OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Papá me dice que no sea un cobarde y creo que tiene cierto punto de razón. Toda la idea de la cita me parece una estupidez en pocas horas y he pasado las últimas semanas rogando que Beverly se olvide de nuestro trato, pero cuando me alcanza después de clases para avisarme que tiene todo listo sé que ya la he cagado hasta el fondo. No es hasta que vuelvo a casa que le confieso todo a mi padre y no hace más que reírse de mí, decirme que no sea un llorón y que no pierda mi orgullo dejando plantada a una niña. Al final acabo dándole la razón y, cuando es la hora indicada, salgo de la casa arrastrando los pies como un condenado a muerte.
Beverly dijo algo del lago subterráneo así que voy en esa dirección, agradeciendo de que ya no hace frío porque sino toda esta situación sería mucho más incómoda. Por toda mi postura corporal, con las manos en los bolsillos y los hombros encogidos, dejo muy bien en claro que estoy aquí por idiota y por obligación y que desearía estar en cualquier otro lugar, incluso ayudando en las cocinas. ¿Cómo haré que Beverly vea que tengo razón y que no estamos hechos el uno para el otro? Somos demasiado diferentes y ella está basando todo esto en una ilusión completamente creada dentro de su delirante cabeza. Tiene que existir un modo…
Para cuando bajo por las rocas y me asomo por la entrada de las grutas, lo primero que puedo ver es la cabeza brillante de Beverly. Eso me provoca el mantener cierta distancia mientras me cruzo de brazos, mirándola con gesto desconfiado y evaluativo — ¿Y bien? — pregunto, ladeando un poco la cabeza — ¿Cómo es que funciona todo esto?
Beverly dijo algo del lago subterráneo así que voy en esa dirección, agradeciendo de que ya no hace frío porque sino toda esta situación sería mucho más incómoda. Por toda mi postura corporal, con las manos en los bolsillos y los hombros encogidos, dejo muy bien en claro que estoy aquí por idiota y por obligación y que desearía estar en cualquier otro lugar, incluso ayudando en las cocinas. ¿Cómo haré que Beverly vea que tengo razón y que no estamos hechos el uno para el otro? Somos demasiado diferentes y ella está basando todo esto en una ilusión completamente creada dentro de su delirante cabeza. Tiene que existir un modo…
Para cuando bajo por las rocas y me asomo por la entrada de las grutas, lo primero que puedo ver es la cabeza brillante de Beverly. Eso me provoca el mantener cierta distancia mientras me cruzo de brazos, mirándola con gesto desconfiado y evaluativo — ¿Y bien? — pregunto, ladeando un poco la cabeza — ¿Cómo es que funciona todo esto?
Semanas tarde.
Semanas dedicadas a investigación, pocas horas de sueño, algun que otro buñuelo de mamá, en remplazo de brownies por la escasez de chocolate después del invierno, y varias entrevistas, principalmente a mamá y a los abuelos, ya que eran de los pocos que habian vivido fuera y sabían de cosas normales como una cita, no como Ben. ¿Quien iba al teatro en una cita? Pobre Alice.
Al fin estaba todo listo y la fortuna me sonreía. Tuve que pedirle a Echo permiso para salir antes de su entrenamiento para ordenar y decorar el día anterior, estaba incluso lista para fingir un terrible dolor estomacal, pero no hizo falta, acepto mi pedido con una sonrisa incluso... El amor traía extraños aliados. Y luego estaba Ben, que pese a mi suplica, no me dejo tomar mi varita. Pero bueno, nadie dijo que el amor era fácil.
Con mi varita hubiera podido decorar el lugar con colgantes racimos de flores, pero tuve que ajustarlo a mis habilidades manuales. Así que había espejitos de colores colgados con hilo y clavos, más o menos hasta donde podía treparme, sobretodo más cerca del agua, así el reflejo de los ultimos rayos de sol generaban un juego de luces que favorecerian cualquier ambiente. Choque los 5 mentalmente.
También había preparado una canasta para picnic con una tarta, jugo y galletas de limón. Aún todos se encontraban en modo ahorro ya que habimos logrado juntar lo justo para el invierno, pero estaba orgullosa.
- Por favor pasa - le indique a Ken cuando llegó, lo había estado esperando en la entrada con ilusión para ver su reacción - ¿Y bien? ¿Qué te parece?
Semanas dedicadas a investigación, pocas horas de sueño, algun que otro buñuelo de mamá, en remplazo de brownies por la escasez de chocolate después del invierno, y varias entrevistas, principalmente a mamá y a los abuelos, ya que eran de los pocos que habian vivido fuera y sabían de cosas normales como una cita, no como Ben. ¿Quien iba al teatro en una cita? Pobre Alice.
Al fin estaba todo listo y la fortuna me sonreía. Tuve que pedirle a Echo permiso para salir antes de su entrenamiento para ordenar y decorar el día anterior, estaba incluso lista para fingir un terrible dolor estomacal, pero no hizo falta, acepto mi pedido con una sonrisa incluso... El amor traía extraños aliados. Y luego estaba Ben, que pese a mi suplica, no me dejo tomar mi varita. Pero bueno, nadie dijo que el amor era fácil.
