OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Coloco una mano sobre el hombro de la niña y la guio hasta la salida de la oficina con un empujón suave. Le lanzo una mirada de advertencia para que no se le ocurra contradecir a la preceptora o hacer una opinión sobre lo ridículo que se ve su pelo violeta con esas hebillas multicolores que le hacen parecer un cono triste de helado, porque de esta situación salimos con un castigo menor y Charlie debe agradecerme que teniendo en cuenta sus antecedentes, la haya librado por tan poco. Pero no se ve feliz, claro. Tendrá que dedicar sus primeras mañanas de todos los lunes a acompañar a la preceptora con su papeleo. Me da la impresión de que hubiese preferido limpiar baba de caracol del patio en lugar de ese encierro en la oficina.
Cruzo el corredor en silencio, apresurando mi paso y apurando el de la niña para llegar al patio exterior. Mis zapatos apenas rozan los escalones por mi prisa al bajar, me giro tan rápido hacia ella cuando llegamos que parte de mi cabello golpea mi mejilla y tengo que apartarlo con una mano. —Charlie, si sigues con estas costumbres, dentro de unos años tendré que sacarte bajo fianza de la cárcel y no del despacho de la preceptora— la amonesto. Coloco mis manos en mi cadera para verme un poco más alta que ella, con suerte logro asustarla un poco. No creo que eso sea posible. Charlie tiene más arrojo en su dedo pequeño de lo que yo tengo en todo el cuerpo. Y no es lo único bueno que tiene, también tiene un hermano…
—Cuando termine el curso, te pasaré el total de mis honorarios— bromeo con ella, lo que es raro, no bromeo con casi nadie. Procuro ser simpática, me cuesta un poco creo que por la falta de práctica, no se me da tan natural como otras personas caerle bien a los demás dentro del ambiente del colegio, tengo muy arraigada mi actitud respingona de estar señalándole sus faltas a la gente y Charlie tampoco se escapa de eso. Me importa su opinión, porque pretendo caerle bien, pero es parte de mí recordarle que hay normas por cumplir y debe hacerlo. Si fuera mi hermana… tiene la edad para serlo. —Si fueras mi hermana, te obligaría a llevar un precinto para saber exactamente donde estás y haciendo qué— pienso en voz alta y se me ocurre algo. —¿Tus padres te dejan usar un teléfono?— tiendo mi mano para que me lo muestre si es que lo trae.
Cruzo el corredor en silencio, apresurando mi paso y apurando el de la niña para llegar al patio exterior. Mis zapatos apenas rozan los escalones por mi prisa al bajar, me giro tan rápido hacia ella cuando llegamos que parte de mi cabello golpea mi mejilla y tengo que apartarlo con una mano. —Charlie, si sigues con estas costumbres, dentro de unos años tendré que sacarte bajo fianza de la cárcel y no del despacho de la preceptora— la amonesto. Coloco mis manos en mi cadera para verme un poco más alta que ella, con suerte logro asustarla un poco. No creo que eso sea posible. Charlie tiene más arrojo en su dedo pequeño de lo que yo tengo en todo el cuerpo. Y no es lo único bueno que tiene, también tiene un hermano…
—Cuando termine el curso, te pasaré el total de mis honorarios— bromeo con ella, lo que es raro, no bromeo con casi nadie. Procuro ser simpática, me cuesta un poco creo que por la falta de práctica, no se me da tan natural como otras personas caerle bien a los demás dentro del ambiente del colegio, tengo muy arraigada mi actitud respingona de estar señalándole sus faltas a la gente y Charlie tampoco se escapa de eso. Me importa su opinión, porque pretendo caerle bien, pero es parte de mí recordarle que hay normas por cumplir y debe hacerlo. Si fuera mi hermana… tiene la edad para serlo. —Si fueras mi hermana, te obligaría a llevar un precinto para saber exactamente donde estás y haciendo qué— pienso en voz alta y se me ocurre algo. —¿Tus padres te dejan usar un teléfono?— tiendo mi mano para que me lo muestre si es que lo trae.
La gente del Capitolio tiene muy poco sentido del humor. Creo que es porque viven en departamentos de paredes blancas y su falta de mascotas... Tengo la teoría de que cuanto más te alejas de la capital, el humor va aumentando y eso me convertiría en la persona más graciosa de todo el Royal. Supongo que solo es cuestión de intentar coincidir en las clases con otros chicos del 6 y así poder armar mi propia banda escolar como la de mi papá en sus días, así tendría que compartir castigo con ellos y aún si nos atraparan sería divertido.
La mirada de Synnove hace que me quede callada, pero mordiéndme las mejillas con las muelas para que no se me escape ningún comentario. Una vez afuera dejo salir el aire y mis brazos caen a ambos lados de mi cuerpo, como si saliera del agua luego de estar sumergida por horas - En mi defensa no me estaba riendo de ella, sino que con ella... ¿Haz visto la barriga que tiene? Eso es porque no trabaja sus abdominales riendo, no hay otra explicación - comento con mi dedo índice en alto.
