Era día de trabajo en el campo y allí me encontraba, cantandoles a mis queridas plantas, entre los tubérculos y cereales. No podía dejar de pensar que la melodía era algo triste. Incluso Noel lo notaba mientras me miraba con sus ojitos saltones.

Pero no me salía otra canción y odiaba hacer control del protector invernal en silencio, aunque no fuera tanto siendo que hacía pocos meses los habíamos plantado y las papas podríamos cosecharlas dentro de poco para aumentar nuestro abastecimiento. Genial, sopa de papa por una semana, tortillas la otra y así...

- No es contra ustedes mis queridas - dije al darme cuenta de mis sentimientos negativos, podía herir a las pobrecitas y al final ni siquiera podríamos hacer pure - Solo es este pesado sentimiento en mi pecho, que nisiquiera me permite seguir leyendoles sobre la doctora Penélope Grossi y el policía Derek Mendoza, y sus chispeantes encuentros, del ex esposo acosador de ella que casi los atropella o de la ex de él que fingió suicidarse para recuperarlo. Pero obviamente no va a funcionar porque es claro que Derek ya se a dado cuenta que su verdadero amor es Penélope, y pero aún se porta como un idiota cobarde y se miente así mismo porque no quiere volver a salir herido - eso me hizo fruncir el ceño - Estúpidos hombres, Penélope se merece algo mejor y ojalá termine con el nuevo doctor del hospital, James - dije mientras arrancaba un yuyito que parecía haber logrado superar la fría intemperie, pero iba ha aprender que en la vida había personas que no consideraban los sentimientos de los demás y simplemente te arracaban de raíz.

Había pasado una noche tranquila en las torres, tan tranquila que en algún momento había terminado por quedarme dormida por un par de horas. Nada del otro mundo, a todos nos pasaba eso de quedarnos dormidos en al alguna guardia... mientras que no fuese un comportamiento recurrente, y que de hecho uno tuviese la capacidad de despertarse ante cualquier cosa que pudiese ocurrir, no había problemas. ¿Lo malo de dormir en las guardias? Una vez que terminaban casi no tenía sueño y en lugar de ir directo a dormir, terminaba aburrida sin saber que hacer.

Hacía demasiado frío para dirigirme al lago y nadar un rato, y era demasiado temprano para molestar a alguien, así que la única opción que tenía era ir a cabalgar con Arion y despejarme un rato hasta que fuese una hora un poco más decente. Claro que no me esperaba que camino a la granja un chillido espantoso cortara el silencio y me largo en una carrera a toda velocidad temiendo lo peor. ¿Y si por quedarme dormida algo terrible había sucedido? los chillidos continuaban y el corazón me latía tan fuerte que se iba a salir por mi garganta en conjunto con el aliento que se me escapaba demasiado entrecortado. Como puedo, dejo caer la mochila que llevo al mismo tiempo que agarro mi ballesta preparándome para cualquier situación... para cualquiera que no protagonizara a Bev y su terrible canto.

Cuando el campo de cultivo aparece en mi campo de visión y entiendo que es la niña la que emite los espantosos alaridos, me detengo casi que en cámara lenta mientras trato de recuperar el aire que me falta producto de la carrera improvisada y el estar todavía adormilada. Puteo al menos una docena de veces para mis adentros por mi exabrupto y termino de acercarme a paso tranquilo mientras medito si matar a Bev, o golpearme a mi misma por idiota. - ¿Alguna vez alguien te dijo que deberías practicar canto? - Consulto a modo de saludo una vez que me encuentro a pocos pasos de ella.

Me sobresalto ante la voz cuando crei que esta mañana solo estaríamos yo y las plantas, el resto parecía haber captado mi falta de alegria ultimamente y había pedido turnos diferentes para dejarme con mi melancolía. Seguramente los ponía triste mis canciones, pero no podía hacer nada al respecto.

La tía Ava claramente había quedado sorprendida de mi talento natural para las melodías trágicas siendo que siempre cantaba canciones alegres.

- Lamentablemente no hay ningún profesor digno de ayudarme a perfeccionarme - le dije mientras me ponía de pie y corría a abrazarla y soltar mi pesar con ella - ¡Oh tía estoy muy triste! Eh sufrido una terrible decepción en cuanto al amor - la miré con mis labios haciendo puchero - ¿Cómo lo superaste tu a Ben después de que te dejara por Alice, siendo que es otra de sus distracciones mientras lo espera a Seth?