Con mi varita hubiera podido decorar el lugar con colgantes racimos de flores, pero tuve que ajustarlo a mis habilidades manuales. Así que había espejitos de colores colgados con hilo y clavos, más o menos hasta donde podía treparme, sobretodo más cerca del agua, así el reflejo de los ultimos rayos de sol generaban un juego de luces que favorecerian cualquier ambiente. Choque los 5 mentalmente.
También había preparado una canasta para picnic con una tarta, jugo y galletas de limón. Aún todos se encontraban en modo ahorro ya que habimos logrado juntar lo justo para el invierno, pero estaba orgullosa.
- Por favor pasa - le indique a Ken cuando llegó, lo había estado esperando en la entrada con ilusión para ver su reacción - ¿Y bien? ¿Qué te parece?
No sé qué es lo que estaba esperando, pero definitivamente no había imaginado que Beverly se hubiese tomado la molestia de decorar un lugar como el lago subterráneo. La luz del sol se refleja en el montón de espejitos y el bendito resplandor hace que tenga que entornar la mirada un momento hasta que se me acostumbran los ojos, tratando de no mostrarme tan asqueado, aunque creo que en parte esto debería ser prueba suficiente como para demostrar mi punto de que no tenemos nada en común.
— ¿No es un poco…? Digo, demasiado — le pregunto y, sin descruzarme de brazos, señalo el techo con un dedo furtivo — No tendrías que haberte molestado en algo como esto — porque me quema los ojos y, la verdad, cualquier esfuerzo que haga no cambiará lo que opino sobre ella. No quiero ser malo y tampoco es que es mi intención decir que Beverly es alguien a quien no aprecio, sino más bien sé que nunca podría estar interesado en ella en un aspecto romántico. Demasiado infantil, demasiado soñadora y, sobre todas las cosas, demasiado obsesiva — No pude traer nada de casa, no hice a tiempo, aunque creo que te hiciste cargo tú sola — y de verdad lo agradezco, porque si hay algo que tengo que confesar, es que me muero de hambre.
Me quedo de pie como un idiota sin saber cómo se supone que debo actuar y acabo haciéndole caso, doy un paso dentro de la cueva y me acerco. Tomo asiento sobre una de las rocas bajas y aprovecho a abrir la canasta para chequear lo que tiene dentro, sintiéndome repentinamente como un muerto de hambre cuando me percato del aroma — ¿Puedo…? — le hago un gestito para señalar el interior de la cesta y saco una galleta, que me llevo de inmediato a la boca — Realmente te tomaste molestias — le termino confesando. Puede que no me sienta cómodo con ello, pero no puedo evitar sentir un cierto arrepentimiento por haberle dado esperanzas, más allá de que fui muy claro de que esto es solo una demostración. Mastico con fuerza y trago, moviendo un poco mis pies — Y bien. ¿Qué es lo que se supone que hacemos ahora? — ¿Qué se hace en una cita? No tenemos mucho de qué hablar si consideramos que nos conocemos de toda la vida. Y paso de besuquearme con ella solo porque sí.
— ¿No es un poco…? Digo, demasiado — le pregunto y, sin descruzarme de brazos, señalo el techo con un dedo furtivo — No tendrías que haberte molestado en algo como esto — porque me quema los ojos y, la verdad, cualquier esfuerzo que haga no cambiará lo que opino sobre ella. No quiero ser malo y tampoco es que es mi intención decir que Beverly es alguien a quien no aprecio, sino más bien sé que nunca podría estar interesado en ella en un aspecto romántico. Demasiado infantil, demasiado soñadora y, sobre todas las cosas, demasiado obsesiva — No pude traer nada de casa, no hice a tiempo, aunque creo que te hiciste cargo tú sola — y de verdad lo agradezco, porque si hay algo que tengo que confesar, es que me muero de hambre.
Me quedo de pie como un idiota sin saber cómo se supone que debo actuar y acabo haciéndole caso, doy un paso dentro de la cueva y me acerco. Tomo asiento sobre una de las rocas bajas y aprovecho a abrir la canasta para chequear lo que tiene dentro, sintiéndome repentinamente como un muerto de hambre cuando me percato del aroma — ¿Puedo…? — le hago un gestito para señalar el interior de la cesta y saco una galleta, que me llevo de inmediato a la boca — Realmente te tomaste molestias — le termino confesando. Puede que no me sienta cómodo con ello, pero no puedo evitar sentir un cierto arrepentimiento por haberle dado esperanzas, más allá de que fui muy claro de que esto es solo una demostración. Mastico con fuerza y trago, moviendo un poco mis pies — Y bien. ¿Qué es lo que se supone que hacemos ahora? — ¿Qué se hace en una cita? No tenemos mucho de qué hablar si consideramos que nos conocemos de toda la vida. Y paso de besuquearme con ella solo porque sí.
