OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Último día de la primavera
03:00 hs
Saludos, abrazos y palabras de consuelo sin sentido por parte de personas que se supone que me conocen desde que soy un pequeño pero yo no tengo ni idea de quiénes son. Todos intentando ponerse en mis zapatos hablando de sentimientos siendo que ahora mismo no tengo ninguno. Me hacen sentir culpable por no haber derramado una sola lágrima, no importa, mi madre ha llorado por los dos. ¿Soy una mala persona? No. El hombre jamás hizo nada por mí, claramente no me lo hizo más fácil y no tengo un solo recuerdo que me haga sentir bien respecto a él.
En realidad creo que todas esas personas son unos hipócritas. Mis propios tíos vinieron solo unos minutos y desaparecieron luego de saludar. Los compañeros de trabajo de mi padre solo mandaron unas coronas de flores y los directores de las beneficencias a las que supuestamente ayudaba solo enviaron una carta para mi madre y para mí dándonos las condolencias. Comienzo a creer que todo el servicio era innecesario pues en realidad nadie quiere despedirse de él, mal que me di cuenta tarde pues ahora me encuentro solo frente a un cajón que ya no quiero ver, aún faltan horas pero no me parece bien dejarlo solo... Es un último esfuerzo.
Supongo que podría ir por Drew para que me haga un poco de compañía aunque solo sería un incómodo silencio de horas al que no quiero exponerlo, a mí no me molesta pero he aprendido con los años de que a los demás sí. Ahora, la verdadera pregunta es... ¿Dónde está Lara? En mi teléfono figura que ha leído el mensaje pero no la he visto en todo el servicio... Y si ha venido no he sido conciente de ello pues hay un período de tiempo que se encuentra en blanco en mi mente ¿O le dije que se fuera? De verdad me cuesta mucho recordar las primeras horas.
Me dejo caer en una de las sillas con una bandeja de bocadillos sobre mis piernas, alguien tiene que comerlos. Supongo que mi madre no tardará en llegar luego de su descanso nocturno... Necesito a alguien... No, necesito algo, droperidol, eso necesito. Creo que tengo algo en la trampilla de la sala, aunque si voy por eso quizás pueda aprovechar y tomar algo más fuerte, combinarlo con algo mejor dicho. Siento como mi mandíbula comienza a temblar.
-¿Mamá? - pregunto con voz temblorosa al escuchar el sonido de la puerta.
03:00 hs
Saludos, abrazos y palabras de consuelo sin sentido por parte de personas que se supone que me conocen desde que soy un pequeño pero yo no tengo ni idea de quiénes son. Todos intentando ponerse en mis zapatos hablando de sentimientos siendo que ahora mismo no tengo ninguno. Me hacen sentir culpable por no haber derramado una sola lágrima, no importa, mi madre ha llorado por los dos. ¿Soy una mala persona? No. El hombre jamás hizo nada por mí, claramente no me lo hizo más fácil y no tengo un solo recuerdo que me haga sentir bien respecto a él.
En realidad creo que todas esas personas son unos hipócritas. Mis propios tíos vinieron solo unos minutos y desaparecieron luego de saludar. Los compañeros de trabajo de mi padre solo mandaron unas coronas de flores y los directores de las beneficencias a las que supuestamente ayudaba solo enviaron una carta para mi madre y para mí dándonos las condolencias. Comienzo a creer que todo el servicio era innecesario pues en realidad nadie quiere despedirse de él, mal que me di cuenta tarde pues ahora me encuentro solo frente a un cajón que ya no quiero ver, aún faltan horas pero no me parece bien dejarlo solo... Es un último esfuerzo.
Supongo que podría ir por Drew para que me haga un poco de compañía aunque solo sería un incómodo silencio de horas al que no quiero exponerlo, a mí no me molesta pero he aprendido con los años de que a los demás sí. Ahora, la verdadera pregunta es... ¿Dónde está Lara? En mi teléfono figura que ha leído el mensaje pero no la he visto en todo el servicio... Y si ha venido no he sido conciente de ello pues hay un período de tiempo que se encuentra en blanco en mi mente ¿O le dije que se fuera? De verdad me cuesta mucho recordar las primeras horas.
Me dejo caer en una de las sillas con una bandeja de bocadillos sobre mis piernas, alguien tiene que comerlos. Supongo que mi madre no tardará en llegar luego de su descanso nocturno... Necesito a alguien... No, necesito algo, droperidol, eso necesito. Creo que tengo algo en la trampilla de la sala, aunque si voy por eso quizás pueda aprovechar y tomar algo más fuerte, combinarlo con algo mejor dicho. Siento como mi mandíbula comienza a temblar.
-¿Mamá? - pregunto con voz temblorosa al escuchar el sonido de la puerta.
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Charles Kavalier no se merece una sentida despedida de mi parte, si me acerco a su cuerpo frío será para desearle mis peores deseos en su viaje al inframundo. No es por él que me presento a deshoras al funeral, en un duelo con el tiempo para no llegar irremediablemente tarde, sabiendo que me lamentaré y lo sentiré como un fracaso si no acompaño a Riley en este momento. Pasé por casa a desprenderme de toda mi carga del día y cambiar mi ropa ajada por un discreto vestido negro que me cubre hasta un poco por encima de las rodillas, no me esmeré en mi peinar mi cabello que sigue en desorden a los lados de mi rostro. No estoy aquí para demostrar nada, sino porque es donde debo estar. Charles fue un hombre que hizo mérito para que a mis treinta años alcanzara a despreciarlo hasta sentirlo como un molesto pique en la piel en el contacto eventual que mantuvimos debido a Riley, y que persistirá en su esposa, lamentablemente aún viva.
La razón por la que estoy aquí en vez de quedarme en casa para un descanso que necesito, es Riley. Sentado con un perfil oscuro, su semblante retraído, como si su mente estuviera otra vez en ese mundo que le pertenece por completo y que no siempre deja entrar a otros. -No, Riley. Soy Lara- contesto. -Lamento no haber llegado antes-. Me acomodo a su lado para tomar su mano, entrelazándola con la mía, y la coloco sobre mis rodillas. Paso mi pulgar reiteradas veces sobre su piel en una caricia circular, para que en el contacto me sienta una presencia real. Los hombros me pesan por el cansancio de todo el fin de semana, la perspectiva de lo que me espera este lunes y el resto de los días en el trabajo, hasta el próximo sábado en que debo recomenzar todo como un círculo del que no puedo escapar. Si mi rostro es de pena con el desgano marcado bajo mis ojos, no quiero pensar la apariencia que tendré en unas horas si despierto despues del rato de sueño que logre conquistar.