Me abstengo de comentarle que necesita a un sordo para que le diese clases, solo por el hecho de que tengo más presente de lo que debería el hecho de que todavía es una niña... una niña criada por Eowyn vaya y sea de paso, pero una niña en fin. Claro, y estaba ese pequeño hecho de que podía ser mi sobrina o mi ¿sobrinastra? ¿Esa palabra existía? La puta madre, necesito café.

De golpe la figura de Bev se convierte en una especie de manchón borroso ante mis ojos y acto seguido la tengo agarrándome en lo que parece ser una excelente imitación de un pulpo. De verdad, no podía ser que madre e hija incluso hasta abrazaran de la misma manera... — ¿Decepción de am...? — Mi primer pensamiento va hacia la charla que mantuve con Kendrick días atrás, pero no puedo ni terminar de recordar de que iba el asunto, que la rubia ya comienza con sus delirios.

— ¿Superar a Ben en qué? ¿Tu sabes que nunca hubo nada entre nosotros, no? — No era una mentira, sí hubo sexo, pero jamás mantuvimos otro tipo de relación que necesitase una superación — Aunque tengo que admitirte que lo de Seth cada día lo creo más — agrego más por diversión que por creencia. — Ya, ya... dime que te tiene tan decepcionada en el amor — apremio pese a estar un noventa y nueve por ciento convencida de que soy la última persona a la que debería acudir.

Claro que no había sido nada serio, al fin y a cabo Ben no servía para manterial de pareja con una mujer, la pobre siempre se preguntaría si el viaje a la montaña no sería codigo para otra cosa.

- Se que no había futuro allí, aunque parece que algo bien hace porque todos terminan teniendo sexo con él. Solo espero que no te haya lastimado porque tú eres mi tia favorita y Ben es como mi figura paterna más presente, y lo pondría muy triste si te eligiera a tí, por lo que si se pelearan tendría que ponerme de su lado, ya sabes, cambió mis pañales, hay cierto código.

No sabía si contarle mi problema de amor a Ava, porque al final ella seguía estando sola y yo quería una solución que no fuera ser solterona, sin ofender a quienes hayan tomado la decisión y a Link si seguía con ese caracter. Pero por ahí Ava podía animarme, mamá lo había intentado pero ella era tan perfecta y tan alegre que me ponía peor. Así que decidí abrirme a mi tía.

- Deberiamos sentarnos - le digo mientras le señalo la manta en el huerto para evitar el frío del rocío y la guió del brazo - Para empezar, bien sabes que siendo hija de quien soy, claramente destaco entre todas las chicas. Y con los años empecé a notar que voy por el mismo camino que mamá, pero nunca podría ser tan especial como ella y su gran vocación. Aunque noté el interes de Kendrick por mí hace unos meses, siempre supe que él era mi futuro principe, como en la historia "Encuentro en el Camino" que Emil y Sophie se conocían de niños y él la molestaba y ella se fue por un tiempo, pero tuvo que volver por la herencía de su abuela,  y cuando se reencuentran se dan cuenta que siempre estuvieron enamorados del otro y al final termina casándose en el jardín de la casa de ella y viven felices para siempre. A lo que voy es, le di la oportunidad a Ken de decirme la verdad, y lo nego, y ahora estamos en el nudo en la historía y no me gusta, y quiero llegar al desenlace pero a la vez no se si sería mejor llegar a eso de más adultos como Emil y Sophie, ¿me entiendes?

La cantidad de palabras que la rubia es capaz de soltar sin respirar es asombrosa y me tiene cambiando de expresión constantemente en cuestión de pocos segundos. Por un lado me refreno de decirle lo que hace o no hace bien, porque sigue siendo una niña; por el otro, me da mucha ternura que me considere su tía favorita, pero considerando que la otra opción es Zenda, tampoco me sorprende; y, finalmente, termino por rodar los ojos con eso de los pañales porque, si vamos al caso, todos desde mi edad para arriba hemos cambiado pañales en más de una ocasión. — Si por cuestión de pañales fuese, nadie discutiría con mi madre. — Aclaro negando levemente con la cabeza.

