vez más. Necesitaré más tiempo, más recursos, más palabras de aliento no sólo a las familias, sino a mí mismo. Los rastreos en el norte se volverán más intensos, mi trabajo extra se verá dividido. Esto es un desastre.
Mis ojos pasan de uno al otro hasta que chasqueo la lengua con la obvia intención de poner un punto final — Eso es todo, entonces — murmuro, hundiendo un poco más las manos en los bolsillos de mi pantalón — Espero el informe de lo ocurrido lo antes posible sobre mi escritorio. Si solucionan el problema, si sigue en ascuas… pase lo que pase, haganmelo saber. Necesito los datos para armar un camino a seguir y ver cómo evitamos otro desastre — no solo para las familias, sino también para mi ruta personal. Muevo mi cabeza en señal de saludo, inclinándola primero en dirección al científico y luego a su jefa — Que tengan una buena tarde. Kavalier, Annie — no les echo ni siquiera una última mirada cuando me dirijo a la puerta y la cierro con algo de fuerza detrás de mí, rogando no estar cometiendo un error.
Mis ojos pasan de uno al otro hasta que chasqueo la lengua con la obvia intención de poner un punto final — Eso es todo, entonces — murmuro, hundiendo un poco más las manos en los bolsillos de mi pantalón — Espero el informe de lo ocurrido lo antes posible sobre mi escritorio. Si solucionan el problema, si sigue en ascuas… pase lo que pase, haganmelo saber. Necesito los datos para armar un camino a seguir y ver cómo evitamos otro desastre — no solo para las familias, sino también para mi ruta personal. Muevo mi cabeza en señal de saludo, inclinándola primero en dirección al científico y luego a su jefa — Que tengan una buena tarde. Kavalier, Annie — no les echo ni siquiera una última mirada cuando me dirijo a la puerta y la cierro con algo de fuerza detrás de mí, rogando no estar cometiendo un error.
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