Ruedo los ojos y me cruzo de brazos con la amenaza pues de querer cometer un crimen verdadero algún día, trazaría un buen plan para no ser atrapada ¡No soy ninguna improvisada! Igualmente jamás me atrevería a romper la ley... Aunque quizás sí por las razones correctas, como esas historias en las que el grupo de corredores de escobas ilegales roban por el bien de su familia, eso sí podría hacerlo - Mi tío es el mejor abogado de todo Neopanem, si algún día entro a prisión, él me sacará - respondo encogiéndome de hombros. En realidad el tío Dodo me daría un sermón mucho peor que la rubia platinada.
Claro, honorarios. Con suerte traigo algunos caramelos en mi bolsillo así que saco tres - de los amarillos pues ni de chiste le doy mis caramelos rojos - y los pongo en su bolsillo para luego darle tres palmaditas por el lado de afuera - Mi mamá dice que no me dejará usar teléfono hasta los 16 que fue cuando ella obtuvo el suyo. Dice que las cosas salieron bien para sus ojos y cerebro así que no quiere arriesgarse a darme uno antes - repito las palabras que escuché mil veces.
La mirada de Synnove hace que me quede callada, pero mordiéndme las mejillas con las muelas para que no se me escape ningún comentario. Una vez afuera dejo salir el aire y mis brazos caen a ambos lados de mi cuerpo, como si saliera del agua luego de estar sumergida por horas - En mi defensa no me estaba riendo de ella, sino que con ella... ¿Haz visto la barriga que tiene? Eso es porque no trabaja sus abdominales riendo, no hay otra explicación - comento con mi dedo índice en alto.
Ruedo los ojos y me cruzo de brazos con la amenaza pues de querer cometer un crimen verdadero algún día, trazaría un buen plan para no ser atrapada ¡No soy ninguna improvisada! Igualmente jamás me atrevería a romper la ley... Aunque quizás sí por las razones correctas, como esas historias en las que el grupo de corredores de escobas ilegales roban por el bien de su familia, eso sí podría hacerlo - Mi tío es el mejor abogado de todo Neopanem, si algún día entro a prisión, él me sacará - respondo encogiéndome de hombros. En realidad el tío Dodo me daría un sermón mucho peor que la rubia platinada.
Claro, honorarios. Con suerte traigo algunos caramelos en mi bolsillo así que saco tres - de los amarillos pues ni de chiste le doy mis caramelos rojos - y los pongo en su bolsillo para luego darle tres palmaditas por el lado de afuera - Mi mamá dice que no me dejará usar teléfono hasta los 16 que fue cuando ella obtuvo el suyo. Dice que las cosas salieron bien para sus ojos y cerebro así que no quiere arriesgarse a darme uno antes - repito las palabras que escuché mil veces.
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-No vi que ella estuviera riéndose- apunto, con una ceja rubia curvaba y mi abierta expresión de que no comparto su impresión sobre la aparente diversión de la preceptora en esta situación. -Su voz es tan aguda que si llega a reirse, debe sonar con las uñas de un gato arañando una pizarra- finjo un escalofrio en mis hombros, uniéndome a la burla de Charlie hacia la mujer de cabello violeta con adornos en el pelo. Si la retratara algún día, nadie me creería que es alguien que conozco, pensarán que es un duende raro sacado de mi imaginación. Son pocos mis bocetos a los que doy color, en su mayoría son hechos con carboncillo y hechizos para darles cierta expresividad, pero no lograría hacerle justicia a la preceptora y su apariencia estridente con mi habilidad.
Me ofende un poco que pague mi gesto de abogar por ella para salvarla de una amonestación, con la ingratitud de decirme que me cambiará por otro abogado. Su tío, claro, de quien escuché un par de veces. Por su boca y alguna vez de boca de su hermano Dave. Tío o no, me indigna que tan pronto piense en mi reemplazo. -Te deseo buena suerte en tu reincidencia futura, Charlie- me mofo. A los caramelos que reúne para completar mis honorarios les dirijo una sonrisa que suaviza mi humor. -Espero que sea el monto justo o te deberé el vuelto-. Escondo una mano dentro de mi bolsillo, cerrando los dedos sobre los caramelos con una supuesta mezquindad. No como golosinas, asi que no tengo idea de que haré con estas. Podría dárselas a Sami o solo dejarlas sobre la mesada de la cocina. Mi madre me educó con una política estricta respecto al azucar... así como la madre de Charlie sobre los teléfonos.
-¿Tu madre es de ese tipo?- inquiero, con una sorpresa mayúscula en mi semblante. -Pero... ¿sabe en qué año estamos? Todo lo que nos rodea es tecnología, no puede mantenerte apartada de ella-. Mi idea consistía en sincronizar nuestros teléfonos por medio de una aplicación para poder tener un contacto inmediata cada vez que Charlie se metiera en problemas. Entonces también tendría su número, ella el mío, ... y ¿quién sabe? Lograr un contacto indirecto con su hermano. ¿A quien engaño? Seguro supondrá que soy otra niña de primer curso. -Bueno, pensemos en otra cosa... ¿espejos comunicadores si sabes cómo funcionan, verdad?- pregunto. -Creo que podrian funcionar incluso mejor que un teléfono.
