Solo me había dicho una frase. O más bien fue una orden. Si, definitivamente fue lo último, ese hombre no sabía hacer otra cosa. Nublar tanto tu mente con sus palabras fuertes y directas, que cuando te quisieras dar cuenta tendrías un cuchillo en vez de mano, dormirías con un ojo abierto y desayunarías los corazones de tus víctimas o de cualquier pobre diablo que se hubiera cruzado en tu camino ese día.

Pero yo no dejaría que me lavaran el cerebro, ya había notado lo que sus palabras podían hacerme si no las cuestinaba y contradecía. Había pasado un tiempo de aquello, pero como habiamos estado tan ocupados con volver a organizarnos y reabastecernos no había habido muchas clase de entrenamiento personal más alla de las que cada uno se suponía mantenía por si mismo y las grupales con Echo.

Estaba lista, había estado preparandome para ello, reconstruyendo mi cerebro para no volver a sucumbir a la violencia que ese mal hombre imponía en mi. Por lo que respirando fuerte unas cuantas veces, entre en la escuela como me había ordenado mi primer padre. Me lo encontre sentado en una de las mesas con sus mcuhos planos dispersos y papel y lápiz.

- Noooo - se me escapo gimiendo - Prefiero clases de defensa personal a leer mapas - le rogué.

Lo odiaba, lo detestaba, ¿quién necesita saber a cuantos metros esta el maldito lago? Uno tiene sed, uno camina y sigue el sonido.

Tener clases particulares con Beverly puede ser muy entretenido o muy estresante, pero tengo que admitir que nunca termino aburrido con ella porque no me da un segundo de respiro sea como sea. Acomodado en el “pupitre” del profesor con los pies encima del mismo y recostado en la silla de madera, masticando una de las magdalenas que me robé esta mañana de la mesada de mi casa, donde Alice había dejado un plato completo para darnos un gusto dulce ahora que hace frío y tener el estómago lleno es una obligación. Bueno, el mío siempre demanda estar lleno, pero ese es un tema aparte que no tiene nada que ver.

He dejado en el asiento más cercano en la pequeña aula un montón de papeles y mapas para trabajar con mi casi hija, así que cuando la veo llegar y me doy cuenta de que este es el último lugar donde desea estar, mis cejas se arquean ante el dramatismo (ese que me hace pensar que quizá sea hija de Seth al fin de cuentas) y tardo en responderle porque estoy muy tranquilo limpiando uno de mis dientes con mi lengua, lo que me infla una mejilla mientras lucho con la comida dentro de mi boca. Al final, cuando consigo vencer el trozo de comida, bajo los pies del escritorio y me pongo de pie, jugando con el muffin a medio comer entre mis dedos.

— Lo hubieras pensado mejor cuando perdiste la hora que estuve explicando, hablando con Delilah sobre qué sé yo — algo me dice que en realidad estuvo hablándole a Delilah, pero ese es otro tema. Pellizco un trozo de magdalena y me lo meto a la boca al llegar frente a ella, pasándole un mapa en blanco que yo mismo he trazado con intenciones de que pueda utilizarlo en nuestra hora juntos. — ¿Puedes marcarme las rutas de exploración y los lagos más cercanos? — le pregunto, sacudiendo unas migajas que cayeron sobre las hojas. Tomo una silla y la arrastro para sentarme frente a ella, haciendo uso del poco y rústico espacio con el que contamos para nuestras clases. Quizá no es mucho, pero es lo mejor que tenemos para no criar a un grupo de ignorantes — No me pongas esa cara. Si algún día sales de aquí y te pierdes, me lo agradecerás.

Es eso o tendré a su madre echándome la culpa, o posiblemente ambas.

Encima me refriega que estaba comiendo, el muy gordo angurriento. Nisiquiera considera que su hija esta en etapa de desarrollo y necesito alimentarme con regularidad.

Que bueno que al menos tenía a mamá para cuidarme y me había dado unos sandwiches antes de salir de la casa. Ella entendía lo que era el labor del adulto y por eso mi favorita. Aunque podía ver que Ben lo intentaba, al fin y al cabo siempre creaba estas "clases" para pasar tiempo conmigo.