-¿Cómo te sientes?- le susurro por lo bajo, como si fuera un secreto entre los dos, animándolo a que me sea sincero en esta habitación donde no está nadie más que nosotros. -¿Te has despedido de Charles?- pregunto. Y no me refiero a llorarlo, sino a deshogar todas las cosas que nunca pudo decirle a la cara y que ahora, en su injusticia de morir con total impunidad, priva a su hijo de soltarle un par de verdades. Siento que yo también lo necesito. Mi padre nunca le dijo lo que se merecía escuchar y no creo que mi madre se haya tomado la molestia de venir a revivir viejos rencores, pero yo sí guardo los resentimientos. La falta de cariño a su hijo que rayaba en una cruel indiferencia y el abuso que hicieron de la ayuda que les ofrecieron mis padres una vez, han hecho que grabe en tinta roja sus nombres en mi mente.
La razón por la que estoy aquí en vez de quedarme en casa para un descanso que necesito, es Riley. Sentado con un perfil oscuro, su semblante retraído, como si su mente estuviera otra vez en ese mundo que le pertenece por completo y que no siempre deja entrar a otros. -No, Riley. Soy Lara- contesto. -Lamento no haber llegado antes-. Me acomodo a su lado para tomar su mano, entrelazándola con la mía, y la coloco sobre mis rodillas. Paso mi pulgar reiteradas veces sobre su piel en una caricia circular, para que en el contacto me sienta una presencia real. Los hombros me pesan por el cansancio de todo el fin de semana, la perspectiva de lo que me espera este lunes y el resto de los días en el trabajo, hasta el próximo sábado en que debo recomenzar todo como un círculo del que no puedo escapar. Si mi rostro es de pena con el desgano marcado bajo mis ojos, no quiero pensar la apariencia que tendré en unas horas si despierto despues del rato de sueño que logre conquistar.
-¿Cómo te sientes?- le susurro por lo bajo, como si fuera un secreto entre los dos, animándolo a que me sea sincero en esta habitación donde no está nadie más que nosotros. -¿Te has despedido de Charles?- pregunto. Y no me refiero a llorarlo, sino a deshogar todas las cosas que nunca pudo decirle a la cara y que ahora, en su injusticia de morir con total impunidad, priva a su hijo de soltarle un par de verdades. Siento que yo también lo necesito. Mi padre nunca le dijo lo que se merecía escuchar y no creo que mi madre se haya tomado la molestia de venir a revivir viejos rencores, pero yo sí guardo los resentimientos. La falta de cariño a su hijo que rayaba en una cruel indiferencia y el abuso que hicieron de la ayuda que les ofrecieron mis padres una vez, han hecho que grabe en tinta roja sus nombres en mi mente.
No puedo decir que la llegada de mi amiga me decepciona pese a no tratarse de mi madre. Dice que lamenta no haber llegado antes pero no da razones, quizás estaba trabajando o quién sabe qué... En realidad no sé ni qué día es, por estas horas perdí todo el contacto con el exterior y temo que me tardaré bastante en volver a ponerme en sincronía, aunque nunca lo estuve en realidad - Ajá - respondo sintiendo como mi mandíbula deja de temblar lentamente. El tacto de su mano contra la mía ayuda, sirve como una especie de vuelta atrás en el reloj que me ayuda a volver a la tranquilidad, o una cuerda que me jala hacia arriba justo cuando estaba por estrellarme en el suelo.
Las preguntas llegan y no sé como responder a ninguna de las dos. Me siento como nunca me había sentido antes y aunque quisiera despedirme no sabría cómo sin sentirme un completo idiota - ¿Cuál es el punto de despedirme? Ya no escucha, sería lo mismo que hablar a un muñeco - mi voz suena seca, es de esperar considerando que no he dormido y dudo haber bebido algo dentro de las últimas 12 horas - Lo que tenía para decir ya se lo he dicho en mi mente cuando estaba con vida, repetirlo en voz alta sería lo mismo - de todas formas no me escucharía.
Guardo silencio y la sensación que me genera su pulgar va subiendo por mi brazo hasta llegar a mi cabeza, sentimientos, por fin sentimientos. Sin decir una palabra lucho contra las lágrimas que comienzan a brotar de mis ojos pero no tardan mucho en vencerme. ¿Por qué lloro? Él seguramente no lloraría por mí, sentiría mi partida como un alivio, una preocupación menos. Pero ese es el asunto, no estoy llorando por él, sino por mí mismo. Ahora comienza una nueva etapa en la que ya no tendré que sentirme juzgado, podré ser yo en el mundo sin miedo a que aparezca el hombre intentando controlarme la vida, no más esclavos sorpresas ni cartas amenazadoras.
- Ahora conoceré a mi madre sin su influencia... Por fin - dejo salir con una voz casi inaudible. Parpadeo varias veces para intentar eliminar las lágrimas pero siguen saliendo - Se terminó.
Las preguntas llegan y no sé como responder a ninguna de las dos. Me siento como nunca me había sentido antes y aunque quisiera despedirme no sabría cómo sin sentirme un completo idiota - ¿Cuál es el punto de despedirme? Ya no escucha, sería lo mismo que hablar a un muñeco - mi voz suena seca, es de esperar considerando que no he dormido y dudo haber bebido algo dentro de las últimas 12 horas - Lo que tenía para decir ya se lo he dicho en mi mente cuando estaba con vida, repetirlo en voz alta sería lo mismo - de todas formas no me escucharía.
Guardo silencio y la sensación que me genera su pulgar va subiendo por mi brazo hasta llegar a mi cabeza, sentimientos, por fin sentimientos. Sin decir una palabra lucho contra las lágrimas que comienzan a brotar de mis ojos pero no tardan mucho en vencerme. ¿Por qué lloro? Él seguramente no lloraría por mí, sentiría mi partida como un alivio, una preocupación menos. Pero ese es el asunto, no estoy llorando por él, sino por mí mismo. Ahora comienza una nueva etapa en la que ya no tendré que sentirme juzgado, podré ser yo en el mundo sin miedo a que aparezca el hombre intentando controlarme la vida, no más esclavos sorpresas ni cartas amenazadoras.