Me ofende un poco que pague mi gesto de abogar por ella para salvarla de una amonestación, con la ingratitud de decirme que me cambiará por otro abogado. Su tío, claro, de quien escuché un par de veces. Por su boca y alguna vez de boca de su hermano Dave. Tío o no, me indigna que tan pronto piense en mi reemplazo. -Te deseo buena suerte en tu reincidencia futura, Charlie- me mofo. A los caramelos que reúne para completar mis honorarios les dirijo una sonrisa que suaviza mi humor. -Espero que sea el monto justo o te deberé el vuelto-. Escondo una mano dentro de mi bolsillo, cerrando los dedos sobre los caramelos con una supuesta mezquindad. No como golosinas, asi que no tengo idea de que haré con estas. Podría dárselas a Sami o solo dejarlas sobre la mesada de la cocina. Mi madre me educó con una política estricta respecto al azucar... así como la madre de Charlie sobre los teléfonos.
-¿Tu madre es de ese tipo?- inquiero, con una sorpresa mayúscula en mi semblante. -Pero... ¿sabe en qué año estamos? Todo lo que nos rodea es tecnología, no puede mantenerte apartada de ella-. Mi idea consistía en sincronizar nuestros teléfonos por medio de una aplicación para poder tener un contacto inmediata cada vez que Charlie se metiera en problemas. Entonces también tendría su número, ella el mío, ... y ¿quién sabe? Lograr un contacto indirecto con su hermano. ¿A quien engaño? Seguro supondrá que soy otra niña de primer curso. -Bueno, pensemos en otra cosa... ¿espejos comunicadores si sabes cómo funcionan, verdad?- pregunto. -Creo que podrian funcionar incluso mejor que un teléfono.
Las primeras palabras de Synnove no encajan con las segundas, pero me siento satisfecha pues eso solo quiere decir que no estoy tan equivocada con las burlas hacia la preceptora, nadie puede evitarlo. Quizás si ella fuera buena con los alumnos tendríamos un poco de compasión al hablar de ella a sus espaldas, o en su cara como fue mi caso, así que se lo ha buscado. La vida es un bumerán - ¡Oh, no! No uñas de gato - respondo para luego cubrirme las orejas y sacar la lengua en una mueca extraña, como si eso fuera a ayudar con el sonido imaginario.
No estoy segura de lo que la palabra "reincidencia" significa, pero si la rubia me desea buena suerte con eso no debe ser sencillo. Quizás es algo parecido a la coincidencia pero no veo como eso encaje en el contexto - Bueno... gracias - respondo pues no admitiré que no conozco la palabra, la buscaré en el diccionario al llegar a casa - No está justo pero puedes quedarte con el cambio de propina - bromeo encogiéndome de hombros, no iba a comer los caramelos amarillos de todas formas teniendo tantos rojos esperando en el bolsillo.
Me encojo de hombros pues no creo que mi madre sea una anti-tecnología, en realidad es bastante dependiente de ella, solo tiene miedo de meter la pata conmigo de alguna forma... Uno creería que todos esos miedos los tendría con Dax por ser el mayor pero sigue de igual forma conmigo - Aprovecho el tiempo de otras forma sin tecnología - respondo y al darme cuenta de lo que sale de mis labios me apresuro a agregar - Me han lavado el cerebro.
Asiento cuando menciona los espejos comunicadores, de hecho quiero conseguir unos desde hace siglos para poder mantenerme comunicada con Dax cada vez que se va de casa pero no he podido juntar el dinero suficiente... De todas formas Synnove no puede ayudarme en eso ya que de juntar ahorros sería para un par de espejos para nosotras y Dave quedaría incomunicado de todas formas - Tengo algunos ahorros de mi último cumpleaños, podríamos conseguir uno par - respondo entusiasmada.
No estoy segura de lo que la palabra "reincidencia" significa, pero si la rubia me desea buena suerte con eso no debe ser sencillo. Quizás es algo parecido a la coincidencia pero no veo como eso encaje en el contexto - Bueno... gracias - respondo pues no admitiré que no conozco la palabra, la buscaré en el diccionario al llegar a casa - No está justo pero puedes quedarte con el cambio de propina - bromeo encogiéndome de hombros, no iba a comer los caramelos amarillos de todas formas teniendo tantos rojos esperando en el bolsillo.
Me encojo de hombros pues no creo que mi madre sea una anti-tecnología, en realidad es bastante dependiente de ella, solo tiene miedo de meter la pata conmigo de alguna forma... Uno creería que todos esos miedos los tendría con Dax por ser el mayor pero sigue de igual forma conmigo - Aprovecho el tiempo de otras forma sin tecnología - respondo y al darme cuenta de lo que sale de mis labios me apresuro a agregar - Me han lavado el cerebro.
Asiento cuando menciona los espejos comunicadores, de hecho quiero conseguir unos desde hace siglos para poder mantenerme comunicada con Dax cada vez que se va de casa pero no he podido juntar el dinero suficiente... De todas formas Synnove no puede ayudarme en eso ya que de juntar ahorros sería para un par de espejos para nosotras y Dave quedaría incomunicado de todas formas - Tengo algunos ahorros de mi último cumpleaños, podríamos conseguir uno par - respondo entusiasmada.