- Que constee que era sumamente importante lo que hablabamos con Delilah, ella es mi mejor amiga y necesitamos estar en constante intercambio para fortalecer la relación. ¿Acaso no sabes que los jóvenes necesitamos desarrollar nuestras habilidades sociales y conectar con pares? - le dije mientras agarraba el mapa y lo dejaba en la mesa.

Mientras me sentaba ya empezó a darme más ordenes, a lo que mi reacción fue poner los ojos en blanco. Él también se sentó como el oso que era, con dificultad, seguro que para asegurarse que hiciera lo que me pedía. Ya que no podíamos seguir haciendo estas "clases complementarías" en su casa como antes, y la escuela no tenía tanto como para al menos explorar y distraerme, no había otra opción que hacerlo.

- No me perderé, siempre estas tú para guiarme.

La respuesta de Beverly me hace meditar un momento sobre esas épocas donde yo era el que estaba en su lugar, aunque no era precisamente una escuela en esos tiempos. Tampoco puedo decir que me considero el mejor ejemplo de responsabilidad si empezamos a enumerar la cantidad de desastres que he hecho cuando era un adolescente, en especial si estaba con Seth cerca, pero como adulto responsable tengo que implementar la filosofía de “debes hacer lo que yo digo y no lo que yo hago”. Así que se vaya olvidando de sus excusas porque ninguna va a funcionar conmigo, principalmente porque ya las escuché todas. A su edad era experto para darlas.

— Para esa clase de cosas tienen los trabajos en equipo y actividades al aire libre. Sino, siempre puedes esperar a que termine la clase. ¿Acaso no te he enseñado que es una falta de respeto no escuchar cuando alguien te habla? — obviemos que tanto a ella como a su madre siempre las pongo en off cuando empiezan a hablar de cosas que no entiendo, porque aquí mi tarea es educarla, como ya he dicho. ¿Qué clase de padre-maestro-adulto sería si no lo hiciera? — Además… ¿Desde cuándo Lilah y tú son mejores amigas? — no sé muy bien cómo son las niñas, pero jamás las he visto demasiado tiempo juntas como para asumir que comparten ese título. O bueno, siempre puedo estar perdiéndome de detalles, cosa que es totalmente factible.

Mis ojos ruedan tanto que por un segundo creo que puedo ver el interior de mi cráneo, pero respiro con calma para armarme de paciencia — No siempre estaré contigo — le digo muy a mi pesar — Y no siempre tendrás en quien apoyarte. Siempre debes ser capaz de encontrar el camino a casa y el modo de sobrevivir en caso de necesitarlo. ¡Hasta yo me pierdo en ocasiones! — sí, quizá lo hago cuando me alejo bastante de la zona que solemos conocer y tiendo a ubicarme mejor por mi olfato, pero es un detalle que ella no debe saber.

Le doy unos golpecitos a la hoja para que no se haga la tonta y se ponga a trabajar, poniendo la magdalena entre ambos — Te compartiré en cuanto vea que estás haciendo lo que te pido —le indico, echándome un poco hacia atrás para recargarme en el asiento con los brazos cruzados y así poder mirarla fijamente — No me iré de aquí hasta que ese mapa esté completo así que deberías saber que no tengo ningún apuro por llegar a casa. Si anochece y seguimos aquí será tu culpa.

Los trabajos en equipo no se si podían contar como tales cuando el resto no oía mis brillantes ideas y terminaban haciendo las cosas a su manera, por lo cual siempre nos iba mal. Si la gente me escuchara las cosas serían más fáciles.

- Ah ¿pero tú puedes faltarme el respeto a mi? Eso me parece muy injusto - le dije mientras cruzaba los brazos recostandome en mi silla y hacía un rápido puchero con el labio inferior -Te conte sobre Delilah y yo hace meses atras, fue amistad al instante, nos complementamos tan bien que no necesitamos ser tan obvias como Link y Murph, duh. Si no puedes verlo es que a parte de irrespetuoso eres ciego. Ella es una de las pocas personas que me entiende y ahora que convivimos nos hemos vuelto tan cercanas que hasta compartimos secretos.

Recordar nuestra ultima conversación cambia un poco mi humor para mejor, mi mamá es mi mejor amiga en la vida, pero hay cierto placer en tener alguien de tu edad porque claro que no puedo hablar todo sobre Ken con mamá. Ella esta en otro nivel y no entendería mis dudas e inseguridades, y temo decepcionarla al mostrarme tan perfecta como le gusta decir. Por lo que Delilah puede entenderme mejor al estar en la misma situación que yo, además de que no es una infante como Link y Murph.