Lo sabía, lo había dejado casi sin palabras, Ken era bastante honesto y me hubiera dicho si no le gustaba, casi como Ben...Voy a fingir que no tuve ese pensamiento y cubrirlo con el brillo rosa con el que vivo casi a diario.
- Pues dijiste que no sabias que hacer en una cita, así que trate de cubrir todas las bases y la comida salio bastante en la investigación - no puedo evitar el fruncir el ceño recordando que no fue solo Ben quien me dijo que se come normalmente en las citas. ¿Puedo acaso dejar de pensar en mi padre en mi cita por favor cerebro?
Sacudo un poco mi cabeza para acomodar las ideas, y sigo a Ken al interior de la cueva hasta el lugar donde deje la canasta, en unas piedras naturales que parecen pequeños asientos, y dan cierta intimidad.
- Adelante, las hice para ti - le respondo con una sonrisa cuando pide una galleta.
Mientras come no puedo evitar que mi mirada ruede por la cueva, nunca creí que me pasaría esto pero estoy poniéndome nerviosa. Puedo sentir mi movimientos en mi panza, me cuesta mirarlo a los ojos e incluso tengo las manos inquietas.
Basta, soy una Redford, estas situaciones están en mi ADN. ¿Por qué tendría que ponerme esto nerviosa y no el beso que compartimos? Es cierto que nunca tuvimos un momento a solas con un propósito romántico, pero eso no debería importar ¿no?
Su pregunta me regresa a la realidad y cuando lo miro a los ojos siento como un calor se expande por mis mejillas.
- Em.. - tengo que tragar para que mi voz salga bien - Bueno, por lo que investigue normalmente se habla de cosas al azar, así que... - mi mente esta en blanco y me empiezo a desesperar - Hagamos preguntas, ¿Cuándo fue la ultima vez que estuviste nervioso?
Estos deben ser los genes de alguno de mis padres, lo se, mis antepasados Redford se revuelcan en sus tumbas.
- Pues dijiste que no sabias que hacer en una cita, así que trate de cubrir todas las bases y la comida salio bastante en la investigación - no puedo evitar el fruncir el ceño recordando que no fue solo Ben quien me dijo que se come normalmente en las citas. ¿Puedo acaso dejar de pensar en mi padre en mi cita por favor cerebro?
Sacudo un poco mi cabeza para acomodar las ideas, y sigo a Ken al interior de la cueva hasta el lugar donde deje la canasta, en unas piedras naturales que parecen pequeños asientos, y dan cierta intimidad.
- Adelante, las hice para ti - le respondo con una sonrisa cuando pide una galleta.
Mientras come no puedo evitar que mi mirada ruede por la cueva, nunca creí que me pasaría esto pero estoy poniéndome nerviosa. Puedo sentir mi movimientos en mi panza, me cuesta mirarlo a los ojos e incluso tengo las manos inquietas.
Basta, soy una Redford, estas situaciones están en mi ADN. ¿Por qué tendría que ponerme esto nerviosa y no el beso que compartimos? Es cierto que nunca tuvimos un momento a solas con un propósito romántico, pero eso no debería importar ¿no?
Su pregunta me regresa a la realidad y cuando lo miro a los ojos siento como un calor se expande por mis mejillas.
- Em.. - tengo que tragar para que mi voz salga bien - Bueno, por lo que investigue normalmente se habla de cosas al azar, así que... - mi mente esta en blanco y me empiezo a desesperar - Hagamos preguntas, ¿Cuándo fue la ultima vez que estuviste nervioso?
Estos deben ser los genes de alguno de mis padres, lo se, mis antepasados Redford se revuelcan en sus tumbas.
No puedo creerlo, pero creo que estoy empezando a sentirme un poquito culpable, en especial cuando admite que ella ha hecho las galletas especialmente para mí. Miro el bocadillo que tengo entre mis dedos, lo analizo de un lado, luego del otro y me aclaro la garganta — Umm… — dejo salir y le doy otro mordisco — Gracias, Bev. Están ricas — Jamás creí que Beverly fuese mi primera cita, pero que encima esté haciéndome sentir mal por ello es lo peor. Me meto lo que queda de la galleta en la boca para tragarme la culpa y me sacudo las migajas, tratando por todos los medios el no verme tan ridículo.
Creo que es la primera vez que la escucho vacilar sobre algo que va a decir, así que la miro y me percato de sus mejillas enrojecidas. No tengo que burlarme de ella, sé que no, así que finjo estar muy entretenido mirando la decoración para que no vea la sonrisita de diversión que amenaza con asomarse en mi boca — ¿Por qué? ¿Estás nerviosa? — Ya, ya, que no tengo que ser malo. Me trueno los dedos y me acomodo en mi asiento improvisado y duro, suspirando al tratar de recordar cuando fue mi último ataque de nervios. No puedo decir que fue cuando estuve a solas con Delilah y analicé toda la situación a ver si podía besarla o no porque me parece un poquitititito cruel, así que opto por lo más honesto — Esta mañana. No quería venir, honestamente. Nunca hice esto — no es personal — Papá tuvo que decirme que no sea un cobarde. Tampoco es que vas a matarme o algo así — hasta el momento, se está comportando.