- Ahora conoceré a mi madre sin su influencia... Por fin - dejo salir con una voz casi inaudible. Parpadeo varias veces para intentar eliminar las lágrimas pero siguen saliendo - Se terminó.
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Tengo un suspiro atorado en la garganta que cuando logra salir de mis labios se escucha cansado. Uso una de mis manos para dar unos golpecitos contra su sien con mi dedo índice y le digo: —Porque necesitas sacarlo de aquí—. Estamos atrapados en nuestras mentes, ese es el problema con personas como nosotros. Yo encontré maneras de fugarme de mi cerebro un rato, Riley halló sus propios escapes. Pero hay pensamientos que se quedan ahí, importunando cada recoveco en penumbras, asaltándonos cuando nos descuidamos. —Poder ponerlo en voz alta te ayudará a sacar ese pensamiento que da vueltas en tu mente y actúa como una toxina para tus neuronas. Tienes que despedir ir a tu padre y llenarle una valija con toda su mierda, para que no deje nada aquí. Si no… seguirá estando presente—. Y es lo último que quiero para Riley, porque si su padre como influencia corpórea era un incordio, como fantasma importunando a cualquier hora sería de lo peor.
Le explico mi forma de ver las cosas a mi amigo, es posible que no la comparta, que tenga una percepción personal a la que será fiel. Se trata de su padre, al fin y al cabo. A mí no me une ningún tipo de lealtad sanguínea o admiración a su persona. Tengo absoluta libertad de detestarlo en mi silencio, no le oculto a Riley mi desagrado, pero no hago de ello un tema de conversación impuesto entre los dos. No lo haré tampoco mi monólogo de esta madrugada. Riley no necesita de mis palabras mezquinas hacia su padre, y cuando lo veo quebrarse, lo que creo que necesita es lo que me sale por instinto. Lo abrazo muy fuerte, acaricio su espalda para que pueda desahogarse. Sé que no llora por su padre, sino por muchas otras cosas. Es un llanto que trae pendiente de hace mucho tiempo.
Me provoca una punzada fuerte en el estómago escucharlo esperanzado en su relación con su madre. Escucho la voz de la mía censurando mi opinión al respecto. Todos merecen una segunda oportunidad, las personas pueden cambiar, quizás si haya la posibilidad de algo bueno para Riley y su madre. —¿Comiste algo?— pregunto, me aparto un poco de él y me fijo en la bandeja que tiene sobre su regazo. Frunzo un poco el ceño, no parece como si la hubiera tocado. Por mi parte, me muero de hambre y el estómago me pesa. Tomo uno de los bocadillos y abro su mano para colocárselo en la palma, agarro otro para mí. —Espero que las cosas mejoren con Helena— digo, dando vueltas a la comida entre mis dedos. Me exige un esfuerzo, pero encuentro la esperanza sincera en mi interior de que así sea, porque quiero que así sea para Riley.
Le explico mi forma de ver las cosas a mi amigo, es posible que no la comparta, que tenga una percepción personal a la que será fiel. Se trata de su padre, al fin y al cabo. A mí no me une ningún tipo de lealtad sanguínea o admiración a su persona. Tengo absoluta libertad de detestarlo en mi silencio, no le oculto a Riley mi desagrado, pero no hago de ello un tema de conversación impuesto entre los dos. No lo haré tampoco mi monólogo de esta madrugada. Riley no necesita de mis palabras mezquinas hacia su padre, y cuando lo veo quebrarse, lo que creo que necesita es lo que me sale por instinto. Lo abrazo muy fuerte, acaricio su espalda para que pueda desahogarse. Sé que no llora por su padre, sino por muchas otras cosas. Es un llanto que trae pendiente de hace mucho tiempo.
Me provoca una punzada fuerte en el estómago escucharlo esperanzado en su relación con su madre. Escucho la voz de la mía censurando mi opinión al respecto. Todos merecen una segunda oportunidad, las personas pueden cambiar, quizás si haya la posibilidad de algo bueno para Riley y su madre. —¿Comiste algo?— pregunto, me aparto un poco de él y me fijo en la bandeja que tiene sobre su regazo. Frunzo un poco el ceño, no parece como si la hubiera tocado. Por mi parte, me muero de hambre y el estómago me pesa. Tomo uno de los bocadillos y abro su mano para colocárselo en la palma, agarro otro para mí. —Espero que las cosas mejoren con Helena— digo, dando vueltas a la comida entre mis dedos. Me exige un esfuerzo, pero encuentro la esperanza sincera en mi interior de que así sea, porque quiero que así sea para Riley.
Han intentado enviarme a terapia en el pasado, cuando era niño y comencé a alejarme de todos, pero no funcionó y dudo que funcione ahora... Pero ésto no es una charla con alguien más, sino un descargue como dice Lara así que quizás deba darle una oportunidad. Sobre todo porque la chica es la única persona en el mundo que siempre ha hecho lo mejor para mí, desde que éramos dos niños, así que si hay algo de lo que estoy seguro es de que al menos intentarlo no me hará daño - De acuerdo - respondo con la voz algo cortada por el nudo en mi garganta.
Le tiendo la bandeja cuando me pregunta si he comido algo pues de repente se me ha cerrado el estómago. No quiero comer pero ya sé lo que voy a hacer así que mientras Lara da sus deseos para mi relación con mi madre, saco una corona de su posición y la pongo junto al ataúd. Estas cosas con más pesadas de lo que parecen o el estar sin dormir y comer me han dejado más debilucho que de costumbre - Le diré lo que pensé, lo que pienso y lo que jamás volverá a cruzar por mi mente... Es un cierre - explico tomando una flor al azar de la gran cantidad que adornan el enorme círculo.
- Tengo un solo recuerdo de cuando tenía cinco años... Estábamos caminando por la calle cuando alcé a un perrito que me movió la cola - comienzo con una sonrisa nostálgica en el rostro, en ese breve segundo fui muy feliz por saber que al menos a una criatura en el mundo le caía bien - Quería llevarlo a casa y me dijo que era una criatura dependiente, que tendría que cuidarlo y él no me daría nada a cambio... Y que algún día se volvería una inconveniente debilidad, como yo lo era para él - finalizo.
El recuerdo se mantuvo patente por varios años, pero comprendí su significado mucho después de que ingresó a mi sistema. En su momento no dije nada, dejé al cachorro y seguí mi camino en silencio solo comprendiendo que llevar al perro no era conveniente.