- Claro que no te pierdes, sos un perro, los perros no se pierden, por ende tampoco me perderías a mí - le conteste a su mentira, frunci el ceño por un segundo pero pronto lo cambié por preocupación. Descruzando mis brazos me apoye contra la mesa y lo mire con cuidado - ¿Es acaso que estas enfermo? ¿Necesitas que llame a Alice o a Seth? ¿Quieres hacer un trio? Mamá dice que el sexo cura casi todos los males.

Por ahi su dolor era físico y por eso había dicho lo de quedarnos hasta tarde hasta que no hiciera el condenado mapa, para así no tener que ir a enfrentar a ninguno de sus amantes y decepcionarlos en el rendimiento físico. Eso le pasaba por no leer las novelas que me había sacado, le darían ideas para no tener que esforzarse. Pero como era un hombre muy orgulloso no iba a admitirlo nunca y prefería culparme a mí.

Bueno aquí estaba en una encrucijada, o era buena hija y permitía que Ben conservara su orgullo o lo mandaba al frente. Aún estaba enojada con él por ser tan violenta influencia en mi vida, pero solo lo había hecho con la intención de enseñarme a ser una mujer fuerte y capaz, como la protagonista del libro "Tierras Salvajes" que su padre le enseño a manejar un arma y pelear con espadas, lo cual le vino de mucha utilidad y capto la mirada de aquel pirata que también era un indio apache, y así empezaron su tormentoso romance. El cual no pude terminar de leer porque Ben me saco el libro.

- Pues aquí nos vamos a quedar - dije eligiendo ser considerada con papá a pesar de todo, por lo que siguiendo mi papel me volví a recostar contra la silla.

¿Faltarle el respeto qué, cuando, dónde? Una de mis cejas se arquea al punto que creo que me parezco demasiado a mi padre, lo cual debería horrorizarme, porque recuerdo muy bien cuando me plantaba esa mirada a mí; era la que decía claramente “ni se te ocurra seguir metiendo excusas que no me creo ni en lo absoluto ni seguir por ese camino”. — Tú no quieres que empiece a mostrarme como el villano irrespetuoso que dices que soy — la amenazo con firmeza, apuntándola con un dedo — Y te estás desviando del tema. Amigas o no, si estás en clase te quiero concentrada, así nos ahorramos todo esto. Ahora mismo podría estar durmiendo o haciendo algo más productivo y en vez de eso, estoy aquí contigo para explicar algo que ya todos han entendido — ¿Cuándo me convertí en el adulto amargado que odiaba en la escuela? No tengo idea, pero me horrorizo de solo notarlo a pesar de que me mantengo firme para que no crea que soy un blando.

Me pellizco el puente de la nariz con un suspiro que me obliga a cerrar los ojos y masajearme la sien, debatiéndome internamente si debería levantarme o no — No soy un perro… — intento quejarme, pero su siguiente resolución me toma desprevenido y tengo que bajar la mano para verla mejor. Mi cuerpo se coloca por inercia hacia delante, apoyándome en el pupitre para verla de cerca, en cierto modo en un gesto de obvia reprimenda — ¿Sabes, Bev? Creo en la educación sexual libre, pero también creo que hay edades y edades para andar pensando en el tema y tú, señorita, eres demasiado joven para vivir hablando de eso y sobre todo, para darme consejos a mí — le demando en un tono de voz bajo, pero carente de suavidad — Lo que yo decida hacer con mi vida privada es algo que no discutiré contigo. Y no, no estoy enfermo. Ese no es el punto de todo esto — ¿Cómo es que siempre terminamos con temas desviados cuando se trata de Beverly?

Por un momento creo que se rinde y eso me da al pie a mirarla primero con sospecha, luego con aceptación.  Me pongo de pie para estirar el mapa y la siguiente hora lo único que se escucha es mi voz dando indicaciones, haciendo preguntas y puedo ver como los pocos lápices de colores que tenemos sirven para diferentes puntos que poco a poco, van decorando el papel. En algún punto, cuando creo que Bev no me está prestando atención porque se puso a mirar por la ventana, le chasqueo los dedos frente a la nariz para que vuelva a mí — ¿Puedes repetirme lo que te estaba diciendo? — consulto; considerando que le estaba indicando el punto del refugio más cercano, debería saberlo — ¿En qué andas pensando? — y considerando que se trata de Beverly, me arrepiento en cuanto hago esa pregunta.