Mi sonrisa pretende ser un gesto amable de disculpa y acerco la canasta para hurgar en su interior una vez más — ¿Por qué no te gustan los entrenamientos? — si quiero demostrar mi punto de que no tenemos nada en común, deberíamos irnos a lo básico — Y no finjas que no es así, he visto tus excusas — mucha cháchara y poca acción — Sé que no quieres dedicarte a la milicia o la exploración, pero no puedes negar que son interesantes. ¿Quieres comida?
Creo que es la primera vez que la escucho vacilar sobre algo que va a decir, así que la miro y me percato de sus mejillas enrojecidas. No tengo que burlarme de ella, sé que no, así que finjo estar muy entretenido mirando la decoración para que no vea la sonrisita de diversión que amenaza con asomarse en mi boca — ¿Por qué? ¿Estás nerviosa? — Ya, ya, que no tengo que ser malo. Me trueno los dedos y me acomodo en mi asiento improvisado y duro, suspirando al tratar de recordar cuando fue mi último ataque de nervios. No puedo decir que fue cuando estuve a solas con Delilah y analicé toda la situación a ver si podía besarla o no porque me parece un poquitititito cruel, así que opto por lo más honesto — Esta mañana. No quería venir, honestamente. Nunca hice esto — no es personal — Papá tuvo que decirme que no sea un cobarde. Tampoco es que vas a matarme o algo así — hasta el momento, se está comportando.
Mi sonrisa pretende ser un gesto amable de disculpa y acerco la canasta para hurgar en su interior una vez más — ¿Por qué no te gustan los entrenamientos? — si quiero demostrar mi punto de que no tenemos nada en común, deberíamos irnos a lo básico — Y no finjas que no es así, he visto tus excusas — mucha cháchara y poca acción — Sé que no quieres dedicarte a la milicia o la exploración, pero no puedes negar que son interesantes. ¿Quieres comida?
Se veia bastante sexy mordiendo la galleta mientras las miraba pensativo, bueno ahi si estaban los genes Redford. Aunque mis pensamientos volvieron a mis nervios cuando me pregunto por estos.
- Yo pregunté primero - dije haciendole una mueca con los labios.
Cuando me respondió, los movimientos en mi estomago se calmaron un poco. ¡Sabía que mi presencia lo ponía nervioso! Mi ego entro en acción y deje que guiara los siguientes pensamientos, gracias genes Redfords.
- Juro solemnemente que nunca te haría daño físico, no puedo prometer lo mismo con tu corazón, tengo un futuro muy brillante por delante - le dije con mi sonrisa más confiada y moviendo mi cabello detras de mi hombro.
Supongo que su pregunta merecía una respuesta honesta igual que él lo había sido conmigo.
- Bueno, nunca lo he pensado mucho, pero si debo decir una razón supongo que puede ser la transpiración, el madrugar, o simplemente que me distraigo fácil...además me gritan demasiado - digo mientras como una galleta. - Mi turno, ¿Qué te gustaría encontrar fuera del distrito? Digo, alguna fantansia debes tener.
Supongo que ya que nos poniamos comodos podía sacar la tarta y repartir las porciones.
- Yo pregunté primero - dije haciendole una mueca con los labios.
Cuando me respondió, los movimientos en mi estomago se calmaron un poco. ¡Sabía que mi presencia lo ponía nervioso! Mi ego entro en acción y deje que guiara los siguientes pensamientos, gracias genes Redfords.
- Juro solemnemente que nunca te haría daño físico, no puedo prometer lo mismo con tu corazón, tengo un futuro muy brillante por delante - le dije con mi sonrisa más confiada y moviendo mi cabello detras de mi hombro.
Supongo que su pregunta merecía una respuesta honesta igual que él lo había sido conmigo.
- Bueno, nunca lo he pensado mucho, pero si debo decir una razón supongo que puede ser la transpiración, el madrugar, o simplemente que me distraigo fácil...además me gritan demasiado - digo mientras como una galleta. - Mi turno, ¿Qué te gustaría encontrar fuera del distrito? Digo, alguna fantansia debes tener.
Supongo que ya que nos poniamos comodos podía sacar la tarta y repartir las porciones.
— Ya me hiciste daño físico. ¿O eso no cuenta? — reprocho con un arqueamiento de mi ceja derecha. No he hablado con ella sobre lo que pasó hace mil años en el campo ni me interesa rememorar ese incidente, pero no puede hacer esa promesa si me ha besado después de dejarme inconsciente. Tampoco es que he tenido muchos besos después de eso, por no decir ninguno, pero estoy seguro de que no es lo normal.
