OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
Cierre de Temas
The Mighty Fall
Registro General
Erik Haywood
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon
Family with no name — 0-4
Birdie É. Barlowe
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Williams, Ezra Avery
The Mighty Fall
Gallagher, Cillian Brennan
The Mighty Fall
ÚLTIMOS
TEMAS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
5000 G
Extranjeros
4000 G
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
5000 G
Estudiantes
4000 G
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
01.09¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
31.03No olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
2 participantes
Pasar la noche en vela es algo a lo que Gavin se acostumbró desde que inició sus estudios para Sanador, de hecho, desde que había decidido enfocarse en el área de la medicina supo que dormir estaba sobrevalorado y que con una buena bomba de cafeína podía aguantar con sólo dormir dos horas diarias al menos por una semana antes de que su cuerpo exigiera un merecido descanso de mínimo ocho horas. Por ello es que el hecho de ser casi orillado a cuidar a sus pacientes debido a la falta de personal de enfermería no le resultó complicado, no mientras nadie se metiera con cuántas tazas de café llevaba bebiendo y el por qué andaba de un lado a otro con un libro en el bolsillo.
Una vez terminó su ronda y verificó que todos sus pacientes estuviesen bajo control, decidió caminar hasta su despacho donde tras acomodarse en su asiento y subir las piernas en el escritorio cerró los ojos para dormitar un poco antes de tener que levantarse por el llamado de algún enfermero desesperado; como casi siempre solía ocurrir.
No estaba completamente seguro de cuánto tiempo transcurrió antes de que un llamado a su puerta le hiciera abrir los ojos de golpe, se puso rápidamente de pie, estirando ambos brazos y finalmente abrió la puerta dejando ver a una diminuta enfermera que parecía se desmayaría del espanto ¿tan mal se veía? — ¿Qué sucede? ¿Alguno de los pacientes empeoró? — musitó de mala gana antes de girarse a mirar la hora. Las tres y diez ¿Pero qué mierda?
— No… ha llegado un grupo de cazadores con heridas graves, no hay más sanadores disponibles más que usted y necesitan atención urgente yo.. lo siento mucho — bajó la mirada al notar la muy obvia mirada de frustración que el propio Gavin podía estarse cargando.
— Tranquila, dime dónde están y vayamos a atenderlos cuanto antes — talló fuertemente su cara para retirarse todo rastro de sueño del rostro y siguió a la enfermera por los pasillos hasta que llegaron a una habitación lo suficientemente grande con varias camillas donde se encontraban al menos cinco cazadores — ¿Qué es lo que ha pasado? — cuestionó antes de tomar su varita y dirigirse al primer paciente, realizando una revisión de rutina lo más rápido que le fue posible — ¿Quién está a cargo del grupo? — preguntó una vez más, esta vez en un tono más alto para poder llamar la atención del jefe del grupo de cazadores y poder hacerse una idea de cómo tratarlos.
Una vez terminó su ronda y verificó que todos sus pacientes estuviesen bajo control, decidió caminar hasta su despacho donde tras acomodarse en su asiento y subir las piernas en el escritorio cerró los ojos para dormitar un poco antes de tener que levantarse por el llamado de algún enfermero desesperado; como casi siempre solía ocurrir.
No estaba completamente seguro de cuánto tiempo transcurrió antes de que un llamado a su puerta le hiciera abrir los ojos de golpe, se puso rápidamente de pie, estirando ambos brazos y finalmente abrió la puerta dejando ver a una diminuta enfermera que parecía se desmayaría del espanto ¿tan mal se veía? — ¿Qué sucede? ¿Alguno de los pacientes empeoró? — musitó de mala gana antes de girarse a mirar la hora. Las tres y diez ¿Pero qué mierda?
— No… ha llegado un grupo de cazadores con heridas graves, no hay más sanadores disponibles más que usted y necesitan atención urgente yo.. lo siento mucho — bajó la mirada al notar la muy obvia mirada de frustración que el propio Gavin podía estarse cargando.
