OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
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The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Mientras que doy tres toques firmes a la puerta por segunda vez consecutiva desde que me aparecí, comienzo a preguntarme si no es buena idea el aparecerme en el jardín o dentro de la casa de Riorden directamente como ya muchas veces me lo ha pedido. No es un pensamiento que me asalte seguido, ni uno que permanece demasiado tiempo dando vueltas en mi cabeza, pero la pérdida de tiempo no es algo que me gustase particularmente y pese a que llamar a la puerta de una casa era de hecho de buena educación, empezaba a creer que a fin de cuentas, podría tomarme un poco más de libertades. Después de todo, no es que mis visitas fueran frecuentes y mucho menos sin aviso previo.
Golpeteo el suelo con algo de impaciencia mientras escucho ruidos del otro lado de la puerta y trato de no rodar los ojos cuando noto la velocidad de los pasos de Ri acercándose a la entrada de su casa; después de todo, fui yo quien decidió solicitar esta pequeña reunión y no podía apresurar a mi primo de esa manera... Chasqueo la lengua inevitablemente ante mi línea de pensamiento, como si la palabra primo me hubiese dejado un mal sabor de boca pese a no haberla pronunciado, y de hecho me invade el temor de que realmente me afecte el nuevo status de nuestra relación.
- Buenas tardes. - Saludo con una pequeña sonrisa mientras me adentro sin esperar su indicación. - Espero no haberte importunado con esta visita de último aviso pero necesitaba hablar contigo. ¿Hay alguien más aquí? - Consulto a sabiendas que al menos Ethan aún se encuentra en el trabajo. Lamentablemente, el ladrido de un perro a lo lejos me sobresalta y un escalofrío me recorre la espalda de solo saber que aunque no hubiese nadie, las bestias a las que llamaban mascotas seguro estaban dando vueltas por ahí.
Golpeteo el suelo con algo de impaciencia mientras escucho ruidos del otro lado de la puerta y trato de no rodar los ojos cuando noto la velocidad de los pasos de Ri acercándose a la entrada de su casa; después de todo, fui yo quien decidió solicitar esta pequeña reunión y no podía apresurar a mi primo de esa manera... Chasqueo la lengua inevitablemente ante mi línea de pensamiento, como si la palabra primo me hubiese dejado un mal sabor de boca pese a no haberla pronunciado, y de hecho me invade el temor de que realmente me afecte el nuevo status de nuestra relación.
- Buenas tardes. - Saludo con una pequeña sonrisa mientras me adentro sin esperar su indicación. - Espero no haberte importunado con esta visita de último aviso pero necesitaba hablar contigo. ¿Hay alguien más aquí? - Consulto a sabiendas que al menos Ethan aún se encuentra en el trabajo. Lamentablemente, el ladrido de un perro a lo lejos me sobresalta y un escalofrío me recorre la espalda de solo saber que aunque no hubiese nadie, las bestias a las que llamaban mascotas seguro estaban dando vueltas por ahí.
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No voy a negar que el repentino interés de mi hermana pequeña (sí, seguiré llamándola así por mucho que ahora hayamos descubierto que hemos vuelto a ser primos, igual que hace dieciséis años) por quedar me sorprende. No es que no nos veamos muy a menudo, pero siempre hemos sido dos personas que se centran totalmente en su trabajo, y para bien o para mal, de eso nos sobra últimamente a ambos. Al principio me planteé que quizá iba a comentarme algo sobre Ethan, que había metido la pata en su departamento con alguno de esos extraños experimentos que siempre se trae entre manos, pero luego di por hecho que si fuera eso, me lo hubiera acabado soltando por el espejo comunicador cuando me llamó. Además, también se lo notaría a mi hijo en la cara, porque le conozco demasiado bien y sé cuándo se ha metido en un lío.
Cuando pican a la puerta, me encuentro sentado en uno de los sillones de la sala de estar, leyendo algunos de los últimos informes de las patrullas de aurores y cazadores que han ido por los distritos del norte. Acabo soltando un par de quejas por lo bajo cuando los segundos van pasando y parece que Liliane no tiene la intención de bajar a abrir; eso o se ha ido a comprar, porque ni me sé sus horarios de tareas, ni me importan mientras cumpla.