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—Si, ya vemos que dedicas tu tiempo a otras cosas y yo que tus padres me replantearía si un teléfono es el peor de los malos posibles— no soy severa al decirlo, estoy conteniendo una carcajada y para eso mordisqueo mi labio. Que se reconozca como una niña a la que los adultos lavaron el cerebro, nos coloca casi en una situación similar, en el que a mí me han convertido en este monstruo que no ingiere azúcar de golosinas. ¡Padres! —Si la excusa de tus padres es que necesitas incentivar la imaginación a partir de cosas simples y no sobre-estimulaciones, que escuché un par de veces, deben estar orgullosos de que imaginación tienes a montón… lástima las causas para las que la usas— señalo, tan respingona.
Como lo de los teléfonos no es una idea que prosperará, los espejos comunicadores nos vienen bien, y no tengo idea del precio que tienen porque nunca me encontré en la necesidad de tener un par. Es decir, nunca he tenido del tipo de amigos con quien tendrías algo tan personal como un espejo comunicador en esta era de teléfonos inteligentes, que supera a esas pulseras de eterna amistad. —De acuerdo, compraré un par y luego te diré cuanto me costaron así lo repartimos en partes iguales— digo. No me siento mal por meterme con los ahorros de una niña, las cosas en este mundo tienen un precio y hay que pagarlas. Solo espero que…—A menos que en tu casa te premien en tu cumpleaños con más caramelos— me preocupa, están enseñando el concepto equivocado de dinero en la casa de los Meyer.
»Tal vez te convendría conseguir un trabajo de verdad, en el que te den dinero de verdad— ¡Es una buena idea! Eso la sacaría del camino de los problemas, le enseñaría un poco de responsabilidad y le daría un par de galeones. —¿te interesaría? Puede que tenga una oferta para ti.
Como lo de los teléfonos no es una idea que prosperará, los espejos comunicadores nos vienen bien, y no tengo idea del precio que tienen porque nunca me encontré en la necesidad de tener un par. Es decir, nunca he tenido del tipo de amigos con quien tendrías algo tan personal como un espejo comunicador en esta era de teléfonos inteligentes, que supera a esas pulseras de eterna amistad. —De acuerdo, compraré un par y luego te diré cuanto me costaron así lo repartimos en partes iguales— digo. No me siento mal por meterme con los ahorros de una niña, las cosas en este mundo tienen un precio y hay que pagarlas. Solo espero que…—A menos que en tu casa te premien en tu cumpleaños con más caramelos— me preocupa, están enseñando el concepto equivocado de dinero en la casa de los Meyer.
»Tal vez te convendría conseguir un trabajo de verdad, en el que te den dinero de verdad— ¡Es una buena idea! Eso la sacaría del camino de los problemas, le enseñaría un poco de responsabilidad y le daría un par de galeones. —¿te interesaría? Puede que tenga una oferta para ti.
¿Existe un mundo paralelo en el que Charlotte Phillipa Meyer es una niña con sobrepeso adicta a los videojuegos? No, no puede existir. Inventaría una forma de viajar hasta allí para darle una patada en el trasero y comience a utilizar su talento para hacer bromas como una buena Meyer. Así que dudo que de tener un teléfono me sume a la ola de niños que no despegan los ojos de él, no está en mi sistema ser de esa forma... Prefiero charlar con la gente, divertirme jugando a cosas sencillas como las escondidas o con una cuerda ¿Quién necesita más? Además puedo ver todo lo que me rodea sin ninguna clase de filtro y captar los detalles con claridad.
- Tengo 11, no puedes pretender que use mi imaginación para cosas que no sean bromas - sería demasiada responsabilidad para mí y aún no estoy lista para eso ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Montar un show de fuegos artificiales para los niños sin hogar? Pff ¡Que algún adulto se encargue de eso! Ya llegará mi turno. Ahora solo quiero divertirme, disfrutar mi infancia que no todos tienen la oportunidad de hacerlo.
Asiento y rápidamente comienzo a sacar cuentas en mi cabeza con la nariz arrugada. Mis ahorros son bastante buenos y estaba esperando para una ocasión especial, pero un espejo puede ser de mucha utilidad, sobre todo para contactarme con alguien que está más arriba en la cadena alimenticia - Tengo galeones, no soy una cavernícola. Ya sabes cuál es mi oficina, así que puedes pasar por allí a darme la cuenta - propongo. Claro que mi oficina es el salón de clases, justamente me siento junto a la puerta para estar fácilmente conectada con el exterior.
Me cruzo de brazos con su propuesta y elevo mi mentón para poder observarla mejor. Ya creceré y no será necesario ponerme en ésta pose para imponer respeto, pero de momento es todo lo que tengo - ¿Qué tienes en mente? Aunque no cumpliré con ningún horario de trabajo que comience antes de las 12 del medio día.
- Tengo 11, no puedes pretender que use mi imaginación para cosas que no sean bromas - sería demasiada responsabilidad para mí y aún no estoy lista para eso ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Montar un show de fuegos artificiales para los niños sin hogar? Pff ¡Que algún adulto se encargue de eso! Ya llegará mi turno. Ahora solo quiero divertirme, disfrutar mi infancia que no todos tienen la oportunidad de hacerlo.