Mientras pasaba el tiempo y papá balbuseaba algo de ríos y montañas, yo solo me dedicaba a hacer sonidos con mi boca mientras golpeaba mis cachetes, y pensar lo que me había dicho antes.

¿Podía ser más malo que como era ahora?...Nah. Es Ben, siempre hace amenazas cuando esta frustrado sexualmente, mamá me lo dijo. Cuando siguio con algo más, lo unico que podía pensar era en la vena que le salía en el cuello de vez en cuando, nunca sabía de que, pero era chistoso.

Cuando toco el tema de la sexualidad, quise poner los ojos en blanco ¡Tengo 13 años! Mi vida empieza ahora, además de pensar en mi futuro como doctora también debo pensar en mi futuro amoroso o terminaré sola como él. Además no es que haya mucho de donde elegir, a menos que me vaya por el lado de los viejos y ahi solo me queda Derian, quien tendrá como 60 para cuando sea mayor, ¡puaj!

Entonces llamo mi anteción violentamente mientras me preguntaba si lo estaba escuchando.

- Si si, te escucho - le dije por reflejo. Pero luego lo pense mejor - Antes dijiste que había edades y edades para pensar en sexo, y si aun no estoy en la edad adecuada, lo cual dudo porque mamá me dijo que si y ella es muy inteligente, ¿entonces en que se supone que deba pensar?

¿Acaso en mi viejos sueños? Aún era joven en ese tiempo y no sabía mucho del mundo. Y ahora era casi una adulta, el mismo dijo que iba a cambiar de parecer y lo hice.

Estoy en pleno proceso educativo cuando un sonidito familiar hace que levante la vista para encontrarme a Beverly dándose golpes en las mejillas de un modo terroríficamente familiar. Tardo solo un segundo en abrir mis ojos de par en par y comprender el motivo, abriendo mi boca un momento en señal de terror al reconocer muy bien ese gesto, en especial porque una vez hace mucho tiempo, cuando era incluso más pequeño que ella, lo hice delante de miles de personas — ¡No hagas eso! — le suelto sin pensarlo, tirándole la mano para tratar de que baje las suyas. Esto no quiere decir nada… ¿O sí? Si lo hace, maldita genética. Sino… Bueno, todos los niños hacen música con sus mejillas alguna vez en la vida. ¿No? ¿No?

Intento no darle muchas vueltas al asunto de la paternidad porque es algo que he estado cocinando toda la vida de la niña rubia que tengo delante y creo que nada está dicho hasta que tengamos acceso a la tecnología para saberlo, o sea, posiblemente nunca. He decidido cuidarla por mi propia cuenta a pesar de que Eowyn jamás pidió ayuda, así que en cierto modo me considero su padre por derecho a pesar de jamás brindarle ni mi hogar ni mi apellido; supongo que mi cuidado y cariño deberían bastar considerando la situación.

Todo acto paternal se me va al caño cuando me demuestra que en definitiva no me estaba escuchando y se ha quedado con lo que le dije hace rato, por lo que pellizco la magdalena que ya me resigné que no va a ganarse y mastico con lentitud — Eres increíble — le digo sin poder contenerme. Lo medito un poco, echándome algo hacia atrás en la silla mientras intento recordar qué era lo que tenía en la mente a su edad. Amelie; bueno, eso no se lo puedo decir. ¿Besar chicas? Eso tampoco, al menos no todo en detalle. Ir a eventos, salir corriendo, autos, me gustaban los autos. Comida, mis amigos, robarme cigarrillos. ¿Cómo era el Ben de antes? Es un espejismo.