- ¿Qué crees papá? El inconveniente es el único que se ha quedado todo tu maldito funeral... De no ser por éste perro pulgoso no tendrías a nadie - hablo apretando la mandíbula y lanzo la flor hacia el cajón. Ahí va la primera.
Le tiendo la bandeja cuando me pregunta si he comido algo pues de repente se me ha cerrado el estómago. No quiero comer pero ya sé lo que voy a hacer así que mientras Lara da sus deseos para mi relación con mi madre, saco una corona de su posición y la pongo junto al ataúd. Estas cosas con más pesadas de lo que parecen o el estar sin dormir y comer me han dejado más debilucho que de costumbre - Le diré lo que pensé, lo que pienso y lo que jamás volverá a cruzar por mi mente... Es un cierre - explico tomando una flor al azar de la gran cantidad que adornan el enorme círculo.
- Tengo un solo recuerdo de cuando tenía cinco años... Estábamos caminando por la calle cuando alcé a un perrito que me movió la cola - comienzo con una sonrisa nostálgica en el rostro, en ese breve segundo fui muy feliz por saber que al menos a una criatura en el mundo le caía bien - Quería llevarlo a casa y me dijo que era una criatura dependiente, que tendría que cuidarlo y él no me daría nada a cambio... Y que algún día se volvería una inconveniente debilidad, como yo lo era para él - finalizo.
El recuerdo se mantuvo patente por varios años, pero comprendí su significado mucho después de que ingresó a mi sistema. En su momento no dije nada, dejé al cachorro y seguí mi camino en silencio solo comprendiendo que llevar al perro no era conveniente.
- ¿Qué crees papá? El inconveniente es el único que se ha quedado todo tu maldito funeral... De no ser por éste perro pulgoso no tendrías a nadie - hablo apretando la mandíbula y lanzo la flor hacia el cajón. Ahí va la primera.
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De eso se trata los cierres. Es la última oportunidad que se tiene de descargar en la otra persona todo lo que por años se robusteció como un pesar personal, o si esa persona se lo merecía, la oportunidad que queda para un agradecimiento tardío. Seguirlo por inercia hasta el ataúd de su padre para que pueda cumplir con el ritual, me devuelve a la posición en la que estuve hace quince años. Aprieto con fuerza los dientes porque es el padre de Riley, no el mío, el que está aquí. Las lágrimas que me inundaron entonces, no están presentes en esta ocasión. Mis ojos están secos de emoción por este hombre y casi puedo decir lo mismo de mi amigo. Sentir a su padre se le está haciendo difícil.
Cuando comienza a hablar me reclino sobre su brazo y paso una mano por su cintura, lo sostengo en ese medio abrazo. Los padres de mi amigo tenían todo para dárselo a su único hijo, los galeones que hacen falta para comprar recuerdos felices que incluyan juguetes y excentricidades. Pero no se lo dieron, resquebrajaron su infancia con crueldades que lastimaron su mente y como otro de sus vicios, no puede dejar de repetirse los juicios de sus padres. Una inconveniente debilidad. Antes de que palabras así salgan de mis labios, opto por nunca tener hijos. No tengo siquiera mascota por esa cuestión de la dependencia. Y sin embargo, tener un hijo, a la edad de cinco años culparlo de ser un inconveniente. Como lo han culpado de otras cosas... que ni siquiera era, pero que a partir de sus críticas fueron construyendo...
Siento que llegué tarde a la vida de Riley, a pesar de que nos conocemos desde niños. Hay heridas psicológicas que simplemente no puedo curar y quedo al margen de sus recuerdos, lo único que puedo hacer es pasar mi mano por su espalda para reconfortarlo. Estoy a punto de decirle algo, pero no quiero girar hacia mi lo que es un diálogo con su padre sobre rensentimientos callados. ¿Se da cuenta que no tuvo aquel perrito, pero se consiguió una Lara? Ese concepto de dependencia que es una sombra temida bajo la cual crecimos, nos tiene aquí sujetándonos en momentos como este. Y con un significado diferente para mí, Riley es mi inconveniente debilidad. Lo abrazo por eso, porque no puedo verlo quebrarse, y asumo el sostener con mis brazos todos sus pedazos hasta que pueda volver a sentirse entero.
Cuando comienza a hablar me reclino sobre su brazo y paso una mano por su cintura, lo sostengo en ese medio abrazo. Los padres de mi amigo tenían todo para dárselo a su único hijo, los galeones que hacen falta para comprar recuerdos felices que incluyan juguetes y excentricidades. Pero no se lo dieron, resquebrajaron su infancia con crueldades que lastimaron su mente y como otro de sus vicios, no puede dejar de repetirse los juicios de sus padres. Una inconveniente debilidad. Antes de que palabras así salgan de mis labios, opto por nunca tener hijos. No tengo siquiera mascota por esa cuestión de la dependencia. Y sin embargo, tener un hijo, a la edad de cinco años culparlo de ser un inconveniente. Como lo han culpado de otras cosas... que ni siquiera era, pero que a partir de sus críticas fueron construyendo...
Siento que llegué tarde a la vida de Riley, a pesar de que nos conocemos desde niños. Hay heridas psicológicas que simplemente no puedo curar y quedo al margen de sus recuerdos, lo único que puedo hacer es pasar mi mano por su espalda para reconfortarlo. Estoy a punto de decirle algo, pero no quiero girar hacia mi lo que es un diálogo con su padre sobre rensentimientos callados. ¿Se da cuenta que no tuvo aquel perrito, pero se consiguió una Lara? Ese concepto de dependencia que es una sombra temida bajo la cual crecimos, nos tiene aquí sujetándonos en momentos como este. Y con un significado diferente para mí, Riley es mi inconveniente debilidad. Lo abrazo por eso, porque no puedo verlo quebrarse, y asumo el sostener con mis brazos todos sus pedazos hasta que pueda volver a sentirse entero.
El abrazo de Lara me reconforta un poco o quizás es el hecho de haber sacado esas palabras de mi sistema, tenía razón, es bueno para mí. Aunque me gustaría poder hacer algo más para curar esa herida en mi mente lamentablemente no hay nada más... Solo saber que cuando tenga hijos, si algún día los tengo, lo haré mucho mejor de lo que mi padre lo hizo conmigo. Ya no necesitaría las drogas, lo recibiría todos los días de la escuela con un abrazo y le diría lo maravilloso que es... no importa cuan raro sea. Pero ¿A quién engaño? Las personas como yo no tenemos hijos, estamos demasiado dañadas para eso.