Me saboreo mientras medito su respuesta. Tiene sentido, al fin y al cabo: entrenar es agotador, pero si tuviésemos las cosas fáciles no tendríamos la capacidad de superar los problemas que se nos presentan y no podríamos subsistir en nuestras condiciones — Si te esforzaras en concentrarte más, no te gritarían tanto — le sonrío porque, a pesar de que lo digo desde la postura de alguien dos años mayor al cual le han gritado de todo, sé que no debería tomárselo a mal. Al fin de cuentas, lo dicen por su bien y porque Beverly necesita ser una mejor estudiante, que ya lo sé yo.
Su pregunta me descoloca un poco y finjo pensar mientras miro la canasta. Tomo una galleta y la uso para darle algunos golpecitos a mis labios en un gesto pensativo — No lo sé — admito. Decir “mis padres” es demasiado soñador y además sé que no es lo único que quiero ver — Hay todo un mundo allá afuera. Ciudades inmensas y gente que no hemos visto. ¿Por qué deberíamos vivir siempre en un lugar cerrado como este? ¿No te resulta asfixiante? — nunca voy a entender cómo hay gente que no tiene curiosidad. Si pudiese pasar al menos un día lejos del 14, lejos de todo lo que he conocido, vendería hasta mi alma.
Con un suspiro melancólico me llevo la galleta a la boca, casi sin sentirle el sabor — Uno de tus padres es el líder de exploración. ¿No te causa ni siquiera un poco de curiosidad? — quizá Ben no es su padre biológico y eso explicaría muchas cosas.
Me saboreo mientras medito su respuesta. Tiene sentido, al fin y al cabo: entrenar es agotador, pero si tuviésemos las cosas fáciles no tendríamos la capacidad de superar los problemas que se nos presentan y no podríamos subsistir en nuestras condiciones — Si te esforzaras en concentrarte más, no te gritarían tanto — le sonrío porque, a pesar de que lo digo desde la postura de alguien dos años mayor al cual le han gritado de todo, sé que no debería tomárselo a mal. Al fin de cuentas, lo dicen por su bien y porque Beverly necesita ser una mejor estudiante, que ya lo sé yo.
Su pregunta me descoloca un poco y finjo pensar mientras miro la canasta. Tomo una galleta y la uso para darle algunos golpecitos a mis labios en un gesto pensativo — No lo sé — admito. Decir “mis padres” es demasiado soñador y además sé que no es lo único que quiero ver — Hay todo un mundo allá afuera. Ciudades inmensas y gente que no hemos visto. ¿Por qué deberíamos vivir siempre en un lugar cerrado como este? ¿No te resulta asfixiante? — nunca voy a entender cómo hay gente que no tiene curiosidad. Si pudiese pasar al menos un día lejos del 14, lejos de todo lo que he conocido, vendería hasta mi alma.
Con un suspiro melancólico me llevo la galleta a la boca, casi sin sentirle el sabor — Uno de tus padres es el líder de exploración. ¿No te causa ni siquiera un poco de curiosidad? — quizá Ben no es su padre biológico y eso explicaría muchas cosas.
Miro la ceja que me señala y me tardo un momento en recordar cuando fue la ultima vez que lo lastime, digo fuimos niños hasta hace muy poco y hubo muchos entrenamientos.
- Yo me refería con intención. Eso fue un accidente - le digo mientras extiendo mis manos mostrándome inocente y ruedo los ojos - Supongo que otra cosa por la que no me gustan los entrenamientos es porque soy mala en ello comparada contigo y los demás - digo mientras lleno mi boca para no hacer el puchero que se que aparecerá, no me gusta hablar de mis defectos, que son casi nada, e ignoro la típica frase que vengo escuchando desde que aprendí a caminar.
Pero cuando responde a mi pregunta vuelvo a interesarme de nuevo, siempre supe que Ken tenía la fantasía de salir del distrito, pero en mi mente era como el papel de Ben o Ava, ir en busca de provisiones y volver. Sus palabras me dan la idea de que no tiene la intención de volver, al menos no por un buen tiempo, cuando pueda salir.
- Puedo entender la curiosidad y las ganas de explorar, pero nunca me he sentido asfixiada - le respondo usando la misma palabra que uso - Algo que amo de mis novelas es que me llevan a todos estos lugares hermosos y distintos, pero desde la seguridad de mi casa, se que no tenemos muchas cosas de las que me cuentan los mayores pero realmente no siento que me falte nada, soy feliz en donde estoy. Tal vez, cuando sea más grande, salga de exploración como el resto, pero siento que siempre querría volver - realmente nunca lo había pensado pero de verdad creía lo que dije, era feliz en nuestro pequeño mundo, lejos y ocultos del exterior.
Sonrió con su última pregunta y le ofrezco un vaso del jugo.
- Creo que hasta yo se que soy más Redford que una posible Franco, Niniadis o incluso Ballard, y como tal mis gustos van más relacionados a las emociones, fantasías y la tierra - estoy orgullosa de mi herencia, aunque también trate de conectar con quienes son mis padres, se que siempre seré de mi mamá primero - Hablando del tema, no tienes que responder si no quieres, ¿Alguna vez te preguntas como eran tus padres? ¿Si tienes algo de ellos?