Todavía sigo maldiciendo mentalmente a mi esclava cuando abro la puerta, pero nada más hacerlo, pongo la mejor sonrisa en mis labios. — No te preocupes por eso — le respondo a lo del aviso de última hora, y hago un pequeño gesto con la mano para restarle importancia al asunto. — Los elfos domésticos están haciendo la cena y... bueno, Lily no sé si está en casa, pero si es así, ni para abrir la puerta sirve. — Es sabido por todos en esta familia que mi relación con Liliane nunca ha sido buena por todo lo que nos hizo, y aunque con los años me haya acostumbrado a ella, nunca podré terminar de tratarla con respeto ni como he tratado a otros esclavos que hemos tenido. — ¿Va todo bien? — pregunto finalmente, y me aparto de la puerta para que entre.
Cuando pican a la puerta, me encuentro sentado en uno de los sillones de la sala de estar, leyendo algunos de los últimos informes de las patrullas de aurores y cazadores que han ido por los distritos del norte. Acabo soltando un par de quejas por lo bajo cuando los segundos van pasando y parece que Liliane no tiene la intención de bajar a abrir; eso o se ha ido a comprar, porque ni me sé sus horarios de tareas, ni me importan mientras cumpla.
Todavía sigo maldiciendo mentalmente a mi esclava cuando abro la puerta, pero nada más hacerlo, pongo la mejor sonrisa en mis labios. — No te preocupes por eso — le respondo a lo del aviso de última hora, y hago un pequeño gesto con la mano para restarle importancia al asunto. — Los elfos domésticos están haciendo la cena y... bueno, Lily no sé si está en casa, pero si es así, ni para abrir la puerta sirve. — Es sabido por todos en esta familia que mi relación con Liliane nunca ha sido buena por todo lo que nos hizo, y aunque con los años me haya acostumbrado a ella, nunca podré terminar de tratarla con respeto ni como he tratado a otros esclavos que hemos tenido. — ¿Va todo bien? — pregunto finalmente, y me aparto de la puerta para que entre.
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Hago una mueca cuando habla acerca de su esclava porque me prometí no meterme en la forma que cada persona tiene de llevar su casa y pese a que el silencio suele ser un gran aliado en mi caso, cada vez que estoy con alguien de confianza no puedo dejar de opinar sobre... bueno, todo. Con respecto a mi persona prefería no tener esclavos, no estaba en mi casa muy seguido, y prefería que mi elfina se encargase de las pocas cosas que tenía para hacer. Nunca me habían generado demasiada confianza los esclavos, así que prefería no tenerlos rondando cerca de mis asuntos; lo que hace que la ausencia de "Lily" sea más que bienvenida.
Asintiendo casi imperceptiblemente a su pregunta, decido no regalarle una respuesta hasta que me adentro aún más en la casa y me dirijo hacia la sala de estar. Es obvio por los papeles que se encuentran en la misma que Ri estuvo entretenido hasta hace un rato, y dejo que se me escape una leve sonrisa al notar que ambos seguimos siendo animales de costumbres. Alisándome la falda antes de sentarme en uno de los sillones, entrelazo mis manos antes de hablar. - Voy a ser directa: no quiero encontrar a mi progenitor. - Suelto sin preocuparme demasiado en tratar de abordar el tema con tacto. Ri me conoce, literalmente es el único que conoce todos mis secretos... o, bueno, el único que tengo; y es el único en el que puedo confiar pleamente. Ethan es muy chico y mis hermanos... sí, bueno; no soy una persona demasiado familiar.
- No estoy segura de querer enterarme de mis orígenes y si tengo que ser sincera tengo miedo de lo que pueda encontrar. Se quien soy, sé como me crié y no creo necesitar a mi progenitor en lo absoluto habiendo hecho mi vida por completo. - Se que por mi tono debe saber que hay algo más, y es por eso que no demoro en hacerle clara mi petición. - Es por eso que debo pedirte que guardes la información que te confié, y pese a que ambos sabemos la verdad de nuestro parentezco, quiero que me permitas seguir llamándote hermano. - Si es que quiere verlo como un sentimentalismo, o como una mira frivolidad para que no descubran la verdad; pues no me importaba lo que quisiera creer. Realmente quería confiar en él y si no era así... pues al menos quería llegar a un acuerdo.