Respiro profundo y tomo una nueva flor de la corona a mis pies. Con los recuerdos que tengo podría necesitar aun más horas de alquiler del lugar, intentaré hacerlo rápido - Tú estabas en mi cumpleaños 11 - comienzo a decir a Lara, uno de los últimos antes de que el cambio de gobierno nos permitiera ser quienes somos - Yo no quería ese cumpleaños... Papá, me arrastraste hasta allí pese a mi llanto y luego me dijeron raro por no sonreír ni hablar ¿Por qué iba a estar triste si era mi cumpleaños? - pregunto retóricamente mientras las imágenes vuelan por mi mente.
Tenía un buen regalo en mi habitación, estaba feliz allí construyendo un cohete espacial de cajas y sábanas, la idea de volar por las estrellas me mantenía sonriendo auténticamente hasta que llegó el hombre diciendo que los invitados habían llegado. No importa cuánto negué con la cabeza él me arrastró de la mano hasta afuera y exigía con voz temible una explicación para mi negativa ¿Por qué necesitaba una explicación? Toda mi vida estuvo exigiéndolas y ni siquiera yo comprendo por qué no las tengo... Solo me siento así.
Lanzo otra flor.
- Pese a todo agradezco que jamás me hayas comprendido, eso nos mantuvo alejados y gracias a eso no soy como tu lo eras, como lo serás siempre en la memoria de los que te conocieron - ¿Necesito desarrollar algo más? No. Creo que con eso ya me alcanza - Otra por todas las veces que lamentaste que no fuera más como tus aprendices en el ministerio - lanzo una flor más - Por la vez en la que no dejaste que mamá me felicitara por haber conseguido mi título ya que dijiste que era lo mínimo que podía hacer con la mierda de vida a la que estaba destinado - una más - Por... por... ya no quiero hacer esto, Lara - duele, duele demasiado.
Respiro profundo y tomo una nueva flor de la corona a mis pies. Con los recuerdos que tengo podría necesitar aun más horas de alquiler del lugar, intentaré hacerlo rápido - Tú estabas en mi cumpleaños 11 - comienzo a decir a Lara, uno de los últimos antes de que el cambio de gobierno nos permitiera ser quienes somos - Yo no quería ese cumpleaños... Papá, me arrastraste hasta allí pese a mi llanto y luego me dijeron raro por no sonreír ni hablar ¿Por qué iba a estar triste si era mi cumpleaños? - pregunto retóricamente mientras las imágenes vuelan por mi mente.
Tenía un buen regalo en mi habitación, estaba feliz allí construyendo un cohete espacial de cajas y sábanas, la idea de volar por las estrellas me mantenía sonriendo auténticamente hasta que llegó el hombre diciendo que los invitados habían llegado. No importa cuánto negué con la cabeza él me arrastró de la mano hasta afuera y exigía con voz temible una explicación para mi negativa ¿Por qué necesitaba una explicación? Toda mi vida estuvo exigiéndolas y ni siquiera yo comprendo por qué no las tengo... Solo me siento así.
Lanzo otra flor.
- Pese a todo agradezco que jamás me hayas comprendido, eso nos mantuvo alejados y gracias a eso no soy como tu lo eras, como lo serás siempre en la memoria de los que te conocieron - ¿Necesito desarrollar algo más? No. Creo que con eso ya me alcanza - Otra por todas las veces que lamentaste que no fuera más como tus aprendices en el ministerio - lanzo una flor más - Por la vez en la que no dejaste que mamá me felicitara por haber conseguido mi título ya que dijiste que era lo mínimo que podía hacer con la mierda de vida a la que estaba destinado - una más - Por... por... ya no quiero hacer esto, Lara - duele, duele demasiado.
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—Se acabó— asiento con la barbilla cuando me pide no continuar con la despedida a su padre, por su ánimo cada cosa que dice lo arrastra un poco más bajo en esta espiral depresiva. No quería que tocara fondo, que se destrozara contra el duro suelo, nunca fui una compañía que hundiera a Riley consigo, por él… por los dos, siendo niños o adolescentes encontraba fuerzas en mi interior cada vez que nos caíamos para despertar a la mañana siguiente y pararme sobre mis pies. Si digo que se acabó, también me refiero a su padre. Su influencia en la vida de mi amigo se acabó, es el último día que le cedo a Charles Kavalier para que se quede por aquí merodeando. El resto de los días espero que los pase en su suite en el infierno, con las llamas mordiéndole los pies, maldito.
Alzo mis manos hacia el rostro de Riley, que es más alto que yo y no puedo abrazarlo con comodidad cuando está de pie. Con mis dedos peino su cabello para despejar su frente y acomodar los mechones desprolijos hacia atrás, paso un pulgar por su pómulo y le sonrío. —Se terminó, Riley. No eres la persona que tu padre quería que fueras y te dijo que eras, se estaba proyectando en ti, era toda su mierda hablando a través de su boca— digo, hablando lentamente para que pueda asimilar mis palabras y aplaquen el daño que los padres suelen hacer a los hijos de por vida. Estoy poniendo todo de mí para echar un poco de luz sobre los pensamientos oscuros que lo amargan, pero no será otra cosa que una búsqueda inútil entre los pasillos en penumbras de su mente para tratar de hallarlo en el centro, si no es quien procura por propia cuenta de esclarecer sus ideas. Porque llevo demasiados años siendo amiga de Riley, y si para él las cosas malas siguen pesando más que las buenas, siempre llevaré las de perder.
»Eres una gran persona, Riley. Hay tanto para ti fuera en este mundo, mucho más allá de NeoPanem— necesito que lo sepa, que lo recuerde. Si se lo digo un par de veces, empezará a memorizarlo. —Eres una buena persona y harás grandes cosas. ¿Me crees?—. Si no puede hacerlo por sí mismo, que lo haga por mí que soy su amiga y confíe en mis palabras. Tengo pocas esperanzas puestas en esta realidad que conozco y una de ellas es Riley, no puedo perderla.