— Las chicas de tu edad hablan de besos, no de sexo. A lo sumo de chicos o eso creía — me encojo de hombros porque me voy a lo más básico que aprendí de Sophia — De días de campo, de libros un poco más adecuados para tu edad. Eh… ¿Unicornios? — Momento, creo que eso era cuando eran más pequeñas — ¡No lo sé! A tu edad yo jugaba mucho a la pelota y mis conversaciones no eran solo sobre chicas. Y tenía preocupaciones un poco más demandantes que aprender un solo mapa, yo no sé de que te quejas — si ella tuviese que vivir lo que yo estaba pasando a su edad, se la comerían viva.

Deshago las migas entre mis dedos y miro por la ventana, observando el invierno decorando cada aspecto del paisaje — Entiendo que te dé curiosidad y acepto que quieras hacer preguntas, pero creo que deberías, em… ¿Expandir tus ideas hacia otras cosas? — me encojo de hombros —No es malo ser multitemático. Además, así de seguro a Kendrick le gustarías más — es un agregado que solo hago para picarla, mostrándole una ligera sonrisa burlona. Seré lento, pero no soy ciego.

- Gracias - respondo al alago con mi sonrisa más brillante. Increible, bella, talentosa, ¿Qué más puede pedir una chica? Además de un placard decente.

Pero ignora mis deslumbrantes dientes y el movimiento de mi cabello color miel porque pierde la vista en algo más alla del presente. Me sentiría ofendida si no hubiera dicho lo anterior. Además de lo que se pone a divagar capta mi antención y me lleva a pensar por mi cuenta.

- Ya bese a un chico...y a una chica, aunque eso fue puramente en defensa propia y con propositos científicos - voy respondiendo para mi mientras habla - Los unicornios era cuando tenía 6 y dijiste que nunca vería uno porque seguro te los habías comido todos como perro - digo frunciendo el ceño mientras recuerdo el trauma y como pasé haciendo entierros para los pobrecitos cada vez que veía una rama que tenía una forma muy puntiaguda cerca de la casa de Ben - La pelota puede ensuciar mi ropa y no se si te diste cuenta, pero no tengo muchas opciones de chicos - gracias al dios de la belleza masculina, Kendrick es como es - Y eso es una preocupación importante teniendo en cuenta mi futuro en la comunidad, tengo que asegurarlo ahora o voy a terminar como la pobre tía Ava, o peor, el viejo Echo - espero que el horror se notara en mi cara como podía sentirlo en mis entrañas. Mamá no contaba porque ella era una fuerza de la naturaleza y como tal no podía ser recluida a una sola persona. Cuando dijo lo de otros intereses quise pasarme una mano por la cara - Por eso te digo que no me escuchas. Se que he dicho antes, pero creo que encontre mi verdadera vocación, voy a ser doctora. Pero no una simple curandera de comunidad hippie, sere la mejor que este distrito haya visto.

Cualquier reprimenda que fuese a decirle se me va cuando la muy desgraciada me dice que ya ha besado a un chico y a una chica y hace que la mire como si se me hubiese pasado un maní por la garganta sin llegar a masticarlo, no muy seguro de cómo se supone que tengo que reaccionar ante una situación así. Sé que los besos son cosa normal a su edad, yo mismo lo he experimentado, pero creo que lo que más me shockea es el modo en el cual los años me golpean cuando me doy cuenta de que ya ha pasado por esa experiencia — ¿A quién has besado tú, si se puede saber? — le pregunto con el entrecejo fruncido, aunque las opciones son tan pocas que de inmediato pienso en la obvia: voy a tener que darle una charla más que seria a Kendrick.

Todavía sigo ligeramente horrorizado por mi vejez cuando me recuerda lo de los unicornios y hago un sonido que se debate entre una risa y un resoplido, en especial porque había borrado esa anécdota de mi memoria — Era un modo de entretenimiento. Debes entender que no hay mucho que hacer aquí además de traumar a tu única casi hija — y bam, acá es cuando demuestro lo joven e inmaduro que sigo siendo, vaya figura de autoridad. Intento no mostrarme tan cansino cuando habla de como se le ensuciaría la ropa, pero como sea, lo que dice a continuación me hace reír tanto que me olvido por un momento por qué estamos aquí, echándome hacia atrás en la silla — ¿Te estás preocupando ahora por la soltería de tu vida adulta? — le pregunto en un tono que creo que deja bien en claro que no puedo creérmelo — Bev, con un poco de suerte conocerás a más personas de aquí a que seas grande. ¿Tan segura estás de que quieres pasarte toda la vida con alguien a esta altura? — y la sola idea hace que mire hacia arriba con la gracia todavía plasmada en la cara. Niños…