- Yo me refería con intención. Eso fue un accidente - le digo mientras extiendo mis manos mostrándome inocente y ruedo los ojos - Supongo que otra cosa por la que no me gustan los entrenamientos es porque soy mala en ello comparada contigo y los demás - digo mientras lleno mi boca para no hacer el puchero que se que aparecerá, no me gusta hablar de mis defectos, que son casi nada, e ignoro la típica frase que vengo escuchando desde que aprendí a caminar.
Pero cuando responde a mi pregunta vuelvo a interesarme de nuevo, siempre supe que Ken tenía la fantasía de salir del distrito, pero en mi mente era como el papel de Ben o Ava, ir en busca de provisiones y volver. Sus palabras me dan la idea de que no tiene la intención de volver, al menos no por un buen tiempo, cuando pueda salir.
- Puedo entender la curiosidad y las ganas de explorar, pero nunca me he sentido asfixiada - le respondo usando la misma palabra que uso - Algo que amo de mis novelas es que me llevan a todos estos lugares hermosos y distintos, pero desde la seguridad de mi casa, se que no tenemos muchas cosas de las que me cuentan los mayores pero realmente no siento que me falte nada, soy feliz en donde estoy. Tal vez, cuando sea más grande, salga de exploración como el resto, pero siento que siempre querría volver - realmente nunca lo había pensado pero de verdad creía lo que dije, era feliz en nuestro pequeño mundo, lejos y ocultos del exterior.
Sonrió con su última pregunta y le ofrezco un vaso del jugo.
- Creo que hasta yo se que soy más Redford que una posible Franco, Niniadis o incluso Ballard, y como tal mis gustos van más relacionados a las emociones, fantasías y la tierra - estoy orgullosa de mi herencia, aunque también trate de conectar con quienes son mis padres, se que siempre seré de mi mamá primero - Hablando del tema, no tienes que responder si no quieres, ¿Alguna vez te preguntas como eran tus padres? ¿Si tienes algo de ellos?
Paso de discutirle sobre el golpe, porque no estoy de acuerdo y eso nos llevaría a un eterno loop. Lo que sí no me silencia es su forma de ver el mundo; por un momento, hasta me recuerda a Delilah y a esa pequeña parte de ella que jamás he entendido, la que tanto choca con mi pensamiento tan definitivo — Jamás podría tener tu imaginación. Las novelas no ocultan que nada de esto es muy natural que digamos — ¿Normal? Obvio, para mí lo es, porque he crecido aquí. Pero sé que hay más personas que no podemos conocer y todo porque nos lo han impuesto, lo que choca con lo que llamamos libertad. Vivimos cómodos, sí, pero tenemos restricciones.
Tragar la galleta con algo de fuerza hace que le sonría con los labios muy apretados en agradecimiento por el vaso de jugo, el cual sostengo entre mis dos manos — Eres una hippie como tu madre — le comento con la boca llena y, a decir verdad, con un tono más divertido del que hubiese creído. Le doy un sorbo al jugo, lo cual es mi error porque ayuda a que me atragante un poco al oír su nueva pregunta. Con algo de tos, doy unas palmadas en mi pecho y sacudo la cabeza, sintiendo los ojos llorosos — ¿Mis padres? — mi primer pensamiento es decir “Echo es mi padre” para esquivar a la pregunta, pero sé que tampoco sería sincero y se supone que estamos en eso. — No lo sé… — hablar del tema siempre me ha causado una sensación extraña, que no puedo identificar — ¿Alguna vez has extrañado algo que nunca tuviste? Como un recuerdo que jamás sucedió, pero que aún así… — está ahí, es parte de ti. Jamás pensé decir esto en voz alta, mucho menos a Beverly, por lo que me encojo un poco en mi lugar y doy pequeños sorbitos a mi vaso — Siempre quise saber quienes eran, por qué me dejaron atrás. ¿No me querían o pensaban que sería más seguro? ¿Me parezco a ellos? — sé que suena muy infantil, pero… — Me gusta pensar que soy parecido a mi papá. O que tenían planes para mí.
Es deprimente hablar de estas cosas, en especial porque me doy cuenta de que mi voz se apaga un poco hasta que me obligo a recomponerme — ¿Tú nunca tuviste curiosidad de saber de una vez quién es tu verdadero padre? — no parece molestarse por ello, pero tiene que haberle picado el bichito.
Tragar la galleta con algo de fuerza hace que le sonría con los labios muy apretados en agradecimiento por el vaso de jugo, el cual sostengo entre mis dos manos — Eres una hippie como tu madre — le comento con la boca llena y, a decir verdad, con un tono más divertido del que hubiese creído. Le doy un sorbo al jugo, lo cual es mi error porque ayuda a que me atragante un poco al oír su nueva pregunta. Con algo de tos, doy unas palmadas en mi pecho y sacudo la cabeza, sintiendo los ojos llorosos — ¿Mis padres? — mi primer pensamiento es decir “Echo es mi padre” para esquivar a la pregunta, pero sé que tampoco sería sincero y se supone que estamos en eso. — No lo sé… — hablar del tema siempre me ha causado una sensación extraña, que no puedo identificar — ¿Alguna vez has extrañado algo que nunca tuviste? Como un recuerdo que jamás sucedió, pero que aún así… — está ahí, es parte de ti. Jamás pensé decir esto en voz alta, mucho menos a Beverly, por lo que me encojo un poco en mi lugar y doy pequeños sorbitos a mi vaso — Siempre quise saber quienes eran, por qué me dejaron atrás. ¿No me querían o pensaban que sería más seguro? ¿Me parezco a ellos? — sé que suena muy infantil, pero… — Me gusta pensar que soy parecido a mi papá. O que tenían planes para mí.