Asiento y rápidamente comienzo a sacar cuentas en mi cabeza con la nariz arrugada. Mis ahorros son bastante buenos y estaba esperando para una ocasión especial, pero un espejo puede ser de mucha utilidad, sobre todo para contactarme con alguien que está más arriba en la cadena alimenticia - Tengo galeones, no soy una cavernícola. Ya sabes cuál es mi oficina, así que puedes pasar por allí a darme la cuenta - propongo. Claro que mi oficina es el salón de clases, justamente me siento junto a la puerta para estar fácilmente conectada con el exterior.
Me cruzo de brazos con su propuesta y elevo mi mentón para poder observarla mejor. Ya creceré y no será necesario ponerme en ésta pose para imponer respeto, pero de momento es todo lo que tengo - ¿Qué tienes en mente? Aunque no cumpliré con ningún horario de trabajo que comience antes de las 12 del medio día.
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—¿Ah, sí? Escuché de una niña de once años que usaba su imaginación para fomentar prácticas de reciclaje entre sus compañeros de clase. Me llegó uno de los carteles que hizo y déjame decirte que era un collage hermoso— le cuento, con el dedo índice en alto y mi actitud de sabionda, demostrándole que hay personas en este mundo que estamos esmerándonos desde niños en hacer de este mundo un lugar mejor. De costado le muestro una sonrisa, es entretenido darle sermones a Charlie y que ella tenga una respuesta para todo. Es obstinada en su costumbre de romper reglas, que creo que si le dijera “no pises en ese pozo de vómitos”, lo haría solo porque se volvió una prohibición. No, no creo que lo haría. Tampoco es tonta, todo lo contrario.
Es demasiado lista, tanto como para tener galeones en su cuenta y querer pagar mis honorarios con caramelos. —De acuerdo, así lo haremos. Te traeré la factura. Dicen que cuentas claras conservan la amistad— y le sonrío con humor, mis cejas curvándose hacia arriba. ¿Puedo llamarnos «amigas»? Eso tendrá que verse con el tiempo, es tan arisca como un animalito salvaje y en eso tengo que decir que es parecida a su hermano. Con qué facilidad se me escabullen entre los dedos… Pero tengo un dulce en la mano que logra atraer a la niña, una oferta de trabajo en la que no había pensado hasta presentársela, y lo único que se me ocurre es ponerla a cargar mis libros, me parece muy poco para Charlotte Meyer. —¿Qué otros requisitos tienes?— inquiero, porque es tan petulante como para comenzar poniendo pretensiones. —Y más importante que eso, ¿qué experiencia laboral tienes hasta ahora? — muerdo mi labio para no reírme, me cuesta mantenerme seria y profesional.
Es demasiado lista, tanto como para tener galeones en su cuenta y querer pagar mis honorarios con caramelos. —De acuerdo, así lo haremos. Te traeré la factura. Dicen que cuentas claras conservan la amistad— y le sonrío con humor, mis cejas curvándose hacia arriba. ¿Puedo llamarnos «amigas»? Eso tendrá que verse con el tiempo, es tan arisca como un animalito salvaje y en eso tengo que decir que es parecida a su hermano. Con qué facilidad se me escabullen entre los dedos… Pero tengo un dulce en la mano que logra atraer a la niña, una oferta de trabajo en la que no había pensado hasta presentársela, y lo único que se me ocurre es ponerla a cargar mis libros, me parece muy poco para Charlotte Meyer. —¿Qué otros requisitos tienes?— inquiero, porque es tan petulante como para comenzar poniendo pretensiones. —Y más importante que eso, ¿qué experiencia laboral tienes hasta ahora? — muerdo mi labio para no reírme, me cuesta mantenerme seria y profesional.
- Apuesto a que fue Meerah- respondo con los hombros caídos y una mueca en mi rostro, la niña adulta ¿Quién más podría ser? No puedo decir nada en contra de eso pues es una buena causa sin duda, como aquellos que quieren salvar a los manatíes en el distrito 4 o que no comen carne por respeto a los animales... ¡¿No comer carne?! Es un nivel de compromiso que jamás me atrevería a tomar - Felicidades a quien lo haya hecho, pero sigo negándome a hacer algo más. Cuando somos niños es en el único momento que podemos ser cretinos egoístas y nadie nos culpará por eso - agrego un poco pensativa. Tampoco quiero ser una cretina egoísta pero... la mayoría lo somos.
Tengo que contener la risita cuando dice que las cuentas claras conservarán la amistad pues eso quiere decir que somos amigas. No la conozco demasiado, definitivamente no la invitaría a una pijamada, pero es bueno saber que en el futuro puedo tenerla en cuenta, más allá de que me de un trabajo o no. Las niñas grandes siempre son útiles.
Me aclaro la garganta y pienso en otros requisitos, en realidad no tengo otros importantes pero ya que tengo la oportunidad de ponerme exquisita lo haré. Además eso me dará tiempo de inventar un currículum pues no tengo mucha experiencia - No usaré ninguna clase de uniforme y no trabajo los viernes - esos son los sagrados días de juego en el patio luego de clase. Puedo desvelarme ya que el sábado no debo levantarme temprano - Y tengo muchísima experiencia, trabajé como organizadora de eventos escolares - es decir bromas masivas a algún profesor - Publicidad - como aquella vez en la que tuve que decirle todas las cualidades buenas de Mildred a Janet para que acepte salir con ella - Defensora pública de los menos afortunados - es decir mi defensa sobre la de los otros cuando me delatan - y lo más importante... Asisticante de ingeniería automotriz - ¿Asisticante es la palabra? En fin, le alcancé una llave inglesa a mamá una vez en el taller.