Alzo mis manos hacia el rostro de Riley, que es más alto que yo y no puedo abrazarlo con comodidad cuando está de pie. Con mis dedos peino su cabello para despejar su frente y acomodar los mechones desprolijos hacia atrás, paso un pulgar por su pómulo y le sonrío. —Se terminó, Riley. No eres la persona que tu padre quería que fueras y te dijo que eras, se estaba proyectando en ti, era toda su mierda hablando a través de su boca— digo, hablando lentamente para que pueda asimilar mis palabras y aplaquen el daño que los padres suelen hacer a los hijos de por vida. Estoy poniendo todo de mí para echar un poco de luz sobre los pensamientos oscuros que lo amargan, pero no será otra cosa que una búsqueda inútil entre los pasillos en penumbras de su mente para tratar de hallarlo en el centro, si no es quien procura por propia cuenta de esclarecer sus ideas. Porque llevo demasiados años siendo amiga de Riley, y si para él las cosas malas siguen pesando más que las buenas, siempre llevaré las de perder.
»Eres una gran persona, Riley. Hay tanto para ti fuera en este mundo, mucho más allá de NeoPanem— necesito que lo sepa, que lo recuerde. Si se lo digo un par de veces, empezará a memorizarlo. —Eres una buena persona y harás grandes cosas. ¿Me crees?—. Si no puede hacerlo por sí mismo, que lo haga por mí que soy su amiga y confíe en mis palabras. Tengo pocas esperanzas puestas en esta realidad que conozco y una de ellas es Riley, no puedo perderla.
Se acabó, sí. Eso es todo y creo que puedo seguir adelante tras éste pequeño descargo. Me pregunto si mamá hizo algo similar o quizás no tiene tantas ganas de olvidarlo como yo. Porque ese es el peor castigo que podemos darle post mortem ¿Cierto? Dejar que desaparezca de la memoria de la gente hasta que ya no quede ni un solo recuerdo de él. No nos costará demasiado a juzgar por la cantidad de gente que vino a su funeral - Es todo - repito con otras palabras antes de tomar una profunda respiración para recomponerme. No puedo hacerlo de inmediato pues parece que la oscuridad y el dolor abundan en ésta habitación.
Lara me toma del rostro y dejo que lo haga pese a que me cuesta mirarla a los ojos. Sin embargo escucho lo que dice e intento aceptarlo como una realidad, no soy quien quería que fuera... intenté ser mejor. Sus palabras son bellas pero no estoy seguro de que haya más para mí allá afuera. Quizás no seguí sus pasos pero aún cuando fui por mi propio camino no encontré la felicidad que la mayoría ya encuentra a mi edad ¿Sin patronus a los 30? Al menos es un consuelo saber que no soy el único.
- Siento que he desperdiciado la mitad de mi vida - confieso tomándola de las manos para librarme del agarre. Necesito aire y allí no lo estoy obteniendo. Suenan a palabras para un niño que acaba de perder a su padre y odio sentirme como uno ¡No lo soy! ¡No soy un maldito niño! Quizás a veces me comporto como uno pero eso debería terminar - Ser un adulto no me convertirá en él ¿Cierto? - pregunto atreviéndome a buscar la mirada de mi amiga. Debería comenzar con eso, dejar de sentir vergüenza. No duro demasiado.
Camino por la habitación vacía buscando consuelo en las pelusas que adornan la alfombra del suelo. Han pasado otras personas por aquí, quizás con más dolor que el mío pero más claridad de mente... Tal vez sí es un funeral, pero no para mi padre, sino para la persona que yo era bajo su influencia. No. No puedo ser egoísta y robarle su última ceremonia en la tierra - ¿Crees que el Riley que conoces es el último? ¿O cambiaré luego de ésto? - es una pregunta extraña ya que depende de mí, pero así funciona nuestra amistad... Ella suele tener la respuesta para aquello que es un misterio para mí.
Lara me toma del rostro y dejo que lo haga pese a que me cuesta mirarla a los ojos. Sin embargo escucho lo que dice e intento aceptarlo como una realidad, no soy quien quería que fuera... intenté ser mejor. Sus palabras son bellas pero no estoy seguro de que haya más para mí allá afuera. Quizás no seguí sus pasos pero aún cuando fui por mi propio camino no encontré la felicidad que la mayoría ya encuentra a mi edad ¿Sin patronus a los 30? Al menos es un consuelo saber que no soy el único.
- Siento que he desperdiciado la mitad de mi vida - confieso tomándola de las manos para librarme del agarre. Necesito aire y allí no lo estoy obteniendo. Suenan a palabras para un niño que acaba de perder a su padre y odio sentirme como uno ¡No lo soy! ¡No soy un maldito niño! Quizás a veces me comporto como uno pero eso debería terminar - Ser un adulto no me convertirá en él ¿Cierto? - pregunto atreviéndome a buscar la mirada de mi amiga. Debería comenzar con eso, dejar de sentir vergüenza. No duro demasiado.
Camino por la habitación vacía buscando consuelo en las pelusas que adornan la alfombra del suelo. Han pasado otras personas por aquí, quizás con más dolor que el mío pero más claridad de mente... Tal vez sí es un funeral, pero no para mi padre, sino para la persona que yo era bajo su influencia. No. No puedo ser egoísta y robarle su última ceremonia en la tierra - ¿Crees que el Riley que conoces es el último? ¿O cambiaré luego de ésto? - es una pregunta extraña ya que depende de mí, pero así funciona nuestra amistad... Ella suele tener la respuesta para aquello que es un misterio para mí.
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—Ni un minuto de nuestras vidas es un desperdicio— murmuro, mis manos quedan atrapadas en las suyas cuando me aparta y trago saliva para pasar el nudo en mi garganta que me causa ese gesto. —Todas son experiencias, unas pocas serán buenas, muchas serán malas, sufriremos de fracasos que nos destrozarán y los triunfos nunca serán suficientes para sentirnos plenos, un segundo llegará a ser más memorable que días o semanas, hará que todo valga la pena. Y estas experiencias te llevarán a ser la persona en la que te convertirás— acabo esbozando una sonrisa que quiere infundirle ánimos. Percibo su temor en el tono de su pregunta, y nuestros ojos se encuentran otra vez, quiero devolverle la ilusión de calma y de que todo estará bien. —No, por supuesto que no. Eres diferente a él— le aseguro. —Te convertiste por tu voluntad en un adulto distinto a tu padre y cultivaste tus propios méritos—. ¿Por qué no puede verlo? ¿Por qué no puede verse como yo lo veo?