La risa se me apaga un poco cuando dice lo siguiente aunque tengo que frotarme la boca con la mano para tratar de volver a la seriedad, analizándola por un momento con la mirada. Siempre me he decidido a que no debo ser cruel con ella y he apostado sutilmente a darle empujones en lo que desea hacer (excepto cantar, dios, eso nunca), pero la idea de Beverly siendo la médica del catorce en futuras generaciones me es un poco aterradora, en especial porque lo sería cuando yo sea anciano. Alguien que salve a mi futura mente senil — ¿Ya lo has decidido? Tu madre te apoya… ¿No? — creo que he oído esos rumores, aunque ya ni sé si me los contó ella o alguien más — Me parece bien mientras estés segura y sepas lo responsable que debes ser. Eso no te salva en lo absoluto de tener que completar esto — le recuerdo, señalando el mapa — Es importante tener todo tipo de conocimientos en este lugar, Bev, nunca sabes cuando puede ser de utilidad. Somos una comunidad por algo… ¿No?

Parece que Ben sí me estaba prestando atención ahora porque me preguntó de la nada por mis besos.

- Creí que Echo te lo contó, ¿acaso no chusmean las cosas importantes? ¿O solo eres así con Seth? Aunque supongo que después del sexo es más fácil hablar - me acordaba de las conversaciones de los personajes de novela luego de tener relaciones, si bien la mayoría terminaba siendo una huida por parte de los hombres por miedo al compromiso, me pregunto como sería el después de los hombres... - Tuve que besar a Link a modo de defensa porque estaba como loca, ¿puedes creer que me atacó y despeinó? Pero ya descubrí porque es tan agresiva, resulta que tiene mucha ira contenida porque esta confundida sexualmente y ella quiere ser un chico pero no puede porque no sabe como, todo me lo dijo el beso - le expliqué cruzando los brazos y sonriendo con satisfación ante mi brillante descubrimiento - Por suerte ella no fue mi primer beso, el primero fue con Ken - dije suspirando entre dulce y melancólica, siempre tendría aquel sabor raro pero tampoco podía imaginarlo de otra manera - Fue casi como en un cuento, el príncipe despertando a la princesa, pero sin etiquetas de género ¿me entiendes?

Su seriedad cambió cuando recordó el pasado, el maldito se reía mi costa. Ya lo iba a traumar yo cuando fuera senil y le contara de mis aventuras sexuales, que no faltaba mucho para la primera parte igual.

- Estoy a solo 5 años de alcanzar la mayoría de edad, el tiempo pasa muy rápido por si no lo notaste, cuando me quiera acordar tendré 35 y luego seré una vieja, tengo que empezar a planear mi futuro desde ahora para alcanzar todos mis objetivos - me salió casi exaltada, el futuro era algo que realmente me aterraba, eso y tener las uñas desarregladas - Tú dices con suerte, pero Ava no ha conseguido a nadie en todos estos años y ella ha salido a explorar y claramente es una mujer hermosa, ¿Te imaginas conmigo siendo una belleza? - el horror - Además las mejores historias de amor siempre son las de los chicos que se conocian de niños y claramente yo tendré una historia épica, estar con la misma persona para siempre no significa que sea aburrido, mírate a ti y Seth - sin contar que Ken era perfecto y mamá ya me había dicho que seguro sería mejor con unos años más.

Cuando entendió que mi plan de ser doctora iba en serio, no sé, siendo él me esperaba algun comentario desagradable o sarcástico, casi estaba esperando una conversación sobre la "responsabilidad". Pero al final solo fueron palabras de aliento, casi aterrador. Aun me acordaba como aplastó mis sueños de ser cantante pop mundial, o la vez que dije que sería sirena, cuando quise ser chef, o corredora de autos, astronauta, azafata, jinete profesional, ¡incluso bombero!

- Está bien - le dije con sospecha cuando guió la conversación a los mapas - Pero realmente quiero ser doctora y voy a aprender de Arleth, Alice y Seth - conté como por las dudas de si no había entendido lo que le decía.