— Tranquila, dime dónde están y vayamos a atenderlos cuanto antes — talló fuertemente su cara para retirarse todo rastro de sueño del rostro y siguió a la enfermera por los pasillos hasta que llegaron a una habitación lo suficientemente grande con varias camillas donde se encontraban al menos cinco cazadores — ¿Qué es lo que ha pasado? — cuestionó antes de tomar su varita y dirigirse al primer paciente, realizando una revisión de rutina lo más rápido que le fue posible — ¿Quién está a cargo del grupo? — preguntó una vez más, esta vez en un tono más alto para poder llamar la atención del jefe del grupo de cazadores y poder hacerse una idea de cómo tratarlos.
Icono :
Con Liesel durmiendo entre las mantas de la enorme cama, Ariadna se estiró un poco y se removió hasta quedar boca abajo, con los brazos metidos bajo la almohada. Los pequeños ronquidos de su gato, extrañanamente le daban mucha paz y conseguía conciliar el sueño más rápido.
Pese a la posible negativa de su madre, la rubia no lo dudo ni lo pensó dos veces cuando tuvo la posibilidad de adoptarlo. Lo amaba.
Lady Cora, su elfina, tuvo que tocar varias veces su brazo para poder despertarla. —¿Mmm?— Se sentó tratando de no moverse demasiado para no molestar a Liesel y frotó sus ojos, buscando sobre le mesa de luz las agujas del reloj.
—¿Son las tres de la mañana? ¿Qué pasa?— Preguntó todavía algo dormida.
Cuando la explicación llegó, inmediatamente saltó de la cama y sin siquiera ducharse, cambió sus pijamas de seda blanca por el vestuario impecable del hospital.
Tardó sólo dos minutos en pasar por el baño para lavarse la cara, los dientes y peinarse y cinco minutos más tarde, corría escaleras abajo con la varita en mano.
—Lady Cora, por favor dile a James que saque a pasear a Liesel, que le de comida y un poco de agua.— Sus dedos casi tocan el traslador, pero se detuvo para volverse y aclarar. —Comida de gato, nada más.— Y entonces si, desapareció cuando se apoyó en el objeto encantado.
Al pisar el suelo del trabajo, corrió hacia el salón donde la había solicitado y se encontró con un verdadero caos.
Cinco nuevos pacientes, enfermeras que no sabían que hacer y su pobre amigo, que nada tenía que ver con heridas a causas de criaturas, tratando de controlar la situación.
—Muy bien, quienes no servirán de ayuda, vayan a buscarme trapos limpios, cubetas con agua y cálmense.— Ordenó levantando un poco la voz y luego le sonrió a Gavin, sabía y se notaba que estaba agotado, sin embargo estaba ahí ayudando. —Vale, empezaré con este. — Y su varita se iluminó.
Pese a la posible negativa de su madre, la rubia no lo dudo ni lo pensó dos veces cuando tuvo la posibilidad de adoptarlo. Lo amaba.
Lady Cora, su elfina, tuvo que tocar varias veces su brazo para poder despertarla. —¿Mmm?— Se sentó tratando de no moverse demasiado para no molestar a Liesel y frotó sus ojos, buscando sobre le mesa de luz las agujas del reloj.
—¿Son las tres de la mañana? ¿Qué pasa?— Preguntó todavía algo dormida.
Cuando la explicación llegó, inmediatamente saltó de la cama y sin siquiera ducharse, cambió sus pijamas de seda blanca por el vestuario impecable del hospital.
Tardó sólo dos minutos en pasar por el baño para lavarse la cara, los dientes y peinarse y cinco minutos más tarde, corría escaleras abajo con la varita en mano.
—Lady Cora, por favor dile a James que saque a pasear a Liesel, que le de comida y un poco de agua.— Sus dedos casi tocan el traslador, pero se detuvo para volverse y aclarar. —Comida de gato, nada más.— Y entonces si, desapareció cuando se apoyó en el objeto encantado.
Al pisar el suelo del trabajo, corrió hacia el salón donde la había solicitado y se encontró con un verdadero caos.
Cinco nuevos pacientes, enfermeras que no sabían que hacer y su pobre amigo, que nada tenía que ver con heridas a causas de criaturas, tratando de controlar la situación.
—Muy bien, quienes no servirán de ayuda, vayan a buscarme trapos limpios, cubetas con agua y cálmense.— Ordenó levantando un poco la voz y luego le sonrió a Gavin, sabía y se notaba que estaba agotado, sin embargo estaba ahí ayudando. —Vale, empezaré con este. — Y su varita se iluminó.
Icono :
2 participantes
No puedes responder a temas en este foro.
|
|