Me dejo guiar por la pequeña (sin importar los pocos centímetros de diferencia de altura entre nosotras), más por inercia y sueño que por voluntad propia; y trato de mentalizarme para no perderme con su lluvia de palabras.


Son las pocas palabras que retengo por completo antes de perderme en una de las tantas historias que ha leído. Me freno unos segundos y me dejo caer en la manta mientras medito bien lo que voy a decir.  — A ver... déjame ver si entendí. ¿Crees que Kendrick va a ser tu futuro príncipe, pero no quiere admitir que le gustas y lo niega, así que no sabes si debes esperar...? — Mis ojos se van involuntariamente hacia arriba, como si quisiera revisar la idea dentro de mi cerebro antes de volver a mirar a la rubia. ¿De verdad no se daba cuenta de lo fantasioso de lo que estaba diciendo? — ¿Y estás esperando que te aconseje? ¿yo? — Me señalo a mi misma con el dedo índice como para demostrarle nuevamente quien soy, y qué tipo de consejos puede llegar a esperar de mí.

Aunque... Tal vez podía ayudar a Ken si desviaba un poco la atención de Bev, ¿no?

- Claro que la abuela Arleth es más dotada en el arte de cuidar infantes, nunca lo dudaría, incluso tengo mis sospechas que mi trauma al talco es culpa de Ben. Pero ya sabes, como su unica hija tengo el deber moral de cuidar del viejo y cada vez se le hace más difícil salir en invierno.

En la revista "Salud y Belleza: la unión" se habla mucho de como cuidar las articulaciones para no tener problemas de mayor. Claro que Ben nunca le prestaría atención a ello.

Ya sentadas, escucho espectante la respuesta de la tía Ava, al fin y al cabo, ella era una experta.

- Exacto, tú eres la mejor para decirme como esperar y ser una doncella fuerte y guerrera, al fin y al cabo, te vas a quedar sola y no te veo preocupada por ello. Eres como la tía solterona simpática de Sophie, solo que sin las ropas de vieja y canas....bueno sin las enaguas.

No es que pensara quedarme solterona, solo aprender a esperar, al fin y al cabo, los hombres maduraban mucho más lento que las mujeres, y la razón por la que Ken me había negado podía ser porque su mente aun no se apartaba de jugar a las espaditas.

- ¿Trauma del talco? - Consulto con curiosidad porque, aunque no quiera meterme en ningún trauma ajeno (sobre todo cuando implicaba a una Redford), no podía quedarme con la duda de qué podía llegar a ser esa anécdota. Además no iba a mentir, y por unos segundos se me había pasado por la mente la tentadora idea de llevar un frasquito de talco encima por si las dudas, como una especie de repelente anti-Bev cuando la situación lo requería... Soy una persona horrible, lo sé.

No puedo evitar la mueca que se forma en mi rostro ante las palabras de Bev. Cuando lo decía Eowyn hasta tenía cierta gracia, pero cuando una adolescente que no había terminado de entender lo que era la pubertad te declaraba la tía solterona de por vida, no era una situación precisamente bonita. Al menos cuando me consideraba lesbiana no me veía con un solitario futuro por delante...

- Para decirte cómo esperar, tendría que estar esperando algo... - Contesto con sinceridad, estirando las piernas hasta que las mismas se salen de la manta y echándome para atrás mientras me apoyo sobre mis antebrazos. - Bev, de verdad. No trates de forzar situaciones y trata de no imaginar escenarios inverosímiles de cómo quieres que suceda tu vida. - Me encojo de hombros y dirijo la mirada al cielo antes de volver a buscar la suya, buscando exactamente que decir para tratar de que entienda que las cosas... bueno, pasan. - Lo que quiero decir es: no te impacientes. Para tí soy una solterona, para mí estar soltera significa menos problemas. Eres joven, bonita y con... personalidad. Tienes años por delante en los cuales puede pasar cualquier cosa; incluso que Ken se fije en tí. - Claro que no añadiría el "aunque lo dudo" al final de la oración, pero mal que mal no me parecía un mal consejo para una pre adolescente que vivía con los pies en las nubes y la cara adentro de un libro de romance.