Mis brazos caen a los lados de mi cuerpo, lo sigo con la mirada al desplazarse por la habitación vacía en la que el olor de las flores se torna nauseabundo y el aire atrapado dentro está viciado por las emociones de este día y de anteriores. La muerte nos obliga a pasar por estas ceremonias que cansan el espíritu. Camino hacia mi amigo con el desgano de las pocas horas de sueño que cargo conmigo, cada paso que doy me pesa. Me recobro, reuniendo lo que puedo de mi tenacidad, y lo tomo del brazo para llevarlo hasta un par de sillas donde podremos sentarnos otra vez.
—¿Quieres saber que creo? Creo que este no es el último Riley, que no eres la última versión disponible— contesto, coloco una mano en su rodilla y lo retengo de esta manera para que me mire a los ojos. —Creo que siempre podemos mejorar, eso implica la necesidad de cambiar. Creo que cambiamos, lo hacemos de manera inconsciente en mínimos gestos o de un modo decisivo cuando es a voluntad. ¿Quieres cambiar, Riley? Puedes hacerlo si quieres. Piensa bien en qué y hazlo, puedes hacerlo— asevero. Deseo que un día despierte siendo un hombre despojado de sus miedos de niño, que sea mejor, aunque cambiar también implique que las personas de su entorno deban ser otras y que dentro de veinte años no seamos afines como lo somos ahora. Siempre he querido que esté bien, que sea alguien mejor.
Mis brazos caen a los lados de mi cuerpo, lo sigo con la mirada al desplazarse por la habitación vacía en la que el olor de las flores se torna nauseabundo y el aire atrapado dentro está viciado por las emociones de este día y de anteriores. La muerte nos obliga a pasar por estas ceremonias que cansan el espíritu. Camino hacia mi amigo con el desgano de las pocas horas de sueño que cargo conmigo, cada paso que doy me pesa. Me recobro, reuniendo lo que puedo de mi tenacidad, y lo tomo del brazo para llevarlo hasta un par de sillas donde podremos sentarnos otra vez.
—¿Quieres saber que creo? Creo que este no es el último Riley, que no eres la última versión disponible— contesto, coloco una mano en su rodilla y lo retengo de esta manera para que me mire a los ojos. —Creo que siempre podemos mejorar, eso implica la necesidad de cambiar. Creo que cambiamos, lo hacemos de manera inconsciente en mínimos gestos o de un modo decisivo cuando es a voluntad. ¿Quieres cambiar, Riley? Puedes hacerlo si quieres. Piensa bien en qué y hazlo, puedes hacerlo— asevero. Deseo que un día despierte siendo un hombre despojado de sus miedos de niño, que sea mejor, aunque cambiar también implique que las personas de su entorno deban ser otras y que dentro de veinte años no seamos afines como lo somos ahora. Siempre he querido que esté bien, que sea alguien mejor.
Lara es la persona más sabia que conozco, incluso sin la experiencia de una anciana es capaz de formar palabras capaces de cambiar vidas pues lo que dice es sumamente bonito. Estoy seguro de que una persona normal podría encontrar esos segundos en los cuales reflejarse y aferrarse de ellos para lo que viene; pero ese es el asunto, no soy una persona normal. He vivido infinidades de segundos en mis casi 31 años y ninguno de ellos llega a mi mente. ¿Es loco, no? Tengo horas y horas de malos recuerdos pero ni siquiera un solo segundo para equilibrar la balanza. Me gustaría poder aferrarme de sus palabras y convencerme a mí mismo de que las cosas estarán bien pero no puedo hacerlo, no tras pensarlo tanto - Un segundo debería ser fácil de conseguir - me limito a responder intentando que pase por una broma. ¡Tengo montones de segundos con Lara! ¿Por qué no puedo usarlos? Creo que tengo miedo... Depositar toda mi felicidad y razón de ser en una sola persona suena a un arma que no quiero que esté disponible.
Tomamos asiento una vez más y comienzo a pensar en lo que quiero ser en el futuro. Académicamente ya he llegado a donde quiero estar y laboralmente también ¿Qué sigue para mí? No puedo obligarme a lo que muchos creen que es la buena vida, como salir por las noches a conocer personas o intentar conseguir pareja pues me sentiría demasiado incómodo de solo intentarlo. No estoy programado para eso y ninguna actualización del futuro podrá mejorarlo, suena más a una versión beta que morirá olvidada por no ser lo que el usuario quiere.
- Descargando Riley Kavalier 2.0, por favor aguarde - bromeo con una sonrisa llevando mi dedo índice a la cien. Esta es una broma y sonrisa honesta, no para salir de un tema... Creo que ya estoy mejor - Comenzaré por seguir siendo dedicado en mi trabajo, una victoria allí me recompondrá - comienzo a explicar mi plan sumamente concentrado, es algo importante pese a no ser grandes planes - Luego haré un viaje, conoceré un distrito en el que jamás haya estado - quizás el 9 y así Andrew podría darme un tour por su antiguo hogar ¿Es una buena idea? No sé si como esclavo le gustaría revivir sus épocas de libertad, quizás termine matándome y enterrándome para por fin librarse de mí - ¿Suena bien?
Tomamos asiento una vez más y comienzo a pensar en lo que quiero ser en el futuro. Académicamente ya he llegado a donde quiero estar y laboralmente también ¿Qué sigue para mí? No puedo obligarme a lo que muchos creen que es la buena vida, como salir por las noches a conocer personas o intentar conseguir pareja pues me sentiría demasiado incómodo de solo intentarlo. No estoy programado para eso y ninguna actualización del futuro podrá mejorarlo, suena más a una versión beta que morirá olvidada por no ser lo que el usuario quiere.
- Descargando Riley Kavalier 2.0, por favor aguarde - bromeo con una sonrisa llevando mi dedo índice a la cien. Esta es una broma y sonrisa honesta, no para salir de un tema... Creo que ya estoy mejor - Comenzaré por seguir siendo dedicado en mi trabajo, una victoria allí me recompondrá - comienzo a explicar mi plan sumamente concentrado, es algo importante pese a no ser grandes planes - Luego haré un viaje, conoceré un distrito en el que jamás haya estado - quizás el 9 y así Andrew podría darme un tour por su antiguo hogar ¿Es una buena idea? No sé si como esclavo le gustaría revivir sus épocas de libertad, quizás termine matándome y enterrándome para por fin librarse de mí - ¿Suena bien?