Es deprimente hablar de estas cosas, en especial porque me doy cuenta de que mi voz se apaga un poco hasta que me obligo a recomponerme — ¿Tú nunca tuviste curiosidad de saber de una vez quién es tu verdadero padre? — no parece molestarse por ello, pero tiene que haberle picado el bichito.
Aww admiraba mi imaginación, este chico sabía como conquistarme. Me sorprendía que no se vieran corazoncitos a mi alrededor.
- Entiendo que las novelas están para incentivar la imaginación no para ocultar la realidad, eso creo que es cosa de uno - le afirmo - siento que no veas este mundo natural, supongo que queda muy chico comparado con tu imaginación de lo que es allá afuera - para mi él tenía tanta imaginación como yo, solo que vuela más lejos que estos bosques.
Me rió un poco ante su comentario, claro que soy una hippie, aunque me visto un poco mejor quiero creer. La conversación de pronto toma un giro más serio, tal vez no debí preguntar...
- Tal vez no como a ti, pero si - mamá siempre hablaba de sus padres como si no se hubieran ido y fueran a visitarnos en cualquier momento, de más chica incluso soñaba estando en las anécdotas, sonaban tan perfectos...
No sabía que más decirle, no podía responder sus preguntas, incluso mamá que me contaba todo no hablaba del tema de Ken, lo más probable es que tampoco supiera tanto. Así que hice lo único que sabía hacer, puse mi mano en su espalda y lo palmee suavemente mientras compartíamos un momento en silencio. Cuando habla de nuevo si se que decir.
-No voy a decir que no, aunque ¿de que serviría? - aparto mi mano de su espalda y las pongo entre mis piernas aparentando tener frío mientras levanto los hombros - Seth tiene su familia y aunque quiero a Jared como un hermanito y Sophia me cae bien, nunca me sentí del todo parte. Cale lo intenta, vivimos bajo el mismo techo además. Pero supongo que siempre me he sentido más unida a Ben, no creo que las cosas cambiaran por saber, siempre seré una Redford primero pero una parte de mi es Franco - le sonrio - Y tu eres Duane, sea cual sea tu otro nombre - me abro un poco y paso mi mano a su hombro - Además tener 3 papás va perfecto con alguien tan especial como yo.
- Entiendo que las novelas están para incentivar la imaginación no para ocultar la realidad, eso creo que es cosa de uno - le afirmo - siento que no veas este mundo natural, supongo que queda muy chico comparado con tu imaginación de lo que es allá afuera - para mi él tenía tanta imaginación como yo, solo que vuela más lejos que estos bosques.
Me rió un poco ante su comentario, claro que soy una hippie, aunque me visto un poco mejor quiero creer. La conversación de pronto toma un giro más serio, tal vez no debí preguntar...
- Tal vez no como a ti, pero si - mamá siempre hablaba de sus padres como si no se hubieran ido y fueran a visitarnos en cualquier momento, de más chica incluso soñaba estando en las anécdotas, sonaban tan perfectos...
No sabía que más decirle, no podía responder sus preguntas, incluso mamá que me contaba todo no hablaba del tema de Ken, lo más probable es que tampoco supiera tanto. Así que hice lo único que sabía hacer, puse mi mano en su espalda y lo palmee suavemente mientras compartíamos un momento en silencio. Cuando habla de nuevo si se que decir.
-No voy a decir que no, aunque ¿de que serviría? - aparto mi mano de su espalda y las pongo entre mis piernas aparentando tener frío mientras levanto los hombros - Seth tiene su familia y aunque quiero a Jared como un hermanito y Sophia me cae bien, nunca me sentí del todo parte. Cale lo intenta, vivimos bajo el mismo techo además. Pero supongo que siempre me he sentido más unida a Ben, no creo que las cosas cambiaran por saber, siempre seré una Redford primero pero una parte de mi es Franco - le sonrio - Y tu eres Duane, sea cual sea tu otro nombre - me abro un poco y paso mi mano a su hombro - Además tener 3 papás va perfecto con alguien tan especial como yo.