Tengo que contener la risita cuando dice que las cuentas claras conservarán la amistad pues eso quiere decir que somos amigas. No la conozco demasiado, definitivamente no la invitaría a una pijamada, pero es bueno saber que en el futuro puedo tenerla en cuenta, más allá de que me de un trabajo o no. Las niñas grandes siempre son útiles.
Me aclaro la garganta y pienso en otros requisitos, en realidad no tengo otros importantes pero ya que tengo la oportunidad de ponerme exquisita lo haré. Además eso me dará tiempo de inventar un currículum pues no tengo mucha experiencia - No usaré ninguna clase de uniforme y no trabajo los viernes - esos son los sagrados días de juego en el patio luego de clase. Puedo desvelarme ya que el sábado no debo levantarme temprano - Y tengo muchísima experiencia, trabajé como organizadora de eventos escolares - es decir bromas masivas a algún profesor - Publicidad - como aquella vez en la que tuve que decirle todas las cualidades buenas de Mildred a Janet para que acepte salir con ella - Defensora pública de los menos afortunados - es decir mi defensa sobre la de los otros cuando me delatan - y lo más importante... Asisticante de ingeniería automotriz - ¿Asisticante es la palabra? En fin, le alcancé una llave inglesa a mamá una vez en el taller.
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—¿Nunca has escuchado que los niños son el futuro? Cargan con más responsabilidad sobre sus pequeños hombros de lo que crees— la instruyo, animándola a que también se una a los niños que no logran encajar entre el resto por usar su creatividad en maneras de luchar por una causa, de esos que creen que pueden cambiar el mundo. ¿Demasiado idealista? Cuando yo tenía once años, la misma edad que Charlie, estaba segura de que era parte de mi misión en esta vida trabajar en un cambio. Ahora… lo que hago es decirle a una niña que no quiere oírme que ella puede serlo. Si no lo conseguiré yo, al menos puedo depositar mi esperanza en alguien más. ¿Charlie Meyer es una opción? Con sus referencias laborales, no sé si servirá para tal cruzada o para acabar revolucionando el colegio.
—Se nota que eres una niña con mucha energía y más habilidades de las que creí, y como te creo, no te pediré referencias que me lo confirmen— contesto. Si no se las pido es porque no quiero volver de esta broma algo serio, sino mostrarme asombrada de sus cualidades para que por sí misma acepte mi oferta. —Veo que te gusta el trabajo que te relacione con otras personas, debes tener mucho carisma— arqueo una de mis cejas, esperando a que me lo confirme. Porque conmigo tiene un carácter hosco particular, pero no puedo juzgar a partir de nuestra relación, que tal vez no se da en los mejores términos. Sospecho que aún no he conocido lo mejor de su carácter, ni ella del mío. Pero podemos remediar eso con un trato más frecuente, la posibilidad de un trabajo viene ideal. —Me sorprende que también sepas algo de mecánica, supongo que por tus padres— comento. No es algo que esté público en el perfil de Wizzardbook de Dave Meyer, pero hay pocas cosas que se escapan del acecho de una chica un poco enamorada. Eso prende un lumus en mi mente. —¡Ya sé! Podremos combinar tus habilidades sociales y tu inteligencia para un trabajo muy especial…— sonrío ampliamente. — ¿Alguna vez jugaste a ser una espía secreta, Charlie?
—Se nota que eres una niña con mucha energía y más habilidades de las que creí, y como te creo, no te pediré referencias que me lo confirmen— contesto. Si no se las pido es porque no quiero volver de esta broma algo serio, sino mostrarme asombrada de sus cualidades para que por sí misma acepte mi oferta. —Veo que te gusta el trabajo que te relacione con otras personas, debes tener mucho carisma— arqueo una de mis cejas, esperando a que me lo confirme. Porque conmigo tiene un carácter hosco particular, pero no puedo juzgar a partir de nuestra relación, que tal vez no se da en los mejores términos. Sospecho que aún no he conocido lo mejor de su carácter, ni ella del mío. Pero podemos remediar eso con un trato más frecuente, la posibilidad de un trabajo viene ideal. —Me sorprende que también sepas algo de mecánica, supongo que por tus padres— comento. No es algo que esté público en el perfil de Wizzardbook de Dave Meyer, pero hay pocas cosas que se escapan del acecho de una chica un poco enamorada. Eso prende un lumus en mi mente. —¡Ya sé! Podremos combinar tus habilidades sociales y tu inteligencia para un trabajo muy especial…— sonrío ampliamente. — ¿Alguna vez jugaste a ser una espía secreta, Charlie?
