Como mañana saldremos de excursión o en realidad, de paseo con los más jóvenes, el día de hoy lo utilizo principalmente para el ocio. He pasado toda la mañana tendido en la cama con Alice leyendo el libro que le regalé para Navidad, prácticamente sin hacer nada productivo hasta que fue la hora de almorzar y las quejas de toda la casa me obligaron a moverme. Ya están empezando a arreglar poco a poco las casas del catorce con magia, así que podemos decir que dentro de poco volveré a mi acostumbrada soledad, esa que ahora mismo no estoy seguro que pueda tomar como solía hacerlo. Algunas cosas cambiaron en estos meses desde el incendio, así que de seguro echaré de menos algunas cosas.

Para media tarde decido que necesito algo de agua caliente en el cuerpo para quitarme la mugre y prepararme para mañana, de modo que abrigado hasta el culo dejo mi casa en dirección a las grutas, ahogando un bostezo que delata mi nivel de pereza el día de hoy.  Me sujeto de las piedras mas grandes cuando desciendo por ellas hasta ingresar al lago subterráneo, oyendo el correr del agua hacer eco entre las paredes de piedra. A pesar del invierno, cuando te acercas a la corriente de las aguas más profundas, se pueden dar unos baños espectaculares. Me quito la bufanda al andar, desenroscándola con rapidez, cuando me doy cuenta de que no estoy solo.

No sé si ha ido a bañarse, a pescar o vaya a saber qué, pero Cale está a unos metros de mí, lo que provoca que me detenga. No hemos hablado demasiado en estos últimos meses, al menos no a solas, cosa que casi nunca sucede desde que yo me fui de la casa que compartimos cuando nuestros padres iniciaron a vivir como pareja y nos obligaron a compartir cuarto. De niños quizá estábamos más tiempo juntos debido a las actividades y el grupo de amigos que se había formado, pero como adultos tomamos caminos diferentes, a excepción de las exploraciones donde él participa bajo mi mandato, lo cual a veces se torna un pequeño chiste para molestarlo. Y en eso se basa nuestra relación.

Muevo mi cabeza a modo de saludo hacia él y fuerzo una pequeña sonrisa que pretendo que sea sincera — ¿Todo bien, Cale? — le pregunto, enrollando la bufanda con cuidado — ¿El agua está cálida o ya le llegó el frío?  — conversaciones banales y superficiales, así se maneja esto.