No sé qué es lo que me pone una mayor cara de horror, a pesar de que siento muy bien como los ojos se me van abriendo y la boca se me va torciendo; que Beverly se ponga a hablar de Seth y de mí en la cama o todo lo que viene después sobre los besos, aunque me demoro en recordar a quién es que llama Link como para saber de lo que está hablando, aunque pronto el recuerdo de su vocecita molestando a Zenda en clase me golpea como una cachetada — ¿Besaste a tu tía? ¡Beverly! — sé que su lazo sanguíneo no está precisamente confirmado, pero las posibilidades son bien altas. Intento no pensar en los escenarios que empieza a plantarme en la cabeza porque es demasiado hasta para mí, así que sacudo las manos delante de su cara para que cierre el pico — ¡Ya, no quiero oír detalles, por todos los cielos! — que se supone que soy algo así como su padre, maldita sea; me da igual que haga ciertas cosas pero no quiero saberlo todo, aunque una parte de mí lo desea para tener la excusa perfecta de sacudir a Kendrick un poco.

Este es uno de esos momentos donde pongo su voz en off y trato por todos los medios de no escuchar todo lo que está diciendo porque estoy seguro de que nada va a tener sentido, hasta que nombra a Ava y me es imposible mover la cabeza hacia a un lado como considerando que está diciendo algo verdaderamente cierto, aunque no me pondré a decir que mi hermanastra me parece una mujer atractiva delante de ella; lo más probable es que de decirlo termine siendo interrogado sobre temas que prefiero dejar atrás — ¡Seth y yo no estamos juntos! — exclamo, casi sintiendo un retroceso a discusiones que he tenido con Eowyn antes de con su hija — O sea, sí, pero como amigos. Ya sabes… no ese “juntos” — y de manera muy infantil como si volviese a tener su edad, golpeo las yemas de mis dedos índices para hacer alusión a esa definición.

Es increíble que me haga caso con eso de ponerse a trabajar así que me inclino hacia delante, apoyando los codos en el escritorio — Mientras no les quites tiempo de trabajo… — intento no imaginarme a Bev pasando tiempo con ellos a solas y me ahorro el querer preguntarle detalles sobre sus encuentros, en especial por algún que otro comentario que Alice hizo hace unos días y que me llena de incomodidad de solo pensarlo. Así que me acomodo para pasar el resto de las horas en una conversación más o menos decente, tratando por todos los medios que aprenda, al menos, como volver a casa.

El horror de Ben me molesta y su indignación me resulta hipócrita. Otro punto por el que tenía que enganchar a Ken ahora era no terminar como Ava, desechada y no por el amante oficial, aunque Alice era genial.

- Posible tía, o tío, acepta su transexualidad así le sera más fácil a ella - le digo poniendo las manos en la mesa y manteniendo una cara de seriedad por el tema. Que Link se quede tranquila, yo sere su apoyo emocional si no tiene a nadie más y me encantará hacer como un especial de transformación en el que todos diran cosas emotivas, y habra ropa y maquillaje de por medio - ¡Y te dije que fue en defensa propia! Ella estaba como un animal salvaje y la otra opción que tenía era la de golpear su traquea, ¡Podría haberla matado! Ya suficiente que le había roto la nariz - solo recordarlo me ponía la piel de gallina, había cometido un ultraje, me había metido con la cara de una mujer, el peor de los pecados femeninos, aunque quisiera ser hombre después - Porque mi instinto me llevo a actuar con lo que me enseñaste y al final todo es violencia. He decidido que no seré como tú, yo tomaré el camino de la paz y el amor y por eso seré doctora.

Y encima se toma la autoridad de callarme cuando él quiso saber, como se atreve este hombre, con razón Seth sigue con Sophia. Además de su negativa sobre su relación, que ya me era un chiste y solo pongo los ojos en blanco, claro que no estan juntos porque es un histérico. Pobre Ava realmente y Alice.

- Más que nada estoy de oyente y alguna que otra vez recadera - le respondo cuando volvío a cambiar el tema a mi entrenamiento de doctora, pero realmente me había escuchado y no tenía nada que decir...WOW, había crecido un poco, eso me ponía algo orgullosa, salvando su muy negada lantente homosexualidad.

Seguimos por un rato más, o en todo caso, Ben siguió por un rato más explicando sobre el mapa. Y al final, si me dió el resto del muffin mientras volviamos a casa.