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—Un segundo suele ser lo más difícil de atrapar— lo contradigo, moviendo la cabeza en un gesto negativo. —Podemos pasar años buscando ese segundo y al final encontrarlo de improviso en un lugar, estrellándose contra nosotros, para desaparecer inmediatamente. Tan breve y tan memorable— concluyo. Tengo un par de teorías sobre el tiempo por jugar con relojes mecánicos cuando era niña. La colección de diminutos automóviles era algo compartido con mi padre, los animales de armazón metálico son un interés reciente, en mi infancia el hecho más significativo en cuanto a la mecánica fue cuando me regalaron un reloj. A partir de éste surgieron muchas ideas de proyectos que tengo archivados, desde dibujos infantiles hasta planos. Todo archivado. Cuando era niña solía parlotear un poco sobre armar una escoba que fuera tan veloz que llegaría al futuro y me inclino un poco hacia Riley para susurrarle. —Si algún día viajo en el tiempo te traeré un segundo— le digo. No llega a ser promesa porque es un improbable que eso suceda, o de suceder, que pueda volver.
¿Un segundo de qué? No lo sé. Tal vez tampoco haga falta un viaje a otras dimensiones para capturarlo. Si lo pensamos como que desde que nacimos venimos caminando por una línea recta, siguiendo una meta y amoldándonos a lo predecible, corrernos un poco de esa ruta puede provocar los cambios que ansiamos. Le doy una palmaditas de apremio en su rodilla cuando lo veo entusiasmado con planes de lo que hará en adelante, así podremos despedir en esta amarga sala al fantasma de su padre y dar la bienvenida a una nueva versión de sí mismo. Como se lo dije una vez, se lo repito: —Para mí está bien cualquier versión, Riley. Pero más que nada quiero que seas la persona que te hará feliz ser—. No puedo precisar en qué momento de nuestra amistad pasé a ser la del carácter blando y que dice frases sobre que los sueños se pueden cumplir y al final de los arcoíris viven unicornios. Disimulo una mueca que va para mí, y continúo con el optimismo dirigido a mi amigo: —Conocer nuevos distritos suena bien, bastante bien—. Puedo imaginarlo volviendo al laboratorio con ideas a rebosar de su libreta. Presiono mi mano sobre su hombro para hacer que se gire hacia mí: —¿Quieres volver a casa, Riley? Creo que es hora de descansar.
¿Un segundo de qué? No lo sé. Tal vez tampoco haga falta un viaje a otras dimensiones para capturarlo. Si lo pensamos como que desde que nacimos venimos caminando por una línea recta, siguiendo una meta y amoldándonos a lo predecible, corrernos un poco de esa ruta puede provocar los cambios que ansiamos. Le doy una palmaditas de apremio en su rodilla cuando lo veo entusiasmado con planes de lo que hará en adelante, así podremos despedir en esta amarga sala al fantasma de su padre y dar la bienvenida a una nueva versión de sí mismo. Como se lo dije una vez, se lo repito: —Para mí está bien cualquier versión, Riley. Pero más que nada quiero que seas la persona que te hará feliz ser—. No puedo precisar en qué momento de nuestra amistad pasé a ser la del carácter blando y que dice frases sobre que los sueños se pueden cumplir y al final de los arcoíris viven unicornios. Disimulo una mueca que va para mí, y continúo con el optimismo dirigido a mi amigo: —Conocer nuevos distritos suena bien, bastante bien—. Puedo imaginarlo volviendo al laboratorio con ideas a rebosar de su libreta. Presiono mi mano sobre su hombro para hacer que se gire hacia mí: —¿Quieres volver a casa, Riley? Creo que es hora de descansar.
Es sencillo ir hacia adelante cuando uno tiene un camino a seguir así que espero no perderme en el futuro o que algo me haga perder el rumbo. Me gustan los planes, es algo ordenado y sencillo de seguir, con variables a tener en cuenta pero los tomo como desafíos en el camino. Así que ya tengo una meta física y espiritual, con eso me bastará para salir encender el coche y poner la primera marcha - Un giratiempo al futuro sería un buen próximo proyecto - dejo que mi cabeza vuele con su idea aunque no tendría idea ni por donde empezar, me falta estudio para plantearme hacer algo como eso.
No sé quien necesito ser para ser feliz, pero espero descubrirlo en mi pequeño viaje. He leído libros en los que el protagonista se encuentra a si mismo en un contexto completamente distinto al que está acostumbrado así que puede que ocurra, si bien siempre me consideré más un personaje secundario que principal... Lara sería la protagonista, la valiente heroína con un futuro maravilloso que salvará al mundo. Yo simplemente construiré su traje.
Niego con la cabeza cuando pregunta si quiero irme pues no quiero dejar a papá solo. Sin embargo la puerta de la sala de abre y por allí entra mi madre, así que me levanto de inmediato para ir a abrazarla pero me pasa de largo como fuera un fantasma invisible a sus ojos. La mujer va de inmediato al ataúd y retoma la posición en la que ha estado horas antes - Vayámonos - digo en voz baja mirando a mi amiga, creo que no se me quiere aquí.
Supongo que es por el shock, mamá se comportará mejor cuando los día pasen y su duelo termine. Eran un equipo, ha pasado más años de su vida con mi padre que soltera así que tiene que aprender a comportarse sola en el mundo. Confío en que será mejor, pero de momento es mejor darle su espacio, así como yo también necesité el mío... y quizás lo vuelva a necesitar en el futuro.
No sé quien necesito ser para ser feliz, pero espero descubrirlo en mi pequeño viaje. He leído libros en los que el protagonista se encuentra a si mismo en un contexto completamente distinto al que está acostumbrado así que puede que ocurra, si bien siempre me consideré más un personaje secundario que principal... Lara sería la protagonista, la valiente heroína con un futuro maravilloso que salvará al mundo. Yo simplemente construiré su traje.
Niego con la cabeza cuando pregunta si quiero irme pues no quiero dejar a papá solo. Sin embargo la puerta de la sala de abre y por allí entra mi madre, así que me levanto de inmediato para ir a abrazarla pero me pasa de largo como fuera un fantasma invisible a sus ojos. La mujer va de inmediato al ataúd y retoma la posición en la que ha estado horas antes - Vayámonos - digo en voz baja mirando a mi amiga, creo que no se me quiere aquí.
Supongo que es por el shock, mamá se comportará mejor cuando los día pasen y su duelo termine. Eran un equipo, ha pasado más años de su vida con mi padre que soltera así que tiene que aprender a comportarse sola en el mundo. Confío en que será mejor, pero de momento es mejor darle su espacio, así como yo también necesité el mío... y quizás lo vuelva a necesitar en el futuro.
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