Asintiendo casi imperceptiblemente a su pregunta, decido no regalarle una respuesta hasta que me adentro aún más en la casa y me dirijo hacia la sala de estar. Es obvio por los papeles que se encuentran en la misma que Ri estuvo entretenido hasta hace un rato, y dejo que se me escape una leve sonrisa al notar que ambos seguimos siendo animales de costumbres. Alisándome la falda antes de sentarme en uno de los sillones, entrelazo mis manos antes de hablar. - Voy a ser directa: no quiero encontrar a mi progenitor. - Suelto sin preocuparme demasiado en tratar de abordar el tema con tacto. Ri me conoce, literalmente es el único que conoce todos mis secretos... o, bueno, el único que tengo; y es el único en el que puedo confiar pleamente. Ethan es muy chico y mis hermanos... sí, bueno; no soy una persona demasiado familiar.
- No estoy segura de querer enterarme de mis orígenes y si tengo que ser sincera tengo miedo de lo que pueda encontrar. Se quien soy, sé como me crié y no creo necesitar a mi progenitor en lo absoluto habiendo hecho mi vida por completo. - Se que por mi tono debe saber que hay algo más, y es por eso que no demoro en hacerle clara mi petición. - Es por eso que debo pedirte que guardes la información que te confié, y pese a que ambos sabemos la verdad de nuestro parentezco, quiero que me permitas seguir llamándote hermano. - Si es que quiere verlo como un sentimentalismo, o como una mira frivolidad para que no descubran la verdad; pues no me importaba lo que quisiera creer. Realmente quería confiar en él y si no era así... pues al menos quería llegar a un acuerdo.
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No voy a negar que me sorprende que no quiera encontrar a su padre biológico. No estoy muy seguro de cómo habría reaccionado yo si en lugar de que Ludovic me hubiera soltado directamente que era mi padre, hubiera omitido esa parte. Puede que quizá hubiera tenido la misma reacción que ella y prefiriese mantenerme al margen, tratando a todos como siempre y sin buscar un vínculo con alguien que quizá ni conozca y que no esté interesado en saber que tiene una hija. Puede que ambos no seamos fruto de los matrimonios que pensábamos, pero la situación mía era completamente diferente porque al menos a Ludovic lo conocía de antes, por mucho que pensase que solo era mi tío.
Sus siguientes palabras me descolocan un poco, tanto que por un momento no sé si lo que me va a decir es que mantenga la boca cerrada y que no le diga a nadie de la familia lo que ha descubierto. Si es eso, me duele que crea que iría contándolo por ahí porque creo que me conoce lo suficiente como para saber qué clase de persona soy. Sin embargo, cuando finaliza diciendo que le gustaría seguir tratándome como a un hermano, suelto un suspiro de alivio al ver que la conversación no iba por donde estaba pensando. — No hacía falta ni que me lo preguntaras. Sabes que para mí eres la de siempre y que un análisis genético no me va a convencer de lo contrario. — Llevo más años viéndola como a mi hermana porque el tiempo que creíamos que éramos primos fue más breve en su caso, a diferencia de Aaron o de Elle, por ejemplo. Es como con Ethan, a quien considero mi hijo por mucho que biológicamente sea mi sobrino. — Estoy orgulloso de ti y comprendo totalmente lo que quieres decir. Eres una mujer importante y tienes las ideas claras. — Siempre he admirado sus conocimientos laborales y ese orgullo ha crecido todavía más desde que sé que va a ser la directora de la Arena este año.
Sus siguientes palabras me descolocan un poco, tanto que por un momento no sé si lo que me va a decir es que mantenga la boca cerrada y que no le diga a nadie de la familia lo que ha descubierto. Si es eso, me duele que crea que iría contándolo por ahí porque creo que me conoce lo suficiente como para saber qué clase de persona soy. Sin embargo, cuando finaliza diciendo que le gustaría seguir tratándome como a un hermano, suelto un suspiro de alivio al ver que la conversación no iba por donde estaba pensando. — No hacía falta ni que me lo preguntaras. Sabes que para mí eres la de siempre y que un análisis genético no me va a convencer de lo contrario. — Llevo más años viéndola como a mi hermana porque el tiempo que creíamos que éramos primos fue más breve en su caso, a diferencia de Aaron o de Elle, por ejemplo. Es como con Ethan, a quien considero mi hijo por mucho que biológicamente sea mi sobrino. — Estoy orgulloso de ti y comprendo totalmente lo que quieres decir. Eres una mujer importante y tienes las ideas claras. — Siempre he admirado sus conocimientos laborales y ese orgullo ha crecido todavía más desde que sé que va a ser la directora de la Arena este año.
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