Es una frase que escucho con frecuencia, sí, y la principal razón por la que no veo ese estúpido canal para personas de mi edad. Solo ponen propaganda sobre lo que somos capaces y cómo algún día podremos dominar el mundo ¡Es sentido común, señores! Los viejos algún día morirán y tendremos que reemplazarlos ¿Por qué agobiarnos con esas cosas ahora? Tenemos toda una vida para ser adultos, pero solo unos pocos años para ser niños. Perdón por querer disfrutarlos a mí manera... Ya habrá tiempo para pensar en cómo cambiar el mundo o al menos hacerlo un poco más justo para todos.
- Esa responsabilidad la tengo guardada en una mochila debajo de la cama, me la pondré cuando llegue el momento - respondo con una sonrisa exagerada.
Es un alivio que no vaya a pedir referencias pues ahí se caerían todos los adornos que he puesto a mis previos "trabajos". Aunque la preocupación vuelve cuando habla del carisma. No sé si me podría considerar una persona carismática pues a veces choco un poco con la gente, pero sí tengo amigos y sé como comprar a los profesores de ser necesario... Aún así la respuesta positiva no sale de mis labios y quedo con una mueca algo extraña en mi rostro - Lo intento - digo al final pero no sueno demasiado segura.
Asiento cuando menciona la mecánica y, pese a que no tengo ni idea del asunto, no me costaría aprender si presto atención en el trabajo de mis padres... Además, es bastante divertido estar rodeada de grasa, autos y malas canciones en la radio - ¿Espía secreta? Suena ilegal, me encanta - respondo con rapidez y los ojos abiertos como platos - Era mi juego favorito a los 7 años ¿Qué debo hacer?
- Esa responsabilidad la tengo guardada en una mochila debajo de la cama, me la pondré cuando llegue el momento - respondo con una sonrisa exagerada.
Es un alivio que no vaya a pedir referencias pues ahí se caerían todos los adornos que he puesto a mis previos "trabajos". Aunque la preocupación vuelve cuando habla del carisma. No sé si me podría considerar una persona carismática pues a veces choco un poco con la gente, pero sí tengo amigos y sé como comprar a los profesores de ser necesario... Aún así la respuesta positiva no sale de mis labios y quedo con una mueca algo extraña en mi rostro - Lo intento - digo al final pero no sueno demasiado segura.
Asiento cuando menciona la mecánica y, pese a que no tengo ni idea del asunto, no me costaría aprender si presto atención en el trabajo de mis padres... Además, es bastante divertido estar rodeada de grasa, autos y malas canciones en la radio - ¿Espía secreta? Suena ilegal, me encanta - respondo con rapidez y los ojos abiertos como platos - Era mi juego favorito a los 7 años ¿Qué debo hacer?
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Sonrío con satisfacción al saber que cuento con su colaboración, bien mirado es la persona ideal para este trabajo. Su edad la coloca en el mismo rango que mi hermano, si no es su compañero de clase, como mucho debe ser un año menor o un año mayor. Será mis ojos y mis oídos entre los de primer curso. Eso implica tener que confiarle ciertas cosas, y no estoy segura de querer trasladar mi drama familiar a otra niña. —No será ilegal— la prevengo antes de meternos en un lío. —No quiero que revises papeles privados ni que hurgues en casilleros— son mis condiciones para darle este trabajo. Necesito saber quién podría ser mi hermano entre el tumulto de niños que se inician en el Royal, información básica, nada que sea demasiado invasivo. Es mi hermanito, después de todo.
»Se trata de buscar a un niño de tu edad — se lo explico, dudo en cómo continuar. —Sé que vive con su madre y lleva el apellido de ella—. Si portara el apellido Lackberg como si nada, sería más fácil dar con él. Pero, ¿podría mi madre vivir con eso? No lo creo. Ella intenta parecer más fuerte de lo que es, pero conozco de sus crisis y si un tornado no logra abatirla, sé que la fuerza de un suspiro puede acabar por derrumbarla y que acabe en pedazos dispersos por el suelo. —Su padre lo visita a veces— este dato podría servir para seguir acortando la búsqueda. —Vi una fotografía de él de hace unos años, cuando apenas caminaba y tenía el cabello oscuro— cuento, todo comenzó con esta imagen que no pude borrar de mi retina, así fue como me enteré que tenía un hermano y que nada de lo que me rodeaba era real.
Lo hallé en la habitación de mi madre, lo recuerdo bien, esos papeles que eran piezas del rompecabezas que ella supo armar con la misma conclusión. El resto de los detalles de ese episodio prefiero no evocarlos, y mi madre ni siquiera los recuerda, mejor así, todas esas pastillas que la he visto tomar desde que nací para callar otros traumas de los que no me habla fueron útiles también en esa ocasión, aunque casi le significaron una sobredosis. No hizo falta que yo limpiara el desastre antes de que mi padre llegara, teníamos un esclavo en casa y él se encargó de todo. Lamento habérselo agradecido devolviéndolo al mercado.
—Entonces… quedas contratada, Meyer— salgo de mis pensamientos para estrechar a mano de la niña en un acuerdo formal. —Hablaremos cuando tengas novedades, te dejo trabajar— me despido de ella con una media sonrisa de confianza en sus aptitudes, y pueda decirme algo o no, será mejor de lo que pueda revelar por mi cuenta. Es de los intentos que me queda antes de resignarme a mi hermano no será más que un fantasma merodeando por mi casa, siempre presente entre nosotros aunque no lo mencionemos, y quizás no hallarlo sea para mi bien. Tal vez es mejor que él no me conozca, ¿para qué me necesita en su vida? —Nos estamos viendo— agito mi mano y cuando me alejo, vuelvo a girarme hacia ella para ensanchar mi sonrisa. — Buena suerte, Charlie.