Intento pensarlo y supongo que tiene algo de lógica, aunque en su lugar yo no dejaría de hacer preguntas. Creo que siempre las he hecho, buscando respuestas que jamás nadie pudo o quiso darme, hasta que me he dado por vencido. Buscar el modo de responderme a mí mismo por mi cuenta siempre fue complicado, pero sé que no puedo dejar de intentarlo en este punto de mi vida. Sí, lo digo como si fuese completamente mayor, porque sé que quizá quince años no es mucho pero la incertidumbre por tanto tiempo no es fácil de soportar — No tengo otro nombre — digo nomas, porque es la verdad. Me dejaron y aquí me acogieron. Duane es el único apellido que he obtenido y no puedo imaginarme otro, aunque cuando era más chico trataba de pensar cómo sería. Una vez, cuando tenía siete, me hice llamar Kendrick Rodriguez por una semana.
— Sí, porque uno solo no podría contenerte — bromeo, aunque quizá la palabra que estaba buscando era “soportarte”. No con maldad, pero creo que no es secreto para nadie que Beverly es un poco intensa. Tanto como el sabor de la tarta que como a continuación, la cual está, sorpresivamente, buena. No tardamos tanto en comer todo lo que ella ha traído y, en milagro, puedo decir que no me golpea ni intenta algo que no debe. Es solo una charla, como prometió ser y eso está bien para mí. Quizá Bev no está tan loca después de todo.
No sé cuánto ha pasado cuando me trago un eructo que demuestra lo satisfecho que estoy y la poca luz del exterior me indica que debería ir marchando a casa a ayudar con algunas tareas. Lo dudo, pero cuando me levanto para saludarla, le doy una palmada suave en el hombro — No ha estado mal, Bev. Deberías dedicarte a organizar citas para el resto del distrito. Y ponerle más crema al pastel — es un guiño amistoso, pero basta para despedirme y terminar esto. Al final, creo que nada ha explotado.
— Sí, porque uno solo no podría contenerte — bromeo, aunque quizá la palabra que estaba buscando era “soportarte”. No con maldad, pero creo que no es secreto para nadie que Beverly es un poco intensa. Tanto como el sabor de la tarta que como a continuación, la cual está, sorpresivamente, buena. No tardamos tanto en comer todo lo que ella ha traído y, en milagro, puedo decir que no me golpea ni intenta algo que no debe. Es solo una charla, como prometió ser y eso está bien para mí. Quizá Bev no está tan loca después de todo.
No sé cuánto ha pasado cuando me trago un eructo que demuestra lo satisfecho que estoy y la poca luz del exterior me indica que debería ir marchando a casa a ayudar con algunas tareas. Lo dudo, pero cuando me levanto para saludarla, le doy una palmada suave en el hombro — No ha estado mal, Bev. Deberías dedicarte a organizar citas para el resto del distrito. Y ponerle más crema al pastel — es un guiño amistoso, pero basta para despedirme y terminar esto. Al final, creo que nada ha explotado.
Habiamos comido, habíamos hablado y ahora venía el cierre. Podíamos ver el atardecer desde la gruta, dando un aspecto incluso más intimo si se podía, que con la decoración que había hecho parecía un lugar mágico.
Ken se paró y mi estomago dío un vuelco de solo pensar lo que se venía. Me mordí el labio por un momento anticipando la sensación de presión que tendría pronto, mientras también me paraba.
Esto era lo que marcaría el inicio de una nueva etapa en mi vida, si no es que había comenzado hacía unas semanas con "la propuesta", sería lo más importante que pasaría en mi vida, un momento que recordaría por decadas hasta que fuera lo suficiente vieja, aun elegante, y arrugada para olvidar hasta el color de sus ojos.
Mi respiración se empezó a acelerar mientras todo ocurría en camara lenta. Su mano en mi hombro; pase mi lengua por mis labios; sus labios susurrando palabras dulces; preparé los miós para el impacto.... y de pronto nada, se había ido.
Nunca podré explicar la decepción y como mi alma cayo al piso, tal vez en las 10 hojas que escribiré esta noche en mi diario sobre todo lo que ocurrido en estos 10 segundos, pero nadie sabrá de aquello.
Y guardo todo para luego irme como una sombra en pena en aquella bella noche mientras las cigarras empiezan a cantar.
Ken se paró y mi estomago dío un vuelco de solo pensar lo que se venía. Me mordí el labio por un momento anticipando la sensación de presión que tendría pronto, mientras también me paraba.
Esto era lo que marcaría el inicio de una nueva etapa en mi vida, si no es que había comenzado hacía unas semanas con "la propuesta", sería lo más importante que pasaría en mi vida, un momento que recordaría por decadas hasta que fuera lo suficiente vieja, aun elegante, y arrugada para olvidar hasta el color de sus ojos.
Mi respiración se empezó a acelerar mientras todo ocurría en camara lenta. Su mano en mi hombro; pase mi lengua por mis labios; sus labios susurrando palabras dulces; preparé los miós para el impacto.... y de pronto nada, se había ido.
Nunca podré explicar la decepción y como mi alma cayo al piso, tal vez en las 10 hojas que escribiré esta noche en mi diario sobre todo lo que ocurrido en estos 10 segundos, pero nadie sabrá de aquello.
Y guardo todo para luego irme como una sombra en pena en aquella bella noche mientras las cigarras empiezan a cantar.
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