- Bueno no diria trauma, como temblar y correr, solo que cada vez que veo talco tengo esta sensación incomoda de comezon, ¿me entiendes? - le digo moviendo mi mano en el gesto universal de preguntar esperando un afirmativo - Y considerando que casi todos mis miedos surgieron en algun momento con Ben presente, ya de por si lo culpo - ruedo los ojos haciendo una lista mental de casi todo lo que me espantaba, y como siempre podía verlo a Ben alli...o no, pero no era dificil recortar una imagen de Ben y pegarla en ese recuerdo.

Como siempre las sabias palabras de mi tía favorita y femenina me traian de vuelta a la realidad. Ahora entendía que su soltería era el resultado de la influencia de mamá. Por las ninfas, estaba rodeada de mujeres fuertes y hermosas, ¿como no ser asi de perfecta con tantos modelos a seguir?

- Gracias tía, tienes razón. Me he estado tomando todo esto tan serio cuando hay cosas más importantes, como mejorar mis atuendos; seguir mi camino como medica, pasar tiempo con Ben antes que sea muy tarde y preocuparme cuando crecera mi busto - la abrace - Aun tengo tantos años por delante, me estaba ahogando en un vaso de agua cuando se nadar tan bien - digo mirando a los tuberculos a mi alrededor - Desde ahora solo les dedicare alegres canciones a mis amigos, ¡empezando ahora! ¿Te gusta Turning Tables?

La miro por unos segundos con el ceño fruncido y la cabeza ladeada, con los ojos como rendijas. No, la verdad no la entendía. Mi terror por las arañas era conocido por todo el mundo y no se parecía ni un poco a lo que acababa de describir, aún más luego de la espantosa experiencia con las acromántulas en esa cueva espantosa. Generalmente ver uno de esos bichos del demonio me provocaba agarrar el arma que tuviera más a la mano y disparar hasta que no quedase nada a la vista. - Echarle la culpa a Ben, sí. Eso sí puedo entenderlo. - Sacudo la cabeza y le sonrío cómplice. Aunque generalmente era yo la que buscase fastidiar a mi hermanastro y no al revés.

Luego su expresión cambia y se ilumina de una manera que sí me produce la misma sensación que decía unos minutos antes sobre el talco. Como un cosquilleo molesto que me hacía fruncir el cuello, como si alguien me hubiese picado en la nuca.

Y alguien debe haberme pegado, o desmayado, ¡o algo! Porque lo que sigue no me lo creo y no puedo evitar que se me caiga la mandíbula mientras me abraza. ¿De verdad Bev ha escuchado mis palabras?... ¿Escuchado, entendido y no malinterpretado en ningún tipo de forma?

Me había muerto, ¿verdad? O tal vez seguía dormida en las torres y todo esto era un sueño bizarro. - Seguro que tu madre se va a sentir orgullosa por lo que acabas de decir. - Es lo único que puedo pronunciar, aún mirándola como si le hubiese crecido otra cabeza. - Sí, me gusta ¿por? - Y eso es clara muestra de lo fuera de mí que estaba, porque no me he dado cuenta de lo que he hecho hasta que la rubia se pone a chillar la canción de manera tal que no entendía como las plantas no se habían vuelto hacia la tierra para evitar estar ahí.

La tía tenía razón, al final todo lo que imaginaba era yo a la edad de mamá y para eso aun faltaban unos años, no muchos, por mas frustrante que fuera. Papá Ben también me había dicho que necesitaba relajarme y tomarme las cosas tranquila, lo que eso significara.

Así que, a pesar del dolor de mi corazón, que era muy real, seguiría el consejo de mi única tía mujer, tendría paciencia con Ken y disfrutaría de mi juventud, belleza y radiante personalidad...Incluso podría surgir algún romance con los chicos nuevos, así como en "Nadie como tu", que la protagonista tuve un historia super apasionada  con aquel chico que conoció en el incendio, pero termino con su amor de infancia que siempre estuvo presente.

- Mamá siempre esta orgullosa - le respondo, es prácticamente su mantra cada vez que nos despedimos en la mañana, cuanto me quiere y lo orgullosa que esta de mí.

Y ante su afirmativa respecto a la canción empiezo a entonarla lento, pero le pongo más energía y pasión al final. Seguro le estaba alegrando la mañana con mi maravillosa voz.