»Se trata de buscar a un niño de tu edad — se lo explico, dudo en cómo continuar. —Sé que vive con su madre y lleva el apellido de ella—. Si portara el apellido Lackberg como si nada, sería más fácil dar con él. Pero, ¿podría mi madre vivir con eso? No lo creo. Ella intenta parecer más fuerte de lo que es, pero conozco de sus crisis y si un tornado no logra abatirla, sé que la fuerza de un suspiro puede acabar por derrumbarla y que acabe en pedazos dispersos por el suelo. —Su padre lo visita a veces— este dato podría servir para seguir acortando la búsqueda. —Vi una fotografía de él de hace unos años, cuando apenas caminaba y tenía el cabello oscuro— cuento, todo comenzó con esta imagen que no pude borrar de mi retina, así fue como me enteré que tenía un hermano y que nada de lo que me rodeaba era real.
Lo hallé en la habitación de mi madre, lo recuerdo bien, esos papeles que eran piezas del rompecabezas que ella supo armar con la misma conclusión. El resto de los detalles de ese episodio prefiero no evocarlos, y mi madre ni siquiera los recuerda, mejor así, todas esas pastillas que la he visto tomar desde que nací para callar otros traumas de los que no me habla fueron útiles también en esa ocasión, aunque casi le significaron una sobredosis. No hizo falta que yo limpiara el desastre antes de que mi padre llegara, teníamos un esclavo en casa y él se encargó de todo. Lamento habérselo agradecido devolviéndolo al mercado.
—Entonces… quedas contratada, Meyer— salgo de mis pensamientos para estrechar a mano de la niña en un acuerdo formal. —Hablaremos cuando tengas novedades, te dejo trabajar— me despido de ella con una media sonrisa de confianza en sus aptitudes, y pueda decirme algo o no, será mejor de lo que pueda revelar por mi cuenta. Es de los intentos que me queda antes de resignarme a mi hermano no será más que un fantasma merodeando por mi casa, siempre presente entre nosotros aunque no lo mencionemos, y quizás no hallarlo sea para mi bien. Tal vez es mejor que él no me conozca, ¿para qué me necesita en su vida? —Nos estamos viendo— agito mi mano y cuando me alejo, vuelvo a girarme hacia ella para ensanchar mi sonrisa. — Buena suerte, Charlie.
La información sobre mi trabajo comienza a llegar y paso de un "¡Genial! Un pequeño trabajo para costear a algunos gastos" a "¿Qué demonios está mal con ésta chica?". No digo nada ni hago ni una mueca, de hecho cuando me desea buena suerte lo único que hago es levantar el pulgar y ofrecerle una sonrisa rápida en señal de aprobación. Pero ni bien salgo de su rango visual me dejo caer en el suelo con los ojos bien grandes y la boca tan abierta que podría entrar volando una doxy sin problemas.
Así que quiere que busque a un niño de cabello oscuro de mi edad, cuyo nombre no sabe pero que es visitado por un su padre ¿Cómo demonios sabe eso? ¿Por qué es importante éste niño? Claramente ella jamás lo ha visto, de otra forma ella misma iría salón por salón buscándolo, así que no hay forma de que sea por una deuda vieja ¿Tendrán que ver sus padres? ¡Eso! Quizás tiene algo que ver con el señor Lackberg, creo que trabaja con niños ¿No?
Me gustaría poder ir corriendo a contarle a David pero ésto es confidencial. Soy una persona curiosa así que haré mi mejor esfuerzo por encontrarlo, solo debo mantener charlas sobre padres con los niños de mi edad de cabello oscuro ¿Qué tan difícil puede ser encontrar uno que lleva el apellido de su madre y solo recibe visitas de vez en cuando? Pero cuando tenga la información que busca la guardaré para mi, ya decidiré luego si dársela o no a la joven de cabello blanco.
-Más que buena suerte necesito dejar de meterme en problemas...
Así que quiere que busque a un niño de cabello oscuro de mi edad, cuyo nombre no sabe pero que es visitado por un su padre ¿Cómo demonios sabe eso? ¿Por qué es importante éste niño? Claramente ella jamás lo ha visto, de otra forma ella misma iría salón por salón buscándolo, así que no hay forma de que sea por una deuda vieja ¿Tendrán que ver sus padres? ¡Eso! Quizás tiene algo que ver con el señor Lackberg, creo que trabaja con niños ¿No?
Me gustaría poder ir corriendo a contarle a David pero ésto es confidencial. Soy una persona curiosa así que haré mi mejor esfuerzo por encontrarlo, solo debo mantener charlas sobre padres con los niños de mi edad de cabello oscuro ¿Qué tan difícil puede ser encontrar uno que lleva el apellido de su madre y solo recibe visitas de vez en cuando? Pero cuando tenga la información que busca la guardaré para mi, ya decidiré luego si dársela o no a la joven de cabello blanco.
-Más que buena suerte necesito dejar de meterme en problemas...
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